Cerrando un triángulo formado por los dos pies. Trabajo sobre Rayuela

CERRANDO UN TRIÁNGULO FORMADO POR LOS DOS PIES

María Isabel Martínez Martínez Grado de Filosofía Estética y modernidad

Julio Cortázar nunca abandonó la poesía, siendo su primer libro precisamente de sonetos, bajo el título de Presencia publicado con el pseudónimo Julio Denis; pero será una labor que mantuvo mayoritariamente en secreto, entre otros motivos por un exceso de auto exigencia, por pecar de hacer caso a las etiquetas y quizás por ese sentimiento maternal de proteger a un hijo. Hasta que llegó la culminación de su vida, en la que reunió sus poemas y los liberó de las cuatro paredes en que se escondían. Nunca abandonó la poesía, no solo porque no dejase de escribir versos clandestinos, sino porque la influencia de la poesía en su obra narrativa es irrebatible, dotando a la escritura de una musicalidad eminente. Esto le mereció el calificativo de prosista, tanto por sus amigos como por críticos argentinos.

La prosa cortazariana no entiende de géneros, a no ser que por género se entienda la exploración de otras posibles realidades, experiencias, el juego y la experimentación. Además, es en su prosa indudable la energía poética. Se sirvió sobre todo de la novela para investigar las posibilidades del lenguaje.

“El animalito llamado cobayo –una figura estereotípica de la experimentación científica– es originario de este continente, y vaya casualidad, ha servido asimismo para dar nombre a la región donde Cortázar comenzó a dar forma definitiva a su programa poético. “1 Rayuela, libro más reconocido del autor, podría decirse que es el paradigma de la contranovela, al replantear la novela en sí misma, impregnarla de sensaciones y alterar los convencionalismos de lo narrativo. Ya en su propio título se alude al juego, y lo hace evidente cuando presenta no un único libro, sino muchos, en especial dos, y una invitación a elegir una de las dos posibilidades. Intentando poner en pie de igualdad al escritor y al lector, dota a este último de la opción de decidir qué libro quiere leer, así el lector es reclamado en vez de estar en la habitual posición pasiva de seguir el orden establecido de lectura. Se multiplican las distintas experiencias que se pueden hacer de una misma obra.

Así mismo, se separa de la habitual estructura narrativa al darle carácter fragmentario, al dividir la obra en capítulos desordenados. Como la naturaleza de una rayuela seccionada en distintos cuadrados uno sobre otro. También se puede entender como un mosaico, el propio Cortázar cuenta que tenía un recuerdo que le atormentaba, eran unas imágenes muy dispersas, veía formas extrañas y colores-como baldosas- hasta que le preguntó a su madre y descubrió que cuando tenía de un año y medio a tres años vivió en Barcelona y le llevaban a diario al Parque Güell2, de la misma manera, los capítulos de Rayuela simbolizan las distintas baldosas, cada una irradiando colores particulares, pero que conforman una obra total.

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Bracamonte, J. (2015) Julio Cortázar y momentos de la novela experimental argentina. Anclajes.XIX 2. pp- 15.

Berti, F. [Fernando Berti]. (2014, Febrero, 14). Entrevista completa a Julio Cortázar – Programa “A fondo” [Archivo de vídeo]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=_FDRIPMKHQg&t=365s

“Morelliana. Una cita: “edificar la obra sobre la base de partes sueltas -conceptuando la obra como una partícula de la obra -y tratando al hombre como una fusión de partes de cuerpo y partes de almamientras a la Humanidad entera la trato como un mezclado de partes. Pero si alguien me hiciese tal objeción: que esta parcial concepción mía no es, en verdad, ninguna concepción, sino una mofa, chanza, siga y engaño, y que yo, en vez de sujetarme a las severas reglas y cánones del Arte, estoy intentando burlarlas por medio de irresponsables chungas, zumbas y muecas, contestaría que sí, que es cierto, que justamente tales son mis propósitos.”3 La relación del texto de Paul Valéry Poesía y pensamiento abstracto -que forma parte del libro Teoría poética y estética- con Rayuela podría parecer arbitraria al no tratarse este libro propiamente de un poemario, pero como he dicho, la poesía está integrada tanto en la vida como en la obra de Cortázar.

Se manifiesta en el uso casi musical con el que integra con total naturalidad en la narración imágenes y metáforas. No solo es que Rayuela sea una novela poética, sino que también consigue adentrarnos en los estados poéticos sobre los que trata Valéry.

En Poesía y pensamiento abstracto reflexiona sobre todo del proceso de producción de poesía, el cual le atañe directamente al ser él mismo productor. Explica la producción de poesía mediante la aparición de ciertos estados: “Así pues he observado en mí mismo tales estados que puedo llamar Poéticos, puesto que algunos de ellos han acabado finalmente en poemas. Se han producido sin causa aparente, a partir de un accidente cualquiera; se han desarrollado de acuerdo con su naturaleza, y de ese modo, me he encontrado durante algún tiempo separado de mi régimen mental más frecuente. Después he vuelto a ese régimen de intercambios ordinarios entre mi vida y mis pensamientos, una vez concluido mi ciclo. Pero había sucedido que se había hecho un poema, y que el ciclo, en su realización, dejaba algo tras sí.”4 De la misma forma, es decir, sin causa aparente, Cortázar afirma que no escribe sujeto a horarios ni en base a ideas, sino que tiene intuiciones, ve ciertos elementos y trata de conceptuarlos con grandes pérdidas.5 Y esa conceptualización, según Valéry, la configuración de las propias palabras, ese es el poema, y ese es el nivel donde nos hemos de quedar leyendo a ambos, eso es lo que provoca la emoción.

Valéry también aclara que los problemas que trata conciernen a su propia vida y de verdad le preocupan como particular. Además, la reflexión que hace sobre el arte es en sí artística. Es similar a cómo Cortázar vivifica sus experiencias a través del protagonista Horacio Oliveira. Pero se hace todavía más palpable en la figura de Morelli, un escritor al que el protagonista y sus amigos admiran,

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Gombrowicz, W. (1937) Ferdyfurke. Cap. IV. Prefacio al Filidor forrado de niño. En: Cortázar, J. (1986) Rayuela. (pp. 725) Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. Valéry, P. (1998) Teoría poética y estética. Barcelona: Visor. pp- 77.

Berti, F. [Fernando Berti]. (2014, Febrero, 14). Entrevista completa a Julio Cortázar – Programa “A fondo” [Archivo de vídeo]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=_FDRIPMKHQg&t=365s

mediante el que expresa sus propias inquietudes literarias como problemas o límites del lenguaje para expresar la realidad. El libro que escribe Morelli -el cual se puede leer como a uno le dé la ganaseguramente sea el mismo que estamos leyendo, Rayuela. A propósito de esto y en relación con la cuestión anterior: “Morelliana. ¿Por qué escribo esto? No tengo ideas claras, ni si quiera tengo ideas. Hay jirones, impulsos, bloques, y todo busca una forma, entonces entra en juego el ritmo y yo escribo dentro de ese ritmo, escribo por él, movido por él y no por eso que llaman el pensamiento y que hace la prosa, literaria u otra. Hay primero una situación confusa, que solo puede definirse en la palabra; de esta penumbra parto, y si lo que quiero decir (de lo que quiere decirse) tiene suficiente fuerza, inmediatamente se inicia el swing, un balanceo rítmico que me saca a la superficie, lo ilumina todo, conjuga esa materia confusa y el que la padece en una tercera instancia clara y como fatal: la frase, el párrafo, la página, el capítulo, el libro. Ese balanceo, ese swing en el que se va informando la materia confusa, es para mí la única certidumbre de su necesidad, porque apenas cesa comprendo que no tengo nada ya que decir.”6 Con respecto a la obra en sí, también hay afinidad entre ciertas características que atribuye Valéry a la poesía y lo que Rayuela profiere.

Como es el caso del anhelo de repetición propio en la lectura de un poema. Frente al discurso cuyo único cometido es ser comprendido, y al hacerlo deja de existir, el poema no desaparece, sino que otorga al ánimo el deseo de su repetición. Hay capítulos de Rayuela que transmiten ese mismo deseo, cierta ansía de volver a subirse a una atracción justo al bajar, también esa especie de vértigo, ya que a través de la lectura el mundo ha dado la vuelta sin que uno ni tan siquiera se mueva. En una novela, sin embargo, es más usual la sensación de continuar leyendo siguiendo el mero propósito de acabarla, seguir el recorrido que te lleva al final, sin necesidad de detenerte y volver a admirar el fragmento que acabas de advertir, pero Rayuela no es una de esas novelas. Su lectura ni siquiera es lineal y ordenada: “Lo que Morelli busca es quebrar los hábitos mentales del lector. […] Le revienta la novela rollo chino. El libro que se lee del principio al final como un niño bueno.”7 El impulso de seguir leyendo Rayuela no solo viene por enterarse de cómo va a continuar la historia sino por la incertidumbre de con qué nuevo juego te vas a encontrar.

En esta misma línea, destacar el paralelismo que Valéry establece entre la marcha y la danza, y la prosa y la poesía respectivamente: “La marcha, lo mismo que la prosa, apunta a un objeto concreto. Es un acto dirigido hacia algo que es nuestro fin alcanzar.”8

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Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp-564 Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp-616 Valéry, P. (1998) Teoría poética y estética. Barcelona: Visor. pp- 91.

“La danza es algo muy distinto. Es sin duda un sistema de actos; pero que tienen un fin en sí mismos.

No va a ninguna parte. Si persigue un objeto, no es más que un objeto ideal, un estado, un encantamiento...”9 Hay una cierta danza en esta manera alternativa de leer Rayuela siguiendo el tablero de dirección del cual no se sigue un relato lineal, sino que la historia del protagonista, Horacio, se ve intercalada por capítulos de naturaleza muy diferente tales como, por ejemplo: recortes de prensa, conversaciones tanto internas como implicando a otras personas, citas de diversos autores o notas de Morelli. El propio acto de tener que ir avanzando y retrocediendo en las páginas del libro, esa generación de un movimiento, -como la historia que también está moviéndose, que va y viene- representa un acercamiento hacia la danza y a su vez se separa de la idea de seguir un camino recto, sin interrupciones, como en la prosa. Estos capítulos, que en ocasiones resultan hasta incoherentes, pueden dar la sensación de no ir a ninguna parte; con ellos se persigue el objeto ideal de negar la realidad cotidiana y explorar otras posibles realidades, y mediante este ideal consiguen también cierto encantamiento.

Otro ejemplo de la semejanza entre la obra de Cortázar y los planteamientos que desarrolla Valéry en Poesía y pensamiento abstracto lo encontramos en la página 95 cuando declara: “No hay ninguna relación de sonido y sentido de una palabra. La misma cosa se llama HORSE en inglés, IPPOS en griego, EQQUS en latín y CHEVAL en francés; pero ninguna operación sobre cualquiera de estos términos me dará la idea del animal en cuestión; […] Y sin embargo es quehacer del poeta darnos la sensación de la unión íntima entre la palabra y la mente.”10 Efectivamente, a pesar de que los caracteres abstractos, es decir, las letras que conforman una palabra no tengan relación con lo que la propia palabra designa, el buen hacer del poeta al asociarlas en un poema consigue no solamente que los versos rimen, sino que haya una transmisión de un sentimiento mediante la palabra escrita y su sonoridad. Cortázar lleva incluso más allá esta peculiaridad, al idear él mismo un lenguaje denominado gliglíco. Está compuesto por jitanjáforas, palabras sobre todo inventadas y sin significado alguno. El capítulo 68 de Rayuela está escrito enteramente en este lenguaje. A pesar de que carezca completamente de sentido, el talento de Cortázar reside en lo fácil que resulta entender perfectamente la situación -una escena carnal- y en que se pueda hasta imaginar y proyectar en la mente lo que está pasando.

“Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el

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Valéry, P. (1998) Teoría poética y estética. Barcelona: Visor. pp- 91.

Valéry, P. (1998) Teoría poética y estética. Barcelona: Visor. pp-95.

trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.”11 Por lo que respecta al resto de este ensayo me voy a centrar en cierta complicidad que he encontrado entre Valéry y Cortázar, esto es, la producción de estados poéticos en el lector. Como ya he comentado el poeta siente estos estados poéticos de forma involuntaria y por accidente, lo que favorece la creación de un poema, pero, añade Valéry: “Un poeta - no les choquen mis palabras- no tiene como función sentir el estado poético: eso es un asunto privado. Tiene como función crearlo en otros.”12 Esto no quiere decir que el poeta sea el que provoque estos estados, sino la lectura del poema es la que lo permite.

Hay una serie de elementos en Rayuela que también generan estos estados poéticos o incluso catárticos.

Empezando por la tentativa de negación de la realidad cotidiana, trascender la realidad, y admisión de otras posibles realidades, posiblemente para mostrar el verdadero absurdo, el del mundo ordenado y en calma. Lo desarrolla a lo largo de episodios incoherentes donde las situaciones más dramáticas son tratadas con sentido del humor y viceversa.

Es recurrente el sinsentido, como en el capítulo 75 tras recordar Oliveira su pasado en la capital argentina; en un distinguido lenguaje, enfrente del espejo con la pasta de dientes en la mano, de pronto, sin causa aparente, empieza a reírse y a restregar la pasta por el espejo, por la boca reflejada, burlándose de sí mismo.

Quizás Cortázar estaba más acertado de lo que podría parecer y realmente la vida es un disparate, y el absurdo refleje más acertadamente la realidad y no lo que nos podríamos imaginar como una situación cotidiana. Nada más alejado de la paradoja que estamos viviendo, salvo que a él no le hizo falta una pandemia mundial para ser consciente.

Violenta la realidad mostrando lo irracional de la misma, incluso atribuyéndole más coherencia a los sueños (la sala que daba al jardín) o a las situaciones de crisis, que a la propia calma de la rutina

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Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp- 533.

Valéry, P. (1998) Teoría poética y estética. Barcelona: Visor. pp-80.

diaria. Precisamente porque la noción que tenemos de algo onírico es mejor expresión de su propia negación, es decir, de la vigilia.

“Tal vez el verdadero sueño se le apareció en ese momento cuando se sintió despierto y meando a las cuatro de la mañana en un quinto piso de la rue deu Sommerard y supo que la sala que daba al jardín en Burzaco era la realidad, supo sin ningún asombro ni escándalo que su vida de hombre despierto era un fantaseo al lado de la solidez y permanencia de la sala. (...) Se volvió a dormir como quien busca su lugar y su casa después de un largo camino bajo el agua y el frío.”13 “Lo absurdo es creer que podemos aprehender la totalidad de lo que nos constituye en este momento, o en cualquier momento, e intuirlo como algo coherente, algo aceptable si querés (…) y esas crisis que la mayoría de gente considera como escandalosas, absurdas, yo personalmente tengo la impresión de que sirven para demostrar el verdadero absurdo, el de un mundo ordenado y en calma (…) sin que realmente nada de eso tenga el menor sentido como no sea el hedónico”14 La extrañeza con la supuesta realidad llega a hacerse más extrema cuando después de una larga reunión entre amigos en la noche, -durante la que precisamente tiene lugar el párrafo anterior- la Maga se da cuenta de que su hijo ha muerto tras llevar un buen rato hablando sin reparo de que estaban al lado de la criatura sin vida. Justo después de este capítulo, resuelto con una abrupta delicadeza, pasamos al siguiente, titulado Riesgos del cierre relámpago, donde relata una noticia sobre un accidente que sufren los niños al pillarse el prepucio con el cierre de la cremallera. De nuevo esto se hace palpable en la propia actualidad, contrastes tan extremos como este se acrecientan en la era digital donde encontramos estímulos de todo tipo e información que va desde lo más trivial a la catástrofe extrema.

Hasta de las imágenes que pueden resultar más insignificantes consigue abstraer una imagen poética.

También es representativo de cómo funciona nuestra mente y la propia atención, como cuando nos quedamos embobados con un pequeño detalle que observamos por casualidad y de repente nos sorprende su belleza o cualquier otra característica, y desde ese momento pierde la trivialidad que podría tener antes. Suele aparecer un mismo elemento en distintas ocasiones a lo largo del textoincidiendo en ese vaivén que distingue a Rayuela-, no siempre tratado de la misma manera, pero si enlazado de forma muy sutil captando así nuestra atención. <<Hasta de la sopa hago una operación dialéctica >>15 Trago la sopa. Después, en medio de una lectura, pienso: <<La sopa está en mí, la tengo en esa bolsa que no veré jamás, mi estómago.>>16 A las seis había una sopa caliente en la rue du Jour. 17

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Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp- 670.

Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp- 313.

Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp-584.

Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp-566.

Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp-356.

Otro elemento al que recurre a lo largo de todo el libro de manera casi constante, es la inconexión de temas tratados en un mismo párrafo o incluso en una misma frase, llegando a cambiar varias veces el idioma. La distanciación de la narrativa común, arrima estos párrafos a un poema en el que cada verso puede ser independiente. Cortázar, dadaísta narrativo.

Ampliando esta cuestión, otra manera muy empática con la que consigue el acercamiento al estado poético mediante las palabras, es mostrar la transformación que sufren éstas en determinados momentos según los sentimientos que se quieren expresar o según la propia situación, semejante a la emoción que transmite la combinación de determinadas palabras en un poema. “Lenguaje quiere decir residencia en una realidad, vivencia en una realidad.”18 Y así muestra la suya. Está textualizando el diálogo interior, objetiva en el texto la manera en la que nuestros pensamientos se encadenan dependiendo de nuestras emociones, muchas veces dando saltos y sin relación ninguna de un pensamiento con el precedente. “(Basta. Andate. Andá al hotel, date un baño, leé Nuestra Señora de París o Las Lobas de Machecoul, sacate la borrachera. Extrapolación, nada menos.)

Pureza. Horrible palabra. Puré, y después za. Date un poco cuenta. El jugo que le hubiera sacado Brisset. ¿Por qué estás llorando? ¿Quién llora, che?

Entender el puré como una epifanía. Damn the language. Entender. No inteligir: entender. Una sospecha de paraíso recobrable: No puede ser que estemos aquí para no poder ser. ¿Brisset? El hombre desciende de las ranas... Blind as a bat, drunk as a butterfly, foutu, royalement foutu devant les portes, que peut-être... (Un pedazo de hielo en la nuca, irse a dormir. Problema: ¿Johnny Dodds o Albert Nicholas? Dodds, casi seguro. Nota: preguntarle a Ronald.) Un mal verso, aleteando desde la claraboya: "Antes de caer en la nada con el último diástole..." Qué mamúa padre. The doors of perception, by Aldley Huxdous. Get yourself a tiny bit of mescalina, brother, the rest is bliss and diarrhoea. (...) Seamos serios, Horacio, antes de enderezarnos muy de a poco y apuntar hacia la calle, preguntémonos con el alma en la punta de la mano (¿la punta de la mano?) En la palma de la lengua, che, o algo así. Toponomía, anatología descriptológica, dos tomos i-lus-tra-dos), preguntémonos si la empresa hay que acometerla desde arriba o desde abajo (pero qué bien, estoy pensando clarito, el vodka las clava como mariposas en el cartón, A es A, a rose is a rose is a rose, April is the cruellest month, cada cosa en su lugar y un lugar para cada rosa es una rosa es una rosa...).”19 Teniendo en cuenta estos elementos y quizás precisamente por no ser Rayuela un poemario, pero tampoco adscribirse a la prosa, causa dichos estados poéticos más agudamente, cuenta con la incertidumbre de no saber qué te vas a encontrar a continuación.

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Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp-613-614.

Cortázar, J. (1986) Rayuela. Madrid: Ediciones Cátedra, S. A. pp- 208-209.

Hace pedazos al lenguaje como herramienta, pero también a nosotros como lectores, y una cosa es inseparable de la otra.

Quiero acabar como he empezado literalmente en el título, con una frase de un capítulo suprimido de Rayuela, precisamente el capítulo del que en un primer momento partía el libro. “Frases explicatorias nunca amamantaron a las abejas.” Quizás este hubiera sido mejor título porque es representativo de lo que he tratado de exponer aquí. En dicho capítulo aparecen Traveler, Talita, y Horacio se nos presenta tan sólo con un silbido. Cuando ve la luz diez años más tarde que la publicación de Rayuela, los nombres han sido suprimidos, pero eso no impide que Cortázar consiga que entendamos perfectamente lo que sucede entre esas dos personas ahora invisibles. Mientras Talita duerme Traveler coloca una serie de hilos negros a modo de telaraña que van desde el cuerpo de ella hasta los distintos muebles de la habitación. Eso es lo que Cortázar hace con nosotros mientras leemos su libro, nos envuelve en una red formada por una multitud de hilos que se proyectan desde nuestra propia piel y se proyectan en distintas direcciones, pero todos están conectados con nosotros, se proyectan desde nosotros. Y son hilos los que conectan, no conceptos, no frases explicatorias, solo hilos sobre los que puedes decidir quedarte quieto o retorcerte y danzar con ellos.

BIBLIOGRAFÍA Bracamonte, J. (2015). Julio Cortázar y momentos de la novela experimental argentina. Anclajes, XIX.2.

Mesa, D. (1997). La obra poética de Julio Cortázar. (Tesis de doctorado). Director: Rosa Pellicer Domingo. Universidad de Zaragoza. Zaragoza.