architectural digest
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las mejores casas del mundo mayo 2019
la revista DE
COCINAS
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pĂĄgs. para gourmets decĂł
vida
interior
Casas personales, potentes y cargadas de energĂa positiva
MEMORIA BIEN
GUARDADA Florencia, vistas al Ponte Vecchio, clรกsicos italianos y un esqueleto de teca y latรณn. El arquitecto Massimo Adario ha rehecho con sensibilidad este apartamento de los 50. estilismo: JULIA MINCARELLI
texto: ROCร O LEY
fotos: BIRGITTA WOLFGANG
En el salón, sofá Sherman y butacas Jensen, todo de Rodolfo Dordoni para Minotti, y lámpara de pie, en Flair Florence. En la pared, pintura de Garth Weiser. Desde la terraza se ve el río Arno. En la otra página: Massimo Adario
creó un espectacular separador de teca y latón entre la cocina y el comedor a juego con los armarios de lamas de la misma madera en este espacio. El suelo es de mármol con perfiles de metal dorado.
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De nuevo en el salón, con suelo de linóleo replicado como el original de la casa, a la izda., butaca de Paul McCobb, mesita Ragno de Carlo de Carli y, detrás, pareja de lámparas de Massimo Vignelli para Venini,
todo en Flair Florence. Al fondo, el comedor y, tras la celosía, la cocina. Adario conectó todas las habitaciones con puertasvidriera de madera, pintada y natural, para distribuir de forma regular la luz.
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GIO PONTI, Osvaldo Borsani, Franco Albini... Es un MUSEO habitado por los grandes del DISEÑO italiano.
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Vista desde la oficina hacia la entrada. Estantería LB7 de teca de Franco Albini para Poggi, en Flair Florence, y colección de máscaras africanas del propietario. En la pared, escultura de Curtis Jeré.
En la otra página: En el despacho, mesa de cerezo de Osvaldo Borsani y sillas de los 50, en Flair Florence. Este espacio se ha acotado con una pared-puerta corredera de latón y vidrio estriado.
“Cuando acabamos la obra, vino un VECINO y dijo: ‘¡Ah, no habéis tocado nada!’ Fue el MEJOR cumplido”. MASSIMO ADARIO
En el comedor, mesa TL22 y sillas a juego de madera de teca de Franco Albini y Franca Helg para Poggi y lámparas de cristal de Murano de Venini de los 50. En la otra página: Adario ha respetado
de forma literal el espíritu de los 50. “Aunque está rehecha de cero, hemos intentando mantener su sensibilidad y atmósfera”, dice. Desde la terraza también se ve la Galería de los Uffizi.
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La cocina, obra del arquitecto, con muebles industriales de acero de Alpes Inox y frente de azulejos hexagonales de mármol. En la otra página: Arriba, en la terraza, butaca Gala de Albini para Vittorio Bonacina y, dcha., en otra sala de
estar, sofá LC5 vintage de Le Corbusier para Cassina, papel de Francesco Simeti y grabados antiguos. Debajo, el Ponte Vecchio, en la cocina, sillas de Gio Ponti y, en la pared, obra de Yonatan Vinitski, en galería Frutta, y el italiano Massimo Adario.
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En el baño, mueble diseño del arquitecto de teca, espejo y latón. En la otra página: En el dormitorio, también separado por una puerta cristalera, cama de Osvaldo Borsani de los años 50 y, detrás, vestidor de Porro.
d
esde fuera es un sencillo edificio, aunque precioso, de 1951, cuando se comenzó a reconstruir Florencia después de la Segunda Guerra Mundial. Y al entrar en esta casa de 250 m2, se siente la pasión por este periodo tanto del propietario como del arquitecto romano Massimo Adario. Casi todos los muebles son originales de esa década y muchos de los elementos antiguos como puertas, manillas y suelos han sido restaurados. Adario, un enamorado de los materiales nobles, con estudio en su ciudad desde 2007, se explayó en este piso en Via de’ Bardi, creando un estuche coherente y exquisito de mármol, madera, latón y cristal. En la entrada, el baño y la cocina, armarios de lamas de teca. En los dos últimos y en el pasillo, el suelo es un mármol italiano con piezas de latón insertadas y en el salón y los dormitorios, el arquitecto reprodujo los de linóleo originales en gris verdoso, que estaban en muy mal estado, tras haber encontrado a la empresa que los fabricó. Aunque el elemento más llamativo es una celosía (de nuevo) de teca y latón, que separa cocina y comedor de una forma tan funcional como estética. Después llenó los espacios con piezas de los maestros del diseño patrio de los 50 y 60: Gio Ponti, Osvaldo Borsani y Franco Albini están al mando de la decoración. Todo en una paleta sobria, cálida, masculina. “La casa estaba sin actualizar desde que se terminó, era como si el tiempo se hubiese detenido en ese época y, aunque está rehecha de cero, hemos intentando respetar su sensibilidad y atmósfera. Cuando acabamos la obra, vino un vecino y dijo: ¡Ah, no habéis tocado nada! No se dio cuenta del cumplido que nos hizo”, explica Adario. Desde el salón se accede a una terraza con vistas al famoso Ponte Vecchio y al río Arno; todo el piso está bañado por una luz increíble, la misma que los pintores de la Galería de los Uffizi de enfrente plasmaban en sus cuadros. Los clásicos siempre perduran. MASSIMOADARIO.COM
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