PALABRAS Y LITERATURA Y VICEVERSA
ALUMNOS DE 3º ESO Nª Sª DE LA PIEDAD Nájera
Prólogo
Es difícil para un escritor enfrentarse a una hoja en blanco, pero es más difícil aún si eres un escritor novel. Ahora imagina que eres esto último y además no has llegado todavía a la mayoría de edad y no tienes que enfrentarte ni a una hoja en blanco, ni a dos, sino a tres, por si esto fuera poco, te piden además que en estas tres hojas –y las que vayan surgiendo- tienes que desarrollar un relato breve, una poesía y un microrrelato, cosas que es probable que no hayas estudiado y que parezcan “de mayores”. La guinda del pastel es que estas obras además se presentarán a un concurso literario.
Esto es lo que han hecho los alumnos de 3º de ESO del centro de Nájera Nuestra Señora de La Piedad y en esta compilación he recogido las obras que este grupo de alumnos escribió para el XXVII concurso literario organizado por el IES Esteban Manuel de Villegas. Lo que quiero recoger en este breve prólogo son dos ideas muy básicas que, como profesor de Lengua y Literatura de este excepcional grupo de alumnos, quisiera describir con un poco más de detalle en las próximas líneas.
En primer lugar quisiera explicar y desarrollar la idea del título de este volumen. A la que ya se conoce como Generación Z, y a alguna de sus predecesoras, se les ha colocado habitualmente el cartel de vagos y conformistas, en un neologismo o una palabra más moderna: ninis.
Igualmente se generalizan –o generalizamos- las opiniones sobre ellos y descalifican –o descalificamos- y desaprueban –o desaprobamos- sus pasatiempos y gustos tanto musicales como audiovisuales. De ahí viene la idea del título, de una juventud capaz de romper esquemas e ideas preconcebidas con una facilidad insultante, y digo esto en el mejor de los sentidos y ahora explicaré por qué.
Siendo Mujeres y Hombres y Vicerversa uno de los emblemas de esta generación de adolescentes y sabiendo lo que representa este programa, podemos imaginar un prototipo de estudiante que los autores que nos encontraremos a continuación se encargan de romper en mil pedazos, para demostrar que los adultos nos equivocamos al etiquetar a los adolescentes y no tan adolescentes, y que podemos tener fe en la juventud, o al menos en parte de ella.
Por otra parte, las obras aquí recogidas son una muestra de la sensibilidad, del compromiso social, de la educación en valores, y de la responsabilidad que albergan estos chicos y también del potencial y de la creatividad que presentan, al ser capaces de combinar las 27 letras del abecedario de este modo.
Todo esto es señal de que tanto las familias de los alumnos, como todos mis compañeros del centro Nuestra Señora de La Piedad de Nájera, con los que muchos han pasado más de 10 años desde que llegaron al centro con 3 años, están haciendo una labor fantástica. Por esto mismo me aprovecho de estas líneas para felicitar a todos y cada uno por su trabajo.
Por último, sólo me queda mostrar este “libro” con orgullo y felicitar a todos los alumnos de 3º de ESO porque, para dejar un poco de lado la literatura y la retórica y que me entiendan mejor, me han dado un “zas en toda la boca” porque tengo que admitir que las expectativas que tenía eran altas, pero las han superado con creces y han puesto el listón muy alto para cursos venideros.
Enhorabuena a todos los autores y espero que los lectores disfrutéis de este libro tanto como yo en todo el proceso de corrección, maquetación y edición del mismo.
El profesor de Lengua1
1
Los posibles errores que haya en el texto son únicamente responsabilidad del profesor.
Tabla de contenido 1.
RELATOS BREVES............................................................................................................. 7 Memorias de Bady ................................................................................................................. 7 ¿Quién anda ahí? (Relato de una pequeña parte de mi vida) ........................................ 15 ¿Cómo me han escrito? ........................................................................................................ 21 Diario de un crimen ............................................................................................................. 23 Una marca interior ............................................................................................................... 26 ¿La tristeza, o la furia? ......................................................................................................... 28 Un universo sin estrellas ..................................................................................................... 30 Buscando mi camino ............................................................................................................ 32 Una casa corriente ................................................................................................................ 41 Abuelo .................................................................................................................................... 47 Ópera prima I ........................................................................................................................ 49 La enfermedad ...................................................................................................................... 52 Caperucita en el país de las maravillas ............................................................................. 55
2.
POEMARIO ....................................................................................................................... 58 Cosas de tu cuerpo, cosas de mi voz ................................................................................. 58 Oda A La Esperanza ............................................................................................................ 60 Acaba lo malo y empieza lo peor ....................................................................................... 64 Adolescencia ......................................................................................................................... 65 Lo encontré ............................................................................................................................ 66 Todos los días el mismo canto ............................................................................................ 68 Mírame ................................................................................................................................... 70 Días y días ............................................................................................................................. 71 Fue el destino ........................................................................................................................ 73 Primavera .............................................................................................................................. 76 En este instante ..................................................................................................................... 77 Ópera prima II ...................................................................................................................... 79 ¿Olvido? ................................................................................................................................. 80
3.
MICRORRELATOS .......................................................................................................... 83 Una llegada inesperada ....................................................................................................... 83 Ella .......................................................................................................................................... 84 Lo ves y no lo ves ................................................................................................................. 85 El muro .................................................................................................................................. 86 El suspirar.............................................................................................................................. 87
Porque sí ................................................................................................................................ 88 Superhéroe ............................................................................................................................ 89 Abrazos .................................................................................................................................. 90 Miedo ..................................................................................................................................... 91 La noche ................................................................................................................................. 92 Aquí te encontrarás… .......................................................................................................... 93 El roble y el pino ................................................................................................................... 95 Ópera prima III ..................................................................................................................... 96 Una historia conmovedora.................................................................................................. 97
1. RELATOS BREVES
Memorias de Bady
Hola, soy Badr. Mis amigos no saben pronunciar mi nombre correctamente, y por ello todos me conocen como Bady. Me definen como una persona muy amable, cariñosa y comprensiva, valiente y con una fortaleza inmensa, pero muy sensible a la vez. Tengo 15 años, aunque, cuando me preguntan por mi edad siempre respondo: -
Tengo 15 años, 10 de ellos llenos de alegría, felicidad y diversión; 3 llenos de angustia, terror y tristeza, de tiempo de rogar ayuda y compasión; y 2 lleno de nuevas experiencias y cambios, lleno de tiempo de pensar, de dar gracias y de aprender, tanto a nivel de conocimientos, como a nivel emocional y personal.
Os preguntaréis por qué digo eso, por qué una niña de 15 años, aparentemente igual que el resto de niñas de su edad, responde eso ante una pregunta tan simple como su edad. Bien, os contaré mi historia: Desde que nací, he vivido en Ayn ad Dakar una pequeña ciudad al oeste de Siria. Era una ciudad preciosa, llena de parques, plazas y monumentos históricos. Sus habitantes estaban llenos de vitalidad y alegría, veías a los niños jugando en sus parques, a los ancianos paseando por sus plazas y a miles de turistas visitando sus monumentos. Yo vivía en una casa junto con mi madre, mi padre, mi hermano y mi abuela. Mis padres, con 48 años, eran dos profesores de la escuela a la que nos llevaron a mi hermano y a mí, y donde se conocieron. Mi hermano, Habib, tenía 7 años. Era un niño con mucha energía, revoltoso, pero muy cariñoso. Mi abuela tenía 82 años, era una persona muy sabia, a la que la vida le había enseñado muchas cosas que nos trasmitía diariamente en las comidas. Ella decía que las cosas buenas ocurren a quien las merece, las malas a quien las busca, y que todas ellas acaban cuando aprendemos de esas experiencias. Juntos formábamos una familia humilde y muy unida, alejada de los problemas y que quería salud y felicidad para todos. Durante esos 10 años de mi vida, me ocurrieron cosas fantásticas como el nacimiento de mi hermano a mis 4 años, la llegada de mi mejor amiga de Damasco y muchas más. Pero también sucedieron cosas terribles como la muerte de mi abuelo, la despedida de
mis tíos que se iban a Madrid en busca de trabajo o la pérdida de nuestra mascota. Todas ellas dejaron huella en nuestras vidas, pero ninguna tan grande como lo que nos iba a suceder, algo inexplicable, terrible y muy, muy doloroso. El día 6 de Mayo de 2011, mientras comíamos, escuchamos en las noticias que estaban bombardeando Damasco. Todos nos aterrorizamos. Escuche a mis padres decir que en cualquier momento podrían llegar aquí. Nunca les había visto tan angustiados, con gesto de terror en sus caras y sin saber qué hacer, nunca había ocurrido algo así. Esa angustia nos la trasmitieron. Los rostros de los habitantes de Ayn ad Dakar ya no estaban llenos de vitalidad y alegría, sino de miedo y dolor. Muchos de ellos tenían familia en Damasco o en pueblos cercanos y ya habían muerto. Mi mejor amiga Hasnae había dejado ahí a sus abuelos y a su hermano que trabajaba de policía. No sabía nada de ellos. En las clases su mirada estaba perdida, pensativa y en muchas ocasiones, bañada en lágrimas. Yo intentaba animarle, hacerle olvidarse de ello, pero era imposible, nadie puede dejar de pensar en sus familiares más cercanos si no sabes nada de ellos. Un día, llegó a clase llorando, se sentó en una mesa en la esquina de la clase y no habló con nadie. Durante un par de días hacía lo mismo, pero un día decidí acercarme y preguntarle qué ocurría. Su respuesta me impacto. Me dijo muy emocionada, que habían reclutado a todos los policías de Damasco para combatir en la emergente guerra civil, su hermano había intentado escaparse de ello pero no pudo. Me contó además que la calle en la que vivían sus abuelos estaba destrozada y que a ellos les mataron tras intentar escapar de ese infernal momento. Nada más acabar se echó a llorar en mi hombro desconsoladamente, yo intenté ser fuerte y contener mis lágrimas, pero no pude, al final rompí a llorar con ella. Ese día fui a casa corriendo, y nada más llegar les conté a todos lo ocurrido a la familia de Hasnae. Mis padres se miraron aterrorizados y mi abuela tragó saliva angustiada. Mi hermano y yo no nos dábamos cuenta de la gravedad del problema, no sabíamos lo que era una guerra civil, no pensábamos que la vida podría dar un giro tan radical. Un jueves, mientras estábamos en un examen de historia, el director de la escuela llego a nuestra aula y le pidió a la profesora que saliera. Todos empezaron a sacar los libros, hablar… pero yo miré a Hasnae y le vi mucho más pensativa que nunca. Me asusté. Pensé que tendría algo que ver con la guerra, y desafortunadamente no me equivoqué. La profesora nos mandó recoger y marcharnos a casa a todo correr. Recogí a mi hermano y nos juntamos con nuestros padres en la salida del colegio. Juntos fuimos
corriendo a casa. Nada más llegar, nuestros padres cerraron la puerta con llave. Los 5 nos abrazamos y rezamos juntos, mientras escuchábamos explosiones y disparos. Mi hermano empezó a llorar de miedo y mi madre, para consolarle, comenzó a cantar la canción que siempre nos cantaba para dormirnos. Después, mi padre y yo le acompañamos con la canción, pero las lágrimas nos impedían expresar a Habib nuestra fortaleza. Los bombardearos continuaron. La familia no durmió durante toda la noche. Mis padres no paraban de hablar emocionados. Yo me agarraba fuerte a las sabanas y rezaba porque este infierno acabará cuanto antes. En 2 años, esto continuó siendo igual, la gente seguía muriendo y huyendo. Pero, durante unos meses, Ayn ad Dakar no sufrió tantos bombardeos, la guerra se fue trasladando hacia el este poco a poco. Hubo momentos de tranquilidad. Pero esta extraña y terrible tranquilidad cesó en Septiembre de 2013. A la llegada del nuevo año 2014 nada cambió. El día de mi cumpleaños, el 15 de Enero, invitamos a Hasnae y a su familia a comer, y así desconectar un poco. Pero escuchamos en la tele que habían bombardeado nuestra escuela. Mis padres rompieron a llorar, esa escuela recogía muchos recuerdos desde que eran jóvenes, sus estudios, sus amigos, toda su historia. Hasnae y yo fuimos con mi hermano a jugar en mi habitación. La casa comenzó a temblar levemente y un ruido irrumpió nuestro juego. Nos asomamos por la ventana y vimos unos cuantos aviones. Nos agachamos y fuimos corriendo hacia el salón donde estaban nuestros padres. Cuando el ruido acabó Hasnae y su madre fueron a casa. Durante toda la noche los bombardeos se incrementaron, no había oscuridad, solo una luz naranja procedente de los fuegos de la escuela, monumentos y muchas casas. Al día siguiente, mis padres metieron en tres bolsas parte de la ropa, comida y algo esencial para viajar durante mucho tiempo. Al levantarnos, mi hermano y yo les vimos preparando todo y les preguntamos qué pasaba, a dónde íbamos. Nos dijeron que teníamos que marcharnos de viaje, a visitar a nuestros tíos de Madrid, pero que esta vez tendríamos que ir andando y con mucho cuidado. Mi madre se quedó con mi hermano para coger su ropa, pero mi padre me llevó a su habitación y me dijo que lo que nos acababa de contar mama era mentira. Íbamos a huir de la guerra y a intentar llegar a Madrid para juntarnos con nuestros tíos, ahí viviríamos mejor. Le abracé muy fuerte y le dije una frase que nunca olvidaré “No me sueltes nunca, no nos dejes nunca, así siempre permaneceremos siendo una familia unida”. Los dos nos pusimos a llorar,
pero debíamos partir, nos secamos las lágrimas, nos vestimos y fuimos a la cocina donde estaban mi madre, mi hermano y mi abuela. Nos cogimos de las manos y rezamos juntos para que a todos nos vaya bien. Cuando acabamos mis padres cogieron una maleta cada uno y la más pequeña me la dieron a mí. Salimos de la cocina e inesperadamente, mi abuela nos dijo: -Adiós. -¿Cómo que adiós?-dijo mi madre. -Sí, debéis partir, venga se os va a hacer de noche y será más difícil caminar por el frio y la oscuridad.- respondió mi abuela. Su respuesta nos sorprendió, no sabíamos a qué se refería. -No madre, debemos partir, todos juntos.-dijo mi padre emocionado. -Hijo, es un camino muy largo para una anciana como yo. Si voy con vosotros os voy a ralentizar y será difícil huir sanos y salvos. Mira la vida me ha enseñado a aprender de las cosas buenas y malas, y esta no podría ser peor. No la hemos buscado, ha sido algo inesperado y doloroso, pero creo que es el momento de despedirnos, tal vez para siempre o tal vez volvamos a vernos cuando todo esto acabe. Pero quiero que sepáis una cosa: la vida es un camino muy largo para algunos y corto para otros. Este camino tiene muchas curvas en las que te encuentras con momentos para recordar, momentos para olvidar y momentos que, aunque no quieras, debes vivirlos, y este es uno de ellos. Pero todas las curvas acaban. Tarde o temprano este país oscuro y destrozado, volverá a llenarse de luz y vitalidad, volverá a tener sus parques con los niños, sus plazas con sus ancianos y nuevos monumentos con sus turistas. Pero para vosotros esta curva, seguramente acabe mucha antes, que la de este país. Cuando lleguéis a Madrid ya habrá acabado. Mandadles recuerdos de mi parte a los tíos y a los primos. Y recordad: las cosas buenas ocurren a quien las merece, las malas a quien las busca, y que todas ellas acaban cuando aprendemos de esas experiencias. Asique de esta mala experiencia solo nos queda aprender, luchar y esperar a que todo pase. Pero no olvidéis que os quiero. Todos no emocionamos y nos abrazamos a ella. Sabíamos que no podíamos hacer nada para convencerla, ya que, aparte de sabia, es muy cabezota. Nos despedimos de ella y de la casa.
Comenzamos a andar nuestro largo viaje. Entre escombros y humo veíamos a gente llorando con sus familiares muertos en sus brazos, escuchábamos explosiones y bebes llorando. Al pasar por uno de los parques vi a mi amiga Hasnae que corría a su casa con una bolsa con pan que su madre le había mandado comprar en una de las pocas tiendas que suministraba recursos a los habitantes que sobrevivían. Le llame y me despedí de ella, le dije que el destino nos volverá a unir pronto y que seguiremos jugando a médicos como siempre. Fue un momento muy doloroso. Los días se nos hacían muy duros. No teníamos donde dormir por las noches y siempre buscábamos lugares menos habitados donde no tengan que bombardear. Una noche mientras dormíamos, mi hermano se despertó llorando y con la cara ensangrentada. Una piedra de le había golpeado al caer desde un edificio cercano que se estaba derrumbando. Mi padre le curo la herida y le puso una camiseta para taponar la herida. Nos marchamos corriendo de ese lugar y pusimos rumbo hacia una ciudad costera, donde nos habían dicho que había pateras para huir hacia Europa. La ciudad no nos pillaba muy lejos, si andábamos ligeros llegaríamos al atardecer, asique comenzamos a andar. El fuego procedente del edificio derrumbado nos alumbraba el camino. Cuando llegamos a la playa de esa ciudad vimos 3 pateras en las que se quería montar multitud de gente. Corrimos hacia una de ellas y vimos a un amigo de mi padre que nos dejó montarnos en ella. Estábamos a punto de partir, cuando vi a Hasnae y a su madre corriendo hacia nosotros llorando desconsoladamente. Le pedí al amigo de mi padre que esperará y que por favor les dejaran montar con nosotros. Después de rogarle, les dejo subir. Las dos nos dimos un abrazo. -Tenías razón, el destino nos ha vuelto a unir.-Me dijo. Mientras comenzábamos a navegar, Hasnae me contó que Ayn ad Dakar estaba completamente destrozada. Ellas lograron salvarse gracias a un pequeño autobús que iba hacia las pateras. Rápidamente, me acorde de mi abuela, para ella su viaje había terminado, pensé que nos reuniríamos con ella cuando nuestros viajes acaben y deseé que fuera lo más tarde posible. También me dijo muy emocionada que, antes de partir, escuchó en la tele que un joven policía de Damasco había muerto en un tiroteo. Era su hermano. Antes de morir le dijo a su compañero que buscara a su familia y les dijera que fueran a Europa. Le pregunté que donde estaba su padre y me dijo que se había
ido con el compañero de su hermano a proteger Damasco. La vida para Hasnae y su madre, había sido muy dura esos últimos años. La muerte de sus abuelos, de su hermano y la despedida, probablemente para siempre fueron golpes muy duros y de ellos habían aprendido a ser fuertes y permanecer siempre unidas. Mucha gente se quedó en la playa esperando a otras pateras que nunca llegaron. Para ellos esa curva infernal había acabado antes de tiempo, por una mala decisión. El viaje en patera era terrible. Los días se hacían eternos. Por la noche hacía mucho frío y por el día la única distracción que teníamos era mirar los peces que había por el mar e imaginarnos formas en las nubes. Una de esas heladoras noches mi hermano empezó a toser y a tiritar. Estaba muy pálido y con la cara helada. Por suerte había un enfermero en la patera. Nos dijo que no era una gripe, era debido a una infección. La herida de su cara no se había curado correctamente, y se le había infectado. No teníamos nada que darle y día a día la infección se hacía mayor. Mis padres y yo estábamos muy preocupados, sabíamos que podría morir sino se curaba y todavía quedaban muchos días de viaje hasta llegar a Europa. Una mañana, como muchas otras, las gaviotas nos despertaron. No quedaba mucha comida en la patera y entre todos decidimos juntar las reservas que habíamos cogido en nuestras casas. Cuando mi madre fue a despertar a mi hermano para darle un poco de comer, le vio más pálido de normal y mucho más frío que días atrás. No nos contestaba, no abría los ojos, no respiraba. Yo me puse a llorar y Hasnae intentaba consolarme. Mis padres se abrazaron rotos de dolor. Desgraciadamente había muerto con 9 años, era muy joven. Fue muy duro para nosotros, no pudimos hacer nada para salvarle. Al día siguiente decidimos hacerle una pequeña despedida. Todos los de la patera rezamos para que fuera al cielo con Alá y yo dije unas palabras: -Habib, gracias por tanto. Gracias por hacerme disfrutar 6 años a tu lado, por enseñarme a tomarme las cosas con calma y por enseñarme a jugar a futbol. Pero sobre todo, gracias por hacer que estos 3 terribles años se pasen un poco más rápido a tu lado, por hacerme reír en momentos muy tristes, por levantarme cuando me derrumbaba pensando en la abuela, y por tu forma tan distinta pero encantadora de ver la vida. Nunca te olvidare y para demostrártelo hablare contigo todos los días, te contare cómo va el viaje, que tal es Madrid y además en el río más cercano de donde vivamos, echare todos los días una rosa roja, tu flor preferida.
Cuando terminé, le puse la pulsera que él me había regalado el día de mi cumpleaños y le echamos al mar. Cinco personas que viajaban con nosotros en la patera murieron por hipotermia en una noche con un bravo temporal, y tres no aguantaban el duro viaje y decidieron tirarse al mar. Pasaron tres semanas desde que partimos, pero al fin llegamos a una playa de Atenas. Muchos de los voluntarios que había ahí nos ayudaron a bajar, nos dieron unas mantas y un poco de comida. A los niños nos pusieron en una fila separados de los adultos. Hasnae no quería separarse de su madre pero yo le ayude a entender que nos iban a pedir los nombres y la edad, que nos iban a dar ropa nueva y después nos reunirían con nuestros padres. Tras media hora, al fin nos juntamos con nuestros padres, los cinco nos abrazamos muy emocionados, habíamos conseguido pasar esa curva de la vida. Ahora tocaba empezar una nueva vida alejados de nuestro país, de nuestra cultura, de nuestra familia. Un amable voluntario nos dejó llamar a mis tíos de Madrid que llegaron en un par de días a recogernos. Cuando llegamos a Madrid mis tíos nos dejaron vivir a los cinco en su casa hasta que tuviéramos dinero para comprarnos una casa. Les contamos todo lo ocurrido y no nos olvidamos de decirles que la abuela y también Habib les mandaban recuerdos desde donde estén. Tocaba empezar a aprender una nueva lengua y conocer nuevos amigos, tocaba empezar un gran cambio. Esta es mi dura historia. Desde que llegamos a Madrid escuchamos las noticias sobre la guerra de Siria, nada había cambiado los bombardeos y los disparos continuaban, y la gente inocente seguía muriendo. Como decía mi abuela toda experiencia acaba cuando aprendemos algo de ella. Yo he aprendido que hay que ser fuertes en todo momento y luchar siempre hasta el final. Que durante nuestro camino al que llamamos vida, dejamos atrás muchos seres queridos y muchos momentos, pero que siempre permanecerán junto a nosotros en los recuerdos que nunca se olvidaran, como bien decía mi abuela. Que toda curva llegaba a su fin por muy pronunciada que sea, y sobre todo que la vida está llena de decisiones que se toman precipitadamente
o
tranquilamente, pero que siempre hay que afrontar lo que venga por muy duro que sea y que nunca, nuca hay que rendirse. Gracias a todo esto, esta mala experiencia, que no hemos buscado, ha acabado para nosotros, aunque para muchos otros todavía
continúa. Solo deseo que esa curva inesperada acabe para ellos y todo vuelva a ser como antes, que Ayn ad Dakar se llene otra vez de niños jugando en sus parques, de ancianos paseando por sus plazas y de turistas visitando nuevos monumentos o las ruinas de los antiguos y poder viajar con mis tíos y primos, junto con Hasnae y su madre que ya formaban parte de la familia, y junto con mis padres al lugar donde nacimos, al lugar que nos vio crecer y al lugar de donde huimos. Quizás pronto se cumplan mis deseos. Solo debemos luchar y rezar por ello.
¿Quién anda ahí? (Relato de una pequeña parte de mi vida)
Yo, ¿quién soy? Mi nombre es Francisco José Vázquez, nacido en el año 1926, en un pequeño pueblo de la sierra madrileña, La Hiruela. Mi pueblo es la viva imagen de lo rural y desconocido, ya que apenas cuenta con escasos 1500 habitantes. Se encuentra situado entre frondosos bosques y pequeños arroyos que infringen el solemne silencio de sus parajes; sus casas están construidas en su totalidad por desiguales cantos marrones y cuando llega el otoño, estas se disipan entre los castaños y abedules que se disponen a perder sus hojas para así continuar un año más con su ciclo vital. Yo vivo en una humilde casa junto con mis padres, abuelos maternos y mis dos hermanos, Julián y Carmen a los que tengo un gran aprecio. En el pueblo no hay demasiada gente joven, pero los pocos que tenemos la suerte de vivir entre estos parajes, crecemos felices y contentos.
La vida en el pueblo Ya hacía más de un año del fin de la guerra civil española, y aunque bajo el mandato del general Francisco Franco, la „‟nueva España‟‟ comenzaba a resurgir entre penurias. Todo el mundo estaba muy triste por lo que había sucedido y aunque en mi localidad la dictadura no había provocado grandes cambios todavía, se respiraba un aroma distinto, cómo explicarlo, se respiraba „‟alegría‟‟ dentro de la „‟miseria‟‟.
En el pueblo, todos los habitantes convivíamos en perfecta armonía, aunque a veces surgieran pequeños conflictos entre los pobladores. En general todo el mundo tenía sus quehaceres diarios; los hombres iban al campo, a la granja, o a los pequeños talleres del pueblo, puesto que estos eran los principales oficios en la localidad; las mujeres limpiaban la casa y hacían la comida para su familia y los ancianos acudían a las pequeñas plazas y callejuelas a matar el tiempo mientras que los muchachos y muchachas como yo, acudíamos a casa de Don Ernesto, el maestro del pueblo. Por la mañana todo el mundo se despertaba temprano y acudían a sus ocupaciones excepto los días de fiesta; al medio día, las familias se juntaban en las casas para degustar los magníficos platos que las amas de casa preparaban; por la tarde, los hombres se juntaban en las pequeñas bodegas para merendar, mientras que las mujeres se agrupaban en los portales de las casas para coser. Por la noche, las familias se volvían a juntar en sus viviendas para cenar y a una hora temprana, todos nos íbamos a dormir. Un extraño suceso Corría una tarde de un cálido mes de mayo, de si mal no recuerdo, un duro 1940, yo tenía 14 años y como todas las tardes, estaba jugando con mis hermanos Julián y Carmen, y mis amigos Pedro y Lucas. Por lo general, los pocos muchachos que residíamos en la villa, solíamos quedar para merendar e ir a jugar a diversos juegos en el pueblo, pero esa tarde como hacía mucho calor, decidimos ir a un pequeño arroyo cercano para refrescarnos. Mis amigos y yo quedamos en la plaza del pueblo con todo lo necesario para hacer la excursión, toallas, ropa, bañador…, y sobre las cinco de la tarde, partimos hacía el río. Para llegar al arroyo, había que atravesar un profundo bosque en el cual, nuestros abuelos para aterrorizarnos, nos contaban macabras historias sobre brujas y monstruos que habitaban entre los robles y castaños los cuales raptaban a los niños para ofrecerlos en rituales de magia negra, pero como todos éramos de edad avanzada, excepto mi hermana que era siete años menor que yo, no nos creíamos esos cuentos baratos. Después de un rato caminando, comenzamos a adentrarnos en el frondoso bosque de las brujas, como se conocía en el pueblo. Ninguno de nosotros nos creíamos las fantásticas historias de nuestros mayores, pero, sin embargo, cuando nos adentramos
en el bosque un frío escalofrío nos recorrió el cuerpo, aunque ninguno dijo que estaba asustado. Poco a poco fuimos recorriendo el bosque hasta que finalmente llegamos al río, era precioso. Una gran cascada surgía de unos peñascos puntiagudos y el agua que escurría de estos, parecía una gran luz cegadora en medio de la noche. Todos dejamos nuestras pertenencias junto a unas rocas que había en la orilla del riachuelo y comenzamos a bañarnos. Estábamos muy contentos, y entre risas y bromas conseguimos refrescarnos y pasar una tarde muy agradable. Cuando nos cansamos de bañarnos, recogimos todas nuestras cosas y nos dispusimos a regresar al pueblo. Comenzamos a seguir el sendero por el que habíamos ido al arroyo, pero cuando ya habíamos avanzado unos metros, mi amigo Lucas se dio cuenta de que junto al camino que nosotros estábamos recorriendo, aparecía una pequeña senda que se bifurcaba de este. Muy intrigado me dijo: - ¿Francis -como ellos me llamaban por aquel entonces-, seguimos este sendero? Sorprendido le contesté. - Lucas creo que no es una buena idea, porque ninguno sabe dónde conduce, ni siquiera sabemos dónde estamos ahora. Ante mi respuesta, Pedro que era el más mayor del grupo dijo: -Venga chicos, no seáis nenazas, vamos a seguir este camino, a ver dónde conduce. Muy atemorizados, mis amigos y mis hermanos, comenzamos a seguir el sendero. Cada vez que dábamos un paso, nos adentrábamos entre los robles del bosque y aunque todos estábamos atemorizados, ninguno nos atrevíamos a decir nada o bien por orgullo o para no quedar como cobardes. Anduvimos unos cuantos kilómetros y parecía que el sendero nunca se iba a acabar, pero para nuestra sorpresa, el sendero concluía en un barranco.
Muy decepcionados por lo que acabábamos de ver, nos dimos la vuelta y emprendimos la marcha de vuelta al pueblo, donde seguramente mi madre y las de mis amigos nos estarían esperando con una rica merienda. Pasada una media hora caminando por aquel espeluznante sendero, nos dimos cuenta de que no estábamos caminando por la senda que inicialmente habíamos escogido así que empezamos a preocuparnos. Mi hermana comenzó a llorar y los demás intentamos disimular el miedo para que esta no se asustase más, pero en el fondo, todos sabíamos que la situación era demasiado peligrosa. Ninguno sabíamos muy bien qué hacer cuando de pronto mi hermano Julián exclamó: - ¡Chicos mirad! Con mucho ímpetu, nos dimos la vuelta y pudimos contemplar una casa medio derruida, que aduras penas, resistía entre dos robles que, a causa de alguna tormenta, habían caído sobre esta. Muy intrigados, decidimos acercarnos a contemplarla. Pedro y yo que éramos los más mayores del grupo nos acercamos hasta esta.
Cuando ya estábamos junto a ella, pudimos ver que una gran puerta vieja ocultaba algo en el interior de la construcción, con mucho respeto Pedro la abrió. Los dos muy asustados entramos dentro de esta y cuando ya habíamos cruzado la puerta un gran grito proveniente de una voz grave irrumpió en silencio del bosque diciendo: - ¡Iros de aquí, nadie os ha llamado! Muy asustados, los dos salimos corriendo de la casa y cuando regresamos al grupo, los dos gritamos: - ¡Corred, corred…! Ninguno de nosotros sabía a ciencia cierta lo que pasaba, pero lo que sí es verdad es que mis hermanos y amigos comenzamos a correr por el bosque sin un rumbo claro. Poco a poco nos fuimos calmando y dejamos de correr, todos estábamos muy cansados y nos sentamos en el suelo para reponer nuestras fuerzas, aunque yo me seguía sintiendo inquieto por lo que había ocurrido. En ese momento, en la cabeza de todos solo nos preocupaba una cosa muy importante; cómo íbamos a volver a casa. Seguimos caminando un rato más, la noche estaba a punto de caer y a todos nos daba bastante miedo tener que acampar en medio del gran bosque, pero por casualidad encontramos un pequeño sendero que conducía a la caseta del guarda del bosque en la muchos de nosotros habíamos estado jugando unos meses atrás. Finalmente, este nos acompañó hasta el pueblo en su viejo vehículo todoterreno, aunque nosotros, preferimos no contarle lo que habíamos escuchado. Pasados unos días, todos seguíamos atemorizados por lo ocurrido, sin embargo, algo en nuestro interior nos decía que no debíamos de contar el extraño suceso del bosque. En nuestras mentes, corrían miles de preguntas sobre lo ocurrido ¿qué ha podido ser, ¿cómo?, ¿por qué?, aunque ni si quiera reflexionándolo tos juntos conseguimos darle una explicación razonable al hecho.
A día de hoy tengo noventa años de edad, y algunas noches, todavía pienso en lo que sucedió aquel mes de mayo, aunque no consigo entender de forma lógica como una voz surge de en medio de un bosque en el que no vive nadie. ¿Espíritus?, ¿Brujas?, ¿Monstruos?, ¿Magia?, quien lo sabe…
Y hasta aquí una pequeña parte de mi vida, espero que haya sido de vuestro agrado, Francisco José.
¿Cómo me han escrito?
Era invierno, por la tarde, no había nadie por la calle. Yo estaba en mi casa, al lado de la chimenea de leña, y decidí escribir este relato en mi ordenador. Me dirigí a mi habitación, puse en marcha la computadora y sin inspiración alguna me puse frente a la pantalla, a pensar sobre lo que podía escribir. Me venían un montón de ideas, pero ninguna era lo suficientemente buena como para redactarla.
Pasaba el tiempo, como no tenía prisa intenté encontrar el relato perfecto; mis neuronas trabajaban para recordar algún momento de mi vida alucinante que pudiera plasmar en esa hoja. Tal era mi aburrimiento, que deprisa y sin ningún remordimiento decidí ponerme a caminar por la naturaleza, a ver si ella me otorgaba esa inspiración tan buscada. Después de una larga caminata, cuando empecé a sentir cansancio; me senté en una gran roca a observar mi alrededor, mi cabeza no paraba de pensar en todas las carillas que tenía que escribir y las pocas buenas ideas que tenía para hacerlo.
En
aquél lugar donde descansaba de tal dura caminata solamente se oían las carcajadas del agua de un riachuelo que fluía por mi derecha. Cuando empecé a sentir frío reemprendí el camino de regreso a mi casa, y, aún no tenía ninguna idea sobre la que escribir.
Mi desesperación estaba acabando conmigo, pasaban los minutos y a mí me parecían horas; llegué a mi casa y le conté todo lo ocurrido a mi abuela que en ese momento estaba enhebrando la aguja para coser un bolsillo de mi chaqueta, de repente sin decir ni una sola palabra recogió todo lo que tenía sobre la mesa, se acercó a un armario próximo a la televisión y sacó tranquilamente un folio y un bolígrafo. Se sentó y me hizo un gesto para que me sentara con ella en una silla, y con estas mismas palabras me dijo: - “Cuando el camino se vuelve duro, solo los duros siguen caminando”. En ese momento no entendí muy bien el significado de esa frase, pero hoy en día esas palabras me están ayudando a levantarme cuando algo me sale mal, a no rendirme nunca… Remontando ese día, comenzamos mi abuela y yo a pensar en algún tema sobre el que poder escribir; el tic-tac del reloj ambientaba ese silencio que nos acompañaba. Cuando se estaba acercando la hora de cenar se me ocurrió la magnífica
idea de escribir todo lo que me había pasado para escribir más o menos una carilla y poco más. Compartí la idea con mi abuela y le convenció. Así que solo me quedaba plasmar todo lo que me había pasado en ese día. Al finalizar el trabajo se lo presenté a toda mi familia, y, les pareció una idea muy creativa.
Diario de un crimen
Eran las ocho de la tarde en Madrid. En la estación estaba el metro que me llevaría a mi próximo destino: Zaragoza, un lugar apacible donde poder pasar unas tranquilas vacaciones. O eso creía yo… 22 de Diciembre: Mi llegada a Zaragoza fue mi acogedora. Mis amigas Diana, su hermana María, Sandra, Laura y Ana me estaban esperando en el andén. Más tarde
me
llevaron
al
hotel
donde
nos
alojaríamos. El gran Hotel Sauce que contaba con unas maravillosas vistas y un servicio excelente. Ya iba anocheciendo así que decidí acomodar mi equipaje e irme a dormir. 23 de Diciembre: A las dos de la madrugada oí un terrible grito que provenía de la habitación de al lado, la habitación de María. Rápidamente cogí el primer objeto que podría llegar a hacer daño y me dirigí a su cuarto. La encontré muerta. A su lado estaba su hermana, agarrándole de la mano y llorando. A su otro lado, se encontraba una pequeña tarjetita donde se podía leer: “Solo los malos pensamientos disfrutan ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más perversos pensamientos. Edgar Allan Poe.” Al rato llegaron Sandra Laura y Ana. Se quedaron perplejas al ver lo ocurrido. Laura llamó a la ambulancia aunque todas sabíamos que no había esperanza. Sandra llamó a la policía que vino de inmediato. El inspector Esteban Lázaro con su acompañante el detective Millán nos apartaron de la escena del crimen para que nos calmáramos y poder y hacernos unas preguntas. “Es cierto que su hermana Diana tuvo el otro día una fuerte discusión con ella” pensé yo “pero no tiene la suficiente fuerza de voluntad para poder llegar matarla”. También llegué a pensar que podría haber sido alguna de nosotras pero recordé que, hace unas semanas, se separó de su novio porque le insultaba y le intentaba alejar de sus grandes
amigos. Sin pensármelo se lo dije al inspector Lázaro. Él me preguntó por su nombre, dirección y si María había recibido amenazas por su parte. Yo le di toda esa información e intenté localizarlo a través del móvil pero no lo conseguí. Decidimos irnos a descansar y mañana ver las cosas con mayor claridad. 24 de Diciembre: Diana vino corriendo a mi habitación ya que el detective Millán le llamó y dijo que habían conseguido localizar a Jaime, el exnovio de María. Millán le comentó también que lo encontró en una gasolinera de Zaragoza, a diez minutos en coche del hotel. Lo llevaron a comisaría y lo tienen allí, sin decirle lo que ocurre y por qué está ahí. A la hora de que nos llamasen ya estábamos en la comisaría. Nada más entrar, Diana vio a Jaime y empezó a insultarle. Nosotras le intentábamos tranquilizar pero hasta que no llegó el inspector Lázaro, no dejó de gritar. Lázaro nos preguntó si era él. Le volvimos a contar la historia de María y Jaime con todo detalle y nos fuimos de nuevo al hotel. 25 de Diciembre: Era Navidad, ese día en que todo es felicidad. Para todo el mundo es un día alegre lleno de buenos momentos. Para todos menos para nosotras. Aquel día recuerdo que me levanté sin ganas de hacer algo, sin recordar nada de lo ocurrido anoche y con una botella de ginebra vacía al lado. Fui a ver cómo estaba Ana, ya que ayer se fue a dormir llorando. Entré y grité. Al momento vinieron las demás. Me vieron llorando al lado del cadáver de Ana, leyendo una tarjetita donde ponía: “Cuando un loco parece completamente sensato es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza. Edgar Allan Poe.” De nuevo llamamos a Lázaro y Millán. Esteban nos confesó que Jaime le había dicho que engañaba a María con Ana. Todo apuntaba a que el asesino era Jaime pero él había estado toda la noche en el calabozo. Tal vez tenía un cómplice fuera. O tal vez él no era el asesino. Recuerdo que aquel día estuvimos todas viendo viejas fotos de María y Ana y recordando los mejores momentos junto a ellas.
26 de Diciembre: Esa noche dormimos todas juntas por miedo a que pudiera ocurrirnos algo. Al despertar nos dimos cuenta de que Sandra faltaba. Empezamos a llamarla. Todo volvió a la calma cuando la vimos salir del baño con cara de recién levantada. Sobre la hora de comer, recibí una llamada de Lázaro contándome que quería estar conmigo a solas para poder hablar de los nuevos hechos descubiertos. A las cinco de la tarde llegué a su despacho. Me comentó que había descubierto que Diana y Jaime tenían una relación en secreto y eso le había dado una vuelta drástica al caso. También me dijo que ella estuvo un tiempo yendo al psicólogo por problemas mentales. Aunque le habían recetado medicación, ahora ya no la tomaba y eso podía reavivar su enfermedad. Al saber eso, llamé a Laura preocupada. No me contestó pero pensé que puede que lo tenga en silencio, no como Sandra que siempre lo lleva encima. Le llamé opero tampoco contestó. Se lo dije a Millán y junto con Lázaro nos fuimos al hotel. Al llegar a mi habitación, donde habíamos pasado todo el día, Lázaro ordenó que le abrieran la puerta pero eso no ocurrió. Repitió la orden una vez más y a la tercera le mandó a Millán que tirara la puerta. Al entrar, nos encontramos a Laura y Sandra atadas a unas sillas y Diana con un cuchillo. Lázaro intentó tranquilizarla pero ella ya tenía suficiente sangre fría como para coger el cuchillo afilado y cortarse el cuello y así morir desangrada. 27 de Diciembre: Al fin volvíamos a nuestras casas, con tranquilidad. Con personas que sabes que nunca te harían daño. Preparamos nuestras maletas y antes de irnos de Zaragoza, fuimos a despedirnos del inspector Esteban Lázaro y del detective Millán, porque gracias a ellos seguíamos vivas. A las seis de la tarde cogimos el tranvía para volver a casa. Sandra a Barcelona, Laura a Murcia y yo a Madrid. Ahora, vuelta a la realidad.
Una marca interior
Creo que todos tenemos en el interior grabada una marca que nos hace ser como somos y reaccionar como reaccionamos en cada caso, todos tenemos una vocecilla que nos dice lo que está bien y lo que está mal, todos tenemos algún objeto que nos hará creer que con él las cosas salen mejor. Todos tenemos días buenos y días malos, todos tenemos sueños (unos más fantásticos que otros) pero todos son sueños, todos tenemos manías de cualquier tipo. Y todo eso está en nuestra cabeza, tenemos una mente muy potente, más de lo que imaginamos y eso nos hace ser diferentes, tener esa marca única, esa marca que no encontraremos igual en ninguna persona, eso es lo que nos hace ser especiales. Cuando una persona se encuentra perdida en el mundo, cuando no encuentra su lugar, no encuentra apoyo de ningún tipo o no lo siente así, yo recomendaría buscar su marca, porque si nunca miras en tu interior no la encontrarás y no serás tan fuerte como deberías, no serás tú, serás otra copia y lo mejor es ser tú mismo en cualquier parte, sentirte orgulloso de quien eres
.
Esto le ocurrió a Ainhoa una niña de quince años de edad, ella perdió a sus padres hacía un par de años por un accidente de coche. Ella intentaba estar feliz, no siempre lo conseguía pero supo encontrar lo que buscaba:
Llego el día esperado, comenzó el invierno. Ainhoa pasaría la navidad con sus abuelos y sus tíos en Galdakao (Vizcaya), a ella no le apetecía ir allí, no tiene amigos, desde que fallecieron sus padres no tenía ganas de ir a ningún sitio.
Sus abuelos no sabían cómo hacerla reír, era una niña triste, enfadada…Decidieron presentarle a una vecina de su edad, Sara, una niña un tanto creída e inmadura. Ainhoa decidió darle una oportunidad y pasar un tiempo con ella, para su sorpresa Sara se hizo amiga de dos chicas que llamaban la atención físicamente, pero el interior no era muy bueno, a partir de ese día eran como las tres típicas insoportables de las películas. Todos los chicos las seguían como los perros de Pavlov, como unos perros que salivan cuando la comida todavía no ha llegado a la boca. Cuando uno de esos chicos, Iker, comenzó a llevarse bien con Ainhoa todo cambió. Ainhoa no poseía una gran belleza, pero si un gran corazón, Iker era el que la hacía reír en los días de lluvia, que le contaba chistes hasta ver una sonrisa en su cara, la valoraba y ella se sentía muy a gusto con él. Ese apoyo le hacía mucha falta a Ainhoa. Cada vez se levantaba con una sonrisa mayor veía el mundo con mejores ojos, comenzó a ser optimista y al estar ella feliz la gente de su alrededor también lo estaba sobre todo sus abuelos. Finalmente el último día de sus vacaciones llego, se despidió de su gran amigo Iker con un regalo muy especial, le dio una carta con el comienzo de su historia y le puso unos puntos suspensivos al final, pues no era el fin de su historia, le decía que volvería y lo haría para quedarse con él. Por último les dijo a las chicas: -Chicas, llegué aquí siendo un bicho raro y gracias a vosotras me di cuenta de que hay gente más rara que yo, durante estos días he descubierto mi gran marca, y digo “gran” porque sé que puedo dar más de mi misma, que yo no sufro sola, y que cuando estoy feliz hago un regalo a la gente que me aprecia y me quiere. Os aconsejo que penséis lo que hacéis y dejad ya de ser tres copias, buscad vuestra personalidad y creed en vosotras mismas, porque podéis hacerlo, gracias por todo. Así es como Ainhoa la encontró, y encontró más de una cosa, pues su viaje sirvió para encontrar varias.
¿La tristeza, o la furia?
En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizá donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta… …en un reino mágico donde las cosas no tangibles se vuelven concretas… Había una vez… …un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y dónde todas las tonalidades de verde se reflejaban permanentemente… Hasta aquel estanque mágico y transparente se acercaron la tristeza y la furia para bañarse en mutua compañía. Las dos se quitaron sus trajes y, desnudas, entraron en el estanque. La furia que tenía prisa (como siempre le ocurre a la furia), urgida -sin saber por qué-, se bañó rápidamente y, más rápidamente aún, salió del agua… Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad. Así que, desnuda y apurada, se puso, al salir el primer traje que encontró… Y sucedió que aquel vestido no era el suyo, sino de la tristeza… Y así, vestida de tristeza, la furia se fue. Muy calmada, muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y, sin ninguna prisa -o, mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo-, con pobreza y lentamente, salió del estanque. En la orilla se dio cuenta de que su ropa ya no estaba. Como todos ya sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo. Así que se puso la única ropa que había junto al estanque: el traje de la furia.
Cuentan que, desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada. Pero si nos damos tiempo para mirar bien, nos damos cuenta de
que esta furia que vemos es solo un disfraz, y que detrรกs del disfraz de la furia, en realidad, estรก escondida la tristeza.
Un universo sin estrellas
Hubo un tiempo, una historia mejor dicho, nunca contada. Una historia jamás inventada, donde nada era como podemos imaginar. No había luz, estaba todo completamente en la penumbra. Y os preguntaréis amigos, que qué historia es esta, si ni si quiera tiene un final feliz, a lo que yo os respondo, que no todo en esta vida es como queremos. Esta, es la historia de Laura, una niña a la que hace un año le diagnosticaron cáncer. ¡Qué tragedia! Diréis algunos. Lo es. Desde luego que sí. ¿Pero sabéis? Existen sonrisas de melancolía y lágrimas de felicidad, por eso os invito, una vez más a que veáis qué compleja es la vida, y cómo relacionamos cosas con lo contario. Qué difícil es ser la pieza que no encaja, tener que construir tu propio puzle, tu propio mundo, para protegerte de lo que otros dicen. Laura es una niña de tan solo ocho añitos, y tiene la sonrisa más bonita que hay. Cuánto nos cuesta sonreír a veces, cuando no conseguimos lo que se nos “antoja”. Pues una vez más, os digo, que ella es la persona más feliz y con más fuerza que podáis imaginar, que no le hace falta corona, ni tan si quiera una larga cabellera para ser princesa, porque sus ojos son capaces de alejar cualquier huracán, su risa, aunque ella no se dé cuenta es la tentación de cualquier Jesús en el desierto. La verdad es que pocas veces hemos creído en la magia, pero lo bonito es pensar que existe, es lo que hace despertar la ilusión niña de cualquiera de nosotros. Y es que cómo enseñas a un niño a ser fuerte, a enfrentarse a la muerte que supone vivir en ruinas. Era una niña que aprendió a ser fuerte viendo llorar a su madre, era una niña valiente, soñadora, y yo que sé qué mil adjetivos podrían definirla mejor. Y ese, el mundo que yo al principio os he mencionado, no es precisamente el mundo de Laura, sino nuestra envida, discrepancia y solo nuestra discrepancia.
Qué difícil es ver que lo más importante que tenemos no es lo que se compra con dinero, sino aquellas personas que forman día a día nuestras vidas, nuestras historias. Sé que esto no es que digamos un relato o una historia, porque ahí está la clave, el resto lo imaginas y lo vives tú.
Escucha el relato aquí
Buscando mi camino 15 - 2 - 2016 Hola Mamá: Debido a los kilómetros que nos separan te escribo esta carta para decirte que lo dejo todo, si, todo, siento que este no es mi sitio, no es aquí donde debo estar, no me encuentro cómoda con mis compañeros del trabajo, siento que les estoy engañando todo el tiempo, porque, aunque no lo creas supongo que no estoy siendo yo misma cuando estoy con ellos y eso no es justo, sabes que ellos son lo único que tengo aquí y yo no soy esa persona; aunque ese no es el principal de mis problemas, mi trabajo, si, la semana pasada mientras conducía de vuelta a casa comencé a pensar si verdaderamente mi vida me hacía feliz y me di cuenta de que no, no soy feliz con esta vida, no soy feliz con este trabajo, y lo más importante, no soy feliz con esta Lucía en la que me he convertido. Siento decírtelo así, no era mi intención la verdad, seguro que ahora mismo te estarás preguntando por qué no te lo he dicho en persona y la verdad es que no he tenido el valor suficiente, lo he intentado, créeme, pero no he podido. Creo que ha llegado el momento de dejarlo todo y dar un nuevo sentido a mi vida, he decidido que se acabaron los dramas, a partir de ahora voy a vivir y voy a soñar. Exprimiré al máximo cada segundo, cada minuto y cada aventura, porque la vida es corta y está para disfrutar así pasado mañana me voy a Perú, quiero descubrir todos esos lugares inexplorables, subir al Machu Picchu y probar todo tipo de comida. Aunque se me olvidaba un pequeño detalle, no voy a ir sola, hace poco tiempo conocí a una persona, no quise decirte nada porque no pensaba que fuera nada serio, pero me he dado cuenta que lo necesito en mi vida, no sé muy bien lo que somos, de momento solo es mi compañero de aventuras, aunque no descarto que puede llegar a ser. Se llama Mark y tiene 26 años, apena nos llevamos un par de años, el nombre puede sonarte un poco raro, principalmente porque es de Dryden una pequeña ciudad situada en Canadá, lo que resulta muy positivo, pues así aprendo inglés de una vez por todas, además cuando estemos de viaje será una ventaja respecto al idioma. Nos conocimos de una manera un tanto rara. Era una lluviosa tarde de diciembre y había salido a tomar algo con mis compañeros, de vuelta a casa intentando pedir un taxi apareció, con sus preciosos ojos azules y sus sedosos rizos castaños, ay mama, es tan guapo, todavía no sé por qué se presentó y me ofreció su ayuda, al principio estaba un poco asustada, pues no lo conocía de nada, pero en un arrebato de valentía decidí
olvidar mis miedos y acepté gustosamente. Caminamos hasta llegar a mi casa, la verdad es que era un chico muy interesante, nunca me había sentido tan a gusto con nadie, sentía que era especial, pero tampoco quería hacerme muchas ilusiones, puede que, al fin y al cabo, solo fuera una conversación entre dos desconocidos. Para mi enorme alegría, no fue así intercambiamos los números de teléfono y comenzamos a hablar, sin para, día y noche, era tan adorable. Unos días más tarde quedamos y todo fluía entre nosotros teníamos una magia muy especial, los dos comenzamos a sentirnos atraídos por el otro, hasta que al fin surgió, pero no pienses mal, que nos conocemos, solo fue u beso, pero que beso, estaba en una nube. A partir de ese día empezamos a quedar regularmente y poco a poco, lo que parecía una historia pasajera se fue convirtiendo en lo que somos ahora, no sé muy bien el qué, llamémoslo compañeros de viaje. Fue también gracias a él, que me di cuenta que no era feliz con mi vida, él me hizo abrir los ojos. Así que mamá ha llegado la hora de despedirme, por poco tiempo, pronto volveré a contactar contigo y te contaré cómo intento buscar mi camino. Próxima parada: Perú. PD: recuerda que esto no es por ti, es por mí, y que pase lo que pase siempre te querré, por favor no te enfades demasiado, solo intento hacer lo correcto. Se me olvidaba te mandaré otra carta desde Perú. Lucía, Besos
Bueno ha llegado la hora de hacer las maletas y despedirme de todos, no es fácil, pero es una aventura que estoy dispuesta a vivir, redacto mi carta de dimisión y se la envío a la jefa del hospital, se me olvidaba mencionaros que trabajo como psicóloga en un hospital situada en el centro de Madrid, no es un mal trabajo, cuando consigues ayudar a alguien con problemas de verdad la emoción se apodera de ti, sin embargo. Son muchas las vidas de personas que se ven truncadas aquí. Ya ha llegado el día, mi madre me llama unas quince veces antes de las once de la mañana, así que decido apagar mi móvil, si no estaba lista antes para tener esta conversación mucho menos lo estoy ahora con todos los nervios del viaje. Una vez Mark y yo tenemos listas nuestras maletas emprendemos el camino hacia el aeropuerto, creo que no olvidamos nada: ropa, dinero, pasaportes, un poco de comida y mucha ilusión. Al final decidí que no quería despedirme de mis compañeros los
quiero mucho, pero se iba a convertir en momento lleno de lágrimas y sollozos por el que no quiero pasar, odio las despedidas, así que ya los veré a mi regreso. Llegamos al aeropuerto decididos a emprender esta aventura, el avión está a punto de despegar, abróchense los cinturones de seguridad, dice la voz de una de las azafatas, despegamos, próxima parada: Lima. Tras once agotadoras horas de viaje por fin llegamos a Lima, es de noche así que nos dirigimos al hotel, estamos muertos de sueño. Por la mañana comienza nuestro camino, Lima es una ciudad preciosa, sus calles, su gente, todo es tal y como lo había imaginado. Damos una vuelta por los alrededores del hotel y nos damos cuenta de que la gente aquí es muy acogedora, una mujer con sus dos hijos nos ha dado una gran lección de vida que nunca olvidaré: “Jovenzuela, aquí nosotros no miramos los problemas con una mirada negativa, sino que miramos las lecciones que podemos aprender, las cosas positivas que vienen dentro de esos problemas.” Por cosas como esta vale la pena dejarlo todo, para darte cuenta de que no se trata de lo malo, que la vida son rachas buenas y malas y la manera en la que las afrontes marcará tu destino, tu vida. Miro a Mark que se encuentra pensativo, tal vez también le haya afectado tanto como a mí. Finalmente, el día acaba, no ha sido más que una simple toma de contacto con lo que nos espera mañana, vamos a subir al Machu Picchu, estoy tan emocionada que Mark tiene que decirme varias veces que me calme y me vaya a dormir. Ha llegado el gran día, y es cuestión de horas que me encuentre subiendo al lugar que tanto he ansiado, el Machu Picchu me espera. No puedo describir con palabras lo que mis ojos están viendo ahora mismo, es mucho mejor de lo que imaginé, el paisaje que me rodea es espectacular, es una sensación impresionante que volvería a vivir miles de veces más. Mark se ríe de mí, me enfadaría si no estuviera tan feliz, pero es que no puedo, además es que es tan adorable cuando se ríe, en sus mejillas se dibujan unos preciosos hoyuelos que amo demasiado. Para mi desgracia toca volver a la civilización, le pregunto a Mark que, si mañana podemos volver, pero no me deja, olvidaba que ya teníamos planes. Cuando llegamos al hotel decido escribir a mi madre, conociéndola seguro que está preocupada.
20 – 2 - 2016
Querida Mamá: Hoy seré más breve, para tu alegría quiero que sepas que no me arrepiento de la aventura que estoy emprendiendo, aunque todavía es un poco pronto para decirlo. Perdona por no contestar a tus llamadas, pero sigo sin estar preparada para tener esa conversación, puede que pienses que soy una cobarde, tal vez lleves razón, pero es que estoy cansada de reproches, bueno voy a lo interesante la gente de aquí es genial y la comida para chuparse los dedos, ya te haré algún platito típico. Hoy hemos subido al Machu Picchu, ¡Ha sido genial! Una vista impresionante, en serio, tienes que probarlo, los tres días que nos quedan aquí vamos a realizar un par de excursiones muy chulas. Pero después continuaremos nuestro viaje rumbo a Australia tengo unas ganas de ver a los canguros con sus bebés. Estoy segura de que será muy emocionante. Lucía, Muchos besos
Estos dos días han sido agotadores el lunes realizamos una excursión a el Santuario Nacional de Ampay, un lugar precioso, se trata de un lago natural, en el que para mi alegría el hombre no ha modificado, las imágenes no son suficientes para describir la pureza de aquel lugar. Y ayer fuimos a visitar el Valle Sagrado de los Incas, ya
habíamos visto una pequeña parte, pero aun así las sorpresas que oculta son extraordinariamente increíbles. Aunque ya nos toca partir de nuevo hacia otro lugar. Próxima parada: Australia. El viaje no ha sido tan largo como esperaba, Mark ha estado dormido todo el tiempo, no sé cómo puede dormir tanto. La verdad es que está isla es más grande de lo que parece, solo con pensar en la cantidad de secretos que esta tierra oculta se me ilumina la cara, parezco una niña de cinco años mirando el escaparte de una juguetería. Miles de kilómetros llenos de animales y vegetación inundan mis pensamientos. Por fin aterrizamos y nos dirigimos al hotel, una vez allí le insisto a Mark, que quiere seguir durmiendo, para que vayamos a dar un paseo, finalmente para que deje de darle la lata accede. El aire es tan puro y el lugar tan mágico que no quiero pensar en el día de marchar. Tenemos varias excursiones previstas, a las cuales pienso asistir la primera dispuesta a descubrir todo lo que me espera. Tengo que levantar a Mark a empujones para que se mueva de la cama. La primera excursión nos espera el paso llamado ThreeSisters, un espectacular lugar apartado de la civilización, a simple vista impresiona bastante pero poco a poco, te muestra que no hay que temer a esos pasajes rocosos, pues como bien dicen no juzgues un libro por su portada. Llega el atardecer y es la hora de volver al hotel y descansar de un día tan agotador. En mitad de la noche unos ruidos extraños me despiertan, Mark no me hace caso así que decido salir para ver de qué se trata, un ave un tanto peculiar me sorprende así que decido seguirla a ver hasta dónde me conduce, no sé dónde me estoy metiendo, pero la curiosidad se apodera de mí y no puedo hacer nada para remediarlo finalmente llego a un lugar extraordinario, en el que hay una pareja de canguros y el nido de esta ave peculiar, unos hermosos polluelos la reclaman, tienen ganas de comer, decido ocultarme detrás de unos arbustos para que no se asusten, antes de regresar, de repente noto que una fría mano toca mi hombro, el miedo me invade, pero es Mark, menos mal estaba a punto de ponerme a gritar como una loca, me reprocha no haberle avisado de que me iba, estaba preocupado, que mono, se ha puesto rojo como un tomate de la vergüenza. Volvemos a la habitación, mañana será un día muy duro. Cuando me despierto me encuentro con unos preciosos ojos azules mirándome fijamente. ¿Cómo puedo quererle tanto?
Después de desayunar nos dirigimos a la excursión de hoy Melbourne, veremos la preciosa ciudad con su increíble arquitectura y por la tarde iremos al Jardín Botánico, será genial. Sobre las ocho de la tarde decido escribirle a mi madre. 27 - 2 - 2016
Hola Mamá: Te escribo desde Australia, aquí todo es tan mágico, que cuesta creer las cosas que suceden, te echo de menos, hoy quería llamarte, creo que ha llegado el momento de tener esa conversación que tanto temo, pero pronto lo intentaré, lo prometo. Aprovecho para decirte que no te preocupes por los temas de dinero, antes de venir Mark y yo decidimos vender todas esas cosas que no íbamos a utilizar, así que tranquila, tengo suficiente para una larga temporada. Además, los lugares en los que nos alojamos son cada vez menos lujosos, nos hemos dado cuenta de que no necesitamos lujos. También he de confesarte que cada día que pasa me enamoro más y más de Mark, no se viven cosas así todos los días y mucho menos con alguien tan especial. Hoy ha sido un día genial hemos ido a Melbourne, los edificios eran muy imponentes y la arquitectura ha hecho que me enamore también de este lugar, ¡Ah! Ayer vi una pareja de canguros son más grandes de lo que creía. Antes de que se me olvide tengo que decirte algo muy importante, SOY FELIZ, ahora sí que si he encontrado mi camino, o eso creo, quiero que sepas esto para que veas que no me arrepiento ni pienses que puedo estar mal, es la mejor decisión de mi vida. Hasta la próxima parada: China. Lucía, Besos
Tras dos días más mi viaje continua, China es mi próximo destino, estoy muy emocionada, quiero hacer tantas cosas allí, que ya he perdido la cuenta. Mark está muy asustado, que quede entre nosotros, yo creo que tiene un poco de fobia a los chinos, pero ya me enteraré.
5 - 3 - 2016 Querida Mamá: Nuestro viaje a China ha sido inmejorable, la primera toma de contacto con la gente de allí fue muy graciosa, a Mark le daban miedo los chinos, yo no podía aguantarme la risa, pero en muy poco tiempo les ha cogido casi más cariño que a mí, los tiene como si fueran sus hermanos, ellos se extrañan, lo ven raro, y yo observando el panorama, ¡No da ni una! La muralla China ha sido lo mejor de todo, no imaginaba algo tan bonito, elegante y antiguo, y muy larga, por cierto. La comida es impresionante he aprendido a hacer un plato que me sabe riquísimo, ya te lo enseñaré. Estoy deseando llegar a la próxima parada: Madagascar. Con amor, Lucía
Mi viaje continuo durante otro año y medio, viajamos a México, Colombia, Argentina, Japón, Tailandia, Mauritania, Tanzania, Finlandia, y muchos lugares más, incluso repetimos destinos, pero hubo un lugar, uno en especial, que marcó mi vida y mi forma de ser, me permitió cambiar la perspectiva de mi vida de una manera tan radical que no soy la misma, aprendí como persona, las lecciones más valiosas de mi vida, y ese lugar fue Kenia. África esconde muchos secretos y muy bien guardados, pero Kenia es un lugar mágico, un lugar para soñar, un lugar para volar. Desde que puse un pie en Nairobi, supe que aquel lugar era para mí. Soy una amante de los animales en libertad y puedo asegurar que como los ves allí, no los verás en ningún lugar. Son libres, sigue su destino, viven, si, viven de verdad, no como muchas de esas personas que viven la vida sin ilusión, sin motivación, sin felicidad; lo que esos animales representaban es justo lo contrario, la esencia de la vida. Pero lo que más me llamó la atención era la gente, los niños, con esas sonrisas que te lo dicen todo sin mencionar una palabra, con esas miradas llenas ilusión y sus cabecitas invadidas por miles de sueños. Y ya está, la pura sencillez de la vida es lo que les hace felices, no necesitan más, ¿para qué? Si con lo que tienen es suficiente. Esos niños te enseñan lo que nunca nadie te da, te guían con sus historias por el camino de la felicidad, te enseñan que ser materialista es la peor de las infelicidades, que ¿para qué pelear por tonterías si podemos reír por estupideces?, ¿para qué seguir lo establecido por la sociedad si es mucho más divertido ser uno mismo?, ¿para qué llorar si la vida es un abrir y cerrar de ojos?, eso y mucho más te lo enseñan un grupo de niños que apenas
saben lo que es el valor del dinero, lo que es tener todo lo que quieres con tan solo pedirlo, esos que sueñan cada día con un mundo mejor en el que todos somos iguales, esos que mantienen vivo el espíritu que vive dormido en nuestros corazones, niños como esos son los que se merecen vidas como las que nosotros no valoramos ahora, yo los admiro, no sé tú, pero merecen algo mejor.
Con esto me despido no sin antes decir que ahora mismo, me dedico a algo que me llena y me gusta, cuando volví a España lo primero que hice fue casarme con Mark, porque lo quiero y quiero compartir el resto de mi vida con él. Yendo al grano, después de la boda me di cuenta de que todo lo que había vivido no podía quedarse en mis recuerdos, sentí la necesidad de compartirlo con más gente como yo, animarles a lanzarse a la aventura. Y es lo que hice, comencé a garbar videos para YouTube y vi que la gente se sentía muy identificada conmigo, era algo que me llenaba, ayudaba a los demás de una manera diferente que me hacía más feliz, y ahora mismo mi canal tiene más de doscientos mil subscriptores que tienen el mismo espíritu aventurero que yo, por favor no cultivemos el conformismo, busquemos lo que nos hace felices, porque para mí no fue fácil, y puede que para ti tampoco, pero con ganas y esfuerzo todo se consigue, y si yo pude tú también puedes, se trata de intentarlo.
Una casa corriente Hacía poco que me había mudado con el Señor Patucos, mi fiel y aguerrido Yorkshire Terrier, un regalo de mi hermana. Siempre he sospechado que ese perro cree que mide 50 centímetros más y pesa 40 kilos, eso o sencillamente los tiene bien puestos. Como iba diciendo, nos acabábamos de mudar al vecindario comprando una casita de la que sus dueños habían salido pitando y prácticamente regalándome la casa y diciendo no sé qué cosas sobre antiguos inquilinos que habían desaparecido en extrañas circunstancias. No la veía tan mal, una buena mano de pintura y un poco de mano en el jardín y quedaría como nueva. También había pensado en ponerle un columpio al viejo roble del jardín, que lo vi más de cerca y parece ser que alguien había tenido la misma idea que yo, pero la había dejado a medio hacer porque solo tenía una marca de cuerda, en vez de dos. Así que me puse a ello y en unos días ya tenía puesto el columpio, la mecedora en el porche desde la que gritar a los niños que no me pisen el jardín mientras me tomo algo por la tarde y la mano de pintura tanto por fuera, como por dentro, que la casa tenía unas marcas de humedad muy feas en algunas paredes y en el suelo de la habitación de la cama grande. Tuve que llamar a unos amigos que se dedicaban a poner suelos. Fue una tarde un poco rara, cuando llegaron parecían saber algo que yo no sé, además del hecho de que no tengo ni idea de cómo poner el parqué, sino, no les llamaría. Me preguntaron varias veces si dormía bien por las noches. -Siempre duermo acompañado por el Señor Patucos- dije. Había cogido la costumbre de que el perro durmiera conmigo. Siempre dormía la criaturita intentando no tocarme, no sea que me aplaste con su ingente peso. O eso es lo que creo que debe de pensar.
- ¿Has subido al ático?- Me preguntó Hortensio, el artista de los pavimentos, como a él le gustaba que le llamaran. Creía que era una ciencia y que el trabajo de poner suelos era obra de las personas con más imaginación sobre la faz de la tierra. Supongo que esto es por la cantidad de recursos que un hombre debe de tener para no poder estarse un solo minuto callado, o silbando, o cantando alguna canción que seguro vio mejores días. Oséase, Hortensio era un gañán de pueblo de toda la vida del señor. - Claro, es mi casa, ahí es donde he dejado todos los trastos ¿Dónde iba a dejarlos sino? - Bueno, bueno, pero ya sabes lo que dicen ¿No? - La verdad es que no te sigo, Hortensio ¿Adónde quieres llegar? - No, nada, nada, a ningún sitio. Es sólo que ya sabes...¿Has oído eso? - Será el Señor Patucos, que habrá subido al ático. - Guau. - Vas a pisar al perro, Hortensio, ten cuidado. - Sí señor. No he visto en los días de mi vida poner a alguien el suelo tan rápido, ni siquiera intentó gorronearme una mísera bebida o llegó a comerse el bocadillo que traía para merendar. Era como cuando ves alguna serie de dibujos animados y los personajes al construir algo son todo polvo, manos y martillos. Al irse, me dirigí a la cocina para hacer la cena, nunca se me ha dado especialmente bien la cocina, pero mi madre decía que si le invertía el tiempo suficiente podría compensar mi mala mano. Por eso siempre empezaba a hacer la cenar a eso de las cinco de la tarde.
- ¡Guau! - Escuché desde la cocina cómo el majestuoso mastín conocido como Señor Patucos estaba ladrando, aunque diría que no con mucha seguridad o ese aplomo que tanto caracteriza a su raza. - ¿Qué te pasa pequeña bestia? - No sé por qué le había dado estos últimos días por ladrarle a las esquinas de la casa en las que no había nadie. Pude contemplar como al hablarle empezó a erizarse su pelo y se convertía en una mala bestia compuesta el 50% por pelo y el otro 50% restante por puros temblores. - ¡Guau guau guau guau guau! - El tono era una mezcla entre una euforia descontrolada por hacerse el macho frente a su amo con unas dosis de terror y tintes de autodeterminación. - Ya te cansarás de ladrarle a la esquina oscura esa. Volví a la cocina para seguir preparando unas pechugas de pollo cuando el Señor Patucos entró en ella. No me preguntéis por qué pero sabía que debajo de esa capa de reluciente pelo él estaba pálido, se le notaba en la mirada. - ¿Ya te has cansado? Si es que estás de un raro últimamente que no es ni medio normal ¿Has venido a ayudarme a cocinar? - Dije distraído mientras intentaba con una balanza medir la sal necesaria para que los filetes no me supieran a chupar sales marinas. - Sí, claro. - Pásame la cebolla en polvo. - Ahí tienes. - ¿Guau? - Muchas gracias - Y seguí sazonando las pechugas de pollo. Terminada mi labor en la cocina puse el plato, vaso y toda la parafernalia propia de alguien que se va a dar un festín en la bandeja y me dirigí al salón. Qué raro, no
recuerdo haber dejado encendida la televisión, ni el sillón así, ni ese bol de cereales. Madre mía que cabeza tengo ya. Dejé la bandeja en la mesa y le puse el cuenco del Señor Patucos a la derecha de mis pies, le gustaba comer ahí. Me di cuenta de que al volver de la cocina con la jarra del agua el sabueso que tengo por mascota estaba, de nuevo, temblando como un chihuahua en una tormenta, de nieve, en el Polo Norte. Miré al sofá y vi el bol de cereales medio vacío, con gran parte de ellos desperdigados por el sillón y la cuchara en el suelo. - Ya has sido un chico malo eh - La cara de culpabilidad que ponía parecía más de confusión que de culpa mientras no dejaba de mirar hacia el sillón y entornar los ojos en los que en las mejores películas es sin lugar a dudas una mirada de declaración de odio eterno. - Veamos que ponen hoy en la tele, pequeño. Lo mismo de siempre, programas de tele basura. Oh, un documental de animales. Empecé a degustar tan costoso manjar como era el pollo, y me ensimismé en la televisión. El cambio de canal a un reality show de tres al cuarto me despertó del trance y empecé a buscar el mando, que le había tenido que dar con el culo para cambiar de canal justo en el clímax del documental sobre las marsopas. Y ahí estaba el mando, en el sillón, junto al bol, y los cereales dentro de él, y ni uno sólo esparcido por el sillón, y un trapo, húmedo. Cogí el mando y puse de nuevo el documental para volver a caer en los primitivos encantos de dos marsopas haciendo vida de pareja. - Perdona lo de los cereales, a veces se me pasa lo de ser intangible. - Nah, tranquilo. - Dije con la automaticidad de quién está viendo lo más interesante que el ser humano puede presenciar. - ¡¡¡Guau guau guau guau!!! - Shh, ¡Calla! Hay que ver cómo estás últimamente ¿Tienes gases cruzados o algo?
- Antes ha intentado usarme de retrete. - Sí, sí, sí, ya te digo que está raro desde que llegamos aquí.- Sin siquiera pestañear, no quería perderme el espectáculo. - Aunque generalmente suelo causar esa impresión. Ya sabes, perros que se orinan encima y esas cosas. - Dicen que eso pasa por las feromonas - Feromonas, no sé ni que son esas cosas pero acaban de decirlo por la tele, y tampoco quiero quedar como un inculto frente a...¿Hola? Debe de ser que tengo sueño. Señor Patucos, a la cama. Recogí todo y me fui a la habitación. Me puse el pijama, fui al baño a hacer las cosas que se suelen hacer en el baño antes de dormir. Apagué la luz y me metí en la cama sólo para darme cuenta de que me había dejado la luz del baño encendida. Oí como bajaban la tapa y tiraban de la cadena. La luz se apagó. Estaba ya quedándome dormido cuando: - Buenas noches. - Buenas noches - Dije, apenas vocalizando algo, la babilla estaba dejándose llevar por la gravedad. Al día siguiente miré al Señor Patucos, o más bien dicho, a las ojeras que tenía ahora por perro. - Buenos días pequeña mole de guerra. Menudo sueño más raro acabo de tener. -Buenos días - Escuché - ¿Guau?
Abuelo - ¡Abuelo! ¡Abuelo! he tenido una pesadilla estaba en un lugar totalmente desierto donde de repente vi un León hambriento y feroz se me quedó mirando fijamente de repente se alzó y se dio a la carrera detrás de mí, y yo ante él corrí y corrí. Desesperado divisé un pozo a unos 20 metros; era mi única esperanza. Llegué y bajé rápidamente por la cuerda que colgaba de un palo que alguien muy oportunamente había colocado ahí, y me quedé en la mitad del pozo. El león llegó y empezó a mirarme lamiéndose la boca, pensando en el aperitivo que iba a saborear. Yo pensé que no iba a tardar en irse pero pasaron horas y horas y él aún seguía ahí.
”Ajjjjjj, ajjjjjjj” oí bajo mis pies, asomé la cabeza y … ¡¡¡Ahh!!! Un caimán había en el fondo del pozo con la boca abierta esperando a que me soltara. Pensé que estaba perdido ahora tenía a dos fieras esperando a devorarme. Pasada media hora vi a dos ratones uno blanco y otro negro encima del palo de donde colgaba la cuerda. Se acercaron a la cuerda y empezaron a roerla. Simultánea y lentamente intenté espantarlos pero iban y volvían como las olas en la playa de una marea que nunca se detiene. Solo me quedaba rezar. Estaba destrozado, tenía sed y
hambre, me acordé de Dios y de qué me esperaba al otro lado pero de repente ocurrió un milagro: empezó gotearme un líquido en la frente. Por si mi situación no fuera un castigo suficiente, ahora debía sufrir como un reo malayo. Decidí no darme por vencido y comencé a balancearme un poco y empecé a notar que no era agua lo que golpeaba incesantemente mi hueso frontal, sino que era miel. Viendo que mi suerte había empezado a cambiar empecé a balancearme, cada vez más y más, hasta que “plagg!!”, la cuerda se rompió y cuando veía toda mi vida pasando ante mis ojos durante un fugaz instante, me desperté. - ¿Abuelo por qué lloras? - Hijo mío, esa pesadilla la llamamos el sueño de la muerte: El león que dices que estaba hambriento es lo que nos falta aún por vivir. El caimán es la muerte que nos espera con los brazos abiertos. Los ratones, el blanco es el día y el negro es la noche. Simultáneamente muerden los hilos que nos atan a la vida que nos queda por delante, ya que el día y la noche son simultáneos y no hay forma de detenerlos. La cuerda es nuestra propia vida, la agarramos fuerte pero a veces aflojamos las manos. Por último, la miel son las distracciones que tendrás a lo largo de la vida y algunas te harán pagar con tu vida por ejemplo: las drogas o el alcohol. También representa a las mujeres, las fiestas, o aquellas cosas que nos hacen olvidarnos de todo.
Ópera prima I Un joven hombre caminaba tranquilo durante esa noche fría y oscura. “Debería aligerar”, pensó, mientras se paró y miró directo al cielo, y luego siguió con su paseo. La calle estaba vacía y tranquila esa noche, algo que este joven había notado hacía ya tiempo y que, por alguna razón que no comprendía, le inquietaba y le hacía aligerar todavía más. De pronto, escuchó un sonido detrás suyo, como un pitido o un silbido, que retumbó en el aire, era estremecedor, un silbido que despertaba la locura y a los sentimientos más oscuros que pueden llegar a habitar en el corazón de un hombre, era como si proviniera del Mas Allá, y cuando se dio la vuelta para buscar el origen de tan extraño y escalofriante ruido, no vio más que la calle y los coches aparcados en los parkings. “Debe ser mi imaginación”, se dijo a sí mismo para tranquilizar su mente, “debo estar cansado y por ello escucho estas cosas”, pero la verdad era que no se creía ni una de las palabras que decía.
Cuando se dio la vuelta para seguir caminando, le pareció ver por el rabillo del ojo y por apenas unos milisegundos, una presencia oscura, que se asomaba desde uno de los árboles que se encontraban allí, pero no le dio importancia, tratando de convencerse de que todo era un producto de su imaginación y de su mente. Comenzó a caminar muy rápido casi corriendo, con ese sonido detrás de él que parecía acercarse cada vez más. De vez en cuando se daba la vuelta por unos segundos para mirar hacia la nada, esperando ver por fin de dónde provenía ese silbido infernal, y todas las veces veía lo mismo por el rabillo del ojo: una figura que se asomaba desde detrás de ese árbol.
El silbido comenzó a aumentar su volumen, y ahora ya no provenía desde detrás de él, sino que de todas partes, desde todos los ángulos. Fue en este momento cuando el joven se dio cuenta de que todo lo que estaba pasando a su alrededor no era un producto de su imaginación ni de su mente cansada, sino que en realidad estaba pasando, todo había sido verdad desde un principio y, al borde de la locura, comenzó a correr, como nunca lo había hecho hasta entonces. Mientras corría, comenzó a ver esa sombría figura en todos lados: en los tejados de las casas, dentro y debajo de los coches, incluso sobre las copas de los árboles. El muchacho, ya cansado y totalmente aterrorizado, tropezó contra la acera, y cayó a la carretera sobre sus manos. Cuando
trataba de levantarse, alzó la mirada y allí estaba: esa horrible y negra silueta parada justo delante de él, sonriendo y mirándolo fijamente con unos ojos que recordaban a las mismas llamas del infierno. Convencido de que había llegado el momento de su prematura muerte, cerró los ojos y esperó lo peor.
Se despertó sorprendido y totalmente empapado en su propio sudor del miedo que tenía. Miró alrededor de él y solo pudo apreciar la tranquilidad de su habitación. Afuera, se gestaba una tormenta ensordecedora. Las gotas de agua chocaban contra las ventanas de su habitación, y parecían lágrimas que se deslizaban sobre un rostro de cristal. “Fue solo un sueño”, pensó, todavía algo alterado por la pesadilla. Se levantó de la cama, caminó hasta el baño y se lavó el rostro con el agua del grifo. Luego bajo las escaleras, acompañado por el sonido de sus propias pisadas y de las gotas de agua chocando sobre el tejado.
Entonces lo volvió a escuchar; ese maldito sonido que parecía provenir desde el más oscuro infierno. Se quedó ahí parado, en medio de la escalera, totalmente petrificado por el miedo, con la mirada perdida en el vacío y sus de ojos salían lágrimas. Su cuerpo comenzó a producir un sudor frío que bajaba por su rostro.
De repente, un relámpago iluminó toda la sala por unos segundos y le obligó a cerrar los ojos. Cuando los abrió, vio unos diminutos y detestables muñequitos, que se movían de un lado a otro con un ritmo demencial. Cuando sus piernas por fin se decidieron a responderle, se dio la vuelta y volvió a subir las escaleras, y se dirigió al lugar que más seguridad le daba “su habitación”. Cuando llegó, entró y cerró la puerta detrás de él y se apoyó en ella. Se dejó caer y hundió su rostro envuelto en lágrimas en sus manos mientras ese sonido diabólico le retumbaba en la cabeza. El pobre hombre ya no pudo aguantar más y dirigió sus manos a sus oídos e introdujo sus dedos índices dentro de ellos, hasta llegar a lo más profundo, destrozando sus tímpanos, con la esperanza de callar el silbido que lo atormentaba, pero fue en vano. Al poco tiempo su cuerpo fue encontrado por la policía, debido a las denuncias de sus vecinos sobre el olor que provenía desde dentro de la casa.
Era un hombre joven de 26 años, murió entre las 3:30 y las 3:50 de la madrugada. El hombre murió por un ataque de pánico, también se destrozó los tímpanos con sus propias manos. Era esquizofrénico. Había medicamentos en su basura.
La enfermedad Tengo 13 años. Hoy, 1 de agosto de 2014 he decidido comenzar un régimen alimentario. No quiero adelgazar mucho, pero sí quiero evitar engordar. Tengo pensado reducir un poquito las cantidades de comida, y controlar qué tipo de alimentos como. También intentaré hacer un poco más de ejercicio físico. Lo que no sé es que esto se va a convertir en un infierno. No le quiero decir a mi madre que estoy a dieta, porque no quiero discutir con ella sobre estos temas. Poquito a poco elimino algunos alimentos como chocolate, pizza o helado y los sustituyo por otros como cremas de verduras, fruta o pescado. Dentro de lo que cabe estoy contenta. Pero aun así, no sé por qué, pero cuando me miro en el espejo no estoy feliz con lo que veo. Veo un cuerpo demasiado gordo y alto para mi edad, y demasiado feo. Los días han ido pasando, el verano poco a poco se acaba y empieza el colegio. La situación se me está yendo de las manos, aunque no lo quiero admitir. He perdido bastante peso, mis padres y mi médico se preocupan, porque tengo el peso un poco bajo para mi edad y estatura. Pero mi médico dice que mientras no pierda más peso no hay problema. Pero no es así. Yo, como excusa para comer menos digo que no me encuentro bien o que me duele la tripa. Cosa que es mentira, porque sufro mucho al ver a mis amigos en la calle comiendo chucherías mientras yo lo único que hago es comer caramelos y chicles para matar el hambre. ¿Por qué? No lo sé. También sufro mucho cuando mi madre me dice que si quiero patatas fritas para cenar, y yo le digo que no, que prefiero cenar ensalada. Desde hace semanas me alimento a base de esto: leche de soja, galletas sin azúcar, yogures desnatados, ensaladas, huevo con cebolla y pechuga de pollo. Nada más. También lo paso demasiado mal cuando en el recreo veo a mis compañeros almorzar sus bocadillos, mientras yo no como nada. Además estoy muy confusa, porque tengo una mezcla de ideas, ya que, cuando busco dudas en internet cada página me dice una cosa distinta, cada una de mis amigas me dice una cosa distinta, y yo pienso otra cosa distinta. Cada día tengo más citas médicas, ya que bajo de peso progresivamente. En una de estas citas médicas me dicen que tengo que ingresar en el hospital. Mido 1‟65 y peso 48 kilos. Tengo miedo, no por el ingreso, sino porque sé que en el hospital me obligarán a comer. A pesar de que me han avisado de que ingresaré pronto, yo sigo con mi régimen y haciendo bicicleta media hora al día. Dos días antes de ingresar lo estoy
pasando fatal. Tengo las uñas de un tono morado y muy blandas, además de que me mareo mucho. Intento convencer a mi madre para que no me ingresen en el hospital, pero no es posible. Un lunes por la mañana llego allí. No se me hace extraño, porque más de una vez he estado ahí de visita. Cuando llego a la planta que me corresponde me miden me pesan y me preguntan el motivo del ingreso. Esto último nadie lo tiene claro, a pesar de que el médico me envía allí por dolor abdominal. Me pongo el pijama que me dan y me tumbo en la camilla. Puedo ver la preocupación en la cara de mi madre. A lo largo de la tarde llegan visitas, de las que no tengo ninguna gana, porque de lo único que tengo ganas es de comer, aunque sea un simple trozo de pan. Me informan de que a la semana siguiente me harán unas pruebas, así que me dejan libre el fin de semana para volver a casa. Creo que este fin de semana ha sido el peor de mi vida. Mis padres, por la desesperación, me obligan a comer, yo lloro, y escupo la comida en servilletas disimuladamente. Intento vomitar, aunque no lo consigo. Se me ha cortado la menstruación, además de que las plantas de los pies se me están pelando. El esmalte de los dientes se me ha desgastado, y tengo la cara de un pálido enfermizo, aunque yo no lo veo. Al día siguiente, en un ataque de nervios le confieso a mi madre que tengo problemas con la comida y con el peso. Ya está. Hasta aquí he llegado. Mi madre me consuela, me intenta animar, pero no me sirve de nada. El siguiente lunes vuelvo al hospital. Mi madre informa sobre lo sucedido, y me asignan una psicóloga, una psiquiatra, y una endocrino. La psicóloga me hace muchas preguntas y muchas pruebas, y la psiquiatra me administra una medicación. Los días van pasando, y yo mejoro un poco. Por fin consigo comer, y disfruto de la comidas más que nunca. Pero no sé por qué, no gano peso. Un día, la endocrino me adjunta unos batidos nutritivos y una sonda que me llega desde la nariz hasta el estómago, por la que por las noches me pasa alimento líquido. Pero sigo sin coger peso. Un día me advierte de que si sigo así tendré que ingresar en un centro de anorexia. Yo me asusto mucho, y mi madre llora. Pero, unas semanas más tarde he conseguido ganar unos gramos, a pesar de que la situación sigue mal. Como la psicóloga sospecha que me provoco el vómito, se proponen ingresarme en la planta de psiquiatría. Yo no tengo miedo, porque sé que es por mi bien. Poco antes de las vacaciones de Navidad, me dan el alta.
He pasado casi dos meses encerrada entre las cuatro paredes de un hospital. Sigo sin tener buena salud, ni física ni mental, además de que se me cae mucho el pelo. Casi no me doy cuenta de estas Navidades. Se me pasan rapidísimo y no las disfruto para nada. Sigo con el tratamiento externamente. Sigo con mi medicación, la cual me la cambian a medida de las observaciones. Me asignan otra psicóloga y otra psiquiatra y sigo con la misma endocrino. Sigo llevando una dieta demasiado estricta, además de que hay días que en lo único que pienso es en comida. Poco a poco voy mejorando. Un día de verano consigo picar algo entre horas, cosa que no hacía desde hace mucho tiempo. Me siento rara. Tengo una sensación extraña en el cuerpo, pero aun así estoy feliz. El 2015 poco a poco se va acabando, y también poco a poco vuelvo a ser la misma persona que era antes, física y mentalmente. Consigo comer todo lo que quiero, cuando salgo con mis amigas como lo que me apetece, voy a los cumpleaños sin miedo a comerme el bocadillo, y en casa soy muy feliz comiendo cosas dulces, porque me encantan. Pero todavía no estoy recuperada del todo. Tengo los espejos de mi dormitorio tapados para evitar mirarme al espejo, porque no me gusta lo que veo en él. Veo un cuerpo de una adolescente de 14 años que no me gusta mucho, aunque podría ser peor. Me veo mucha celulitis, y por ello creo que nunca encontraré a nadie que me quiera de verdad. Sé que esta idea es falsa, pero no consigo eliminarla de mi cabeza. Lo único que espero es que sea así, y sé que será. Por último, comentar que mucha gente tiene este tipo de ideas erróneas, que los medios de comunicación y la sociedad presiona mucho con el modelo “perfecto”, por lo que mucha gente, especialmente mujeres y sobre todo jóvenes, caen en esta enfermedad horrible llamada anorexia. Solo decir que cuerpo y vida solo hay uno, y que debemos cuidarlo, en la medida de lo posible y sin obsesionarse. También, que por mucho que adelgacemos o cuidemos, si no estamos contentos con nosotros mismos al cien por cien, de nada sirven las dietas y los deportes, y sobre todo, de nada sirve fingir que sí estamos conformes con nosotros.
Caperucita en el país de las maravillas Hace años atrás en una casita de chocolate, una linda abuela con su cajita de yesca les contó una historieta a sus nietas mellizas; Anna, Teresa y Elena. Estas tres niñas tenían el don de poder vivir aquellas historias que soñaban. Su abuelita les contaba todo tipo de cuentos, ellas los soñaban y los podían vivir. Las Tres Mellizas siempre esperaban con ansia que llegase el fin de semana, pues su abuelita vendría a sorprenderles con una historia, a ellas, vivir estas historias les encantaba, pero siempre aparecía una bruja piruja a la que temían. Viernes 28 de diciembre de 2012 en la casita de chocolate. Suena el timbre. Anna abre la puerta... Anna: -!es la abuela! ¿Con qué historia nos sorprenderás hoy? Elena: -¿Crees que nos gustará? ¡abuela! Abuelita: -Paciencia chicas, no gritéis y esperadme en la cama, enseguida voy. Las mellizas se tomaron el vaso de leche y la abuela enseguida llegó y se puso a contarles una historia... Alicia en el país de caperucita: En tiempos lejanos, en un lujoso y grande palacio, vivía una princesa llamada Caperucita Roja con su príncipe azul Aladdin, Caperucita siempre iba muy temprano a buscar polvos mágicos que dejaba el hada Campanilla por el bosque, pero en el bosque vivía un lobo feroz que andaba al acecho de ver rica carne para saciar su apetito. Un día casi ocurre una desgracia si no es por los tres mosqueteros. Una bonita mañana de primavera mientras los pajaritos piaban, Caperucita salió al bosque en busca de polvos mágicos, pero no consiguió encontrarlos, buscando y buscando se encontró con un ser diminuto que parecía no estar muy feliz, él se llamaba David y era un gnomo, había sido víctima de los feos y malvados trolls, estos le habían dejado herido, tenía un tobillo roto. Caperucita lo cogió y lo llevó al palacio donde la doctora Juguetes lo trató muy bien y lo logró curar tan solo en una mañana con los polvos mágicos y con sus habilidades
médicas. Mientras David era atendido por la doctora, Caperucita fue a encontrar los polvos que buscaba, ella vio a un trol y se asustó tanto que empezó a gritar locamente. El lobo feroz la oyó y seguía el ruido de sus gritos. El lobo logró llegar hasta donde se encontraba Caperucita. Era la oportunidad de oro para que el lobo se la llevase a su guarida y se la merendara, y como no así fue. En palacio Aladdin y todos los sirvientes estaban muy preocupados al ver que Caperucita no llegaba. Entonces los tres mosqueteros junto con Sandra, detective de cuentos, entraron en acción. Caperucita se encontraba en un estado de envenenamiento causado por el lobo quien después se daría un festín. La había envenenado con una roja manzana de una malvada bruja. Sandra seguía las huellas del lobo con una magnífica lupa, mientras que los mosqueteros con su fabuloso olfato seguían el perfume de Caperucita. Tras una hora de búsqueda lograron encontrar a caperucita con vida, y salvarla del envenenamiento con una poción de la doctora Juguetes y con polvos mágicos. No solo ocurrió esto si no que al lobo le dieron una lección, la abeja Maya y todos sus primos le llenaron de picotazos, además le abrieron la tripa para rescatar a los siete cabritillos que se había comido la mañana anterior. Qué feliz se puso mamá Cabritilla al saber que sus hijos estaban vivos y qué feliz se puso Aladdin al saber que Caperucita estaba con vida. Desde que ocurrió esta tragedia de la que, por suerte, todos salieron con vida, el pastorcito Pedro con Heidi y con su perro Niebla cuidan a los cabritillos. Por otra parte Caperucita siempre va al bosque acompañada de Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump, hija de Efraim Långstrump ya que tiene una fuerza sobrenatural con la que puede derrotar a más de veinte lobos feroces, de este modo Caperucita nunca correrá peligro. Transcurrieron unos años de calma y tranquilidad hasta que Caperucita se fue haciendo mayor y tuvo siete hijos, eran pequeñajos y todo el mundo alrededor del palacio los conoció como los siete enanitos. Vivieron felices sin brujas ni seres malvados y comieron perdices. Anna: -vaya, vaya.... ¡Qué interesante ha estado! ¡me ha encantado! Elena: - Ojalá fuesen todos los cuentos así con un final feliz.
Teresa: -Abuela, ¿nos cuentas otro? Auelita: -Ahora no, si os dormís pronto, mañana os cuento dos, buenas noches. Anna, Teresa y Elena: -Buenas noche abuelita.
2. POEMARIO
Cosas de tu cuerpo, cosas de mi voz
Quisiera sentirte hoy. Quisiera poder mirarte. Quisiera oír tu voz, y poder acariciarte.
Quitar tu ropa despacio. Sentir de nuevo tu calor. Irrumpir en tu íntimo espacio, y probar de tu sabor.
Cosas de tu cuerpo. Cosas de mi voz, predicando en el desierto, de tu absurdo corazón.
Quererte es poco. Soñarte es un mundo, en el cual me confundo con mi corazón loco.
Pensar en ti cada día, es como la luna mira al mar, en cada noche fría, le aguarda sin dudar.
Cosas de tu cuerpo. Cosas de mi voz, predicando en el desierto, de tu absurdo corazón.
Frenar este dolor, es lo que deseo. Conseguir todo tu amor, es lo que más quiero.
Tal vez consiga tenerte. Tal vez pueda amarte, pero nunca dejaré que la vida nos separe.
Cosas de tu cuerpo. Cosas de mi voz, predicando en el desierto, de tu absurdo corazón.
Oda A La Esperanza
Me gusta tocarte, me gusta mirarte, me gusta escucharte, pero sobretodo me gusta amarte.
Gracias a ti sigo en pie, lo digo sin temor, porque tú siempre has sido mi gran amor.
Entre tú y yo no hay más verdad que la existente, no busques más amigo, deja de martirizarte como un penitente, y ven y quédate conmigo.
Siempre te he querido tener, aunque cuando te tenía siempre a alguien algo dejaba a deber, no tenía miedo a despreciar, lo que tú siempre me has querido dar, por ello amigo Lucifer, alza tu copa y comencemos a beber.
Cuando estás ente mis manos, las bestias escapan de sus amos, cuando estás entre mis dedos, se acaban las mentiras y los credos.
Te siento tan cerca que incluso me asustas, te siento tan lejos que mi corazón añora tus besos, te siento tan huraña, que ya no veo nada ni en lo más profundo de tus entrañas.
Tú eres como la guadaña, que destroza mis sesos, tú eres como la cizaña, que ensucia nuestros besos.
Siempre me ha gustado tu forma, Y me han apasionado tus palabras, que, aunque a veces sean macabras, sé que te salen del alma.
„‟No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió‟‟ Eso dicen los genios, que patentan frases por decenio, pero yo, un triste hombre con poco ingenio, contento con crear una por milenio.
A todos los jefes ricachones, que les que les vallan quitando el gustillo, porque comparándolos con ladrones, ¿Bin Laden?, un monaguillo.
Escribo, escribo y escribo, simplemente para no aburrirme, pero como un general altivo, yo solo pienso en arrepentirme.
Arrepentirme de todos los poemas, que de mi mente han salido, que reflejan los problemas, de un loco perdido. Perdido como un barco sin navegantes, en lo más profundo de tu memoria, que, aunque repleto de sabios y tunantes, ninguno piensa en alcanzar la gloria.
Creerás que estoy loco, por no ser como los demás, pero poco o nada cuesta, ser uno más.
Para rematar este poemario, que no cuesta ni un denario, un buen poema he de escribir, para que todo el que lo lea se pueda divertir, y que el día de mi centenario, en todas las escuelas se predique este poemario, que, si bien no es muy educativo, tampoco es conflictivo.
Acaba lo malo y empieza lo peor
Se termina la guerra Aparece el silencio Qué profundos y solos se entierran Los degollados cuerpos que presencio. ¿Dónde está la preciada vida? Que esos camuflados hombres me arrebataron A mi familia les quedó una herida Y en mi corazón la marcaron. Rifles, tanques y granadas Mi hogar no seguirá en pie Para desayunar no había tostadas Sino unas balas que esquivé En mi ventana chocaban los balazos Yo estaba descubierto Mientras me gritan los soldados que ese día estaría muerto. Ese desalmado agresor Debería tener el corazón en el cráneo para pensar con mucho amor Ser más persona y menos guerrero,
Todos han muerto como mueren los campeones; Peleando y sin rendirse Entre armas y aviones Rápido y sin despedirse La guerra deja grandes terrenos desiertos En los que un día fueron fértiles Ya no aceptan injertos Pues los han sustituido los misiles ¿Dónde están sus vidas? Se las ha llevado la guerra…
Adolescencia
Aún siguen en mi habitación un montón de muñecas aunque ya en un rincón olvidadas y a la vez tan cerca.
Añoro mi dulce y feliz niñez y quiero ser mayor a la vez.
Comprendo que tomar una decisión trae sus consecuencias pero a veces hago las cosas sin reflexión es la cándida adolescencia.
Lo encontré
Y fue entonces cuando respiré profundo, y me di cuenta de lo grande que es el mundo.
Yo pensé que te encontraría fácilmente, pero creo que el error estaba en mi mente.
Esconderse no es el mejor remedio para salir adelante, todo eso me decía cuando estaba al volante.
Cada vez que pienso en ello el silencio llega, y oigo las gotas de agua que caen al suelo mientras friega.
Todavía no entiendo lo corta que puede llegar a ser la vida, sobre todo cuando es tan atrevida.
Siempre colocaba velas en mi corazón, y cuando se fue se produjo el inesperado apagón.
Se supone que con apoyo se supera, pero esto es una larga espera.
Mira hacia delante y nunca hacia atrás, pues con la mirada fija nunca tropezarás.
No dejes que te cuenten cuentos, lo mío es por la vida y lo de ellos es por pocos momentos.
Así que por el verde campo comienzo a correr, y en mí misma poco a poco comienzo a creer.
De vez en cuando viene bien preocuparse por uno mismo, para comprender como nos invade el egoísmo.
Y así es como encontré lo que buscaba, no estaba a mi alrededor, estaba en el fondo de mi interior.
Todos los días el mismo canto
Me levanto por la mañana, Salgo de mi casa. Hay un socavón en la acera. No lo veo y me caigo. Al segundo día, Salgo de mi casa, Me olvido de que hay un socavón en la acera, Y me vuelvo a caer en él. Al tercer día, Salgo de mi casa tratando de acordarme De que hay un socavón en la acera, Sin embargo, No lo recuerdo Y caigo en él. Al cuarto día Salgo de mi casa tratando de acordarme Del socavón en la acera Lo recuerdo y, A pesar de eso, No lo veo y caigo en él. Al quinto día Salgo de mi casa. Recuerdo que tengo que tener presente
El socavón en la acera Y camino mirando al suelo. Y, lo veo y, A pesar de verlo, Caigo en él Al sexto día, salgo de mi casa, Veo el socavón, Tomo carrerilla, Salto ¡llego al otro lado! Me siento tan orgullosa de haberlo conseguido Que lo celebro dando saltos de alegría… Y, al hacerlo, Caigo otra vez en el pozo. Al séptimo día. Justo hoy, Me doy cuenta De que es más cómodo Caminar… Por la acera de enfrente Y sigo mi camino.
Mírame
Mírame a los ojos y dime que no ha pasado el momento Mírame y dime que no has dejado de quererme Dime que sigue vivo el sentimiento
Hazme ver que la primavera ha florecido Créeme que desde que te fuiste me siento vacío Soy como un niño que desde entonces no ha crecido Soy como al que toman como crío
Mírame y dime que volveremos a vernos Dime que nuestros labios volverán a tocarse que volverán a rozarse Mírame y dime que los sentimientos son eternos
Días y días
Hay días en los que no sabemos si estamos, o si solo están nuestro cuerpo. Hay días en los que la realidad nos atropella. Días en los que levantar la cabeza y caminar, puede ser tan duro y difícil, Como dar un paseo en tus recuerdos, Y fingir que nada de lo que ha pasado importa, que estás bien. Cuando en realidad, lo que haces es esconderte del mundo exterior bajo una falsa careta de cartón, a la que tú y solo tú, Puedes cortar la goma, Liberándote así, de esa inútil indiferencia. Días en los que intentas ocultar tu tristeza, con una sonrisa, Que de algún manera cosemos con palabras. Palabras, que salen al exterior para estallar y quedar al vuelo, Que terminan consumiéndose en el aire y desaparecen. No es del todo cierto , eso de que la vida no viene con instrucciones, pues si las trae, Escondidas entre plásticos de burbujas, que con dificultad tu independencia, Y que esconden valentía. También hay días en los que nosotros mismos, Somos espectadores de una lucha entre conciencia y sentimientos. Días en los que pasar página, es cerrar el libro. Y en las que un naufragio, vale más que la pena. En los que la palabra escrita, escrita queda. Días en los que vas a comerte el mundo,
Y es el mundo el que termina comiéndote a ti. Días en los que la experiencia nos enseña que es la vida. Hay días y días y más días.
Fue el destino
Quisiera decirte tantas cosas Quisiera sentir por fin tu piel Quisiera ahuyentar las mariposas Con ese sabor a miel
Los recuerdos invaden mi mente No es fácil olvidar Quiero ser valiente No llorar más
Nos queda tanto pendiente Nos queda tanto por hablar Quiero sentir la corriente Quiero dejarme llevar
Basta ya de dramas Ni una lágrima más Ya no tengo ganas Dejo todo atrás
Ya no queda nada Ya no hay que aguantar Pienso en el mañana Qué deparará
Después de tanto tiempo No volví a tu lado Luchando contra el viento No estaba destinado
No ha podido ser Lo hemos descuidado El amor se fue Antes de evitarlo
No fue mi elección Estaba todo claro Echémosle valor No está olvidado
Es un sinsentido Volver a intentarlo No es el camino No hay que remediarlo
Todo acaba aquĂ Basta ya de llantos Yo te quise a ti Queda en el pasado
Primavera Se acerca la primavera, en el campo ya se nota, los almendros ya han florecido, y la noche es mรกs corta, los pajarillos contentos, anuncian sobre las ramas, hacer nuevas parejas, y nacer nuevas nidadas.
En este instante Un niño sonríe lleno de esperanza a pesar de que nunca podrá llenar su buche, Otro se cuelga del balcón y se lanza solo porque su padre no aceptó comprarle un Porsche. En este instante un padre alcohólico llega a casa y pega a su hijo sin razón Mientras que otro recita su última oración para darle a su hijo lo más preciado, su propio corazón. En este instante un niño rico se mete un pico para sentirse a salvo Y un niño pobre se mete en un equipo para ser como Cristiano Ronaldo
En este instante un millonario elige una de sus mansiones para pasar las vacaciones En este instante un soldado en medio de bombardeos desea ver a su mujer y darle un último abrazo, y otro hombre entre gritos y lamentos le suelta un puñetazo. En este instante un niño encuentra la diversión jugando al parchís, y otro solo encuentra la diversión fumando un porro de hachís. En este mismo instante una monja se siente segura frente a un crucifijo,
y un hombre pobre frente a un trabajo fijo. En este mismo instante una mujer vende su cuerpo, y otra compra medicamentos para perder parte de ello. En este mismo instante un niño problemático se da cuenta que el camino de la diversión y locura se termina y ahora lo único que le espera son aventuras entre la basura.
En este mismo instante un niño siente el balazo de los ojos del rechazo, y otro la felicidad de tener amigos que le apoyan con un abrazo. En este mismo instante un millonario malgasta dinero y sin trabajar, mientras que un pobre sueña con darle a sus padres una casa como el Taj Mahal. En este mismo instante dos hombres se besan, saben que su amor no les irá nada mal mientras que otro sentado les mira y piensa que tienen una enfermedad mental.
Ópera prima II
Me desperté, soledad me perseguía Me aislaba, luego me abrazaba Ella es mi única amiga Ella siente el tedio, dice que yo estoy distante, me mira y sé que ve una decepción constante La amistad a veces llega cuando el rencor juega No soy menos hombre por haber sufrido el vertido de tormentas de lágrimas, ya no existe sombra bajo el brillo de estas lágrimas Esta es la poesía que tu pedías no la que yo quería Me quedé de madrugada para acabarla Ahora no me digas que debo volver a empezarla Me llegó la inspiración, y ahora tú me aprobarás la evaluación.
¿Olvido?
Aquí estoy sola recuperándome aquí en el silencio de tu partida, sé que no vas a volver, no te he de ver por eso triste me quedé , sin pensar, sentir, oler...
Se fue apagando la luz, ese momento que no se olvida, perdida sobrevivo con el recuerdo perdida en el olvido sin ti.
Tú me robaste media vida, tú, pero culpa mía fue, Tú no te marchas nunca, aunque te fuiste presente estás aquí, Tu recuerdo es todo, Yo quisiera olvidar y no encuentro el modo.
En algo fallé yo lo sé, me rendí, todo lo perdí, la cara di no me merece la pena volver a sufrir si no es por ti. Te has colado como un intruso dentro de mí.
Tú te has ido instalado en mi corazón el amor y las maletas tú olvidaste en mi habitación. Ya no duermes en mi misma almohada ahora sueño, no me siento feliz, si no es pegada a tu alma calmada.
En la noche tranquila llega tu recuerdo, tengo una esperanza de recuperarte, Dame una razón para poder olvidarte o un corazón para ya no amarte.
Si pudiera detener el tiempo, lucharía contra todo, solo por recuperarte y vivir nuestra locura tengo fe por ver cuánto tiempo dura, En ti está el poder, para yo a tu vida poder pertenecer.
Malos tiempos, pero una ilusión que no muere un gran milagro hoy, mañana sale el sol, el ayer solo es oscuro, claros en el mañana y tu amor sigue perdurando, pronto juntos estaremos.
No te arranco de mi adentro, te recuerdo en todo momento, no te doy por perdido, no me doy por vencida.
Yo seguiré en tu camino, no me cansaré, tampoco me rendiré, pero sí te esperaré.
3. MICRORRELATOS
Una llegada inesperada
La felicidad llegó pronto con las maletas en mano y se instaló en la primera planta de su tímido y primerizo corazón. Al fin le había encontrado.
Ella
Tú que siempre buscas una forma de evadirte de la realidad, que buscas una excusa para huir del día a día, que aprovechas los pequeños momentos para gozar de tu gran pasión. Tú que luchas contra todos tus problemas, que evades tus miedos, que resuelves las situaciones complicadas. Para al fin, poder llegar a él. Poder llegar a ese momento en el que te relajas, en el que tu mente sale de tu cabeza, en el que tu alma se ausenta de tu cuerpo y tus sentidos sienten como nunca antes lo habían hecho. El instante en el que te olvidas cómo eres, cuáles son tus problemas, cuáles son tus miedos y te dejas llevar. Te dejas llevar por esa melodía que entra por tus oídos y te deja indiferente. Por esos escalofríos que recorren tu cuerpo y te hacen sentir sensaciones que nunca habías vivido. Y todo gracias a Ella... Todo gracias a ese conjunto de sonidos, de frecuencias, de notas, de acordes, de letras, de palabras, de frases, de mensajes…, que Ella te transmite y hacen que seas más feliz.
Lo ves y no lo ves
Todo aparece por arte de magia cuando el sol se alza por encima de las montañas y aunque parezca extraño de noche todo desaparece cuando apagas la última luz de la casa.
El muro
El muro es alto, hecho de gruesas piedras y de color verde por el musgo. Este muro rodea una ciudad antigua. Si le paso la mano es áspero. Mis ojos se fijan en una araña y siguiéndola descubro un pequeño agujero. Me acerco y miro a través de él: Lo que allí vi no os podéis imaginar.
El suspirar
Quédate callado y escucha a los árboles hablar, con sus suspiros te dirán todo lo que debes saber, porque ellos llegaron antes que tú y también quieren quedarse.
Porque sí
Porque podíamos, porque queríamos y porque dijeron que no podíamos.
Superhéroe
Hola, me llamo Daniel, tengo 6 años y una enfermedad que me impide hacer cosas que mis compañeros de clase si pueden. Se llama Síndrome de Down. Aunque yo creo que si me lo propongo puedo conseguir ser igual que mi amigos, pero ellos no piensan igual. Mi sueño es llegar a ser un superhéroe, como Batman o Superman Mis amigos dicen que los superhéroes no existen, que solo son historias que inventó alguien un día. Un día conocí a Laura, una niña igual que yo. Laura ha sido una persona muy importante para mí. Me ha dicho muchas cosas que le enseñaba su madre de la vida y me lo he pasado muy bien con ella. Pero Laura también pensaba que los superhéroes no son más que un cuento fantástico. El día que me dijo eso me enfadé mucho con ella y no le hablé durante días. Durante ese tiempo, Laura estuvo muy triste y como se arrepentía de lo que había dicho, su madre le recomendó que escribiera una carta, y así lo hizo: -Hola, quería decirte que siento mucho lo que te dije, pero que para ser un superhéroe no hace falta volar, tirar telarañas o tener mucha fuerza, solo basta con tener un buen corazón y eso te convierte en el mejor superhéroe que exista.
Abrazos
Mis brazos echan de menos esas conversaciones con los tuyos.
Miedo MIEDO: sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea. Con frecuencia, demasiada frecuencia cometemos el terrible error de desconfiar de nosotros mismos por miedo, miedo al qué dirán, miedo a fallar, miedo a no ser respetados, miedo a volver a intentarlo, miedo a vivir. Pensamos que seguir la corriente de lo que la sociedad espera de nosotros es lo correcto, lo que nos hará felices en un futuro que nunca llega. Vivimos en una espera continua de eso a lo que llamamos felicidad, eso que siempre buscamos en la próxima parada del tren en el que nos encontramos, ese tren que siempre nos sorprende con sus idas y venidas, curvas inesperadas y fallos técnicos. Una fina tela formada por miedos e inseguridades nos impide ver que la felicidad se encuentra en las cosas más sencillas de la vida, esos detalles que te alegran el día, esas miradas fugaces y noches de pasión. Solo se trata de vivir al máximo cada segundo, cada aventura, porque somos lo que somos y no lo que otros quieren que seamos, porque tenemos miedo, pero somos valientes, porque somos frágiles, pero somos aún más fuertes, porque no todos los días son buenos, pero hay algo bueno todos los días, y lo más importante porque todos somos únicos y diferentes. No tengas miedo a intentarlo, arriésgate, porque este tren algún día llegará a su última parada y será entonces cuando te arrepientas de no haberlo intentado, simplemente por eso VIVE, si vive, viaja, explora, enamórate, comete errores y aprende de ellos. Vive y no dejes escapar esos sueños tan profundos que no contamos a nadie, vive y disfruta haciendo aquello que amas sin importar los demás, olvídate de ellos y de sus prejuicios, ahora solo importas tú.
La noche Desperté en mitad de la noche, le gustaba acariciarme en la espalda cuando no podía dormirse. Era una de esas cosas de una persona que hacen que la quieras todavía más, da igual la de veces que te despierte, si no hiciera eso dejaría de ser ella. Me di la vuelta para acompañarla en su noche de insomnio. Ahí no había nadie.
Aquí te encontrarás… Bienvenido. Aquí te encontrarás con gente que te rechaza. Dirán que tu cultura es brutal mientras sentados disfrutan de un apuñalamiento hacia un animal, justificándolo como entretenimiento y fiesta nacional. También habrá presidentes que te dirán que intentan conseguir la paz bombardeando Gaza, pero es mentira, ellos no ven más allá de su propia panza.Te prometerán un mañana e intentarán asesinarte una tarde temprana. Aquí enciende el telediario y verás más balazos que abrazos. Aquí se reirán de ti por creer en una religión pero se tragan las noticias de la televisión. Aquí los niños ya no juegan al parchís, ahora se la juegan mientras escondidos fuman hachís. En los barrios pobres no paran las voces de alarma pero ni al presidente ni a los ricos les importa; sus barrios están en calma. Aquí ten cuidado que un abogado bien pagado no tiene ética, pregúntaselo al hombre más peligroso de América. Aquí respiramos ansiedad y no avanzamos, mientras que los presidentes nos hablan de progreso, yo solo veo más gente adicta al exceso. Aquí si fumas dentro de un local no habrá coartada pero el humo de los coches es diez veces más mortal y nadie hace nada. Aquí más te vale no salir de la manada, traga y calla. Más te vale hacerte el egoísta o te llamarán terrorista.
Aquí hablar con sinceridad y llorar se toma como un síntoma de debilidad. Aquí ya la gente no te ayuda por ayudar, aquí tienes que
pagar hasta por respirar, aquí
aprenderás que más valen cien mil millones de euros en la mano que un pájaro libre volando, aquí el sistema solo te quiere ver moviendo las manos para trabajar sin tener tiempo ni de saludar al vecino del bar.
El roble y el pino
Recuerdo aquellas tardes frías de invierno cuando mi abuela me contaba historias de su niñez y juventud. Recuerdo que una de ellas me conmovió. Trataba sobre la amistad entre un roble y un pino. Siempre había oído hablar de la amistad entre personas e incluso entre animales, pero jamás había oído hablar de amistad entre árboles. En un bosque, una calurosa noche de verano se produjo un incendio en el cual murieron todos los árboles excepto uno. En el aquel bosque se hallaban dos viejos amigos de la infancia. Uno era sólido, fuerte y apuesto, y el otro, esbelto, elegante y gallardo. Ambos crecieron juntos, brotaron juntos y soñaron juntos, pero fue el pino el único superviviente de aquel devastador incendio. Un día claro de primavera, habían sellado una promesa. Acordaron que siempre, siempre, permanecerían unidos y que nunca nada ni nadie les separaría. Pero el incendio les jugó una mala pasada, dejando incumplida la promesa que se hicieron. El pino quedó sumido en una enorme tristeza. En un día lluvioso de otoño, el pino vio extrañado que algo asomaba dentro del único trozo de corteza del roble que se salvó del incendio. Cuál fue su sorpresa cuando vio que una débil rama de pino, brotaba dentro del roble. La sabia naturaleza había hecho prender un nuevo pino que ocuparía el vacío que dejó su amigo. De entre todas las historias que mi abuela me contó, fue con diferencia la que más me emocionó, porque reflejaba una bonita historia de amistad y la importancia del valor de las promesas.
Ópera prima III
En una guerra mundial, la vida empieza a ser real. El entrenamiento del día a día me ayudó ese día para sobrevivir a aquel infierno. Estaba solo, mataron a mis compañeros, era yo contra en mundo. Pensando que entre la vida y la muerte había dos pasos, cuál de ellos es peor. Oyendo los pasos de los enemigos, que se acercaban cada vez más y yo pensando que iba a morir, me deje llevar, me pudo el miedo y la angustia de no saber el qué iba a pasar. Me levante con fuerza y honor, cogiendo mi arma y protección. Mejor morir como un héroe, que vivir como un cobarde.
Una historia conmovedora Unas semanas una bella mujer murió de un cáncer tras haber luchado varios años contra él, antes de morir dejo una carta para su hija pequeña, la cual fue publicada por el marido de esta joven e hizo llorar a muchas personas. La carta empezaba diciendo... Tengo dos noticias, una buena y otra mala, la mala es que si estás leyendo esto es porque estoy muerta, la buena es que si lo lees es porque tú no lo estas, a menos que haya wifi en el más allá. Y dirigiéndose a su marido seguía diciendo... No le digas a Brianna (su hija) que estoy en el cielo, pensará que la he abandonado, y le reiteró que le contara anécdotas que vivieron sus padres, para demostrarle lo mucho que la quiere y lo orgullosa que esta de ella. También tuvo un hueco de la carta para todos sus amigos dándole las gracias por haberla hecho feliz y dejándoles el mensaje de que les quería. Tampoco quería que por su ida se sintiesen solos, y escribió: Celebrad la belleza de la vida con una súper fiesta porque sabéis que es lo que quiero y así lo creo en cierta forma. Yo encontraré una forma de estar allí también (ya sabéis cómo odio perderme la diversión). Esta mujer murió habiendo vivido la vida al máximo, le hubiera gustado estar junto a su hija y familiares, pero durante su vida fue muy feliz.