ZKM La meca del vínculo entre arte y tecnología

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La meca del vínculo entre arte y tecnología Por Martín Bonadeo

Voy a confesarles una cosa: para empezar a escribir esta nota no puedo pensar ni por un minuto en pararme en un lugar de pretendida objetividad; me resulta imposible. Voy a dar un punto de vista sumamente subjetivo ya que la visita al ZKM –sabrán luego por qué- fue una experiencia revolucionaria. Hecha la aclaración voy a empezar este relato.

C

omo artista, estoy trabajando en la relación entre arte, ciencia y nuevos medios hace unos años y desde el principio tuve la suerte de que cayeran en mis manos los voluminosos catálogos editados por Peter Weibel, director del ZKM. A diferencia de la mayoría de las publicaciones sobre el llamado “new media art” que por lo general comienzan

a hablar de la historia de los medios desde finales de 1800 y toman la tecnología de un modo liviano como una evolución del cine, estos libros se meten en terrenos mucho más densos. Sus textos abordan un tema con prestigiosas plumas de muy diversos orígenes, ilustrados por artistas -también de diversos campos y épocas-, que ponen en tensión las nuevas tecnologías y sus


implicancias. La profundidad con la que realizan estos abordajes es sorprendente y suelen incluir relatos arqueológicos de los distintos usos de la tecnología. Se toman un trabajo digno de ser realizado en el viejo continente que, a diferencia de las publicaciones norteamericanas sobre el tema, consiste en estudiar la historia que hay detrás de cada tecnología, su sociología y política, enriqueciendo mucho la interpretación de cada trabajo contemporáneo -o no- que se exhibe en sus salas. La política editorial del ZKM también es destacable ya que, asociados en la mayoría de los casos al MIT Press, colocan sus libros entre las principales publicaciones de arte del mundo. Gracias a esta estrategia conocí la producción que estaban realizando y pude llegar a esta meca ubicada en Karlsruhe, una ciudad alemana ubicada sobre el río Rin, al pie de la selva negra.

Introducción a un espacio complejo El centro de arte y medios -ZKM, Zentrum für Kunst und Medientechnologie Karlsruhe- es una institución cultural con características únicas en el mundo. Su trabajo combina investigación, educación, producción, exhibiciones, eventos, coordinación y documentación –todo con precisión alemana- en el complejo mundo del vínculo entre el arte y la tecnología. El ZKM está especialmente diseñado para el desarrollo de proyectos interdisciplinarios y la promoción de las colaboraciones internacionales a través de una serie de recursos: el museo de arte contemporáneo, el museo de medios, el instituto de medios visuales, el instituto de música y acústica y dos departamentos recientemente crea-

dos que son el instituto de medios, educación y economía y el instituto de cine. La sensación es que en el ZKM están forzando continuamente tanto desde la teoría como desde la práctica los límites –o los no límites- del pensamiento y la producción en nuevos medios. Producen y exhiben obras, escriben sobre ellas, prueban sus potenciales y promueven el debate desde la sociedad de la información. El centro trabaja en conjunto con la academia estatal de diseño de Karlsruhe y otras instituciones, para proveer un foro constante a temas que exceden el vínculo arte-ciencia y se expanden a campos como la política y las finanzas. A diferencia del MIT y otras instituciones similares, en ZKM desarrollan exclusivamente obras de arte y, como dicen orgullosos, no trabajan con adlatina .7


fines militares.

Entrar en el ZKM Como conté en la introducción, desde hace años vengo comprando los increíbles catálogos de las muestras en el ZKM. Estos libros se diferencian de publicaciones similares por varios aspectos: en primer lugar por su espesor; cada uno de estos tomos tiene al menos 500 páginas a todo color plagadas de textos artísticos, científicos y filosóficos de alta calidad en torno a un cuerpo de obra que a veces incluye más de 200 piezas. Leyendo estos libros, mi sensación era que se trataba de exhibiciones teóricas, en las que la publicación incluía mucho más material del que física y concretamente se podía exhibir en sus museos. Este año cuando me bajé del tranvía que lo conecta con la terminal de trenes y vi las enormes dimensiones del edificio desde afuera, seguía sospechando que fuera posible exhibir esas cantidades de obras en un espacio. Pero una vez dentro del predio, vi que era posible. El centro está instalado en lo que fue una antigua fábrica de municiones de 1918 –hoy restaurada- y sus dimensiones son faraónicas: el complejo tiene 312 metros de longitud y 52 metros de ancho y ocupa una superficie de 42.000 metros cuadrados. Como visitante uno puede tomar un tour, ver las extensísimas y brillantes exposiciones públicas, participar de los constantes eventos, mesas redondas y debates o visitar su gigante mediateca. El centro se propone tanto desde lo conceptual como desde lo físico real como una enorme plataforma para la experimentación y la discusión

de estas nuevas expresiones artísticas. Su director, Peter Weibel -de quien voy a contarles más adelante- plantea que la misión del ZKM es participar activamente en el trabajo “hacia el futuro” abriendo sus puertas al debate sensible y significativo acerca del uso de tecnología y sus implicancias y cualquiera puede ver esto en todas sus acciones. Se respira este espíritu de desafío dentro de sus paredes, y la sensación luego de visitarlo es que sus numerosos catálogos de 600 páginas son apenas una síntesis de lo que Peter Weibel y su séquito están pensando.

po de políticos locales y de representantes de la universidad, de la academia estatal de música, del centro de investigación nuclear y de otras insDe fábrica de tituciones en Karlsruhe comenzó a trabajar actimuniciones a vamente en llevar a cabo esta idea. En »Concept fábrica de sueños 88«, describieron esta visión de unir el arte y los La idea de crear un centro de arte y medios tuvo nuevos medios tanto desde la teoría como dessus orígenes en 1980, pero recién en 1986 un gru- de la práctica. En 1988, el gobierno Alemán votó


Un complejo de museos, institutos y bases de datos: ¿una Bauhaus electrónica? ZKM no es sólo una academia, ni un museo, ni una sala de exhibición, ni un centro de producción, sino que es todo eso junto. Y cuando tantas áreas trabajan en conjunto los resultados multiplican la diversidad. El museo de arte contemporáneo abrió sus puer-

tas en 1999 y desde entonces exhibe prestigiosas piezas de renombradas colecciones -FER, Grässlin, Siegfried Weishaupt, Boros, VAF-Stiftung/MART, Landesbank Baden-Württemberg y Thyssen-Bornemisza Art Contemporary-. Estas obras se ordenan en distintas muestras temáticas que presentan aspectos del arte contemporáneo que clarifican los desarrollos y la inclusión de nuevos medios de expresión en la escena artística internacional. El arte cinético y el opart, donde el espectador influye sobre la obra al moverse delante o alrededor de la misma, son tomados en este entorno como las raíces del arte interactivo. El museo de medios del ZKM el el primer y único museo del mundo dedicado por completo al arte interactivo. Sus temáticas cubren un espectro que incluye aspectos como el cine interactivo, técnicas de simulación para el ciberespacio y la aplicación de las últimas tecnologías en el desarrollo de hardware y software. En este espacio puede verse la yuxtaposición de arte de medios con videogames o proyectos de investigación vinculados a un espacio didáctico, o bien la tensión que se genera entre productos artísticos y comerciales en la cultura global. Un punto en el que hacen especial foco es el arte interactivo -el ZKM tiene la colección de este tipo de expresión más grande del mundo- cuya evolución se encuentra documentada con instalaciones y objetos que proponen experiencias dialógicas entre el publico y las obras. Esta colección se complementa con la mediateca del ZKM que contiene una exhaustiva colección

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para establecer el centro de Arte y tecnología de medios y fue incorporado como fundación. Originalmente, la idea era establecer este centro en un nuevo edificio, pero la implementación de los planos del arquitecto alemán Rem Kohlhaas era tan cara que se decidió remodelar el enorme edificio de la ex-fábrica de municiones »Industrial Works Karlsruhe Augsburg«. En un mundo en el que las guerras se dan en ámbitos cada vez más inmateriales, resulta notable que un centro con una capacidad tan grande para generar contenido simbólico se ubique en edificio militar. Desde entonces hasta su inauguración en 1997 se dieron una serie de eventos como la serie »ZKM in the Factory« y el festival multimedia con el Siemens Media Arts Award, que fueron preparando al público y a sus integrantes para la apertura de sus puertas. En este edificio se desarrollan actividades de investigación, colección, exhibición y desarrollo de proyectos, ofreciendo una oportunidad única para los artistas invitados de todas partes del mundo a trabajar, debatir y producir en este entorno.

de libros, videos y audios relacionados al arte del siglo 20 ordenados en una base de datos de muy fácil acceso ya sea desde el espacio mismo del archivo o vía internet. Los institutos de medios visuales, de música y acústica y de cine, cierran el círculo proveyendo un foro para un debate crítico y creativo acerca de los desarrollos en la cultura de los llamados nuevos medios con especial atención a campos como el video digital, los gráficos y la animación computada, las tecnologías de redes y los sistemas interactivos. Merece especial atención el laboratorio de sistemas de video antiguos, un espacio dirigido por Christoph Blase que reúne extraños formatos -muchos de ellos no pueden ser reproducidos en la actualidad- y más de 300 aparatos comercializados entre 1960 y 1980. Parte de la investigación consiste en recuperar material en formatos de poco éxito a partir de su digitalización.

Exhibiciones revolucionarias, lo que hacen al ZKM único Año a año, el ZKM apunta a fijar posiciones y abrir el debate con respecto a distintos temas a partir de grandes exhibiciones que toman forma en sus salas y catálogos. Net_condition (1999/2000) -condición de redfue un experimento de Peter Weibel en el que propuso la primera exhibición de gran escala que mostró los trabajos de más de 100 artistas de la web -arte virtual- en un espacio no virtual -fueron proyectados en las paredes o en pantallas en las salas del ZKM-. Es interesante que Weibel remarca que la muestra se llamó Net_condition y no Net_art dado que considera que la red es una nueva condición social en la que los artistas son los primeros en proponer novedades. La principal pregunta que planteaba la muestra era si la gente iba a ir a un museo a ver una pieza de arte que podía experimentar online desde su propia casa. Otra importante exhibición fue Seeing Time -viendo el tiempo- que incluía una selección de trabajos de la colección de “media art” de los californianos Pamela y Richard Kramlich. Olafur Eliassion, un artista de Isalandia de alto vuelo presentó en las salas de Karlsruhe “Surroundings Surrounded” -algo así como alrededores rodeados-. “CTRLSpace: Rhetorics of Surveillance from Bentham to Big Brother” (2002) -espacio controlado: retóricas de la vigilancia de Bentham a Gran Hermano- fue una de las grandes muestras de lo que el ZKM era capaz de producir. Con una impecable investigación que recopilaba métodos de vigilacia desde épocas remotas hasta las adlatina .9


¿Quién es Peter Weibel? security cams, con textos de Focault, Bentham -el inventor del concepto de panóptico- y muchos otros y una gran cantidad de obras de 60 artistas se presentó como una sólida tesis al año siguiente a la caída de las torres gemelas. Su calidad conceptual estaba contenida en detalles y observaciones como el título Ctrl + Space que es la secuencia de teclas necesaria para hacer zoom en muchos softwares. “Iconoclash: Beyond the Image Wars in Science, Religion and Art” (2002) -Iconoclasmo: más allá de la guerra de imágenes en ciencia, religión y arte- fue otro fuerte statement que el ZKM envió en el mismo año al mundo. Con otro impresionante catálogo de más de 700 páginas en cuyas páginas se analiza y confronta la necesidad del hombre por representar la santidad y el poder desde los dominios de la ciencia, el arte y la religión y las guerras que estas operaciones simbólicas producen planteó otra tesis aplanadora. En 2003 fue el turno de “FUTURE CINEMA. The Cinematic Imaginary after Film” -el cine del futuro. la imagen cinemática después de la película- la primera gran exposición internacional en el campo del las imágenes en movimiento que recopiló una gran cantidad de obras y experimentos en torno a nuevas técnicas cinemáticas anticipando cuáles podrían ser nuevos modos de expresión. “Phonorama. A cultural history of the voice as a medium” (2004) -Fonorama. Una historia cultuadlatina .10

ral de la voz como medio- fue una exhibición poco convencional en la que el tema a investigar era la voz humana y los distintos aparatos que fueron inventándose para su reproducción y síntesis. La propuesta más fuerte de 2005 tuvo un alto contenido político y se llamó “Making Things Public. Atmospheres of Democracy” -haciendo públicas las cosas. Atmósferas de democracia-. Más allá de las obras exhibidas, este proyecto curatorial incluye en su catálogo de mil y pico de páginas textos de más de 100 escritores, artistas y filósofos, re-pensando de qué se trata la política en esta era de Internet en la que todo se hace público de un modo nuevo. El año pasado en “Lightart from Artificial Light” -arte lumínico de luz artificial- la propuesta era analizar qué usos se le dan a la luz un siglo después de que Einstein definiera que es una onda electromagnética pero también un flujo de partículas que se mueve a una velocidad de 299.792.458 m/s. Desde entonces muchos artistas no pintan más y usan distintas formas para controlar la luz en sus trabajos. Hasta acá les conté una pequeña introducción del espacio y de lo que significa a nivel internacional. Con estas increíbles referencias de sus trabajos y con una ansiedad muy grande llegué al ZKM donde, además de conocer sus instalaciones, tuve un corto pero genial encuentro con el cerebro detrás de este espacio: Peter Weibel.

No entiendo bien cómo llegué hasta este punto sin haber escrito demasiado sobre él. Yo soy un convencido que las instituciones son las personas que las forman y estoy seguro de que el ZKM no sería lo que es sin Weibel como CEO. Más allá de este título corporativo, él es el motor detrás del ZKM, es el curador de la mayoría de los gran-


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arte explorando las posibilidades de nuevas formas de expresión y en lo que se llamó “cine expandido”. Luego fue docente en la Universidad de Artes Aplicadas de Viena y el Colegio de Arte y Diseño de Halifax, Canadá, y en la Universidad de Buffalo. Dirigió el Instituto de Nuevos Medios en Frankfurt y el Ars Electronica. Revisaba su currículum mientras lo esperaba porque, tal como me anticiparon, no iba a ser puntual. Tampoco sabía cuánto tiempo me iba a dar. Su secretaria me dijo que lo esperara en su oficina: un espacio muy amplio de plagado de libros en distintas pilas, algunas más prolijas, otras con varios libros abiertos y amontonados, marcados con papelitos de colores, abajo de la mesa. Claramente no me iba a juntar con un alemán. De pronto, mientras enchufaba mi compu para preparar mi presentación, apareció y en un inglés muy poco claro me preguntó por qué lo quería ver. Le dije que para mostrarle mi trabajo y para hacerle una entrevista. Me dijo veamos tu trabajo, pero no te voy a dar una entrevista ahora porque no tengo tiempo. Así que, queridos lectores, no tengo una entrevista con Peter Weibel aunque sí les puedo decir que le interesa mucho lo que pasa en Latinoamérica y me dijo que su sensación es que las tendencias creativas más des proyectos y es quien pone una energía muy fuertes hoy están en estas tierras. particular a todas las acciones del centro. Como todo líder institucional no tiene mucho tiempo, y según me dijo la gente que me recibió, no suele Lo que ví expuesto ser puntual, algo que lo transforma en una ano- Por las descripciones que hice hasta ahora puemalía en Alemania. Lo que pasa es que Peter no den imaginar que para contar lo que ví en las saes alemán. Nació en Odessa, Ucrania, en 1944 y las de exhibición de este centro necesitaría escricreció en Austria. Más adelante estudió francés bir un catálogo de no menos de 500 páginas. Sin y cine en París. En 1964 empezó la carrera de embargo voy a intentar hacer un repaso de los medicina, pero se cambió pronto a matemáticas higlights según mi opinión. con especialización en lógica, que lo derivaron Una de las expos titulada “La revolución algoa estudios semióticos y linguísticos, y escribió rítmica: la historia del arte interactivo”, es una su tesis sobre lógica matemática. Desde 1965 de las bases para comprender lo que produce el comenzó a desarrollar trabajos en el campo del ZKM. El planteo de la muestra es que mientras

que una revolución normalmente es un evento que se presenta ruidoso y furioso, la revolución algorítmica ya quedó atrás y nadie la notó. En los últimos 50 años la toma de decisiones por parte de algoritmos es cada vez algo más común. Es una realidad en la que estamos inmersos y no sabemos cuán impredecibles van a ser sus resultados. Para los que no están familiarizados con el término un algoritmo es en esencia una instrucción que consiste en un número finito de reglas diseñadas para resolver un problema específico. Estos programas son lo que motorizan muchos campos de nuestras vidas y cada vez más son usados como instrumentos creativos. La exposición curada por Peter Weibel y un equipo conformado por Dominika Szope, Katrin Kaschadt, Margit Rosen y Sabine Himmelsbach presenta, desde obras del patrimonio del ZKM y algunos prestamos seleccionados, un marco histórico de este radical cambio en las bellas artes, la música, el diseño y la arquitectura. Describir esta colección es complejo, ya que incluye prácticamente a todos los padres del arte tecnológico y varias de sus obras claves. En este entorno, algunas de los hitos que más llamaron mi atención fueron: Zuse Z22, que es una de las primeras computadoras de enormes dimensiones –cuya funcionalidad hoy seguramente podría ser reproducida en un milímetro cuadrado- que si bien no era obra en sí, el hecho de mostrarla en este contexto artístico y por una relación duchampiana era obra. Esta máquina y una vitrina llena de computadoras antiguas eran los puntos de partida para una arqueología del uso que los artistas hicieron en el último siglo de los avances tecnológicos, en especial de las computadoras.


Uno de los espacios más promocionados de esta exposición es la instalación llamada Web of Life -Red de vida- del australiano Jeffry Shaw para la cual hay una sala especialmente confeccionada, inspirada en la caverna platónica. La experiencia ahí dentro fue muy particular: me puse unos anteojos 3D, con mi palma sobre un escaner -con forma de mano- una computadora leyó las líneas y fue disparando una enorme serie de imágenes animadas para ser vistas con los anteojos 3D en una gran pantalla y sonidos -disparados de 72 parlantes-. Podría describirse como una interpretación quiromántico tecnológica que obtiene otro tipo de información que el que buscan las gitanas en las plazas. Es interesante lo que mencionó Fernando García en la revistacultural Ñ de Buenos Aires acerca de esta obra porque dijo que, coherentemente con la “Revolución Algorítmica”, la mayoría de estas piezas proponían la idea de seguir instrucciones, definición esencial de cualquier algoritmo.

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Otra obra de Shaw dentro de esta colección es “The legible city” -La ciudad legible- en la que pedaleando en una bicicleta modificada con una pantalla en el manubrio ingresé en una ciudad de estética muy “noventosa” formada por palabras. Otro mundo muy distinto al que se podía ingresar era el que proponía “Bar Code Hotel” -hotel de código de barras-, una instalación interactiva creada por Rerry Hoberman en 1994. Entré en esta sala y me encontré dentro de un ambiente en el que todos los elementos estaban forrados de blanco y tenían un código de barras. De esta manera cada objeto se convertía en una membrana de información a la que sólo se podía acceder con un lápiz óptico. Utilizando este instrumento se proyectaban distintas imágenes estereoscópicas y 3D generadas en tiempo real por una computadora. Mientras recorría estas salas pensaba cómo tendemos a pensar todo como un código que contiene información que apuede ser decodificada, a tal punto que se están buscando

las claves de la vida en el ADN, que no es más que un código encriptado. Giselle Beiguelman en “Code_Up” -algo como codificando- investiga justamente sobre las particularidades del código en la construcción de sentido. Basada en un diálogo conceptual con “Blow up”, la pelicula de 1966 de Michelangelo Antonioni, propone una experiencia que me hizo consciente de lo visible y lo invisible en cada fenómeno a partir de la aplicación de una serie de manipulaciones digitales sobre imágenes que funcionaban como espejos. El canadiense David Rokeby es uno de los pioneros del arte interactivo cuya trayectoria es muy reconocida tanto por sus aspectos estéticos como técnicos. Entre sus creaciones se destacan los sistemas llamados “vision tracking” que usan video cámaras para la detección de bordes y seguimiento de objetos -una gran parte de las instalaciones interactivas que se ven hoy usan los principios desarrollados por él-. La obra que se encuentra en exhibición es “The Giver of Names”, -el dador de nombres- que en pocas palabras es un sistema que reconoce y pone nombre a los objetos que colocás sobre una mesa. Cuando entré al espacio me encontré muchos objetos en el suelo y un pedestal iluminado hacia el que apuntaba una cámara. Cuando coloqué una serie de objetos en él, la computadora los analizó, encontró sus bordes y sus colores y los mostraba en una pantalla que los abstraía y formaba frases que luego eran compuestas. La última instalación curiosa para describirles es “The Rules Are No Game” -un juego de palabras que dice algo así como las reglas no son un juego o con reglas no hay juego- de Markus Huemer, que está basada en la imagen nº 32 de Jackson Pollock plotteada en el suelo, como una referencia al la danza del dripping -sistema de chorreado que usaba Pollock para pintar-. Cuando entré en el espacio de la pintura en el suelo -que da una idea de cómo Pollock producía estas imágenesdos proyectores disparaban frases auto generadas sobre dos pantallas en función del recorrido que iba haciendo. De esta manera, mientras caminaba sobre el Pollock era a su vez el creador y receptor de estos textos.


ZKM Creo que es importante destacar que, si bien en la mayoría de los casos es un solo artista el que “firma” las obras, detrás de este tipo de trabajos hay muchos años de estudio e investigación de grupos interdisciplinarios que combinan ciencias de computación e ingeniería con las vanguardias de la música y del arte. Las últimas dos obras de esta muestra que voy a describir son en primer lugar PH.scope Nr. 8 que es un objeto óptico cinético del italiano Davide Boriani desarrollado en los 60, muy interesante por las formas que produce a partir de luz y flujos -ver imagen-. El último opus -esta vez sí es el último de esta serie- que me resultó interesante es el de Jim Campbell, un artista que trabaja con pantallas de leds con muy baja definicón y loops de imágenes muy sencillos. Library, la obra de 2003 que exhibe en esta sala, consiste en una imagen fija de alta resolución que muestra las escaleras de la biblioteca pública de Nueva York copiada en una técnica de grabado sobre un papel de arroz y ubicada sobre un panel con una grilla de LEDs que proyecta la imagen en loop de personas y aves moviéndose en esas escaleras. La luz de estos diodos se copia en el papel y genera una imagen fuera de foco de toda esta vida detrás de lo duro del edificio. Una interesante metáfora en la que dos artes clásicas -la arquitectura y la literatura- ven sus cuestiones físicas y duraderas en contraste con una imagen difusa de la gente que pasa, generada por una de estas “nuevas” tecnologías que producen imágenes tan efímeras y frágiles que un corte de luz puede acabar con todo su arte.

Los videojuegos en un museo Sin lugar a dudas una de las formas en las que mejor se ilustra y se experimentan distintos ti-

pos de interactividad es en los videojuegos. Por esta razón, el segundo piso del museo de medios ofrece un completo paseo por la historia de los juegos de arcade y de computadoras. Desde el primero que se generó llamado “Tenis para dos” que data de 1958 hasta los últimos de Nintendo, Sony y Microsoft, pasado por el Atari, la Commodore y varias formas que fueron tomando los juegos de video que se pueden jugar en estas salas.

El hombre versus la máquina Completaba las salas del museo de medios una exposición muy interesante de la historia de la robótica que comenzaba con Schachautomat, el primer autómata capaz de jugar al ajedrez. Ver este ¿robot? -cuando se realizó en 1785 no existía la palabra robot- era muy interesante. Se trata de un muñeco de un hombre con rasgos turcos y turbante sentado detrás de un escritorio con

una mesa de ajedrez. Las puertas del escritorio abiertas revelaban una serie complejísima de engranajes que supuestamente movían el muñeco y lo hacían pensar las jugadas. Tiempo más tarde se descubrió que en realidad había un humano escondido dentro de todo este “set up”, pero toda una generación creció pensando que los avances tecnológicos de la época habían llegado a concebir la inteligencia artificial. Con esta ilusión como punto de parida la exhibición mostraba toda clase de autómatas y sintetizadores de voz y de otras cualidades humanas. Una de las obras más poderosas era un brazo robótico muy moderno que estaba escribiendo la biblia con una pluma y tipografía gótica del mismo modio que lo hacían los copistas en los monasterios del medioevo. La precisión de los trazos y la suavidad de la mecánica con la que se movilizaba el rollo sobre el cuál escribía planteaba una fuerte pregunta por Guttemberg y su imprenta, los tipos móviles, las máquinas de escribir y los incomodísimos teclados que hoy usamos en las PCs. Sin lugar a dudas toda la tecnología que utilizamos puede ser modificada reemplazada y mejorada. Pero el hombre: ¿podrá ser igualado o superado por una máquina? En una sección se presentaba una serie de aparatos que eran una mezcla entre gaita y bandoneón con teclas con letras. Sí, se trataba de los primeros experimentos de síntesis de voz. Más adelante se mostraban los experimentos de la “phase vocoder” desarollada por los laboratorios Bell -uno de los primeros sintetizadores de voz computadosy sus monocordes palabras. Siguiendo por esta zona se podía escuchar cómo las voces sintéticas se hacían cada vez más similares a la humana, hasta que mostraban una computadora que podía cantar. Si embargo hay algo de la emoción que todavía les faltaba a estos sintetizadores. El tema de la máquina humana se puede encontrar


en muchos trabajos artísticos contemporáneos y esta exhibición ponía a prueba las implicaciones teóricas de comprender el funcionamiento humano de un modo tan exquisito como para poder reproducirlo.

Uso de tecnologías en arte: ¿un trabajo chino? Todo lo que escribí hasta ahora fue un simple preludio para lo que sigue: una de las muestras de arte contemporáneo más radicales que vi en los últimos años. Sí, esta exhibición deja en mi opinión chicos y mal parados supuestos hitos del arte contemporáneo como la Documenta 12 Kassel o el Skulptur Münster Projekte -que relaté en la edición anterior de Adlatina. “Thermoclines in art: New asian waves” -termoclinas en el arte: nuevas ondas u olas asiáticases una exhibición impecable que ocupa unos 5000 metros cuadrados del ZKM con 250 obras de 117 artistas representando a 20 países asiáticos, y da un pantallazo muy accesible de lo que produce oriente en materia de arte tecnológico contemporáneo. Lo particular de esta exhibición es que hace visible el arte asiático desde una perspectiva local -la mayoría de las veces los curadores de muestras asiáticas que nos llegan son occidentales y tienen otro punto de vista-. Wonil Rhee, curador responsable del Media City Seoul y co-curador de la sexta bienal de Shanghai, es un indiscutido experto en arte asiático. En esta selección presentó artistas reconocidos internacionalmente, pero también artistas jóvenes de lugares remotos para la escena del main stream artístico como Corea, Malasia o Indonesia. Lo peculiar que se puede observar en esta selección es que las piezas revelan distintos valores y criterios que los occidentales abriendo un nuevo panorama y mostrando nuevas fronteras para la producción. La exposición se focaliza en las múltiples realidades y en la hibridación de la identidad que la globalización está produciendo en el continente asiático. En la historia de occidente, desde Marco Polo y antes aún, siempre los viajes a oriente traen riqueza, traen variedad, traen sabor para las comidas. Los impresionistas hicieron uso de ese saber y en esta muestra Peter Weibel invitó a un par oriental para mostrarnos qué hacen los asiáticos que trabajan en el vínculo arte-cienciatencología. Wonil Rhee dividió la muestra en nueve categorías: 1. Estatus social, político y económico digitalizado. 2. Urbanización, modenidad y tailorismo asiático. 3. Innovaciones desde la tradición, el

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mito y la religión hasta el presente. 4. Globalización y temas del postcolonialismo 5. Crisis de Identidad, conflictos, hibridizaciones y policontextualidad. 6. Nuevas reflexiones de todos los días: Realidades mundanas, Realidades duales y realidades argumentadas 7. Inmigración asiática, fantasía y humor negro 8. Cinismo, sátira, absurdo, paradoja y tiempos y espacios no escensiales 9. Metáfora asiática, mediación, meditación y escepticismo.

Si bien puede resultar un poco denso reproducir los 9 ejes, quiero destacar la complejidad y la gran diferencia en la concepción de las temáticas con respecto a otras muestras occidentales, por ejemplo las antes descriptas en esta nota. Una termoclina es una capa en una gran masa del océano en la que se mezclan corrientes cálidas y frías produciendo un brusco cambio en la temperatura del agua. Una metáfora muy lograda para el efecto que produce este corpus de obras desde su título en adelante. En la tapa del catálogo esta imagen se ilustra con una fotografía macro de un “bomb shot” o “poktanju” un trago coreano que mezcla whisky y cerveza para emborrachar más rápido. Voy a describir algunas de las obras que integraban este tsunami simbólico.


Para empezar una obra que generaba cierta turbulecia era una instalación kinética específica para el sitio producida por Suzann Victor y ubicada en el lobby de entrada de las salas de exhibición del ZKM. Ocho arañas con candelabros rojos colgando en las alturas que pendulaban en distintas coreografías, algo similar a la película Titanic, pero con una gracia más parecida a la de los trapecistas anunciándonos que el mar estaba por producir un movimiento.

La metáfora acuática Una vez dentro de la enorme sala que contenía la exhibición capturó mi atención una pantalla muy alargada que cubría unos 50 metros en la parte más alta del hangar. Proyectada desde varios equipos sincronizados, un nadador hacía piletas, iba y venía constantemente de un lado a otro de la sala, como cantando un mantra. Esta pieza de Matthew NGUI, se llamaba “Nadando: al menos 8 puntos de vista”. La sala tenía un gran patio central al cual balconeaban todos los niveles. Ubicados en distintos puntos, había unos largavistas del tipo de los que hay en lugares turísticos sobre una plataforma, apuntados hacia distintas partes de la proyección de las imágenes suacuáticas del nadador. También había en cada una de estas tarimas un par de auriculares con un audio distinto. Cada sonido -música, voces o efectosdaba una sensación aboslutamente distinta de la experiencia. La que más me gustó era una simulación de lo que estaba pensando el nadador. En otro espacio mucho más contenido de la sala,

un libro abierto creado por Ki-bong RHEE volaba como si fuera un pájaro dentro de una gran pecera azul. Un video de Yasuhiro SUZUKI titulado “Ship of Zipper” -nave de cremallera- era un barco a control remoto escondido dentro de un cierre relámpago que va jugando con la estela que deja a medida que avanza. Un juego muy simple, pero en el video editado en cámara rápida hacia adelante y hacia atrás lograba un efecto muy divertido “abriendo” y “cerrando” el espejo de agua.

Otra obra del mismo artista tenía una poética mucho más elevada. Se trataba de una filmación del horizonte en el mar proyectada sobre una soga que giraba a alta velocidad y con dos motores que hacían que se expandiera y se contrayera variando la forma de esta pantalla tridimensional en forma de óvalo mientas se movía.

Usos y costumbres orientales Varias obras hacían referencia al karaoke -muy

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mano gigante que escribía caracteres chinos.

Críticas a la construcción de la realidad

popular en oriente-, pero lo que más me interesó fue una obra de Kyung-Ho Lee que consistía en un micrófono ubicado sobre una cinta de correr de las que hay en los gimnasios. El micrófono registraba el rozamiento contra la banda de goma y lo reproducía en los parlantes de un equipo de karaoke. Una pantalla gigante mostraba un primer plano del micrófono como si fuera una de las estrellas por 5 minutos del cantobar. Esta obra era un homenaje a Nam June Paik, un artista koreano inserto en el main stream del

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arte internacional. Otra cita a este popular artista era el trabajo del taiwanés Chen Long Bin titulado “Buddha Hurricane” -Paik tiene una obra llamada Buddha TV- en el que una enorme cantidad de libros volaban formando un toerbellino con epicentro en el busto de un buda tallado en las hojas de una pila de libros. Ni Haifeng en Xenón-Escrituras, también trabajó con libros, pero los ordenó como una pared de ladrillos con todos los lomos para el mismo lado y proyectó sobre la faz blanca un video de una

On Air es una instalación de Kijong Zin. Lo primero que ví fueron tres pantallas con imágenes de distintas cadenas de TV como CNN y Discovery Channel, con imágenes un tanto extremas; un hombre en la luna o un avión comercial sobrevolando una explosión. Hasta ahí no parecía muy crítica. Siguiendo el recorrido uno encontraba en la sala de al lado los sets de filmación de estas señales hechas al estilo estilo Cha Cha Cha -para los programas televisivos grotescos del argentino Alfredo Casero- y transmitidas en tiempo real a las pantallas del otro lado del muro. Estas construcciones eran muy frágiles y estaba realizadas con materiales cotidianos “atados con alambre”, pero todo armado con la suficiente estabilidad como para que la cámara no viera toda la construcción detrás de las noticias y de la supuesta “verdad”. Kiwoun Shin y su instalación “Reloj y Astro Boy” seguía en parte este esquema. Presentaba dos videos en loop en los que un muñeco de Astro Boy y un reloj despertador verde muy pop eran destruídos por una amoladora que descendía. Al lado de estas imágenes había un botón que activaba la misma amoladora que estaba en el espacio con otra cámara y una TV que mostraba una imagen similar a las anteriores pero de lo que uno estaba destruyendo al apretar el botón. En una línea mucho más formalista, pero igualmente deconstructiva, Justin Ponmany mostraba unas fotografías alargadas en las que unía digitalmente varios retratos de la misma persona


Otra obra que jugaba con las sombras, pero sin tanta tecnología fue producida por Yuken Teruya y eran distintos elementos de consumo de papel o cartón -como por ejemplo una bolsa descartable de papel de Mc Donald’s- con un arbolito recortado con una paciencia china -o para ser más precisos japonesa- y un alto grado de detalle. Una vez recortado -no del todo, sino que quedaba unido por el tronco- estos árboles se paran a 90 grados sobre la superficie del papel y generan una sombra. Otra de sus obras era el mismo proceso hecho en rollos de papel higiénico exhibidos en grilla en la pared como si fueran un bosque-

cito. Una fuerte pregunta para tomar conciencia acerca de nuestra basura y el medio ambiente. Por último, las sombras más densas eran las generadas por Kuo I-Chen en su obra invasión al ZKM que consistía en una proyección que usaba el techo del patio como pantalla para proyectar las sombras de una formación de aviones bombarderos. Pensando que estaba en una ex-fábrica de armamento nazi, aparecía nuevamente esta pregunta esbocé anteriormente, con la que voy a cerrar la nota: ¿Qué tanto poder puede producir controlar un universo simbólico tan grande como el que propone el ZKM?

tomados desde atrás, adelante y ambos perfiles, costruyendo una fotografía que representaba los 360 grados de una cabeza. Un cubismo photoshopico. Shilpa Gupta presentó una instalación en la que tu propia sombra proyectada en una pantalla empezaba a jugar con imágenes con color y texturas similares generadas por computadora en tiempo real.

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