El mayor dolor para un futbolista es tener que dejar de hacer lo que más le gusta: jugar al fútbolPor ello, una lesión que les impida hacerlo y más si tienes la incertidumbre en la duración del periodo de recuperación y si habrá o no secuelas o recaídas, es la peor noticia para ellos. De ahí las lágrimas y el abatimiento de Israel Bascón tras sentir “algo extraño”, en los isquiotibiales.