Signo Ascendente

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Signo Ascendente. Medellín, 2015. Coordinador: Oscar Jairo González Hernández. Editor: Mateo Sepúlveda Gómez Ilustraciones: César del Valle Taller de escritura: Los Campos Magnéticos. Universidad de Medellín, Facultad de Comunicación.

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PRÓLOGO

O S C A R JA I R O G O N Z Á L E Z H E R N Á N D E Z

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Nada que nos pueda hacer iniciar la escritura, que no sea quizá, un llamado o una invocación. Nada que nos lleve a nosotros mismos que no sea una indicación o una rara intensidad. Nada que nos posea para someternos al destino incalcinable que no sea dado por una tensión e irritación crítica extrema. Nada que no sea para construir nuestra masa tentacular de sentido, sino aquello que alcanzamos desde lo que somos; porque solo alcanzamos lo que somos, nada más es lo que buscamos. Y es la escritura (y todo aquí es escritura) la que nos propicia movernos en esas nuevas condiciones del ser nosotros mismos, en donde nos probamos como medida de nosotros mismos, en su temperatura indecible, en su melancolía que mueve nuestros hilos de heliconias al mediodía, que son nuestra turbulencia hacia el sentido que le damos a los signos, que son de nuestra esencia en la mismidad que somos. Y escribimos, porque en nosotros se da, la necesidad irresistible de inventarnos en otra dimensión, de hacernos de otra manera en nuestra visión del mundo, de buscar lo nuevo, lo nuevo que es en nosotros, por medio de metódicas que así nos los revelen. No estamos sino dominados por nosotros mismos, dominados desde la inquietud que en nosotros es insaciable. Y por eso escribimos, porque vivimos en la escritura y ella nos vive a nosotros. Tensión e intensidad de la escritura como mirada. Nuestra mirada es la que escribe. Miramos y escribimos para que nada de nosotros sea destruido y para que nadie sea destruido entre nosotros, en este nuestro Telar y nuestro Taller. Hiladores que somos.

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UN POQUITO DE VIENTO M A N U E L A H E N AO M O R A

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PREFACIO Me interesa el alma y todo lo que en ella se pueda leer. El otro día mientras me recostaba sobre la baranda del metro pensaba- vaya como nos ha rebasado la rutina y los afanes de la vida cual puertas del metro abriendo en san Antonio a eso de la hora pico, escupiendo y succionando personas-, quisiera yo entonces divagando en mis pensamientos más enredados, ser una levantadora de pesas para tener la fuerza de resistir estás ganas de una vida distinta que siempre he llevado conmigo más no sé cómo soportar sola sobre mi frágil espalda. ¿Por qué no algo más descabellado?, o no tal vez solo el hecho de estar descabellado, más bien el hecho de llevar los peinados a mi manera, de ser, ver, y vivir diferente; ¿por qué no exorcizar las vidas ajenas cual chaman exorciza a los calamares de su tinta interior?, ¿Alguna vez se ha preguntado usted el por qué de esta tinta arrojada sin razón y repentinamente al mar?... Bueno pues yo también, es más, es uno de mis dilemas presentes esos días en los que mi mirada se queda atrapada entre el viento y las pelusas presentes en el aire, casi avergonzadas, ocultas tras los rayos del sol. Bueno y es que me he desviado un poco en cuanto a historia y excedido en cuanto a palabra así que lo invito a dejar a un lado todos sus compromisos , mientras este tropel de letras presente lo llevan como usted desee ya sea como la sutil brisa o como el huracán cual quimera enfurecida.

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EL INSECTICIDA Yo creía que a las mujeres bonitas no se les pegaban los bichos, pero resultaron ser las que más les atraen. Verá usted don Juan, era Domingo de compras y me levanté temprano para acompañar a mi hermana, ella siempre ha sido la princesa de la casa. Mientras nos preparábamos el desayuno ella se disponía a tomar la caja del cereal integral de esas que prometen mejorar la figura, y al poner la mano en la caja se dio cuenta de que una pequeña cucaracha rozó sus dedos a lo que inmediatamente ella reaccionó arrojando la caja al fregadero; yo mientras tanto soltaba la carcajada preparando mi sanduche, al finalizar corrí rápido al baño ya que si ella entraba primero terminaríamos haciendo las compras a la hora de la cena. Un baño relajante con burbujas no más de 15 minutos mientras escuchaba sus quejas fuera del baño, al salir ella procedió a ducharse ; cuando algunos minutos después entré por mi cepillo de dientes ella estaba comenzando a alisar su cabello pero cuando se disponía a conectar su plancha en el toma, unas pequeñas antenitas se asomaron haciéndola gritar como si hubiera visto la cara de mamá esos viernes que llegaba a las 2 de la madrugada. Como estaba tan atemorizada por las antenitas, me dejó en el baño y fue a alisarse a la habitación. No me fastidiaba el pequeño visitante pero tampoco me agradaba así que simplemente lo dejé allí sin ceder a la tentación de estamparle un zapato, ni al miedo para dejarme dominar por él y abandonar mi labor de cepillarme los dientes. Cuando acabé me dirigí a tomar mis zapatos mientras mi hermana se maquillaba (labios color sangre y bastante sombra oscura en los ojos) pero, Oh, le faltaba el corrector de ojeras que lamentablemente no le corregía esas mañas de vanidosa que mamá le inculcó antes de dejarnos. Cuando por fin terminó recordó que no se había puesto su faja, se la había mandado el cirujano para poner “cositas en su lugar” ya que se había practicado una liposucción hace ya como medio mes o dos meses, corrió al closet y se subió en la escalera, sí, guardaba sus fajas en la parte alta lo cual me parecía gracioso ya que era bajita y sus

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tacones no le daban para alcanzarlas, aunque uno veía esas agujas y daban la sensación de abrir agujeros en el suelo con cada pisada. En fin cuando se subió a la escalera y puso su mano sobre la faja sintió unas alas y un cuerpo extraño como pegajoso y cascaroso, el pavor la invadió provocando que uno de sus tacones se enredara haciéndola caer; ya podrá adivinar usted don Juan que nuestras compras terminaron en el hospital donde irónicamente el médico le puso al brazo enyesado de mi hermana un cabresto con dibujitos de bichos ya que los sobrios de color oscuro se habían acabado y necesitaban sostenerle el brazo con algo, y así nos fuimos a casa sin compras, con un brazo roto y sin repelente para tanta vanidad. Ah se me olvidaba comentarle don Juan mi madre murió hace un año durante una operación estética, se nos fue sin alcanzar la perfección que buscaba, dejándonos sin madre, sin compras y lamentando no haber encontrado un insecticida a tiempo para tanto bicho que se le metió en la cabeza viendo a esas mujeres bonitas a las que se les pegan los bichos pero saben bien como maquillarles o hacerles un accesorio más de su glamuroso ser.

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SEPIA De color sepia se tornó el viaje que había implicado conocerla, puso mis pensamientos a secar al sol, colgados de una cuerda como saco de tinta, hirvió mis sentimientos secos con amoníaco eliminando así todo fragmento de mí que le molestara, convirtió mi sangre en tinta de sepia y así me utilizó para crear un escape a la fotografía en blanco y negro de su vida, sustituyendo esos grises por un color rojo casi anaranjado de ese mismo que se tornaban sus cabellos cuando el sol de la tarde los tocaba, llevó a mis ojos a viajar demostrándome que es posible elevarse sobra la gama de colores oscuros que a veces se cruza en la vida. Y me elevó me hizo mirar más allá del blanco, del negro, del sepia, de las sombras, ella me hizo mirar hacia arriba y perder el control de todo lo que podía divisar bajo mis pies, pero perdí el control de todo lo que podía divisar bajo mis pies. Pero perdí el control quise ser libre, ir más allá del cielo, me dediqué a mirar mucho pero no ver nada, anhelaba esa sensación de libertad que me daba el estar suspendido en el aire y poder ver más que allá plantado en la tierra; y me convertí en un ciego que al cerrar los ojos le inundaba el blanco pero aún a pesar del dolor de perder mi vista comprendí la sencillez de aquel asunto y mis ojos en blanco se convirtieron en el lienzo para que esa mujer de sepia me enseñara a ver el mundo y ser libre sin necesidad de abrir los ojos.

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CIUDADES EN CONTRASTES La ciudad hoy está tan radiante, las fachadas de las casas contrastan muy bien con ese azul celeste del cielo que parece a su vez haber derramado un poco de su viveza en el agua que rodea la ciudad, a la vez si la miras de lejos esa ciudad parecen ser cajas arrojadas al mar por algún barco; perfectamente alineadas, volviendo a la ciudad imagina una visita allí. Casas agradables donde alzas la mirada y divisas un sinnúmero de casas con diversas fachadas de amplios colores ventanitas con plantas algunas hasta parecen sacadas de los sueños más locos. Calles con banquitas y ancianos jugando ajedrez, niños jugando juegos aún en la calle, una ciudad mágica, perfectamente iluminada casi podríamos decir “Detenida en el tiempo”, radio en las tardes, bailes de luces en las noches tan perfectamente alineadas causando que el mirar el reflejo en el agua fuera como estar ante un inmenso vitral, terrazas con una amaca presente casi como requisito para cada habitante de aquella ciudad para recostarse y mirar el amanecer mientras el sonido de las olas además de traer espuma a la orilla la acompañaba de calma, una ciudad donde el día y la noche se vuelven uno solo, una ciudad donde el día y la noche contrastan a la perfección.

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ROMPECABEZAS DE PORCELANA Fueron fragmentadas de tanto ser observadas y juzgadas, agujeros en brazos, corazón, vacíos en la espalda. Y hasta parte de sus cabezas se llevaron, las comparaciones terminaron por fundirlas unas con las otras necesitando como en un rompecabezas partes de cada una de las otras para lograr ser una completa. Y gritan por dentro reclamando lo que les fue arrebatado, pero conservan su angelical porte por fuera para seguir deleitando a los espectadores. Elegantes y refinadas aún en su desnudez, desesperadas aún en su calma, esperando por alguien que les devuelva esa parte de sí mismas que les fue arrancada.

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SILUETAS Muchas veces la ciudad no es más que un colador de desconocidos, un sitio en el que un gran grupo de individuos van gastando su vida mientras caminan por tu lado, algunos agrietados como las calles aún en construcción en esta ciudad, otros simplemente mal pavimentados tal vez por las situaciones de la vida que han presenciado, o simplemente porque se les olvido esparcir bien la brea ya que solo querían terminan rápido así como pasa en muchas calles de Medellín, cansados de llenar su billetera

día a día y va-

ciar sus almas; van andando entre siluetas por las calles. Una que otra persona por ahí va cantando y sonriendo o tal vez discutiendo, las almas agotadas buscan donde descansar el peso de sus huesos. Días en los que vemos pasar autos y más autos en la silla del autobús al igual que los recuerdos en la carretera estropeada de la memoria y noches en las que el camino a casa se junta con el peso de la jornada y no deja ver más que caras largas en los vagones del metro.

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UNA TAZA DE USTED CON SABOR A NOSTALGIA En 3 meses voy a estar muy lejos ya, pero comencé a esperarte desde el último beso, aunque hace días sabía lo mucho que a usted iba a echarlo de menos. Dos miradas a medias que formaban una perfecta mezcla: El color caramelo de mis ojos y el negro tostado de los suyos, se unían perfectamente dejando en mí un saborcito fuerte, dulce y cargado, como aquellas tazas de café caliente a las 3 de la tarde. Éramos dos sonrisas a medias, correctamente encajadas por coincidencias de la vida, ahora separadas por un cristal que no entiende de amor. Le leí un te quiero en los labios, e hice mi mayor esfuerzo para que el café de mis ojos no se tornara cargado y lleno de amargura en cuestión de minutos, sólo quedaba el reflejo de su silueta desvanecido en ese vidrio, y en mi memoria una mano levantada dándome un adiós que prometía ser solo un hasta luego. Dejé alma y corazón atados a su cama, ahora habían sido destrozados por las suelas de sus zapatos cuando emprendió marcha. Ahí fue que decidí escribir, para aliviarme de su ausencia. Abandonada a la sensación de sentirme vulnerable y utilizando lápiz y papel como si fueran un botiquín de primero auxilios, supliqué en susurro que ese último te quiero que entró como bala a mis costillas, no se moviera tan brusco porque dolía hasta respirar. Y me di cuenta que me había olvidado de mí, que mi recuerdo estaba en tus manos a 1 avión y 6 horas de distancia. No tengo ni la más mínima idea de lo que era dormir, sin soñar contigo, cómo era la música antes de escuchar tus latidos, cómo estrenaba vestido nuevo con la ilusión de saber si te gustaría como me quedaba. Entonces... ¿Cómo era eso de querer? ¿Por qué lloraba si no era por echarte de men o s ? ¿ C ó m o e r a e l s i l e n c i o ?
 Que alguien me explique de qué me servía el tiempo sino era para olvidarme de él cuándo me dabas un abrazo.

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Ahora sin rumbo y con la raz贸n perdida espero que aparezcas como sol铆as hacerlo, pero ya no vuelves y mi coraz贸n me desea suerte, y que cat谩strofe es eso de querer quererme y no saber hacerlo y que tragedia es eso de querer quererte y no poder hacerlo.

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AMAPOLA De color amapola se tiĂąen los asuntos de la vida, voy a la deriva como un pĂŠtalo de amapola: Suave, frĂĄgil, y un poco arrugado por los cambios bruscos que ha tenido ese viento rojo que me lleva a la deriva. Porque mi alma tiene una amapola que se cierra en las noches ante la calidez de los recuerdos, porque lloran en un tono rojo escarlata como si cada ausencia o despedida en su vida hubiera contribuido con una pincelada. Porque yo ya no sangro, sino que me florecen amapolas desde adentro.

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BAJO EL AGUA G U I L L E R M O S A JA L

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PREFACIO Muchas veces hay situaciones, momentos, fotogramas o escenas de la cotidianidad que perturban mi existencia, que la tensionan, la exhalan y reviven mi subconsciente, la llenan de preguntas, de odios y también de alegrías. Diría yo que no escribo, nunca lo he hecho, más bien la escritura me encuentra y hace de mi lo que le plazca, como una marioneta, como un grito.

Muchas veces no sé lo que escribiré ni cómo va a terminar solo escribo ideas

atoradas que quieren salir como ríos, corrientes, como sangre que se estanca, que no pasa, que se detiene y comienza a producir cosquillas, como aquellas que sienten las libélulas al aparearse, aquellas que encarnan el cosmos y se liberan en miles de partículas cargadas de energía y de toda la sabiduría de la tierra, esas cosquillas suben y se agarran entre las paredes de todas y cada una de tus venas, así es como comienzan a coagularse las letras. En realidad no sé si escribo para que me lean, se supone que para eso se hace pero no creo que sea mi último fin, a veces, más de una, lo hago porque me nace hacerlo y siento que si no lo hago no estaría completo, como si fuera una extensión de mi cuerpo escribir lo que me atraviesa el alma, claro está esto no siempre pasa; la gravedad y la física hace que las ideas se encuentren con el idealista y juntos formen ambigüedades en la tinta, en la piel, en el espacio y en el tiempo, aquí es cuando aparece el escándalo y erupciona en versos, en palabras, en letras y en caos.

Por eso muchas cosas no quiero que sean leídas pues ese no es su fin, mientras

que otras quiero que las escuchen, que las lean, que las relean y perturben a todo aquel que estanque sus pupilas en mi alma de papel. Es la teatralidad de la vida, una escena efímera que cautiva o estremece al espectador moviendo tus dendritas sacudiendolas dentro de aquel universo que entraña cada humano. Es pararte y sentir algo como la muerte de un ser querido, sientes que ya no sientes y el sueño eterno aparece, el entumecimiento de la vida como solo lo sienten los pesistas luego de una competencia. Luego se termina de vivir, de dormir, de morir, luego del tiempo cuando las corridas de caballos entre los cabellos de tu conciencia ya no tengan sentido acabará mi obra. Eso me sacude pero tam16


biĂŠn entreteje las relaciones de mi interior con mi exterior, de mi luminicencia con mi oscuridad, de mi vida con cada escena.

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EL AGUA TODO LO CURA Vi mi muerte en aquella clara y helada agua, intentaba soltarme pero estaba vendado, estaba atado y los malparidos ladrillos pesaban demasiado, me arrastraban al fondo al fondo de la infinita oscuridad, de la infinita agonía que sentía. Como un pequeño milagro en el infierno, pude ver; la venda se cayó y la sal marina entro en mis retinas con tanta desesperación como cuando se abraza la luz y helado tienes el corazón. Ya no había aire, mis manos seguían atadas y los ladrillos continuaban pegados a la soga, luego la soga entre mis pies, siempre mis pies. De pronto mis dedos aflojaron las cuerda, esperanza, cada burbuja que exhalaba se llevaba mis alientos, eso me taladraba las costillas; mis manos se liberaron como gritar en medio de un concierto, como conocer el cielo y luego la tierra, se soltaron cuando mi vista se nublaba, cuando mi vista gritaba. Traté de concentrarme en soltar la soga de mis pies, luego la libertad limitada, comencé a exhalar los últimos suspiros que yacían dentro de mi efervescencia mientras traba de llegar a la superficie. Entonces pensé lo que me podría pasar cuando saliera, probablemente un tiro en la cabeza si estoy de suerte o un machetazo a medio dar si no, da igual los tombos no iban a llegar, mi esperanza en ellos se había acabado. Luego oscuridad. Luego desespero. Luego calma. Luego fin.

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¿EN QUE TRABAJA TU PAPÁ?

Fue difícil; era una pregunta que la profe les hizo a todos, cuando me miró, respondí:

-Mi papá planta rosas para regalarle a las mujeres.

Las niñas dijeron que eso era bonito; la profesora preguntó:

-¿Tienes una floristería? –No, pero ya empezaron a construir una muy grande a las

afueras, dije. Todos sonrieron. Cuando llegue a casas hablé con papá y le pregunté:

-¿Como te fue en el trabajo? –Muy bien mijo; me dijo –Hay mucho trabajo.

-¿Te puedo acompañar a entregar rosas a las mujeres? Le dije.

Él miró extrañado y se quedó en silencio un instante –Eh, no se puede, las entregas son en las noches... Luego de eso todo fue blah blah blah, nos acostamos a dormir. Al día siguiente papá recibió una llamada y luego se sentó a mi lado:

-Hoy me vas a acompañar a la oficina, me besó en la frente, yo empaqué los marca-

dores. Salimos a la oficina de uno de sus amigos. Ellos se encerraron a hablar mientras yo daba vueltas en la sala de espera, había un cuadro mal pintado de una rosa en la pared. Un hombre salió de un cuarto y me observó:

-¿Estas son las rosas que se entregan en las noches? Pregunté.

El señor entre risas contestó:

-Esa no es una rosa. Se marchó.

Papá se asomó entre la puerta y me hizo pasar, parecía que le picaba la nariz, me hizo señas para que le diera la espalda, abrió mi mochila y metió varios ladrillos blancos; pesaban mucho.

-Cielo, dijo, vamos a ir derecho al carro, sin detenernos ¿bueno? -¿Que empacaste?

Le dije. –Tú no vendes rosas a mujeres -¿Que flor es la que está pintada afuera? Papá me empujó, mientras el otro hombre me miró y dijo:

-Amapolas pelao, vendemos amapolas; papá observó al hombre un momento y dijo: 19


-Es la última vez.

Papá y yo salimos del cuarto y caminamos, el pasillo era largo, los ladrillos pesaban y la flor malpintada no me gustaba. llegamos al auto, al entrar guardó mi mochila en el asiento de atrás, el auto daba la impresión de estar sucio, no estaba sucio, pero me daba la impresión. Arranco el motor. Arrancó el motor por segunda vez, entonces una gota rojiza salió de su nariz.

–Es del color del cuadro, le dije. Papá se limpió y arrancó.

-Rojo amapola, le dije, el color de tu sangre es amapola.

Él me miró y abrochó mi cinturón mientras avanzamos en la carretera.

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EL RELOJ

Los engranes en los autos, las esquinas de cada encuadre, las pulsaciones de tu corazón. La milimetria del parpadeo es exacto, todo va al mismo ritmo, en el mismo sentido, es como si fueramos máquinas, como si vivieramos dentro de una, por eso no avanza el corazón; solo deja de latir, deja de llevar el ritmo. El reloj que observo, el reloj en el que estoy, todo es reloj, ella es reloj y él suena a las 12. Nuestros pulmones necesitan aire. Como cuerda el despertador. Como alimento para degustar. Como arena para contar. Como las ansias para mortificar, para mentir y arrebatar, para todo hay una alarma; la mia aún no suena. Aveces hay retrasos pero no fallos, pequeños retrasos que tambien son calculados, también están pensados, por eso no queda mas que sacar el reloj y romperle el corazón, que sufra y dejé de titilar pues a la hora de contar él continuará.

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ENTERRANDOME

Era como estar entre una lluvia de maná, pero espera, no voltees atrás, algo se está pudriendo allá. Todo era blanco y perfecto, entonces sonó el celular y lo blanco chocó con la realidad, entonces todo fue miseria. Desconocimiento absoluto de lo que fui o algún día seré. Parte de mi se quedó en mi universo y algo se asomó, se asomó él, un yo irrefutable, irreversible e imperfecto. Ah no, es perfecto, en toda su magnitud. Me conozco, me siento, mi cuerpo es una herramienta y mis ideas son mis mundos, son mis amaneceres, mi luz. Mi cordura.

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NOSTALGIA SARAH ECHEVERRRI MEJÍA

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Nadie nos preparó para esto. Somos la generación del vacío. Qué habremos de contar cuando se nos caiga la piel y la nariz toque el suelo. Somos una masa esperando que pase algo, tal vez esperando que nos llegue la muerte.

LA LÍNEA DEL DESTINO … por eso encendió la luz. El verde neón inundaba la habitación fastidiada en deseo, ahogada miraba sus pupilas a punto de reventarse, me derribé en el suelo. El cielo dormía vencido por los colores que mutilaban nuestro espectro, la música aturdía la mente pero mis oídos aún escuchaban el rugir de su corazón derrumbando mis paredes. Fue entonces cuando descubrí una constelación llena de gracia, María se recogía el cabello. —¿Estás preparada? —preguntó ella— —… Intuía de qué iba, pero no estaba completamente segura. No llegué aquí por coincidencia ni por conveniencia. Horas antes, el bar y tres luces rojas colgadas del techo, una mesa llena de cocteles, cuatro ángeles bailando (entre ellos María), cuatro sillas vacías y yo. Del otro lado del bar una mesa con tres hombres que superaban los cuarenta. María nunca había sido la mujer excepcional, no era primavera, ni invierno; solo estaba ahí, bailando, mientras yo miraba la suavidad de sus movimientos. Uno de los hombres, el más esquelético, se acercó a ella; ninguno delimitó el espacio y se entregaron al baile de la muerte. Los otros dos hombres caminaron en dirección a mí; uno de ellos que ocupaba tres baldosas, se quedó en el camino vigilando al otro que llegó hasta mi mesa y se sentó. El hombre me dijo que se llamaba Elías, pero de profeta ni el pelo ni la profecía. Me preguntó que quería tomar, yo le dije que no tomaba licor. Alzó el brazo llamando la aten-

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ción de una de las vírgenes que atendía el bar, agitó la mano con el dedo índice señalando el cielo. La mujer afirmó con la cabeza, se agachó y sacó una botella de tequila. Elías sirvió dos copas pequeñas y me entregó una, le repetí que no tomaba licor y el sonrió, por varios minutos su sonrisa permaneció clavada en la mesa. Comenzaba a sentir miedo, miré a María, nada había cambiado. Cuando regresé la mirada, Elías tenía un billete de cincuenta mil pesos en la mano. —¿Eres un ángel? —me preguntó—. Yo no sabía que responder, sentía el sudor recogerse en la línea del destino, me miré el palmo de ambas manos. —¡Lo sabía!—dijo él—. Yo lo miré sin entender nada. —Toma el dinero y vete, los angelitos no tienen por qué estar por aquí a esta hora —dijo haciendo énfasis en la palabra “angelitos”. Tomé el dinero y me paré sin dudar un segundo, caminé hacia María. El hombre que había estado mirándonos se paró enfrente obstruyendo mi camino, con los ojos me direccionó para que mirara más abajo, bajé la mirada y vi como con la mano derecha aprisionaba el borde del pantalón dejando ver la silueta del revólver. Lo miré de nuevo, giro la cara con fuerza hacia la entrada sin dejar de mirarme, ahora era mi vida, o la de María. —Es mi hermana—dije en voz alta. El hombre me mandó un manotazo a la boca, mi voz había llamado la atención de María, y ella giró con el larguirucho para mirarme mientras bailaban. Yo miré al hombre de la mesa, su sonrisa permanecía ahí. Miré la virgen en la barra y ella asintió con la cabeza. Sabía que María me seguiría con la mirada pero no sabía cómo iba a sacarla de allí. Caminé a paso lento a la puerta, porque mi cuerpo tembloroso no daba para más. Esperaba que María pensara en algo para hacer. Bajé las cuatro escalas que me separaban de la calle, allí ya no me veían los hombres, sólo María. Ella con la mano izquierda oculta entre el torso del hombre me hizo señas estirando dos dedos, entendí que debía parar un taxi, en el momento en que el taxi frenó y abrí la puerta, María como una bala se clavó 25


en el asiento de atrás, yo me subí enseguida, me agaché y con una voz que apenas alcazaba a salir —Lo más rápido que pueda —le dije al taxista. Fueron mis últimas palabras aquella noche. María me abrazó desde que entramos en el taxi, yo temblaba, —Ya pasó, todo está bien —me decía al oído. Su voz me hacía sentir como un recién nacido, el ser más indefenso del planeta. Su boca cada vez se acostumbró más a mi oído y mi cuerpo al suyo. Llegamos a su casa, ella me tomó de la mano y mis pies aún no dejaban del temblar, subimos las escaleras, llegamos a una habitación, sabía que era suya porque tenía un olor característico que ni muy dulce ni muy amargo se me incrustaba en los pulmones. La luz estaba apagada, me dijo que pondría música para que me relajara, me dejó sobre su cama y fue al computador. —¿Qué quieres hacer?—me preguntó. Recostado en la ventana miraba el cielo. Ella siempre lo supo, yo odiaba las banalidades de lo cotidiano, por eso encendió la luz.

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LA BESTIA Se estremece mi corazón mirando el fallecimiento de mis calles fatigadas, calles que se agrietan inundadas en recuerdos. En el día, el cielo se viste de luto para regocijar mi corazón, pero en la noche el silencio me aturde, el pasado me mantiene bajo la bruma y las estrellas se burlan de mis canas. No soy ni una sobra de lo que dispuse. Paso mis días soportando conversaciones vacías con los párpados a medio abrir, porque mi mirada se pierde entre las arrugas y mi nariz se hace cada vez más larga sin reconocer olor alguno. Recuerdo cuando llegué aquí, una joven seducida por el sonido de un motor en marcha; un Mercury Monterey 54 con asientos de cuero rojo y un avión enfrente que como lanza se clavó en mi corazón. Desde el patio me acompaña Gardel, resoplando vientos bohemios que se mezclan con el llanto de un triste bandoneón. La melancolía inunda mi cuerpo, el farolito de la esquina se convierte en reliquia de mi pasado y este barrio de arrabal tan muerto como la vida misma. Me voy perdiendo en las memorias del mismo infierno porque la vieja calle donde crecieron mis hijos se hunde enfrente de mí. Y yo, sola, con un soplo de vida que espera a que le abran la puerta, recuerdo el día que la bestia le arrancó la vida a mi primer amor. PARA USTED QUE TANTO ELOGIÓ MI TRISTEZA Un naufragio, eso fue usted para mí. La maté un primero de octubre con el otoño sobre mi cabeza, cuando los pájaros cantaban y la ciudad olía a miseria. Los árboles acompañaron mi llanto, inundamos el suelo con tonos marrones y promesas vacías. Usted se fue desbaratando, sus pedazos quedaban enredados en mi cabello, su silencio agujereando mi alma y mi voz se quebraba como se quebró su cuerpo. Pedí auxilio, pero nadie vino. Charcos de sal inundaban mis zapatos, zapatos que nunca me habían quedado tan grandes y tan vacíos. Inhalé su nombre mientras limpiaba el color de las grietas del suelo. Usted ya no estaba ahí pero yo podía recordarla, por eso fue que la maté. 27


LA PALABRA -¿Quieres té? -Sí, quiero té -Qué extraño -¿Por qué? -Porque me recuerda lo que éramos antes -¿Desconocidos? -No, Amantes. A ELLA Tú que a mi has dedicado la vida, Que tu alma dieras por verme reír. Déjame adorarte en esta poesía, Déjame sentirte antes de morir. Recuerdo los viajes tomando tu mano, Mirando hacia el cielo, pidiéndole a Dios, Que alargue mi tiempo cerca de tus manos, Aunque el mar te cele con su loco amor. No quiero que sufras por habladurías, Ni quiero que llores de rabia mamá. Quiero que me quieras como yo te quiero, Porque nadie sabe lo que es amar.

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EXPERIENCIA FABULIZADA M AT E O S E P Ú LV E DA G Ó M E Z

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¡LIBEREN A BARRABAS! -Solo sé que tengo sed. ¡Cicuta en las rocas, Por favor! A solas reía de su chiste, Barrabas, hombre de gusto refinado y exquisito, bastaba con ver el traje que había elegido para la ocasión, telas finas, confección precisa, digno del más fino dandy parisino del siglo XIX. Se encontraba en su estudio que era como un pequeño museo, en el podrías encontrar múltiples estilos mezclados con sutileza y gusto, una simbiosis producto del gusto estético de un auténtico sibarita. Todo estaba dispuesto como si esperara que Jacques Louis David llegara para pintar su muerte. Sentado en su sillón estilo Arts and Craft, deja sobre una mesa la pipa, el ambiente se mantiene con un espeso humo que hace visible la luz que entra a través de las ventanas, que dibuja en la alfombra sus barrotes. Barrabas alza la copa llena de veneno, y hace toda la ceremonia como si se tratase del mejor Pinot Noir. Color deficiente, primera nariz nada frutal, segunda nariz igual de decepcionante, bebe, lo mueve por su boca y finalmente lo escupe. No soporta que tal sabor tan insípido sea el último. Se limpia la boca con un pañuelo de seda color borgoña. Barrabas saca de su cava la reserva más especial que tiene, se sirve una copa, mezcla el vino con el veneno y lo intenta de nuevo. Pero el vino termina manchando su nívea alfombra. Se la pasa toda la noche haciendo combinaciones como si se tratara de un alquimista vinícola. No consigue ningún resultado, su paladar no puede ser engañado ante la presencia de tan desagradable sabor. Así que Barrabas reflexiona en el diván alguna forma estilizada para morir, pero el escritor de este texto decide matarlo antes de que consiguiera suicidarse, de manera cruel le despojo de la única decisión que le podría rotular como libre.

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SUPERFICIAL Ella ocultaba sus deseos haciéndolos tan obvios que nadie los juzgaría verdaderos. Su superficialidad, que se creía máscara, era la expresión de si misma. Todos quienes tratasen de descifrarla, terminaban por idealizarla. La mayoría de ellos, con la pretensión de creerse superiores, la veían con la postiza mente de un poeta en busca de musa. Exhibía una belleza apreciable desde cualquier ángulo, la naturaleza alardeaba en cada poro, su nívea piel pavoneaba tersa y delicada. ¿Sería posible que ese mismo tono permaneciera por toda su extensión? se preguntaban todos cuantos la veían y se encontraban tentados a comprobarlo. Su figura era una sublime experiencia, como observar por primera vez el paisaje desde la cima de un acantilado; contemplar los peñascos al fondo y dar un paso atrás. Aquellos hombres que hoy se niegan primitivos, que se revisten de “humanidad” -como si lo humano no fuera animal- y pretenden ser mejores; estos hombres, que son los mismos pero ocultos bajo otro ropaje, la veían y se preguntaban por los secretos que ocultaría tal perfección, la arropaban con los más abstractos conceptos que podían pronunciar para ocultar su primitivo deseo. Si estos hombres que la pretendían eran postizos, ella era todo lo contrario, era realmente simple, tomaba decisiones según lo que deseaba; era extraño, pero en ella no se evidenciaba un conflicto de intereses interno. Al parecer todas sus pasiones iban en una sola dirección. Siempre se exhibía sin máscaras, tal cual era, y pocos podían verla así. Nadie notaba esa ternura maliciosa, ni esa gran ingenuidad que le revestía, tan tierna, tan osada, nadie la veía en realidad, porque proyectaban en ella todo lo que pudiera elevarla, pero no era más que una niña curiosa. En su nombre se han compuesto poemas y relatos, se han firmado grandes lienzos, todos buscan una musa, pero en su lugar solo hay una persona desgarradoramente humana. Era quizás una musa con la lira rota, un fracaso de la idealización alimentado por la pretensión de sublimar lo primitivo.

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OTOÑO Ambivalencia de sentimientos: Felicidad por los viejos tiempos, y la triste certeza de que no volverán. Paso la última página y me sobrecoge la nostalgia del punto final. Con el tiempo he aprendido a apreciar este momento final, fatal y mordaz, trágico igual que la vida, que nos oculta que solo la belleza puede nacer en aquello que se sabe perecedero. Divago fuera de la diégesis a través de ese lienzo amarillo y seco que me sirve de consuelo. Otra historia se abre ante mí, una que no tiene punto final, una que se interpreta en un ambiente con olor a polvo y madera, y que está plagada de esquinas dobladas que se resquebrajarían si alguien osase devolverlas a su lugar, yo solo pretendo adivinar a cuál constelación apuntan, descifrar qué me indican los viajeros del pasado. Los bordes ocres impiden que las palabras se escapen cuando no son leídas, la paleta cromática está dominado por los naranjas de un ocaso nublado, comienza en un trigal seco y termina en tejas de barro cocido, llenas de grietas por el sol que recorre el desierto en un eterno crepúsculo. Pasar las hojas con velocidad me permite ver el camino que seguía la humedad hasta la mitad, donde el sol en el cenit frustraría su trasegar. Este movimiento deja en el ambiente notas de otro olor mucho mas particular, por mas que gustaría de usar metáforas para describir el olor no podría hacerlo, es un olor tan particular que no tiene equivalente, es olor a libro añejo, uno cuyas páginas lucharon contra el tiempo, no sin dejarlo con las cicatrices que hoy lo hacen más atractivo. Sufro una terrible fascinación por estas hojas únicas y maravillosas, hojas que no crecen en los arboles.

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FRIVOLIDAD Intento invocarte, mas mi memoria no puede contenerte; Tu existencia desborda toda representación. Tus imágenes, son solo figuras inertes. Tu voz, es solo la mia con tu tono superpuesto. Tu abrazo, es la calidez que hoy me abandona. Solo me acompaña tu ausencia, una quimera sin vida con una fría mueca y una mosca en la frente. I Tras varios años he descubierto que soy irreconciliable. Mis ideas se oponen a mí como un par de vikingos, a quienes se les negó el Valhalla, peleándose por la última cerveza. Como la serpiente que se muerde la cola, Ourobolos, o como el tonto perro que quiere olerse su trasero, no puedo dejar de volver sobre las cuestiones que creía resueltas. Soy incapaz de definirme, carezco de carácter. Me asusta hablar de mí porque siento que la sinceridad es imposible cuando me observo a mí mismo. Ocasionalmente cuando comparto por prolongado tiempo con personas que tienen los ideales colectivos que generalmente patrocinan nuestra sociedad, puedo por pequeños instantes compartir un poco de la seguridad que ofrece la comunidad, pero luego en la soledad de mi apartamento viendo las pequeñas luces de la ciudad, consumido por la inmensidad del universo me niego a ser parte, soy como un pequeño mosquito con un ala rota en medio de un gran océano intentando emprender vuelo, a veces no me asusta la parte, y me siento como la inmensidad, como un todo indivisible, pero luego mi maldita conciencia me recuerda que soy un individuo y no consigo reconciliar lo individual con la inmensidad. Hay 33


muchas cosas que quisiera pensar y poder tener convicción sobre ellas, como la de que la muerte no existe, porque no existe el individuo que muere sino que es una congregación accidental de particulares que vuelven a dividirse para unirse con todas en diferentes tiempos y lugares. Más la convicción no es fruto de un deseo, y a veces quisiera no considerar ciertas posibilidades. Muchas veces he deseado tener un vida simple, primaria y básica, me pregunto por qué evolucionamos cuando la vida era tan jodidamente simple, cuando éramos simios, todo era paja y banana. No entiendo por qué complejizo lo que es simple, y por qué todo lo complejo busco reducirlo en una serie de simples explicaciones para entenderlo, y a veces cuando lo entiendo, lo olvido, como ahora que llevo casi una página y he olvidado a donde quería llegar, o solo pensaba en partir y que el destino me esperara en algún sitio por ahí, aunque siempre que pienso llegar a él, veo algo más lejano. II La calidez me abandona esta noche en que la animosidad colectiva se encuentra eufórica y ávida de placeres dionisiacos. Es también mi deseo el disfrutar de los bacanales, pero un frío entre el vientre y el pecho impide que mi voluntad se incline hacia acción alguna, así permanezco inerte, la noche pasa y yo solo veo como las oportunidades se desvanecen ante mí, paso no sé cuánto tiempo condenado a la inacción, autosaboteado y sentenciado a un ascetismo impávido. Luego comprendo que la apatía que me sobrecoge intensifica mis sentidos y les permite dirigir su atención ante el espectáculo, ante ellos, aquella tensión entre lo apolíneo y lo dionisiaco siempre presente en la condición humana. III Nuestra existencia se debate entre una cruel lucidez y una feliz ignorancia, las pulsiones vitales de cada individuo nos hacen tender hacia uno u otro propósito, lo cierto es que ninguno ofrece una completa satisfacción al individuo. El hombre lúcido es agobiado por las indolencias de la existencia debelada ante sus ojos, y anhela esa felicidad de la que el ignorante goza. Tanto el lúcido como el ignorante viven condicionados, pero el ignoran34


tes es incapaz de dilucidar sus prisiones, y por tanto de romper el más pequeño grillete, mientras que el lúcido libre de cadenas extraña la certeza y seguridad que esa cárcel le ofrecía.

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ALQUIMIA DEL VERBO C A R L A D U Q U E M O N S A LV E

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PREFACIO La escritura en mi mundo expresivo como liberación de los sentimientos que se extremisan y torturan, corroen y devoran mis entrañas. Temas variados pero siempre apuntando a mi perspectiva, mi manera de analizar el mundo y como este me impacta, afecta y transforma día a día. Desde lo básico de la existencia hasta la nostalgia del viento o el miedo del cielo azul. La exteriorización de sensaciones muchas veces sin ninguna intencionalidad radical o escandalosa. La sutileza del dolor, la felicidad crítica del mundo, la terrible y excitante humanidad. Lo pacífico y exorcizante del arte; VIDA. Todos tienen un alias, una máscara que se muestra al mundo, sin importar su oficio, cada uno busca y escritura un acto, una obra insaciable e interminable que oculta y camufla la esencia, sólo por supervivencia o por protección propia, dando como resultado un ser que niega su esencia, hibridándose hasta el desconocimiento total, desapareciendo poco a poco, desfigurándose y muchas veces perdiéndose en el total desprecio. La quimera como resultado a estas máscaras que deforman el yo para pertenecer a una sociedad corrupta e inaportante, discriminante y encadenadora. Pero cómo sobrevivir en el mundo, cómo resistir a los dedos apuntando, cómo lograr ser aceptado sin perder la esencia, es acaso tan elemental e importante que el levantador de pesas sea un tipo rudo, cómo creerle a un chamán su acto zodiacal sino interpone su acto lleno de elementos y garabatos sagrados, ¿es necesario crear y mantener tal patraña?¿Cómo liberarse, cómo ser yo? Las letras no como tarea, como necesidad casi primordial, una extensión más del cuerpo, uno más de mis órganos. Son parte de mí pero representan un instrumento de búsqueda de mi ser, de ese yo esencial realmente placentero y puro, que día a día tortura con agobiantes dudas y cuestionamientos que no logro resolver, pero que las pocas respuestas que surgen, aún incorrectas y retorcidas sacan poco a poco verdades dolorosas 37


que dan cuenta de una verdadera existencia del alma misma, alma como revelaci贸n esencial de un yo inexpresado y enjaulado que busca salir pero que a煤n no ha hallado la liberaci贸n total.

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MEDELLÍN, ADIÓS

Decepción, miedo… miedo.

Tú que nunca me has hecho sentir menos, que siempre me has abrazado y ayudado

a sentirme fuerte y segura.

Hoy señora, usted me recordó lo débil que soy, lo diminuta e impotente que puedo

llegar a ser. Un pequeño ser que se deja azotar y solo puede estar allí, observando y soportando golpes.

Usted Ciudad que alguna vez fue sueño y comodidad, hoy me recuerda que soy mu-

jer y que vivo en tu mundo machista. Rodeada de dementes sin principios que no lo piensan dos veces para arremeter en contra de cualquiera, sin ninguna razón.

Y no puedo hacer nada, defenderme. Podría desatar una ira incontenible con resulta-

dos probablemente peores. Más dañinos y más hirientes.

Hoy tengo miedo de caminar, la paranoia me acompaña de nuevo.

Usted señora, hoy me ha recordado por qué quiero irme, por qué aunque la amo y

amaré, mi deseo es estar lejos de usted, lo más lejos posible. Si, huyo… De usted pero sobre todo de los pacientes mentales que usted ha parido. Allá, donde no me alcance.

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COMO LAS AMAPOLAS Suave apariencia, contemplarla es placer, es éxtasis, es imposible resistirse, contagia su sensualidad pasiva. Al tocarla… ¡Todo cambia! Se precipita, se derrumba turbulosamente, su armadura desaparece, se desvanece más rápido. Es más débil de lo que parece. Poco a poco su interior se revela, su esencia venenosa, corrosiva al descubierto. Se desata una toxicidad casi letal, destruye todo a su paso, no se da cuenta de lo extrema que puede llegar a ser. Deja esparcir su veneno y cuando todo está podrido, se camufla nuevamente, en su mar de belleza y perfección.

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FRUTA PROHIBIDA Quién en su real estado de cordura podría acaso renunciar a lo más preciado, a su yo liberado, sólo por un papel. Oro desechable y comprometedor, atadura irrelevante, mundana y pesada. Es la pieza clave para muchos rompecabezas, no para el mío, quizá muera en penuria, prefiero un futuro devastador acompañado de un camino de placentera autonomía y espontánea travesía. Libre. FRAGMENTADO HEDONISMO Naturaleza clara, nada de confusión, no hay tapaduras, convivencia, transparencia, placer, explosión. Nada es necesario, todo es irrelevante, sólo es permitido disfrutar. Implosión, intérvalos pasionales, teknicolor de sensaciones inalcanzables, inagotables, insostenibles, fragmentación, leve dolor, interrupción, realidad… ¡Oh cruel realidad! Penetración, interrupción, nada… Nada… Escasez, soledad, abstinencia… ¡Nada! GRAVEDAD “0” He despertado de un extraño sueño, un vuelo inesperado, la ilusión de libertad ilumina mis deseos, mis deseos, mis necesidades más profundas, aparente novedad, ansiedad, ¡ganas! ¡No! Quién me observa, alguien me observa… lo siento… ¡me mira! ¡Demonios! ¿Cómo huyo?, no puedo bajar, el aire me levanta, veo a la tierra volverse cada vez más pequeña, no sé qué hacer, ¿cómo huyo?. ¡Despierta...! ¡Despierta! Una fuerza me sigue halando, oh no, no, no, no… ¡No más!¡No me mire, no me ate…! ¡Suélteme! De repente todo se detiene, y estoy ahí, suspendida… Estancada… Gravedad Cero.

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MAÑANA Ella está ahí, mirándome desde lejos, esperándome… No veo la hora, necesito estar allá, la busco por todos los medios posibles. ¿Cómo esperar con paciencia? Es imposible, no puedo, si la busco hasta en mis sueños, los pocos que tengo, ya que hasta eso me quita, sólo me da ansiedad e insomnio. No puedo hacer nada, no me queda nada, sólo me acompañan mis fieles y ambiciosas tazas de café, pero no logran saciarme, mi deseo es demasiado intenso, no puedo esperar. Espero… espero… con angustia, con tortura. Una oleada de miedo me ahoga, podré ir hacia ella, ¿verdad? Es tan angustioso el tiempo, tan vergonzosa la espera. La red de angustia y demora no termina. ESO DICEN Escucho a las personas hablar, historias de romances eternos, angustiosos y maravillosos, quiero sentirlo, trato de imaginarlo, de estar en sus zapatos, sentir lo que sienten… nunca resulta lógico, no parece real, estas reacciones irracionales, inservibles, no parecen posibles… ¿Acaso hay algo malo en mí, seré incapaz de amar, al menos de esta b forma retorcida y romántica que todos hablan, o soy tal vez una de tantas femme fatale que sólo va por lo que quiere y desecha las sobras? No entiendo la lógica de lo ilógico, de qué hablan, qué hacen, estoy podrida, sin corazón, sin alma.

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MI TRIBU NO VÍ Estoy a cientos de kilómetros. Cuando estaba cerca no lo notaba, era una constante, un silencioso y secretamente útil adorno, ignorado, subvalorado. Estoy lejos y lo necesito, necesito su soporte, su incondicionalidad, sigilosa ternura, casi invisible, lo extraño y lo extrañé, allí a su lado, aquí sin él. A mi padre. DESTELLO Guía, camino a seguir, más bien a no seguir, siempre está a mi lado, siempre la extraño, sino está me asfixio, claustrofóbica ceguera. Iluminación dolorosa, real, crudamente acertada. Me lleva, me trae, me perfecciona, me emociona, destruye y reconstruye. No puedo estar sin ella, siempre la recuerdo, su imagen me reconforta, un solo vistazo. Felicidad, plenitud, silenciosa paz… A mi madre. SOPORTE INTERNO Difícil, interior, real… triste, sombría, cruel, realmente despiadada, su mera existencia es tortura, es dolor, es quebrarse, quedarse sin nada después de tenerlo todo. Pero… ¿qué puedo hacer? Es la estructura base, es lo que me sostiene, lo que me deja recibir cada golpe y seguir sobreviviendo. Ella es todo… Ella soy yo. A mi hermana pequeña. YA NO He abandonado toda actitud atemorizada y sigilosa, es necesario tomar riesgos, salir, dejar de ser este pequeño pájaro asustado, la puerta abierta y sique enjaulado. Es hora de salir, llegó el verano y lo olvidé todo, ya no soy, ya no puedo ser, no más. No un tornado de ataduras, hay que fluir, es necesario ser viento, suave brisa que mueve el pasto, con valor, con calma, osada… libre…

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SIN SUEÑO Tensión… parpadeo… parpadeo… miro a mi alrededor, debo dormir, es necesario, mi humanidad lo exige, cierro los ojos, cientas de imágenes se revelan, voces y frases circulan en una pequeña recámara, no se detienen… infinitas… Trato de apagar todo, ¡es imposible! Abro los ojos, sombras se mueven en la oscuridad, me levanto rápidamente, al encender la luz lo veo allí, picaresco, intenso, juguetón… Lo tomo con la ensoñación con la que un adicto persigue su droga. A medida que la tinta queda tatuada en la hoja, arranca palabras una a una… cada vez menos tensión, algo de paz. Letra a letra se expande una sensación placentera, de éxtasis. Termina casi sin darme cuenta, cae allí, moribundo, sin vida. Yo, aquí, pasmada… suspendida… Vuelvo a la realidad y me acuesto extasiada, la tortura terminó. Un momento de tranquilidad, un leve e ilusorio instante de quietud… Quietud… ¡NO! ¡OTRA VEZ! Un millar de voces invade y corrompe la jamás posible y siempre anhelada quietud. Hola mi fiel compañero nocturno, usted señor insomnio merece todo mi odio.

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COTIDIANO E S T E FA N I A H E R R E R A

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PREFACIO

La única tensión que en mí existe, cuando escribo, es la tensión de lo no ocurrido, de lo que no ha pasado, de lo que dada su condición de incertidumbre desata en mí la presión ansiosa de crearlo. Escribo, entonces, porque me gustan los ensambles, los troncos y la madera. Escribo para insultar al caos. Es así, en esta medida tensional, como establezco relaciones con otras tensiones con diferentes dimensiones y tiempos; es decir, con las excentricidades del mundo. Puedo, entonces, desde mi mano, ser ellas. Las creo -desde cero- o, con mayor simpleza, amaso la materia que las constituye hasta que se asemejen a mí o a los míos o a lo que yo quiera que sea mío. Porque puedo ser mansedumbre o rareza. En definitiva, en mi escritura no existe mayor obsesión teatral que la ansiedad; que el escribir por ella.

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COTIDIANO Tío: ¿alguna vez pensaste que yo te escribiría? ¿Pensaste que la niña de vestido rimbombante alguna vez podría escribir? ¿Que podría sudar, como tú, haciéndolo? Ya no sé dónde estás. Por 57 años te he estado buscando. Vi como tus ojos diminutos, cuencos, soportaron el peso de tus párpados caídos. Siempre propensos a cerrarse y cegarlos. Resististe tanto tiempo. También vi como dejaron de pesarte, cuando te encontramos echado en la mesa de la casa con las dos manos ocupadas. Tu lapicero azul en la izquierda y, en la otra, el frasco de la sertralina, vacío. Tus fluidos estaban contenidos, espesos, cuajados en tu cuerpo. No manchaste la madera de nuestra mesa. Siempre estuviste muy pendiente de la higiene. La lámpara colgante te alumbraba todo, con su foco amarillo, examinándote y alabándote. Eso fue lo último que vi. No te volví a ver jamás. Quisiera contarte que también escribo, pero ya no sé dónde estás. Te he buscado en la gaveta de la cocina, abriendo y cerrando, compulsa, sus puertas. Las abro y las cierro. Las abro y las cierro. Las abro y las cierro. Las abro y las cierro. Las abro y las cierro. Lo hago 5 veces: la edad que tenía cuando vi tu cabecita descansando sobre la mesa. Mientras te escribo, me corre la gota de sudor que también te corría a ti, que baja del maxilar y llega a la clavícula. Ya no sé dónde estás, pero te voy a seguir buscando. Quizás algún día salgas expulsado de la punta de mi lapicero.

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EL OBJETO DE LAS COSAS J UA N PA B LO A R E I Z A

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PREFACIO Al escribir, busco un punto de partida impactante para romper el hielo entre la hoja en blanco y yo lo más rápido posible, ese instante que se revela ante mi o yo ante él, traza un camino por el cual las letras se hilan y buscan una línea coherente que van sacando lo que quiero decir. Aunque lo describo como algo fácil, difícilmente me resulta algo impactante en el primer momento, así que recurro al razonamiento, a los formalismos y a lo gramáticamente correcto para distorsionarlo luego y tratar de sorprender/me. Puedo decir con certeza, que la única parte del cuerpo que ejercito son mis ojos, con ellos me deslizo sigilosamente por las siluetas que marca el sol de las 5:30 de la tarde sobre las personas que caminan apresuradas por las cebras cuando el semáforo está en rojo. Y me entero también con mis oídos de las conversaciones más banales de las que está hecha la vida en los metros, calles, buses. Historias que son poesía y donde la magia “chamánica” se revela ante nosotros los que constantemente estamos en la bùsqueda de sentido, en esta vida tan vacìa. Por medio de las letras se fabrican mundos, es, después de la imaginación, el lugar donde habitan los sueños. Por esto primordial transmitir las ideas al papel, no como un simple ejercicio de bocetación sino de creación continua, porque solo allí los sentimientos del artista y las emociones del lector/espectador se encuentran por primera vez y pueden ser palpadas mínimamente por la observación, la razón y la pasión.

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DE PRESIDENTES Y DIOSES Ya que me haces esta pregunta – respondió él mientras leía en el periódico la noticia de la muerte del primer ministro y continuó - Te digo que soy un hombre bastante prevenido con el orden social, y aunque al decirte esto parezca que soy muy paranoico, siempre he sabido que el mundo se mueve por fuerzas humanas superiores a los poderes que todos conocemos y si lo vemos constantemente en las películas, creo que es hora también de predecir mi propio apocalipsis: Existe una gran mesa de reuniones donde se toman decisiones arbitrarias sobre el destino de todas las naciones y por supuesto no se llama la ONU, ni el “foro mundial”, es un gran salón de estructura metálica y de vidrio ubicado estratégicamente bajo las profundidades del mar (lugar casualmente menos explorado por la humanidad durante su permanencia aquí en la tierra) fabricado con la más exquisita tecnología. Muy pocos se han atrevido a preguntar o indagar sobre su ubicación y los valientes no han aparecido en décadas, allí se reúnen cada cierto tiempo el dinero, la religión, y el sexo, representados a su vez por un ministro diferente encargado de todos los asuntos correspondientes; precios, tendencias, escándalos, costumbres y demás. Ninguno de ellos tiene contacto directo con el presidente Obama, claro, quien es la marioneta que sale a hablar ante los medios del país que se supone posee dominio sobre el globo terráqueo, él como todos los otros solo recibe la información y la recita ante las cámaras, los medios de comunicación solo son élites que se pronuncian y cambian el rumbo de la cultura de los pueblos, así como usted que está aquí porque por un descuido me atreví a colocar información personal en internet, ahora me han “jaqueado” y seré desterrado, conozco muy bien lo que le sucede a las personas entrometidas como yo. - No creo absolutamente nada de lo que usted me está diciendo - La periodista se levantó de la mesa sin terminar de tomarse el café, miró por la ventana y dirigiéndose hacia la puerta le hizo una seña cómplice a dos hombres fuera de la van del canal de televisión, ellos se aproximaron al interior del restaurante y la periodista afuera encendió un cigarrillo, escucho un par de disparos y gritos, exhaló y una vez estuvo dentro del carro se quitó la peluca rubia. 50


HOY HE MUERTO Hoy he muerto, sucedió hace unos minutos mientras tomaba una taza de café de esas que sirvo, bueno, servía para asomarme como siempre a la terraza cuando la ciudad apenas despertaba los domingos de calles vacías y misas de seis. Aún no estoy seguro de lo que está pasando, siento una fuerte presión en la cabeza, como si no me perteneciera, pero mis brazos están inmóviles y no puedo comprobar que está en su lugar, el aire se rehúsa a fluir por mis pulmones y a cambio recibo un hormigueo intenso que invade mi pecho y estómago, siento náuseas pero sé que vomitar sería contraproducente, llegué a pensar que se trataba de una pesadilla horrible, sin embargo nunca me había visto a mí mismo dormido, menos tendido de semejante manera. El cemento me quema la piel que se torna amarillenta, el cigarrillo que solo alcancé a encender de desintegra entre los dedos a medida que la sangre en mi interior reposa de la monótona agitación, una mosca optimista alza el vuelo alrededor del trozo de carne sin vida, he muerto, ya lo sé, pero siento miedo. No vi pasar mi vida ante mis ojos como dijeron que sería, tampoco hay un túnel de gusanos luminosos esperando por mí, entonces… ¿Qué debo hacer? ¿Qué dirección voy a tomar? Por ahora seguiré contemplando el sol, es la única luz que veo y no puedo dirigirme hacia ella, ¿flotaré? ¿Desapareceré? Era un sueño – dije aliviado cuando al abrir mis ojos me quedé observando la lámpara que dejé encendida anoche – Ahh! Esta pieza es un desorden - pongo los libros en el suelo, camino esquivando algunas botellas de vino vacías, el collar de Lucía todavía está sobre la mesa, siento resaca, sirvo una taza de café, subo las escaleras despacio, extraño a Lucía, enciendo el cigarrillo y respiro.

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ALTA MAR Soy un explorador del mar, he encontrado todo tipo de criaturas y en más de una ocasión he estado al borde de la muerte, cada vez que realizo una expedición procuro establecer una ruta, pero hoy estoy perdido. Las profundidades de tu cuerpo me obligan a continuar sin brújula, tu boca se hace más torrentosa que la marea en alta mar, me deslizo y te escabulles, recorro sin mapas cada centímetro de piel que te contiene, quiero ir por el tesoro, te tengo y me sientes más cerca, respiramos intranquilos en el lugar más estrecho de la habitación. Estoy por fin anclado a tu cuerpo, soy un bote herido esperándote en el muelle, no me olvides mujer. SIN TINTA ¿A caso no es la vida un cuento? De esos malos que no hayan sido escritos por nadie ni siquiera un ser supremo con su mano poderosa, narrado por sus personajes vagando, movidos por la inercia del tiempo, su relato en el constante nudo y clímax del conflicto lejos del final. Tramas eternas de miradas inconclusas en los vagones del metro de dos amores que van en direcciones diferentes, los personajes ya no mueren, son inanimados ocultan sus rostros al futuro, solo importa que en el libro del destino se escriba, se escriba quien quiera que sea el autor porque si algún día falta la tinta ya no habrá vida en este cuento. DISLEXIA Mar absurdo reloj piropo, cuando tijera arboletes cambiarían las rojo. Trinchando Quevedo absoluto revistas control mojar divertimento vaciante de estúpido nobleza carro brincos allá podrido, contiendas a marines azulejos merienda pollo sortija que no, caen sillón oblicuo las exterminio. *(Nota escrita en una hoja amarilla, encontrada al azar sobre una mesa de madera)

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LEJOS DEL JARDÍN No sé cómo son las amapolas desde que me abandonaste esa tarde en el jardín, ya no distingo entre los colores ese que se extiende entre los campos, como el fuego eterno palpitando con el viento, te has ido y has dividido el cielo con tus pasos inseguros, dándole cabida a la lluvia mortecina que mofa sus cristales en medio de los pétalos, las hojas y de mi corazón roto por tu partida, ya no distingo cuál de todas es la luz del día, ni la melodía del pájaro cantor, he olvidado hasta mi nombre y la inclemencia del sol, lloro para que vuelvas a mi, porque ya no reconozco las amapolas desde que alzaste el vuelo mariposa. UN CADÁVER EN LA DUCHA Hoy encontré el cadáver de una araña en la ducha O ella encontró el mío cuando sucumbí Al ver sus patas con dirección al mismo punto. Los huesos se me helaron cuando el agua bajaba en silencio por mi cuerpo, a ella en cambio la inundaba el vacío de la espuma blanca adherida al lomo y extremidades. Pero el agua la hizo libre, ya no quería ser más una araña, ahora, en medio de las ondas era el más hermoso calamar. ALGUIEN ¿Quién necesita a la cordura cuando el tiempo sigue siendo el mismo? ¿Quién puede estar tan cuerdo como para trabajar ocho horas diarias? ¿Quién consigue estar tan loco para mirar el sol en la mañana? ¿Quién trata de soñar despierto sin salir del manicomio? ¿Quién se conoce lo suficiente para matar a otro?

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CIAO DIEGO CAテ前L A

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PREFACIO

Las tensiones cotidianas. Con la intención de que haya critica y asombro hacia el arte, a veces con vagas intensiones. Escribir, leer, publicar eso es básico. Es ambiguo responder qué pretendo con lo tarea de escribir, lo más seguro es que cambiar al mundo, no. Esperar a que alguien me lea, por fuera de mi círculo familiar. Conozco muy pocos levantadores de pesas pero si muchos levantadores de libros, de rosas, de amores, les aprecio. El último chamán que hubo en mi familia murió por falta de iluminación zodiacal. Sobre la Quimera Barroca se me vienen dos cosas a la mente a la una será un destello perdido, y la otra, es que así funciona mi mente en un estado barroco y Medellín es Barroca. Libertad, la juiciosa y poética lectura de la vida y sus dimensiones cotidianas, ser consientes de nostra existencia, alejarse de la apabullante masa (personas de poca fe en el arte y en la creación artística individual). Zarandearnos. No he encontrado ese pretexto para escribir, ese pretexto me ha encontrado, la escritura me amo primero y luego la descubrí para crear mundo, ya que, no hay mundo en las tinieblas y en el olvido.

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I La tinta debe ser roja, para que las letras queden grabadas en la mente del que se atreve a leer mis últimas palabras, para que se anime a escribir sus últimas palabras. Para que entienda que cuando por última vez utilicé el lapicero, tenía la lapida pegada al culo. II Bajo la mesa encontré el amor de mi vida, cuando su servilleta cayó, yo recogía la mía, el corazón me palpitaba, a estilo taquicardia, ella me miraba suavemente con mirada angelical, bajo la mesa la encontré, bajo la mesa la bese. III Pasarán 90 años. No me asusta la idea. Lo que era mi cuerpo será solo cenizas, me alegra mucho, Servirán para abonar las plantas del jardín de mis nietos. El cráneo no será cremado servirá como cueva para murciélagos, colgado en lo más alto del samán. IV El amor que tú me das es como una lámpara de luz en el bosque sombrío. V La entrada esta al fondo a la derecha, no se preocupe conocerá a todas la estrellas del inframundo, y la realidad es que usted es otra de ellas.

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3 CUESTIONES DE LA MUERTE I Reverénciate ante la muerte, hijo, profeta, hermano, anciano de vuestro tiempo, y escribe tus memorias con la sangre derramada por tus llagas. II Ustedes, ante mi presencia aparentan ser fuertes, pero ante la soledad de sus corazones son débiles mortales. III Mientras dormir, se palpita, se respira… no es garantía de estar en este mundo, dormir es viajar al más allá y despertar es una tarea que se batalla en el silencio.

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LOS DE LA VENTANA Tiranos que hacen la guerra Con la biblia bajo el brazo, Con su buena fe, creen en la multiplicación de los muertos Se glorían de tener el manto poderoso de dios Y aún esperan esa tierra prometida, que yace sobre los escombros. A lo lejos seguimos viendo. La sangre como agua bendita, que penetra La tierra árida y sin oportunidad Para que de la semilla más seca Crezca el árbol más frondoso, Y de por fruto, la manzana prohibida. Niños y niñas, que se escoden Tras esas sofisticadas cortinas de humo, Y que se desvanecen, como la sombra en la oscuridad. Volvamos a dormir, dicen los poderosos que callan. POR LAS PALABRAS Por las palabras comenzó la vida. … fuimos hechos imagen y semejanza del creador. … aprendimos a conocer el mundo. … nos enamoramos. … nos entendemos todos los días. … transmitimos sentimientos. … manifestamos lo que pensamos. … reconocemos al otro. … creamos la academia. … creamos mundos de ensueño. … transformamos nuestra realidad. 58


… enfrentamos el presente. … dormimos pero también despertamos. … hablamos del mar. … se detiene el reloj. … tenemos nombres. Por las palabras Morimos y resucitamos; Sin las palabras somos silencio. AMAPOLA Desnuda, silenciosa. Hermosa y delicada, Reposa bajo el soplo de los vientos Olímpicos. Amapola la más bella de la musas Esperando como se espera al invierno en verano, Al dios que quitará el peso de su virtud, ¡Guardad! ¡Probad! ¡Deleitad! De este humilde manjar que he apartado de los ruidos del mundo

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SIN DOMINIO DE LA LEY LITERARIA N E S TO R B E D OYA

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PREFACIO La escritura es la liberación de un peso, la expulsión de un deseo reprimido que carcome el cuerpo hasta encontrar la salida. Este deseo se adquiere de forma imperceptible y poco a poco se apropia de toda mi humanidad. Cuando se hace perceptible, ya es inevitable su dominio, no hay otra forma de contrarrestarlo diferente a la escritura. Una mirada, una palabra o un objeto se convierten pronto en un paroxismo introspectivo. No escribo por hábito, por diversión o para perder el tiempo. Escribo porque lo necesito, es un acto indispensable en mi existencia si quiero exorcizar demonios o generar fantasías. Historias que no he vivido, personajes que no son semejantes a mí, lugares desconocidos pronto se vuelven acompañantes comunes en cada segundo de mi existencia y no me abandonan si no los plasmo en un papel. Ese papel se convierte en un oxímoron, en una paradoja, pues si bien es el lugar donde acabo con su existencia, es donde realmente adquieren vida eterna. Por eso el escritor se asemeja tanto a un levantador de pesas, aquel cuyo peso es su mayor enemigo, pero también el sentido de su existencia. Esta carga nunca debe aligerarse, antes por el contrario, siempre debe hacerse más pesada. Sólo mediante un peso cada vez mayor el escritor puede sentirse satisfecho. Creo que como escritor nunca se logra escribir la obra definitiva. Esa obra significaría el fin del peso y, por lo tanto, de la vida. Los textos, como las personas que los crean, nunca serán perfectos. La obra del escritor siempre es, en mayor o menor grado dependiendo del sujeto, un producto inacabado. Dicho deseo, dicha necesidad, no conoce límites. Su único límite son las palabras, pues éstas son su medio de expresión. No conoce de diplomacia, no le importan los elogios ni las ofensas. Sólo le interesa expresar, pues lo importante es qué se escribe, sin jamás tener en cuenta para quién se escribe. Ser instrumento de dicho deseo puede llevar a generar un escándalo radical o una tranquilidad absoluta. Una buena obra debe hablar por sí misma, no hay mejor argumento que las líneas que ella misma contiene. La escritura es como la vida: sólo el tiempo la destruye. Pero mientras el tiempo transcurre, no puede detenerse, el escrito debe transgredir los límites existentes para realmente ser creativo y acabar con esa monotonía a la que su deseo ya no le permite resignarse. 61


SENTIRSE EXTRAÑO Adrián se sentía extraño. Ese día se había despertado sin sentirse cómodo con su cuerpo. Empezó a tomar conciencia de aspectos que antes nunca había notado. No era alto, pero tampoco era bajo. No tenía barba aún, sólo un pequeño bigote y una chivera ridícula en el rostro. Su cuerpo empezaba a transformarse, pero sin tener una uniformidad. Había sufrido un estirón, pero su columna poco podía resistir esa espalda tan larga. Las piernas no habían crecido tan rápido como su torso, pero no podría decirse que era deforme. En el espejo, podía notar los extraños puntos que le empezaban a invadir el rostro. Le dolían, y si los manipulaba mucho, pronto explotaban y un líquido amarillento salía de ellos. Su rostro empezaba a esconderse detrás de estas erosiones. En el pecho las cosas no podían ir peor. Sentía como el vello lo invadía y no podía hacer nada para evitarlo. No tenía el más mínimo dominio sobre su cuerpo. Las mujeres no le resultaron una gran ayuda. Ellas habían iniciado su proceso de transformación muchos días antes que Adrián y otros chicos, así que poco les interesaban los problemas que estos podían tener. Pese a ello, Adrián se sentía atraído hacia ellas, sin embargo, su anterior desfachatez infantil había mutado a una timidez absoluta frente a las féminas. Tampoco frente a ellas podía controlar su cuerpo. Era normal que comenzara a sudar, tartamudeara y sintiera grandes elevaciones en su pantalón, las cuáles intentaba ocultar para no ser ridiculizado. Decidió refugiarse en sí mismo hasta que se diera cuenta de lo que le ocurría. No sabía ya quién era, posiblemente antes tampoco lo supiera, pero no se lo había preguntado esto antes y la duda lo hacía sentirse extraño en el mundo. Todos sus cuestionamientos se veían empeorados por conversaciones con sus amigos. Cada uno había comenzado su transformación también, pero ninguno tenía un pensamiento igual a otro. Todos creían que su cambio era único, pero se sentían apenados de reconocerlo y fingían que no les ocurría nada, para que nadie pudiera notar su debilidad. Esta desconfianza en sí mismos, pronto se vio reflejada en su relación con los demás. Ya ninguno se sentía parte de ningún grupo. Sentían que necesitaban compañía, pero no sabían exactamente de quién. Las mujeres que los atraían no los determinaban, 62


los compañeros que habían conocido ya no los reconocían, los adultos se burlaban de sus cambios y siempre decían que dentro de algunos años entenderían qué les ocurría. Pero Adrián no podía esperar unos años, él quería entender inmediatamente que le ocurría. Se sentía extraño entre las personas. Ya no encontraba agradables los juegos infantiles, pero tampoco entendía las conversaciones de los adultos. Sus compañeros querían lucir maduros y siempre hablaban a los demás sobre sus grandes logros en la vida, sobre lo independientes que eran. Adrián quería ser como ellos, pues su inmadurez no le permitía darse cuenta de que ellos también fingían. Inmadurez, esa palabra que utilizaban tanto los mayores pero que Adrián nunca supo exactamente qué significaba. Pronto comenzó a sentirse como una culebra que cambia de piel. Sólo que él no sabía en qué terminaría convertido. Lo más difícil era soportar el cambio en completa soledad. Su familia le resultaba molesta e incomprensiva. Sólo parecía que su mascota, su hermoso y amado springer spaniel, se seguía comportando igual con él a como siempre lo había hecho. Adrián buscó en los libros las respuestas a su situación. Sin embargo, ahí hablaban de amores y desengaños, de grandes héroes y de extrañas tragedias. Experiencias muy fuertes como para que el alma de Adrián pudiera entenderlas en forma alguna. Si el alma era una mariposa, Adrián apenas comenzaba a parecer una crisálida. Este constante cambio, este devenir contra su voluntad le hacía sentir que no pertenecía al mundo. Cada día se convirtió en una extraña búsqueda de sentido. No entendía su razón de vivir. No entendía por qué él, entre tantas personas existentes, era el único que parecía no tener un lugar en el mundo. La ropa que antes había disfrutado tanto, de un día para otro le parecía ridícula. No entendía porque había comenzado a necesitar la aceptación de los demás. No entendía por qué las clases le parecían tan inútiles. Llegó a creer que era incapaz de entender la más mínima verdad sobre el universo. Lo que Adrián no sabía, era que su crisis era normal y que no sería eterna, así él lo creyera. Cuando se tienen pocos años, un poco de sufrimiento hace creer a las personas que ha sido algo que ha durado, y durará, toda la vida. Adrián no era un bicho raro, ni siquiera era muy diferente a los demás. Pero él aún no podía darse cuenta de esto. Su gran mal, su gran cruz iba a ser un motivo de risa en algunos años. Pero él no creía que podría superarlo, porque no podía 63


ver el futuro. Lo que Adrián no sabía era que, después de un par de años de existencia, había comenzado esa etapa difícil en la vida de un ser humano que denominan: ADOLESCENCIA.

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LA CIUDAD DE LAS CONTRADICCIONES Las carreteras siempre estaban llenas de vendedores que invadían el espacio de los automóviles, los automóviles invadían el espacio de los peatones y los peatones siempre invadían el espacio reservado a la naturaleza, si es que antes las carreteras no lo habían hecho. Era difícil encontrar un lugar donde algo tuviera sentido. Los habitantes no daban razón de lo que ocurría. Cuando alguien preguntaba por la alta inseguridad de las calles, todos respondían que la envidia de otras regiones les había creado mala fama. Cuando alguien era estafado, nadie lo consideraba un robo, sino que lo defendían como una consecuencia natural del talento del avispado. No había un solo problema que no pudiera explicarse sin exonerar a la ciudad y sus habitantes de responsabilidad. Si alguien sufría un atraco, era su culpa por exhibir en público sus pertenencias. Las mujeres que sufrían algún tipo de abuso, eran atrevidas que provocaban a sus atacantes. Y cuando alguien era asesinado, aunque no se le conocieran antecedentes, todos consideraban que algo debería estar haciendo para merecer dicho destino. Nadie deseaba estudiar, porque el estudio era para los brutos. La ciudad tenía hermosos sitios para visitar: parques, museos y centros comerciales. Pero si alguien tenía la osadía de preguntar por los tugurios, alejados de la urbe, donde las montañas escondían la pobreza, nadie daba razón de ellos, como si ignoraran completamente su existencia. Quienes los conocían, indicaban que la pobreza era culpa de cada quién, que la gente era pobre porque quería en una tierra plagada de oportunidades. Creían imposible que a minutos de sus hogares hubiera personas que se estuvieran muriendo de hambre y sin lugar donde protegerse de la lluvia o del sol, pues el clima del lugar era imprevisible, aunque siempre se anunciaran fuertes y prolongadas jornadas de invierno o verano. Los habitantes de piel morena su burlaban de aquellos que tenían la piel negra. Todos hablaban de los orígenes europeos en sus apellidos y nadie admitía la sangre indígena que corría por sus venas. Las clases sociales se detestaban, pero guardaban las apariencias propias de las personas de buenas costumbres. Los ricos eran vistos como avaros, ladrones y explotadores, quienes debían su riqueza al trabajo de los pobres. Los pobres eran señala65


dos como perezosos, pueriles y con tendencias biológicas al crimen. Ni siquiera los dirigentes actuaban con coherencia. Defendían la corrupción como algo inherente al ser humano. Nunca eran elegidos por la mayoría, pues la gente siempre era indiferente a cualquier votación, pero ellos se arrogaban la representación y soberanía que les había otorgado el “pueblo”, término extraño y que la mayoría de veces era peyorativo. La corrupción nunca fue un delito, pues no tenía sentido que las personas trabajaran por los demás sin recibir nada de ellos a cambio. Además, si ellos no lo tomaban, alguien más lo iba a hacer, así que mejor dejar las cosas en manos conocidas. Incluso, en una ocasión, el alcalde, al ser cuestionado sobre los altos índices de prostitución infantil que se presentaban en su ciudad, respondió que eso sólo podían preguntarlo aquellos que querían desconocer su gran logro al reducir los altos índices de homicidios. Sin embargo, la peor contradicción era que todo parecía funcionar perfectamente. Las personas se sentían satisfechas con criticar su situación, pero la más mínima propuesta para cambiar algo no era propio de ellas. Los años transcurrían, los edificios crecían, los automóviles eran más rápidos, pero el pensamiento siempre se mantenía igual. El cambio no era propio de esta ciudad, las desigualdades seguían existiendo y todos consideraban algo natural que así fuera, porque algún dios así lo había querido. Podían innovar cada vez más, siempre y cuando no deberían modificar su anquilosada cultura. Cada día la burbuja en la que vivía la ciudad parecía crecer más, pero nadie tenía miedo de que explotara. Nunca lo había hecho y no tendría por qué hacerlo en un futuro. Así pensaban sus habitantes y al parecer, en esto sí tenían la razón.

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LA TINTA CON SANGRE El problema de la traición no es el dolor que produce. El ser humano pasa toda su vida sufriendo, así que es algo con lo que pronto aprende a vivir. Tampoco es la decepción, al ver cómo se rompe la confianza y las ilusiones depositadas una persona, pues ese alguien roto tendría que ser muy orgulloso para creer que nadie tiene derecho a herirlo. No, el problema de la traición es que deja un vacío. O realmente no es un vacío, sino una muerte espiritual. Esta muerte no es completa, sólo se da en una parte del espíritu, pero lo hace por una vez y para siempre. Como todas las muertes, la muerte de ese fragmento es irreversible. No tiene solución, no tiene arreglo, sólo se puede aprender a soportarla, a vivir incompleto. Así se sentía Angélica en el momento que descubrió la tinta regada en el saco de Juan Pablo. El saco era sencillo, como cualquier saco de abogado. Gris, de paño fino, de pocos usos que no habían alterado en nada su lujoso aspecto. Juan Pablo lo había dejado sobre el nochero negro, de dos cajones y arabescos que estaba de su lado de la cama. Angélica lo había tomado como lo hacía cada día, dispuesta a limpiarlo. Así fue que encontró la tinta, en el bolsillo interno del saco. Este hecho pudo haber pasado desapercibido, de no haber sido por un evento en la juventud de la pareja, que siempre Angélica había considerado su mejor recuerdo, su más grande tesoro. Angélica y Juan Pablo tenían una relación de más de 20 años, la cual había comenzado cuando ambos eran bastante jóvenes. En ese momento, Angélica tenía 18 años, Juan Pablo 22. Ella era una mujer tímida, de cabellos dorados y la mirada más tierna que alguien podía imaginar. Juan Pablo era elegante, siempre con la mirada altiva y eso fue lo que atrajo a Angélica. Desde el día en que se conocieron ambos creyeron que estaban destinados a pasar el resto de su vida juntos. No necesitaron intercambiar muchas palabras para enamorarse, la universidad fue el lugar que les sirvió como excusa para encontrarse cada día. Angélica sentía que Juan Pablo era todo lo que había soñado, pues también admiraba su inteligencia, ya que mientras ella comenzaba su carrera, él ya la estaba terminando. Él sentía que si decidía compartir su vida con ella, siempre podría estar seguro de 67


su fidelidad y lealtad. Lo cual era bastante, teniendo en cuenta lo hermosa que era Angélica, con su cabello dorado, sus ojos tiernos y su tímido caminar. No era una mujer que se pudiera encontrar en cualquier parte. Angélica supo que ya no podía luchar contra su voluntad desde el primer día. Nunca había creído en el amor a primera vista, ni mucho menos esperaba enamorarse tan joven, pero fue lo que le ocurrió. Sin embargo, no trató de luchar contra sus emociones, simplemente dejó que la invadieran. Poco a poco, la pasión fue creciendo entre ambos, pues eran jóvenes y querían explorar no sólo el corazón, sino el cuerpo de cada uno. Nunca se dijeron te amo durante los primeros años. Ni siquiera lo necesitaban, pues cada uno estaba seguro de lo que el otro sentía. No necesitaban palabras cuando hacían el amor y tampoco las necesitaban en el tiempo que transcurría entre cada acto. Porque para Angélica, el sexo se convirtió en el momento más importante de cada día. Para Juan Pablo era la oportunidad de sentir cómo se unía completamente con Angélica, cómo podía herirla sin realmente hacerle daño, antes por el contrario, era una herida que le daba placer y no empeoraba con el tiempo, aunque parecía que cada vez era mayor la emoción que le producía. Durante sus primeros años, nunca pudieron pasar una noche entera juntos. Como simples estudiantes que eran, no podían pagar un apartamento o una habitación donde tuvieran la tan anhelada privacidad. Debían aprovechar los momentos en que no tenían vigilancia de sus familias, los cuales nunca fueron muy prolongados. Fue por esto Juan Pablo ideó una forma de compensar a Angélica en las horas en que debía abandonarla. Siempre dejaba que ella se durmiera, exhausta luego de cada acto, de cada entrega. Una vez Angélica no podía darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor, Juan Pablo iba hacia su chaqueta y sacaba una pequeña libreta. Ahí escribía un par de mensajes de amor para Angélica, en ellas le agradecía por los momentos que acaban de compartir, por las cosas que había aprendido y por la entrega absoluta que siempre sentía de su parte. Pero no todo era ternura, pues siempre tomaba el último espacio de la pequeña hoja para escribir un mensaje que fuera lascivo, que provocara a Angélica y la hiciera sentir la excitación suficiente como para que en el siguiente encuentro estuviera ávida para entregarse una 68


vez más. Esto mensajes habían dejado una marca evidente en Juan Pablo también, o mejor dicho, en su ropa. Porque él no era un hombre muy cuidadoso con los objetos que llevaba y nunca notaba cómo el lapicero que utilizaba para escribir las especiales notas manchaban su saco. A Angélica este detalle siempre le dio risa, pues con el tiempo también aprendió a enamorarse de algunas torpezas de Juan Pablo. Los años pasaron y así pudieron finalmente irse a vivir juntos. Juan Pablo dejó de escribir las notas, pues ya no debía compensar a Angélica por no estar toda la noche a su lado. Por esto fue tan doloroso para Angélica cuando encontró de nuevo manchas en su saco. Era obvio que había estado escribiéndole notas para alguien y ese alguien no era Angélica. Ella pensó que podía soportar el desengaño, perdonar la infidelidad. Pero lo que nunca iba a aceptar era que alguien más recibiera el mismo regalo que él le había hecho hacía ya tantos años. Porque ninguno de los dos era ya joven, porque no podían devolver el tiempo y Juan Pablo no podía pretender revivir con alguien más lo que ellos dos habían vivido. Se sintió traicionada al ver cómo le había resultado tan fácil a él hacerle el mismo regalo a otra. Se sintió vacía, traicionada. No le temía ya a la soledad, no le importaba si él la abandonaba, lo único que deseaba era vengarse. El problema con el vacío y la muerte que produce la traición, es que pronto el cuerpo empieza a buscar algo con qué reemplazarlo. Es obvio que la rabia pronto puede aparentar que llena ese vacío y por eso la venganza siempre será la más lógica consecuencia de una traición. Ella se llenó de ira, pero decidió no decirle nada. Esperó que esa noche Juan Pablo llegara y se comportó como siempre. Cuando estuvieron en la cama comenzó su venganza. Hicieron el amor como nunca lo habían hecho, dejándose llevar por la rabia y el resentimiento que sentía Angélica. Ella se encargó de arrancarle el poco amor que podía quedar en Juan Pablo. En cada movimiento, en cada latido, en cada exhalación, Angélica secretaba rabia y venganza. Juan Pablo no sabía cómo sentirse, aunque la excitación lo invadía, sentirse dominado no era algo que hubiera ocurrido durante toda su relación, siempre había considerado que estaban en igualdad, incluso a veces sentía que por ser mayor estaba en ventaja. Pero esa noche, Angélica le demostró lo difícil que es dominar una mujer con una herida profunda en el alma. Aunque trató de luchar contra la pasión con la 69


que Angélica lo atacaba, pronto sólo pudo ceder. Se sintió abrumado y quedó tan exhausto que esta vez fue él quien se durmió primero, sin conciencia de lo que ocurría a su alrededor. En ese momento, Angélica decidió completar su venganza. Buscó el saco de Juan Pablo, llevó su mano al lugar donde estaba la mancha y sacó el lapicero que la había producido. Decidió dejar una nota que Juan Pablo no olvidara nunca. No utilizó papel ni escribió nada. Simplemente, tomó el lapicero y aprovechando la indefensión en que se encontraba su pareja, lo atacó. Le clavó el lapicero en el mismo lugar donde él había llegado con sus notas: directo al corazón. Quería vengarse de la mancha, quería llenar el vacío. Si él había logrado despertar su pasión, ella vería qué tanta sangre había en su alma y dejaría que se desbordara a su lado. Pensó llenar su vacío con los estertores de Juan Pablo. Él no gritó, Angélica lo había dejado tan exhausto que simplemente sintió un fuerte punzón en el pecho y al intentar ver lo que ocurría, sólo vio el rostro colérico de Angélica sobre él. Inmediatamente entendió lo que pasaba y se sintió perdonado. Angélica no retiró su mano hasta que sintió que el corazón de Juan Pablo había dejado de latir. No derramó ninguna lágrima, pero se sintió exhausta por toda la pasión que había dejado salir en su puñalada. Se reacomodó en su cama, en el lado que le pertenecía y en ese momento, no miró a Juan Pablo, sino al nochero que estaba al lado de él. No se sintió culpable y la calma invadió su alma. Ese nochero ya nadie lo utilizaría. Nunca volvería a tener sobre su superficie las notas de Juan Pablo, fueran para ella o para alguien más.

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LA PRIMERA LÁGRIMA Hoy, por primera vez, había ocurrido. Algo tan normal en los demás seres humanos, en él era una novedad: Por primera vez desde que se sabía de su existencia, Alberto Duata lloraba. No es que fuera un ser particular, un insensible o un hipócrita que escondía sus sentimientos. Sencillamente, el viejo Duata era dueño de una funeraria y por lo tanto, había aprendido a lidiar con las emociones humanas hacía bastante tiempo. Cuando los demás lloraban, él tenía la responsabilidad de que todo funcionara, pues cuando se ha perdido un ser querido, nadie tiene la capacidad de organizar un funeral, a menos que el fallecido no fuera realmente querido. Así, quien debía encargarse de las flores, del ataúd, de los tintos y hasta del vestido del fallecido, siempre era Duata. Pero a él nunca le molestó, pues para eso le pagaban y él amaba su trabajo, o más bien, amaba ganar dinero. El aspecto de Duata no tenía nada extraño: siempre vestía un traje negro de corbata para no desentonar con sus clientes. Desde varios metros podía percibirse un fuerte olor a cigarrillo Piel Roja sin filtro, por ser el más fuerte para ayudarle a soportar largas jornadas en salas de espera durante noches mortuorias. Por causa de su trabajo, llevaba siempre unas marcadas ojeras, suficientes para hacerlas su signo característico, si bien sus ojos nunca estaban rojos ni perdían expresividad. Duata era elegante, sabía tomar tinto en un velorio como nadie, siempre tomando el recipiente con su dedo pulgar y su dedo índice, sin levantarlo mucho, sólo lo suficiente para acercarlo a su boca, esa pequeña boca adornada con un delgado bigote, el cual demostraba lo pulcro y perfeccionista que era Duata. No era alto, como esas grandes representaciones alegóricas de la muerte, pues él no mataba a nadie, su rostro no era huesudo como el de los sonámbulos, ni mucho menos se burlaba de la desgracia ajena. Mejor dicho, Alberto Duata era un ser humano. Ahora bien, ¿por qué lloraba? Nadie lo sabía con exactitud, aunque no era difícil deducirlo. Por su pueblo habían pasado un gran bus, viejo, destartalado y cuya pintura hacía años que no había sido renovada. Como inicialmente sus colores habían sido tan vivos, era fácil darse cuenta de la decadencia que los años de servicio le habían producido. La falta de mantenimiento, tan común en este tipo de transportes, había causado una tra71


gedia: su motor había fallado y en vez de echar humo, había echado fuego. El fuego sí funcionó perfectamente y en pocos segundos, todo el vehículo fue incinerado, sin que ninguno de los pasajeros a bordo -los cuales en un bus intermunicipal siempre son más de cien- tuviera tiempo para salir. Duata presenció este hecho y lloró, lloró inconsolablemente. Quienes lo observaron, pensaron que por primera vez su corazón se había conmovido. Unos apostaban que habían sido los gritos de los niños incinerados los que lo habían dejado tan afectado. Otros afirmaban que eran los lamentos de los ancianos la causa de su sufrimiento y algunos más conciliadores decían que se debía a la unión de los anteriores. Sin embargo, lo que ellos no sabían, era que Duata lloraba porque cuando un cuerpo se incinera, sencillamente queda hecho cenizas, y no necesita pagar un entierro en una funeraria.

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PANDEMÓNIUM E S T E B A N B E LT R Á N

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PANDEMÓNIUM Una vez más la noche se cerraba automática, como una trampa para ratas, era el tercer día que Ang pasaba enajenada, inmóvil por la presión que Mr. Cáncer ejercía sobre ella y sobre los valles que formaba su cuerpo petrificado en la superficie de la cama; Ang, escatimaba toda posibilidad distinta a la de velar para así poder escuchar los oscuros secretos de los insectos flotantes que se manifestaban en el preámbulo del sueño y que obstruían su paso por el umbral. En medio de ese entumecimiento fue que su conciencia huyó el día primero, aterrada por los zumbidos emitidos por los aquellos bichos astrales, bajas frecuencias que la afectaron al punto de no saberse vestigio de nada, desde entonces nada volvería a ser igual para ella. Ardieron arreboles al amanecer, las partículas de estrella se propagaron en el vacío inundando la habitación, dejando al descubierto formas y majestuosidades tan inteligentes que lloraban los dinosaurios, Ang, no alcanzaba a dimensionar cuánto tiempo más tendría que mantenerse en su cualidad de esfinge, maldita, paralizada para siempre en medio del deseo de hallarse tibia, reptil, invadida desde el centro por la sustancia límpida elemental que días atrás Mr. Cáncer le prescribió en su fórmula para el dolor de conciencia. – ¿Estás seguro de que con esto podré liberarme de la monstruosidad en el espejo? – Preguntó Ang, un poco ansio-sísmica –Ésta vez corremos un riesgo muy alto, Ang, podrías quedarte extraviada en medio del camino, no sé si entiendes a lo que me refiero, quiero decir, podrías no llegar, no regresar, oscilar eternamente junto con toda la energía oscura del universo, no es como esos viajes de las películas, debo mencionártelo– Dijo Mr. Cáncer mientras observaba con detenimiento el jugueteo digital en las manos de Ang. –Pienso que exageras un poco con el asunto del viaje, lo peor que pudo sucederme es haber quedado atrapada aquí, luego de esto, cualquier intento por reconectarme con mi estado original, cualquiera que sea mi esperanza de resonar de nuevo en cada rincón

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de la expansión sin este intenso padecer que representa para mí el haberme encendido entre la nada ciega, es un motivo para lanzarme al abismo profundo de la inconsciencia. Mr. Cáncer hizo un ademán altanero, habían hablado de eso durante semanas sin llegar a una decisión precisa, se levantó para servir un poco más de vino, el reloj se había detenido sobre las once. –Deberías morirte de una vez, digo, si tanto te aflige el hecho de no poder sintonizarte con la belleza de las cosas, tu última gran hazaña debiera de ser entonces volarte los sesos y dejar eso de pretenderte mártir de esta especie al igual que todos los locos que han visitado el planeta en el que siempre salen con la cabeza untada de excremento alienígena -Dijo Mr. Cáncer con un tono obstinado.

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JUEVES ÁCIDO Asisten a mí, como si se tratase de una orquesta de fúlgidas luciérnagas, las memorias lisérgicas de una madrugada de abril. Me siento, respiro. Suspiro. Atrás, la trama de eventos causales que me condujo hasta el sitio del accidente. Una lluvia corrosiva de imágenes endebles, reminiscencias fugaces e instantes desorbitados; la sublime irreflexión que se perpetúa congelada en la bóveda del recuerdo. Adelante, las Moiras a carcajadas. Me quedo estático, errático. Muero. ¿Obra de Dios? Pero si hasta el mismo Dios no es más que una alucinación sonora. Entonces comienzo el descenso, ¿O el ascenso?, ¡Donde me encuentro no hay un arriba o un abajo! Olvido por un intervalo que la gravedad aferra mi cuerpo convulso al suelo y voy sumergiéndome despacio en los caóticos mares de la sensibilidad, Entonces… la caída, caigo a modo de escupitajo cósmico: arrojado a la nada y enajenado en la irrealidad que me rodea, en la que vegeto desde el génesis;

la no-razón, suplicio de una humanidad famélica que anhela el retorno a sus

instintos primigenios reprimidos. Dos forajidos me acompañan. Un burro y un ateo con cierto poderío sobre mí, sobre nada, sus voces escudriñan en mi interior, en la profunda ingenuidad de mi alma. Desde la ventana contemplo con estupor cómo el sol comienza a irisar el crepúsculo de un verdadero nuevo amanecer. Siento una invasión de arácnidos trepándose en mi cabeza y tejiendo inescrutables redes de pánico y desesperación en los abismos de mi conciencia. Escalofrío. El éter desde el horizonte comienza a serpentear, un vaivén,

un cosquilleo visual.

Cada cosa a mí alrededor expide un efluvio de ondas amorfas e iridiscentes que se reproducen una tras otra expandiéndose hacia el infinito. Tengo la sensación de estar burlando el holograma que habito, que me habita, desafío la deformación espacio-temporal. No estoy aquí. Soy energía. No soy más que restos fúnebres cantando en un Réquiem de estrellas. 76


Todos los objetos dentro de mi espectro se vuelcan continuamente en direcciones distintas en medio de un bailoteo macabro, y, atraídos van navegando hacia el mismo vórtice de delirio, me asalta el vértigo con sólo vislumbrar la posibilidad de lanzarme al vacío junto con todo a mi alrededor, como participando de un suicidio colectivo de materia. Distorsión. Asisto a la evanescencia de mis pensamientos y mis conceptos. Extraviado, Abúlico, me reduzco a silenciosas auto auscultaciones en las que advierto el eco de los acelerados latidos de mi corazón reverberantes en cada rincón de mi cuerpo, no tengo dónde ocultarme y mucho menos salvación alguna, la demencia posa sus labios sobre los míos y me arranca el último beso. Éxtasis. Átropos ya viene en camino, seguro que ésta vez no dudará en cortar el hilo mientras celebra con hilarantes risotadas en el jardín de lo inevitable de la existencia. Sólo una idea vacua me socorre: Estoy en el infierno, me encuentro cara a cara con mis demonios y sin embargo… sin diferencia alguna a otro lugar… El terror se produce por la ubicuidad de la nada. Aquí, nada también. ÉXTASIS Sólo los mártires se conjuran como vestigio del llanto de los planetas, en el camino suntuoso hacia el ser, son la memoria del amor, son la verbena en la gruta al paraíso ininteligible de un dios atrapado.

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REGRESO AL TRABAJO 
 Gusanos a borbotones  
 afilan las visiones  
 de los tristes bueyes, 
 su flácida carne,  
 carente de ventura 
 transita informe las calles  
 en el pico de las horas 
 que proveen de alimento  
 a todo vivo muerto. EXPLORACIONES DE UN MOLUSCO CASI INHUMANO Sin fundamento óseo para mantener la forma, Reposa el escurrido invertebrado Desgastado por el ardor que le produce El propulsarse venéreamente por los oscuros abismos, Donde resuenan las risas remotas De la redentora de su carne. ECTOPLASMA Luminoso es el encuentro entre fluidos, Donde gime la soledad, Donde estamos en completa resonancia Cuando somos oscilaciones del vacío. SAMSARA El uróboros nos come una vez más, ¿Recuerdas cuando nos prendíamos ingrávidos de su cola en medio de la fiesta de la expansión?

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ERES Bajo las filosas arcas que Atraviesan el sueño, eres ámbar, Eres luz propagándose, Modelando sistemas de nada Que también me integran Y entonces Somos. NOCHE 
 Cuando el destino es la luz; 
 la muerte, 
 medusa ubicua 
 calcinante y cegadora, 
 se precipita 
 en el instante, 
 bajo la lluvia, 
 bajo los puentes HOMBRE MUERTO 
 Bullen moscas 
 En el sueño de un espantapájaros, 
 Zumban la carne; 
 Hiede a lengua muerta, 
 Es la lengua del hombre 
 Petrificado 
 Por el hombre 
 Que necio predica, 
 Con un fruto podrido, 
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Atascado, 
 En el trago 
 De la consciencia.

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MOテ前S DE CINTAS LARGAS

M A R I A PAU L I N A B A R R E R A V I L L A

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PREFACIO La nada también quiere que la cuente. Escribo porque las letras le ayudan al tacto; escribo desde mi piel, desde mis contracciones y silencios, escribo para mí, para el ojo que me encuentre y desentierre esas que fui en el papel. Escribo para pensarme, matarme y reinventarme, para aislarme y encontrarme, para viajar, para invernar, para poner moños de cintas largas a la nostalgia, halos de colores a la luna y rostros a tu recuerdo. Escribo aun cuando muto a bestia, cuando me convierto en Quimera; cuanto me invade el miedo de no saber quién soy hoy, si te devorare, me devorare, incendiare el otoño con una exhalación o dormiré apacible en hilos de plata, como una funambulista que en sus caminos oníricos trata de no caer. Escribo como invocación a las hojas de calendario enterradas en el jardín trasero, como ritual de exhumación, como adoración a la luz, alabanza a mi propio espíritu. Escribo entre humos y rezos, con plumas y visiones, con cielos turbados por relámpagos, con ecos de aullidos mientras tejo pensamientos, mientras erupciona el volcán y duermen las flores en el fuego. Escribo sobre las tablas y bajo las líneas de luz que me enceguecen cuando mi cuerpo se mueve en una coreografía interminable y a-rítmica, cuando reencarnan en mí personajes de otros tiempos, vidas que no recuerdo. Escribo cuando se me olvida el parlamento y no hay más opción que balbucear las canciones de mi infancia; cuando me traiciona la memoria y deliro, cuando los gatos descansan, cuando el sol se esconde, cuando respiro por que el aire, solo aire me inyecta fragmentos de nada y la nada también quiere que la cuente.

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DÉSOLÉ Désolé mon amour, son mis manos las que están huelga, hace ya más de un mes que no responden a mis peticiones, me desobedecen, como desobedecí yo al fuego cuando me advertía de las heridas que él y tu podrían causarme. Se rebelaron, sin amenazas previas o manifestaciones con indicios. Aunque creo que una vez, sólo una vez, me hablaron casi imperceptiblemente en el salón de danza de M. Paul, "desolación" dijeron, y yo en este afán de hacer lo impropio mío, como quien se extrapola de sus entornos naturales, con un ego más grande que mi soledad, les pedí que no se disculparán y seguí caminando con ellas por tu cuerpo, mientras los cuadros de la baldosa daban vueltas. Se sentían desoladas Mi Amor, quizá como un terreno árido , afligido, sin vida; en una fórmula tan simple pero tan irreconocible: " de- sola- das" , como dos hadas en el sol ( de-sol-adas) , dos opuestos que me contienen en el centro, con cautela para que yo no caiga "des-sola-das" des y das, él y ella, mis manos con género y sin sexo, vos y yo con sexo y sin génesis, sin principio ni fin, vos y yo entre dos seres en huelga que no quieren tocar más. Désolé, mon amour, Désolé.

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II "Id siempre hacia una mayor simplicidad " (práctica zen) Camino, acuarela, línea, silla, plato, taza, café, huella, boca, mano, bolígrafo, punta, azul, tinta, Tú. Tu presencia. Tu recuerdo. Tu ausencia. Tu piel. Tus huellas. Mi piel. Mi ausencia. Mi presencia.Mis recuerdos de Ti. Estás en este espacio vacío, en esta hoja con pintas diminutas como tus pestañas, como tu pupila contraída cuando abro las cortinas del ventanal y la luz empieza a pintar las paredes de un color naranja, cual fuego que funde las sombras de la noche anterior. Noches inclementes y fugaces, noches de diálogos inconscientes, oníricos. Restos del día que se acuestan en la almohada donde tu cabeza y la mía se posan, para enredar los hilos al movimiento de las ideas. Pensamientos huracanados, vientos fuertes de mis exhalaciones, que se despiertan como tus ojos, que me recorren como tus ojos, que me dan los buenos días como las aves al cielo con su vuelo. III Un piano carga los libros, como vos abuelo cargas tu vida... En el reflejo del negro que lo cubre me veo, negra también como quien sufre, brillante también como quien se deja tocar por la luz. No se sí esto que nos une viene de otras vidas, porque mis calendarios no alcanzan para fortalecer un sentimiento, tanto, como el que yo tengo por vos. Temo tu muerte, temo el día inesperado en el que a pesar de tu lucidez y tus movimientos aún motrices, te vayas con ese mismo paso lento con el que atraviesas en las noches el corredor, susurrando una oración que nunca entiendo, pero con la que me siento acariciada por algún ala angelical. Te visualizo mientras vuelo en mi globo ocular, tarareando a Vieco y limpiando mis partituras inutilizadas, ya pegajosas del polvo que carcome nuestros deseos de seguir en este camino de acordes que sólo paga con el desprecio y el olvido. Yo no te olvido abuelo, así a veces me demore en llamar o visitarte. Te encuentro siempre, en las canas de los hombres que se citan en el café que frecuento, en las iglesias por las que paso, en el solfeo de mis palabras al sol, en la luz del sol, en el color ilusorio 84


del sol, en los colores que quedan cuando muere el sol, como morirás vos, como moriré yo con tus ojos aureolados en prolongaciones barrocas de nuestra suite final. IV Vi la muerte colgando de un pino seco, de un semáforo, de un hilo magenta en mis pestañas, de una flor de algodón. Vi la muerte, la sentí, desayune con ella, me desnudé con ella; me puse de rodillas, alineé la espalda, tendí las manos sobre las piernas, inhale, la inhale, la aclamé, la deseé, la re-inventé e hice el amor con ella en agua, seda, tierra y quizá, no lo recuerdo bien, en un espacio interestelar. V Miro la pared desde este sillón verde, del mismo color del Garden Green que infunsiona en mi tetera; “Por medio de la palabra el hombre se crea a si mismo e inventa su mundo” dice Hesíodo en la Teogonía y cita Leticia flores en un libro gastado de filosofía y literatura que encontré en la biblioteca. Si me creo en la palabra y puedo inventar mi mundo, ¿porque no re-inventarte en estas letras?, crear un esquema nuevo y más simple para tu amor inentendible, para los encuentros esporádicos, casi nulos, intermitentes como las luces que titilan en este cielo de Marzo. Te re-invento imantado a mí, con ese sentimiento que jala desde las entrañas, ese al que tu renunciaste. Te re-invento cálido, con abrazos multiplicados, indestructibles, reconfortantes. Te re-invento extrañándome, con esa melancolía propia del amor cuando está lejos, con el deseo inherente del retorno. Te re-invento, mejor, igual que siempre, para no perderme de la belleza que hay en la ausencia, en la posibilidad real de imaginarte a ciegas, de inventarte en mi cabeza más que en letras, aun cuando ya existes, aun cuando deberías y no estás; porque no puedo re-

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inventar algo que me precede, algo que me inventó, quizás sin dimensionar las magnitudes y responsabilidades de su creación. Desisto de re-inventarte Padre y mejor te dejo en la nulidad de mis recuerdos, en la magia propia de las figuras amorfas que ni se aman, ni de odian, que solo existen como tributo estático de la historia, lo que es, lo que fue, lo irremediable. Me arrojo con una soga al vientre de tu presencia ilusoria, para quedar suspendida en tu amor incomprensible, que al fin de cuentas es amor. VI Con estas letras pretendo pagar mis deudas a esas almas atormentadas que vieron en mí una luz que yo ni siquiera puedo ver. Deudas que más que una imposición son un deseo que se ha visto estancado por falta de fuerza y coraje, por disolvencias obligadas de un amor que no se desintegra y de una reciprocidad que aunque anacrónica y disímil en tonalidades, late, y lo hace tan fuerte que puedo escuchar mi vida en dos notas de ida y vuelta. VII Te he soñado recurrentemente, detrás de una puerta, afuera; yo adentro te miro con nostalgia. Te irás, sé que es un presagio, creo en mis videncias; pero guardaré silencio, solo te miraré de espaldas a mí en este laberinto. VIII Hoy me vestí de rosas como tributo a la muerte, contraria a cualquier consenso social de luto y duelo, me puse flores en el pecho para que su pigmento cubriera mi piel pálida, para que su agua humedeciera mi boca seca y su olor aromatizara esta putrefacción que emana el dolor, la perdida, tu ausencia.

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IX Cartas no entregadas ( No.36 ) Perdóname las ausencias, sabes que con facilidad desaparezco, ya me lo has reclamado, ya te lo he debatido, ya hemos llegado a conclusiones, pero aun así seguimos con estos mensajes bidireccionales y anacrónicos. A tus preguntas no tengo muchas respuestas, por eso mejor te lo resumo en que tengo el corazón aún adolorido, no sé si por todo esto que me ha pasado últimamente o por las lunas que vienen de otras vidas a posarse en las noches cerca de mi balcón. Quisiera pensar que es la muerte la que trae consigo todo este sufrimiento, pero en la brecha lucida de mis horas presentes y mis recuerdos me doy cuenta que no, que ya bastante interiorizado tengo el fin, el préstamo y los regalos con caducidad. Definitivamente no es su partida lo que me acongoja, aunque quizás hayan sido el detonante para todo el caos que se formó, para las pesadillas, para el cuerpo vacío, vacío de espíritu y lleno de enfermedades. Hace ya dos meces que caigo y me repongo, mi cuerpo se siente cansado, mi mente agotada, todo está nebuloso y he tenido crisis de ansiedad que me asustan mucho. Quiero llamarlas crisis pos-traumáticas o de ansiedad, porque no quiero abrir puertas a una posible locura. Una semana atrás me daba miedo mirar al vacío, mirar la oscuridad de noche, los reflejos en los espejos y tu bien sabes que yo no soy de esos miedos irracionales; después de estos sucesos lo pensaba con cabeza fría y me parecía absurdo, pero en ese momento, en el momento exacto del ensueño no sabes cuánto miedo sentía, aparecían en mi cabeza las amapolas rojas haciendo más pesados los ojos, no quería parpadear, la nariz se congelaba, la cabeza iba bajando lento como buscando los hombros para esconderse, tenía mucho frío y negaba con la cabeza lento, perdiéndome en la hipnosis que generaban los objetos moviéndose en mi rango visual. Esa es solo una de las 4 que han sucedido, todas son diferentes, no se repiten patrones, el miedo se radica en elementos diferentes en cada episodio, pero se me ancla en el mismo sitio y cada vez más profundo.

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Con estas sensaciones he llegado a deducir que a mi edad no conocía el miedo, tal vez me asustaba pequeña por un golpe, por un regaño, por un pequeño abismo o una idea posible pero incierta; sin embargo nunca sentí este apretón en el centro del pecho, la adrenalina, las sustancias que alertan mi cerebro y aumentan la percepción ante cualquier estimulo, la sombra oscura que predomina en la atmosfera, la presencia tras la espalda respirándome en el cuello. No sé cuánto tiempo más deba estar así, a veces pienso que debo irme, darme una especie de año sabático y reponerme, luego pienso en mis obligaciones y lloro, impotente ante cualquier llamado de auxilio; me siento atrapada, no confío en los psicólogos y las pocas personas en las que descanso no me entienden , dicen que todo va a pasar, me abrazan, pero esta vez no es tan simple ni cotidiano, si se escapa de mis manos es un monstruo suelto y sin amaestrar que amenaza con la destrucción. ¿Tu cómo estás? Cuéntame de ti, yo iré a llevar las amapolas que compré para su lápida esta mañana, es que ahora las lápidas tienen un cajoncito chiquito para las flores, debe ser para ahorrar espacio… si ya no hay lugar acá en la tierra para tanto muerto y eso que se desintegran, ¿ te imaginas en el cielo?. Guardaré dos amapolas para cuando encuentre un lugar diferente y con más espacio, una para Ti y una para Mi. Buen día mi amor. X Amapolas en la nieve. Estaba sentada cruzando hilos blancos, me decía que cada palito era un padrenuestro y que cada vuelta un rosario completo; mientras tanto yo miraba esas agujas grandes que se movían con destreza, haciendo palitos y bolitas… me imagino que la agilidad de su mente debe ser proporcional a la de sus manos y la de sus manos a la extracción de recuerdos de sus ojos en cada rincón de la casa; por eso debe ser que le está doliendo tanto, porque en cada rincón y con cada objeto puede asociar su nombre, sus recorridos, su manera de mirar y de moverse sin prisa… El no tenía prisa para vivir, la abuela no tiene prisa para olvidarlo, al fin y al cabo esa es su manera de mantenerlo vivo, aún a costa de su dolor. 88


Después de que él murió la abuela comenzó a mirar más que de costumbre el niño Jesús de la sala, no sé muy bien si a manera de reproche o de súplica, supongo que por sus costumbres y creencias es más probable la segunda, ya que en su cabecita deben haber constantes diálogos con el de arriba, pidiéndole un campito para el muerto, entendimiento para los vivos y fuerza para pasar esa pena amarga que ella nunca, ni siquiera, alcanzó a ver venidera. Es que se supone que las cosas ocurren a la inversa, primero se mueren los que más canas tienen y en eso la cabeza blanca de la abuela lleva la delantera; después los hijos de los viejos y por allá de últimos los hijos de los hijos, pero este hombre decidió rompernos los esquemas, cambiarnos la lógica e invertir la escala, la ruta natural. Felipe tenía 24 años, era un hombre tímido, silencioso, buena gente, comía lento y caminaba rápido, siempre llevaba pantalones anchos y relevaba a la abuela cuando se cansaba de grabar con su cámara de video, que casi siempre era muy temprano, recién comenzada la velada; así que siempre terminaba siendo Pipe el camarógrafo de todos los eventos familiares. Tenía dos hermanos y un sobrino, el pequeño Matías, que tiene la misma sonrisa constante del Tío. Siempre que Felipe visitaba a los abuelos se sentaba a leer a su lado, pocas palabras se pronunciaban en la sala, mientras este evento casi ritual se llevaba a cabo, La abuela enredaba hilos, el pasaba las páginas, un silencio acogedor los acompañaba, solo se escuchaban de fondo los videos que la abuela ponía a reproducir todo el día para renovar sus recuerdos y evitarle hongos a las cintas. En el caset que vemos hoy, mientras escribo, se ve Felipe en un espejo, paradito con cámara en mano, en un rincón. La abuela se agacha tratando de ocultar una lagrima, yo alcanzo a ver una parte de su cabellera blanca manchada de rojo, asustada pero sin alertarla me acerco a ella la miro más de cerca; mi tía me llama con su mirada, me pide que no le hable de las dimensiones de su herida y me explica que tal vez dormida se lastimo una de las bolitas que tiene en la cabeza y que nunca quiso hacerse revisar del doctor, yo creo que fue la celeridad de sus recuerdos lo que exploto, la agilidad para hacerse imágenes de Felipe en cada rincón, quizás a ellas como a los padrenuestros que se quedaron sin hilo no les alcanzó toda la cabeza para reacomodarse y se convirtieron en amapolas rojas 89


sobre la nieve‌ el dolor inflama y desborda, como se desbordan los recuerdos de la abuela manchando su cabello.

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DIVAGACIONES E L I Z A B E T H H E N AO GÓMEZ

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PREFACIO Escribo porque cuando mis pensamientos salen a hacerse uno con la hoja en blanco puedo escuchar el espacio, detenerme y hablar con mis fantasmas en el silencio de la soledad. Escribo cuando me siento inundada de certezas, busco la incertidumbre, la inquietud en medio de la rutina, busco puertas que me conduzcan al camino de una gran montaña en la que no hallaré salidas sino más caminos inciertos. La escritura reivindica la vida, guarda sus secretos en una especie de código del alma ¿A quién vomitaría las palabras que escribo si no pudiera plasmar en una hoja en blanco aquello que nadie quiere escuchar? Una ola efervescente de pensamientos recorre mi cuerpo y a veces salen por mi boca en forma de avalancha de irracionalidades, palabras desordenadas, al aire, clamando ser escuchadas. Pero no hay mejor confesionario que el papel y agradezco cada acto que se rehúsa a entregarle a otro a gritos mi carga porque creo ciegamente en algo que leí una vez: En el silencio empieza la transformación de los hombres. Y aunque escribir una idea es correr el riesgo de que alguien quiera leerla y pueda hacerlo, eso será un evento generado por la casualidad o la intencionalidad de otro, provocado indirectamente por mí, no lanzado como una bala obligada al cerebro de alguien que no quiere escuchar.

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VOLVER A NACER La vida es un misterio cuyos fragmentos se revelan ante los ojos humanos cuando uno como ser de este planeta siente la presencia de todo lo que lo rodea incluso aunque no lo pueda ver. Un día detuve mis pasos para analizar el recorrido que había estado haciendo y el mundo me anunció que vibraba al ritmo de mi respiración, por lo tanto, cada paso era un acontecimiento más que se unía al movimiento de todas las cosas. Entonces pensé: religión, re-ligión, re-lación con el mundo, con la naturaleza, con mi vida. Concluí que necesitaba un vínculo con algún tipo de existencia, llenar el espacio que ocupaba la incertidumbre con imágenes y sensaciones que me incitaran a darme un lugar como habitante de este universo que se ha puesto ante mí incluso desde antes de nacer. Se han nublado un poco los recuerdos que tengo de la primera vez que hablé con un niño santo. No sabía que iba a hacerlo ni estando ya en su morada, solo me puse cómoda, asumí lo que sucedía y su magia me condujo a lo que soy ahora. El festín comenzó de pie frente a la montaña, entramos, escalamos, cada paso hacia adelante era un poco menos de oxígeno y mucha ansiedad de saber qué iba a ver, qué era lo que insistentemente Sammy quería mostrarnos, por qué, para qué. Éramos aproximadamente diez personas, caminamos por el valle extenso de las brujas buscando la presencia de los hongos. Tres o cuatro horas de camino hasta que alguien anunció con un grito de alegría su primera aparición, luego, casi como una sinfonía, los gritos alegres marcaron el ritmo de nuestros pasos que se fueron sincronizando hasta parecer uno solo, nos mezclamos con los árboles, la tierra, el cielo… hicimos parte del mundo, fuimos conscientes de estar aquí, vivos, respirando, bailando, cantando, bebiendo. Las risas sonaban antes de cualquier movimiento, algunos caminaban como bailando con el aire, otros abrazaban los árboles y lloraban, otros se lanzaron a la tierra como si fuera un colchón, parecían volverse uno con ella, reconocimos que somos hijos de la tierra, volvimos a nacer.

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Pasada la tarde nos sentamos bajo la sombra de un gran árbol, comimos mandarinas, abrimos una nueva botella de vino y nos fumamos un porro. Nadie hablaba, El primer álbum de Pink Floyd sonaba en los pequeños parlantes que colgaban del cuello de William, el sonido iba y venía igual que él desapareciendo en la niebla. Pasó el tiempo, tal vez horas, hasta que la figura de William se dibujaba de nuevo en el horizonte pero la música ya no estaba, su cabeza miraba al suelo y junto a él había dos hombres vestidos con traje militar, armas al hombro y pasos firmes, se dirigían hacia nosotros. La psilocibina ya corría por nuestras venas, por lo tanto, sobre eso no podían decir nada. Ninguno de nosotros entró en pánico pero los soldados estaban evidentemente alterados por nuestra presencia allí. – ¿Qué están haciendo?, ¿Muchos honguitos? Están invadiendo propiedad privada, ¡Párense! Yo aún era menor de edad, no dije nada. El resto de mis compañeros estuvieron en silencio hasta que uno de ellos

les dijo unas cuantas

palabras que no recuerdo bien, los soldados se enojaron más, nos llevaron a todos a la estación de policía. En el camino vi muchos hongos que no noté antes de sentarnos bajo el árbol, el paisaje ahora era de color púrpura, el frío invadía el espacio que ocupábamos, escuchaba las risas de los alcaravanes, incluso los árboles se burlaban también de la situación, pensaba que un soldado podría estar haciendo cualquier cosa útil en su vida, sobre todo en un país como Colombia, pero éstos solo querían pretender que hacían algo en su jornada laboral evitando que un montón de niños siguieran sentados bajo un gran árbol. La decisión de la policía fue no movernos de ahí hasta que algunos padres de familia fueran por nosotros, no todos éramos menores de edad pero ya que todos estábamos en el mismo viaje, incluso después de ver a tan desagradables personas, seguimos riendo y hablando juntos en la estación a la espera de lo que iba a suceder. En la noche llegaron mis padres, pero no encontraron el desastre que el policía les anunció por teléfono, en ese punto ya había terminado todo, por lo tanto, ninguno se alarmó, saludaron al policía dándole golpesitos en la cabeza como a un niño confundido, se rieron y fuimos a tomar cerveza en la tienda que quedaba frente a la estación. 94


PERRO FALDERO Estar a tu lado es como caminar en una superficie de lava ardiente, desnuda, mientras millones de personas alrededor se ríen y me señalan. ¿En qué momento ocurre que uno quisiera ser el perro faldero de otro? ¿Acaso soy la única con tanta carencia de autoestima? ¿O en realidad esto es una etapa normal de la vida, otro nuevo y natural fracaso al que tengo que hacerle frente con esta cara en la que se han secado ya varias lágrimas? Si somos lo que comemos entonces soy todas las palabras que he debido tragarme para que seas feliz. No sé por qué me piden entonces motivos para justificar esta cara, de hecho, es la única que tengo, deformada por la vida.

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BANALIDAD Comprar, gastar y tirar en lugar de nacer, crecer y morir. El ritmo de esta vida lo dicta el televisor que le dice a mi mamá cuando es hora de almorzar, La prensa que le dice a mi papá cuándo debe ir a votar y por quienes debería hacerlo, La publicidad que cambia de rostro todos los días para ir de un lado a otro, confundir y vencer. Tantos caminos y todos tienen ese callejón sin salida en el que la ausencia de dinero significa que no hay forma de seguir, sin importar como comenzó la historia. El arte y los actos de muchos Los dicta el ritmo al que caen los billetes sobre la mesa mientras los cuentan, Casi babean aquellos que venden la idea de entregarse transparentes al mundo Y con esa mentira creen ser dueños de él. Se acercan convenientemente a alguien que consideran llenará sus bolsillos con ese papel insípido que llaman dinero. Mueven sus piernas, sonríen como un perro que al olfatear un pedazo de carne fresca hace todo lo posible para conseguirlo. El problema al final no es el dinero sino la venda que se ponen Para disfrutar su olor y restregárselo por el cuerpo sin más. Sacan sus palabras gastadas del cajón Y creen que lo que entregan vale la pena.

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EL TIEMPO LO ENFERMA TODO He terminado por pensar que el tiempo lo enferma todo, Acumulamos decepciones y tristezas y las asumimos con tal resignación Que no nos damos cuenta de esa actitud de mierda y la llamamos indiferencia cual eufemismo para morir de una manera menos humillante. En el fondo, te busco más en mis pensamientos aunque ya pueda detener la inercia de mis dedos que con teléfono en mano, si no hago algo al respecto, marcan tu número como si fuera la línea de emergencia. LA PUERTA No existe hasta ahora, para mí, una incertidumbre similar a la que nace mientras abro una puerta en el intento por descubrir lo que se oculta detrás de ella. Una puerta es un portal que mantiene concentrada la intimidad de un espacio, siendo la puerta misma un espacio que hay que superar.

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GRITOS PARA QUEMAR J OA N S E B A S T I A N VA L D E R R A M A

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PREFACIO

En el uso de palabras hechas imágenes se puede adentrar a un mundo metafórico lleno de sentimientos, pensamientos encontrados, puntos de vista acerca de uno tema, una situación, un recuerdo. En las frases escritas podemos identificarnos totalmente, casi como si no tuviéramos identidad y volviéramos a adaptarnos a una. Al escribir hago el ejercicio de conversar con mi yo interno y real, es casi una actividad de reconocimiento y de terapia, pues partiendo de allí se crea una catarsis construida por los ladrillos de mi mente. El "escándalo" puede partir de algo tan curioso, de que los versos y frases creadas, se pueden aplicar a diferentes vidas, desde sus diferentes puntos de vista y así, como yo, sentir una identificación. Cada poema, cada escrito, cada palabra ligada a otra crean un mundo, crean una representación, un peso casi que material, solo que aguardado en lo mas puro e intimo de cada ser. El levantador de pesas mientras ejerce su labor a parte de sostener una carga material, también la lleva mentalmente, pues de allí es que sale la verdadera fuerza, la verdadera concentración, mas grande y mas pesada que la que está presente en el mundo real, es decir, la del mundo de las ideas. De allí parte cada metáfora escrita, cada imagen creada con el pincel mágico, con el oleo espiritual. Ahora, lo que une al mundo de las ideas con los Chamánes, es que la única llave maestra para entrar a él es aceptar la invitación que nos hace para creer, a ese mundo casi onírico en el que varios hacemos un pacto poético y nos adentramos en él, nos cobijamos en él. El Chamán cree en éste mundo, incluso él es a veces quien lo edifica, el paso de su cliente es: creer. Por consiguiente, un escritor es arquitecto de todo un universo, lo único que tiene que hacer el lector, es adentrarse en él y aceptarlo como propio. La literatura es todo un teatro gramatical que no está cubierto totalmente por mantos rosas y embellecidos con la mano de Miguel Ángel, también tiene riesgos y como una montaña rusa tiene picos altos que avivan la esperanza a la cual se accede lentamente y 99


de repente, cuando hemos visto el Olimpo, una fuerza poderosa nos empuja inmediatamente a las sombras una vez mas. En las letras se esconde algo de terror también, así como en el mundo real, mitológico y barroco se esconden o se escondían Quimeras, monstruos, ya sea con barba y tapado en nubes o con lengua larga y sepultado en cuevas oscuras. Con las imágenes gramaticales podemos estar abiertos a las sorpresas, al amor y al temor. Mediante la escritura intento no dejar de ver la esencia del mundo, de la vida y de las cosas según mi percepción, pues en compañía de ella se puede hacer un tratamiento constante a manera personal, mental, y en donde hay un redescubrimiento de una identidad, de una manera de ser, con cada frase hecha, con cada imagen creada. La mayoría de palabras hechas por mi salen de experiencias propias, sean sentimentales, sean familiares, sociales, personales, en las que me apoyo para crear un mundo mas amplio, no solo hablar del hecho literal que recuerdo, percibo o que siento, sino elevarlo a un nivel en donde cualquier persona pueda tomar su posición de lo que lee o al menos internar hacerlo, y de esa manera no sentirse totalmente solo en cuanto al escrito en cuestión pues es él el que adjunta a varias personas en un mismo escenario pero con universos diversos, por lo que no busco persuadir a alguien para que siga una forma de pensar exacta, un punto de vista, una opinión o sentimiento sino que cada quien independientemente adapte una experiencia intima y personal. Es decir, aparte de que la escritura te da una identidad, te da una compañía también. Ahora, no solo son experiencias, puede ser algo del mundo real, algo que imagine, algo que escuche o divise y ahí partir a completar la premisa que conocí.

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AGONÍA Acostado, postrado en un hospital pegado al oxigeno mientras dedico mis últimos días a pensarte, a extrañarte. Es media noche, hace calor… la luz de los postes se filtra en mi habitación y el ruido urbano de la ciudad se desnuda; se vuelve mi interior. Se torna insoportable, estoy inestable. El cansancio y el sueño pasan por mi lado rozando mi camilla, advirtiendo el silencio, pero aun así no logran atraparme. ¿Quieren apartarme? No he dejado de pensarte y mi enfermedad en esta camilla es no poder olvidarte. No dejo de añorar todo lo que pude hacer contigo y por el hecho de hacer eso ya dices que soy tu enemigo. Fui quien habló, fui quien buscó, quien caminó, quien saludó, quien lamentó y tropezó. Fueron un par de descuidos y solo espero seguir con vida para ser solo tu amigo. Si, también recuerdo los malos momentos, en esos donde los jardines parecían desiertos aunque me hiciste aprender y todo lo que hice fue perder, responder a preguntas sin respuestas, intentar cerrar puertas que siempre permanecían abiertas. Eras la luz que dabas vida y confiaba en que cada día iba a ser bueno apenas amanecía; esa que en las mañanas me saludaba y nuestras manos siempre estaban atadas. Dabas la bienvenida a una nueva oportunidad. Nunca pensé terminar ligado a esta enfermedad. Eras la oscuridad que nunca sintió piedad. La crueldad que rápidamente cambiaba de personalidad. Ojos que morían, abrazos que mentían, palabras sin vida que resucitaron año tras año, maldita agonía solo muestras engaños. Pierdo la vida, pierdo el sentimiento, pierdo lo que alguna vez sentí dentro y perdóname si aún existes, es lo que pienso.

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Es difícil encontrarte, a ti, la única que odie pero no tanto como amé. Siempre me demostraste reto tras reto aunque cambiabas todos los días tu elenco con palabras diferentes y con esos cariños que mienten. Me acompañaste cuando nadie lo hizo y espero rápido acabar contigo. Tú, vida, mi fiel amiga y amante, mi fiel compañera y consejera que nunca estuvo distante aunque demasiado cambiante. Tú, vida, la que me hizo experimentar y evocar tanto. Faltan pocos días, según el doctor, para perderte por siempre y quedar en el limbo absoluto. No pido que nadie esté de luto aunque de este dolor disfruto.

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RAFIZAJJI BATRAMPTI Magia te doy mis gratitudes Ha pasado el tiempo y espero que lo expulses Tu sangre lleva el poder de la muerte Tu belleza es la plaga en mi mente Vi que llorabas en la oscuridad Vi que lamentabas tu eternidad Mirabas al cielo viendo tu reflejo en la luna Pisabas el suelo y aceptabas la verdad cruda Magia te deseo lo mejor en el camino Ha pasado el tiempo y solo queda el olvido Tu singularidad ya en la calle se encuentra Tu inocencia ahora llena de odio y miseria Vi que apretabas los puños en púas Vi que las cuencas de tus ojos eran lagunas Amabas el sonido de las aves en el crepúsculo Ignorabas tu imagen en la mente de algunos Magia has trapeado tus golpes Ha pasado el tiempo y deseo que no estorbes Tu dolor cubre las heridas Tu placer cubre las mentiras Vi que el llanto cesó Vi que el tatuaje manchó Ignorabas el sabor de la realidad 103


Abrazaste pura hipocresía y nada más Magia te has desvanecido en el viento Ha pasado el tiempo y yo sin poder entenderlo Tu polvo en la antigüedad está Tu dulzura con amargura se va FRASES DE LOCURA Llenas de luz oscura En medio del ruido, de la inocencia, no me doy cuenta… Es mi memoria, ¿Es mi conciencia? El dolor ha desaparecido Los recuerdos son abismos Son caminos sin salida Son sonrías sin alegría Y la vibración llenó el lugar Una sensación difícil de acordar Simplemente aparece, se hace presente… Y los recuerdos ya no me tocan Son cenizas Y los rostros se difuminan Son ilusiones Y las palabras Son canciones Llenas de sensaciones Sentimientos muertos Al menos en este momento… ¿Llegaste para desaparecer? ¿Qué más puede acontecer? 104


¿Y si te olvido? ¿Que sigue escondido? Frases de locura En mi memoria, en mi conciencia Enseñadas por el licor, por la música, por mi inocencia… Llena de luz oscura De sombras sin luna De sonrisas sin alegrías De lágrimas embellecidas Caminos sin salida Vida en silencio Vendados los ojos Atados los sentimientos Sin memorias, sin recuerdos Muerte profunda Frases de locura SE AGRUPA EL OLVIDO En los cielos se escondía el verdadero yo Y acá, debajo, escondo mi abrumada mente Caen sentimientos y se levantan rápidamente Todo lo que puedo decir es todo lo que puedo callar Y hacia donde miro se llenan las sombras, se agrupa el olvido Debería volar por los cielos azules Viendo cómo se acaba el desastre Pretendiendo tener todo en cuenta como nada importante Emanando luces de esperanza para quien no la tiene Haciéndole creer que en lo alto alguien responde 105


Perdí el control Perdí el amor Sangré cuando el alba cesó Y desee haber estado muerto para no verlo Proteste con mi otro yo Esperando sensaciones Respondiendo a mentiras No necesite ser algo No necesite ser más estúpido de lo que soy Pude fingir estar ciego y no lo hice Preferí divisar el dolor a través del vidrio Escupí ensueños Moví músculos como ladrillos Olvide el dolor Olvide donde quedaba el sol Nunca pensé que fuera real Ya ha pasado un tiempo Y el bolígrafo no ha dejado de escribir Sin saber cuándo descansara Cuando su tinta se acabará Y sin razón alguna sentí… Presentí, Divise auroras llenas de vida Cargadas de sentido, de gracia Desligadas del tiempo y del espacio 106


Aferradas al poder de la mente Del amor creciente Despreciando los cuerpos inertes Deseando poder encontrarte Despertar y ser lo primero que vea Convencer al corazón a que sienta Y la vida me ha engañado de nuevo Me ha entregado cartas, Ha borrado las palabras La agonía se vuelve cenizas Los gritos son solo susurros La santidad se viste de maldición Las caricias de dolor El sexo ya solo crea gemidos que cubren lágrimas Y las lágrimas no encuentran una razón de ser Aparecen sonámbulas Cansadas Queriendo desaparecer ¿Qué harías si la mirada solo concibiera al pasado? ¿Si a millas de distancia has dejado tu identidad? Y el balance de la vida se pierde Y el odio por la vida emerge Hipnotizado de lo que pudo ser De como pude ver Y lo negué Cerrando cápsulas Perdiendo el control 107


Admitiendo el error Buscando la luna cada noche, esperándola Esperar sentir, esperando volar Dejando atrás los desastres naturales Los viajes astrales a los que me he entregado Despertar y que seas lo primero que vea Convencer a mi corazón, para que sienta Para que muera MORTEM Muerte… tú que celaste a las miradas perdidas Tú que escondiste las salidas, los escapes Quemaste los dormitorios, abriste paso al purgatorio Generaste el cáncer y diste como normal al aborto Acallaste los gritos en la oscuridad Desgarraste tu propio rostro Todos vieron y nadie pudo hablar Fue cuando prometiste soledad Amenazaste con hacer sangrar… nadie podía gritar Incluso el lugar se llenó de ensueño y nadie… sin espabilar Al nivel de todos esperar tu regreso QUIMERA Dijiste que un Dios se escondía en el cielo Y todos nos pusimos como pendejos a verlo Viendo su dominante azul, esperando ver caras Deseando volar sin que hubieran murallas Aunque si te confirmo que allá arriba no hay nada Sales corriendo, gritando y me pegas en la cara 108


Le pegas al espejo que te vio nacer Al reflejo que te vio crecer Hieres a tu propia piel Por alguien que ni piensa en responder Ignorando a la rabia que llamas vida E intentas liberar tu ira Liberar y plantar más mentiras Sin saber si estarán ciegas Si las palabras seguirán sin tener voz Si los abrazos ya no salen del corazón Si la libertad es la garantía de un castigo Como si el cielo te generará: desolación Como si el cielo materializara el frio Una apatía que temprano se postró en mi cama De inmediato supe que no había tiempo para la esperanza Y siempre supe que la certidumbre se iba con el tiempo… Y lo que alguna vez quise se desvaneció lento… Al cerrar los ojos me fui perdiendo Fue cuando ignoré el dolor en mis venas De la mano con el miedo entrando por mis vertebras Golpeando, deteniendo mis piernas Y prometiste que entre las nubes alguien me hablaría Humillaste todo lo que de mi salía Y dijiste que todas mis alegorías eran una farsa sobre otra Muchas caras, muchos idiotas Repetiste: “Eres el que tiene la gran bocota” Y tú solo insultaste sentada… una marmota

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Deja de callar mis dudas Me sigues manipulando, adhiriendo todo lo que expulsas Para ya de sofocarme, de apartarme No me molestes, ni siquiera me toques No me escuches, no me provoques Ni siquiera sabes que hay en el interior Aparte de tu rostro muerto por fin lejos del rencor ¿Sigues sin ver a Dios? Vete y cúbrete de decepción TRETA Al cruzar la calle todos señalaban con armas en mano Con ojos vendados Y todos inmutados, marchando Guardando en la mente la desgracia de sí mismos Soy uno de ellos y anhelo recuperar lo que perdimos Quiero ser lo que éramos O puedo al menos pretender serlo Siendo parte de ello, de la gran mentira De lo que todos se olvidan Atentos a lo que la caja nos diga Lo que las pancartas muestren y exhiban Atentos a como las voces del receptor silban Como pájaros sin conciencia Como policías sufriendo demencia

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TRANQUILIDAD Tranquilidad: es el hogar de mi alter ego Ese otro yo que constantemente aparece Yo solo espero a que empiece A que comience la deforestación de ese sitio De ese nido que no me quiere soltar Que lo quiero acabar Un lugar que siempre desaparece Que nunca está presente Una cometa que se dibuja en el cielo Un susurro bañado por lamentos Creando duda, manufacturando mascaras Ilusiones malformadas Con caricias distorsionadas Con caricias apagadas Tranquilidad y luego llanto Gritos, muertes y espantos Ruidos, voces y sangre en el asfalto Cuerpos podridos – niños rezando Curas corrompidos – la religión siempre en lo alto Las mentiras en los oídos – La desesperanza desaparece el sentido Y nunca esperé que nada fuera perfecto Porque nunca lo ha sido - nada esbelto No he esperado vida donde hay muerte He mirado al cielo, a los ojos del creador Odiándome si responde

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Muérete… desaparece No pintes ilusiones en la ventana Eso ya no sirve para nada Cuando la memoria solo esta nublada Y sin embargo las palabras de amor ya han sido habladas El paraíso ya solo es un ideal El edén pareciera ser algo astral Y el santo en la iglesia algo inmortal El mundo ya no solo se compone de héroes Se construye con lo que encuentre Así la sangre reine Y los campeones vean como pierden Pero las aversiones son los obstáculos Son los dados que se rotan el juego Son los lloriqueos que intercambian el miedo Son las plegarias que resultan en lamentos Son los niños dañando muñecos Y los padres golpeando con rejo Las suplicas del niño enfermo Y tú, tranquilidad, libre de esto Fosas comunes llenas de mierda Y en las calles putas con la cara en esperma Rogando por no llegar con sus niños y puras blasfemias Tranquilidad no me pidas que me calme, es tarde Desaparece, Muere Desvísteme, Golpéame Tranquilidad ahógame

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APAÑO- PELDAÑO Quizá no te hubiese conocido Quizá la noche hubiese elegido otro camino Y las copas tendrían aun su líquido Imaginaciones de la mente, del cerebro Y los recuerdos fueran solo paradojas del destino Miré al cielo y te conocí Fuiste un resplandor apenas te vi Alumbraste todos mis días y me abrazaste Cada fin de semana me sonreíste, me hablaste Momentos de cenizas que volaron junto al polvo Y se asentaron con el tiempo Fueron adornos… de casa puestos a momentos Utilizados como caprichos, de atuendo Manipulados al amaño Y yo me dije: ¿Hasta cuándo? Olvidamos quienes éramos Perdimos el camino por dónde íbamos Se oxidó el enlace por donde nos conectamos Y ahora es todo lo que extrañamos Fallamos al tirar los dados Saltamos y caímos por los estragos Fuimos ciegos y sordos – el carro siguió andando Saltamos, nos golpeamos… y fallamos ¿Dónde estás? ¿Miras la luna antes de dormir? 113


¿Aun tienes ganas de huir? ¿A quién ves en tus sueños… a mí? ¿Lograste superarme? Inténtalo… no es tarde Como estrella fugaz tras años pasaste Hablaste un momento y solo miraste Un par de risas y saludaste Te mostraste con seguridad aunque con ese contraste Fue todo de maravilla pero poco aguantaste Y quise olvidarte, borrarte Tacharte y marcharme Quemar las páginas, recrear la historia Borrar las memorias e inventar una propia Otros caminos se dejaron ver Y pregunte: ¿Qué más puede acontecer? Su brillo era tan potente, tan singular Casi como el tuyo aunque están lejos de comparar Me tomó, me ató Me cuidó, me amó No me descuidó y como apoyo sirvió Fue un error tomarlo como un segundo plan Aunque ya es la prioridad y es lo que tengo para avivar Y a millas de distancia nos esperaba la mentira, la vida real El fin del ensueño, la aceptación del error, el apagón del fuego Cenizas entre pesas de balanzas Tan apegadas, tan cercanas Tan idiotas, tan lejanas Y sigo mirando al cielo 114


Porque cuando lo miro, imagino tus ojos y tu cabello Y pienso en ti al caminar en la calle Muchos pasos y es la razón para ser un andante Y espero que todo esté bien Sino llámame, puedo aun cuidarte Y anhelo que de alguna manera aun… me ames ECO Los diferentes caminos hacia el horizonte Los rostros destripados en el norte Los difusos focos proyectados desde el cielo Los nombres falsos como espectros Las ranas muertas en el fango Las aves agonizando sin parecer algo extraño Las hojas extintas, secas por el atardecer Las esperanzas por un nuevo amanecer El viento es fuerte en su plenitud El niño ve al adulto con gratitud El miedo es presente en su esplendor El pensamiento se detiene cuando evoca al error El llanto del no escuchado El odio del no perdonado El grito hecho por las almas olvidadas El eco que dejaron las voces calladas La frontera de ilusión que se derramó La llamada de ayuda que alguien despreció La princesa muerta y su recuerdo que pereció 115


La traición a la familia que aconteció La mirada cruda de la reina en su altar La triste mente de un vagabundo al matar La inocencia del recién nacido al llorar La blasfemia en el templo de evangelizar Por los nombres nunca nombrados Por los rostros olvidados Por los recuerdos marcados Por esos momentos congelados Quizá la enfermedad consumió al pueblo Quizá la envidia opacó el cielo Quizá los sentimientos se extinguieron Quizá el icono desapareció en silencio Y fue la desesperación la culpable El eco que nadie escuchó Y fue el insomnio el importante El eco que ya se esfumó Y fue el subconsciente la razón del error El eco que se pronunció Y fue el tiempo el que no sanó el dolor El eco que con el reloj murió

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ANHELANDO CADA SEGUNDO No estoy solo y nunca lo estaré Aprendí a herir y no lo volveré hacer Mi mente y mi ser están completos Mis sueños no son perfectos pero trataré obtenerlos Dudo en el futuro Pienso en el pasado Muchos saludos y a veces nadie está a mi lado Procuro mantenerme en el presente En las despedidas todos dicen: “Qué bueno sería volver a verte” Pensar en cómo el tiempo se encarga de las reglas Las madres siempre aconsejan, son casi expertas Pensar en lo que ha hecho En las rosas naciendo, en los abuelos muriendo Pensar en la razón del porqué no ha parado Y cuando todo sale mal, el prójimo es el acusado Pensar en cómo el tiempo no cura nada Cuando las experiencias son heridas en la espalda Ansío ver a mi gente Ver sus rostros en el espejo, sonrientes Ansío verlos vivir - crecer Verlos pisar fuerte para así no caer ¿Cuántos en el camino van a perecer? ¿Cuantos recuerdos se pueden desvanecer? Ansió que fijen la mirada con precisión Deseo que sigan al frente – concentración 117


Las montañas en momentos son tan grandes Las distancias entre ellas no parecen amables Los abrazos son calurosos pero distantes Los besos cargan mentiras – falsos amantes El anciano en el acilo siempre espera El Dios en los cielos sufre de ceguera El preso en su celda extraña El político en su trono engaña Los ojos guardan la esencia del alma La esperanza se esconde en el alba El policía con su poder maltrata Vida injusta, vida macabra Por ahora comenzare la travesía Seguiré buscando el significado de la vida Con mis ojos directos, con mente de acero Quizá obteniendo lo que no espero No mirando el reloj Idealizando momentos en donde esté yo Armado de deseos profundos Anhelando cada segundo

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SOY Soy lagrimas entre pañuelos Soy vacío en la abundancia Soy invisible en el espejo Soy el olvido de la esperanza Soy victoria enmascarada Soy tristeza en sonrisas Soy el alma amparada Soy lo seco en las brisas Soy falsedad decrépita Soy disforia eufórica Soy tranquilidad hipócrita Soy normalidad insólita Soy noticia callada Soy realidad de unos ojos Soy actitud encriptada Soy por lo que dan nada y todo Soy vida bautizada Soy árbol mutado Soy muerte anunciada Soy tumba y su esclavo Soy corazón mutilado Soy pintura interminada Soy odio destapado Soy mierda industrializada Soy piedad abrazable Soy discurso impostado Soy cobardía improbable Soy el comportamiento obligado 119


Soy la puta plaga de la sanidad Soy rencor en crecimiento Soy estafa visible en la sociedad Soy sinsentido en el lamento Soy, nada, no soy Soy viento, vuelo, me voy Soy, no seré Soy cegues, no llegaré a ser Soy y nunca fui Soy risa, soy llanto, me perdí Soy brillo y soy espanto Soy vomito, soy barro Soy… soy CONTROL DOBLE U Giré la cabeza y todo lo que había conocido había cambiado La pasión se desvaneció luego de haberla encontrado Lo que tenía desapareció, lo que quería cambió La brisa despertó susurros mudos El infierno se volvió un lugar más seguro Con deseos muertos en miradas frágiles Pasé de encanto a odiar tus obras ágiles Nubes cargadas de ideales, cruces llenas de ilusiones En las cuevas del exilio vi pasar tus sombras sin conocerlas La evocación de algo que nunca viví… mil recuerdos, una mente seca Palabras quebrantadas perdieron su esencia Momentos con transiciones negras, sin magia, en miseria Los dolores mentales ya son intocables 120


Y las ausencias… son las llamas cubriéndome Dos pasos más cerca y nuestras auras harán real el destino Volvería a vivir lo que viví y sin embargo no lo recuerdo Dos miradas, tus caricias y tu alma es lo que pido No me dejes caer aunque de todas maneras has creado el abismo Cántame, abrázame… vuelve a creer en el cielo, deja tu ateísmo Levanta la ventana y deja ver el rostro, revive las pulsaciones Crea un nuevo tipo de química, si quieres, con tus condiciones Termina el viaje que has creado, suelta la soga y en cenizas tus emociones Acaba la pasión y desvanécela luego de haberme encontrado Gira la cabeza y todo lo que conociste habrá cambiado Y LAS NUBES PARECÍAN TOCAR LA TIERRA Lo frio en las personas y lo cálido en la naturaleza Pétalos de rosas tan cerca de Dios Luces brillantes y oscuras juntas, juntos los dos Contactos visuales tan puros, tan humanos Sexo y caricias tan helados, desperdiciados Y los brazos casi volaron con las aves Esperaron viajar acompañados, no estar distantes Marcas de niebla escondieron odio e indiferencia Almas en vela quisieron esconderse, perdiendo la paciencia Las bancas del parque esperaron y esperaron Espaldas ciegas sin ver el apoyo que siempre buscaron Y los azules estelares cubrieron la bóveda celeste Tontos mostraron miradas rebeldes con la palabra “amor” en sus frentes Tormentas agobiantes devolvieron todo lo relegado y estuvieron siempre presente Reacciones oscilantes ignorando tragedias - realidades dementes 121


Sombras persiguieron personas haciendo preguntas pero nadie con respuestas concretas Corazones celados de su verdadera esencia: búsqueda incompleta Y las nubes parecían tocar la tierra Ruido invisible envenenó los poros Estados sentimentales y palabras que no dijeron algo, expresando con eso todo Arrojando los desechos que siempre portaron otros Angustias desmanteladas por la estrella de la mañana - cielos llorosos Y las nubes parecían tocar la tierra VOZ DEL MÁS ALLÁ Tú, la voz del más allá que entregas esperanza a los que fueron arrebatados Que cubres con naturaleza aquellos hoyos incesantes de dolor que nunca fueron tapados Que le das una identidad, una máscara a los desenmascarados Que llamas por el nombre a los que nunca fueron nombrados Tú, la entidad que das aliento a los enfermos que nunca fueron tratados Que das apoyo a los que en prisión nunca han sido visitados Que das consuelo a los que bajo la lluvia de la calle viven sepultados Que le das impulsos a los que sin culpa viven maltratados Tú, voz del más allá que entregas esperanzas a las sombras que pronto abrazarás SE EVADEN LOS REFLEJOS Retratos perdidos al no querer enfrentar los espejos Convencidos de tener alas mientras vuelan solo en los infiernos Para algunos, peleas internas sin soluciones y sin embargo, siguen entregando su dinero Sombras organizadas en filas para adorar los domingos al engendro Cegadas por sí mismas al ignorar al prójimo: a su reflejo Falsas liberaciones dominadas por el líder y sus consejos En lo alto del cielo se reúnen las miradas de los ignorados y se esconde la del espectro Muy lejos de formar esperanzas, encerradas y ahogadas por el miedo 122


Salvaciones traidoras conduciendo a la libertad solamente del opuesto Estimulando la obsesión que edifica la perdición con el tiempo Las metrópolis en las noches cubren de luces el paisaje, dándole otra cara a lo complejo Y la codicia es la cama, el apoyo que juzga y humilla al que con eso se siente contento TE ALEJASTE Te vi ponerte el velo que distanció nuestro contacto visual Junto a la duda y tu oscuridad que dieron paso a un cambio radical Te vi a través del cristal de manera borrosa, empezaste a ser otra Y pusiste de argumento tu supuesta fortaleza tormentosa Te vi renacer en la debilidad y tú como si nada Ojos que decían tener más de dos miradas Te vi ponerte pálida en la indiferencia Y aunque sé que estabas en contra de tu naturaleza, quisiste volar en tu inconsciencia Te vi cambiar y ser otra, vi que te alejaste y te alejaste… CON DESEO Y CANSADAS Cansadas, luego de experimentar el deseo, entre tragos y fetiches Cuerpos desnudos sedientos del contacto, del desquite Rodeadas de rosas, observadas por las pinturas, acostadas en suaves nubes Censuradas por cortinas e inmersas en sensaciones que fueron de todo menos horribles Rearmando el momento en que nos conocimos, recreando algo tan puro Dilucidando el momento en que el océano conoció nuestros flujos Acompañas del firmamento azul, inducidas a los besos, las caricias y la excitación Escoltadas por muchas más almas como las nuestras, dispuestas a la exploración A la sensación inolvidable que pretendemos revivir con cada noche, con cada sueño Con nuestras lenguas en nuestros labios, algo tan perfecto Y el sueño siempre de estar juntas, de vivir, de ser libres Para terminar cansadas, luego de experimentar el deseo, entre tragos y fetiches 123


TAN CERCA DEL LIMBO Burbujas flotantes, distantes al suelo Que encierran calaveras, anhelos muertos, a veces en el silencio Aunque no siempre acojan solo la desolación y el miedo Que muestran que el sueño si es posible El deseo de volar y ser libre Pensar y respirar sin ningún complique Pueden ofrecer paisajes llenos de calma y soledad Campos tan naturales, tan puros, tan lejos de la verdad Tan sensibles y tan inertes, tan maltratados sin piedad Globos levitando tan separados de la tierra, en cielos sepia, tan cerca del limbo Mostrando en el horizonte un edén cada vez más lindo Aferrado a unos grandes ojos que miran arriba, por fin, con un sentido distinto Nuevas vistas dirigidas a la bóveda celeste, nuevas miradas que cambiaran al mundo LO IMPOSIBLE Decidirse y viajar en un bote rodeado por quimeras, en olas que solo yo he visto Senderos trazados, marcados con la perfección de un pincel No sé adónde me dirijo, solo tomé la decisión, me cansé de la vida y agarré el camino Divagando sobre las mareas preguntándome: “¿Que de mi puede ser?” Con sensaciones amargas de que heridas llegará hacer el destino En la pelea interna, tratando de sentir un sabor de sangre, no de miel Confundido de no saber si el cielo es real o sigo encadenado al laberinto Cansado de la cotidianidad, de una normalidad, al punto de aborrecer Tomo el reto, acepto que nunca saldrán las manos salvadoras del paraíso Doblegado por mi alter ego, impedido a sanar las heridas que él alguna vez hizo Los demonios rodean la vista, vigilan al peón como si fuera parte del castigo Quisiera reescribir el libro de mi vida, reeditar las paginas, salir del perímetro Y hacer cercano lo imposible, secar las lágrimas incesantes, arrojarme al abismo. 124


ENTREVISTA L E S LY C A S T R O

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¿En qué momento descubre en usted el interés y la necesidad de la fotografía, cuál es esa temperatura que la mueve? El momento en el que descubro el interés por la fotografía es cuando empiezo a cuestionarme, a cuestionar lo que me rodea y a esa necesidad que tenemos todos de comunicarnos, en la fotografía encontré esa forma a la que le llamo “hablar sola” que me resulta fascinante.

¿Por qué, cómo y desde donde realiza está serie de desnudos, qué le interesa de la fotografía y del desnudo y qué sentido quiere provocar o no? La fotografía de desnudo la realizo siempre sola, en mi casa o habitación, porque aprendí a descubrir a través de la luz un momento preciso para capturar y me resulta un reto el intentar crear composiciones, iluminaciones y mensajes distintos en un mismo entorno y con iluminación natural, me gusta mucho “redescubrir” rincones, paredes y pisos que veo cotidianamente y que gracias a la fotografía se convierten en escenarios. 126


El tema del desnudo es por supuesto una provocación que hago intencionalmente, es evidente el papel que cumplen las luces y sombras en el arte y que éste a su vez permite la libertad y materialización del poder femenino a través de la fotografía de desnudo a nivel mundial. ¿Tiene o se ha dado usted un método estético para realizar su fotografía y sí este método es racional o intuitivo, o sí por el contrario es una mezcla de los dos y por qué? Siento que sería una mezcla tanto de lo intuitivo, porque trato siempre de plasmar de mi sentir como mujer, pero sin dejar a un lado la intencionalidad racional del mensaje. El trabajo de las fotografías realizadas reúne una mirada de cómo se retrata y se percibe el cuerpo y la relación con el mismo, es por eso que la luz y sombra muestran el cuerpo como portador de mensajes propios.

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¿Cada gesto que lleva a la mirada y a la cámara, es realizado por usted, es lo que podríamos llamar una: Dialéctica del Gesto o no? Más que una dialéctica del gesto es un lenguaje modificado según el momento, el sentimiento y según la intencionalidad. La fotografía de autorretrato ha sido para mí un proceso catártico, porque me permite una autoexploración constante, interminable e ilimitada.

¿Qué técnica desarrolla y cómo hace lo que hace y qué la hace poderosa herramienta creadora o no desde una metódica de la provocación o no? La fotografía es sin duda una herramienta que gracias a su función natural de provocación permite un empoderamiento propio no solo del cuerpo sino también de los mensajes que se desean transmitir a través de ella.

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El papel que cumplen las líneas de luz muestran el camino que recorre el cuerpo, reflejando una analogía entre la represión (con lo que se oculta en las sombras) hacia la mujer a través de la censura y al mismo tiempo cómo el cuerpo desnudo (apenas tocado por la luz) recorre un camino en pro de una liberación; es una forma de ver como nuestra propia experiencia permite cambiar la manera de mirarnos, de percibirnos y de reinterpretarnos con la luz, a través de cada fotografía. Entrevista realizada por el profesor Oscar Jairo Gonzáles Hernández(en negrita) a Lesly Castro.

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HERMOSA HABANA ANA MARÍA CHICA

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¿Qué fuerza y vértigo, la llevo a usted a la fotografía y como se mantiene hoy en ella y desde dónde se sostiene en su tarea y por qué? La primera vez que agarre por primera vez una cámara profesional supe que tenía en mis manos un objeto mágico con el cual podía capturar el tiempo, desde ese día empecé a amar enormemente

la fotografía, a través de ella

puedo transmitir y plasmar emociones, mostrar parte de nuestra realidad de una manera estética y diferente. Hoy en día no paro de disparar mi cámara, de capturar ciudades, de retratar rostros, miradas, detalles. La Cámara

es mi

amiga más fiel porque cada fotografía que saco tiene algo de mí y algo de los otros, muchas veces de aquellos que no se atreven a hablar pero que a través de la mirada fija que le dan al lente dicen mucho más que las propias palabras ¿Por qué la fotografía sobre La Habana y desde qué perspectiva y posición se instaló usted en la ciudad para observarla desde y en su cámara sensible? En el mes de mayo de este año se me presento la oportunidad de viajar a La Habana, Cuba, uno de los países que estaba en mi lista de lugares soñados, sin lugar a dudas en lo primero que pensé cuando supe que iba a viajar a este país fue en llevar mi cámara con muchas memorias las cuales me permitieran tomar muchas fotografías. Pienso que una de las ventajas que tuve en este país fue el estar en los barrios humildes de la bella Ha131


bana, aquellos barrios que no salen en revistas y los cuales no hacen parte del tour turístico que nos venden a los extranjeros. A eso me lance a observar y a capturar detalles y miradas en aquellos barrios que muchos veces tratan de ocultarnos, los que no tienen nada que ver con aquellos sitios magníficos y los cuales tienen el verdadera esencia de lo que es Cuba en su cotidianidad. Fotografié rostros y miradas de Los Habaneros quienes con una mirada dicen más que mil palabras, detalles que muchos pasan por alto y que contienen en sí mismos los sentimientos, emociones y sueños de los que allí viven.

¿Cómo se observa cuando no lleva su cámara real y solamente tiene y posee la cámara de la mirada y qué hace después de haber observado sin la cámara real: instante decisivo? Cuando no llevo mi cámara fotográfica siento que me falta algo, mi complemento, mi mejor compañía, en especial cuando me encuentro con un momento decisivo, es una gran impotencia porque observo detenidamente lo que está ocurriendo ante mis ojos e

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imagino la composición, el encuadre, el ángulo de toma que podría tener la fotografía sobre aquel momento y siento que perdí una gran oportunidad de tener en mis manos un momento, un instante que no se volverá a repetir.

¿Podría indicarnos dos principios estéticos en los que basa su tarea con la fotografía y por qué, qué es lo que busca realizar de usted en ella y ella en usted? Uno de mis principios estéticos es que en gran parte de mis fotografías este plasmada la realidad, siento un gran amor por la fotografía documental, por todo aquello que tiene que ver con lo que cotidiano, con los sucesos que merecen ser mostrados, todo aquello que para algunos se convierte en algo normal; a través de una fotografía se puede mostrar de una manera mágica, desde otro punto de vista. La fotografía Documental trasmite emociones y muchas veces se convierte en “la voz” de los que no se atreven a hablar.

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La fotografía de ciudad es una de mis preferencias. Las ciudades contienen en sí mismas un mundo completo, una cultura, unas costumbres que merecen ser mostradas. Cada detalle que fotografió de ellas tiene un gran sentido, muestra la relación que el hombre tiene con ella, el odio, el amor, la conexión que sentimos por la ciudad en la que tenemos puestos nuestros pies. Otro principio estético en los que baso mi tarea como fotógrafa es tratar de ser lo más observadora posible, lograr ver más allá , ver cosas que no todos logran percibir , de los pequeños detalles lograr una excelente fotografía que logre trasmitirle algo a quienes la observan.

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¿Qué le ha propiciado realizar a usted como fotógrafa las nuevas tecnologías y sí considera que le dan y le llevan a hacerse más exigente y rigurosa con su tarea ante la cámara y ante sí misma? Las nuevas tecnologías me han brindado la oportunidad de conocer más ampliamente sobre el arte de la fotografía, por medio de páginas y blogs dedicados a los fotógrafos conozco el trabajo de personas que se dedican a esto; muchos de estos me han servido como referentes en mi trabajo. Las redes sociales me permiten visualizar que en el medio hay mucha competencia, ya que las nuevas tecnologías como las cámaras, celulares permiten que muchas personas puedan tomar fotos fácilmente por eso trato cada día de exigirme más y de hacer este trabajo con mucho amor y pasión y lograr trasmitir esto en mis fotos, lograr tener mi propia marca de estilo en cada fotografía. Entrevista realizada por el profesor Oscar Jairo Gonzáles Hernández(en negrita) a Ana María Chica.

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MI VIAJE LITERARIO SIN FRONTERAS K A R I N A B A R R E TO

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Un viaje que inicia internamente, sin muros ni fronteras. Ponte de inmediato los pantalones cortos o largos; y antes de coger a tu pareja del brazo, amárrate bien el sombrero el camino espera…Las estaciones del metro están lo suficientemente vacías para hacer de este viaje algo más ameno. Los minutos pasan y siguen pasando, y…Bueno ahí estoy aquí sigo ya me está salpicando la aventurera que llevo dentro. Es un viaje bastante corto, pero siento como si no fuera a llegar nunca. Pero no me afano, porque tampoco viajare por donde me lleve el viento, viajaré donde lo decidan mis ganas, esencialmente mis sueños literarios. Cuando todos los caminos parecieran haber sido recorridos, esa necesidad de querer ir más allá de donde me encuentro me agobian. Pero yo, yo con mis ganas quisiera revelar el mundo que nadie ha visto, pero eso ya esta hecho. Entonces soy tan convencida y me conformo con aquel que yo no conozco, y es ese el que quiero revelarme a mi misma. Luego quizás se lo revele a unos cuantos. Es como tener el recuerdo de un recuerdo próximo. Septiembre de todos los meses es mi favorito, es el mes en que nací; es el mes de lectores, escritores, libreros, bibliotecarios y otros tantos interesados. Al fin llegamos. Un mundo empapelado e infinito espera por mi. Que disfrute. Este viaje sin escape es y ha sido ese rescate por lo extraño, por lo que antes imaginaba ordinario y hasta por eso otro; lo perfectamente armónico. Tener los pies bien puestos para perderse con cada libro elegido, en cada hoja rayada que te adentra en un mundo eterno en posibilidades es algo que se me hace bastante complejo. Ya bien adentro de esta legendaria fiesta no dejo de reencontrarme con un buen amigo, no muy intimo pero lo justamente amigo. Es lo bastante seguro a su edad. Él nunca miente. Su mente y alma estuvo un tanto dedicada a dar intentos. Supongo ahora es cosa del pasado. Caminamos, descubriendo un mundo multicultural, yo disfruto el dejarme llevar por su camino, es que con cada paso nos identificamos uno con el otro. Hablamos un poco de todo y de nada, con el interés primordial cada uno de encontrar eso que en casa 137


no está, posiblemente porque se ha escapado a este mágico lugar. Paramos curiosos con los cuatro ojos bien abiertos, ante la atracción imponente de arrumes de letras convertidas en libros presuntuosos que nos coquetean de lejos y de cerca. La tarde va perfecta, y termina siendo mucho más perfecta cuando nos encontramos con la majestuosidad de los que sin duda para muchos son y siguen siendo: Los Cuentos de los hermanos Grimm. En su mejor versión animada y a escala. Sin duda impresionante. Todo es asombroso, los siete enanitos por un lado, la bruja mágica por el otro. Los tres cerditos en una esquina… En fin. Y bueno sin duda lo que más ha robado mi atención; la rubia cabellera colgante de la legendaria << Rapunzel>> que de inmediato conectamos con la historia popular, “de la joven que es entregada por sus padres a una bruja a cambio de alimento. La bruja la encerraba en una torre, pero un príncipe la descubría y cada noche escalaba hasta ella gracias a sus largas trenzas” Más tarde nos sentamos, hablamos otro rato del pasado, del presente no tan presente, y de nuestro futuro cercano muy próximo. Él siempre merece que se le escuche con serenidad; sus historias jamás me han dejado de agradar. Es que bueno… Poco es lo que nos vemos, supongo entonces que así debe ser. Quizás todo lo que aquí describa sea un viaje peripatético lleno con un universo íntimamente personal, cargado de humor y energía. Pero bien, quien me lo impide, en fin es mi viaje y ya esta. Tiene toda la pretensión de ser personal Con amor y cariño. Dedicado a mi amigo Sebastián Betancur

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DE LOS AROMAS Y SABORES A LOS PLACERES Los vagones están vacíos, salvo por los fantasmas de los pasajeros que ya se acercan por los pasillos impregnando de perfume la quietud del aire vacío. El tenue rastro de la música de piano suena en la oscuridad apacigüe de esa noche, abriéndose paso entre el susurro y promesa, hasta desvanecerse. Quizás en mis viajes me ha pasado mucho, quizás no me ha pasado nada; miles de historias de esperanza, de pasión, de desengaños, reconciliación y despedida. En este viaje como en otros, pero precisamente en este, noto en los demás pasajeros lo mismo que en mí; temblamos ligeramente. La emoción nos acompaña. Pero entonces para darme la seguridad que necesito, y que en ese momento me hace falta, debo recordar que ya he volado más de 29 horas, y que no me puedo devolver así no más. Me lleno de aliento, me paro firmemente en el pavimento pues no quiero parecer que ando volando, hago memoria forzosamente y aparece de repente. Esta ahí, en mi mente: “Para hallar el equilibrio que buscas debes tener los pies tan firmemente plantados en la tierra que parezca que tienes cuatro piernas en lugar de dos. De este modo podrás estar en el mundo. Pero debes dejar de mirar el mundo con la mente. Tienes que mirarlo con el corazón” Recordado perfectamente en el momento justo. Para dar inicio a mi viaje, un viaje que me ha llevado a definirme a mi misma; que me ha reflejado lo complicado que es entenderme en otro lugar que esta fuera del mío, donde las infaltables diferencias culturales aparecen, las posturas multiculturales afloran, sus ironías e incluso el idioma no se quedan atrás pues esto no lo he aprendido de inmediato. Otro idioma que se me restriega hasta en los libros. Este viaje sin escape es y ha sido ese rescate por lo extraño, por lo que antes imaginaba ordinario y hasta por eso otro; lo perfectamente armónico. Tener los pies bien puestos para perderse con cada viaje, en cada cuidad que te adentra en un mundo infinito en posibilidades. Es aquí, en este punto donde me doy cuenta de lo bello que es mirar desde y con el corazón. Un corazón que se excita, se eleva cuando se siente en otro lugar que le 139


da la vuelta al mío, otro continente que te enamora y te permite desencadenarme. Reiterando que estoy con el corazón bien abierto; viajar es la tranquilidad de perderme.

Rio Neckar

Ya siento escuchar los sonido del aterrizaje próximo y previamente cercano. Me están agitando estas ganas de explorar, de descubrir, de satisfacer el espíritu y no tanto por afanarme a recorrer distancias siderales. Por el contrario son esas ganas de imaginarme volando sin ataduras. Ya espero con esas mismas ganas de imaginación poder encontrar en este mismo viaje; la luna, el cielo, el sol y el mar. Llegar a donde parece que puedo coger las nubes. No lo pensaré más. Este es mi viaje transformador, un viaje que revela a la viajera que lo emprendió. Así es como quiero que sea… Ponte de inmediato los pantalones cortos o largos; y antes de sorprender a tu pareja del brazo, amárrate bien el sombrero porque es tu asiento quien espera…

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Las horas pasan y siguen pasando, y….Bueno ahí estamos, aquí seguimos. La primera imagen del sol se posa, se asoma y nos calienta…-Que disfruteYa me está salpicando la aventurera que llevo dentro. Es un viaje lo suficientemente largo, yo sé, aún no llegamos. Pero no apuro porque tampoco viajare por donde me lleve el viento, viajaré donde lo decidan mis ganas, esencialmente mis sueños. Cuando todos los caminos parecieran haber sido recorridos, esa necesidad de querer ir más allá de donde me encuentro me agobian.

Tubinga

Lo cierto de este viaje es que ya hace años otros lo han hecho, viajes en barcos, a pie, en piragua; cuando cualesquier camino parece estar recorrido, en todo lo que exista aparezco yo con mis pretensiones. Pretensiones de querer desnudarle al mundo algo que nadie haya visto, pero eso ya esta hecho. Entonces sigo y soy tan convencida que me con141


formo con aquel que yo no conozco; precisamente ese mundo es el que quiero revelarme a mi misma. Luego quizás se lo revela a unos cuantos. Es como tener el recuerdo de un recuerdo próximo. De momento siento que las horas no se detienen. El recorrido parece tener por fin un fin. Llegamos…. La hermosa cuidad imponente, el verdor contrasta con el inmenso cielo azul que no quiere darle espacio a las nubes. Altos espejo, innumerables balcones, ventanas cuadriculadas, casas colorientas. La primavera y el verano parecen unirse para formar esta hermosa cuidad de Tübingen. En este lugar permanece cualquier olor, palomas sobre cuerdas, tenderos revoloteando, las calles empedradas, verde y más verde. La imponente universidad. El metal, la madera, el hierro, las flores se unen, se abrazan, renacen. De la

larga espera, del largo viaje me queda esto: Estoy aquí, Tubinga y sus

placeres frente a mis sentido y mis ojos. Ya la puedo disfrutar física y humanamente. No dudaré. Mi camino por acá permanecerá más que en minutos eso lo sé con pretenciosidad. ¿Cómo es posible que no haya venido antes? Esta pregunta sólo la puedo contestar desde mi yo: Pensé que debía darle prioridad a las verdaderas ciudades imponentes, ilustradas en el mundo por muchos hace siglos. Hoy soy la observadora mas intensa e intrépida del lugar. No daré paso a momentos perdidos. No existe cansancio ni vuelta atrás. Inútilmente podría describir esta cuidad de manera fácil, como darle el numero exacto a las escaleras que tiene cada calle estrecha, el tipo de arco que conforma los ventanales, o lo menos interesante, el tipo de personas a mi alrededor. Esta soberbia cuidad no esta hecha de eso, posee más...Un espacio, un tiempo lleno de acontecimientos que no perdonan, ni permiten ser olvidados. Un presente entre el río Neckar, los paseos en las tradicionales Stocherkahn, y el pasado que rodea a la torre Hölderlin; casa del grande “loco” poeta Friedrich Hölderlin.

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Su casa esquinera de color amarillo pálido sobresale en la inmensidad de los arboles. Lo que fue

su hogar por muchos años, es hoy

una quimera, un estado ideal de su

pensamiento. Un hombre que abrió una lucha para crear una sociedad en la que la virtud se sostuviera. Hölderlin, personaje de tintes mitológicos. El poeta y visionario en quien se reflejaba la armonía inherente a la unicidad, la serenidad que acompaña a la maduración para su propia muerte que vendría después de permanecer incluyendo algunos textos todo bajo su apacigüe demencia. No solo Hölderlin y su locura me ha traído a este lugar, las razones me sobran. Tübingen es y sigue siendo una cuidad de artistas, estudiantes, de personajes memorables. Es una ciudad Casa del escritor y poeta Friedrich Hölderlin

que pese a los años nunca ha de-

caído, por el contrario ha resaltado las artes. Es la cuidad que veo en sueños, una vida citadina no rutinaria. No existe el tedio, no existe ruido ensordecedor. El mapa no parece tener fin, las calles no dejan de tener final, los arboles no permiten hoja en el suelo. Para mi como para muchos tarde que temprano llega el fatal día de partir, de irme de la cuidad que me vio plantarme desde el inicio sin querer volar.

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La mañana empieza para mi de malhumor El tedio me persigue. Bebo viajar, continuar. En fin… ¿Quién puede limitarme a tal invitación? Con afecto, amistad y cariño. Para mi profesor Oscar Jairo González.

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El disfrute de viajar.


cxlv


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