Verano en letras1

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Verano en letras Primera selección 2014 Libro formato digital Patrocinado por Club Logos, co.

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Producido por Editorial Quantum Santiago de Chile, 2014 Información y contacto: editorialquantum@gmail.com

Propiedad intelectual de fotografía portada: Елена Брежицкая, Rusia.

* Todos los textos son de propiedad intelectual de los autores aquí comprendidos , protegidos por Ley n° 17.336 * “Verano en letras” selección 2014 , es de distribución gratuita para los medios digitales y virtuales * Prohibida su comercialización


Verano en letras

Selecci贸n 2014 Verano en letras Primera selecci贸n 2014 Libro formato digital Patrocinado por Club Logos, co. Producido por Editorial Quantum Santiago de Chile, 2014


Agradecemos a nuestros

AUSPICIADORES Proyecto de Marc Valenz Escritor y Coach Informaci贸n y contacto: editorialquantum@gmail.com

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INDICE

Pág

Autor

07………….. Índice 09………….. Editorial Camila Martínez D. 14……….…. Biografía 15………….. Prólogo 16………….. En el mismo lugar 17…….……. Nostalgia 18……….…. Corazón de cristal 19………….. A pesar de todo

Bernardita Caro Ruiz 14……….…. Biografía 15………….. Prólogo 16………….. Quiltro 17…….……. Fines 18……….…. Al oriente 19………….. Sobre la lluvia, la gente y los sueños Francisco Pérez

14……….…. Biografía 15………….. Prólogo 16………….. Un ciruelo 17…….……. El secreto de la orugas 18……….…. ¿Por qué le temo a la oscuridad 19………….. Héroe en un sueño

Juan Pacheco Venegas 14……….…. Biografía 15………….. Prólogo 16………….. Canto literario 17…….……. A buena hora… 18……….…. Las susurrantes faldas 19………….. Caminos en alturas 19………….. Busco inspiración

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9| En los meses de enero y febrero se dictó un taller creativo literario para jóvenes, en la Biblioteca Municipal de la ciudad de Valdivia, Región de Los Ríos. Este taller fue creado e impartido por el escritor y coach, Marc Valenz, gerente de la Corporación Club Logos. La Motivación de “Verano en letras” fue, entregar herramientas sencillas y prácticas para los iniciados en la creación de la poesía y prosa. En ocho semanas de los meses de verano en Chile, el pequeño grupo de jóvenes trabajaron en la construcción de algunos textos para ser publicados aquí en este libro digital, encomendado por Marc Valenz, el cual encargó a nuestra editorial su producción. Este e-book (libro digital) contiene poesía y prosa de cada uno de los integrantes del primer taller para escritores jóvenes de “Verano en letras”. Los textos son de propiedad intelectual de cada uno de sus autores, como también, cada una de las fotografías aquí insertas.

Editorial Quantum


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Prólogo

He leído detenidamente cada uno de los poemas aquí publicados. No dejo de sorprenderme del talento en el oficio de las letras en esta parte del sur de Chile. Desde los niños, hasta personas adultas, pueden decir con palabras sobre su cosmovisión de las cosas y de la vida, aunque heterogéneamente, como es propio de la edad.

Los niños de ocho o nueve años han escrito, aparentemente, sobre cosas muy sencillas y cotidianas. Pero, en su mundo de la búsqueda y descubrimiento, para ellos es un universo el cual es imposible detenerse sin observar. Por ejemplo, hacer poesía sobre un instrumento musical, nos habla de su emocionante descubrimiento del instrumento en sí mismo como objeto, con sus notas y sonidos, que no son otra cosa que el sonido de la vida misma, de la naturaleza misma: sin ellos desearlo, han entrado a descubrir lo metafísico, lo emocional, lo práctico. La capacidad de lo abstracto, de comparaciones y formas, llama aún más la atención. Escribir a personas vinculadas a la familia: como es el caso de la abuela, de la madre, o de los nonatos; nos indica el fuerte vínculo –lógico por lo demás-de niños de su edad con sus tutores y de quienes les rodean. Eso nos dice, que tienen conciencia de valores humanos. Por otra parte, los jóvenes (adultos algunos) más grandes, escriben desde sus planteamientos propios de su edad, es otro tipo de descubrimiento que experimentan en sus textos. Esta vez, las preguntas son una línea inevitable en el proceso de la adolescencia hacia la adultez. Su lenguaje, incrementado con el paso del tiempo, lo ponen al servicio de la creación literaria, cual pincel en las manos del artista. Aquí se escribió por las dos razones obvias por lo que se escribe: la necesidad de decir algo para el desahogo temporal, y para decir de una forma creativa lo que queremos decir (el alma construye). Deseo que los jóvenes escritores, usen la herramienta de la palabra, no solo para hacerse leer, más bien, para comunicarse, y ser un aporte a la sociedad con el arte de las letras. Por ese motivo, les animo que continúen aprendiendo, experimentando, comunicándose con el don más importante que el ser humano tiene y puede construir, las palabras.

Marc Valenz Escritor, coach, productor.

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Verano en letras

Selecci贸n 2014 Verano en letras Primera selecci贸n 2014 Libro formato digital Patrocinado por Club Logos, co. Producido por Editorial Quantum Santiago de Chile, 2014


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Camila Martínez D. Camila Fernanda Martínez Delgado, nacida en Valdivia un diecisiete de septiembre de 1996. Hija única. Actual alumna de cuarto medio del colegio Nuestra Señora del Carmen y futura estudiante de Pedagogía en lenguaje en la Universidad Austral de Chile. Disfruta escribir, leer desde libros clásicos hasta literatura contemporánea; escuchar cualquier música que sea una inspiración para su imaginación, pasar tiempo con sus amigos más cercanos, las redes sociales, los gatos y leer blogs y revistas de moda. En un futuro le gustaría trabajar como profesora en el mismo colegio del que egresará, viajar, ser columnista de alguna revista y escribir libros, que es su principal pasión.

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En el mismo lugar Él tenía veinticinco años cuando se casaron, ella acababa de cumplir diecinueve. El día de su luna de miel, la guerra estalló y los obligó a refugiarse en una casa de campo pequeña, pero elegante, todo con el fin de pasar desapercibidos. Si bien desde un principio su relación fue complicada por la incompatibilidad de sus caracteres, ellos se amaban profundamente. Él era la humildad personificada, tenía tanta bondad en el alma como dinero en sus bolsillos al ser heredero único de una empresa de textiles. Ella, en cambio, era una hermosa y caprichosa niña, hija de un banquero y una fallecida modelo francesa. Y ni siquiera el encierro ayudó a la mimada Bianca a cambiar, quien no dudaba en quejarse cada noche, durante la cena, con Anton. -¿Qué se supone que ocurre afuera?- dijo una noche de primavera. -Es un simple conflicto. Uno de esos que nunca van a dejar de haber. -Me parece ridículo que el mundo entero esté preocupado de unos idiotas con armasbufó la joven, haciendo un puchero-. Es el siglo veintidós, Anton. Deberían madurar y avanzar. -Podría ser el fin del mundo y mi única preocupación seguirías siendo tú- le sonrió él, conocedor de la habilidad de ese simple gesto y sencillas palabras para calmar a su bella esposa. La época que vivían era la más difícil que haya visto la humanidad. El orden social se caía a pedazos, las vidas se perdían en las calles a plena luz del día y nadie hacía nada para evitarlo, excepto comprar armas por toneladas. En sus mentes, ¡eso siempre funcionaba! Pobres inútiles. Bianca, lógicamente, no sabía esto; creía que era una simple “Batalla” y Anton se encargaba de estirar esta mentira el mayor tiempo posible. El joven hombre desaparecía la mayor parte de la tarde, iba a la ciudad a ver su empresa, la cual caía en picada. Bianca se empezó a enojar, no llevaban ni tres meses de casados y ya se sentía dejada a un lado por quien decía amarla. Ella no conocía la verdad, no la sentía, vivía en una maldita burbuja. Al final, un día, el negocio de textiles de Anton quebró. Llegó a casa abatido, su rostro se contraía poco a poco y culminó en un llanto en el umbral de la puerta. -¿Anton?- se acercó corriendo Bianca-. ¿Qué pasó? -Lo he perdido todo, Bianca-. El negocio… La guerra afectó el negocio, como todo lo demás- sollozaba, abrazando a la menuda mujer.

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-Es tu culpa- dijo de pronto-. Siempre dándole a los malditos pobres, enviando dinero a quién sabe qué fundación- se puso de píe-. ¡Eres un débil! -Hago lo que sea por ti, por favor, no seas tan dura. Mejoraremos- mintió rápidamente, queriendo ignorar las puñaladas que le causaban las palabras del amor de su vida-. Hablaré mañana con el banco… -¿Mejorar?- alzó una ceja-. Debes empezar de cero, Anton. Esa noche, él no durmió, ella tampoco, pero fingió que sí. Anton se levantó temprano y, antes de marchar, le dio un beso en la frente a su “somnolienta” esposa. Ella se levantó más tarde e hizo algo que nunca había hecho, pues Anton se lo impedía: salir de los terrenos de la casa e ir al mercado. No alcanzó a comprar nada, ya que su vista se dirigió al periódico local posicionado en la vitrina. “Ataques constantes en la ciudad de P. Se cuentan cientos de muertos desde el último bombardeo”

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Sus pensamientos se dirigieron rápidamente a Anton. Él iba todos los días a la ciudad. Por primera vez, tuvo miedo. Corrió a la estación de autobuses, pero se sorprendió al no ver ningún medio de transporte. Un hombre anciano que iba pasando por ahí con su camioneta vieja se ofreció a llevarla. -Tiene suerte que la haya encontrado, señorita. Podría haber muerto- dijo el hombre mientras conducía. -Sólo tomaba autobús, no puede ser peligroso eso. -¡Ah! Claro que puede serlo, incluso salir de la casa a veces significa la muerte. Yo lo hago porque tengo bocas que alimentar- explicó con una voz que delataba la ausencia de dientes. Bianca iba a preguntar el motivo de tanto temor, sin embargo, fue necesario mirar a su alrededor para obtener su respuesta. Iban llegando a la ciudad, o lo que había sido una. Los edificios caían en pedazos, había personas sangrando en el suelo, gritando de dolor. Llantos por doquier… y explosiones que hacían ensordecer. -Oh por Dios- susurró Bianca, aturdida y comenzando a temblar. -Bienvenida al fin del mundo- dijo él, deteniendo el auto frente a un supermercado milagrosamente n píe. La joven se bajó y comenzó a correr. Necesitaba llegar al banco y ver a Anton, pedirle perdón y regresar a su casa en el campo, donde la realidad podía ser otra si así lo deseaban, Pasó entre las calles llenas de escombros y cadáveres. ¿Podía ser ese el mismo mundo al cual perteneció tres meses atrás? ¿Cuánto necesita la humanidad para extinguirse a sí misma? No mucho, al parecer. Más de tres mil años transformados en una bizarra imagen de destrucción. Llegó a la calle frente al banco, el mismo lugar donde conoció a Anton tres años atrás. Ahora también lo divisaba, saliendo del edificio con las manos en los bolsillos de su pantalón de tela color beige. Quiso gritarle, hacerle señas para que él la viera, sin embargo, eso no fue necesario, pues él levantó la cabeza y la observó, sorprendido y asustado.


embargo, eso no fue necesario, pues él levantó la cabeza y la observó, sorprendido y asustado. Ella tenía las piernas temblorosas y los pies pegados al suelo. No podía moverse, él tampoco. Así que lo único que hizo la chica fue articular una pequeña frase, y él la entendió perfectamente a pesar del humo alrededor que les nublaba la vista: “Te amo”

Y la bomba, ubicada en algún lugar del banco, explotó.

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Inconscientemente, Bianca se lanzó al suelo. Más gritos. La desesperación la inundó y le costaba respirar. Levantó la mirada. Anton ya no estaba por ningún lado. Lo acababa de perder. Puso su pálida mejilla en el frío suelo y se quedó así, quieta y callada. No lloró, no gritó, solamente se dejó llevar por ese dolor tan poderoso como una anestesia en ese horroroso mundo. Podría habérsele caído un misil encima y ella no lo habría notado. Sabía que, en algún momento cercano, sería su turno, y estaría dichosa de recibirlo. El último golpe. Sin embargo, no el más doloroso.

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Nostalgia Extraño nuestras miradas furtivas e inconscientes Esas que me provocaban nervios placenteros

Extraño ver, entre mis pestañas, tus ojos oscuros Esos que desconozco si sabían de mí sobre ellos Extraño oír tu risa a mis espaldas, La misma que me hacía temblar como una tormenta a una flor Extraño contemplar tu cabello brillando con el sol matutino, Causando un halo de oscuridad que no sabía interpretar

Extraño sentir tu piel con esos roces Tan pequeños como una brisa en una noche de verano Y extraño no extrañarte, Porque quiero olvidarte

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Corazón de cristal Al otro lado del puente escarchado Hay una bella princesa Su corona está hecha de lágrimas congeladas Y se apegan a sus cabellos cuan espinas

Ella disfruta el invierno Y sonríe al ver los copos caer, Porque en sus manos nunca se derriten Se reconocen como congéneres

La princesa no conoce el verano Tras ese puente gélido está su hogar Y nadie la puede rescatar Allí, de pena, morirá

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A pesar de todo

Mi cuerpo está cansado Mis brazos sin fuerza Mis ojos ya casi no ven Y mi alma está vieja de no vivir

Pero por ti, aceptaría el insomnio eterno Robaría energía a los vivos Intercambiaría mis cabellos por nuevas pupilas Y rogaría a los dioses volver a nacer

9| Le temo al fuego Y a las aguas profundas Odio el crujir de mi corazón partiéndose Y ver un rostro empapado

Pero por ti, ardería en el infierno

Dormiría en las aguas del pacifico Permitiría que aplastes ese órgano sin sentido ¿Y qué son unas cuantas lagrimas por un amor eterno?


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Unidad de cursos de desarrollo personal

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Bernardita Caro Ruiz Nací un día 13 de septiembre del año 1996 en Santiago, Chile. Desde pequeña he sido una niña “aplicada” en el colegio, cualidad que he ido perdiendo con los años por razones que me gustaría saber. Me mudé desde Santiago a Valdivia hace unos cuantos años, pero aún me es difícil convivir con este clima lluvioso. …………. Siempre me gustó leer, mas comencé a interesarme y sumergirme en el tema de la literatura cuando asistí por primera vez al Taller de Lectura realizado en La Biblioteca Municipal de Valdivia, donde pude compartir ideas, desarrollarme creativamente y conocer gente dedicada a este arte. A inicios de 2014 me inscribí al taller de poesía “Verano en letras”, donde tuvimos la oportunidad de publicar nuestros trabajos en este libro. Actualmente curso cuarto año medio en el Liceo Armando Robles Rivera.

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Quiltro

Exploradores de lo inexplicable, constructores de civilizaciones, curiosos del universo impensable, no se acordaron de ti. Esas mentes pensantes, que cada paso que dieron, cuatro tuyos se hicieron, y nadie reparó en ti.

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A ti, perro callejero, que eres de todos, de nadie, mas sigues vagando por el mundo, que sigues siendo pasajero. Te agradezco, anónimo perro que recibiste ruedas que no quisiste, y no hallaste las caricias, tu mirada fue amistad. Con tus pequeños habitantes, tu hambre, tus heridas, a pesar de tus inviernos, en tus pasos no vi sufrimientos. No te preocupa el porvenir, tu día a día son las calles, tú, conocedor de caminos, viejo amigo, perro quiltro.




Fines Sobre la muerte he pensado, y las preguntas fluyeron a mi mente, como tinta derramada, no así con las respuestas. He pensado en cómo vivimos tranquilos, en cómo caminamos despacio, en cómo reímos de júbilo, en como seguimos soñando. Y que esta mismísima muerte, que ronda cercana, que ataca, pone fin a nuestros latidos frágiles, también acaba lo que logramos. Nos sumerge en la inmovilidad, nos quita los pensamientos, nos quita el presente, nos hace eternos en la inexistencia. Y he pensado en nosotros, que hemos aceptado ya, lo que conlleva ser humanos, lo que significa ser mortal.

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Al oriente

El otoño se hace notar, el agua ha llegado, humedece los rostros indiferentes, torna borrosos los pensamientos. Tanto odio este frío, que siembra tantos sueños, los sueños, ilusiones, y las ilusiones tantas lágrimas.

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Y estos recuerdos que castigan, recuerdos que nunca existieron, hacen suaves cada noche, cada viaje onírico más allá del mar. Si tu voz se ha hecho tan distante, y tu sonrisa se ha ido, cómo quisiera yo borrar tus tristezas, curar tus heridas con mis miradas. No tengo mucho que ofrecer, más que abrazos para tus desvelos, mi cariño para tu presencia, infinitos besos para nuestra calma.



Sobre la lluvia, la gente y los sueños La campana mental que suena en la cabeza de las personas cansadas para dar término a los quehaceres del día sonó al fin en la mía. Caminé. Yendo por las calles de Valdivia, que son tan parte de la vida, de uno mismo, encontré incontables personas dirigiéndose en direcciones diferentes, que son tan ajenas a uno, pero al fin y al cabo compartimos a veces los mismos sueños, los mismos recuerdos, las mismas historias, las mismas veredas. Y si somos, al parecer, todos parecidos ¿Por qué nos seguimos ignorando? Si no hubiera sido tan mala para hacer del diálogo uno interesante, quizás lo hubiera intentado. No, mejor no, hubiera parecido una loca ¿Y eso es malo? No lo sé, depende de la persona. En fin, será, fue; dejé de pensar un rato y seguí caminando, que tenía suficientes problemas con los míos, no quería sumarle una problemática social que recién había creado ésta loca.……………………………………………………….

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Mientras caminaba hacia mi casa, pensaba sobre lo que me había comentado un amigo esa mañana sobre un suceso astral que curaba de la nada a las personas, una tontería más o menos así. Me dijo que había sanado a su madre de algún mal cuando ella era joven, y ella le traspasó su vivencia. Dijo que ella vio algo brillante en el cielo, una estrella fugaz al parecer, a medianoche en el campo donde ella vivía hace algunos años atrás, allí donde el pasto era más verde, donde antes pasaba un río, cuando la gente era más sana de la cabeza, y cuando la luna era más brillante. Ella le contó que fue el espectáculo más impresionante de la vida. Fue de un color rojo tan hipnotizante que parecía que el cielo ardiera en llamas al paso de esa luz. Personalmente, creí lo hermoso que debió haber sido si alguna vez pasó, pero nunca, nunca, que ese evento la sanó. Sé y me han contado que la mente es muy poderosa. Seguí caminando. Seguí caminando Ya casi anochecía. Estaban comenzando a caer las primeras gotas de noche junto con las de lluvia, fría lluvia. No tenía dinero en mis bolsillos para tomar alguna micro y llegar rápido a mi hogar antes del diluvio sureño, así que no quedó otra más que usar las piernas. Estaba tan cansada, que hasta la rápida constancia en mi caminar me adormecía. Iba pensando en cualquier nimiedad, desde la primera palabra que le dirigí a alguien en la mañana, hasta incluso de algún amor perdido.………………………………………………………………………………………………………………. Cerca de la media hora de caminata, la lluvia y el granizo eran muros invernales hacia todas direcciones, pero eso ya no importaba porque ya lograba distinguir mi casa de las demás: inconfundible con sus vidrios mohosos, su pintura blanquecina y su jardín salvaje; pero dentro era tan diferente, era mi lugar, donde yo podía sentirme cómoda en la soledad, donde vivía del


aroma del pan recién hecho con mis manos, donde moría cada noche en profunda inconsciencia a causa de las impetuosas guitarras de la música, y con la compañía del calor que emana mi propio cuerpo.……………………………………………………………………… ……. Al abrir la puerta seguí con el ritual sucesivo de prender la luz, quitarme la chaqueta mojada, y calentar agua para tomar un café. Nunca me ha gustado mucho la lluvia, así que prendí la televisión viendo todo, viendo nada. Con el café en mis manos, tomando sorbo a sorbo, quemándome los labios, me encontré mirando la ventana, siguiendo con los ojos las millones de gotas que pasaban por fuera. Después la luz se había ido, hubo un apagón, el café ya se había ido lejos, mis ojos estaban cerrados y la respiración calmada.….…. Estaba en un prado nocturno, donde ni la vista alcanzaba el horizonte: primero había que saber cuán grande sería la tarea de atravesar el infinito.………………………………………………….. Esa vieja mujer en la que me había convertido estaba enferma de todo, menos de la vida en sí, así que estaba yo ahí buscando esa estrella de la que alguna vez oí, para aferrarme a la débil existencia que me quedaba. Arrodillada sobre el pasto, miré fijamente al cielo anunciando con la mirada más feroz que había venido por auxilio. Grité con el corazón lo más fuerte que pude para que se sintiera hasta el negro firmamento. Estuve así tanto, tanto tiempo………………………………………………………………………………………....

9| Al abrir los ojos estuve pensado que quizás nunca la estrella apareció ante mí porque nunca tuve fe en los asuntos místicos, ni siquiera si lo hubiese soñado. Así de poderosa la mente es, creo.--------------------------------------------------------------------------------------------------La electricidad al parecer ya había llegado, porque la única luz que veía en la oscuridad era la del televisor al estar enchufada, y que encendía, apagaba, encendía, apagaba. Le resté importancia al asunto, suspiré, y seguí durmiendo.-----------------------------------------------------


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Pancho Bueno Nací un día 13 de septiembre del año 1996 en Santiago, Chile. Desde pequeña he sido una niña “aplicada” en el colegio, cualidad que he ido perdiendo con los años por razones que me gustaría saber. Me mudé desde Santiago a Valdivia hace unos cuantos años, pero aún me es difícil convivir con este clima lluvioso. …………. Siempre me gustó leer, mas comencé a interesarme y sumergirme en el tema de la literatura cuando asistí por primera vez al Taller de Lectura realizado en La Biblioteca Municipal de Valdivia, donde pude compartir ideas, desarrollarme creativamente y conocer gente dedicada a este arte. A inicios de 2014 me inscribí al taller de poesía “Verano en letras”, donde tuvimos la oportunidad de publicar nuestros trabajos en este libro. Actualmente curso cuarto año medio en el Liceo Armando Robles Rivera.

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Un ciruelo

-¿Qué haces ahí arriba?-quiero ver como saben estas ciruelas-¡pero los gatos no comemos ciruelas!-solo quiero saber… ¿y quién eres tú?-solo pasaba por aquí, ¿Cómo piensas bajar?- ambos gatitos blancos se quedan mirando -no lo sé… algo se me ocurrirá-hm… bueno… suerte- el gatito blanco del suelo se aleja, el día comienza a pasar, hasta llegar a su fin, entonces vuelve solo para encontrar al otro gatito aun arriba del árbol ¿aun arriba?-uhm… si-¿piensas bajar algún día?-eso quiero, pero no sé cómo…- dice mostrando algo de aburrimiento -a ver si te puedo ayudar…- el gatito blanco en el suelo se aleja, pasan unos instantes, y luego viene de vuelta corriendo a toda velocidad, a lo lejos se escucha la voz de un granjero furioso, el gatito blanco se esconde detrás del árbol, mientras que el gatito de arriba se ve bastante confundido -¿qué fue lo que hiciste?- pregunta el gato desde su rama, pero antes de que su compañero pudiese contestar aparece el granjero con un rastrillo en las manos, al ver al gato en las ramas lo confunde con el gatito del suelo, entonces azota el árbol con el rastrillo, con el golpe se estremecen todas las ramas, y el gatito de arriba se ve obligado a saltar, una vez en el suelo ambos comienzan a correr entremedio de unos maizales dejando al granjero atrás -¿gracias?- dice el gatito aun con hojas enmarañadas en su pelaje -¿de nada?- le responde el otro con una sonrisa -¿no encontraste una forma menos agresiva?-bueno… los humanos son difíciles de persuadir-

Fotografía “Un ciruelo” Isabel Margarita Bernales Gallegos

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El secreto de las orugas

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Furós era una oruga, pasaba arrastrándose todo el día, como lo hacen las orugas, pero aunque fuera una oruga, no le gustaba la idea de pasarse arrastrando por el resto de su vida, ninguno de los insectos conocía en donde terminaban las orugas, nadie nunca había visto tampoco a una oruga poniendo huevecillos, así que solo se limitaban a decirle a Furós, que las orugas se arrastran y eso es todo… He ahí el secreto luego de mucho tiempo en años oruga, Furós cansado de tanto arrastrarse, habiendo recorrido un buen trecho en su vida y notando que, desde que comenzó a viajar hasta el día de hoy ya había crecido mucho en tamaño, llego a la conclusión de que su tiempo había terminado, ya se sentía débil, y su gran tamaño entorpecía su movimiento, los otros insectos parecían tener razón, así que para esperar su fin, busca una hoja cómoda en la cual descansar, se cubre con sabanas de seda, cierra sus ojos y duerme, entre sueños parece sufrir una pesadilla, un violento cambio… al despertar… se siente lleno de energías, rompe la crisálida en la que se encuentra con todas sus fuerzas, al salir de ella se encuentra con los colores de sus alas, un rojo vivaz las adorna junto con un contorno negro Mirando hacia el suelo piensa en todos aquellos años que paso arrastrándose, ya lo sabe, ya se ha dado cuenta de que está cansado de arrastrarse y que es hora de comenzar a volar… … Las orugas pueden pasar un buen tiempo de sus vidas arrastrándose, pero siempre terminan dándose cuenta de que son capaces de volar Así mismo muchos humanos como nosotros pasamos toda nuestra vida arrastrándonos y quizá nunca nos demos cuenta de qué somos capaces Aún así aquellos humanos que ahora lo saben, comienzan a apreciar la parte que pasaron de sus vidas arrastrándose, ya que comprenden que ese tiempo se ha transformado, en la fuerza de las alas que los llevan ahora Ese es… El Secreto de las Orugas Fotografía “El secreto de las orugas” Isabel Margarita Bernales Gallegos




¿Por qué le temo a la oscuridad?

-mamá, hay una niña rara en el patio de mi colegio-¿rara?-sus labios son raros, y sus ojos también y tampoco habla, yo creo que es muda- que inocente era yo. La madre titubea un poco mirando al techo -bueno mi negrito- dice finalmente -todas las personas son diferentes, y por muy raras que parezcan, son personas igual que nosotros, y merecen respeto-¿todos somos iguales?-todos somos iguales mi niñoTodos somos iguales, y merecemos respeto, eso lo comprendí y aprendí muy bien. En el patio del colegio en una esquina la niña solía pararse a mirar a los otros niños mientras jugaban, Pedro camino hasta ella -mi mamá me dijo que intentara hablar contigo, porque quizá le tenias miedo a los otros niños, así que... seamos amigos- dice Pedro sonriendo. La niña junta sus manos de dedos delgados y alargados que terminan en unas garras finas, encogiendo sus hombros, en su rostro, de piel extremadamente pálida, sus ojos de pupilas completamente negras como abismos y sus labios llenos de colmillos, esboza una sonrisa tímida -entonces ¿sí?- pregunta Pedro, ella asiente con alegría.

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Héroe en un sueño

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Durante mi niñez siempre quise ser alguien fuerte, para poder combatir mis adversidades, pero no había esperanza para mi, el pueblo en que vivía estaba bajo el mando de cinco bandidos, el pueblo se mantenía de un pozo de agua y un sembradío que pertenecía a un hombre del pueblo, los animales eran escasos al igual que visitantes o mercaderes, morir se asomaba como una buena opción, así estaba yo cansado de todo ello, cansado de vivir. El niño se acerca al pozo a sacar agua, junto a el, tres de los bandidos -¡Diego!, pequeño ¿como estas?- dice uno de los bandidos con una sonrisa adornándole el rostro Diego les dirige una mirada, baja la cabeza y luego se dirige directamente al pozo, la sonrisa del bandido se borra a medida que Diego camina, una vez en el pozo amarra la cuerda a su cubeta con un nudo, y comienza a bajarla hasta el agua, mientras tanto se le acerca uno de los ladrones -oye, creo que oíste bien ¿no?-s...si- dice con una voz temerosa -yo creí que no era digno de hablar usted señor-no juegues conmigo, entre el pueblo se sabe, que tu respeto, no nos pertenece- dice en un tono serio -Váyanse... váyanse del pueblo-¿lo ves? Ahí esta… me partes el corazón, pequeño- dice mientras toma una pose dramática –nosotros mantenemos este pueblucho, con todo nuestro empeño y tu nos hechas como si fuéramos ladrones-¿de qué hablas?, nosotros somos ladrones- dice otro de los bandidos mientras se acerca -¿ladrón? Yo soy una víctima del mundo, ¡de la vida!- Dice casi entonando -¡ha ha ha!, no digas tonterías-¡es verdad lo que digo!... cuando era niño…- Diego cabizbajo aprovecha de subir su cubeta del fondo del pozo para irse mientras los ladrones permanecen distraídos -¡hey!, ¡a donde vas!- dice uno de los bandidos –estos días ha hecho calor amigos míostoma la cubeta de las manos de Diego -si… ha hecho bastante calor- dice otro bandido -¡ah!, ¡pues tienes calor!- exclama mientras le lanza el agua de la cubeta -¿¡pero que rayos!?, ¿¡que haces bastardo!?- dice todo empapado -¡aha ha ha ha ha!- el otro bandido rie de buena gana con la impotencia carcomiéndole las entrañas, Diego toma la cubeta nuevamente, la llena y se aleja. A menudo los oía hablar, decir estupideces, justificar sus perversiones… cuando enfurecían, me golpeaban, para desquitar su ira, bebían y malgastaban el agua del pozo cada vez que intentaba sacar, los días se hacían largos, mientras buscaba comida por los alrededores para mi madre, sin éxito alguno.


-¿estás bien?-si…- responde Diego con pocas fuerzas -no lo pareces… podríamos… dormir para siempre… así nunca más sabríamos de estos ladrones-no... mamá… no digas eso, ellos algún día envejecerán y morirán- era mi única esperanza… Por las noches, soñaba que tenia gran poder… que era tan poderoso, que la tierra se movía a mi voluntad, y que bajo mi voluntad los bandidos no podían hacer nada, que con mi empeño levantaba a mi pueblo, en gran gloria, que mi madre estaba feliz… quizá despertar era mi penuria mas grande cuando veía a mi alrededor, que el sueño se había desvanecido Por la mañana Diego se dirige nuevamente al pozo, ¿pero que mas podía hacer?, yo no tenia ninguna fuerza, donde le esperan los bandidos como hacían usualmente, ya no quería ver a mi madre sufrir mas, se para en frente de ellos, con todo su valor y sus fuerzas, con todo su orgullo como nunca antes se había erguido, no deseaba nada mas, nada mas, quería acabar con el sufrimiento -¡fuera de este pueblo!- grita con todas sus fuerzas -hoy no estamos de humor niño, te recomiendo que te vayas tú de aquí-no… ustedes no hacen ningún bien, no hacen mas que aprovecharse, nos hacen sufrir…-que inteligente niño, jamás lo habría notado, yo creo que serás un gran…- un bandido sentado a su lado se levanta bruscamente –¿oye que haces?el bandido se acerca a Diego y lo levanta de las ropas –me pregunto ¿por que no hemos matado a este niño todavía?- al escuchar esto Diego se asusta, intentando luchar por su vida golpea accidentalmente al bandido, este gruñe y lo lanza a los pies del otro bandido sentado en la orilla del pozo -¿Qué por que?, por su madre, por supuesto-es cierto, tu madre...- le dice entre una sonrisa malévola y un tono de perversidad Uno de los bandidos sentado al otro lado se levanta también para otorgarle una patada en el rostro -yo creo que su madre podrá soportar su muerte- Diego mira al suelo con desánimos, todo era inútil, jamás podría hacerles frente a esos monstruos -si, matémosle de una vez-hah- suspira otro de los bandidos -y yo tenía la esperanza de que cuando creciera seria un buen esclavoAsí pensaba yo... los ladrones apalean a patadas a Diego mientras permanece en el suelo, de pronto frente a el cae uno de los ladrones, con una gran hendidura en el rostro ...hasta que finalmente... al levantar la vista, ve a un hombre, vestido con una capa de cuero y una espada ceñida en su cintura, esgrimiendo una sonrisa que sobresale de la sombra de su cara -¿por qué permites que esto te ocurra?- le dice aquel hombre ...conocí a un verdadero héroe...

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Juan Miguel Pacheco Venegas Escribo sobre temas diversos : El amor, la amistad, el paso del tiempo, la soledad, las costumbres, las injusticias, situaciones divertidas o triviales, etc. Gustos literarios : PoesĂ­a , novela. AĂąo 1998 : Primeros versos y poemas de amor

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Canto literario Hubo tantos y tantos, unos músicos, otros literatos, otros genios. Entonaban sus canciones en su presente divino, estertor de lágrimas a la caza de sus famas, huracán del talento chorreando como el vino. Concierto de soledades acompañaban sus poéticas, tiritaban sus cuerdas, no de sus guitarras, también podía ser, pero de sus almas frenéticas mejor dicho. Cantos, poemas, cantos y poemas llegando hasta nuestros tiempos, sobreviviendo a muertes infieles, sobreviviendo a denodados olvidos.

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A buena hora… A buena hora ciñó espada, a buena hora ceñí la pluma… a buena hora.

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Las susurrantes faldas… Las susurrantes faldas yacen muy cerca de la hierba, la espalda humillada como la tierra, el cabello sucio, profuso, maltratado, gris oscuro.

Soportaba la tribulación el frontón de las lluvias con sus cacerías sangrientas. La luz de la calma vulnerada, quebrantada, el sollozo retenido en los barrotes del estupefacto amargor de su vientre: la muerte deseando las sienes de candidez más sublime.

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Caminos en las alturas‌

Caminos en alturas de cariĂąo, ver mĂĄs allĂĄ de los ocasos, perder vanidad con verso humilde, latidos de tiempo sacudidos. Horizonte como suspiro atormentado, amor: victoria soberbia; caminos en alturas, latidos de tiempo merecidos.

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Busco inspiraci贸n

Busco inspiraci贸n en los escenarios del tiempo, batallo por la luz de las horas olvidadas, compongo porque amo la hoja escrita con sudor y sangre, la encuentro descansando en la entra帽a de la fiel risa. A cuestas me llevo el acervo de veladas y superfluas citas, umbral de incipiente juventud, alborada de buenos d铆as.


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ESCUELA DE CAPACITACIÓN CORPORACIÓN CLUB LOGOS

cursodeoratoriachile@gmail.com

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Unidad de cursos de desarrollo personal

Contacto: cursodeoratoriachile@gmail.com


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....hacer poesía sobre un instrumento musical, nos habla de su emocionante descubrimiento del instrumento en sí mismo como objeto, con sus notas y sonidos, que no son otra cosa que el sonido de la vida misma, de la naturaleza misma: sin ellos desearlo, han entrado a descubrir lo metafísico, lo emocional, lo práctico. Aquí se escribió por las dos razones obvias por lo que se escribe: la necesidad de decir algo para el desahogo temporal, y para decir de una forma creativa lo que queremos decir…

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“Deseo que los jóvenes escritores, usen la herramienta de la palabra, no solo para hacerse leer, más bien, para comunicarse, y ser un aporte a la sociedad con el arte de las letras. Por ese motivo, les animo que continúen aprendiendo, experimentando, comunicándose con el don más importante que el ser humano tiene y puede construir, las palabras…” -Marc Valenz- Escritor y coach

Primera selección 2014 Taller “Verano en letras” Libro formato digital Patrocinado por Club Logos, co. Producido por Editorial Quantum Santiago de Chile, 2014 Información y contacto: editorialquantum@gmail.com


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