UNA VALIENTE MUJER- biografía de un ancestro

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UNA VALIENTE MUJER

Pepita Caballé Armengol, mi bisabuela, nació un siete de noviembre del año 1909 en Vilademuls, un pequeño pueblo de la comarca del gironés, cerca de Girona. En aquella época, la medicina y la atención médica eran muy distintas a las actuales. Los niños nacían en casa y, a veces, las complicaciones eran irreparables, como fue el caso de mi bisabuela. Al nacer ella, su madre muere durante el parto y la pequeña Pepita es amamantada y cuidada por su tía hasta que cumple los once años de edad. A partir de entonces, va a vivir con su padre, quién se ha vuelto a casar y tiene un bebé varón. Pepita se encarga de cuidar de la casa y de su pequeño hermanastro hasta que cumple los dieciocho años. Tiene la suerte de ser escogida, por su carácter abierto, su sentido del deber y su gran paciencia para trabajar de criada en una casa de Figueras. Las dos señoras de la casa, madre e hija de militar, le agradecen siempre sus cuidados y alaban su cocina y Pepita va trabajando y ganando un sueldo merecido. Al cabo de algunos años, las señoras deben trasladar su residencia a Madrid y, debido al buen trabajo y atenciones recibidas por parte de mi bisabuela, la recomiendan a unos conocidos suyos que viven en un pueblo de la comarca de l’Alt Empordà, l’Armentera. Pepita va a trabajar en la casa del médico de este pueblo y allí continúa su labor, limpiar, cocinar y cuidar de toda la casa. Es en l’Armentera donde conoce a Amadeo Quer Casanovas, un campesino hábil, trabajador y gran persona. Se enamoran y, el quince de octubre del año 1933, contraen matrimonio. Viven en la casa familiar de mi bisabuelo, con el resto de la familia, tíos, padrinos,.. en esa época era normal y, diría, necesario que las familias fueran numerosas porque entre todos se aportaba lo necesario para poder sobrevivir. Al cabo de poco tiempo de haberse casado, Pepita pierde a su primera hija después de dos días de vida. El veintinueve de diciembre de 1935 nace Laura Quer Caballé, mi abuela, hija de Pepita y de Amadeo, la hija de sus corazones a la que amaran sin condiciones el resto de sus vidas. La historia sigue su curso y, muy a pesar de todos, el dieciocho de julio del año 1936 estalla la Guerra Civil que, sin pedir permiso, arrastra a toda la población al desastre y a la violencia. Duró tres años la maldita guerra y sólo dejó desolación y penas.


En este contexto, mi bisabuelo es encarcelado por sus pensamientos políticos en la prisión de Figueras durante cuatro años. Cuatro años después de una guerra que mi bisabuela, Pepita, debe resistir sola, con su hija, con lo que queda del trabajo de la familia y , con la paciencia y las ganas de salir adelante que la caracterizaban. Poco a poco las cosas van cogiendo su lugar y la vida sigue. Amadeo está en casa y continua trabajando la tierra y Pepita se encarga de la casa y de toda la familia. Pasa el tiempo y, ahora, su hija Laura ya es una gran peluquera en el pueblo. Se ha casado con un muchacho de un pueblo cercano y viven todos en la casa de Armentera con sus padres. Las cosas siempre se complican. Pepita empieza a mostrar síntomas de una de las enfermedades incurables de nuestra sociedad: alzheimer. Pero en esos momentos nadie sabía qué era lo que le estaba pasando ni el porqué. Fue muy duro para mi abuela dejar de trabajar para cuidar de su madre día y noche y no obtener ayuda de los médicos ni de las medicinas. Ver que la enfermedad iba avanzando, que mi bisabuela ya no era consciente de nada y aún luchaba por vivir. La enfermedad duró diez malditos años en los que toda la familia sufrió en silencio hasta que, el doce de enero de 1991, a la edad de ochenta y dos años, Pepita se fue dejando tras de sí su fuerza, su amor por los suyos, su trabajo y sus ganas de, pese a todo, seguir siempre adelante.


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