El Lazarillo según Tercero de ESO - A. IES CALETA, Cádiz. 2015-2016

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EL LAZARILLO SEGÚN TERCERO DE ESO IES CALETA CÁDIZ CURSO 2015/2016


INTRODUCCIÓN Tienes ante tus manos una muestra de la creatividad de las clases de Tercero de ESO del IES Caleta (Cádiz). Se trata de un ejercicio de redacción o de recreación literaria que hemos desarrollado antes de la lectura del clásico Lazarilllo de Tormes. Vamos, para ir abriendo boca y suscitando la curiosidad. Precisamente para incitarte a leer la colección de relatos inéditos y originales te anuncio que podrás encontrar diversos lazarillos, ambientados en sus correspondientes espacios y tiempos: el ayudante de Cervantes, del Marqués de Santillana, Picasso y otros grandes artistas; mayordomos de nobles malhumorados o generosos; jóvenes muy comprometidos con sus familias y las personas más desfavorecidas; amantes de los animales, lazarillas… incluso podrás conocer a sirvientes de cantantes actuales, como Michael Jackson, Pablo Alborán, Alejandro Sanz… Hay algún lazarillo que ha servido a un personaje llamado como el autor del relato, otros que nos acompañan por un documentado recorrido por la Europa del siglo XX o incluso que cruzan el charco rumbo a las Américas. Tendrás el placer de leer, incluso, un sentido homenaje póstumo de un nieto a su abuelo… Sea como sea, siguiendo las indicaciones de la actividad, todos ellos cuentan la “noticia completa de su persona” y profundizan en los diferentes amos a los que han servido. Nos lo cuentan, como el propio Lázaro, lanzando una mirada atrás a su vida, “desde la cumbre de su fortuna”. Todo ello con cierto tono realista y cuidando al máximo la expresión y ortografía. Con esta actividad esperamos activar la lectura del “clásico”, lo que nos permitirá confirmar o desestimar las hipótesis que las inquietas mentes del alumnado gaditano han elaborado con mucho esmero para que ahora las puedas leer tú. De alguna manera, y sin desmerecer el estudio de la historia de la literatura que nos marca el currículum (junto al desarrollo de competencias relacionadas con el uso de la lengua, la autocorrección, la inventiva, el trabajo de investigación, el uso de las TIC…), este libro comparte esta cita: “Demasiado a menudo se valora el éxito medido desde la perspectiva de la perfección en lo conocido, lo “viejo”, y no desde la creación de algo nuevo”. (Paco Colomer, miembro del grupo público de Facebook “Metacreatividad”). Os dejamos disfrutar no sin antes agradecer a las personas que han realizado y colgado las imágenes extraídas de Internet que el alumnado ha utilizado sin ningún fin lucrativo. Enhorabuena al alumnado participante y… ¡a disfrutar! Actividad realizada por el Departamento de Lengua Castellana y Literatura del Centro, coordinado por María Antonia López Santos y Eva María Pérez Mesa, profesoras de Tercero del curso 2015/2016


ÍNDICE (POR ORDEN ALFABÉTICO DEL APELLIDO)

José Luis Butrón Dulce Nombre de María Camacho Estrada Alejandro Camero Benítez Mario Conde Marcos María Daponte Jiménez Marina de Ávila García Adrián Dos Santos Rodríguez Francisco Doval Vega Tomás Gómez Fernández Jennifer Mateo Puchi Daniel Muñoz García Pedro Olmedo Zarzuela Manuel Parra Sánchez María Pérez Ramas María Luisa Ramírez Sibón Sandra Rodríguez Fernández Aida Rosa Reyes Alejandro Rosendo Benítez Héctor Diego Samper Rodríguez Julia Viguera Caballero Lorena Villanueva Espejo Irene Villoslada Macías Verónica Villoslada Macías


Un chico humilde, generoso y agradecido Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona. Mi nacimiento fue en un pequeño pueblo a las afueras del este. Mi familia era pobre, pero rica a la vez: pobre en dinero y rica en salud y humildad. Desde que mi familia no pudo pagar la casa, yo les ayudé e hice un trato con el propietario de pagárselo sirviendo en casa. Al hombre le gustó la idea y aceptó el trato. Desde aquel día me empezó a gustar servir. No era complicado, ni tampoco muy cargante. La verdad es que me gustaba el trabajo. Entonces me fui a España a estudiar y sacarme la carrera. A lo largo de mi vida he servido a señores como famosos ricos, la verdad es que se ganaba buen dinero, pero no me gustaba aquel egoísmo de no dejar el dinero a nadie. Por cada casa famosa que pasaba sirviendo me encontraba cosas inimaginables para mi familia y para mí. Nunca tuve el valor de robar y ganar dinero fácil, la verdad me gusta ganármelo por mí mismo. Si os soy sincero, me ha venido bien pasar por aquellas casas, pues he aprendido mucho de la vida, como a no ser egoísta, a no delinquir, a dar a los demás algo que tienes de sobra, pero sobre todo, a tener más humildad. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad total y cumbre de buena fortuna. Gracias a mi trabajo puedo ayudar a mi madre en el piso. Por todo lo que ha hecho por nuestra familia y gracias a usted, señor, también puedo tener tiempo libre y aprender muchos modales de vuestra merced.

José Luis Butrón


EL LAZARILLO SEGÚN DULCE Pues Vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que tenga noticia completa de mi persona... Mi nacimiento fue el 17 de junio de 1990. Era hijo único, tuve una infancia dura, mis padres eran pobres. Casi nunca nos sobraba suficiente dinero para comprar comida. Cuando yo tenía 10 años, mi padre murió de una grave enfermedad. Mi madre se encargó de mi educación. Yo a veces conseguía trabajos en el campo, eso nos ayudaba a mantenernos económicamente. A los 21 empecé mi primer trabajo serio.

A lo largo de mi vida he servido a señores como el príncipe Juan II de Etiopía. Un muchacho de 23 años que estaba obsesionado con coleccionar piedras, tenÍa de todo tipo, colores, tamaños... las guardaba todas en una habitación. Como vivía al lado de la costa, un día una gran ola arrasó con todo, incluidas sus piedras. Cuando terminó el maremoto miles de piedras se quedaron en la costa, desde entonces el príncipe obligaba

bajar a la playa a sus esclavos, llevando así bolsas llenas de

piedras hasta su castillo, ubicado ahora en el centro de la aldea para que si había otro tsunami no se llevase otra vez las piedras.

Más tarde trabajé para un señor rico llamado Fernando. Vivía en Venecia. Tenía una gran mansión enorme. Tenía alrededor de 62 años más o menos y era viudo, pero estaba con una mujer de pocos años, más joven que él. Su anterior mujer murió cuando iban a la India por negocios de trabajo. Eran una pareja que viajaba mucho, tenían un gran negocio y muchos enemigos, así que en su último viaje asesinaron a su mujer, dejando a Fernando con un gran dolor por su mujer y rabia por el asesino desconocido que la mató. Fernando enciende todos los días una vela en honor a la que era su mujer, Rosa.


A los 3 años de trabajar con Fernando me enamoré de una de sus sirvientas, por lo que dejé de servirle y me fui con ella. Ella venía de una familia pobre al igual que la mía. Llevaba sirviendo desde los 7 años. Siempre había querido abrir una heladería, así que

con

el

dinero

que

conseguimos de haber servido al anterior señor pudimos comprar un local y montarla. Nos fue muy bien y conseguimos mucho dinero. A los pocos meses nos casamos y tuvimos nuestro primer hijo.

En fin que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.

María Dulce Camacho Estrada


LAZARILLO DE TORMES SEGÚN ALEJANDRO CAMERO

Pues vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga completa noticia de mi persona (…) Mi nacimiento fue en un pequeño pueblo de Castilla, llamado Tormes, en una época de pobreza. Mi vida no fue fácil, ya que la mayoría del tiempo estuve solo, no por falta de compañía puesto que serví a varios señores, sino por falta de amor paterno y materno.

Quedé huérfano de padre y mi madre se vio obligada a que me mantuvieran otras personas porque ella no podía hacerlo. Ellos me enseñaron a sobrevivir y a ser astuto en la vida. En primer lugar serví a un zapatero que me enseñó la profesión y así a hacer zapatos para otros niños pobres como yo.


Más adelante estuve a cargo de un médico veterinario que cuidaba animales de la calle. Entre ellos estaba una preciosa gata de color blanco a la que cuide y alimenté, ya que estaba enferma cuando la cogimos. Ella continuó en mis recorridos con otros señores.

Por ultimo me mantuvo un clérigo culto, el cual me enseñó a leer y escribir. Me daba poco de comer y tampoco me daba cariño. Menos mal que tenía a la pequeña gata para compensar la falta de amor. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna, gracias a las cosas que me enseñaron mis señores. Ahora enseño a los niños pobres como yo lo era, a darles cariño y a cuidar de los animales que me hicieron tanta compañía. Visito a mi madre cada vez que puedo y le llevo algo de dinero para sus necesidades.

ALEJANDRO CAMERO


Lazarillo de Tormes según Mario Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarla desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona (…) Mi nacimiento fue el 30 de Noviembre de 1937, fue un nacimiento prematuro e inesperado, ya que para nada estaba previsto que fuera para aquel frío día, por ello, mi madre no tuvo tiempo de llegar a un hospital. Así que nací en un coche de caballos. Ella se dirigía con mi padre a una entrevista de trabajo para ser unos criados de la casa real de Inglaterra. Era un trabajo muy importante y no podían perder esa oportunidad, por lo que me llevaron recién nacido. Supongo que allí nació mi pasión por servir a otras personas. A lo largo de mi vida he servido a señores como toda la familia Jackson. Esta constaba de: El padre; Robert Jackson, la madre; Margaret Jackson, y el grande y también pequeño Michael Jackson. Mi trabajo allí era servir y preparar la comida y cuidar de Michael que por aquel entonces tendría alrededor de 3 o 4 años, yo fui uno de los primeros en descubrir su gran talento para la música, ya que estaba todo el día con él. También aporté algunas ideas y bases rítmicas para las primeras canciones de “ The Jackson’s Five”. Aquel mérito no me lo reconocieron por lo que no me pagaron nada. Yo lógicamente lo reclamé y discutí con Robert Jackson, y así fue como perdí el trabajo en la mansión Jackson. Mi segundo y último servicio fue al presidente Richard Nixon, en su propio hogar, la Casa Blanca. Durante los primeros años me encargaba de la limpieza con 2 compañeros que siguen siendo mis amigos a día de hoy. Cuando renovaron la plantilla me ascendieron a jefe de cocina. Allí solo dirigía la cocina y algunas veces ayudaba a preparar algunos platos. Después de estar trabajando 10 años allí, me asignaron como jefe de todos los criados de la Casa Blanca. Era el trabajo perfecto ya que hacía lo que me gustaba y cobraba bastante bien. Hasta que un día me caí por las escaleras y no me lo cubrió el seguro, obviamente no me quedé de brazos cruzados y de nuevo me peleé con mi jefe y también me echaron. Tuve que mantener a mi familia con el poco dinero que me daba el paro. Tras varios años de


disputa con la casa blanca, me pagaron la correspondiente indemnizaciĂłn y volvĂ­ a mi total felicidad. En fin, que ahora estoy viviendo mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.

Mario Conde Marcos 3ÂşA


EL LAZARILLO DE TORMES SEGÚN MARÍA DAPONTE

Pues Vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona (…)

Mi nacimiento fue un 17 de marzo. En esa mañana estuvo toda mi familia de luto, debido a que al nacer, mi madre no superó aquellas duras condiciones: vivíamos a las afueras de la ciudad, no teníamos coche y mi abuela tuvo que actuar como matrona.

A partir de ese día la actitud de mi padre cambió. De estar deseando conocerme a ni querer saber de mi existencia. Este pensaba que yo era el culpable del fallecimiento de mi madre; me tenía odio. Tan grande era el egoísmo que me abandonó.

A raíz de esto, me crié en el orfanato de Santa Lucía desde los dos años hasta los dieciocho. Era el reformatorio más antiguo del barrio. Me acostumbré a estar allí porque residí desde muy pequeño, pero echaba en falta la figura de una madre y de un padre en ciertos momentos de mi infancia.


Las educadoras eran muy agradables aunque nos tiraban de las orejas cuando no nos queríamos bañar. El recuerdo más bonito de mi estancia era que en todos mis cumpleaños me hacían una tarta de chocolate y me regalaban un libro enorme lleno de dibujos con pegatinas en el interior.

Mi más bonito recuerdo eran aquellos regalos de cumpleaños. Años más tarde, al cumplir los dieciocho años, tuve la obligación de abandonar el centro. No me quería ir, era mi casa, pero no podía quedarme toda mi vida en aquel lugar. A causa de esto, fui pensando en mi futuro. En pocas palabras, no encontraba algo que hiciera bien.

Más tarde me ofrecieron un piso muy cerca de las educadoras y me dijeron que me pasara cuando quisiera. Cuando llegué a la casa, no era exactamente como la imaginaba. Era una urbanización repleta de adolescentes, que se dividían en grupos. A la derecha estaban los músicos, a la izquierda los aficionados a la escritura, en frente de la recepción los matemáticos, etc. Visto que todos tenían un gusto definido y yo no, acudí a la sala de estar donde había un panel de información con las asignaturas. Aunque me llevó días pensándolo, aposté por la materia de mayordomo, de lo que finalmente he trabajado.

Así, a lo largo de mi vida he servido a señores como Pablo Alborán, Alejandro Sanz… Pero mejor dejemos a esos artistas para el final.


Empecé con un contrato de siete meses en Madrid. Mi trabajo consistía en cuidar, limpiar y sacar a pasar a los perros de Blanca Suárez. Era un trabajo fácil, cómodo, pero llegaba a mi casa con un desagradable tufo perruno. Por motivos higiénicos me duchaba todos los días con jabones especiales. Esto hizo que los astutos caniches no se acercaran a mí. Estaba invadido de aromas mezclados. Por lo tanto, Blanca me despidió.

El segundo contrato me duró poco tiempo. Le hacía la cama, la comida, le planchaba la ropa a Pablo Alborán. Nunca me hablaba, me dejaba las tareas escritas en un papel, trabajaba todos los días y sin embargo, era difícil verlo en casa. Siempre le dejaba las llaves en la entrada antes de irme. Un día, se me olvidó dejárselas y casualmente desapareció una de sus guitarras. Por lo tanto, Pablo me despidió por un supuesto robo.

Mi tercer y actual contrato fue con Alejandro Sanz. Le gustaba mi profesionalidad. Los dos estábamos contentos con nosotros mismos. Yo no le causaba problemas y él era muy simpático conmigo. Adoraba mis lasañas, pollos asados, mis tartas…

Uno de mis apetitosos platos.

Todos los sábados cenaban amigos suyos en su casa. En cada reunión intentaba dar la talla, cocinar a la perfección y servir con elegancia. Una de esos magníficas noches acudieron bastantes famosos como David Bisbal, Chicote… Cuando terminaron, este último me dejó una tarjeta con el nombre de su restaurante, número y dirección. Finalmente vivo en Madrid con mi mujer y mis dos preciosas hijas. Trabajo para Chicote como cocinero y camarero de lujo. Además, sigo con Alejandro, uno de los mejores clientes del bar. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna. María Daponte Jiménez.


UN HUÉRFANO TRIUNFADOR

Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona.

Digamos que soy un chico de origen humilde, me llamo Jenaro y nací en Zamora en el siglo XVII.

En primer lugar os voy a contar la muerte de mis padres: yo estaba en la calle jugando con mis amigos, cuando un grupo de monjas me avisaron de que mi padre había fallecido. Mi primera impresión fue bastante dolorosa, yo no lo creía. Ellas me contaron que estaba pidiendo dinero en la calle, cuando llegó a una cantidad de dinero, le atracaron y lo mataron para quitarle todo el dinero. Mi madre fue a buscarme y entonces fue cuando me lo creí. Ella lloraba y venía corriendo hacia mí para abrazarme. Al final tuvimos que asimilar que se había ido. Aprendimos a sobrevivir sin él, ya que era él quien traía dinero a casa.

Un año más tarde, cuando yo ya había cumplido mis cinco años, mi madre enfermó. Yo me había dado cuenta de que, como no estaba mi padre, yo tenía que hacerme cargo de ella.

Al principio no parecía ir tan mal, parecía un simple resfriado de un par de días, pero la cosa fue empeorando día tras día. Una tarde, cuando yo fui a comprar medicinas y volví a casa, me encontré a mi madre tosiendo con el pañuelo ensangrentado. Yo fui corriendo a avisar al sanador, para que averiguara qué le ocurría a mi madre. Después de varias pruebas, se trataba de “Tuberculosis”, una enfermedad en la que pocas personas lograban sobrevivir.


Por noche,

la pasadas

las 12, mi madre falleció.

Yo

había

quedado

huérfano

me de

padres, no tenía a nadie, ella era la única

que

me

quedaba.

Me metieron en un convento. Allí me ayudaron a sobrevivir, a leer y también a escribir, cosa que me gustaba hacer en mis tiempos libres.

Cuando me hice mayor, me recogió una familia de comerciantes y les serví durante varios años. Luego serví a una familia adinerada como conductor de carruaje, en el que me pagaban 20 reales semanales más alojamiento y comida.


Después de varios años, conseguí comprar mi propio carruaje y prestar mis servicios a señores importantes.

Como podrá comprobar, a lo largo de mi vida he servido a señores con mucho dinero.

En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda una buena fortuna.

Marina de Ávila García


LAZARILLO DE TORMES SEGÚN ADRIÁN Pues vuestro merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció empezar desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona. Mi nacimiento fue el 30 de septiembre de 1.967, al instante de que mi madre me diera a luz, fui abandonado en el contenedor de reciclaje de plástico. Pero debido a mi espíritu luchador desde mi primer minuto de vida, además de mi gran potencia a la hora de llorar, fui capaz de despertar a todo el vecindario, al que desperté a las 4:30 de la mañana. Fue por ello por lo que recibí varios impactos de objetos no identificados de gente anónima del barrio. Pero esto solo aumentó mi ira y los decibelios de mi llanto aumentaron, hasta que una anciana me recogió y me depositó en la puerta de una finca llamada ¨Cantora¨. Posteriormente llamó al timbre y huyó. Después solo recuerdo ver a un niño bastante feo, metido en carnes y muy apestoso. También recuerdo que cantaba muy mal, por el bien de la salud pública espero que no se dedique al cante o a la música actualmente. De repente, una señora lo llamó por su nombre, Kiko, si mi memoria no me falla. Esta señora me introdujo en su morada y cuando vi el desorden de esta, fue cuando supe que me dedicaría a servir a la gente y sobre todo a esta familia que me necesitaba. A lo largo de mi vida he servido a señores como la familia de Simeone, gran entrenador de fútbol actual pero mejor jugador en su época. La familia estaba compuesta por el propio Simeone, su mujer y un hijo menor de 5 años, este último un poco antihigiénico debido a su afán de comer mocos. La familia era muy desordenada y les fui de gran ayuda. Desde el primer instante hubo cierta química con la mujer de Simeone, Eustaquia, y una noche en la que el hombre de la familia estaba disputando un partido de fútbol surgió el amor entre nosotros. Fue una noche intensa y descontrolada en la que pasaron muchos detalles los cuales no quiero especificar. Al amanecer siguiente, Simeone me encontró en su cama y posteriormente me despidió. Yo estaba indignado e hice público su desengaño amoroso, pero este le echó las culpas a Camionero, un compañero de equipo, ya que este le caía mal. Actualmente Simeone tiene otro hijo, el cual no tiene ninguno de sus rasgos físicos y al que le veo cierto parecido conmigo. Mi tercer y último servicio fue a Belén Esteban. Una “personaje” pública que vivía de criticar a su exmarido torero, el cual pasaba de ella y que recompuso su vida con una mujer un poco desagradable de cara, pero lo que importa es el interior, o eso dicen. Mi señora apenas estaba en casa, ya que el programa en el que participaba le ocupaba tarde y noche. Siempre se encontraba en casa su hija Andreíta, la cual aborrecía el pollo y me tiraba los tejos de forma indirecta, pero yo le hacia caso omiso debido a la diferencia de edad. El trabajo estaba bien, cobraba lo suficiente para vivir y tampoco tenía que hacer un trabajo excesivo. Pero un día la señorita Esteban se dejó el gas encendido lo que provocó una gran explosión que me dejó sin extremidades. Actualmente vivo en una residencia de discapacitados físicos. A pesar de este percance, ahora vivo en mi prosperidad y en la cumbre de toda mi buena fortuna. Adrián Dos Santos Rodríguez


EL LAZARILLO DE TORMES Francisco Doval Vega

Pues como vuestra merced me ruega que le escriba, y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio para que se tenga noticia de mi persona. Mi nacimiento fue el 7 de Marzo de 2010, nací en una familia con problemas estructurales, dado que mi padre estaba muerto y mi madre a duras penas podía poner un plato de comida en la mesa. Cuando alcancé los 10 años tuve que tomar por mí solo la decisión de buscar un empleo donde conseguir dinero y mantener a mis dos hermanos pequeños. Por lo que decidí trabajar de camarero en un bar de barrio, donde un hombre generoso me captó y me dio un número de teléfono para acudir a una entrevista de sirviente. El trabajo que conseguí en esa casa provocó mi afán de servir a los demás. A lo largo de mi vida he servido señores como Cristiano Ronaldo cuando firmó con el Real Madrid, tuve que aprender portugués y a duras penas conseguí formarme como sirviente en su casa. Una de las peores experiencias vividas fue con el robo de uno de sus balones de oro, por lo que decidió despedirme. Por mi fama como buen sirviente no tardé en encontrar otro señor al que servir, y de tantas ofertas que se me presentaron decidí escoger la de Fernando Alonso. Viví sirviéndole a él durante muchos años, tuve muchas experiencias en su casa tanto robos como errores por mi parte, pero su bondad hizo que no me despidiera. Al cabo de los años en su casa, su estado económico entró en quiebra debido a su despido inminente de Maclaren. Debido a esto se vio obligado a despedirme, pero yo me fui sin rechistar ya que sabía lo que estaba pasando económicamente.


En fin que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna, pues el dinero acumulado de tantos a単os sirviendo a distintos famosos me hizo poder retirarme de la servidumbre.

Francisco Doval Vega


El Lazarillo, servidor de extraños Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio para que se tenga noticia completa de mi persona. Mi nacimiento fue un día frío de invierno, en el cual, las calles estaban llenas de nieve y los cristales empeñados. En una casa en los límites de la ciudad, bueno, más bien en el sótano de esa casa fue donde nací.

Tuve la suerte de seguir vivo, pero no la de conocer a mis padres, nunca supe nada de ellos. Supongo que fueron víctimas de la guerra. Una familia rica y de buen corazón me acogió, fueron los reyes de Inglaterra. No sé porque a mí y no a otro, pero decidieron acogerme, un recién nacido alemán. Tuve una buena infancia, prácticamente sin problemas, hasta que con dieciséis años mi madre adoptiva murió. Desde entonces mi ``Padre´´ empezó a beber mucho alcohol y cayó en depresión y se puede decir que empezó a maltratarme, y a los pocos días me fui, y no volvió a saber nada mas de mí.


A lo largo de mi vida he servido a señores como:

Charles De Gaulle. Se comportó muy bien conmigo, pasaba tardes enseñándome relatos que escribía. Fue escritor, político y militar. Al poco tiempo de conocerle, perdió la vista en un asalto militar. Al regresar, se me lamentó en los brazos porque no podría volver a escribir. Desde entonces mi tarea paso a ser escribir todo lo que él me dictaba, el problema es que estaba empezando a írsele la cabeza, el quedarse ciego le atormentaba. Y una noche, escuché los gritos de una mujer que decían el nombre de mi amo. Subí al piso de arriba sin hacer mucho ruido, y lo vi, lo vi de espaldas con un cuchillo que chorreaba sangre y su mujer en el suelo, sin vida. Desde ese momento decidí recoger mis cosas y salir corriendo de allí. Vagué varios meses por las calles de Inglaterra. Hasta que vi un hombre que parecía adinerado y le pregunté si necesitaba un sirviente, pensaba que se negaría, pero para mi sorpresa, asintió, fue mi segundo amo. De él nunca nadie supo el nombre, así que sería el hombre misterioso.


Este fue raro, la verdad. Solo me quería para ordenar su biblioteca. Lo más raro que me sucedió con él, fue que cada día el mismo libro cambiaba de sitio. Le pregunté a mi amo y él siempre lo negaba. No le di importancia, pero surgió una urgencia y me tuve que ir y dejar de servirle, y recuerdo que justo el día antes de irme, cogí el libro, y no había nada escrito, excepto una página que estaba escrita con sangre donde ponía: “Ayúdame a descansar en paz”. Se lo comenté a mi amo, y justo al salir de la casa se prendió en fuego con mi amo dentro. Supongo que fue un suicidio, pero sé que ese libro tuvo algo que ver. Pasado eso, fui a un pueblo cercano, donde conocí a mi último amo, el cual andaba todo el día ocupado y por el que casi muero. No sé por qué, pensó que era judío, pero él perfectamente sabía que no lo era, de hecho se me notaba. Total, que una tarde entraron dos nazis y saludaron a mi amo, el cual me señaló. Me subieron a un camión y me llevaron a un campo de concentración. Menos mal que al bajar del camión llegó él en coche y dijo que había sido un malentendido, me subí a su coche y justo al él abrir la puerta para conducir, ¡``Booom´´!, le pegaron un tiro en la cabeza. Cayó al suelo y nervioso por aquella situación, cogí el volante y salí corriendo de allí. Cuando llegué a la casa, recordé que no tenía familiares, es decir me quedé con su fortuna. En fin que ahora estoy en mis prosperidad y en la cumbre de toda fortuna. Tomás Gómez


El Lazarillo según Jennifer Pues vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona.

Me llamo Noelia, nací en 26 de octubre en el año 1980, soy una mujer que he luchado mucho en el pasado para tener un techo donde dormir y comida para sobrevivir.

He trabajado en todo tipo de casas de señores, he limpiado, he cuidado y he servido. Mi vida ha sido trabajar mucho desde los 16 años, no he podido estudiar nada porque mis padres no tenían dinero para la escuela. Antes de que fallecieran me contaron que tenía una tía muy rica, pero no sabían donde vivía.

Hace 10 años me quedé embarazada, aunque estaba mal económicamente, la tuve, mi esposo murió a los cinco meses después de tener a mi hija, por una enfermedad, me quede sola cuidándola y trabajando a la vez, fue muy duro porque me la tenía que llevar al trabajo y algunos señores me lo impedían y me despedían, en algunos trabajos tuve suerte y no le importaba, pero me pagaban muy poco.

Cada año fue empeorando: más gastos y cada vez menos dinero, hasta que encontré un trabajo en condiciones. Era un hombre bondadoso, me pagaba de más y me trataba muy bien, pero lo bueno duró poco porque a los meses murió. Ahorré dinero, pero se gastó pronto, estuve en unas cuantas casas más, pero me echaban porque me pedían muchas horas y no podía porque tenía que cuidar de mi hija.

A los pocos días de que me echaran del trabajo, me llegó una carta, la abrí muy asustada porque pensaba que me iban a quitar la casa o peor, a mi hija. Abrí la carta y cuando empecé a leer se me saltaron las lágrimas, ponía que iba a heredar el oro y la mansión de mi tía lejana, porque ella no tenía otra familia más que yo.

Pasaron los días y me tuve que mudar a otra ciudad donde se encontraba la mansión y donde recibiría el oro, pero no iba a quedarme con la mansión sino que la vendería y viviría en una casa normal y corriente. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna. Jennifer Mateo Puchi


Lazarillo según Dani Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona y de la historia de mi vida.

Mi nacimiento fue en una familia de sirvientes, no se podía decir que nacer en una familia así era tener suerte, pero gracias a ello teníamos una casa en la que vivir y un poco de comida que llevarnos a la boca.

Desde pequeño ya tenía muy asimilado lo que significaba ser sirviente, y así poder aprender a hacer todo lo que un sirviente conlleva ser: limpiar, hacer comida...

Cuando mis padres y mi señor murieron ya no me quedaba nada, ni hogar ni comida, todas las mañanas fui a pedir a la calle y por la noche dormía donde podía.

Pero a lo largo de mi vida serví a señores como piratas y ladrones, años nada buenos a decir verdad.

Unos de los peores años los pasé con los piratas siempre limpiando el barco de arriba a abajo, pero la verdad es que hacer aquel trabajo no era de los más difíciles ya que yo siempre he estado limpiando, lo peor eran las grandes olas al navegar, el ruinoso pirata que estaba al mando y los bucaneros de a bordo, así que un día decidí escaparme.


Cuando lo conseguí, maldita sea mi suerte, me cogieron unos ladrones aunque mirándolo desde el lado positivo, tenía una habitación con una estupenda cama y la verdad es que limpiar una guarida es igual que hacerlo con una casa, y era más cómodo que limpiar un barco en movimiento, pero aún así tenía que robar para poder sobrevivir.

En fin, que ahora que estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda fortuna no tengo nada de que preocuparme.

Daniel Muñoz García


Pedro Olmedo Zarzuela 3º ESO - A Lazarillo de Tormes

Mi nacimiento fue muy inseguro porque no sabían si estaba vivo o muerto, pero salí vivo por muy poco. A partir de ahí, empezaron todas mis aventuras como Lazarillo.

A lo largo de mi vida he servido a señores como a un joven llamado Pedro Olmedo. Él era simpático y alegre. Mi trabajo allí no era muy difícil ya que él se llevaba todo el tiempo jugando a la ''Play'' y, si no, jugando al fútbol. Yo solo me tenía que encargar de llevarle la merienda y de hacerle la cama, ya que todo lo demás estaba hecho. Pedro, que trataba genial al servicio, era muy educado aunque a veces tenía un carácter muy fuerte y me asustaba.

También he servido a otro señor menos importante que Pedro, aunque muy conocido aquí, en mi pueblo. Daddy Yankeey vestía muy raro para mi gusto. Él siempre iba con camisetas grandes, pantalones caídos, grandes sombreros y el cuerpo lleno de joyas. Además, él era un gran músico y a veces, en mis ratos libres de servicio, me dejaba escuchar sus nuevas composiciones y darle mi opinión. Servirle entre semana no me suponía ningún problema, el problema estaba cuando llegaba el fin de semana, ya que hacía grandes fiestas en su casa y a la hora de recoger me tocaba limpiarlo todo a mi siempre. También es verdad que, de vez en cuando, se iba por ahí de viajes o fiestas y entonces no tenía tanto que hacer en la casa.

En fin, ahora que estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna: me dedico a pasear con mis amigos, jugar a las cartas, descansar por las tardes y a cuidar de mis dos hijos. Me encanta pasar con ellos mis tardes libres y contarles muchas historias que me han ido sucediendo a lo largo de mi vida.


LAZARILLO DE TORMES- MANUEL PARRA Pues Vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezar desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona… Mi nacimiento fue el 27 de Octubre de 1935 a las 03:00 AM. Yo me llamo Arturo y vivo en Segovia. Yo soy pequeño de estatura, rubio y con ojos verdes. Yo ahora tengo 81 años. Cuando yo tenía 5 años no tenía idea de servir a personas, pero al cumplir los 23, empecé de aprendiz en casa de un maestro amigo de mis padres y gracias a él me convertí en lo que he sido hoy. A lo largo de mi vida he servido a señores como: -Cayetana de Alba: en el palacio de las Dueñas entre 1948-1957 (9 años). Yo creo que en el Palacio de las Dueñas es donde mejor lo pasé, debido a que era muy buena gente. Al principio me costaba, pero ella tenía mucha paciencia y me enseñaba, aparte de que me daba detallitos y los domingos me iba con ella al Benito Villamarín para ver al Betis.

. -Rey Juan Carlos: en su palacio donde vivía aquellos años entre 1958-1969 (11 años). Con este señor, que entonces era solo príncipe, lo que más hacía era ir de caza, lo que pasa es que con este hombre trabajaba el doble porque lo tenía que servir mucho debido a sus operaciones. Lo bueno es que cobraba una millonada buena. Lo que más hacía en su casa era pasar la mopa, limpiar, tender… Pero era muy exigente, a veces me daba miedo meter la pata con él. -Brad Pitt: en su gran casa entre 1971-1985. (14 años). Con Él pasaba todos los años en Oklahoma (EE.UU). Prácticamente lo vi hacerse un hombre. Entonces, apenas salía porque era muy aburrido, lo bueno es que actuaba mucho y no tenía que servirle


mucho y cobrando un pastón. De vez en cuando lo ayudaba a sus compras pero me costaba porque pocas veces he ido a un supermercado, en fin todavía me pregunto cómo duré tanto allí. -José María Aznar: en Madrid entre 1987-1993. (6 años). Fui su escolta en actos públicos. Se parecía a Brad Pitt en el sentido de que pasaba poco tiempo en casa. Él estaba nervioso porque en 1996 iba a ser presidente del gobierno, cobré bien siempre con él pero me pagó más los últimos años cuando empezó a ser rico. Yo servía mucho y decidí tirarme algunos meses sabáticos.

-Nathalie Lartilleux: en sus casas de México y Francia. En Francia entre 19932000 (7 años) y en México entre (2000-2004), finalmente. Junto a la duquesa de Alba fue la persona con quien más trabajé, debido a que escribía novelas y le ayudaba a inventarlas y a escribirlas, era buena gente y con paciencia. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna. Manuel Parra Sánchez 3º ESO- A


EL CAPRICHO DEL LAZARILLO Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona. (...) Mi nacimiento fue algo curioso, ni siquiera me esperaban, pero aún así me acogieron con todo el cariño y crecí felizmente aunque pasando mucha hambre y cargando con mi gran minusvalía de no ver con el ojo derecho. En mis primeros años no lo tenía muy en cuenta pero a medida que crecía y pasaba el tiempo se hacía complicado y soportaba muchas burlas por los niños de mi pueblo. A lo largo de mi vida he servido a señores como Don Manuel Moreno, el hombre más rico y con más tierras de todo el pueblo, desde que era pequeño siempre he soñado en llegar a ser como él. Don Manuel me recogió de la calle una terrible noche de lluvia, me dio cobijo y un techo en el que descansar. Por mi pobreza nunca le di riquezas para agradecérselo, pero le ofrecí mis servicios. Con Don Manuel siempre tuve una relación excelente. Mi señor me dio una habitación donde alojarme, ropa e incluso un día libre que, al no tener nada, siempre me quedaba en su compañía. En los 30 años sirviendo a mi señor, nunca lo vi acompañado de una mujer y maldita fue la hora en que mi opinión cambió por completo. Mi querido señor terminó casándose con una dama de muchos bienes y familia importante. Carmen Dez una señora seria, extravagante, caprichosa y humillante, en este caso conmigo. La señorita de la casa nunca tuvo en cuenta mi discapacidad y por eso siempre protestaba y me humillaba ante los demás empleados. Por sus caprichos y actitudes infantiles el personal de la casa se redujo y acabó trayendo a una sirvienta de confianza que disponía en su antigua casa.


Una repentina mañana entré en la cocina y fue grande mi sorpresa cuando vi a aquella hermosa joven de cabellos dorados y ojos profundos. Me enamoré. En fin, que ahora estoy viviendo en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna, porque lo de aquella joven no se quedó en una simple sonrisa, y ahora es la madre de mis queridos hijos. Vivimos felices como buenamente podemos y todo se lo debo al hombre que cambió mi vida y al pequeño capricho de la mujer que se la cambió a él. María Pérez Ramas


El Lazarillo según Marisa Pues vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona. Mi nacimiento fue en 1968 en un pueblecito con mucho encanto en Castilla y León llamado Arévalo. No tuve un buen nacimiento, nací con problemas ya que en los nueve meses de mi formación mi madre bebía y fumaba. No fui un niño muy deseado porque mis padres eran muy jóvenes, por tanto, querían seguir con su calidad de vida anterior. Pensando que un niño sería un cargo muy importante intentaron mantener en secreto mi nacimiento, aunque eso solo les sirvió para las primeras semanas del embarazo. Como en mis tiempos se veía muy mal el abortar y debido a los problemas económicos de mi familia, después de nacer decidieron darme en adopción en un convento de monjas que se hacían cargo de los niños que la gente abandonaba o tenía que dar por problemas. Mi infancia fue mejor, crecía con niños y niñas que venían de diferentes lugares, hacíamos excursiones, jugábamos, dábamos clases...Todos éramos como hermanos. Me sentía muy feliz cuando era aún pequeño, no eché en falta la figura de unos padres en mi vida por lo que nunca entendí a esos niños mayores que yo, que querían irse del convento y vivir con unos nuevos padres que los adoptaran.


Muchos fines de semana hombres y mujeres venían a visitarnos con pensamiento de que alguno de nosotros se fuera con ellos a su casa y a mí me asustaba el hecho de convivir con dos personas nada más. Cuando el sol comenzaba a salir las monjas nos despertaban para arreglarnos, desayunar y poder dar la misa así diariamente. Luego de todo eso las clases comenzaban de once a dos aunque por la tarde también teníamos clase de cuatro a seis donde hacíamos deberes, dábamos música, arte...Las clases eran algo más amenas que las de por la mañana. Me llevaba bien con todas las profesoras y monjas del convento aunque tenía mejor relación con una de ellas, Sor María, una joven profesora que necesitaba ayuda continuamente y así comencé a prestarle mi ayuda, cosa que me gustaba mucho. A los quince años una pareja me adoptó, algo que no me llamaba mucho la atención ya que el tener que dejar de ayudar a Sor María no me gustaba. Me caían bien mis nuevos padres, aunque empecé a plantearme quiénes eran mis padres verdaderos y en esa etapa lo pasé realmente mal. A los dieciséis años comencé a ayudar a más personas y era algo que me gustaba. Entre ellas ayudé a mi padre, que se quedó inválido por un accidente.


Por las mañanas estudiaba y por las tardes ayudaba a gente que me lo pedía. A lo largo de mi vida he servido a señores como alcaldes, duquesas, millonarios, gente de clase media y baja, ancianos, niños, jóvenes... Los ayudaba con sus trabajos y tareas tanto en el hogar como fuera de él. En mi vida he ayudado a más de 90 personas y todas diferentes. Algunos tenían enfermedades o problemas y les podía ayudar con todo, incluso a veces hacía de psicólogo para aquellas personas que sufrían algún trastorno. Como Lucy, una chica a la que ayudé durante cinco años porque tenía problemas alimenticios y a la que ayudaba a recapacitar y a sentirse mejor con su cuerpo, además de ayudarle a las tareas del hogar. También cuidaba a niños que sus padres no podían cuidar por cuestiones laborales y me sentía muy a gusto, aunque me tenía algo cansada el cuidar a algunos niños un poco traviesos como Carlos, que tan solo tenía diez años y era un trasto, pero era divertido estar con él. Serví al alcalde de mi pueblo natal durante meses y tuve que dejarlo ya que me dispuse a estudiar día y tarde y no podía hacerlo todo a la vez. Decidí estudiar una carrera de profesor.

Durante meses dejé el trabajo y solo ayudaba a mi padre que seguía un poco mal de su salud.


Me gustaban todas las personas a las que había servido, así que volvía a ayudarlas. No solo a ellos, sino a diferentes personas a las que nunca había ayudado. Pensé que debería ayudar en un orfanato, los niños lo agradecerían y yo podría jugar con ellos y enseñarles cosas de mis estudios y además practicar mi carrera. Me fue muy bien allí rodeado de niños y también de los profesores y cuidadores del orfanato, así que me quedé y actualmente es a ellos a quienes sirvo. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna. Marisa Ramírez


SIGUIENDO HACIA DELANTE Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio para que se tenga noticia completa de mi persona, debido a que me han pasado demasiadas cosas en esta vida tanto malas como muchas otras muy buenas. Mi nacimiento fue el 19 de enero de 1915, en la ciudad de Santander. De pequeño no tuve una buena infancia, ya que mis padres habían muerto cuando yo tan solo tenía cinco años. Cuando ellos fallecieron la única familia que me quedaba era el hermano de mi madre, pero éste no quiso hacerse cargo de mí, por lo que me dejó en un orfanato. Allí pasé todos los días hasta cumplir la mayoría de edad. Cuando me fui empecé a independizarme y a buscar trabajo. A lo largo de mi vida he servido a señores como a Pablo Picasso, fui su ayudante ya que necesitaba ayuda para realizar sus pinturas como pintor que era. Un día limpiando y ordenando un poco la sala donde trabajaba, sin querer se cayó uno de sus cuadros más queridos, cuando se despertó bajó a la sala y al ver que se había partido, lo primero que hizo fue despedirme y me echó de su casa, ya que vivía ahí. Eso me dolió mucho porque era como un padre para mí.

Otros de los señores a los que serví fue a una condesa llamada Catalina Fernández. Fui su sirviente, ya que era bastante mayor y necesitaba ayuda. Catalina me cogió tanto cariño y confianza que quería que fuese su hijo, y de inmediato le respondí con una gran sonrisa en mi cara. Me quedé allí viviendo durante quince años y no más, debido a que Catalina había fallecido. Me marché de la casa con el corazón destrozado. A las pocas semanas me llegó una carta del abogado de la condesa, en la que ponía que me había dejado de herencia todos sus bienes. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna gracias a una persona que me quiso, me cuidó y confió en mí.

Sandra Rodríguez Fernández


EL LAZARILLO SEGÚN AIDA Pues vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona (...)

Mi nacimiento fue un 20 de julio de 1870. Mi madre me contó que nací a las orillas del gran río de Tormes, cuando ella pescaba con sus amigas en una pequeña barca como a menudo hacía para obtener el almuerzo y la cena de cada día. Cuando rompió aguas, rápidamente alcanzaron la orilla para ayudarla a dar a luz. Tras mucho esfuerzo lo logró con éxito.

A lo largo de mi vida he servido a señores como sacerdotes, condes, reyes... Mi primera experiencia fue con el conde de Alemania. Vivía en un gran castillo a las afueras de una ciudad. Mi labor allí era de cuidar de los hijos del conde, mantener en orden el castillo, cocinar para la familia y todos los invitados que venían cada día. Mi trabajo en aquel castillo finalizó cuando al cabo de unos meses mi jefe no me pagó lo debido.

Luego, un sacerdote me buscó porque le habían dado una buena información sobre mí, y me contrató para trabajar en un convento, también de Alemania. Mi tarea en aquel lugar era vigilar quién entraba y quién salía de allí. Estuve unos cinco años trabajando sin ningún tipo de problemas hasta que vino otro nuevo sacerdote con el que no tuve buena relación, así que para echarme de allí decidió inventarse que yo robaba cosas de valor del convento, y así acabé de servidor en aquel lugar.

Finalmente, recibí una carta del rey de España donde decía que estaba interesado por mis servicios. Viajé a España, mi lugar de origen, y allí conversé con el rey. Aquel era el mejor trabajo que me habían ofrecido comparado con los anteriores: cuidaba del palacio, atendía las labores de la casa, cuidaba del jardín e incluso ayudaba al rey a tomar unas decisiones muy importantes. Me encantaba aquel puesto de trabajo, pero mi cargo acabó al cabo de los diez años con el fallecimiento del rey. Al menos aquel buen hombre me dejó una gran paga por ayudarle tanto aquel tiempo... En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.


Aida Rosa Reyes


EL LAZARILLO SEGUN ALEJANDRO ROSENDO

Pues vuestra merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona.

Mi nacimiento fue un día de algún mes de diciembre en una ciudad muy pequeña, conocida como la tacita de plata. Esa ciudad tan alegre y risueña, que hoy en día usted y yo conocemos como Cádiz.

A lo largo de mi vida he servido a señores como Fermín Salvochea o Manuel de Amusategui entre muchos otros, aunque también me alegro mucho de haber sido parte de la vida de muchas personas que me necesitaron en algún momento, algunos por no tener fuerzas para seguir luchando por su vida o como es el caso de Ricardo Benítez García.

Él fue una persona muy buena, no tenía nada que fuera suyo, no se quejó por nada… Aunque estuvo enfermo durante 35 años, se armó de valor y esperó a ver el nacimiento de sus nietos, su alegría el día de sus comuniones… pero también los vio llorar todos los días que recaía enfermo.

Un día de navidad él se puso muy malo, pero luchó contrarreloj para ver la cara de alegría de sus nietos el día de los Reyes Magos, pero para entonces ya estaba cansado por todos los años que había luchado, y al día siguiente ingresó de nuevo, pero esta vez no pudo remontar, y después de cuatro largos días Ricardo falleció llevándose con él el nacimiento de sus nietos, el día de sus comuniones y muchos recuerdos más. Pero por fin pudo descansar en paz.

Mi etapa en la casa de Fermín Salvochea fue perfecta, puesto que tuve de jefe al mítico alcalde de Cádiz, el alcalde que todo ser humano quería tener como vecino, ya que era muy agradable, sincero y sobre todo honesto. Él solo me pedía que hiciera lo que los ciudadanos pidiesen, lo que quiere decir


que yo era el encargado de regar las macetas de vecinos que se iban de viaje, les sacaba el perro a pasear y muchas cosas más que eran por el estilo.

Después de 23 años muy bonitos con un gran alcalde mi vida pasó a ser de mi nuevo dueño Manuel de Amusategui, otro alcalde, pero este no fue tan bueno conmigo como mis otros dueños. Este era muy serio, aburrido y muchas cosas más que no vienen a cuento.

Después de todos estos años por fin puedo descansar y sentirme orgulloso de toda lo que viene siendo mi vida laboral. Ahora estoy tal y como ves, que soy un caballero de la cabeza a los pies, y todo se lo debo a todos mis dueños, fueran buenos o malos.

En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda fortuna.


El lazarillo de Tormes según Héctor

Pues vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona. Mi nacimiento fue en 1956, en Madrid. Durante mi infancia empecé a interesarme por la lectura, aprendí a escribir y leer muy pronto. A los quince años, en plena adolescencia, empecé a escribir mi ''auto-retrato'', en el que contaba cómo era yo, mi vida, y cómo me sentía en ella. Dejé los estudios muy temprano, a los dieciséis años, pues mi familia escaseaba en dinero, ya que mi padre no trabajaba y la buena de mi madre ganaba muy poco y trabajaba demasiado. A los diecisiete años decidí colaborar buscándome un empleo, y encontré un puesto como sirviente de estrellas musicales. Estuve sirviendo a famosos durante treinta y tres años, hasta que retomé la literatura y comencé a recoger anécdotas que me hicieron pasar buenos y no tan buenos momentos durante estos años. A lo largo de mi vida he servido a señores como Elvis Presley, al principio; más adelante, sobre el año 1983, acompañé sirviendo en sus mejores giras nada más y nada menos que a una de las bandas más famosas de la época: Mecano. He pasado buenos y no tan buenos momentos con todos ellos, pero fue una inolvidable experiencia. Fallecieron mis padres ya hace unos años, y no me gusta hablar de creencias, por lo que solo pido a cualquier existencia que pueda ahora darles lo que de antes carecían: descanso, paz y tranquilidad, estén donde estén. También espero que de mí se sientan orgullosos y así sea hasta mi último suspiro. En cuanto a mí, no tengo ni me puedo permitir queja alguna, pues por mis esfuerzos ahora me encuentro entre las riquezas más lujosas.

En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.

Héctor Diego Samper Rodríguez


El Lazarillo según Julia Pues vuestra Merced me ruega que le escriba y le relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio para que se tenga noticia completa de mi persona (…) Mi nacimiento fue en una familia humilde. Mi padre se pasaba todo el día cultivando el campo de un noble. Por otra parte, mi madre nos cuidaba todo el día a mí y a mi hermano Alfonso. El dinero nos llegaba a duras penas. Yo no quería cultivar la tierra como mi padre; entre las cosas que me podía permitir siendo del pueblo llano, prefería ser un criado. A lo largo de mi vida he servido a señores como un clérigo, un duque y un rico comerciante. Para empezar el clérigo era una persona arrogante, mezquina… No respetaba a nadie y como consecuencia recibí un trato vejatorio, haciéndome trabajar sin apenas descanso a cambio de un mísero sueldo. A continuación, empecé a servir a un duque. Sus modales dejaban mucho que desear. Harto de su actitud me dediqué con empeño a buscar a alguien que me respetara. Por fin, me encontré a gusto en el trabajo con un rico comerciante, proveniente de una familia humilde que con su tesón y su esfuerzo amasó una pequeña fortuna. En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.

Julia Viguera Caballero


EL LAZARILLO SEGÚN LORENA Pues Vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que tenga noticia completa de mi persona, Doña Lorena Villanueva Espejo.

Mi nacimiento fue el 27 de julio de 1567. Nací en un pequeño pueblo llamado Ágora. Allí viví con mis padres y mi hermano mayor llamado Antonio. A medida que transcurría el tiempo mi hermano conoció a una chica. Ellos estaban muy enamorados y se fueron a vivir juntos, mientras yo me quedé con mis padres. Tras pasar unos días mis padres tuvieron una riña, por lo cual mi padre decidió abandonar nuestro hogar. Cuando mi madre no pudo hacerse cargo de mí, me vendió a unos señores para que me cuidaran.

A lo largo de mi vida he servido a señores como Don Miguel de Cervantes Saavedra, un antepasado de Don Juan Carlos de Borbón y a Don Rafael Nadal. Le voy a explicar a Vuestra Merced mis increíbles aventuras con cada uno de ellos, pues le advierto que cada cual tenía sus secretos.

Voy a empezar con Don Miguel de Cervantes Saavedra, pues como Vuestra Merced sabrá, necesitaba ayuda pues su mano era inútil. Así pues, él me enseñó a escribir correctamente para poder ayudarle a escribir su libro. “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…”, así comenzaba la tediosa obra que le ayudé a transcribir.

Mi segundo señor fue el antepasado de Don Juan Carlos de Borbón, pues a Vuestra Merced os diré que era aficionado a la bebida y a las mujeres. Pronto abandoné su deprimente hogar pues los continuos alborotos deshacían mi alma.

Y por último serví a Don Rafael Nadal, diestro en batallas pero poco afortunado en amores. Su generosidad y caballerosidad fueron un ejemplo latente en mis últimos días de servicio. Tal fue su gran corazón, que antes de reunirse con el Altísimo, decidió pues nombrarme su heredera.


En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna Lorena Villanueva Espejo


EL LAZARILLO DE TORMES SEGÚN IRENE Pues vuestra Merced me ruega que le escriba y relate mi caso por extenso, me pareció conveniente empezarlo desde el principio, para que se tenga noticia completa de mi persona.

Mi nacimiento fue un curioso y desprevenido 29 de Febrero. Un día nublado y triste que todos recuerdan. Nací en un pueblo impresionante, pequeño y acogedor de Castilla y León, al norte de España. Vengo de una familia de clase media, más tirando para baja que para alta. Vivía bien, no me podía quejar, tenía todo lo que alguien podría querer y necesitar, y lo más importante, no me faltó el cariño de los míos, es decir, mi familia y, aunque no son de sangre, también muy importantes: mis amigos. Éramos una familia muy numerosa en número de nietos, sobrinos, primos, tías, cuñados, suegros, nueras, yernos, etc.

Cuando cumplí los 20, me fui a Madrid a conocer un poco más España y los sitios y costumbres que no fueran mi pueblo. Allí, en Madrid, conocí a mucha gente: buena, mala, simpática, antipática... es decir, de todos los tipos. En Madrid no sabía muy bien qué hacer pero eso sí, me tenía que ganar la vida como fuera, así que pensé que lo que mejor se me podría dar era servir, un trabajo duro, pero por algo había que empezar.

A lo largo de mi vida he servido a señores como la familia Iglesias, una familia muy numerosa y un tanto curiosa. Con ella me pasó una anécdota: eran unos días de vacaciones en las playas de Valencia, y me llevaron para que le sirviera en el viaje.


Un día en el que todos decidieron ir a la playa a pasar las horas, yo era el encargado de coger las toallas, la ropa de cambio y la comida, pero no pudo pasar otra cosa que cuando me pidieron las toallas y la ropa de cambio se me cayó el cielo porque… ¡se me habían olvidado en la casa! Yo, muy preocupado y asustado al pensar que se habían tenido que ir mojados de vuelta a casa, temía que me echaran. Pero afortunadamente se lo tomaron con buen humor y todo quedó en bromas y risas. Pero también a los largo de los años fui pasando por más familias de todo tipo famosas y no famosas, como los Flores. Qué decir de mi vejez, la pasé donde siempre quise pasarla, en mi pueblo con mi familia y amigos. Cuando llegué, tenía 58 años, fue un reencuentro melancólico. No estaban todos, claro está, los años pasan como siempre. Allí vivía con mi mujer. Llevábamos casados 30 años ya, la conocí en Madrid a los 8 años de mudarme allí, y qué decir de ella: fue mi más bonita casualidad. Tuvimos 3 hijos: dos niños y una niña, la menor de todos. Ahora tienen sus vidas hechas en distintos sitios del país y por eso mi mujer y yo decidimos volver a mi pueblo natal, el que me vio crecer. Mis últimos años son unos de los más felices porque, en fin, ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna. Irene Villoslada Macías 3ª A.


EL LAZARILLO SEGÚN VERÓNICA

Mi nacimiento fue el 4 de julio de 1555, en un pueblo cercano a Granada. Allí me crié y pasé mi adolescencia. No puedo decir que fuera muy bonita, ya que mi madre no trabajaba y mi padre se iba todos los días muy temprano a trabajar en la mina. Ellos le tenían que dar de comer a 8 hijos e hijas y en los tiempos que corrían, no era nada fácil. Así que decidí emprender mi camino y buscar una vida decente.

Decidí ir a la capital, ya que allí se encontraban los señores más adinerados y las mujeres más elegantes. Después de llegar, estaba perdido, ya que no se asemejaba en nada a mi pueblo; todo era mucho más grande y más lujoso. Fui a los palacios más recargados y pedí que me contratasen como sirviente y que me dieran un lugar donde dormir; en uno de ellos me aceptaron. El señor del castillo era el marqués de la Ensenada, pero un altercado con un noble me obligó a abandonar el palacio.

A lo largo de mi vida he servido a señores como el marqués de Santillana, el duque de Alba... con este último no me fue nada mal, ya que me ascendieron varios puestos y llegué a ser sirviente directo del duque. Pero sin duda, el que más me ha marcado de ellos ha sido el marqués de Santillana, ya que más adelante tuve la oportunidad de viajar con él a América.

La travesía en barco no fue nada fácil, me mareaba continuamente y apenas teníamos nada para comer, pero cuando llegamos a América todo cambió: paisajes que nunca pensé que vería y personas de todas partes del mundo. Nuestro viaje no duraría más de 18 meses, pero fue bastante tiempo como para que mi vida cambiara completamente, y es que un día conocí a un burgués que viajaba por todo el mundo, y quiso que me uniera a su flota comercial.

En fin, que ahora estoy en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.


Verónica Villoslada Macías 3ª A.


Editado en Cรกdiz, en febrero de 2016 Si quieres leernos o incluso citarnos, hazlo, pero no olvides mencionar al autor o autora del relato.

Gracias.


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