Ciudad sobre paisajes violentos

Ciudad sobre paisajes violentos Estrategias de habilitación urbana en las canteras del Sureste de Lima

Marc Alberto Samaniego De Rycker

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO TALLER DE INVESTIGACIÓN

Cátedra:

Prof. Arq. Luis Rodríguez Prof. Hist. Jesús Cosamalón Arq. Graciela Fernández de Córdova

Asistentes estudiantes:

David Labarthe Paulo Galdós

Ciudad sobre paisajes violentos Estrategias de habilitación urbana en las canteras del Sureste de Lima

Ciudad sobre paisajes violentos Estrategias de habilitación urbana en las canteras del Sureste de Lima

©Taller de Investigación ©Marc Alberto Samaniego De Rycker Autor: Primera edición:

Marc Alberto Samaniego De Rycker

Julio de 2011

Fotos de carátula: Marc Alberto Samaniego De Rycker Diseño gráfico: Taller de Investigación FAU PUCP

Semestre 2011-1

A todo aquel que se anime a incursionar en estas páginas.

Agradecimientos

Agradezco sinceramente al profesor Lucho Rodríguez por motivar esta clase de trabajos. El correo electrónico, titulado “Estimados alumnos” enviado en las primeras semanas de clase determinó el rescate y emprendimiento de esta investigación, que archivé ingratamente luego de retirarme de mi primer taller en el año 2009.

Igualmente gratifico de un modo especial a los profesores del curso Jesús Cosamalón y Graciela Fernández de Córdova por su dedicación en las críticas, tanto a mí como en general, al resto de compañeros.

A los asistentes y buenos amigos David Labarthe y Paulo Galdós por incursionar en la pedagogía universitaria con esta intrépida experiencia.

A mis compañeros de la facultad que se interesaron por este trabajo durante su proceso y que colaboraron de algún modo con este. En especial a Pedrito Robles, Arturo Gutiérrez y Blanca de La Flor.

Al arquitecto Eduardo Figari, por compartir conmigo su venerable archivo fotográfico, que ha permitido que ilustre gran parte de este trabajo.

Además por permitirme una grata y prolongada conversación sobre el origen de Arenera La Molina, la urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina y el Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina.

A Hugo López, por contarme con entusiasmo parte de la historia de La Molina y muchas anécdotas interesantes que vivió desde 1958 cuando empezó a residir en las casas de los trabajadores de Arenera La Molina.

Al ingeniero Gustavo Luyo de INGEMMET, por enseñarme a emplear el sistema de GEOCATMIN, que facilitó el acceso a diversas fuentes.

Al ingeniero Martin Velásquez de la Municipalidad de Cieneguilla, por compartir información relevante con respecto a la situación de las canteras en este distrito.

A Rolando Arellano, por acceder al trueque que me permitió tener los rebuscados planos digitales de Manchay a cambio de la crítica arquitectónica de un proyecto que elaboraba en el sector.

A Rodwin Machaca, Presidente de la Asociación de Vivienda Padre Fray Pedro Urraca, por mantenerse en pie de lucha junto a sus vecinos para recuperar el lugar donde vivió por dos años en las canteras de Cieneguilla.

A Narciso Francia, miembro fundador del Centro Poblado Rural Huertos de Manchay, por sostener su visionario proyecto de hacer una ciudad en esta quebrada, a pesar de todas las dificultades que ha tenido.

A Moisés Arce, ex alcalde de La Molina, por la grata e inspiradora conversación que sostuvimos sobre los orígenes del distrito.

A Clara Rojas, por corregir mis horrores en muchas de estas líneas, sin llegar a revisar lamentablemente las conclusiones.

A Fernando Gutiérrez, por el valioso y dedicado apoyo y en el arduo proceso de edición.

Finalmente, agradezco de un modo indescriptible a mis padres por su apoyo incondicional y sus sencillos pero valiosos consejos. Asimismo, agradezco de todo corazón a Katia, por su compañía y preocupación a lo largo de esta investigación. Espero definitivamente no defraudarlos con este trabajo y seguir dando lo mejor de mí en los proyectos que se avecinan.

Índice

Pág.

Prólogo

23

Introducción

25

CAPÍTULO 1 MARCO DE REFERENCIA

31

1.1.

Estado de la cuestión

33

1.2.

Marco conceptual 1.2.1. Paisaje 1.2.2. Habilitación urbana de canteras 1.2.3. Relleno sanitario y botaderos 1.2.4. Barrio 1.2.5. Elementos de la morfología del barrio 1.2.6. Ciudad legal, urbanismo privado y urbanización 1.2.7. Ciudad ilegal, urbanismo barrial y barriada

38 38 42 44 44 45 48 48

1.3.

Marco metodológico

49

1.4.

Marco histórico 1.4.1. Expansión urbana de Lima 1.4.1.1. Lógicas de la expansión urbana de Lima (1940-2010) 1.4.1.2. Expansión urbana y paisajes de Lima 1.4.2. Expansión urbana al Sureste de Lima 1.4.2.1. Primera expansión urbana en el Sureste de Lima: La Molina 1.4.2.2. Inicio de las urbanizaciones privadas en terrenos eriazos 1.4.2.3. Manchay: una barriada anunciada 1.4.2.4. La expansión de barriadas llega a Cieneguilla

51 51 52 55 58 58 61 65 68

1.5.

Marco geográfico 1.5.1. Geología y formación del paisaje 1.5.1.1. Formación del paisaje de Lima 1.5.1.2. Paisaje del Sureste de Lima 1.5.2. Minería a tajo abierto y deformación del paisaje 1.5.2.1. Explotación de las canteras en Lima 1.5.2.2. Explotación de las canteras en el Sureste de Lima 1.5.2.2.1. Cantera Rosa Mercedes 208 1.5.2.2.2. Cantera María Manuela 1.5.2.2.3. Canteras Santa Catherina y Portachuelo 1.5.2.2.4. Canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca

69 69 71 73 77 77 81 82 82 83 83

CAPÍTULO 2 ANÁLISIS DE LOS CASOS DE ESTUDIO 2.1.

2.2.

2.3.

85

Urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina 2.1.1. Estrategias de habilitación de la cantera Rosa Mercedes 208 2.1.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana 2.1.1.2. Estrategias de habilitación urbana 2.1.2. Estructura morfológica del barrio 2.1.2.1. Retícula urbanística 2.1.2.2. Manzanas, lotes y viviendas 2.1.2.3. Sistema vial 2.1.2.4. Espacios públicos 2.1.2.5. Equipamiento 2.1.3. Integración mimética entre arquitectura y paisaje domesticado

92 93 93 101 107 107 107 111 111 115 117

Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina 2.2.1. Estrategias de habilitación de la cantera María Manuela 2.2.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana 2.2.1.2. Estrategias de habilitación urbana 2.2.2. Estructura morfológica del barrio 2.2.2.1. Retícula urbanística 2.2.2.2. Manzanas, lotes y viviendas 2.2.2.3. Sistema vial 2.2.2.4. Espacios públicos 2.2.2.5. Equipamiento 2.2.3. Simbiosis formal entre arquitectura y paisaje

118 119 119 129 130 130 131 135 135 136 137

Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay 2.3.1. Estrategias de habilitación de las canteras Santa Catherina y Portachuelo 2.3.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana 2.3.1.2. Estrategias de habilitación urbana 2.3.2. Estructura morfológica del conjunto de barrios 2.3.2.1. Retícula urbanística 2.3.2.2. Manzanas, lotes y viviendas 2.3.2.3. Sistema vial 2.3.2.4. Espacios públicos 2.3.2.5. Equipamiento 2.3.3. Paisaje como paspartú de una arquitectura desvinculada

138 139 139 150 158 159 161 163 165 167 169

2.4.

Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla 2.4.1. Estrategias de habilitación de las canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca 2.4.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana 2.4.1.2. Estrategias de habilitación urbana 2.4.2. Estructura morfológica del conjunto de barrios 2.4.2.1. Retícula urbanística 2.4.2.2. Manzanas, lotes y viviendas 2.4.2.3. Sistema vial 2.4.2.4. Espacios públicos 2.4.2.5. Equipamiento 2.4.3. Arquitectura parasitaria en un paisaje violento

CAPÍTULO 3 CONCLUSIONES 3.1.

3.2.

3.3.

Estrategias de habilitación urbana de las canteras 3.1.2. Patrones y variables en el urbanismo privado 3.1.2. Patrones y variables en el urbanismo barrial Patrones y variables en la estructura morfológica de los barrios ubicados en canteras 3.2.1. Retícula urbanística 3.2.2. Manzanas, lotes y viviendas 3.2.3. Sistema vial 3.2.4. Espacios públicos 3.2.5. Equipamiento Ciudad sobre paisajes violentos

Bibliografía

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Índice de figuras

Figura 1. Camión arenero en la avenida La Molina.

Figura 2. Ubicación del objeto de estudio en el Mundo.

Figura 3. Imagen satelital de la zona de estudio..

Figura 4. Cantera de cobre convertida en un vertedero biorreactor en New South Wales, Australia.

Figura 5. Cantera de uranio adaptada paisajísticamente en Ronneburg, Alemania.

Figura 6. Cantera de dolerita transformada en una marina en Cornwall, Inglaterra.

Figura 7. Pirámide de Caral. Integración entre la arquitectura y el paisaje.

Figura 8. Construcción abandonada en Caleta Vidal. Desintegración entre arquitectura y paisaje.

Figura 9. Barriada en el cerro San Cosme.

Figura 10. Evolución de la expansión urbana del urbanismo privado y barrial en Lima 1940,1970 y 2010.

Figura 11. Primeras expansiones del urbanismo privado sobre tierra agrícola. La Victoria, Santa Beatriz y Breña en 1940.

Figura 12. Primeras expansiones del urbanismo barrial sobre tierra eriaza. Pampas de Comas en 1952.

Figura 13. Mapa de la expansión urbana al Sureste de Lima y ubicación de las canteras en 2010.

Figura 14. Imagen satelital de la zona de estudio.

Figura 15. Expansión urbana del urbanismo privado y barrial en el Sureste de Lima.

Figura 16. Quebrada de Pampa Grande, La Molina, 1960.

Figura 17. Quebrada de Pampa Grande, La Molina, 1972.

Figura 18. Quebrada de Pampa Grande, La Molina, 1974.

Figura 19. Boceto de la Urbanización La Rinconada del Lago.

Figura 20. Vista panorámica de quebrada de Pampa Grande, La Molina, 2010.

Figura 21. Parte sur de la quebrada de Manchay. Campos de tunas de la Comunidad Campesina de Collanac.

Figura 22. Captadores de niebla, Comunidad Campesina de Collanac.

Figura 23. Neblina en el Asentamiento Humano La Florida, Manchay.

Figura 24. Asentamiento Humano San Pedro Mirador, Manchay.

Figura 25. Módulos de vivienda marcados con “No vive”, Manchay.

Figura 26. Material compuesto por arena y grava del suelo aluvial de la quebrada de Pampa Grande.

Figura 27. Quebrada cubierta por la niebla.

Figura 28. Cerros pedregosos.

Figura 29. Paisaje característico de la Yunga Lurín.

Figura 30. Mapa geomorfológico del Sureste de Lima

Figura 67. boceto del sun fish en el embarcadero del Club nautico.

Figura 31. Mapa de zonificación sísmica del Sureste de Lima.

Figura 68. Paisaje que propicia actividades al aire libre y nado en la laguna.

Figura 32. Mapa de ubicación de las principales canteras de minerales no metálicos en Lima.

Figura 69. Mapa de ubicación.

Figura 33. Evolución de las canteras de Lima entre el año 2002 y 2010.

Figura 70. Estrategia comercial que apela al romanticismo del paisaje.

Figura 34. Cantera de caliza en Atocongo.

Figura 71. Reticula urbanistica.

Figura 35. Pirámide Catalina Huanca en medio de una cantera de arena.

Figura 72. Relacion de llenos y vacios de la reticula urbanistica.

Figura 36. Niños trabajando en las ladrilleras de Huachipa.

Figura 73. Tipos de manzana.

Figura 37. Cantera Rosa Mercedes, 1959.

Figura 74. Tipos de lote y estrategias para adaptarse a la nueva topografía.

Figura 38. Cantera Maria Manuela, 1974.

Figura 75. Sistema vial.

Figura 39. Proceso extractivo en la cantera Maria Manuela.

Figura 76. Espacios publicos.

Figura 40. Zaranda en la cantera Santa Catherina.

Figura 77. Equipamiento.

Figura 41. Demarcación del denuncio “MI BEATITA”.

Figura 78. Vista panoramica de la urbanizacion Las Lagunas y del paisaje que la rodea.

Figura 42. Demarcación de denuncios “TOÑO” y “MI BEATITA”.

Figura 79. Parque conectado a la red peatonal en talud inclinado.

Figura 43. Superposiciones al denuncio “TOÑO”.

Figura 80. Plazuela formada en la interseccion de pasajes.

Figura 44. Evolución de los casos de estudio entre el año 2002 y 2010.

Figura 81. Red de pasajes escaldonados.

Figura 45. Línea de tiempo y superposición de la habilitación urbana y las canteras.

Figura 82. Crecimiento significativo de arboles silvestres y rupturas en los pasajes de concreto .

Figura 46. Comparación entre las aéreas de las canteras y las habilitación urbanas.

Figura 83. Situación de puertas de las viviendas que abren sobre la red de caminos peatonales.

Figura 47. Mapa de ubicación de las canteras y situación actual, 2010.

Figura 84. Comercio de materiales de construcción en antiguo terreno de Arenera La Molina .

Figura 48. Mapa de ubicación de los botaderos de basura y desmonte, 2010.

Figura 85. Pequeño mercado e infraestructura inconclusa de una galeria comercial en antiguo terreno de Arenera La Molina .

Figura 49. Mapa de ubicación de los casos de estudio dentro de la trama urbana.

Figura 50. Urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina.

Figura 51. Descripción de la urbanización.

Figura 52. Santísimo Madero. Cruz de La Rinconada Alta. Reliquia de La Molina que data de 1880.

Figura 53. Ruinas de la infraestructura de Arenera La Molina.

Figura 54. Situación actual de las casas de los trabajadores de Arenera La Molina construidas en la década de 1950.

Figura 55. Cantera Rosa Mercedes 208, 1957.

Figura 56. Urbanizacion Club Campestre Las Lagunas de La Molina, 1977.

Figura 57. Urbanizacion Club Campestre Las Lagunas de La Molina, 2010.

Figura 58. Secciones de la Cantera Rosa Mercedes 208, 1957.

Figura 86. Dibujo del proyecto de la urbanización Las Lagunas.

Figura 87. Paisaje violento totalmente domesticado en su proceso de habilitación urbana.

Figura 88. Precencia de los empinados taludes de la cantera.

Figura 89. Reconstrucción de la escala de la antigua cantera por el Conjunto Residencial Las Terrazas de Las Lagunas.

Figura 90. Adaptación a la pendiente por aterrazamiento en el Conjunto Residencial Las Terrazas de Las Lagunas.

Figura 91. Cantera Maria Manuela explotada por Arenera La Molina.

Figura 92. Descomunal relleno de desmonte.

Figura 93. Descarga de basura sobre el talud del relleno.

Figura 59. Cantera Rosa Mercedes 208, 1957.

Figura 94. Evolución del talud de la cantera Maria Manuela por el progresivo relleno de desmonte y ubicación de comercio.

Figura 60. Secciones de la Urbanizacion Club Campestre Las Lagunas de La Molina, 2010.

Figura 95. Camión cargado de arena partiendo de la cantera.

Figura 61. Cantera Rosa Mercedes 208.

Figura 96. Planta de concreto prefabricado que elabora cajones mortuorios para los cementerios.

Figura 62. Las Lagunas de La Molina.

Figura 97. Camiones y cargador frontal en la mina.

Figura 63. Sistema de canales, reservorios y tanques elevados.

Figura 98. Vista panoramica de la cantera Maria Manuela desde el exterior.

Figura 64. Canal de agua llenando uno de los reservorios.

Figura 99. Vista panoramica de la cantera Maria Manuela desde el interior.

Figura 65. Movimiento de tierra en los taludes de la cantera.

Figura 100. Cantera Maria Manuela, 1974.

Figura 66. Pesca en la laguna.

Figura 101. Cantera Maria Manuela, 2010.

Figura 134. A.V. Villa Jardín la Hoyada en el fondo del hoyo.

Figura 102. Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina.

Figura 135. A.V. Villa Jardín la Hoyada sobre el relleno.

Figura 103. Secciones de la cantera Maria Manuela, 2010.

Figura 136. Mercado 24 de enero en el fondo del hoyo.

Figura 104. Vista panoramica de la cantera Maria Manuela y el paisaje que la rodea.

Figura 137. Mercado 24 de enero sobre el relleno.

Figura 105. Secciones del Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina.

Figura 138. Relleno de desmonte planificado por la Asociación de comerciantes del mercado 24 de enero.

Figura 106. Boceto con vista del enverdecido paisaje desde un camino peatonal elevado equipado con comercio.

Figura 139. Relleno de desmonte vertido paulatinamente.

Figura 107. Plano a color del Plan Integral de Desarrollo urbano de Arenera La Molina.

Figura 108. Boceto que ilustra el manejo de vistas.

Figura 109. Reticula urbanistica.

Figura 110. Tipos de vivienda. Ubicación.

Figura 111. Tipos de vivienda. Dimensiones.

Figura 112. Tipo A. Laderas.

Figura 113. Tipo B. Terrazas.

Figura 114. Tipo C. Zona baja.

Figura 115. Tipo D. Multifamiliares.

Figura 116. Tipo E. Usos Mixtos.

Figura 117. Sistema vial.

Figura 118. Espacios públicos.

Figura 119. Equipamiento.

Figura 120. Esquema ideal de una vía secundaria. gura 121. Elevacion de los edificios de uso mixto y camino peatonal elevado sobre la vía vehicular.

Figura 122. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay.

Figura 123. Plano de zonificación de la cuenca baja de Lurín, distritos de Cieneguilla y parte de Lurín y Pachacámac.

Figura 124. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2002.

Figura 125. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2005.

Figura 126. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2010.

Figura 127. Secciones de las canteras Santa Catherina y Portachuelo, 1998.

Figura 128. Secciones de la aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2010.

Figura 129. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Santa Catherina y el paisaje que la rodea por el Este.

Figura 140. Estrategia 2: Picar la roca y reutilizarla.

Figura 141. Casas ubicadas sobre y bajo la roca picada.

Figura 142. Casa sobre muro de contención de piedras.

Figura 143. Estrategia 3: Muros de contención.

Figura 144. Muro de contención de concreto armado.

Figura 145. Muro de contención de neumáticos deteriorados.

Figura 146. Estrategia 4: Estructura sobre pilotes.

Figura 147. Casa sobre pilotes en el borde del relleno de desmonte.

Figura 148. Estrategia 5: Aprovechamiento del paisaje preexistente.

Figura 149. Tanques elevados que permiten agua a presión y arborizar los taludes.

Figura 150. Habilitación urbana sobre los bancos de la antigua cantera.

Figura 151. Vista panorámica del tejido urbano en la cantera Santa Catherina.

Figura 152. Reticula urbanistica.

Figura 153. Tipos de manzana. Ubicación y dimensiones.

Figura 154. Manzanas tipo B en relleno de desmonte inclinado.

Figura 155. Sistema vial.

Figura 156. Espacios públicos.

Figura 157. Equipamiento.

Figura 158. Vía secundaria bajo un empinado talud.

Figura 159. Campo de fútbol con césped artificial.

Figura 160. Plaza con juegos y pequeños jardines.

Figura 161. Juego infantiles bajo empinado talud.

Figura 162. Prácticas deportivas en las calles.

Figura 163. Escalera de concreto.

Figura 164. Espacio público residual al borde de la cantera.

Figura 130. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Santa Catherina y el paisaje que la rodea por el Oeste.

Figura 165. Iglesia en Villa Jardin La Hoyada.

Figura 131. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Portachuelo y el paisaje que la rodea por el Este.

Figura 167. Letrero de una chatarrera.

Figura 132. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Portachuelo y el paisaje que la rodea por el Oeste.

Figura 169. Local comunal de Los Claveles Parte Alta.

Figura 133. Estrategia 1: Relleno de desmonte.

Figura 166. Sector comercial y portada de ingreso en Los Claveles Parte Alta.

Figura 168. Venta de materiales de construicción.

Figura 170. Capas de relleno de desmonte ocultando progresivamente los taludes de la antigua cantera.

Figura 171. Homogeneidad del tejido urbano en marcado contraste a los vertiginosos barrancos de la catera.

Figura 208. Síntesis de los espacio públicos de los cuatro casos de estudio.

Figura 172. Presencia del acantilado como fondo de una escena rutinaria.

Figura 209. Síntesis de los equipamiento de los cuatro casos de estudio.

Figura 173. Estructuras metálicas que sienta las bases de un progresivo crecimiento vertical.

Figura 210. Mensaje en un muro de Manchay.

Figura 174. Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla.

Figura 211. Tanque de agua peculiarmente sobreprotegido en Manchay.

Figura 175. Botadero de basura dentro de las canteras.

Figura 212. Boceto del paisaje arborizado del Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina.

Figura 176. Peronas trabajando en los botaderos de basura.

Figura 213. Explotación de arena en una cantera de Cieneguilla en el año 2009.

Figura 177. Armas decomisadas en la zona de conflicto.

Figura 214. Situación de abandono de la cantera en el 2011.

Figura 178. Terrenos de Cieneguilla en disputa.

Figura 215. Mina a tajo abierto en Cerro de Pasco, Perú.

Figura 179. Casa destruida por la A.V. Estrellitas e implantación de módulos de vivienda marcadas con estrellitas.

Figura 180. Letrero de la A.V. Estrellitas.

Figura 181. Canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca, 2005.

Figura 182. Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla, 2009.

Figura 183. Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla, 2010.

Figura 184. Secciones de las canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca, 2005.

Figura 185. Secciones de la aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla, 2010.

Figura 186. Expansión de la A.V. Lotización Chávez sobre inmenso relleno de desmonte.

Figura 187. Estrategia 2. Sacos de arena.

Figura 188. Módulo de vivienda construido sobre muro de contención elaborado por sacos de arena.

Figura 189. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Arenera Ate. Figura 190. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Padre Fray Pedro Urraca.

Figura 191. Profundidad de la cantera y ocupación parasitaria por barriadas.

Figura 192. Reticula urbanistica.

Figura 193. Tipos de manzana. Ubicación y dimensiones.

Figura 194. Manzana tipo C o manzana “gusano”.

Figura 195. Expansión por relleno de desmonte y basura sobre la cual surge una incipiente barriada.

Figura 196. Sistema vial.

Figura 197. Espacios públicos.

Figura 198. Equipamiento.

Figura 199. Paisaje violentado por la explotación minera y su posterior ocupación.

Figura 200. Barridas hechas con sacos de arena a lo largo de la cresta del promontorio.

Figura 201. Síntesis de los cuatro casos de estudio.

Figura 202. Síntesis del los procesos de reconfiguración del paisaje de los cuatro casos de estudio.

Figura 203. Síntesis de las reticulas urbanisticas de los cuatro casos de estudio.

Figura 204. Síntesis de las tipologías de vivienda de los cuatro casos de estudio.

Figura 205. Cuadro síntesis de la densidad habitacional en las urbanizaciones privadas.

Figura 206. Cuadro síntesis de la densidad habitacional en las barriadas.

Figura 207. Síntesis de los sistemas viales de los cuatro casos de estudio.

Índice de tablas

Tabla 1. Clasificación de taludes por pendientes.

Tabla 2. Secuencia de operaciones en el origen de un barrio.

Marc Alberto Samaniego De Rycker

CIUDAD SOBRE PAISAJES VIOLENTOS. Estrategias de habilitación urbana en las canteras del Sureste de Lima

Introducción Prólogo

Tal vez esta investigación esté motivada en principio por la (simple) curiosidad que genera el lugar en que uno habita. En efecto, siempre he vivido en la zona Sureste de la ciudad de Lima, precisamente en medio de las canteras y urbanizaciones que son objeto de este estudio.

Este paisaje arrinconado de la ciudad entre cerros pedregosos, arena y polvo es mi entorno natural; de niño siempre jugué en la tierra y con pequeñas palas y camiones de plástico empecé a construir mi mundo de modo tan versátil e inestable como años más tarde se me presentaría el real. Al mismo tiempo, la presencia del imaginario de la minería desde el principio de mi vida podría explicarse tal vez por genética, al tener un padre, ingeniero de minas y una madre, geóloga, era muy natural que me envolviese.

La laguna de La Molina fue durante de mi infancia un lugar mitológico, a pesar de que la veía a diario, llamando mi atención y suspendiendo, por unos segundos, mi participación en el tumultuoso ambiente de la movilidad escolar. Su discreta presencia en el fondo de un hoyo, que solo hace pocos años entendí que había sido una antigua cantera, así como las historias de cocodrilos y peces gigantes matizaban el mito de la laguna.

Figura 1. Camión arenero en la avenida La Molina.

Fuente: Ana Samaniego, 2010.

Mi rutinaria peregrinación al colegio estuvo además siempre acompañada y muchas veces entorpecida por los viejos camiones que, cargados de arena o piedras como recios camellos, iban dejando caer pequeñas partículas en la pista, que luego estallaban en nuestro parabrisas. De algún modo las canteras de Musa, Manchay y Cieneguilla tuvieron también una sutil presencia durante mi infancia. Sin embargo, a estas las descubrí en toda su magnitud hace relativamente poco tiempo.

Otro mito importante, y que aun lo es para miles de limeños, es Manchay. Un buen día, emprendí con unos amigos del barrio la asequible pero arriesgada

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Taller de Investigación, FAU, PUCP

aventura de llegar a la cima del cerro. Luego de sortear algunas rocas sueltas o “soltadas” por los que iban adelante, llegamos a la cresta y constatamos algo que solo habíamos escuchado: que había una invasión al otro lado del cerro. Se trataba de Manchay, una barriada mucho más grande de lo que podía haber imaginado. Ahí, a nuestros pies jugaban otros niños entre nubes de polvo con total naturalidad.

Durante la época universitaria, contando ya con algunas nociones de urbanismo, fui fascinándome, como tantos otros, por el surgimiento espontáneo y la configuración de los barrios informales. Teniendo literalmente una barriada detrás de mi casa, fue Manchay la que estudie más de cerca. Este lugar me cautivó desde el principio, en él conocí a personas muy amables y con muchas historias que contar pero, sobre todo, con sueños que compartir. Es ahí donde también conocí el respeto por la profesión y el hecho de que ser “el arquitecto” es un verdadero privilegio y una inmensa responsabilidad.

Toda esta ciudad, aunque sea difícil percatarse, está hecha enteramente de tierra. Vivimos en sofisticados castillos de arena, en vasijas cúbicas de arcilla o en fortalezas de piedra caliza. Al construir todos nuestros artificios, dejamos un territorio saqueado, creamos un paisaje violento.

Por su parte, esta ciudad que construimos obstinadamente crece como una mancha de aceite que se acerca a estos hoyos hasta finalmente llenarlos (o rellenarlos). Este proceso no es una habilitación urbana más. Es un reto que requiere de una secuencia de operaciones sincronizadas o espontáneas, que ponen a prueba las habilidades del hombre como planificador y la capacidad de organización de un colectivo. Esta investigación busca revelar las estrategias que le permiten al hombre construir un lugar donde vivir, sobreponiéndose al fascinante y desafiante paisaje geológico de una mina abandonada.

Taller de Investigación, FAU, PUCP

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CIUDAD SOBRE PAISAJES VIOLENTOS. Estrategias de habilitación urbana en las canteras del Sureste de Lima

Introducción

En la última mitad del siglo XX, el paisaje natural y cultural que envuelve a la ciudad de Lima ha sido transformado por obra de sus habitantes de un modo sin precedentes en su historia. La fuerte explosión demográfica, debido principalmente a la migración rural-urbana, ha multiplicado su población por cinco en los últimos cincuenta años. Actualmente, la ciudad de Lima sigue expandiéndose sin cesar en un territorio limitado por su geografía, entre el Océano Pacífico y las estribaciones andinas. La expansión urbana, la legal y sobre todo la ilegal, ha tenido que lidiar con barreras naturales cada vez más imponentes, llevando al extremo los desafíos por habilitar el territorio.

Al mismo tiempo, esta ciudad, como toda obra humana, necesita recursos naturales para levantarse.

Lima, una metrópolis con más de nueve millones de habitantes, requiere de una enorme cantidad de minerales no metálicos para elaborar los materiales de (su) construcción. El territorio donde se emplaza ofrece para ello recursos como arcilla, arena, caliza, yeso, entre otros. Estos minerales son extraídos, como es razonable, de las reservas más próximas a la ciudad.

Las operaciones de extracción de estos recursos se hacen por medio de una minería a tajo abierto, es decir, a través de canteras. En consecuencia, esta actividad modifica radicalmente el territorio generando grandes agujeros en la tierra. En la gran mayoría de casos estas canteras no cuentan con un plan de cierre de operaciones que prevea su futuro uso como parte de la ciudad. Asimismo, muchas canteras son explotadas de modo informal y terminan convertidas en rellenos sanitarios o botaderos informales.

Figura 2. Ubicación del objeto de estudio en el Mundo.

Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011.

Un grave problema se suscita cuando los extremos de la ciudad en expansión se encuentran al borde de dichos agujeros ya que esta “nueva geografía” no suele ser apta para la habilitación urbana. Este panorama plantea una pregunta y, al mismo tiempo, un desafío para los planificadores de la ciudad: ¿qué hacer con las canteras en las zonas de expansión urbana de Lima?

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Introducción

Canteras en las zonas de expansión urbana de Lima Esta contingencia no es marginal o secundaria a los graves problemas que afectan a la ciudad. Muchas de las canteras de Lima ya han sido urbanizadas, principalmente por medio de barriadas precarias y vulnerables. Otras tantas tienen aún un destino incierto.

Las expansiones de urbanismo barrial que proliferan en Lima son la prueba más concreta de un grave problema de inclusión e insatisfacción que afecta a una enorme parte de la población. Lamentablemente, muchas de las causas que motivan la migración hacia la capital y las medidas (o falta de estas) que permiten la configuración de esta ciudad con barriadas están aún lejos de cambiar.

Por otro lado, los minerales no metálicos son recursos no renovables, de los cuales depende la elaboración de los principales materiales de construcción, así como otras industrias (química, metalurgia, agro-industria, etc.).

La extracción de recursos naturales en las canteras seguirá proliferando en tanto persistan las necesidades industriales y económicas que se sustentan en estos.

O, en última instancia, mientras existan reservas minerales disponibles en el territorio.

Tanto las tendencias de expansión urbana como las de explotación minera permiten pronosticar que los desafíos por habilitar urbanamente las canteras se intensificarán en el futuro próximo.

Esta problemática pone en jaque el bienestar de la ciudad y por ello motiva el presente trabajo.

La investigación tiene como objetivo principal contribuir al esclarecimiento de las estrategias del proceso de la habilitación urbana de las canteras de Lima. Este aporte tiene como propósito final servir de base a la reflexión, planeamiento y ejecución de proyectos urbanísticos en las diversas canteras que

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actualmente operan en las zonas de expansión urbana de la ciudad.

El análisis que se realiza en este trabajo busca responder de modo específico a las siguientes interrogantes: ¿Cuáles son las estrategias de habilitación urbana en las canteras? ¿Cómo se ha reconfigurado el remanente minero para poder habitarlo? ¿Cuáles son las características morfológicas de una urbanización ubicada dentro de una cantera? ¿Cómo se han configurado espacialmente estos barrios?

La respuesta a estas incógnitas permitirá determinar los patrones de las estrategias de reconfiguración del paisaje, así como los patrones de la configuración morfológica de los barrios ubicados dentro de estas canteras. Además, como es de esperarse, cada caso tiene sus propias características. Estas están orientadas, en principio, por condiciones geográficas, socioeconómicas, culturales y jurídicas. A razón de esto, se concluye también, en qué medida estas variables definen el resultado físico de cada urbanización.

inestable, que exige soluciones interesantes para enfrentarlo. Otros criterios complementarios para la elección de la zona de estudio son: la distancia temporal entre las distintas urbanizaciones, el hecho de contar con casos de urbanizaciones en pleno desarrollo y con canteras operativas en las proximidades.

El Sureste de Lima, zona comprendida por los distritos de La Molina, Pachacámac y Cieneguilla, es escenario de la superposición de un proceso de expansión urbana y otro de explotación minera a tajo abierto.

La quebrada de Pampa Grande en La Molina, la quebrada de Manchay en Pachacámac y la quebrada de San José en Cieneguilla, articuladas todas por la carretera La Molina-Cieneguilla, conforman una gran extensión de tierra eriaza donde, desde la mitad del siglo pasado, se han extraído y se siguen extrayendo enormes cantidades de arena y grava; actividad que

ha deformado de modo drástico y tal vez violento el paisaje natural.

Sobre este territorio, la expansión urbana iniciada en la década del sesenta se ha extendido de modo acelerado hasta el día de hoy. Dicha expansión se ha desarrollado por medio de sus dos modalidades (legal e ilegal) y de un modo muy contrastado. Por un lado, en La Molina, se encuentran las urbanizaciones privadas exclusivas de la ciudad y por el otro, en Manchay y Cieneguilla, se haya urbanizaciones barriales con poblaciones en extrema pobreza, barrios que carecen de servicios básicos, invisibles para la ciudad y cuya exclusión es exacerbada al no aparecer en casi ningún mapa oficial de la ciudad.

Se puede considerar al Sureste de Lima como la zona donde la habilitación urbana de canteras es la más intensa, diversa y original de la ciudad, justificando de este modo el análisis en dicho sector.

Wiley Ludeña (2004) describe a Lima como “una suerte de ciudad surgida de la acumulación de urbanizaciones, todas ellas curiosamente atípicas por voluntad y por artimañas legales y proyectuales”.

Entre todas estas urbanizaciones, las habilitaciones en las canteras son probablemente las más singulares, lo cual significa un estímulo especial para emprender la presente investigación.

El universo del objeto de estudio lo constituyen todas las canteras habilitadas urbanísticamente de modo legal o ilegal en la ciudad de Lima. En esta investigación se opta por analizar una zona que contenga ambas modalidades de urbanismo, para poder contrastarlas.

Asimismo, se decide abordar el caso de canteras de arena y grava por tratarse de la sustancia explotada de modo más disperso en el territorio y, por ello, con mayores probabilidades de ser incorporada al tejido urbano. Además, por tratarse de un material bastante

Figura 3. Imagen sátelital de la zona de estudio.

Fuente: Google Earth , 2010.

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Introducción

Los objetos de estudio en esta investigación serán cuatro habilitaciones urbanas dentro de canteras que culminaron sus operaciones extractivas. Los dos primeros casos analizados son urbanizaciones privadas y los dos últimos, aglomeraciones de barriadas.

La primera es la urbanización “Club Campestre Las Lagunas de La Molina” planeada a principios de la década de los sesenta en lo que fuera la cantera “Rosa Mercedes 208”, con una extensión de 66 hectáreas.

Esta obra es pionera en la habilitación urbana de canteras en Lima y, como su nombre lo supone, cuenta con una serie de lagunas artificiales como principal atractivo.

En segundo lugar, se analiza el “Plan Integral de Desarrollo Urbano de la Arenera La Molina”, ubicado dentro de una cantera también conocida como “María Manuela”, que se extiende sobre aproximadamente 80 hectáreas y que comprende parte de los distritos de La Molina y Pachacámac. Si bien este proyecto no está ejecutado aun, se incluye en el estudio debido a que su conceptualización propone nuevas estrategias para la habilitación urbana de canteras, corrige algunas deficiencias de la primera y toma una postura diferente frente a su contexto geográfico y urbano.

En tercer lugar está la ocupación urbana informal de las canteras “Santa Catherina” y “Portachuelo” en el sector de Manchay, distrito de Pachacámac. Dicha aglomeración urbana está conformada por quince barrios en total: doce asentamientos humanos en la primera cantera, la más grande, y tres asentamientos humanos en la segunda.

En esta última, el municipio del distrito tiene planeado crear un parque zonal. Los distintos barrios han ido estableciéndose progresivamente en las casi 50 hectáreas que suman dichas canteras. Su ocupación se inicia aproximadamente en el año 2000 y se encuentra casi totalmente urbanizada en la actualidad.

En cuarto y último lugar, se analiza la habilitación informal de las canteras “Arenera Ate” y “Padre Fray

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Pedro Urraca”, ubicadas en el margen norte de la carretera La Molina-Cieneguilla, entre los kilómetros 13 y 15, en el distrito de Cieneguilla. Esta aglomeración urbana está conformada por diez asentamientos humanos que han ido ocupando progresivamente las casi 20 hectáreas de las canteras. Su ocupación masiva se inicia aproximadamente en el año 2007 y se encuentra en pleno desarrollo urbano en medio de sangrientos conflictos por la propiedad.

Para cumplir los objetivos propuestos en esta investigación, se desarrollan tres capítulos. El primer capítulo presenta los marcos de referencia. Este contiene el estado de la cuestión, el marco conceptual, el marco metodológico, el marco histórico y el marco geográfico.

En el estado de la cuestión se demuestra que no existe ninguna investigación de este tipo en el país.

Sin embargo, se exponen los avances de otras investigaciones a nivel mundial, rescatando sus aportes para este trabajo. Por otro lado, se señalan distintos estudios relevantes sobre los procesos de habilitación urbana en Lima en general y en el Sureste de la ciudad, enfatiza las relaciones entre estas expansiones urbanas y el paisaje sobre el cual se asientan. Por último, se revisan los estudios y las bases de datos o información realizadas con respecto a las canteras de Lima.

El marco conceptual elabora la definición de los conceptos más importantes empleados a lo largo de la investigación. Entre estos, se dilucida la significación de paisaje y de la habilitación urbana de canteras, nociones elementales sobre las cuales se funda este trabajo. De modo complementario, se introduce la definición de términos como “relleno sanitario” y “botadero”. Por otro lado, se define el concepto de barrio y se enuncian los elementos que lo conforman, con los cuales se analiza su morfología. Por último, se precisan las distinciones entre la ciudad legal, el urbanismo privado y la urbanización de la ciudad ilegal, el urbanismo barrial y la barriada.

En el marco metodológico se describe el enfoque de la investigación y la metodología empleada en cada una de las etapas del análisis.

El contexto histórico se explica, primero, de modo sintético, en base a las lógicas de la expansión urbana de Lima a lo largo de su historia en la última mitad del siglo XX. Se enfatiza la relación entre la urbe y el paisaje que la circunda y sobre la cual se expande progresivamente. El objetivo de esta primera parte es lograr una comprensión general de los procesos desarrollados en la ciudad, para entender, a partir de estos, las especificidades de la expansión urbana en el Sureste de Lima. En la segunda parte, se explican con mayor detalle las características de la expansión urbana en la zona de Pampa Grande, en el distrito de La Molina; en la quebrada de Manchay, en Pachacámac; y, finalmente, en la quebrada de San José, en Cieneguilla. Se trata de exponer el desarrollo urbano de este sector de la ciudad constatando si las distintas partes se hayan vinculadas en un conjunto o si, en cierta medida, se han desarrollado de manera independiente.

El marco geográfico se desarrolla también en dos partes. La primera parte describe las condiciones geológicas al Sureste de Lima y la segunda, la situación de la explotación de las canteras y las características del remanente minero de la zona en estudio.

En el segundo capítulo se analizan uno a uno los cuatro casos de estudio. Primero, se examinan las distintas estrategias de reconfiguración del paisaje de las canteras para habitarlas y luego, se analizan las estructuras morfológicas de los distintos barrios constituidos en dichas canteras.

En el tercer y último capítulo se desarrollan las conclusiones de la investigación.

El análisis precedente permite determinar los patrones tanto de las estrategias de habilitación como de las configuraciones morfológicas de los barrios. Además, se analizan las variables geográficas, socioeconómicas,

culturales y jurídicas que condicionan las características físicas de cada urbanización.

Los alcances de esta investigación son los mínimos indispensables para cumplir con los objetivos propuestos. Al final de la investigación se tendrá un panorama claro de las distintas estrategias emprendidas para habilitar urbanísticamente las canteras estudiadas. Es posible definir los patrones de los procesos de habilitación urbana de estas canteras, así como los patrones de la morfología de estos barrios o aglomeraciones de barrios. Además, se determinan las variables que definieron los distintos destinos de cada caso.

Una limitación para el trabajo es la relación entre el tiempo que se dispone para su ejecución y la gran escala de los objetos de estudio. Al tratarse de un análisis de las dinámicas urbanas en constante transformación fue indispensable el apoyo de las imágenes satelitales de Google Earth. Afortunadamente, esta herramienta cuenta con registros desde el año 2002, con lo cual es posible observar la evolución de las habilitaciones informales de las canteras de Manchay y Cieneguilla.

El análisis busca la mayor profundización posible. Para ello, se realiza por lo menos dos visitas de campo a cada cantera urbanizada. La primera permite reconocer el lugar, corroborar los límites de los objetos de estudio.

La segunda y las siguientes visitas sirven para recorrer los lugares más interesantes de las urbanizaciones y dialogar con los habitantes más antiguos del lugar.

Solo hubo problemas con las entrevistas en el caso de las canteras de Cieneguilla, donde existen graves conflictos entre las asociaciones de vivienda que las ocupan. Por ello, se ha preferido tomar una distancia prudente que limita la profundización de este caso.

Finalmente, en lo referente a las técnicas de investigación se emplea el sistema American Psychological Asociation (APA – sexta edición) para las citaciones que contribuyen al cuerpo de la investigación.

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Capítulo 1 Marco de Referencia

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1.1. Estado de la cuestión La habilitación urbana de canteras es un tema que conjuga los desafíos del urbanismo y la poética del paisaje, sobreponiéndolos en una situación fuertemente atractiva. El urbanismo aparece en dos formas distintas, pero igual de interesantes. Por un lado, el planeamiento urbano privado, donde un equipo de arquitectos elabora un proyecto o las reglas de juego que deben aplicarse sobre un contexto especial. Por el otro, el urbanismo barrial, acumula una secuencia de operaciones encaminadas por intereses de asociaciones de personas organizadas con el único objetivo de conseguir un lugar donde vivir. En el primer caso se observa la capacidad del hombre por anticiparse al futuro, proponiendo estrategias transformadoras del contexto a favor del bienestar del hábitat, mientras que en el segundo, se presta atención a las estrategias espontáneas o instintivas de un colectivo organizado que no solo autoconstruye su vivienda, sino además habilita el territorio relegado de una ciudad que no le niega la posibilidad de encontrar un lugar para habitar.

La habilitación urbana de canteras en Lima es un tema que carece de cualquier clase de investigación. Se trata de un caso de urbanización muy particular. Siendo reducida en números la cantidad de investigaciones sobre las distintas urbanizaciones de Lima, es comprensible que no se encuentren publicados estudios sobre casos peculiares como este. Es posible, sin embargo, identificar respuestas indirectas de distintos autores al problema de esta investigación.

Con respecto a la habilitación de canteras, en el mundo existen una serie de libros, entre los cuales destacan 101 Things to do with a hole in the ground, publicado en inglés por Georgina Pearman, en el año 2009; y, Después de/Afterwards_Rehacer paisajes/ Remaking landscapes, publicado de forma bilingüe en español e inglés por Quim Rosell, en el 2001.

La primera obra es un magnifico inventario realizado por Pearman, promotora de Eden´s Foundation.

En este libro se presentan distintas alternativas de transformación y habilitación de canteras en todo el mundo. Entre las diversas propuestas destacan los usos para el entretenimiento, los deportes, la cultura, el patrimonio minero, la salud, la agricultura, la generación de energía, la (re)forestación y el hábitat. El objetivo de este estudio es justamente mostrar y describir la inmensa cantidad de posibilidades de proyectos que se pueden hacer en las minas abandonadas. La gran mayoría de casos de intervención se desarrollan en canteras distantes de expansiones urbanas, es decir, en un entorno rural. Solo se muestra un ejemplo de un proyecto que incorpora el hábitat en la cantera. Se trata de un proyecto utópico en China, que no hace falta comentar. Las propuestas realmente interesantes son las que favorecen el desarrollo sostenible de la región donde se ubican. Entre estas destacan: un vertedero birreactor (bioreactor landfill) en New South Wales, Australia, que permite transformar el metano en “electricidad verde” (figura. 4); un proyecto de paisajismo en una ex mina de uranio en Ronneburg, Alemania (figura 5); y una marina de Cornwall en Inglaterra, donde el hoyo de la cantera fue llenada con agua del bravío mar por medio de un túnel (figura 6).

El segundo libro, escrito por Rosell, presenta ejemplos de nuevas arquitecturas aplicadas sobre lugares que han experimentado episodios bélicos, otros que han sido objeto de explotaciones geológicas intensivas y desarrollos industriales. Su enfoque es más bien estético y se centra en la idea de la construcción del paisaje contemporáneo caracterizado por su apariencia drástica y descarnada. Los proyectos se preocupan por la recuperación del paisaje (land-reclamation), incluyendo notables ejemplos de transformación que podrían considerarse como obras land-art; sin embargo, todas las propuestas reinventan el lugar en beneficio del hombre y de la naturaleza. Entre los distintos proyectos aparece uno de habilitación urbana muy interesante. Se trata de la rehabilitación de una monumental cantera de caliza en Schümel, Alemania.

La propuesta destina dos tercios del terreno a una zona natural protegida y un tercio a zona urbanizable

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Figura 4. Cantera de cobre convertida en un vertedero biorreactor en New South Wales, Australia Fuente: Pearman, 2009

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con equipamientos y servicios. Este plan fomenta el resurgimiento de la naturaleza en el lugar, mejorando con ello también las condiciones de vida de sus nuevos habitantes. Por otro lado, se exponen dos proyectos significativos. El primero de estos consiste en la transformación paisajística del vertedero de Valdemingómez, en Madrid, España. Se trata de una acción paisajística de gran escala que aprovecha la desgasificación del vertedero para transformar el lugar en un jardín botánico. Este proyecto no pretende en absoluto un mimetismo con el paisaje natural, corresponde más bien a un concepto híbrido, tanto botánico como cultural que intensifica la experiencia del lugar, además de contribuir a la conservación del medioambiente. El segundo caso corresponde a la estrategia de reposición de los residuos de una mina de fosfato en Negev, Israel. La extracción de este material produce consecuencias devastadoras para el paisaje.

Los montículos de desperdicios han sido depositados de forma que dialoguen con los elementos naturales del lugar, previniendo con ello los problemas que llegarían cuando el territorio esté ya muy deteriorado.

En todos estos casos la reconfiguración del lugar tiene como resultado un paisaje artificial que recompone la armonía perdida por las actividades productivas y, paradójicamente, destructivas del hombre.

Los libros Entre el paisaje y la arquitectura. Apuntes sobre la razón constructiva, de Francisco de Gracia (2009) y Territorios, de Ignasi de Sola Morales (2002), contribuyen a reforzar el concepto de paisaje y sus caracterizaciones en conjunción con la obra humana, que permiten analizar en forma contundente la relación entre las habilitaciones urbanas en las canteras. De Sola Morales teoriza, al igual que Quim Rosell, sobre el paisaje contemporáneo. Por su parte, de Gracia establece una interesante e instrumental clasificación de las distintas relaciones entre el paisaje y las construcciones humanas, además de distinguir las modalidades de integración o desintegración entre arquitectura y medio físico.

Figura 5. Cantera de uranio adaptada paisajísticamente en Ronneburg, Alemania Fuente: Pearman, 2009

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Con respecto a las habilitaciones urbanas de Lima

o a su proceso de urbanización, existen diversas publicaciones. Sin embargo, ninguna de estas contiene un registro sistemático, completo y detallado de las intervenciones urbanísticas realizadas en la ciudad basándose en una metodología estricta. Es recién en el año 2004, cuando aparece publicado el primer tomo de la monumental obra del arquitecto Wiley Ludeña Urquizo, Lima: Historia y urbanismo en cifras 1821-1970.

Este primer volumen contiene el primer inventario completo de todas las intervenciones urbanísticas de la ciudad hasta el año 1970, diferenciando el origen estatal, privado o barrial de estos.

En base a este trabajo se definen conceptos que se emplean y analizan a lo largo de la presente investigación. Los términos como barrio, urbanización privada y urbanización barrial o barriada son definidos claramente sobre la base de la obra de Ludeña. Asimismo, se define el significado de los elementos que conforman la estructura morfológica del barrio (retícula urbana, manzana, lote, vivienda, sistema vial y espacio público). En base al libro en mención también se apoya la metodología empleada para el análisis morfológico y categorización de las habilitaciones urbanas estudiadas. El libro de Ludeña es fundamental para este trabajo pues ordena y articula el análisis de los distintos casos de estudio. Es importante, desde mi punto de vista, que toda nueva investigación urbanística sobre la ciudad de Lima tome como referencia los conceptos de esta obra. Con ello, se permite cierta sistematización de la información revelada y, por lo tanto, la complementariedad entre los distintos trabajos.

El marco conceptual está reforzado además por las definiciones de ciudad legal y ciudad ilegal, que caracterizan a la ciudad de Lima, gracias a los rigurosos y reveladores estudios del sociólogo Julio Calderón Cockburn, publicados en el extenso libro La ciudad ilegal. Lima en el siglo XX (2005a), y de modo sintético en el segundo número de la revista Waka XXI, bajo el titulo de “Lima de los 90´: Políticas, mercados de tierra urbana y pobreza” (2005b).

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La expansión urbana de la zona de estudio, es decir del Sureste de Lima, ha sido poco documentada.

Existen estudios que describen esta área por sectores correspondientes a los distintos distritos.

La publicación de Rosa Martínez (1984) Proceso de urbanización y grupos de poder en el distrito de La Molina busca esclarecer, como se desprende del título, la forma cómo se dio el proceso de ocupación del suelo urbano en el distrito de La Molina. Con respecto a la expansión urbana del distrito de La Molina, la tesis de Martínez representa el trabajo más completo y detallado. Se reseña la historia de este territorio desde las actividades agrícolas de las haciendas del siglo XIX. Detalla su transformación en urbanizaciones, por ejemplo, se explica a profundidad el desarrollo de la Urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina, reseña, entre otras cosas, la construcción de las lagunas artificiales. Asimismo, se hace referencia a la cantera María Manuela donde se proyecta el Plan Integral de Desarrollo Urbano de la antigua cantera Arenera La Molina.

Figura 6. Cantera de dolerita transformada en una marina en Cornwall, Inglaterra Fuente: Pearman, 2009

La expansión urbana de Lima durante la última mitad del siglo XX ha sido documentada por distintos autores. Sin embargo, la tesis de Rosa Martínez para optar el titulo de Economista por la Universidad Nacional Agraria: Proceso de Urbanización y Cambios en la propiedad de las tierras en La Molina, resumida en parte y publicada bajo el titulo de Proceso de urbanización y grupos de poder en el distrito de La Molina (1984) es el referente primordial. Este trabajo presenta el fenómeno de la urbanización de modo sintético, describiendo el desarrollo de la expansión desde la misma perspectiva que esta investigación, es decir,

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diferenciando claramente las lógicas y tendencias de expansión legal e ilegal en la ciudad.

Nuevamente, la contribución de Wiley Ludeña es imprescindible para describir el fenómeno histórico de expansión urbana de Lima. En el último capítulo del libro Urbanismo dixit: inquisiciones (2009), Ludeña presenta el panorama de la ciudad de Lima dentro del contexto de globalización de fin de siglo. En este texto se evidencian las principales características de la ciudad de Lima y las lógicas que la han transformado en lo que él denomina una Global barriada.

La primera fuente que sugiere un desarrollo urbano en la quebrada de Manchay es el libro Se busca terreno para próxima barriada: espacios disponibles en Lima, 1940, 1978 y 1990, escrito por el sociólogo Gustavo Riofrío en 1978. La aparición de barriadas en Manchay fue prevista en esta publicación. Sin embargo, sobre el proceso de expansión urbana de Manchay no existe ninguna fuente escrita relevante.

Por su parte, la expansión urbana de Cieneguilla está documentada por distintos medios periodísticos como América Televisión y El Comercio. Los artículos o reportajes se centran exclusivamente en los gravísimos conflictos por la posesión de la tierra que enfrentan

a los pobladores y a las fuerzas del orden. Se trata de notas periodísticas policiales, nada tiene que ver con temas urbanísticos.

Finalmente, sobre las canteras en Lima, el trabajo de Mario Carpio, Rubén Castro y Alejandra Díaz (1995), Diagnóstico de mercado de la minería e industria no metálica de la región Lima-Callao, explica de modo sintético las características de la explotación minera no metálica.

En este libro se encuentran muchos datos valiosos que aclaran el lugar de esta actividad en la economía nacional y de Lima, así como todo lo relacionado con sus diversos usos en la industria más allá de la construcción. La información más precisa sobre las canteras al Sureste de Lima se encuentra en el programa electrónico de acceso público GEOCATMIN. Este programa fue diseñado por el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET). A través de esta aplicación es posible ubicar todas las concesiones mineras del país, determinar su situación, el año de su concesión, el nombre del titular, el área que comprende, el tipo de minerales que extrae, entre otros. Asimismo, es posible visualizar todos los expedientes. Esta herramienta informativa es de sumo valor para la presente investigación.

Con todo esto, es posible concluir que la habilitación urbana de canteras en Lima es un tema pendiente en la investigación de esta ciudad. Existen a nivel global trabajos que han mostrado distintos acercamientos al tema, pero sin llegar a centrarse en el hábitat de esta clase de paisajes artificiales. La expansión de la ciudad, de la vida al fin y al cabo, sobre estos paisajes violentos es un tema relevante, por ello el siguiente trabajo se propone profundizar en ello para esclarecer las estrategias de su desarrollo.

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1.2. Marco conceptual 1.2.1. Paisaje El estudio de conformaciones urbanas está vinculado en forma obligada a su entorno natural. En el caso preciso de una investigación sobre habilitaciones urbanas en canteras, que se puede denominar también como la reconfiguración de un territorio natural deformado por el hombre, se hace indispensable la conceptualización más apropiada del término paisaje para tratar este proceso urbano en particular.

El arquitecto y teórico español Ignasi de Sola Morales (2002) describe a la ciudad contemporánea, a la metrópoli, o la megalópolis como: Un ente difuso, sin límites, en permanente proceso de formación y de devastación, que ya no es comprensible a través de una visión que encuentra en el orden de los trazados [morfología urbana] el soporte de una inteligibilidad estable. En esta situación de continua construcción y destrucción, de permanente crecimiento y renovación, de mutación y obsolescencia, la condición casual imprevisible de la ciudad se convierte en su verdadero modo de exposición. La ciudad actual se apropia de su energía pero también sus conflictos sociales, geológicos, ambientales, aceptando con fatalismo convivir con ellos.

La ciudad ya no se experimenta como una articulada estructura en la que se dispone lo que nos es común y propio y de la cual somos parte activa, participes.

Por el contrario vivimos en ciudades, que como en los paisajes, lo que intentamos es construir nuestro territorio, un lugar seguro, indemne, en el que sea posible morar con nosotros mismos y con los nuestros. (de Sola Morales 2002: 154).

La noción de paisaje se entiende desde el punto de vista propio de la experiencia de lo natural y de lo urbano en el hombre moderno, es decir, como una premonición de la relación de este con la ciudad, y no

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tanto a través de la típica noción referida al proceso de domesticación del paisaje a través de la jardinería, la pintura, la poesía o la música, conocida como la visión paisajista.

Quim Rosell diferencia el cambio en la concepción del paisaje desde la arquitectura: En el movimiento moderno, el paisaje funcionaba como entidad geográfica que contrastaba frente a la arquitectura, entendida esta como base productora de objetos protagonistas, dispuestos dentro de un escenario que les ubica y les envuelve. El sistema se matiza ordenando los vínculos (tanto físicos como mentales)entrefigurayfondo,esoes,entrearquitectura y paisaje; estableciendo interacciones entre ambos mediante un posicionamiento asimétrico del uno respecto al otro, o sea arquitectura forzando paisaje.

(2001: 7).

de esta organización civil sino, sobre todo, un tipo de relación mucho más individualizada derivada del hecho de aposentarse, de construir el domicilio. Si hoy experimentamos la ciudad como un paisaje no podemos atribuirlo únicamente a un modo de ver, sino que este modo de ver tiene relación con nuestra experiencia del habitar.

aspectos socioculturales portando una sobrecarga de connotaciones subjetivas”.

Por otra parte, el arquitecto, también español Francisco de Gracia (2009), define al territorio como “una extensión vasta aunque limitada de la corteza terrestre, con inclusión de los elementos materiales implantados por la mano del hombre”. El término ambiente alude al “carácter envolvente que presenta un lugar en función de una apreciación multisensorial del espacio existencial. Incluye, por lo tanto, todos los

En primer lugar, señala una motivación economicista, predominante de manera absoluta en las sociedades contemporáneas, estimulada por los propios poderes públicos. Reconoce también una motivación ecologista, de corta historia aún, expresada a través de un voluntarismo cívico poco extendido todavía. En esto, como en otros asuntos, el simulacro político es clamoroso. En tercer lugar, conviene citar la motivación

Este autor establece una interesante e instrumental clasificación de las distintas relaciones entre el paisaje y las construcciones humanas. En la primera categorización determina las motivaciones del uso humano del medio natural.

El paisaje desde esta perspectiva se limita a un rol pasivo (telón de fondo) marcando una clara distancia entre la arquitectura y las condiciones particulares del emplazamiento. Por otro lado, la arquitectura contemporánea se desarrolla en relaciones más difusas entre arquitectura y paisaje. “Todo ello ocurre en un contexto en que la disolución de los límites de la ciudad es, posiblemente, la pieza esencial del discurso arquitectónico contemporáneo”. Es así que esta investigación, que trata la periferia de la periferia a nivel global es fundamental en estos tiempos. Rosell agrega que las arquitecturas en este contexto difuso y homogéneo no se pueden explicar como objetos acabados, sino más bien, como se propone en este trabajo, por secuencia de acciones.

La descripción del término paisaje a través de su origen etimológico es bastante reveladora. De Sola Morales (2002) explica que ‘paisaje’ deriva del latín pagus, designa el territorio donde se habita. Paisano, payés, es el que habita en un lugar y más precisamente el que establece en esta pieza de territorio una morada.

El país, y por ende el paisaje, no delimita la esfera de la conveniencia con los otros, ni la experiencia

Figura 7. Pirámide de Caral. Integración entre la arquitectura y el paisaje Fuente: Marc Samaniego, 2010

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estética cuya manifestación es minoritaria, pero en ella se sintetiza verdaderamente la filosofía del paisaje, una de las expresiones superiores de la cultura cívica post ilustrada.

Luego, clasifica los distintos modos de relación entre arquitectura y medio físico, entre obra y entorno, según distintos grados de acomodo figurativo. De este modo, distingue modalidades de integración y, por oposición, de desintegración. Esta última refiere a una autonomía formal del objeto arquitectónico o urbanístico.

Entre las modalidades de integración clasifica las siguientes variables: – Absorción formal por ocultamiento. En este caso la figura queda oculta o velada bajo lo que habitualmente actúa de fondo paisajístico.

– Camuflaje formal por integración mimética. Aquí la figura queda asociada al fondo paisajístico. Se trata de cualquier operación donde se produzca un relativo fundido entre objeto y entorno, mediante el empleo de recursos materiales y figurativos de carácter analógico. A esta modalidad de intervención no cabría negarle el calificativo de orgánica si se lograra reflejar efectos biomorficos presentes en el sistema natural.

– Simbiosis formal. Se refiriere a aquellos casos en los que la figura y el fondo interaccionan participando de una dialéctica formal enriquecedora. En realidad se trata del realce recíproco entre arquitectura y soporte físico, o entre arquitectura y preexistencias, sin prevalencia dominante de ninguno de los dos componentes (figura 7).

Entre las modalidades de desintegración clasifica las siguientes variables: – El objeto parasita el paisaje. La obra se aprovecha del territorio y le causa algún perjuicio. Si el número de intervenciones se multiplica, puede resultar en un fenómeno invasivo.

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– El objeto utiliza al paisaje como marco o paspartú.

Ello implica su reconocimiento, aun cuando se maneje como una realidad subsidiaria o de acompañamiento. El paisaje natural o urbano funciona como telón de fondo para destacar una forma singular o desvinculada. (figura 8) – El objeto desconoce el paisaje. Esta afirmación equivale a decir que está producido al margen de su entorno, probablemente desaprovechándolo incluso como fondo escénico. Aquí la autonomía arquitectónica proclama la insuficiencia proyectual como una negligencia gratuita. El resultado será siempre una obra deslocalizada en doble sentido: no hace lugar ni pertenece al lugar.

Ahora bien, el enfoque analítico incorpora también la noción de contexto, de modo que acepta la presencia de datos significativos impresos en el lugar. Además, reconoce que el contexto incluye dos componentes, por cuanto participa de lo físico en el sentido geográfico de topos (paisaje natural), y también de lo cultural, en tanto decantación social y antropológica (paisaje cultural).

Con respecto al paisaje cultural es interesante revisar la definición otorgada a este concepto por el Instituto Nacional de Cultura del Perú (decreto supremo 0022011-MC).

Se define como Paisaje Cultural a los bienes culturales que representan las obras conjuntas del hombre y la naturaleza, ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas, integrando las siguientes dimensiones: – Diacrónica: considera que el paisaje es producto de la relación continua entre el hombre y su espacio a través del tiempo. Por tal motivo, su estudio, manejo y gestión tienen en consideración su evolución en términos espaciales.

Figura 8. Construcción abandonada en Caleta Vidal. Desintegración entre arquitectura y paisaje Fuente: Marc Samaniego, 2010

– Dinámicas territoriales: considera a los condicionantes ecológicos y a la actividad humana de índole económica, social y cultural como parte constitutiva y determinante del paisaje cultural.

– Perceptiva: considera la experiencia intersubjetiva, cognitiva y emocional de los individuos con su territorio.

Las canteras estudiadas integran estas tres dimensiones, por lo cual es posible tratarlas como paisajes culturales de sumo valor. Significa el testimonio del esfuerzo del hombre a lo largo de un tiempo considerable.

Es lo que se arrancó del subsuelo para constituir la monumental urbe limeña, componen el negativo de la masa de esta ciudad.

Los paisajes culturales según esta misma fuente se dividen en tres categorías principales: – Paisaje claramente definido, concebido y creado intencionalmente por el hombre. Comprende los paisajes de jardines y parques creados por razones estéticas, que con frecuencia (pero no siempre) están asociados a construcciones o a conjuntos religiosos o monumentales.

– Paisaje que ha evolucionado orgánicamente fruto de una exigencia originalmente social, económica, administrativa y/o religiosa y que ha alcanzado su forma actual por asociación y respuesta a su entorno. Estos paisajes reflejan este

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proceso evolutivo en su forma y composición. Se subdividen en dos subcategorías: - Paisaje relicto (o fósil). Es aquel que ha experimentado un proceso evolutivo detenido en algún momento del pasado, ya sea bruscamente o a lo largo de un periodo.

Sus características esenciales siguen siendo, empero, materialmente visibles.

- Paisaje vivo. Conserva una función social activa en la sociedad contemporánea, estrechamente vinculada al modo de vida tradicional, en el cual prosigue el proceso evolutivo. Al mismo tiempo, presenta pruebas materiales manifiestas de su evolución en el transcurso del tiempo.

– Paisaje cultural asociativo. Representa la fuerza de evocación de asociaciones religiosas, artísticas o culturales del elemento natural, más que por huellas culturales tangibles, que pueden ser insignificantes o incluso inexistentes.

Dentro de esta categorización, es posible incluir en primera instancia a las canteras abandonadas dentro de la denominación de paisaje relicto, y a las operativas dentro de la de paisaje vivo. Sin embargo, es evidente que las actividades extractivas no son eternas. Por lo cual, finalmente todas las canteras formarían parte, tarde o temprano, de un paisaje relicto. Estas canteras conforman un paisaje drásticamente transformado y naturalmente distinto a cualquier paisaje natural. En este se observa la lógica del proceso extractivo, donde la búsqueda de efectividad pone en evidencia los límites de la estabilidad de los taludes y las pendientes transitables por los camiones. Es en este sentido, donde la voracidad por la extracción de recursos transforma al territorio en un paisaje violento.

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1.2.2. Habilitación urbana de canteras El término habilitación tiene en su etimología una cercanía a la palabra habilidad. Esta última, viene del latín habilitas, que es la cualidad del hábil o habilis. Este adjetivo designa a las personas que tienen diversas capacidades y procede, en el fondo, del verbo habere, que significa tener. Asimismo, el frecuentativo o la reiteración de la acción de habere es habitare, que significa habitar (AA.VV. 2011). Con todo ello es posible, a partir de las raíces, proponer la acepción del término habilitación como el hábil proceso que le permite al hombre habitar un lugar.

Por su parte, una habilitación urbana es, según la definición estipulada en el artículo tercero de la ley 29476: El proceso de convertir un terreno rústico o eriazo en urbano mediante la ejecución de obras de accesibilidad, de distribución de agua y recolección de desagüe, de distribución de energía e iluminación pública. Adicionalmente, el terreno puede contar con redes para la distribución de gas y redes de comunicación. Este proceso requiere de aportes gratuitos y obligatorios con fines de recreación pública, que son áreas de uso público irrestricto; así como para servicios públicos complementarios, para educación y otros fines, en lotes regulares edificables que constituyen bienes de dominio público del Estado (2010).

serie de grados de habilitación, siendo la más básica de estas la lotización tizada, que consiste simplemente en un trazado en el suelo con carencia de todo servicio básico. A continuación, en nivel de desarrollo, se encuentran la lotización con servicios mínimos, la lotización con núcleos básicos, la lotización urbanizada o con servicios e infraestructura completa, y por último las habilitaciones con vivienda simultánea.

Por otro lado, una cantera es, en su definición más sencilla, el sitio de donde se saca piedra, arcilla, arena u otra sustancia análoga para obras varias (RAE 2011). Se trata precisamente de un yacimiento minero explotado a cielo abierto o tajo abierto cuyas operaciones pueden realizarse de modo industrial o artesanal. La extracción de minerales de las canteras conlleva ineludiblemente a la deformación del paisaje.

Cuando se trata precisamente de yacimientos de arenas y gravas, se excavan gigantescos agujeros que transforman la superficie del territorio y generan taludes bastante inestables en comparación con los de otros minerales. Además, estos yacimientos se ubican por naturaleza en quebradas secas o tierras eriazas, donde por definición no existe abastecimiento de agua. Estas condiciones hacen de la habilitación urbana de canteras (en particular las de arena) procesos realmente complejos, en momentos avezados, y que requieren de gran habilidad por parte del hombre.

Quim Rosell enfatiza en la necesidad, cada vez más presente, de reaprovechar los recursos naturales como base para cualquier mecanismo de acción: Así pues, la exploración y el reconocimiento profundo –casi científico­– de las preexistencias que conforman la realidad de un lugar (desde líneas de fuerzas descritas por flujos, trazas geográficas relevantes, huellas dejadas sobre la tierra por asentamientos o desmesuradas explotaciones de la misma,oinclusodesastresnaturales,etc.)porunlado; ylautilizacióndeparticulardedichaspreexistencias, adaptada a la necesidades de un nuevo programa (…) deben ser vistos, en buena medida, como el punto de partida del nuevo proyecto que reinventan el lugar (2001: 10).

Georgina Pearman (2009), por su parte, manifiesta muy acertadamente que “el verdadero reto llega cuando la mina cierra”, y propugna que “la reconfiguración de los remanentes mineros debe servir a favor del desarrollo sostenible de la región donde se ubican”.

Finalmente, para efectos de precisión en el uso de términos descriptivos durante la clasificación de los taludes de las canteras y habilitaciones estudiadas se procede a emplear los términos que definen la inclinación de las pendientes del Manual de levantamiento de suelos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (tabla 1).

Clasificación de taludes por pendientes

Siguiendo estas ideas es posible interpretar a la habilitación urbana desde una perspectiva operativa, como la constitución y expansión del hábitat del hombre o del tejido urbano de sus ciudades.

Término Descriptivo

Ludeña (2004) señala además que la habilitación urbana incluye la acción de “subdivisión” de la tierra. Se considera a toda subdivisión, como su propio nombre lo sugiere, una forma de división o partición de un terreno determinado. La “parcelación” es referida a la partición de tierras agrícolas y “lotización”, que tiene por finalidad la vivienda. Asimismo, distingue una

Rango (%)

Plana a ligeramente inclinada

0–4

Moderadamente inclinada

4–8

Fuertemente inclinada

8 – 15

Moderadamente empinada

15 – 25

Empinada

25 - 50

Fuertemente empinada

50 - 75

Tabla 1. Clasificacion de taludes por pendientes Fuente: Manual de levantamiento de suelos del departamento de agricultura de los Estados Unidos (USDA). 1993.

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1.2.3. Relleno sanitario y botaderos En el Perú y particularmente en Lima, es usual que la extracción de sustancias minerales de las canteras conviva con el desecho de residuos sólidos en aquellas. Es conveniente, por lo tanto, diferenciar las características de un relleno sanitario, un botadero de basura y un botadero de desmonte.

Un relleno sanitario es “una técnica de disposición final de residuos sólidos mediante la cual se los confina a un área lo más pequeña posible, donde se distribuye la basura en capas, se la compacta y se la cubre con tierra con una cierta periodicidad. Esta técnica busca minimizar los perjuicios al medioambiente controlando los efectos potenciales de contaminación mediante el tratamiento de los efluentes líquidos y gaseosos que producirá la basura al descomponerse” (Gutiérrez 2003).

El último informe sobre residuos municipales, realizado por la Defensoría del Pueblo, revela que solo el 25% de los residuos sólidos generados en el país son dispuestos en estos rellenos, el 3.45% es destinado a reciclaje, mientras que un preocupante 71.52% es llevado a botaderos. Según estos índices, el Perú necesita, al menos, 100 rellenos sanitarios para almacenar la basura que produce su población.

Actualmente, solo hay nueve de estos depósitos finales de almacenamiento de residuos en el país, de los cuales cinco se ubican la periferia de Lima: Huaycoloro, Portillo Grande, Ancón, Modelo del Callao, y Zapallal (Fernández 2010).

Contrariamente al relleno sanitario, un botadero de basura es: […] el sitio donde se abandonan los residuos sólidos sin separación ni tratamiento alguno. Allí no existe ningún tipo de control sanitario ni se impide la contaminación del ambiente; el aire, el agua y el suelo son deteriorados por la formación de gases y líquidos lixiviados, quemas y humos, polvo y olores nauseabundos. Los botaderos de basura a cielo abierto son cuna y hábitat de fauna nociva

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transmisora de múltiples enfermedades. En ellos se observa la presencia de perros, vacas, cerdos y otros animales que representan un peligro para la salud y la seguridad de los pobladores de la zona, especialmente para las familias de los segregadores quesobrevivenencondicionesinfrahumanassobre los montones de basura o en sus alrededores. La segregacióndesubproductosdelabasurapromueve la proliferación de negocios relacionados con la reventa de materiales y el comercio ilegal (Jaramillo 2002).

La presente investigación busca constatar hasta qué punto las actividades dadas entorno al botadero de basura generan un barrio.

Un botadero de desmonte, es una clase específica de botadero de residuos sólidos, en la cual se vierte exclusivamente el material excavado para una construcción y los desechos de demolición. Este material es usado para nivelar los hoyos de las canteras o ganar tierra en su perímetro. Sobre el desmonte se desarrolla una expansión urbana progresiva.

1.2.4. Barrio La definición de barrio más conveniente para el estudio del urbanismo limeño se encuentra elaborado en el marco de referencias que Wiley Ludeña (2004) realiza para el libro Lima: Historia y urbanismo en cifras 18211970. Tomo I. Por lo tanto, es en base a este concepto que se entiende la acepción de barrio.

Ludeña identifica tres acepciones importantes para el término barrio: una acepción urbanística (barrio fiscal, barrio obrero), una acepción operativa en términos proyectuales y normativos (“Unidad de Barrio”) y, finalmente, un significado de notación antropológica con la cual hoy pervive como expresión de una cultura criolla limeña, frente al desuso público de las otras dos.

El barrio, desde el punto de vista urbanístico, que se empleará en esta investigación, es el espacio pensado y planificado previamente como construcción

de ciudad. Se trata del módulo de estructuración urbana, e incluye también a los barrios formados por acción espontánea de sus habitantes. El módulo está configurado por un conjunto de viviendas articuladas como parte de un todo espacial y funcional, relativamente autosuficiente con respecto al conjunto de la ciudad. El barrio, sin embargo, es un producto transformable, un objeto sujeto a procesos de producción, intercambio y consumo.

Por lo tanto, es posible afirmar que no existe un barrio “puro”, abstracto y desprovisto de condicionantes.

Ludeña determina, a través de la diferenciación de dichos procesos, a las tres grandes tradiciones del urbanismo limeño: urbanismo privado, urbanismo barrial y urbanismo estatal. A cada una le corresponde respectivamente las siguientes formas de barrio: urbanización, barriada y conjunto habitacional.

En el contexto limeño, el termino barrio, se ha asociado principalmente a la construcción del hábitat popular, mientras el término urbanización de identificó más con la construcción residencial de las clases media y alta de la población. Sin embargo, en una ciudad como Lima, sacudida por una permanente movilidad social, cultural y espacial, uno de los fenómenos más característicos es la permanente transformación (o, propiamente, reconversión) de las antiguas barriadas (barrios ilegales) en flamantes “urbanizaciones”.

Se entiende que el valor simbólico de las categorías de barriada y urbanización juega a favor de la segunda no solo por lo que denota al aludir a su legalidad urbana, sino por lo que connota en términos de prestigio social. Es indispensable precisar, las acepciones de urbanización y barriada que adopta esta investigación.

1.2.5. Elementos de la morfología del barrio Los componentes básicos de la morfología de un barrio son, según Ludeña (2004), la retícula urbanística, la manzana, el lote, la vivienda, el sistema vial y el espacio público. El equipamiento urbano es considerado como un componente funcional del

barrio, pero se incluye en el análisis morfológico para establecer de este modo sus relaciones con el resto del sistema.

La retícula urbanística está definida por la disposición y configuración de todos los componentes constitutivos del barrio como realidad espacial. El resultado de las relaciones o la dialéctica entre las manzanas (propiedad privada) y calles (espacio público) determina el carácter de la retícula urbanística. Para efectos de esta investigación se distinguen siete clases de retículas urbanísticas en función a sus características morfológicas: – – – – – – –

Retícula ortogonal Retícula radial Retícula concéntrica Retícula periférica Retícula orgánica Retícula en racimo Retícula mixta

La manzana es la superficie conformada por una agrupación de lotes accesibles desde el sistema vial.

Las manzanas están delimitadas, precisamente, por calles o pasajes pero también por barreras naturales como cerros o fuentes de agua. Para efectos de esta investigación se distinguen cuatro clases de barrios en función de las características morfológicas de sus manzanas.

– – – –

Barrio de manzanas cuadradas Barrio de manzanas rectangulares Barrio de manzanas irregulares Barrio de manzanas mixtas

El lote es la unidad que resulta de la partición (lotización) de un terreno. Se trata de las células básicas de constitución de una manzana y, por consiguiente, del barrio. Para efectos de esta investigación se distinguen tres clases de lotización en función a las características morfológicas de su trama parcelaria: – Trama parcelaria regular – Trama parcelaria irregular – Trama parcelaria mixta

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La vivienda es una construcción cuyo propósito es ofrecer refugio y habitación a las personas. En un lote se puede edificar una vivienda unifamiliar o un conjunto de viviendas multifamiliares. Este último puede estar constituido por un condominio de apartamentos, así como por uno de casas. Según las características de los reglamentos urbanísticos, la vivienda puede ocupar toda el área del lote o un porcentaje máximo, tomando retiros determinados para sus distintos frentes. Asimismo, están regulados las alturas o el número máximo de pisos de la vivienda.

El sistema vial constituye una red de espacios libres para la circulación vehicular y peatonal que articulan los lotes, manzanas y espacios públicos. El sistema vial es en sí mismo el espacio público por excelencia del barrio. Para efectos de esta investigación se distinguen cinco clases de vías en relación a su función en el barrio y en el ámbito interbarrial.

– Las vías metropolitanas, son las avenidas que conectan los distintos distritos de la ciudad.

– Las vías distritales, son las avenidas que conectan los distintos barrios de un distrito. Estas nunca atraviesan por el interior de un barrio.

– Las vías principales, son las calles vehiculares que articulan al conjunto del barrio con las vías arteriales, es decir que permiten el acceso al barrio.

– Las vías secundarias, son las calles vehiculares que articulan los segmentos del barrio por donde las vías principales acceden.

– Las vías peatonales, son las calles de uso exclusivo para el peatón. En este caso, solo se consideran los pasajes segregados del sistema vehicular más no las veredas que se hallan normalmente entre las vías vehiculares y las manzanas.

Se toma en consideración además, la caracterización de los sistemas viales mediante los diez tipos de red vial que Ludeña (2004) determina según su configuración: trama lineal, trama en parrilla, trama

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en racimo, trama orgánica, trama irregular, cul de sac (individual o sistema), concéntrica-radial, perimétrica, sistema en cruz y sistema patio.

La noción de espacio público corresponde a la tradición grecolatina de la ciudad. Público es un adjetivo de raíz latina que tiene que ver con la concepción de la respública, la cosa pública, lo relacionado con el populus, la comunidad articulada de los ciudadanos a través de la ley de la ciudad (de Sola Morales 2002). El espacio público es, entonces, aquel espacio de propiedad pública, “dominio” y uso público, es decir, donde cualquier persona tiene el derecho de circular, en oposición a los espacios de propiedad privada, donde el paso puede ser restringido.

En cuanto al uso, el espacio público es el escenario de la interacción social cotidiana. Es un lugar de relación y de identificación, de manifestaciones políticas, de contacto entre la gente, de vida urbana y de expresión comunitaria. En este sentido, la calidad del espacio público se podrá evaluar sobre todo por la intensidad y la calidad de las relaciones sociales que facilita, por su capacidad de acoger y mezclar distintos grupos y comportamientos, así como por su capacidad de estimular la identificación simbólica, la expresión y la integración cultural. Para efectos de esta investigación se distinguen cinco tipos de espacios públicos en función a sus características físicas: – Las plazas, son espacios públicos cuya superficie es prioritariamente “dura”, es decir, constituida por materiales sólidos como piedra o concreto.

Las plazas son lugares principalmente abiertos al cielo, aunque pueden tener áreas parcialmente techadas que propicien la sombra, así como árboles y vegetación en general.

– Los parques, son espacios públicos cuya superficie está prioritariamente constituida por césped (o tierra en su defecto) y usualmente cuentan con plantas y árboles. Los parques pueden incluir caminos peatonales, plazas, juegos infantiles y terrenos deportivos en su interior.

– Los pasajes peatonales, son las vías públicas exclusivas para el uso del peatón. Solo se consideran las que cuentan con mobiliario urbano que permiten la estancia en el lugar o cuando estas varían de sección generando plazuelas.

– Los terrenos deportivos de uso público son los espacios que permiten la práctica de distintos deportes, principalmente fútbol, vóley y básquet.

Estos campos tienen superficies de tierra, cemento o césped.

– Los espacios residuales, son también considerados como espacios públicos debido a la apropiación que la población hace de estos, a pesar de no tener un uso determinado.

Por razones operativas, no se ha considerado en este caso a la “calle” en su acepción de espacio público, sino como sistema vial.

Se considera, además, la caracterización de los espacios públicos mediante los tipos de barrio que Ludeña (2004) determina según la configuración de parques y plazas que contienen: barrios con un sistema de parques, barrios con fragmentos de parques, parques especiales, parques modernos, barrios con vías-espacio públicos y, finalmente, barrios sin parques ni plazas.

Cabe resaltar que la inclusión de terrenos deportivos y espacios residuales como tipos de espacio público crea nuevas categorías que son analizadas en los distintos casos de estudio.

Finalmente, el equipamiento barrial, es el conjunto de edificaciones y espacios, predominantemente de uso público, en los que los habitantes del barrio realizan actividades complementarias a las de habitación y trabajo. Estas proporcionan a la población servicios de bienestar social y de apoyo a las actividades económicas. Se pueden clasificar los siguientes equipamientos en relación al uso o función que les compete: equipamientos de salud, educación, cultura y religión, administración, comercio, seguridad, servicios públicos, recreación y deporte.

Por razones operativas, no se ha considerado en este caso al equipamiento deportivo y recreacional en su acepción urbana, sino como espacio público.

1.2.6. Ciudad legal, urbanismo privado y urbanización En la ciudad de Lima se distinguen claramente dos formas opuestas de ocupación del territorio: la ciudad legal y la ciudad ilegal. No obstante, ambas forman parte de un mismo proceso de constitución histórica y configuran un espacio único. En la ciudad legal el proceso de habilitación del suelo precede a su ocupación humana, realizándose bajo el marco legal y urbanístico vigente (Calderón 2005).

La ciudad legal comprende al urbanismo privado y estatal (urbanizaciones y conjuntos habitacionales, respectivamente), es el primero, y de lejos, el más extendido. El urbanismo promovido por el Estado mediante distintas modalidades dependiente del gobierno de turno, no es analizado en esta investigación, por lo cual no requiere de una definición precisa. El urbanismo privado, sin embargo, sí está conceptualizado.

El urbanismo privado tiene como agente a la empresa privada (empresa urbanizadora). La formulación o diseño de las urbanizaciones corre a cuenta de arquitectos y urbanistas profesionales y debe respetar las reglamentaciones de los entes gubernamentales. A diferencia de los barrios estatales, la constitución de los barrios privados tiene como objetivo principal el afán de lograr una alta rentabilidad (Ludeña 2004).

1.2.7. Ciudad ilegal, urbanismo barrial y barriada En la ciudad ilegal se infringen las leyes y normas a través de invasiones de tierra, ocupaciones graduales y compras ilegales. En el caso de los pobres urbanos que infringen la ley resulta claro que su necesidad material impone en ellos una moral objetiva dispuesta a la transgresión. La ciudad ilegal comprende

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exclusivamente al urbanismo barrial. Este empezó a constituirse por poblaciones de bajos recursos, que simplemente no podían acceder al mercado de tierras urbanizadas (Calderón 2005).

1.3. Marco metodológico

barrios y aglomerados de barrios hasta esta última fecha.

El análisis busca responder con profundidad a las siguientes incógnitas:

El termino barriada es una derivación directa del término barrio. Se trata de una derivación peyorativa o un subproducto lingüístico, como lo definiría Wiley Ludeña. Este término es asumido como una denominación legitimada académica y profesionalmente desde 1957, al crearse la llamada Oficina Nacional de Barriadas, y es reconocido oficialmente desde 1961 por la Ley Orgánica de Barrios Marginales (ley 13517); no obstante, la barriada no consiguió despojarse de su notación peyorativa.

¿Cuáles son las estrategias de habilitación urbana de las canteras? Es decir, ¿cómo se ha reconfigurado el paisaje (remanente minero) para poder habitarlo?

Siendo todas las estrategias de transformación del paisaje generadas a favor de la configuración urbana del barrio es difícil tratar ambas cuestiones de modo separado. Sin embargo, el análisis se desarrolla desde distintas perspectivas. En primer lugar destaca las estrategias del hombre para habilitar el territorio en base a sus ideales de hábitat y paisaje domesticado. A continuación se estudia la situación física y funcional del tejido urbano actual destacando las particularidades espaciales de este dentro de una cantera. Con estos dos acercamientos los objetos de estudio, elaboro finalmente a modo de conclusión parcial, un breve ensayo que profundiza en las relaciones y tensiones entre la arquitectura del conjunto urbanístico y el nuevo paisaje.

Una de las primeras medidas adoptadas por el Gobierno Militar en 1968 fue priorizar el trabajo con la numerosa población barrial, con el objeto de lograr una legitimidad social y política de la que carecía. En esta línea, una de las medidas iniciales fue cancelar el uso del término barriada para reemplazarlo por una denominación mezcla de utopía urbanística y fresca vitalidad: pueblo joven. Sin embargo, muchos de los pueblos jóvenes ya eran demasiado “viejos” como para seguir manteniendo una denominación que los remitía siempre a una condición especial y no a una condición de integración “normal” con la ciudad.

Por lo tanto, a partir de la década de los años ochenta, durante el segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaunde (1980-1985), la primigenia barriada volvió a ser denominada oficialmente con otro nombre: dejó de llamarse pueblo joven para ser reconocida oficialmente como asentamiento humano, que es como hoy se les denomina. A pesar de ello, este término está más asociado con una calificación político-jurídica de reconocimiento legal, que con el hecho urbanístico mismo. Por esta razón en esta investigación se emplea el término barriada para referirse al barrio que caracteriza al urbanismo barrial.

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¿Cuáles son las características morfológicas de una urbanización ubicada dentro de una cantera? Es decir, ¿cómo se han configurado espacialmente los barrios que la ocupan?

Tabla 2. Secuencia de operaciones en el origen de un barrio Digitalización: Blanca De la Flor, 2009 Fuente: Ludeña, 2004

La creación de una barriada no es tomada ni por el Estado ni por una empresa privada: corre a cuenta de un grupo de pobladores unidos por diversos lazos e intereses. La inversión de los procedimientos empieza con la ocupación colectiva o invasión del terreno, antes de que exista algún diseño previo o se hubieran realizado los trabajos de habilitación urbana.

Las instalaciones de los servicios, el equipamiento necesario (o posible) y la construcción de viviendas son ejecutadas posteriormente y en simultáneo. Su constitución responde más a una cultura urbanística dominada por la experiencia empírica antes que teórica (Ludeña 2004) (tabla 2).

El proceso de habilitación urbana, según la definición jurídica expresada en la ley 29476 (2010), requiere de un “conjunto significativo de transformaciones e implementaciones sobre el territorio que anteceden la construcción de viviendas y la habitación de personas en estas”. Sin embargo, es posible identificar la existencia de barrios que carecen de más de una de estas ejecuciones o incluso de todas ellas. Se trata, en este caso, de habilitaciones urbanas que suceden al hábitat y que se desarrollan paulatinamente con la asistencia del Estado, las compañías privadas de servicios y, en gran medida, por la misma población.

La habilitación urbana es usualmente gradual, en particular en las barriadas, pero incluso en las urbanizaciones privadas. Por ello, el análisis que se desarrolla en esta investigación estudia a los barrios como objetos o cuerpos evolutivos, esto sobre todo por tratarse de barrios que se hallan en un territorio dificultoso para el proceso de habilitación urbana, como lo es dentro de las canteras.

Por tal motivo, el análisis gráfico se desarrolla mediante planos evolutivos (plantas generales y cortes esquemáticos) que fijan tres momentos en el tiempo para cada caso. Los planos que muestran la evolución del tejido urbano son elaborados con ayuda de las imágenes satelitales de Google Earth, cuyos registros fotográficos más antiguos datan de enero de 2002 y las últimas son de diciembre de 2010. Por lo tanto, el estudio considera la evolución morfológica de los

En la primera parte del análisis se observan las distintas estrategias proyectuales, tanto personales como colectivas, que han permitido obtener las condiciones adecuadas para habitar de algún modo las antiguas canteras. Entendiéndose que este paisaje no es convencional, sino más bien bastante particular, donde el hombre ha intervenido de modo radical generando un contexto territorial complejo, es imprescindible centrar el análisis en las estrategias de reconfiguración del paisaje. Al tratarse de casos de estudio ubicados en tierras eriazas, es decir en lugares que carecen de agua, el desafío de habitar este territorio depende en gran medida de las estrategias para conseguir dicho recurso. El abastecimiento de agua potable, para las urbanizaciones privadas y barriadas no es muy distinto al de cualquier otro caso en la ciudad. Sin embargo, se analizan sus particularidades. Por otro lado, los sistemas que permiten abastecer de agua de regadío, y con ello arborizar el paisaje, son enfatizados en este estudio por tratarse de proyectos innovadores.

En la segunda parte se analizan las operaciones de adaptación del territorio en la medida en que permiten el acceso vehicular y peatonal al interior de la cantera y ofrecen condiciones aptas para la edificación de

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las viviendas y equipamiento sobre el territorio. Se investiga por lo tanto, las estrategias para nivelar los suelos, adaptar los taludes, ganar tierra, contener deslizamientos, ente otros. Se trata de relacionar cada una de estas operaciones de movimiento de tierra con el tejido urbano que se configura sobre este.

El análisis se desarrolla en distintas escalas, parte de la retícula urbanística, donde se enfatizan las relaciones entre llenos y vacios (espacios públicos) así como el sistema vial que articula la integridad del barrio.

Luego, se analiza de lo general a lo específico, los tipos de manzana, los tipos de lotes y finalmente, desde una perspectiva arquitectónica, las estrategias proyectuales de las viviendas.

El presente análisis se enfoca en la percepción de la situación actual de los elementos del barrio, determinando con ello la evolución de sus propiedades en el tiempo, así como sus potencialidades no explotadas. Todo esto da pie a un análisis descriptivo y crítico de la situación actual como resultado de los planteamientos originales y otros que han ido apareciendo en el tiempo.

El tejido urbano de los barrios en las canteras está estrictamente ligado y supeditado a las condiciones del paisaje artificial; un territorio que, como se demostrará, es constantemente transformado.

El enfoque del estudio se encuentra precisamente en evidenciar las relaciones evolutivas y tal vez dialogantes entre figura y fondo. Por esta razón cada caso de estudio es sometido a un análisis subjetivo basado en la percepción de las relaciones entre obra y medio, es decir entre la arquitectura y el paisaje.

En líneas generales, el estudio se sustenta en fuentes primarias como consultas bibliográficas, planimetrías, fotografías antiguas, fotografías satelitales y cuadros estadísticos. Al mismo tiempo, se elaboran fuentes secundarias como entrevistas y levantamientos fotográficos en la zona de estudio.

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La estructura morfológica actual de los barrios resulta de sus múltiples transformaciones. La morfología de los distintos barrios es, por tanto, muy diversa. Entre los casos de estudio existen barrios planificados, barrios proyectados, barrios lotizados esquemáticamente y barrios espontáneos en proceso de consolidación.

Algunos de estos no cuentan con planos oficiales, de modo que se han elaborado especialmente para esta investigación.

Los barrios planificados se analizan por medio de los planos del catastro municipal, los barrios proyectados mediante los planos y bocetos elaborados por sus proyectistas, los barrios lotizados esquemáticamente se analizan con los planos realizados por las entidades estatales; finalmente, los planos de los barrios espontáneos en proceso de consolidación se elaboran con ayuda de las imágenes satelitales de Google Earth y realizando constataciones en el lugar.

1.4. Marco histórico

espacial y que, finalmente, las élites y los pobres se encuentran “de espaldas viéndose directamente”.

1.4.1. Expansión urbana de Lima

Pero, ¿cómo se explica esta paradójica situación? Para comprender el curioso fenómeno suscitado en la zona de estudio es necesario hacer una breve recapitulación de las principales lógicas en la historia de la expansión urbana de Lima, durante las últimas décadas.

El presente trabajo investiga urbanizaciones privadas y barriales habilitadas en tierras eriazas ubicadas entre quebradas. Estas urbanizaciones están situadas en el Sureste de Lima, lugar donde una línea muy delgada separa la ciudad legal de la ilegal. El distrito de La Molina, último bastión el urbanismo privado exclusivo y excluyente, desarrollado continuamente hacia el Sureste de la ciudad, se ha visto súbitamente “cercado” por “la desafiante última generación de barriadas”. De este modo describe Wiley Ludeña lo que sugiere como el fin de un ciclo de formas urbanas de exclusión social. Acerca de este fenómeno, asevera que Lima ya no ofrece más posibilidades de exclusión

A continuación se explica la evolución de las principales lógicas políticas, económicas, culturales y geográficas que han transformado a la ciudad limeña, década por década, desde la década de 1940 hasta fines del siglo XX, siguiendo los análisis realizados por la economista Rosa Martínez (1984), el sociólogo Julio Calderón (2005), los administradores Rolando Arellano y David Burgos (2010), los arquitectos urbanistas Juan Gunther y Guillermo Lohmann (1992) y Wiley Ludeña (2009).

Las habilitaciones más antiguas son estudiadas a través de la interpretación de fuentes bibliográficas y registros fotográficos de época. Esta información es verificada y complementada mediante entrevistas a los agentes que desarrollaron o estuvieron muy cerca de dicho proceso de habilitación, así como de personas que habitan por largo tiempo la zona.

Las habilitaciones proyectadas, es decir aun no ejecutadas, se analizan mediante las memorias descriptivas, planos, esquemas y entrevistando al diseñador del proyecto.

Finalmente, las habilitaciones en pleno desarrollo o con pocos años son analizadas mediante la secuencia evolutiva que ofrecen las imágenes satelitales de Google Earth. Asimismo, se hacen constataciones en campo.

Con relación al registro del proceso de habilitación urbana de estos últimos, se comparan fotografías en distintos momentos. Para ello se cuenta con un registro fotográfico personal elaborado en el año 2009, con el cual se compara el realizado en el 2011.

Figura 9. Barriada en el cerro San Cosme.

Fuente: Matos Mar, 1957

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Figura 10. Evolucion de la expansion urbana del urbanismo privado y barrial en Lima 1940,1970 y 2010 Fuente: Riofrío, 1978 y Google Earth, 2010

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1.4.1.1. Lógicas de la expansión urbana de Lima (19402010)

calidad de agrícolas hasta el momento adecuado de venderlos como urbanizaciones.

En la década de 1940, Lima se había desarrollado como una extensión urbana continua que fue ocupando progresivamente el área agrícola del valle del Huatica, que separaba al Centro Histórico de los barrios o balnearios de Magdalena, Miraflores, Barranco y Chorrillos, fundados a finales del siglo XIX. La ciudad del Callao, puerto histórico ubicado al oeste de Lima, permanecía aun distanciada por una extensa área agrícola irrigada por el río Maranga. En dicha década, se inicia una compra acelerada de los fundos aledaños al “triangulo consolidado” del casco urbano de la época, la propiedad de dicha tierra se va concentrando en pocas manos, tanto propietarios particulares como de grupo financieros, como es el caso del capital bancario (Banco de Crédito y Banco Popular). Estos propietarios mantienen los fundos en

En la década de 1950, se emprenden urbanizaciones muy cercanas a este triangulo y aun dentro de él, pero rápidamente este proceso se agota. Las tierras posibles de urbanizar fueron monopolizadas por un grupo específico de propietarios que, en virtud a ello y con apoyo del Estado, había separado tanto la tierra como la vivienda de su condición de bien social, transformándolas en simple mercancía ofrecida por el capital privado y de ninguna forma al alcance de la clase popular. Para la población migrante se le cerraban las posibilidades de acceso a vivienda o tierra para construirla, dentro de lo legalmente existente, iniciándose entonces las invasiones fuera del casco urbano.

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En la década de 1970, la industria se instala en mayor cuantía en la ciudad y, con ella, se centralizan y

crecen actividades como el comercio, las finanzas y servicios de todo tipo. Lima iba convirtiéndose en el centro del capital que se imponía en el país. El capital privado, con apoyo abierto del Estado, a través de una legislación para el sector que favorecía al capital constructor inmobiliario, urbaniza mayormente para la clase alta promoviendo las llamadas urbanizaciones periféricas; y solo lo hace para las clases populares cuando de alguna forma garantizan sus ganancias.

Las clases populares se verán más y más condenadas a ocupar las tierras lejanas, generalmente eriazas, y en las barriadas construirán y urbanizarán ellos mismos resolviendo “su” problema de vivienda, con bajo costo para el Estado (Martínez 1984).

A inicios de este periodo, aproximadamente la mitad de la población limeña carecía de una vivienda digna según el censo de 1961. Es precisamente en ese año que el Estado encuentra “la solución” a las barriadas

en su legalización. La ley 13517 otorga por primera vez reconocimiento y carácter jurídico a la invasión, permitiendo su legitimación frente a los derechos de otros propietarios y procediendo inclusive a la expropiación cuando ella se diera en terrenos privados (Arellano y Burgos 2010).

Lima se convierte, de ser por siglos un centro administrativo y político, capital de un Perú rural, en un centro económico-productivo, a fines de los sesenta. Sus funciones administrativas y políticas crecieron acorde con su nuevo papel productivo y de capital de un país transformado. Todo esto tuvo un correlato físico en los marcados cambios que el tejido urbano fue experimentando a lo largo del siglo, no solo en cuanto a las dimensiones espaciales, sino también en la forma de ocupación de ese espacio. Los criterios específicos que primaron en dicha ocupación fueron los especulativos de los grupos propietarios de

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la tierra, que hicieron valer, ante todo, la condición de mercancía de la tierra (Martínez 1984). A fines de la década de 1960, la violenta reforma agraria generada por el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado removió al país y potenció el flujo migratorio, pero en aquella ocasión con un mayor apoyo gubernamental (Arellano y Burgos 2010).

Si en la década de 1970, Lima experimentó una suerte de expansión “ordenada” de la periferia por la creación de grandes bolsones de barriadas dadas por las políticas del gobierno militar, la Lima de la década de 1980 fue la ciudad de la calcutización e informalización en medio de la crisis económica más grave de la historia republicana del Perú. Y si en ambas décadas el principal sujeto de cambio urbano fue el poblador y las decisiones político-administrativas promovidas desde el Estado (invasión de tierras o populismo urbano), en los noventa el capital inmobiliario privado vuelve con singular agresividad a retomar el rol de principal sujeto de cambio urbano, como había sucedido a lo largo de casi todo el siglo XX. La Lima de la década de 1990 es una ciudad con aspiraciones de poner “orden” y recuperar niveles de gobernabilidad. El programa neoliberal aplicado por Alberto Fujimori tuvo en el desmantelamiento del Estado un agente promotor e inversor, uno de sus principales fundamentos con enormes repercusiones en el ámbito de la producción arquitectónica y urbanística del país. A diferencia de décadas precedentes, en las cuales el origen y presencia de los mejores episodios de la arquitectura y urbanismo modernos en el Perú vino de la mano de la inversión pública en materia de vivienda e infraestructura social, a partir del “shock” de 1992 habría de desaparecer casi por completo cualquier intervención estatal en términos de arquitectura y urbanismo (Ludeña 2009).

A la vez que el Estado decidió abandonar los programas de acceso al suelo ordenado, a la espera de una acción del mercado, concentró su inversión y

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voluntad política en la regularización y formalización de la propiedad. Lo cierto es que el acento en la regularización reproduce el círculo vicioso de la informalidad, esto es, los pobres continúan invadiendo tierras bajo la vista gorda del sector público (Calderón 2005b).

La lucha para obtener nuevas tierras para construir sus viviendas ha enfrentado a pobladores de prácticamente todos los contornos de Lima. Estas luchas, muchas veces sangrientas y con saldos de algunas muertes, son incitadas por políticos ambiciosos y sin escrúpulos que movilizan impunemente a las personas agrupadas en seudocooperativas o asociaciones de pobladores a ocupar terrenos que a veces han sido ofrecidos en venta o como favor político por la burocracia municipal a más de una asociación (Rodríguez et al. 1973, citado en Gunther 2002: 287).

En épocas de globalización y de aspiraciones de desarrollo en un mundo capitalista, Lima podría ser considerada, en principio, una potencial Globalcity por tratarse de una de las ciudades más grandes del continente y capital de un país cuyo crecimiento económico es bastante alentador.

Lo cierto es que aquella ciudad global tercermundista saturada de imágenes (…) resulta lo que es porque precisamente se nutre de una especie de Global barriada. (…) Así como se globaliza el liberalismo, así también se globaliza la miseria y sus ciudades para convertirse en una sola entidad urbana de múltiples estructuras y rostros diferenciados (Ludeña 2009: 339).

Lima ya no es una metrópoli con algunas barriadas que la circundan. Hoy se parece más a una auténtica megabarriada con algunas porciones de ciudad formal. Es, sin duda, la imagen de Global-barriada, para parafrasear a Wiley Ludeña (2009), la que mejor caracteriza a la ciudad de Lima a fines del siglo XX. Si la importancia de una aglomeración urbana es mesurable por la escala de su población, Lima es la

quinceava Global-barriada más importante del mundo después de Delhi, Mumbai, Ciudad de México, Sao Paulo, Manila, Yakarta, Karachi, Calcuta, Buenos Aires, Dacca, Teherán, Estambul, Río de Janeiro y Lagos.

1.4.1.2. Expansión urbana y paisajes de Lima En la segunda mitad del siglo XX, el paisaje natural y cultural que envuelve a la ciudad de Lima ha sido transformado por obra de sus habitantes [legales e ilegales] de un modo sin precedentes en su historia.

En principio, es fácil afirmar que el paisaje sobre el cual se extiende la ciudad ha determinado, contenido, estructurado y guiado su configuración física. Es bastante lógico que el factor geográfico modele la forma de una ciudad por tratarse de su superficie o contenedor. Sin embargo existen, como se ha demostrado, diversos factores, además del geográfico, que han intervenido en el desarrollo urbano de Lima.

Si bien Lima es una ciudad constituida principalmente en base a dos procesos opuestos y complementarios: la especulación inmobiliaria y la invasión oportunista, a veces espontánea y otras, calculadora. ¿Cuál ha sido el rol del paisaje en la configuración de la ciudad? ¿Es posible afirmar que las características peculiares del territorio limeño han repercutido de algún modo en la forma de su ocupación?

A continuación se ahonda en este tema describiendo las consecuencias de la expansión urbana sobre el paisaje y determinando en qué medida el paisaje propicia las características de dicha expansión.

especulación y rentabilidad del capital propietario y urbanizador de la tierra. Así, se van acentuando los problemas de vivienda y servicios múltiples que le dan finalmente un aspecto de desorden y caos a la ciudad. El crecimiento violento y desmedido de Lima ha representado mucho más que la destrucción del paisaje. La insuficiente planificación y la imposibilidad de seguir los planes trazados con relación a la expansión de la ciudad, han conllevado a graves problemas que padecen hoy a diario todos los que osan habitarla.

La ciudad de Lima ha crecido tan aceleradamente que ninguno de sus servicios urbanos ha podido resistir, así como tampoco ha podido crear una relación orgánica entre sus nuevos pobladores, estableciéndose una dualidad entre la ciudad [legal e ilegal] (Gunther 1992: 295).

La ciudad legal, desarrollada casi totalmente por el capital inmobiliario privado y por los propietarios de la tierra, ha expandido hasta el día de hoy todo tipo de urbanizaciones privadas sobre prácticamente todos los terrenos planos de los valles del Rímac y el Chillón, así como en una parte del valle de Lurín. Esta expansión urbana ha extinguido casi todas las tierras agrícolas que históricamente conformaron el paisaje cultural que rodeaba a la ciudad.

Con respecto a las tendencias y preferencias de ubicación de los barrios que congregan a la clase alta de la sociedad, se puede aseverar que tradicionalmente esta ha buscado vivir alejada de la ciudad consolidada en su afán de tener tranquilidad y exclusividad.

Cuando el territorio se convierte en puro terreno disponible, toda consideración paisajística tiende a quedar postergada. En consecuencia lo peor para el paisaje es la explotación mercantil y la desregulación edificatoria del suelo (de Gracia 2009: 10).

A comienzos del siglo XX, se situaron a lo largo de las avenidas periféricas de la ciudad (figura 11). Tres décadas después el Centro de Lima se veía invadido por la clase popular y actividades económicas como el comercio y servicios administrativos, lo que obliga a la clase alta a abandonarla, para situarse preferentemente en Miraflores y luego en San Isidro, en el camino al sur.

La expansión urbana de Lima había olvidado totalmente cualquier otro criterio que no sea el de la

A diferencia de Chorrillos y Barranco, balnearios de descanso y recreación, los primeros nacerán como

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núcleos “residenciales” y poco a poco, especialmente Miraflores, se irá convirtiendo en ciudad satélite, comunicada con el centro por ferrocarril y tranvía. El distrito de San Isidro crece rápidamente tras la década del cincuenta, y conforme se consolida como nuevo núcleo residencial, Miraflores se va convirtiendo en un centro administrativo y comercial, actividades que se extenderán a San Isidro casi a fines de la década del sesenta.

Nuevamente la clase alta se desplazará, pero esta vez el camino hacia el Sur, que siempre había seguido, estará bloqueado por las barriadas. Su trayectoria sufre entonces una pequeña modificación hacia el Sureste, en los distritos de San Borja, Santiago de Surco y La Molina. Lugares bien situados en relación a su cercanía a los distritos residenciales del Sur y su lejanía a las barriadas (Martínez 1984).

La expansión urbana de la ciudad ilegal o del urbanismo barrial ocupa en la actualidad todos los terrenos eriazos y cerros que circunscriben a la ciudad legal.

Estos empezaron a ser ocupados por poblaciones de bajos recursos que simplemente no podían acceder al mercado de tierras urbanizadas.

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más representativo y, además, la primera barriada denominada oficialmente como tal. A principios de la década de 1940 se forman nuevas barriadas a raíz del terremoto que en el año 1940 destruyó los tugurios de Lima, Callao y Chorrillos. Entre estas destacan las invasiones de los cerros El Agustino y San Cosme. A partir de la década de 1950 las barriadas han tenido un crecimiento notable.

En esta década se forma la primera barriada periférica, la de Ciudad de Dios en los desiertos del Sur, a la que le seguirán rápidamente las gigantescas barriadas del actual distrito de San Martin de Porras, en terrenos aledaños al curso del río Rímac y ocupados por los basurales de la ciudad.

En la década de 1960 la expansión se desarrolla al norte de Lima, conformando las barriadas en los cerros de Comas (figura 12). A principios de la década de 1970 se retoman los arenales de San Juan, Villa y Atocongo, haciendo de ellos la nueva zona explosiva de expansión urbana.

Durante la década de 1980 se desarrollan las barriadas al este de la ciudad. La gran quebrada que alberga a San

Juan de Lurigancho y Canto Grande, así como la de Huachipa son violentamente invadidas. Asimismo, se desarrolla con una interesante proyección urbanística la gran urbanización popular de Huaycán, caso inédito del urbanismo barrial.

En la década de 1990 se produjeron las invasiones de los distritos de Ventanilla y Puente Piedra, en el norte, las zonas altas de Huaycán y Canto Grande al este y los cerros de San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo al sur. En este periodo también surgen las barriadas en la quebrada de Manchay, como un caso aislado y poco o nada documentado. Esta expansión barrial, a diferencia de las demás desarrolladas a fines de siglo, está apartada de las antiguas barriadas y está más bien ubicada al final del eje de expansión urbana privada más exclusiva de la ciudad (Calderón 2005a).

En la década de 1990 puede afirmarse que concluye un ciclo histórico y empieza otro para la tradición urbanística barrial. La barriada limeña aspira a convertirse en “ciudad”. La constitución de nuevos centros alternativos empieza a concretarse en virtud de las fuerzas mismas del mercado. Las demandas

de expansión del mercado de consumidores, antes constreñidas a las zonas privilegiadas, se ubican ahora en la periferia popular de Lima (Ludeña 2009).

Se puede concluir que, en líneas generales, la ciudad legal y la ciudad ilegal no solo se distinguen por la forma de ocupar el territorio, sino también por las características del suelo o del paisaje. El primero habilita tierras agrícolas de propiedad privada y el segundo toma tierras eriazas y cerros, terrenos que pertenecen al Estado y que, al mismo tiempo, son “tierra de nadie”.

Esta tendencia, sin embargo, no ha sido una regla inquebrantable, puesto que existe también el tráfico e invasión de terrenos agrícolas y la habilitación urbana de tierras eriazas por parte del capital privado, como en dos de los casos que son objeto de este estudio.

Asimismo, la ciudad crece hoy simultáneamente de modo multidireccional (hacia afuera y hacia adentro) y con una tendencia clara a la expansión verticalizada, transformando de distintos modos ya no solo el paisaje cultural y natural, sino además el perfil urbano o el paisaje interno de la ciudad.

Esta forma de ocupación a crecido, “trepado”, progresivamente por las estribaciones de la cordillera, penetrando por las quebradas y cubriendo laderas con pendientes cada vez más pronunciadas y peligrosas.

Asimismo, ha ocupado terrenos inestables en arenales, pantanos y riberas, transformando por completo el paisaje natural que contenía a la ciudad.

Hernando de Soto describe que el paisaje del desierto y los cerros que rodean a la ciudad han dejado de ser un paisaje pasivo para incorporarse a la ciudad, cambiando su carácter y dando paso a una personalidad tumultuosa (1986, citado en Gunther 2002: 295).

Si bien se documenta el surgimiento de barriadas antes de los años cuarenta, estas fueron casos relativamente pequeños y aislados. El ejemplo de la ocupación de Leticia en 1933, en el cerro San Cristóbal es el

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Figura 11. Primeras expansiones del urbanismo privado sobre tierra agrícola. La Victoria, Santa Beatriz y Breña en 1940 Fuente: Anónimo, 1940

Figura 12. Primeras expansiones del urbanismo barrial sobre tierra eriaza. Pampas de Comas en 1952.

Fuente: Matos Mar, 1957

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1.4.2. Expansión urbana al Sureste de Lima 1.4.2.1. Primera expansión urbana en el Sureste de Lima: La Molina En el año 1962 se crea el distrito de La Molina, independizándose del gran distrito de Ate a través de la ley 13981, expedida durante el gobierno de Manuel Prado. En este dispositivo se fija una extensión territorial de poco más de 3.800 hectáreas. El distrito se encuentra confinado entre cerros y posee un área plana donde el 40% fue, durante los últimos siglos, tierra agrícola y el 60% tierra eriaza.

Las tierras agrícolas han poseído siempre buen riego, proveído por las aguas del río Rímac, a través del canal prehispánico conocido en el tiempo como Lati, Late y finalmente Ate. En estos campos existieron históricamente grandes extensiones de cultivos de azúcar y algodón, así como la producción de leche de vaca.

Durante el siglo XX existieron tres grandes haciendas en el suelo del actual distrito: La Molina, la mayor de ellas y la que da el nombre al distrito, La Rinconada y Melgarejo. Además, una parte de la hacienda Monterrico Grande. El resto del distrito estaba constituido por tierras eriazas. La extensión minera de Pampa Grande, situada en el límite con el distrito de Cieneguilla representa casi la totalidad de la zona eriaza.

Figura 14. Imagen sátelital de la zona de estudio Fuente: Google Earth, 2010

Figura 13. Mapa de la expansión urbana al Sureste de Lima y ubicación de las canteras en 2010.

Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

La primera habilitación urbana en este territorio fue una parcelación semirrústica ubicada en el antiguo fundo La Rinconada. Esta precede por unos pocos años a la fundación del distrito y es conocida actualmente como la urbanización Rinconada Baja.

La familia Prado emprende esta lotización en el suelo que habían comprado en los años cuarenta a la familia Aparicio Gómez Sánchez, propietarios del fundo La Rinconada. Aquella transacción consistió en la compra de 180 hectáreas, lo que representaba la mitad de la extensión total de dicho fundo. Posteriormente se urbanizan El Harás y Las Praderas (Martínez 1984).

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Figura 15. Expansion urbana del urbanismo privado y barrial en el Sureste de Lima Fuente: Google Earth, 2010

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1.4.2.2. Inicio de las urbanizaciones privadas en terrenos eriazos Vecino a la parcelación semirrústica de Rinconada Baja quedaba el terreno no vendido del fundo La Rinconada, conocido como La Rinconada Alta, formado mayormente por las laderas de un cerro arenoso. En esta zona existía una ocupación de mineros que extraían artesanalmente la arena y piedra de construcción desde 1938, y la desalojaron al establecerse la habilitación urbana. El plan incluía el riego necesario para darle verdor a la ladera, sin embargo, aparecieron inconvenientes técnicos al urbanizar estas tierras eriazas de pendiente pronunciada, como problemas de drenaje y salinidad.

Figura 16. Quebrada de Pampa Grande, La Molina, 1960 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

Figura 17. Quebrada de Pampa Grande, La Molina, 1972 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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Con esta experiencia se inaugura la “era” de la ocupación de tierras eriazas y laderas para la clase alta. Casi simultáneamente a La Rinconada Alta aparecen urbanizaciones similares en el antiguo fundo Monterrico Chico, las actuales Casuarinas y Las Laderas de Monterrico. Todas estas con lotes de 2.000 m2 como área mínima.

A fines de la década de 1940, Arenera La Molina empieza a extraer agregados para la construcción de modo tecnificado en la extensión minera de La Planicie de Pampa Grande. Ese territorio es adjudicado –como denuncio minero– a la familia Aparicio, propietaria aún de la parte colindante del fundo La Rinconada. La incorporación de la familia Aparicio como socia de Arenera La Molina daría inicio a una alianza estratégica que explotaría primero los recursos minerales del territorio para luego habilitarlo ofertando el suelo urbanísticamente. Urbanizaciones como Las Lagunas, La Planicie, La Rinconada del Lago y el Sol de La Molina se desarrollan durante la década de 1970 sobre esta gran extensión de tierra eriaza, es la primera de ellas un caso inédito por estar ubicada dentro de una cantera. Paralelamente, el fundo La Molina, al extremo oeste del distrito, entra en urbanización por gestión de sus propietarios, la familia Raffo, constituyéndose la urbanización La Molina Vieja. Esta tarea fue continuada por la familia Brescia a inicios de la década de 1970 (Martínez 1984).

Figura 18. Quebrada de Pampa Grande, La Molina, 1974 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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Se puede afirmar que la responsabilidad del tipo y del destino de las urbanizaciones de la expansión urbana de La Molina estuvo en manos de unas pocas familias muy poderosas en gran medida por su visión o ambición por los negocios lucrativos. Asimismo, esta exclusiva expansión fue facilitada por el Estado a través de sus obras de infraestructura.

Hacia fines de la década de 1960 se termina de pavimentar el tramo que separaba el distrito de la Carretera Panamericana Sur, obra completada después con la unión de dicha carretera con la Av. Javier Prado. Casi simultáneamente se inician las obras de pavimentación de la carretera a Cieneguilla (avenida Huarochirí) y la autopista que pasa por el cerro Centinela, y conecta a La Molina con el distrito de Santiago de Surco.

Solo a partir de la década de 1970 las tierras agrícolas de La Molina y de los alrededores entran en urbanización; los terrenos pertenecientes a fundos más lejanos del Valle de Surco y Ate, como Monterrico Chico, Camacho, Melgarejo y Monterrico Grande fueron solo parcialmente urbanizados, ya que el capital reservaría zonas estratégicas para ofertarlas más tarde, buscando obtener ganancias mucho mayores a medida que las clases con poder adquisitivo suficiente accedieran al mercado de tierras. En el año 1972, la población de La Molina llegaba a los seis mil habitantes, más del doble de población que tuvo al fundarse el distrito.

Pero si bien La Molina se convertía en un lugar exclusivo para la clase alta de Lima, existía al mismo tiempo una población de clase popular. Esta habitaba las rancherías dispersas del Instituto de Investigación y en Arenera La Molina bastante antes de la creación de las urbanizaciones privadas. Se trata de los trabajadores de los antiguos fundos agrícolas y minas artesanales que habían sido desplazados por el desarrollo urbanizador del distrito.

En 1968 se crea la Cooperativa de Vivienda MUSA, una asociación que reúne a los trabajadores de la municipalidad distrital, la Universidad Nacional

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Agraria, el Instituto de Investigación (SIPA) y Arenera La Molina. Esta asociación trata de comprar un terreno a los dueños de los fundos, pero estos se niegan con el pretexto de preservar el “prestigio” de la zona. Al no conseguir la compra legal de un terreno en el distrito, surgió la probabilidad y el temor de los propietarios de que alguno sea invado, siendo la zona más vulnerable la tierra urbanizada por Arenera La Molina. Por ello, dicha empresa decide “donar” un terreno en el límite de su propiedad y del distrito a la asociación. Sin embargo, dicho terreno de quince hectáreas estaba inscrito a nombre de la Junta Nacional de la Vivienda, por lo cual la asociación finalmente tuvo que pagar un precio que, dada la lejanía y calidad de estas tierras, no se justificaba.

A inicios de los setenta, la cooperativa se encarga de habilitar su nuevo barrio. Para ello, aportan la fuerza de trabajo para la construcción del colector de agua y desagüe del distrito, un tramo de tres kilómetros entre La Laguna y Musa y construyen los núcleos básicos de sus viviendas en coordinación con el Banco de Vivienda. Con todo ello es posible constatar que su ubicación no fue gratuita de ningún modo, pues ella acarrea la instalación de los servicios de agua y desagüe que beneficiaron al Sol de la Molina, además de la generación de un transporte público para el distrito.

Finalmente, en 1972 Arenera La Molina empieza a explotar la cantera María Manuela, al frente de Musa, logrando con ello mantener un nivel bajo de salarios a sus trabajadores (Martínez 1984).

un estimado de 153.000 (Ipsos APOYO Opinión y Mercado S.A. 2009). El crecimiento ha sido de más de diez veces en los últimos treinta años. Actualmente existen dos fuerzas en tensión que disputan el destino del crecimiento de La Molina. Por un lado, el capital inmobiliario y los propietarios de tierras que buscan sacar provecho económico generando la mayor densidad posible. En oposición a estos, la gran mayoría de vecinos del distrito que exige mantener la densidad baja, característica de La Molina, demanda justificada por los problemas que provocaría el aumento del tránsito en un distrito que cuenta con pocas salidas hacia el resto de la ciudad, y en gran medida también por razones preventivas ya que el suelo sobre el cual se posa el distrito es muy inestable en casos de sismo.

Figura 19. Boceto de la Urbanización La Rinconada del Lago Fuente: Folleto comercial de la Urbanización La Rinconada del Lago

“Arriba terreno regalado es caro”.

LuisAlbañil,miembrodelaCooperativadeVivienda Musa Desde la década de 1980 hasta la actualidad la población del distrito de La Molina ha crecido enormemente. Se han desarrollado urbanizaciones en toda su extensión plana y en las partes bajas de casi todas sus laderas.

En el año 1981, el distrito contaba con una población de quince mil habitantes (Martínez 1984), hoy suman

Figura 20. Vista panoramica de quebrada de Pampa Grande, La Molina, 2010 Fuente: Marc Samaniego, 2010

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1.4.2.3. Manchay: una barriada anunciada En 1978 el sociólogo Gustavo Riofrío escribe el libro Se busca terreno para próxima barriada: espacios disponibles en Lima, 1940, 1978 y 1990. En este trabajo se realiza la identificación de los espacios disponibles para los sectores populares, definiendo tres grandes áreas extraurbanas en los sectores norte, sur y este de la ciudad. En este último, se considera a las Pampas de Manchay como el terreno eriazo o espacio disponible más amplio y con mayores posibilidades de convertirse en una barriada.

Figura 21. Parte sur de la quebrada de Manchay. Campos de tunas de la Comunidad Campesina de Collanac.

Fuente: TECNIDES, 1993

Manchay es una depresión natural de doscientas hectáreas de extensión y casi diez kilómetros de longitud, que conecta a la planicie de Pampa Grande (La Molina) con el valle del río Lurín, a la altura del sitio arqueológico Manchay Bajo. Se trata de un territorio aislado y oculto de Lima. Sin embargo, empezó a ser popular desde los años setenta al descubrirse como un sitio ideal para la práctica deportiva del “motocross”.

Por otra parte, el Estado concibió varios proyectos en este territorio como el del Vaso de Manchay, un gran reservorio de agua para Lima. Sin embargo, prevalecieron la explotación de canteras de arena y el proyecto de un gran relleno sanitario con capacidad para soportar diez años de basura de Lima (Riofrío 1978).

Al encontrar dicho relleno sanitario de las Pampas de Manchay, Riofrío afirma categóricamente que allí se formará una barriada. Este pronóstico es justificado por la experiencia de las distintas barriadas conformadas en los basurales de Lima.

Figura 22. Captadores de niebla, Comunidad Campesina de Collanac Fuente: TECNIDES, 1993

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Es así que el primer basural importante que fue ocupado por barriadas fue el que posteriormente se conoció como “El Montón”. A las chancherías de la margen izquierda del río Rímac les sucedieron algunas industrias de la basura, que atrajeron a más pobladores y posteriormente más barriadas, que tenían en las primeras barriadas una especie de polo de atracción. Algo similar ha sucedido con el rellenosanitariodelamargenderechadelaCarretera

Panamericana Sur. Las barriadas Túpac Amaru y 3 de Octubre, han crecido sobre una suave pendiente que empieza frente al Pacifico hasta incorporar las viviendasdeloshabitantesdelbasural(Riofrío1978: 92).

Finalmente, no se desarrolló el relleno sanitario en Manchay, pero este lugar no se salvo de convivir con la basura de los botaderos informales que se desarrollaron en las canteras que extraían arena en la quebrada desde la década de 1960.

La primera expansión urbana en la quebrada de Manchay nace en 1983, como un proyecto de urbanización privada llamado Centro Poblado Rural Los Huertos de Manchay, una gigantesca urbanización semirrústica de 367 hectáreas, sobre un terreno eriazo comprado a la Comunidad Campesina Collanac, en el distrito de Pachacámac. Este proyecto carecía de todos los servicios básicos en su fundación. Contaba con lotes de mil y quinientos metros cuadrados, además de áreas destinadas al equipamiento público de educación y salud, así como zonas recreativas. La urbanización fue relativamente poco poblada en sus inicios, se estima que eran aproximadamente ocho mil habitantes. En 1993 esto cambia radicalmente cuando algunos socios empiezan a subdividir sus lotes y venderlos a bajo precio. Paralelamente, se invaden y trafican muchos lotes aledaños, con lo cual la población crece descomunalmente (Narciso Francia, entrevista).

Al sur de Los Huertos de Manchay, la comunidad campesina Collanac, de unos dos mil habitantes, desarrolló actividades agrícolas, principalmente el cultivo del nopal o tunas y el árbol de tara. La irrigación se organizó por medio de grandes paneles captadores de niebla instalados por la comunidad con asesoramiento de la ONG peruana Asociación Tecnología y Desarrollo (TECNIDES) (León 1995) (figuras 21 y 22).

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Manchay es actualmente una de las barriadas más grandes de Lima y se ha desarrollado independientemente de otras barriadas más antiguas.

Su condición de ilegalidad en su concepción y su lenta regularización, en la cual solo el 25% de la población cuenta con título de propiedad, conjugada con su aislamiento e invisibilidad desde la ciudad, han determinado que la situación de sus servicios y equipamientos sea muy básica. La Municipalidad de Pachacámac ha efectuado diversas obras, así

como diversas organizaciones no gubernamentales y congregaciones religiosas. Todos estos agentes han aportado mucho al desarrollo social de Manchay, sin embargo, las carencias son todavía drásticas.

Con respecto a los servicios básicos, el 60% cuenta con conexiones de agua, sin embargo, el servicio aun no está puesto en marcha. Por otro lado, el 95% de viviendas cuenta con luz eléctrica, este el servicio es más fácil y rápido de adquirir.

Figura 23. Neblina en el Asentamiento Humano La Florida, Manchay Fuente: Marc Samaniego, 2010

Figura 24. Asentamiento Humano San Pedro Mirador, Manchay Fuente: Marc Samaniego, 2010

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Figura 25. Modulos de vivienda marcados con “NO VIVE”, Manchay Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Los equipamientos de educación y salud que existen tienen ciertas limitaciones y problemas. El educativo está conformado por cinco colegios estatales, catorce privados, dos parroquiales y siete guarderías.

Lamentablemente, la mitad de los niños que estudian en estos colegios los abandonan antes de terminar la secundaria. El equipamiento de salud, por su parte, cuenta con dos postas médicas, dos centros de salud, un centro materno infantil y un policlínico. El servicio y la infraestructura son aún básicas (Gonzales 2010).

Aunque hoy no existe una cifra exacta, se estima que la población de Manchay sobrepasa los setenta mil habitantes (Gonzales 2010). El último dato oficial es el del censo del año 2005, que indica una población de 45.563 habitantes. La mayoría de ellos provienen de otras barriadas de Lima y Callao (60%). El resto de la población (40%) está conformada por migrantes de las distintas provincias del país, principalmente de Ayacucho, Junín, Apurímac, Huancavelica, Huánuco, Ancash, Cusco y Cajamarca. Riofrío (1978) constata que son pocas las familias de migrantes provincianos que llegan a invadir u obtener vivienda propia de inmediato. Sin embargo, en el caso de Manchay el número no es nada despreciable. Esta población huyó principalmente del conflicto armado entre Sendero Luminoso y las Fuerza Armadas del Perú que arrasó miles de localidades rurales en la sierra del país.

La expansión urbana de Manchay parece no tener límites. En los últimos años se han llegado a ocupar terrenos en pendientes muy pronunciadas, y otros de menos pendiente pero ubicados en zonas más elevadas. La presión y necesidad de vivienda han llevado a paralizar la extracción de arena de las canteras Santa Catherina y Portachuelo, para habilitarlas conformando progresivamente nuevos barrios en un área central de Manchay.

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1.4.2.4. La expansión de barriadas llega a Cieneguilla La zona donde se hallan las canteras en el distrito de Cieneguilla podrían considerarse una extensión de los fenómenos de explotación minera y expansión de barriadas que acontece en Manchay, más que de los procesos urbanos que han caracterizado al distrito.

El actual distrito de Cieneguilla, fundado en 1970 por el decreto ley 18166, perteneció al gran distrito de Pachacámac, sin embargo, al igual que en el caso de La Molina decide independizarse a raíz de la creación de una nueva expansión urbana.

Cieneguilla se empieza a urbanizar en 1960, al crearse la urbanización semirrústica del mismo nombre, esta se ubica al borde del río Lurín, a veinte kilómetros de su desembocadura. Se conecta con el distrito de La Molina, y con la ciudad de Lima en general por la avenida Huarochirí, atravesando un sector conocido por sus curvas como el Serpentín de Cieneguilla.

1.5. Marco geográfico 1.5.1. Geología y formación del paisaje La geología se define como la ciencia que estudia la composición, estructura y evolución de la Tierra a lo largo de los tiempos geológicos (Mixmade 2008).

En sus más de 4.600 millones de años de existencia, la Tierra ha sufrido continuos y dramáticos cambios en su forma y composición. Los mares, las cadenas montañosas, los glaciares, los ríos y sus valles han desaparecido y se han regenerado de forma continua.

La Tierra es el escenario de la existencia humana,

en la medida en que casi todo lo que hacemos o construimos proviene de ella, es evidente que la naturaleza de la Tierra, o sea su configuración geológica, es el sustento de todo lo que nos rodea y de todas nuestras actividades.

La ciudad de Lima se extiende sobre un paisaje particular, es preciso describir los fenómenos geológicos que lo formaron y que a su vez brindaron las condiciones para que se asienten los primeros pobladores hace quince mil años. La población lugareña, en busca de su supervivencia, transformó el paisaje a lo largo de los siglos, constituyendo finalmente la metrópoli que hoy conocemos.

La primera expansión urbana del distrito de Cieneguilla cercana a Manchay es la urbanización Las Cumbres, expandida a lo largo de la avenida Huarochirí entre los kilómetros trece y quince, y del lado opuesto hacia los profundos hoyos de las canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca.

El proceso de expansión urbana en las canteras de la quebrada de San José de Cieneguilla empieza aproximadamente en el año 2007 y se desarrolla de un modo violento.

Figura 26. Material compuesto por arena y grava del suelo aluvial de la quebrada de Pampa Grande Fuente: Fuente: Marc Samaniego, 2011

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1.5.1.1. Formación del paisaje de Lima Para explicar la formación del paisaje limeño desde sus orígenes geológicos es preciso remontarse a la Era Mesozoica, es decir, entre los 250 y los 65 millones de años atrás, cuando el mar cubría una gran parte del territorio nacional. La costa del continente estaba cercana a la Cordillera Oriental, con la excepción de algunas cadenas de islas formadas por volcanes, en su mayoría submarinos, produjeron las rocas volcánicas que junto con las rocas sedimentarias marinas forman el basamento sobre el que se desarrolla nuestro abanico aluvial.

Figura 27. Quebrada cubierta por la niebla Fuente: www.panoramio.com

De otro lado, el continente sudamericano estaba aún unido al africano. A finales del Mesozoico se inició la gran orogenia andina que da lugar a la emergencia y levantamiento de la Cordillera de los Andes. Con ello se establecen las redes de drenaje, los ríos que descienden por la ladera occidental de los Andes para desaguar en el Océano Pacífico, entre los que se encuentra el río Rímac. El recién nacido río Rímac fue erosionando las rocas del basamento, que forman los cerros circundantes a la ciudad de Lima, y excavó un profundo valle que posteriormente seria rellenado por los materiales que iba depositando (Mixmade 2008).

La mayor parte de las planicies sobre las cuales se asienta la ciudad, es producto de gigantescas avenidas sucesivas que en épocas interglaciares se precipitaron desde la cordillera y llenaron con lodo y cantos rodados los espacios disponibles entre esta y el mar.

Pero en las eras glaciares el nivel del mar, debido a la acumulación de nieve en los grandes glaciares, estaba muy por debajo del actual. Es posible suponer que el cono de deyección, producido por las avalanchas al derretirse los glaciares, iba a ser lentamente devorada por el mar, mientras este volvía a su nivel, formando así los acantilados que caracterizan el frente marino de la ciudad.

Figura 28. Cerros pedregosos Fuente: Renzo Olcese

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Juan Gunther y Guillermo Lohmann (1992), explican las características sísmicas del territorio de Lima

partiendo de los procesos geológicos que forman la realidad física del planeta. La corteza terrestre está dividida en placas que se mueven empujándose unas a otras. Se denomina “Placa de Nazca”, a la que nace en el centro del Océano Pacifico para trasladarse como fondo marino hacia el Este, y “Placa Sudamericana” a la que nace en medio del Atlántico. La mitad de esta última está sumergida y la otra emerge como América del Sur, que a su vez, está sobremontada a la de Nazca.

La cordillera de los Andes, verdadera espina dorsal del subcontinente y soporte del suelo limeño, nace de la presión que ejercen entre sí las placas descritas.

El deslizamiento entre las placas es esporádico y se da al liberarse la energía acumulada, produciendo vibraciones conocidas como temblores o terremotos.

La costa peruana, donde se ubica Lima, está inscrita en el denominado Cinturón de Fuego del Pacifico, zona caracterizada por concentrar las zonas de subducción (proceso de hundimiento de una placa bajo otra) más importantes del mundo, lo que ocasiona la actividad sísmica y volcánica más intensa del planeta.

Para completar el panorama de la región limeña antes de la llegada del hombre a ella, hay que añadir tres elementos que posteriormente desempeñaron un papel importante en su historia: las dunas de arena que cubrían la mitad del cono de deyección del río Rímac, la vegetación de lomas en las crestas de estas dunas y los cerros vecinos y, por último, el afloramiento de agua dulce en algunos lugares que a la postre fueron estratégicos.

La arena que cubrió toda la parte alta del valle vino empujada por el viento del suroeste que acompaña a la corriente marina de Humboldt. Esta arena es depositada constantemente por el oleaje en las playas de Conchán para ser luego transportadas al interior.

Como paralelamente existía frente al mar una pequeña cadena de cerros, esta se convirtió en una enorme duna de arena (Lomo de Corvina) que servía como trampolín para regar de arena al fondo del valle. Esto explica el paisaje desértico del sur de Lima, así como la presencia de arena en cerros como San Bartolomé

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(El Agustino) o San Francisco (Surco) y en las partes altas de las quebradas de La Molina y Canto Grande (Gunther y Lohmann 2002).

Las partes altas de los cerros y las dunas de arena estaban cubiertas por una densa vegetación de lomas.

Esta se producía por la retención de las neblinas, que también acompañaban a la corriente marina, por las estribaciones de la cordillera. Esta vegetación que se ha ido desvaneciendo a lo largo de los siglos, fue hábitat natural de muchas especies de animales y plantas que ayudaron al sustento de los primeros limeños (Antúnez de Mayolo 1981, citado en Gunther y Lohmann 1992).

Por último, el paisaje de Lima se completa con las zonas servidas por agua dulce. Esta tiene un origen subterráneo; se extiende bajo el cono de deyección manteniendo una napa freática permanente; en

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algunos puntos el agua subterránea aflora a la superficie, formando lagunas pantanosas (Escarcena 1998). Estas se encontraban en abundancia en la parte baja de los acantilados servidas por chorros ubicados a la altura del nivel freático de las aguas subterráneas del valle, así como en el área de encuentro de los conos del Rímac y del Chillón, formando una laguna llamada Aznapuquio y en la Atarjea, lugar de donde tradicionalmente la ciudad se ha dotado de agua y que es un afloramiento producido cuando la capa freática del río Rímac encuentra un cerro como obstáculo (Adams 1905, citado en Gunther y Lohmann 2002).

Así se completó el escenario en el que desarrolla la historia de Lima, es decir, el gran espacio geográfico con sus contornos singulares dentro del cual los humanos iniciarían la gran gesta de convertir este medio en su hábitat y en el de sus descendientes (Gunther 2002).

1.5.1.2. Paisaje del Sureste de Lima La zona denominada como el Sureste de Lima Metropolitana está comprendida por los distritos de La Molina, Pachacámac y Cieneguilla. Se trata de una zona de quebradas secas comprendidas entre los valles del Rímac y Lurín, que se ubican entre una altura de 350 a 900 m.s.n.m. De acuerdo a la clasificación de Pulgar Vidal, la zona corresponde a la parte baja de la Yunga, es decir, al Yunga Lurin. La zona de estudio comprende específicamente tres grandes quebradas: Pampa Grande en La Molina, Manchay en Pachacámac y San José en Cieneguilla. Este territorio está compuesto por tierras eriazas, no aptos para la agricultura, por falta de agua. Los cerros que emergen se caracterizan por ser rocallosos y estar parcialmente cubiertos por arena eólica, al igual que las partes bajas de las quebradas o planicies.

El clima es por lo general templado y saludable; la atmósfera de abril a diciembre se caracteriza por un amanecer nublado, que solo eventualmente produce una débil llovizna llamada garúa. Estas nieblas se disipan durante el día para dar paso a un ambiente templado y hasta soleado; contrariamente, en las noches la temperatura desciende causando una sensación de frío. La atmósfera de diciembre a abril se caracteriza por alternar días y noches despejados con la esporádica aparición de nubes que llegan a producir algunas lluvias. En general la temperatura fluctúa entre 20 °C y 27 °C, durante el día, en cambio las noches son frescas y frías, con una temperatura promedio de 11 °C a causa de la humedad y los vientos que bajan de las regiones más altas.

Figura 29. Paisaje característico de la Yunga Lurín Fuente: Renzo Olcese

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Se caracteriza este medio ambiente denominado quebradas secas por la presencia de cerros agrestes, de variable altura y pendientes escarpadas, con elevaciones progresivas hacia el Este, alternadas con quebradas, superficies erosionadas, rupturas de terreno, acantilados, despeñaderos y empinados cerros resquebrajados. Las lluvias son escasas en este

ambiente y en general el clima es cálido y seco. Sin embargo, la poca evaporación producida cerca del litoral logra acumular neblinas que ingresan a la costa, permitiendo así la aparición de una vegetación que reverdece estacionalmente conocida como la flora de las lomas. En el Sureste de Lima no existió un relicto tan significativo de lomas, como por ejemplo se encuentra hasta hoy en las lomas del Sur de la ciudad (Lomas de Atocongo).

La presencia del cono de deyección del río Rímac fue de primera importancia para la transformación del paisaje por el hombre. Este permitió, como suelo fértil para la agricultura, el surgimiento de los campos de cultivo en la parte baja de La Molina.

Otra fuente de agua que permitía la aparición de vegetación aprovechable fueron las lagunas de origen subterráneo.

En La Molina existió una laguna de aproximadamente cuatrocientas hectáreas, en zona que hoy conocemos como la Molina Vieja. La desaparición de esta laguna, como muchas que existieron en la costa peruana, se debe principalmente a los procesos urbanos, al excesivo bombeo del agua del subsuelo y los desecamientos artificiales para fines agrícolas y de urbanización (Escarcena 1998). Asimismo, las actuales zonas de Manchay y Cieneguilla son abastecidas por agua bombeada del valle del río Lurín (AQUATEAM Ingenieros SAC 2009).

La zona Sureste de Lima es particularmente vulnerable a los efectos de un sismo, principalmente en las partes bajas de las quebradas donde la capacidad portante del suelo es baja por estar cubierto de arenas finas.

Por su parte, las zonas conformadas por las laderas de cerros donde existen afloramientos rocosos o estratos gravosos de origen aluvial y pequeño espesor, presentan una buena capacidad portante. El comportamiento dinámico del terreno en esta zona es adecuado, por lo que se espera que no incremente el nivel de peligro sísmico, excepto en las áreas de fuerte pendiente. (Figura 31).

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Figura 30. Mapa geomorfológico del Sureste de Lima Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: INDEHPA (Escarcena, 1998)

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Figura 31. Mapa de zonificación sísmica del Sureste de Lima Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Universidad Nacional de Ingeniería - Facultad de Ingeniería Civil - CISMID, 2005 (Mixmade, 2008)

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1.5.2. Minería a tajo abierto y deformación del paisaje 1.5.2.1. Explotación de las canteras en Lima Con relación a las canteras en Lima, la publicación Diagnóstico de mercado de la minería e industria no metálica de la región Lima-Callao, elaborada por los ingenieros Mario Carpio, Rubén Castro y Alejandra Díaz (1995), describe de modo claro las características especificas y el panorama general de la explotación minera no metálica en la región.

Se define a los minerales no metálicos o minerales industriales como aquellas sustancias minerales utilizadas en procesos industriales directamente o mediante una preparación adecuada en función de sus propiedades físicas y químicas y no en función de las sustancias potencialmente existentes, ni de su energía.

Se clasifican a continuación los principales minerales no metálicos explotados en Lima, se indican sus usos en la industria: – Arcillas comunes: uso para la producción de ladrillos, losetas y adobes.

– Calizas: usos en las industrias de cemento y cal, además en la industria metalúrgica, papelera, curtiembre y agro-industria.

– Granito y mármol: uso en la construcción como roca ornamental (revestimientos, pisos, losetas, terrazos, etc.).

– Yeso: uso en la industria del cemento y cerámica, además en la industria química y farmacéutica, así como en la agroindustria.

– Arenas: uso como agregado en la construcción.

– Grava arena: (partículas de arena más gruesa, usualmente mezclada con piedras de canto rodado). Uso como agregado en la construcción.

Figura 32. Mapa de ubicación de las principales canteras de minerales no metálicos en Lima Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: INGEMMET

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La minería no metálica en el Perú, se ha caracterizado por su participación casi estacionaria (debajo del 1% del PBI) por décadas con respecto al conjunto

de la economía nacional. Entre los factores que contribuyeron al atraso del subsector minero no metálico podemos citar: un pequeño y recesivo mercado industrial, la pérdida del poder adquisitivo de la población, la tradicional preferencia por la explotación metálica, el incremento de las importaciones de productos no metálicos y la creciente informalidad. Las balanzas comerciales de las sustancias y productos no metálicos han arrojado saldos negativos durante la década de 1980, sin embargo, se observa una tendencia descendente en las importaciones y la tendencia a incrementar las exportaciones. Es importante tener en cuenta que, al inicio del próximo siglo, la demanda mundial de minerales no metálicos sobrepasará a los metálicos debido principalmente al reciclaje de estos últimos.

El centralismo de Lima, la capital del Perú, no solo se observa en cifras poblacionales y económicas, sino que además vinculada a estos, se refleja en la densidad de denuncios mineros e industrias que se encuentran en el entorno inmediato de la metrópoli.

A nivel nacional, la región Lima-Callao representa el 32% de la población, el 17% de denuncios no metálicos y el 80% de la industria. A su vez, dentro de la región, Lima Metropolitana representa el 90% de la población, el 63% de denuncios registrados, el 54% de la producción de sustancias no metálicas, mayormente dirigidos al subsector construcción, y el 97% de las industrias relacionadas con el consumo de sustancias no metálicas (Carpio et al. 1995).

La participación de la construcción en el PBI nacional se ha incrementando. El crecimiento en el 2007 fue de 16,6% y de 19,8% en el 2008. Ello se ve reflejado en las grandes inversiones que estaban ejecutando o planificando las cementeras del país. Las perspectivas en este subsector y el efecto multiplicador que tiene en el ámbito económico y social, se presentan muy favorables al existir en gran medida un déficit de viviendas e infraestructura, cuya ejecución demandará minerales y diversos productos no metálicos (de Althaus 2009).

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Figura 34. Cantera de caliza en Atocongo Fuente: ctarrillo (www.panoramio.com), 2007

Figura 33. Evolución de las canteras de Lima entre el año 2002 y 2010 Fuente: Google Earth, 2002 y 2010

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Figura 35. Pirámide Catalina Huanca en medio de una cantera de arena Fuente: Lizardo Tavera (www.panoramio.com), 2008

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La mayoría de denuncios mineros en la provincia de Lima extraen sustancias como arenas (174), grava y arena (144), caliza (115) y arcilla (62); todos ellos están destinados principalmente a la industria de la construcción. Asimismo, estas sustancias registran los mayores volúmenes de reservas. Este subsector absorbe el 52% del consumo de sustancias no metálicas a nivel regional.

Algunas de las extracciones de sustancias no metálicas intervienen directamente con un mínimo de tratamiento, como las arenas, gravas, arcillas, piedras laja y granitos. Entre los áridos, que representan el mayor número de denuncios, se emplean dos tipos.

Por un lado, aquellos que se extraen manualmente y la única operación es clasificarlas por medio de zarandas o cribas. El otro es obtenido mecánicamente mediante chancado y su selección respectiva. En ambos casos son explotados por empresas establecidas y también informales.

A partir de estos mismos minerales no metálicos y algunos otros como la caliza y el yeso, se producen

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también diversos productos que requieren de mayor elaboración como el cemento portland, puzzolánico y clinker; cal y yeso, ladrillos diversos, azulejos, baldosas, sanitarios y demás productos cerámicos (Carpio et al.

1995).

Se encuentran operativas diversas canteras dentro del área de expansión urbana de Lima. Están ubicadas en todo el contorno de la ciudad en un radio aproximado de quince a treinta kilómetros del Centro Histórico de Lima. Las reservas de sustancias no metálicas más explotadas para la construcción como las de arcilla y caliza se localizan en zonas puntuales de la ciudad, mientras que las de arena se ubican de modo disperso.

La arcilla, se encuentra depositada en zonas cercanas a ríos, es el componente básico del ladrillo y se localiza principalmente sobre las áreas agrícolas de Huachipa al Este y Carabayllo al Norte.

1.5.2.2. Explotación de las canteras en el Sureste de Lima La información más precisa con respeto a los denuncios mineros del Perú se halla en el programa electrónico de acceso público GEOCATMIN. Esta base de datos interactiva fue diseñada por el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET) y a través de sus aplicaciones es posible ubicar todas las concesiones mineras del país, determinar su situación, el año de su concesión, el nombre del titular, el área que comprende, el tipo de minerales que extrae, entre otros. Asimismo es posible visualizar los expedientes de todos los denuncios mineros. A continuación, se elabora una breve reseña sobre la historia y las características de cada una de las canteras, posteriormente habilitadas, que son objeto de esta investigación.

La explotación minera en el Sureste de Lima empieza en 1938, cuando un grupo mineros empezó a extraer artesanalmente la arena eólica acumulada en las laderas del cerro donde actualmente se ubica la urbanización La Rinconada Alta. De allí en adelante se explotó la arena y grava de la quebrada de Pampa Grande, la quebrada de Manchay y la quebrada de San José.

Las ladrilleras de Huachipa serían descritas ya en 1978, por Gustavo Riofrío, como “grandes zanjas que le dan a la zona el aspecto de un campo bombardeado durante la guerra” (figura 36).

Por otro lado, la caliza, principal componente del cemento, es una roca sedimentaria que aflora principalmente en los cerros de Atocongo y Lurín, al Sur de Lima (figura 34).

La arena, finalmente, es un conjunto de partículas pequeñas de rocas disgregadas que sirve, junto al cemento para la elaboración del concreto y junto a la arcilla para la elaboración del ladrillo, además de servir para la elaboración del vidrio.

Las reservas de arena se localizan principalmente en las diversas quebradas secas y algunas laderas de las estribaciones andinas, así como en las pampas, donde el viento ha acumulado partículas de arena, generando extensos desiertos (figura 35).

Figura 36. Niños trabajando en las ladrilleras de Huachipa Fuente: vueltaenu.co.cr, 2009

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Figura 37. Cantera Rosa Mercedes, 1959 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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1.5.2.2.1. Cantera Rosa Mercedes 208

1.5.2.2.2. Cantera María Manuela

1.5.2.2.3. Canteras Santa Catherina y Portachuelo

Los recursos minerales de las tierras eriazas de Pampa Grande, en el actual distrito de La Molina, empiezan a ser explotadas industrialmente desde 1947 por Arenera La Molina. Esta empresa fue fundada por Eduardo Figari Cuadra y Juan Stoessel, quienes ya tenían experiencia en el rubro al poseer la Chancadora de Limatambo, en el distrito de Surquillo.

Esta cantera se empieza a explotar, justamente cuando concluyen las operaciones en Rosa Mercedes 208, donde iniciaban el proceso de habilitación urbana. Arenera La Molina se muda a una nueva cantera ubicada a tres kilómetros al Este de la primera durante la década de 1960. En esta cantera también se instala una planta de concreto, en este caso se elaboran cajones para los cementerios. Esta cantera, parcialmente operativa en la actualidad, ha llegado a explotar un área de similar extensión a la primera, es decir en el orden de las 80 hectáreas.

Estas canteras se ubican en la zona norte de la quebrada de Manchay. La cantera Santa Catherina tiene un área explotada de 36 hectáreas y la cantera Portachuelo una más pequeña con de 10 hectáreas. La primera se ubica a lado Oeste de la carretera que atraviesa la quebrada de Manchay (avenida Víctor Malásquez) y la falda del cerro Tres Cumbres y la otra al lado Este de la carretera cerca al cerro Portachuelo de Manchay.

Si bien no se sabe exactamente la el año de inicio de las operaciones extractivas en estas canteras se sabe que en 1963 se realiza un denuncio minero sobre esta área, con el nombre de “Mi Beatita”. La certificación del denuncio (INGEMMET) informa que “la zona del denuncio no es apta para fines de expansión urbana, que no existen barriadas en el denuncio ni en sus proximidades y que existen denuncios vecinos en procesos de explotación que cuentan con las instalaciones necesarias para dichos fines”.(figura 41)

Aquel conocimiento en el oficio empieza para Figari desde su juventud, cuando trabajó como empleado en la Chancadora de Mirones, en el Cercado de Lima.

(Eduardo Figari Gold, entrevista). El terreno donde se emplazó la minera fue arrendado por la familia Aparicio, dueños de las tierras desde 1955, cuando logran que el Estado les adjudique esta gigantesca y árida planicie, vecina al fundo La Rinconada de su propiedad. En 1958 los Aparicio deciden asociarse a la Arenera La Molina, forman una sociedad, en principio capitalista minera, pero que tenía en la mira otro negocio: la habilitación urbana. En estas canteras se producían, por primera vez en La Molina, minerales no metálicos como arena, piedra chancada y piedra calificada con métodos tecnificados. Estos estaban destinados directamente como agregados para la industria de construcción.

El desempeño de la producción motivada por el auge de la construcción en Lima, convierte rápidamente a la Arenera La Molina en la primera proveedora de agregados para la construcción de la ciudad con más del 50% de la producción (Martínez 1984). La arenera llegó a explotar un área que rodea las 80 hectáreas.

Figura 38. Cantera Maria Manuela, 1974 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

La empresa minera contaba en su terreno con viviendas para los trabajadores, un área administrativa, talleres mecánicos y una planta de concreto premezclado, Copresa, luego llamada Unicon. Además contaba con camiones y maquinaria propia.

1.5.2.2.4. Canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca Estas canteras se ubican en la zona sur de la quebrada de San José en Cieneguilla. Ambas canteras se hallan al margen norte de la carretera La Molina-Cieneguilla entre los kilómetros 13 y 15. La cantera Arenera Ate tiene un área explotada de 23 hectáreas y la cantera Padre Fray Pedro Urraca una similar de 22 hectáreas.

Si bien no se sabe exactamente la el año de inicio de las operaciones extractivas en estas canteras se sabe que en 1993 se realiza un denuncio minero sobre esta área, con el nombre de “Toño” (INGEMMET).

Este denuncio se sobrepone a muchos otros como se observa en la figura 43.

En 1999 el Área Técnica de Oficina de Concesiones Mineras (Resolución Jefatural N° 03998-99-RPM) denuncia que “las cuadriculas de petitorio Toño se superponen totalmente al área urbana de la Provincia de Lima Metropolitana con Ordenanza Municipal” declarándola no peticionable, según la Ley que regula las concesiones mineras en áreas urbanas y de expansión urbana N° 27015. Sin embargo, el artículo 8 de esta misma ley ofrece una salida a esta y muchas más concesiones, exceptuando de la aplicación de la ley a los denuncios mineros con áreas menores a diez hectáreas por lo cual muchos denuncios se subdividen para tal efecto.

La cantera Arenera Ate ha dejado de operar en el año 2008, mientras que la cantera Padre Fray Pedro Urraca sigue extrayendo arena en un sector reducido del área original de su concesión.

Figura 40. Zaranda en la cantera Santa Catherina Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 39. Proceso extractivo en la cantera Maria Manuela Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Capítulo 2 Análisis de los casos de estudio Figura 41. Demarcacion del denuncio “MI BEATITA” Fuente: INGEMMET

Figura 42. Demarcacion de denuncios “TOÑO” y “MI BEATITA” Fuente: INGEMMET

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Figura 43. Superposiciones al denuncio “TOÑO” Fuente: INGEMMET

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Figura 44. Evolucion de los casos de estudio entre el año 2002 y 2010 Fuente: Google Earth, 2002 y 2010

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Figura 45. Linea de tiempo y superposicion de la habilitacion urbana y las canteras Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Figura 46. Comparacion entre las areas de las canteras y las habilitacion urbanas Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Figura 47. Mapa de ubicación de las canteras y situación actual, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth Figura 49. Mapa de ubicacion de los casos de estudio dentro de la trama urbana Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 48. Mapa de ubicación de los botaderos de basura y desmonte, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

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2.1. Urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina

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2.1.1. Estrategias de habilitación urbana de la cantera Rosa Mercedes 208 2.1.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana Arenera La Molina, en principio empresa minera, tenía en la mira otro negocio: la habilitación urbana. Así, al poco tiempo del ingreso de los Aparicio a la sociedad, se inicia la habilitación urbana de la gigantesca cantera Rosa Mercedes 208 y de una extensión significativa de la planicie de Pampa Grande. Estas urbanizaciones privadas fueron denominadas Urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina y Parcelación Semirrústica La Planicie, respectivamente. De este modo, se sientan las bases para una asociación productiva eficiente: explotación minera racional, en favor de la explotación urbana de la tierra, actividades aparentemente incompatibles hasta entonces.

Figura 50. Urbanizacion Club Campestre Las Lagunas de La Molina Fuente: Google Earth, 2010

La habilitación urbana de esta cantera se inicia aproximadamente en 1960. Se trata de una obra de ingeniería pionera en su clase a nivel nacional e incluso, posiblemente, en el plano mundial. Sobre un territorio eriazo como este, el primer reto era abastecer de agua el lugar para arborizar el paisaje. El plan de transformar este paisaje relicto fue concebido por Eduardo Figari Cuadra, proyecta establecer un ingenioso sistema que transporta el agua por canales, reservorios y tanques elevados para irrigar, por gravedad, esta inmensa quebrada seca desde las partes altas. Es precisamente esta idea la que hace de esta habilitación urbana un caso inédito. Por su parte, todos los esfuerzos de movimiento de tierra fueron dirigidos a transformar los empinados taludes en pendientes moderadas, dejando solo el fondo del hoyo de la cantera que sería llenada por agua.

Al ser Arenera La Molina, al mismo tiempo operadora de la explotación minera de la cantera y gestora de la habilitación urbana de esta, es posible advertir la existencia de una significativa coordinación en la logística interna para ambas actividades. Conforme las operaciones extractivas abandonaban la cantera, preparaban el territorio explotado racionalmente para hacerlo habitable. La reconfiguración del remanente minero requirió un significativo movimiento de tierra para nivelar el suelo, definir los taludes, construir los reservorios de agua y la gran laguna. Para ello, Arenera La Molina contaba con la maquinaria y mano de obra necesarias para enfrentar el desafío, adaptó el remanente minero con el fin de crear un paisaje amigable. Asimismo, la empresa contaba con un importante capital acumulado en relativamente pocos años, proveniente de su desempeño en la explotación de arena, grava y piedra, así como de su planta de concreto premezclado. La ejecución de la habilitación de la cantera fue viable, por tanto, desde el punto de vista técnico y económico.

Figura 51. Descripcion de la urbanizacion Fuente: Folleto comercial de Las Lagunas de La Molina

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Figura 53. Ruinas de la infraestructura de Arenera La Molina Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 54. Situacion actual de las casas de los trabajadores de Arenera La Molina construidas en la decada de 1950.

Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 52. Santisimo Madero. Cruz de La Rinconada Alta. Reliquia de La Molina que data de 1880 Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 55. Cantera Rosa Mercedes 208, 1957 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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Figura 57. Urbanizacion Club Campestre Las Lagunas de La Molina, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

Figura 56. Urbanizacion Club Campestre Las Lagunas de La Molina, 1977 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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Figura 58. Secciones de la Cantera Rosa Mercedes 208, 1957 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 59. Cantera Rosa Mercedes 208, 1957 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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Figura 60. Secciones de la Urbanizacion Club Campestre Las Lagunas de La Molina, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 61. Cantera Rosa Mercedes 208.

(Ver primer reservorio de agua y hoyo destinado al segundo) Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional, 1961

Figura 62. Las Lagunas de La Molina.

(Ver terrenos deportivos del colegio Newton sobre el primer reservorio y segundo reservorio lleno de agua) Fuente: Fuente: Google Earth, 2010

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2.1.1.2. Estrategias de habilitación urbana Estrategia 1: Sistema de canales, reservorios y tanques elevados El aprovisionamiento de agua requirió la construcción de un nuevo canal, extendió un ramal del antiguo canal prehispánico de Ate, que irrigó históricamente todas las haciendas de La Molina. Este nuevo canal transporta el agua bordeando el cerro donde se hallan actualmente el Banco de Crédito y las urbanizaciones El Refugio y La Rinconada Alta, hasta llegar a un primer reservorio, ubicado en uno de los hoyos dejado por la arenera.

Desde esta laguna, y experimentando un primer proceso bastante simple de filtrado, el agua pasa a una segunda laguna, mucho más grande, situada metros más abajo. Ambas lagunas se ubicaron dentro del terreno que pertenece actualmente al colegio Newton, sin embargo, la primera ha desaparecido, se transformó en las áreas deportivas del colegio.

Figura 63. Sistema de canales, reservorios y tanques elevados Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional, 1974 y entrevista a Eduardo Figari Gold

Figura 64. Canal de agua llenando uno de los reservorios Fuente: Archivo de Eduardo Figari Gold

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El agua del segundo reservorio aun existente tiene dos destinos. El primero es abastecer la gran laguna ubicada en la cota más baja de la cantera. Es importante precisar que esta laguna no cumple la función de reservorio dentro del sistema de irrigación de la zona.

Se trata del elemento central de la urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina, conocida simplemente por los residentes de la zona como “Las Lagunas”. Su objetivo es paisajista y deportivo, ejecutada con el criterio de generar valor al conjunto de la habilitación urbana.

Figura 65. Movimiento de tierra en los taludes de la cantera Fuente: Archivo de Eduardo Figari Gold

El segundo destino del agua del reservorio en cuestión, es abastecer a la parcelación semirrústica La Planicie, ubicada a mayor altura y cuyo elemento central es un gigantesco campo de golf. Para lograr este objetivo, el agua es bombeada a un tanque elevado ubicado en la ladera del cerro más cercano al reservorio; desde ahí la dirigen a un tercer reservorio por medio de un canal que bordea el cerro. Este tercer reservorio da lugar a otra habilitación urbana llamada Parcelación Club Campestre La Laguna, conocida por los vecinos

como “Club Campestre”. Desde dicho reservorio se bombea nuevamente el agua hacia un segundo tanque elevado, del cual parte un canal que irriga la parte baja del campo de golf de La Planicie, en la zona central se agrupan una serie de pequeñas lagunas. El sistema de tanque elevado y canal se replica una vez más para llevar el agua hasta la parte más alta del campo de golf, bombeándola a un nuevo tanque, de ahí desciende un canal que irriga el lado sur de la urbanización, contenida por unos pequeños cerros. El agua manejada a través del sistema descrito es empleada para arborizar las calles y los cercos verdes de toda la urbanización y, con ello, ofrecer un lugar más atractivo para habitar (Eduardo Figari Gold, entrevista).

La construcción de las lagunas no fue nada fácil, Rosa Martínez (1984) documenta que aparecieron problemas de drenaje y absorción, porque el agua se filtraba en cantidades apreciables. Para subsanar este inconveniente los urbanizadores convienen en llenar con una capa de arcilla el fondo de las lagunas y sembrar plantas acuáticas.

Estrategia 2: La laguna La intervención de la laguna central es la principal característica y atractivo de la urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina. Esta inmensa laguna de diez hectáreas es el elemento protagónico del paisaje y produce un ambiente apacible, pero además cumple un rol activo en la urbanización al posibilitar la práctica de deportes acuáticos y la pesca.

Las aguas de la laguna se conservaban limpias, estaban constantemente renovadas y oxigenadas por un proceso biológico natural que se producía desde su origen. Por ello, era posible nadar en ellas. Hugo López, vecino de la zona, cuenta que durante su infancia era habitual para él y sus amigos nadar en la laguna. “Los residentes solían colocar mallas en las orillas para limitar las zonas de baño”. Sin embargo, había algunos peligros. “El suelo era muy lodoso, una vez una persona saltó a la laguna para nadar y nunca salió. Fueron buzos a buscarlo y encontraron su cuerpo enterrado en el lodo”. Otra anécdota curiosa

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contó Hugo López, durante un periodo la laguna fue residencia de un cocodrilo. “Uno de los vecinos crío un cocodrilo en la laguna. Si bien el personal del zoológico lo capturó y se lo llevó, ya nadie más se metía al agua”. Durante las décadas de 1960 y 1970, cuando se habilitaba la cantera y se habitaba lentamente, era además común pescar en la laguna. La concepción del proyecto incluía la presencia de peces para generar un medio ambiente sostenible y propiciar la pesca deportiva. El folleto publicitario de la urbanización promociona este aspecto. “El tucunaré, el acaraguazú y el pejerrey de río serán sus piezas predilectas cuando se dedique al saludable deporte de la pesca. Estas especies, sembradas desde hace varios años, abundan en la laguna. Usted experimentará la satisfacción de la tenaz resistencia del tucunaré… o del delicioso sabor de un pejerrey acabado de pescar”. El ecosistema de la laguna estaba complementado por la presencia de cisnes y flora acuática.

Figura 66. Pesca en la laguna Fuente: Folleto comercial de Las Lagunas de La Molina

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Por otro lado, la posibilidad de practicar deportes acuáticos, o simplemente navegar en la laguna fue uno de sus principales atractivos. Se promocionaron y desarrollaron competencias deportivas de remo, moto acuática y esquí acuático. La laguna permitía, además de estos usos deportivos, otros de carácter recreativo como el paseo en velero. El folleto publicitario lo anuncia de la siguiente manera: “El paseo en el vistoso ‘sun fish’ será uno de sus entretenimientos favoritos cuando resida en… Las Lagunas de La Molina”. Esta clase de actividades son inimaginables en una ciudad como Lima, donde no existen más lagos naturales y los ríos son torrentosos. La laguna artificial ofrece a sus residentes un estilo de vida similar al que las clases altas de un mundo cada vez más globalizado podrían aspirar. Al respecto, la publicidad advierte: “Al igual que en Miami, casas con embarcaderos propios darán una nota singular a esta exclusiva urbanización.

Habrá otros en el Club Campestre-Náutico, para uso exclusivo de sus propietarios”. Este aspecto es fundamental en el proyecto, tanto así que la toponimia de las calles hace explícita referencia al mundo de la navegación con nombres como el velero, la fragata, la balsa, la canoa, el mástil, el muelle, la ensenada, el faro, las redes, el remo, la proa, el ancla o el arpón.

Al haber numerosas calles y pasajes, la elección de los nombres se torna en momentos más específica y curiosa con denominaciones como el junco, la bitácora, botalón, la eslora, la boya, el foque, la yola, el timonel o la chalana.

Figura 67. boceto del sun fish en el embarcadero del Club nautioo Fuente: Folleto comercial de Las Lagunas de La Molina

Figura 68. Paisaje que propicia actividades al aire libre y nado en la laguna Fuente: Folleto comercial de Las Lagunas de La Molina

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Estrategia 3: Servicios

Estrategia 4: Promoción comercial

Una vez adaptado el territorio mediante operaciones de movimiento de tierra y paisajismo, se instalan los servicios básicos de agua potable, desagüe y luz. El agua se conseguía originalmente por bombeo desde pozos ubicados en la parte baja de la quebrada. Con el paso del tiempo, la napa freática bajó y el agua empezó a mineralizarse. Fue necesario entonces conectar a las urbanizaciones con la red de agua proveniente de los pozos de La Atarjea. Sin embargo, en la actualidad algunos pozos de La Molina han sido recuperados para su función (Eduardo Figari Gold, entrevista). El folleto de publicidad de la urbanización informa además de la existencia de otros servicios importantes como la línea troncal de teléfono y el servicio permanente de ómnibus.

Habilitados los servicios básicos se empezaron a vender lotes de la urbanización Las Lagunas de La Molina paralelamente a los de la Parcelación Semirrústica La Planicie. El clima soleado y la tranquilidad fuera de una ciudad saturada de autos y ruido fueron las principales condiciones que motivaron la compra y construcción de viviendas en estas urbanizaciones.

Rosa Martínez (1984) documenta que los lotes de esta urbanización fueron vendidos a un precio relativamente bajo. El valor del metro cuadrado estaba dos veces más bajo que el de otras urbanizaciones de la época como El Condado de Camacho o Valle Hermoso. Sin embargo, la limitación para la compra se presentaba en la forma de pago, exigía el 50% del valor total del terreno como cuota inicial y el resto pagado en solo 24 meses. Estas condiciones, sin duda, propiciaban y privilegiaban a que solo las clases altas adquieran los terrenos de estas urbanizaciones. Sin embargo, algunos compradores iniciales reservaron sus terrenos sin construir por largos años, recién a partir de la década de 1980, hacen la partición de sus lotes, especulan con ellos y aprovechan el valor adquirido conforme el distrito ha ido desarrollándose.

Figura 69. Mapa de ubicacion Fuente: Folleto comercial de Las Lagunas de La Molina

Con respecto a ello, los proyectistas de la urbanización ya habían anticipado en su folleto publicitario lo siguiente. “La adquisición de un lote en Las Lagunas de La Molina, representa una óptima inversión, pues no existe otra zona de más rápida revalorización en Lima… y en el Perú”.

Figura 70. Estrategia comercial que apela al romanticismo del paisaje Fuente: Folleto comercial de Las Lagunas de La Molina

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2.1.2. Estructura morfológica del barrio La urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina tiene un área total aproximada de 66 hectáreas.

Descontando la laguna, el área urbanizada es de 56 hectáreas. La urbanización data de 1963 y se trata de una habilitación ex-novo constituida como una lotización urbanizada (Ludeña 2004).

El concepto de club campestre incluye la asociación a un club por parte de las familias que adquieren un lote en la urbanización. En aquel periodo aparecen en Lima otras urbanizaciones con el mismo concepto, como el Club El Golf Los Incas, el Country Club de Villa, el Country Club Santa Rosa y El Cuadro Country Club.

Figura 71. Reticula urbanística.

Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011.

La urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina fue diseñada por distintos autores y habilitada en dos etapas. La primera etapa, de aproximadamente 38 hectáreas y corresponde a la zona perimétrica de la laguna y a la zona próxima a la avenida Elías Aparicio.

Esta etapa fue proyectada por el arquitecto Jacques Granadino. La segunda etapa de aproximadamente dieciocho hectáreas, que corresponde al área restante, es decir a la zona próxima a la avenida La Molina y al jirón El Lindero, fue proyectada por el arquitecto Eduardo Figari Gold. Cada una estas retículas es distinta, en principio porque se implantan sobre contextos geográficos diferentes, pero además porque están basados en criterios urbanísticos distintos. A pesar de esto, el análisis de la estructura morfológica considera a ambas etapas como partes integradas de un solo barrio.

2.1.2.1. Retícula urbanística

Figura 72. Relacion de llenos y vacios de la reticula urbanística.

Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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La retícula urbanística es mixta, combinando una configuración concéntrica y orgánica. La retícula es concéntrica debido a que se organiza alrededor un elemento central: la laguna. Este elemento es el principal protagonista del nuevo paisaje y se ubica en la cota más baja de la antigua cantera, siendo así visible desde todo el barrio. La retícula es también

orgánica, puesto que su morfología se adapta a las características del medio físico del paisaje artificial.

La retícula urbanística responde de modo particular a cada uno de los distintos grados de pendiente propuestos en la reconfiguración el territorio. En esta resolución aparecen sectores del tejido adaptados a las curvas de nivel del nuevo paisaje desarrollado entre las orillas de la laguna y el borde cóncavo de la antigua cantera.

2.1.2.2. Manzanas, lotes y viviendas El barrio se estructura mediante manzanas mixtas, donde conviven manzanas rectangulares e irregulares.

Todas las manzanas son bastante alargadas. En líneas generales, las manzanas que están ubicadas en el perímetro de la urbanización tienen formas más regulares y a medida que estas se aproximan a la laguna, en la parte baja, sus formas se vuelven cada vez más irregulares u orgánicas. Es posible distinguir cuatro tipos de manzanas en la configuración de este barrio: Manzanas tipo A. Se posan sobre un suelo plano o moderadamente inclinado, son idealmente rectangulares al alinearse con las vías vehiculares del perímetro de la urbanización. Son manzanas formadas prioritariamente por lotes con un solo frente a la calle, salvo lógicamente las que se ubican en las esquinas.

Las manzanas tienen una longitud promedio de 170 metros y, con respecto al ancho de estas, existen dos clases: las de 80 metros y las de 50. Esto quiere decir que la longitud es siempre dos veces mayor al ancho para el primer caso y por lo menos tres veces mayor para el segundo. En estas manzanas el lote promedio es de 1.000 m2, con un frente de 25 metros y 40 de profundidad.

Manzanas tipo B. Se asientan en los taludes fuertemente inclinados moderadamente empinados de la antigua cantera. Son manzanas formadas sobre todo por lotes con dos frentes, donde uno da hacia una calle y el opuesto hacia otra calle, un pasaje o un parque. Estas manzanas cuentan con menos lotes que

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las demás y suelen conformar conjuntos. Es posible considerar cuatro agrupaciones de manzanas, una de ellas entorno a un parque y las otras tres articuladas por un sistema de pasajes con una plazuela central.

Las manzanas tienen una longitud promedio de 150 metros y un ancho que varía entre los 30 y 60 metros.

En estas manzanas el lote promedio es de 1.000 m2, con un frente de 20 metros y 50 de profundidad.

Figura 73. Tipos de manzana Fuente: Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Manzanas tipo C. Se ubican al borde de la gran laguna central, sobre un suelo inclinado. Son manzanas formadas prioritariamente por lotes con un frente hacia la orilla de la laguna. Además existe una manzana desarrollada en una isla al lado este de la laguna. Las manzanas tienen una longitud que varía entre 300 y 700 metros, mucho mayor a las otras manzanas puesto que no necesitan ser atravesadas por vías de circulación. Su separación está definida por la aparición de espacios públicos con acceso a la laguna. De otro lado, el ancho promedio de estas manzanas, y por lo tanto la profundidad de los lotes, es de 50 metros. El frente del lote promedio es de 20 metros y el área también es de 1.000 m2 como los demás tipos.

Manzanas tipo D. Corresponden al área destinada para los conjuntos habitacionales. En esta urbanización se hizo un conjunto habitacional, conformado por cinco bloques de departamentos articulados, llamado Las Terrazas de Las Lagunas en alusión a la forma escalonada que desarrolla su arquitectura para adaptarse al talud sobre el cual se asienta. Este proyecto de arquitectura es obra de Eduardo Figari Gold y José Bentín. La manzana tiene un área total de 13.600 m2, lo que es bastante reducido en comparación con el conjunto del barrio.

El barrio cuenta con trece manzanas tipo A, dieciocho manzanas tipo B, cuatro manzanas tipo C y solo una manzana tipo D. Si bien la mayoría de manzanas es de tipo B, la mayor parte de lotes se encuentra en

manzanas del tipo A, ya que estas, a diferencia de las anteriores, cuentan con lotes en ambos frentes.

La lotización se caracteriza por una trama parcelaria mixta, donde conviven lotes regulares e irregulares. La gran mayoría de lotes es idealmente rectangular; de las 35 manzanas lotizadas solo tres tienen lotes cuadrados. Los lotes toman formas más irregulares a medida que se aproximan a la laguna. El lote más grande de la urbanización llega a los 2.000 m2 y el más pequeño es de 600 m2. El promedio del área de los lotes es de 1.000 m2.

La gran mayoría de lotes, 366 en total, tienen como destino viviendas unifamiliares. Por su parte, el multifamiliar Las Terrazas de Las Lagunas cuenta con aproximadamente 50 departamentos. En el barrio, entonces, predominan las viviendas unifamiliares.

Las viviendas de esta urbanización se caracterizan por contar con extensos jardines y casi siempre con una piscina. La mayor parte de las viviendas están separadas por unos metros de sus vecinos y tienen significativos retiros tanto en la zona frontal como en la posterior. Si bien existe una reglamentación y bastante disponibilidad de espacio, es posible identificar viviendas que no han respetado los retiros.

Las casas ubicadas en suelos planos o moderadamente inclinados tienen en promedio dos pisos de altura, en cambio las que se ubican en pendientes inclinadas tienen hasta tres pisos escalonados. Cada vivienda se adapta a la topografía de un modo peculiar, sin embargo es posible identificar estrategias comunes como el escalonamiento, construcción de unidades separadas y ambientes semi enterrados. Existen también viviendas concebidas sin ninguna sensibilidad por el territorio, caracterizadas por la pretensión de intimidar mediante una excesiva monumentalidad y detalles extravagantes.

Figura 74. Tipos de lote y estrategias para adaptarse a la nueva topografía.

Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011.

Fuente: Folleto comercial de Las Terrazas de Las Lagunas de La Molina.

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Figura 75.

Sistema vial Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 76.

Espacios publicos Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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2.1.2.3. Sistema vial La urbanización está articulada al resto de Lima por la avenida La Molina, la única vía metropolitana que conecta este sector del distrito con la ciudad. Las vías distritales como la avenida Elías Aparicio y el jirón El Lindero, rodean la urbanización, conectándola con los barrios cercanos. Las tres vías mencionadas encierran el área que ocupó la antigua cantera y, por tanto, la actual urbanización.

Al interior del barrio, la avenida Laguna Grande es la vía principal que permite el acceso a este. Esta vía está conectada al norte con la avenida Elías Aparicio y al sur con la avenida La Molina. La avenida realiza un gran giro, llegando en su nivel más bajo al principal espacio público contiguo a la laguna. Su recorrido se desarrolla a una distancia semejante entre los límites del barrio y la orilla de la laguna, girando casi alrededor de toda esta. La avenida tiene una sección de 25 metros y cuenta con dos carriles en ambas direcciones, separados por un jardín lineal poblado de árboles.

Las vías secundarias son idealmente paralelas a las externas o a la vía principal. El jirón Las Redes completa el tramo que le falta a la avenida Laguna Grande para circunscribir toda la laguna. La circulación es en general bastante fluida.

Figura 77.

Equipamiento Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

La mayoría de intersecciones cuentan con islas que facilitan el viraje de los automóviles y que a su vez, sirven como pequeños jardines. Las calles suelen bifurcar fluidamente para articular los distintos niveles de la red vial. Además, existes tres pequeños cul de sac para acceder a las islas y lotes próximos a la laguna.

En el aspecto peatonal, es posible diferenciar radicalmente las dos etapas del diseño urbano. La primera etapa carece de un sistema peatonal, las vías vehiculares fueron concebidas sin veredas en sus lados y tan solo existen unos pasajes peatonales que permiten cierta permeabilidad entre las alargadas manzanas. La segunda etapa, por su parte, cuenta con un sistema integral de circulación peatonal. Las

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manzanas están articuladas entre sí y las agrupaciones de manzanas lo están al mismo tiempo con la red de espacios públicos.

2.1.2.4. Espacios públicos El principal espacio público de esta urbanización es sin duda la laguna. Las principales características de su concepción y proyección están descritas en el subcapítulo anterior. A continuación se procede a analizar la situación actual de este y todos los demás espacios públicos.

La laguna como espacio público central ha perdido su vitalidad, principalmente porque sus aguas se han estancado y se han dejado de practicar los deportes acuáticos. La laguna, desde su concepción, propicia exclusividad en su uso al no proveer un malecón que permita un recorrido público alrededor de la misma.

El mantenimiento de esta importante área lacustre se concentró en manos de los socios del club, quienes aparentemente no han podido conservarla mejor del estado actual en que se encuentra. Finalmente, son solo los propietarios de los lotes aledaños a la laguna quienes pueden disfrutar de sus propiedades.

La accesibilidad para el resto de vecinos y público en general es posible solo a través de tres parques.

El principal de estos parques se ubica a un lado de la avenida Laguna Grande y frente al conjunto residencial Las Terrazas de Las Lagunas. Este es el espacio público más vital de la urbanización. Los vecinos y visitantes se reúnen en sus jardines, bancas y a lo largo del segmento de malecón que existe, donde incluso se ubica un pequeño muelle. Las personas suelen interactuar con los gansos, cisnes, patos y peces que habitan la laguna alimentándolos. Este parque cuenta con una amplia área de estacionamiento, lo cual permite congregar a visitantes de otros barrios en el parque. Los otros dos parques, más pequeños, se ubican cerca de los accesos a las islas. Ambos se encuentran actualmente enrejados y privatizados.

Además de estos parques existen otros cinco, cada uno con características particulares. El más grande

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Figura 78. Vista panoramica de la urbanizacion Las Lagunas y del paisaje que la rodea Fuente: Marc Samaniego, 2011

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se ubica en la zona de servicios municipales; si bien su actual diseño limita toda apropiación del espacio, su situación como explanada del Municipio de La Molina tiene un gran potencial como espacio público a escala distrital. A diferencia de este, el resto de parques tienen un carácter más vecinal. El segundo es de forma triangular y se ubica entre vías secundarias, el tercer parque se ubica al interior de una agrupación de manzanas y es accesible por medio de dos pasajes.

Por último, el cuarto y quinto parques se ubican en una pendiente empinada y están articulados por medio de un sistema de pasajes peatonales.

Estos pasajes peatonales tienen aproximadamente seis metros de sección, sus áreas centrales son asfaltadas y sus bordes están destinados originalmente a jardines.

En la intersección de los pasajes y el corazón de las agrupaciones de manzanas se forman pequeñas plazuelas longitudinales.

Figura 79. Parque conectado a la red peatonal en talud inclinado. (Ver superficie de tierra y vegetacion endogena) Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 80. Plazuela formada en la interseccion de pasajes. (Ver gigantescos cercos y abandono general del espacio) Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 81. Red de pasajes escaldonados (Ver huellas de bicicletas sobre la tierra) Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 82. Crecimiento significativo de arboles silvestres y rupturas en los pasajes de concreto Fuente: Marc Samaniego, 2011

Este sistema peatonal se encuentra en la actualidad totalmente abandonado. La construcción de gigantescos muros perimétricos ha provocado que las viviendas le den la espalda a este espacio público.

Todas las viviendas tienen una puerta hacia los pasajes, pero casi nunca las usan. Este abandono se enfatiza por el hecho que los cercos no tienen terminaciones y se encuentren pintados de grafitis.

Asimismo, el estado del asfalto se encuentra dañado en varios puntos, además que su diseño en base a gradas dificulta la circulación de bicicletas, coches o cualquier medio rodante.

El barrio carece de áreas destinadas a deportes activos como el fútbol, básquetbol o frontón. Sin bien la laguna fue concebida como un área para la práctica de deportes acuáticos como el kayak o remo, el wind-surf, la moto acuática y el esquí acuático, en la actualidad no se realiza ningún deporte en ella. Esta superficie tiene el potencial se ser aprovechada como espacio de recreación pública por medio de alquiler de botes a remos o pedales, como existen en las lagunas de los parques zonales de Lima.

Figura 83. Situación de puertas de las viviendas que abren sobre la red de caminos peatonales Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.1.2.5. Equipamiento

Figura 84. Comercio de materiales de construcción en antiguo terreno de Arenera La Molina Fuente: Marc Samaniego, 2011

Esta urbanización fue emprendida bajo el concepto de club campestre, que representa el derecho a una acción en la asociación exclusiva de los propietarios.

La infraestructura del Club Campestre Náutico se encuentra en una isla, en el centro de la laguna. Este equipamiento ofrece un lugar de reunión entre los vecinos y sirve, además, para celebrar eventos. El club contaba originalmente con un embarcadero y veleros para el uso recreativo de los asociados.

El área de equipamiento se concentra en una esquina de la urbanización. Este equipamiento no es exclusivo de la urbanización, se trata más bien de un equipamiento distrital donde se hallan servicios fundamentales para esta como la municipalidad, una comisaria, una central de bomberos, una posta médica y una serie de servicios municipales.

Como estrategia para prestigiar la zona y valorizarla se establecen áreas de terreno para donar a instituciones o congregaciones religiosas que establezcan en la zona colegios, iglesias u obras de asistencia social. Si bien se reserva, como parte del aporte reglamentario un área para el Ministerio de Educación dentro de la urbanización, no se llega a construir nada en ese terreno hasta la actualidad. Sin embargo, al lado de este terreno se encuentra el único nido de la urbanización en una casa adecuada para tal función. Asimismo se adaptan dos lotes de vivienda más para recibir al Club de Jóvenes y la Casa de la Cultura del distrito de La Molina.

A principios de los año ochenta el colegio Newton compra el gran terreno sin urbanizar, donde se ubican los reservorios para construir sus instalaciones.

Además existen otros grandes colegios en las urbanizaciones próximas como Reina de Los Ángeles en La Rinconada Alta, Villa María en La Planicie y Reina del Mundo, San Pedro y Villa Caritas en La Rinconada del Lago.

La urbanización se encuentra adyacente a dos focos comerciales importantes a nivel distrital. En la avenida La Molina se hallan bancos, boticas, el centro comercial Molicentro y una serie de galerías comerciales que ofrecen servicios enfocados en los clientes de clase alta que viven en la zona como mantenimiento de piscinas, alquiler de toldos y mobiliario para eventos y empleo de servicio domestico. Por otro lado, las viviendas de los trabajadores de la arenera, han sido transformadas parcialmente en negocios como restaurantes y bares. El área que correspondió a la maestranza de la “Arenera La Molina” fue otorgado algunos trabajadores de la arenera durante el gobierno militar de Velasco. En esta se han instalado una zona comercial de ferreterías y venta de materiales de construcción, así como tiendas especializadas en muebles y vidrios, además de talleres de mecánica, licorerías y un restaurante campestre. El otro foco comercial se ubica frente a la municipalidad de La Molina, donde se halla un importante supermercado y algunos restaurantes de comida rápida, que han ido apareciendo en los últimos años.

La urbanización Las Lagunas no cuenta con un área comercial a escala barrial puesto que se haya muy próxima a las dos áreas comerciales más importantes de este sector del distrito y que sirven al conjunto de barrios de la zona como La Planicie, Sol de La Molina, Rinconada del Lago, Rinconada Baja y Rinconada Alta.

Figura 85. Pequeño mercado e infraestructura inconclusa de una galeria comercial en antiguo terreno de Arenera La Molina Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.1.3. Integración mimética entre arquitectura y paisaje domesticado

Figura 86. Dibujo del proyecto de la urbanización Las Lagunas. (Ver presencia de los taludes de la cantera) Fuente: Folleto comercial de Las Lagunas de La Molina

La relación entre la arquitectura del conjunto de la urbanización y el paisaje de la cantera parece aspirar en un principio a una integración por simbiosis formal, como lo denota el dibujo realizado para promocionar el proyecto urbano. Sin embargo, como es posible comprobarlo en las fotografías aéreas, la presencia del drástico paisaje de la cantera se diluye en una depresión de pendientes amigables. El proyecto de habilitación del territorio renuncia a conservar referencias explícitas de la preexistencia del paisaje violento de la cantera. El paisaje es domesticado, transformándolo en una atmósfera de gran sosiego donde la laguna y la frondosa vegetación que la rodea asumen todo el protagonismo.

El imaginario de la preexistencia de la cantera es débil en comparación con la sugerente imagen de la laguna. La relación entre el conjunto arquitectónico y el nuevo paisaje se da mediante una integración mimética, la figura queda asociada al fondo paisajístico de la cantera transformada. La intervención urbana es orgánica en su tejido y fluida en su recorrido. El tejido urbano es bastante homogéneo, pues no existen mayores jerarquías entre los elementos del conjunto urbanístico. El único elemento arquitectónico con presencia contundente es el conjunto residencial Las Terrazas de Las Lagunas. Este proyecto es tal vez la pieza arquitectónica más interesante de la urbanización ya que logra adaptarse sutil e ingeniosamente a la pendiente más pronunciada del territorio reconstruyendo la escala del paisaje preexistente. Es lamentable que no se hayan realizado otros proyectos con estos criterios pues con ello se podría haber constituido un hito de mayor relevancia en relación a la memoria del lugar además de elevar la experiencia de habitar en este particular paisaje.

Figura 87. Paisaje violento totalmente domesticado en su proceso de habilitación urbana Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional, 1974

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Figura 88. Precencia de los empinados taludes de la cantera Fuente: Archivo de Eduardo Figari Gold

Figura 89. Reconstrucción de la escala de la antigua cantera por el Conjunto Residencial Las Terrazas de Las Lagunas Fuente: Archivo de Eduardo Figari Gold

Figura 90. Adaptación a la pendiente por aterrazamiento en el Conjunto Residencial Las Terrazas de Las Lagunas Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.2. Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina

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2.2.1. Estrategias de habilitación urbana de la cantera María Manuela 2.2.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana Arenera La Molina empieza a explotar esta cantera cuando concluyen sus operaciones en Rosa Mercedes 208, donde habilita la urbanización Las Lagunas. A fines de la década de 1960 las labores de extracción se mudan a esta nueva cantera ubicada a unos tres kilómetros al este de la primera, dentro de los límites del distrito de La Molina. En los primeros años de explotación, la cantera se encuentra rodeada al oeste por la urbanización Sol de La Molina y al sur, por Musa. En la cantera María Manuela se instalan las oficinas y talleres de la arenera además de una planta de concreto prefabricado que elabora cajones mortuorios.

Figura 91. Cantera Maria Manuela explotada por Arenera La Molina Fuente: Google Earth, 2010

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Durante la década de 1990, la cantera cuenta con un área de aproximadamente 80 hectáreas, similar a la extensión de la primera cantera. El área de explotación minera se ubica entre el distrito de La Molina y Pachacámac. La cantera empieza a ser rodeada al Este por barriadas como el A.H. Paul Poblet y la avenida Nueva Gales. Además, el empinado talud cercano a la avenida La Molina empieza a ser cubierto por relleno de desmonte sobre el cual se instala una invasión de comerciantes. Estos negocios principalmente vinculados a la chatarrería y luego a la venta de materiales de construcción y talleres mecánicos ganan terreno progresivamente, vertiendo residuos sólidos de excavaciones y demoliciones en sus patios traseros.

Las chatarrerías se dedican a separar los materiales reciclables o reutilizables para luego venderlos. Con el tiempo estos negocios crecen convirtiéndose en ferreterías que comercializan materiales de construcción como ladrillos, cemento, fierros, tuberías y madera. Este botadero de desmonte está además compuesto por capas de desechos tóxicos provenientes de las mecánicas y desechos domésticos que los vecinos del sector han tirado a lo largo de

los últimos años. Actualmente la zona comercial ha ganado en promedio 30 metros lineales de terreno sobre el monumental relleno de desmonte descrito.

Por otro lado, la cantera sigue operativa hasta la fecha, concentra las labores en un solo sector y trabaja con menor intensidad que en épocas pasadas. La mayor parte de la infraestructura de Arenera La Molina se encuentra abandonada y muy deteriorada, sin embargo aun sigue funcionando la planta de concreto prefabricado.

El Plan Integral de Desarrollo Urbano (PIDU) de Arenera La Molina interviene sobre toda la extensión de la cantera, además de las faldas de los cerros adyacentes, en un total de 133 hectáreas.

Según el plano de zonificación de la cuenca baja de Lurín, en el que se encuentran los distritos de Cieneguilla y parte de Lurín y Pachacámac (2008), esta cantera adquiere la denominación de Zona de Reglamentación Especial (ZRE). En estas circunstancias, Arenera La Molina, dueña del terreno, elabora un Plan Integral de Desarrollo Urbano para la cantera. El planeamiento de la habilitación urbana se inicia aproximadamente en el 2000, al mando del arquitecto Eduardo Figari Gold, pero su aprobación es retenida en varias ocasiones por un conflicto de límites entre los distritos de La Molina y Pachacámac, además de la inexorable burocracia y corrupción.

La nueva zonificación determinada por el Instituto Metropolitano de Planificación de la Municipalidad de Lima abarca toda el área de la cantera que se halla sobre ambos distritos, sobreponiéndose con ello a la problemática limítrofe entre La Molina y Pachacámac.

Al igual que en la habilitación urbana del Club Campestre Las Lagunas de La Molina, este proyecto es encarado por los mismos dueños del terreno y agentes de la explotación minera, la capacidad técnica y económica está asegurada tomando en cuenta además el desarrollo tecnológico de la maquinaria requerida.

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Otra virtud, posiblemente la más valiosa, es la experiencia de la primera habilitación, la cual sirve de base para mejorar las estrategias urbanísticas y paisajísticas de la segunda.

El PIDU de la cantera María Manuela no es un proyecto de urbanización, sino un plan fundado en criterios urbanos que se establece con un reglamento simple, compuesto por cinco ideas muy claras que marcan ciertos límites pero que a su vez permiten una aplicación flexible.

Figura 92. Descomunal relleno de desmonte Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 93. Descarga de basura sobre el talud del relleno Fuente: Marc Samaniego, 2011

Eduardo Figari explica al respecto que “el modo de agrupación de las viviendas no es un tema decidido.

La ciudad debe desarrollarse de un modo orgánico, en base a decisiones parciales, que tienen que ver con el momento en el que se toman las decisiones”.

Esta posición es totalmente legítima en una ciudad como Lima, donde los procesos urbanos toman largos años en desarrollarse y suelen fracasar cuando se imponen de modo extremadamente rígido o cuando se desarrollan sin establecer reglamentación alguna, con lo cual muy frecuentemente surgen graves conflictos de interés. Esta concepción del desarrollo de la ciudad se puede reconocer a su vez en interesantes proyectos urbanos como Próceres o Huaycán, en los cuales participó el arquitecto Figari.

Figura 94. Evolución del talud de la cantera Maria Manuela por el progresivo relleno de desmonte y ubicación de comercio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth y Servicio Aerofotográfico Nacional

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Figura 96. Planta de concreto prefabricado que elabora cajones mortuorios para los cementerios Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 95. Camión cargado de arena partiendo de la cantera Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 97. Camiones y cargador frontal en la mina Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 98. Vista panoramica de la cantera Maria Manuela desde el exterior Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 99. Vista panoramica de la cantera Maria Manuela desde el interior Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 100. Cantera Maria Manuela, 1974 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Servicio Aerofotográfico Nacional

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Figura 102. Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Figari arquitectos, 2010

Figura 101. Cantera Maria Manuela, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

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Figura 103. Secciones de la cantera Maria Manuela, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 104. Vista panoramica de la cantera Maria Manuela y el paisaje que la rodea Fuente: Marc Samaniego, 2010

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Figura 105. Secciones del Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 106. Boceto con vista del enverdecido paisaje desde un camino peatonal elevado equipado con comercio Fuente: Figari arquitectos, 2010

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2.2.1.2. Estrategias de habilitación urbana

Estrategia 4: Tejido urbano heterogéneo de uso mixto con predominio residencial

Los seis criterios urbanísticos y paisajísticos en los cuales se basa el plan de habilitación urbana de la cantera son: la transformación del paisaje árido en extensas áreas verdes; un manejo de vistas que privilegia la percepción del nuevo paisaje; un sistema integral de caminos peatonales y ciclo vías; un tejido urbano heterogéneo de uso mixto con predominio residencial; el cálculo de una carga máxima poblacional; y finalmente, el desarrollo gradual del planeamiento.

La conveniencia de que el tejido urbano sea heterogéneo es considerada como una virtud urbanística. La mixtura de usos permite el desenvolvimiento orgánico de las funciones del barrio sin la necesidad de desplazarse fuera de este. “Los nuevos habitantes no requieren salir de la urbanización para encontrar algún tipo de comercio como una panadería o ferretería ya que existe un núcleo comercial que permite abastecer de servicios de carácter local a la urbanización” (Figari Arquitectos, 2009).

Estrategia 1: Transformación del paisaje La transformación consiste en “el cambio del paisaje [relicto] en un sistema urbano integral que proporcione las condiciones necesarias para una mejora en la calidad de vida de sus habitantes y de las urbanizaciones colindantes”. Se busca tener, en relación a otras urbanizaciones, “un incremento generoso de áreas de uso público para la recreación y el ocio”. Además, se propone la forestación de las laderas de los cerros adyacentes (Figari Arquitectos, 2009).

Figura 107. Plano a color del Plan Integral de Desarrollo urbano de Arenera La Molina Fuente: Figari arquitectos, 2010

Figura 108. Boceto que ilustra el manejo de vistas Fuente: Figari arquitectos, 2010

Estrategia 2: Manejo de vistas “El proyecto en su conjunto se convierte en un gran anfiteatro expuesto, donde tanto visitantes como residentes tienen una vista panorámica del lugar. El planeamiento es muy riguroso en el manejo de las vistas privilegiando siempre la perspectiva a las áreas verdes” (Figari Arquitectos 2009). El área central y más baja del terreno está planeada como un parque con una densidad de árboles importantes y que además incorpora viviendas de un piso.

Estrategia 3: Sistema integral de caminos peatonales y ciclo vías “Los niños podrán jugar tranquilamente en los parques, recorrer la ciclo vía en bicicleta para ir al colegio, mientras los adultos realizan sus ejercicios al aire libre, marcando una comunidad con identidad especial” (Figari Arquitectos, 2009).

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Estrategia 5: Carga máxima poblacional La carga máxima de habitantes está calculada en base al número de unidades de vivienda o familias. Se pretende una densidad baja, se opta por limitar una carga máxima de 30 viviendas por hectárea bruta. Al tratarse de un terreno de poco más de 100 hectáreas, la urbanización proyecta contar aproximadamente con 3.000 unidades de vivienda. El criterio urbanístico establece además que todos los proyectos de vivienda deben estar agrupados en multifamiliares ya sean en condominios casas o en edificios de departamentos.

Estrategia 6: Desarrollo gradual en base a la reglamentación establecida La habilitación urbana está prevista para desarrollase por etapas. En primer lugar, se efectúa un tratamiento paisajístico que consiste en el movimiento de tierras necesario para adaptar y sanear el territorio según el plan urbanístico y la arborización de las laderas y parques irrigados por medio de un sistema de tanques elevados y canales que transportan el agua depositada en una laguna. En segundo lugar se dota de una infraestructura integral a la urbanización con los servicios básicos como agua, desagüe y luz, así como la pavimentación de la avenida principal.

Finalmente se desarrollan los proyectos de vivienda por etapas conforme a los lineamientos establecidos pero también al contexto del momento en el que se producen.

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2.2.2. Estructura morfológica del barrio

2.2.2.1. Retícula urbanística

El Plan Integral de Desarrollo Urbano (PIDU) de Arenera La Molina interviene sobre toda la extensión de la cantera, además de las faldas de los cerros adyacentes, suma con ello, un área total de 133 hectáreas. Se considera una extensa área de tratamiento paisajístico, de modo que el área bruta de habilitación urbana alcanza alrededor de cien hectáreas. Esta urbanización está planeada como una habilitación ex-novo constituida a modo de vivienda simultanea, compuesta en este caso íntegramente por multifamiliares.

La retícula urbanística es mixta, combinando una configuración concéntrica y orgánica. La retícula es concéntrica debido a que se organiza alrededor un elemento central: el parque densamente arborizado.

Este elemento es el principal protagonista del nuevo paisaje y se ubica en la cota más baja de la antigua cantera, es visible desde todo el barrio. La retícula es también orgánica, su morfología se adapta a las características del medio físico del paisaje artificial.

La retícula urbanística responde de modo particular a cada uno de los distintos grados de pendiente propuestos en la reconfiguración del territorio. En esta resolución aparecen sectores del tejido adaptados a las curvas de nivel del nuevo paisaje desarrollado entre parque ubicado en lo más profundo del terreno y el borde cóncavo de las laderas que circundan la antigua cantera.

2.2.2.2. Manzanas, lotes y viviendas El barrio se estructura predominantemente por manzanas irregulares, concebidas como conjuntos residenciales donde los edificios o casas se organizan en condominios. Tanto las manzanas ubicadas en las laderas perimetrales como las de los terrenos relativamente planos tienen formas irregulares u orgánicas.

Es posible distinguir cinco tipos de manzanas de vivienda o condominios en la configuración de este barrio: Tipo A: son edificios multifamiliares de densidad muy baja (treinta viviendas por hectárea) que se posan en la parte alta de las laderas. Estos edificios tienen una fuerte presencia en el paisaje por su configuración volumétrica que contrasta con la pendiente fuertemente inclinada sobre la cual se posa.

Estos edificios de cuatro pisos gozan de una amplia vista sobre la integridad del paisaje urbano, pero además del cerro sobre el cual se ubican. Entre estos edificios se diferencian los independientes y los que se agrupan linealmente.

Los edificios independientes (Tipo A1) se posan puntualmente a lo largo de un cinturón que bordea las laderas en la cota más alta del terreno y que está conformado principalmente por áreas verdes. Los lotes demarcados para esta tipología de vivienda tienen idealmente un área de 1.500 m2, con una profundidad de treinta metros y un frente de cincuenta.

Por otro lado, los edificios agrupados (Tipo A2) se ubican en zona media de las laderas alineadas a las vías vehiculares y confinan entre sí a las áreas verdes. Los lotes demarcados para esta tipología de vivienda tienen idealmente un área de cuatrocientos metros cuadrados, con un frente y profundidad de veinte metros, y se hallan agrupados linealmente en conjuntos de cuatro edificios.

Figura 109. Reticula urbanistica Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Tipo B: son edificios multifamiliares de densidad baja (sesenta viviendas por hectárea) que se ubican

de forma aterrazada en la parte baja de laderas. Su configuración arquitectónica se adecúa a las inclinadas pendientes del territorio. Estos edificios se organizan perpendicularmente a las vías vehiculares conectando a dos de estas en sus extremos. Los distintos edificios se encuentran separados por una franja de área verde, que permite una permeabilidad a través de sus manzanas. Asimismo, los conjuntos integran franjas de áreas verdes menores en su interior. Los departamentos de esta tipología de vivienda tienen idealmente un área de trescientos metros cuadrados, con una profundidad de veinticinco metros y un frente de doce metros, además de una amplia terraza sobre el departamento inferior. Los edificios aterrazados están compuestos en promedio por doce departamentos.

Tipo C: son condominios de casas unifamiliares de densidad muy baja (treinta viviendas por hectárea) ubicadas cerca del parque central. Estas viviendas solo pueden tener un piso para camuflarse dentro de la densa arborización del parque. Se trata de una concepción similar a la idea de “Ciudad Jardín” elaborada en Lima con la emblemática urbanización El Olivar en el distrito de San Isidro, pero que diferencia las áreas verdes públicas de las privadas. Las unidades de vivienda de esta tipología tienen idealmente un área de 250 m2, con dimensiones de diez por veinticinco metros en sus lados. Estas viviendas se hallan en agrupaciones de dos o tres casas en la mayoría de casos.

Tipo D: son edificios multifamiliares de densidad media (120 viviendas por hectárea) ubicadas en las zonas planas o moderadamente inclinadas que se hallan en una zona más elevadas al parque central. Los edificios tienen cinco pisos y cuentan con distintas tipologías de departamentos.

Tipo E: son edificios de uso mixto, donde conviven tiendas comerciales en el primer piso y departamentos de vivienda los superiores. La densidad prevista para los edificios es baja (sesenta viviendas por hectárea).

Estos se ubican a lo largo de las vías de ingreso a la urbanización hasta la zona central que demarca a su

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vez el límite distrital entre La Molina y Pachacámac.

El conjunto del barrio cuenta con 3.059 unidades de vivienda, la gran mayoría corresponde a los multifamiliares aterrazados (Tipo B: 37%) y a los multifamiliares de densidad media (Tipo D: 37%).

También existe una considerable cantidad de viviendas en edificios de uso mixto (Tipo E: 14%) y finalmente, en menor proporción están los edificios de laderas altas (Tipo A: 7%) y las viviendas del parque (Tipo C: 5%).

Figura 112. Tipo A. Laderas Fuente: Figari arquitectos, 2010

Figura 110. Tipos de vivienda. Ubicación Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

El tejido urbano como resultado de esta estratégica composición en relación a las condiciones del paisaje se caracteriza por una heterogeneidad en la cual la variedad, el carácter y la jerarquía entre los distintos espacios urbanos se traducen en una virtud urbanística.

Figura 113. Tipo B. Terrazas Fuente: Figari arquitectos, 2010

Figura 114. Tipo C. Zona baja Fuente: Figari arquitectos, 2010

Figura 111. Tipos de vivienda. Dimensiones Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Figura 115. Tipo D. Multifamiliares Fuente: Figari arquitectos, 2010

Figura 116. Tipo E. Usos Mixtos Fuente: Figari arquitectos, 2010

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Figura 117.

Sistema vial Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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2.2.2.3. Sistema vial La circulación es en general bastante fluida y se da a través de relativamente pocas vías en comparación con otras urbanizaciones. La jerarquización del sistema vial es claro y con ello se ha optimizado su funcionalidad.

La urbanización está articulada al resto de Lima por la avenida La Molina, la única vía metropolitana que conecta este sector del distrito con la ciudad. No existen vías distritales conectadas con la urbanización pues esta se encuentra rodeada por cerros.

Figura 118.

Espacios públicos Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 119.

Equipamiento Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Al interior de la urbanización, se desarrolla una avenida principal que realiza un gran giro ondulante adaptándose a las condiciones de la topografía. Esta avenida articula el conjunto del barrio y se conecta a la avenida La Molina en dos puntos, uno adyacente a la urbanización Sol de La Molina y otro en el actual ingreso a la cantera. Esta avenida está articulada además por una vía comercial ubicada en el centro de la urbanización sobre la línea del límite distrital.

La avenida tiene una sección de veinticinco metros y cuenta con dos carriles en ambas direcciones separadas por un jardín lineal poblado de árboles.

Existen tres tipos de vías secundarias. Las vías de las zonas bajas son más o menos rectas, mientras que la vía que bordea las laderas del cerro es bastante ondulante pero se mantiene cerca de una misma cota. Finalmente, las pequeñas calles que conectan los distintos niveles entre las otras vías son las más inclinadas. Todas estas vías fluyen como parte de un sistema integral, solo una de estas termina en un cul de sac.

Uno de los conceptos más importantes de esta urbanización es el sistema integral de caminos peatonales y ciclo vías. Estos buscan configurar un ambiente amigable para los peatones y con ello formar una comunidad urbana integrada dentro de la heterogeneidad que la conforma.

El circuito completo de paseos y ciclo vías recorre

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paralelamente a todas las vías principales y secundarias de la urbanización con una sección de 1,20 metros para los peatones y 1,80 metros para los ciclistas.

Además existe una red de caminos en la parte baja del proyecto que articula a los parques y colegios.

Figura 120. Esquema ideal de una vía secundaria Fuente: Figari arquitectos, 2010

2.2.2.4. Espacios públicos El principal espacio público de la urbanización es el parque central ubicado en la parte más baja de la antigua cantera. En este parque se encuentra una laguna paisajística de 1,20 hectáreas de superficie. Es una laguna de oxidación que permite la reutilización del agua de uso doméstico para el riego de las áreas verdes de la urbanización.

Perpendicularmente a este gran parque se halla otro lineal que remata en la parte más alta de las laderas.

Además existe un parque que sirve como colchón verde, separa a la urbanización de las barriadas adyacentes. La vegetación de este parque crece sobre el talud relleno de desmonte que se vertió a lo largo de las últimas décadas estabilizándolo.

Todos estos parques cuentan con elementos de recreación activa (terrenos deportivos) y pasiva (mobiliario urbano). Dentro de la cantera se encuentra el Estadio Municipal de La Molina como principal equipamiento deportivo distrital.

El sistema integral de caminos peatonales y ciclo vías articula todos los parques descritos, convirtiéndose en un elemento fundamental para la vitalidad de los espacios públicos.

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2.2.2.5. Equipamiento El equipamiento comercial del barrio se concentra a lo largo de uno de los ingresos y en el área central de la urbanización. Se localiza en la primera planta de unos edificios de uso mixto que incluyen vivienda en los pisos superiores. Los comercios ubicados cerca de la avenida La Molina también sirven para los vecinos de los barrios cercanos, mientras que las tiendas ubicadas en la vía comercial central son de carácter barrial.

El equipamiento educativo está conformado por dos colegios. Cada uno de estos ocupa un lugar en sus respectivos sectores. Estos centros educativos están conectados a los parques por medio de caminos peatonales.

El resto de equipamientos destinados a otros fines se ubican adyacentes a las edificaciones descritas.

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2.2.3. Simbiosis formal entre arquitectura y paisaje El planeamiento paisajista busca transformar radicalmente la presencia de los descomunales taludes inclinados, que exponen los secretos del subsuelo del territorio, por pendientes cubiertas de vegetación.

Sin embargo, a diferencia de la habilitación urbana del remanente minero de Rosa Mercedes 208, la cantera en cuestión posee una excavación más profunda y una topografía más compleja, de modo que las posibilidades de domesticar dicho paisaje son afortunadamente limitadas. El gigantesco talud ubicado al oeste de la cantera, es decir al poniente, tiene incluso la oportunidad de cubrir las tardes con su larga sombra sobre gran parte de la urbanización, produciendo una dramática atmósfera intensificada por el polvillo característico de la zona. Si bien el paisaje terroso de la superficie baja y la parte habitada de las laderas son densamente arborizadas en beneficio de un ambiente amigable, los cerros que abrazan la antigua cantera conservan su identidad cromática y su abrupta textura arrugada por el tiempo.

El conjunto arquitectónico del planeamiento urbano toma distintas posturas en relación a las diversas situaciones del paisaje del territorio. Las estrategias sirven para caracterizar las distintas zonas en función a sus vínculos visuales con el paisaje y el resto de la urbanización. La intervención urbana, orgánica y heterogénea en su tejido dialoga dinámicamente con el paisaje. La organización espacial concéntrica y la jerarquización entre los distintos elementos del conjunto urbanístico, terminan por producir una interesante simbiosis formal entre la arquitectura del conjunto y el paisaje. El imaginario de la preexistencia de la cantera conserva su fuerza gracias a esta simbiosis formal. Además de todo esto, es posible imaginar una apacible sensación en las profundidades de la antigua cantera, donde el contexto urbano se esconde aislando sus ruidos. Se genera un microclima confortable en el interior, confiere un ambiente urbano de gran calidad para el bienestar del ciudadano que la habita.

Figura 121. Elevacion de los edificios de uso mixto y camino peatonal elevado sobre la vía vehicular Fuente: Figari arquitectos, 2010

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2.3. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay

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2.3.1. Estrategias de habilitación urbana de las canteras Santa Catherina y Portachuelo 2.3.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana El Plano de Zonificación, elaborado por el Instituto Metropolitano de Planificación en el 2008, no considera para vivienda el remanente de las canteras de Manchay, sin embargo estas canteras se hallan casi totalmente ocupadas por barriadas. Según este plano normativo la cantera Santa Catherina corresponde a una Zona de Reglamentación Especial y la cantera Portachuelo está destinada a una zona de recreación pública. Actualmente la primera se encuentra extensivamente urbanizada, mientras que la segunda aun conserva parte del área destinada al denominado Parque Ecológico “Espíritu Santo”.

El proceso de habilitación urbana de estas canteras empieza el 24 de enero de 1999 cuando una asociación de comerciantes ocupa un sector abandonado de Santa Catherina y funda un mercado bautizado como 24 de enero. Este mercado se ubica en la intersección de las dos vías más importantes del sector, la avenida Víctor Malásquez y la avenida La Unión. El terreno ocupado es de cinco mil metros cuadrados y se halla hundido aproximadamente a cinco metros de las vías que lo rodean.

Figura 122. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay Fuente: Google Earth, 2010

En aquel tiempo las canteras operaban con gran intensidad, explotaban significativos volúmenes de arena y grava. A su vez, todo su entorno se encontraba ocupado por barriadas, las más antiguas ya tenían diez años de formación. La presión por el suelo urbano aumentó cada vez más, mientras que la calidad de los minerales no metálicos disminuía progresivamente.

Asimismo, la profundidad de las excavaciones tornaba cada vez más dificultoso el trabajo de explotación.

La primera ocupación de vivienda se da en el 2000, cuando la Arenera Santa Catherina les ofrece a sus trabajadores un terreno en forma de pago. La Asociación de Trabajadores de Santa Catherina se

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ubica al borde de la cantera sobre una pendiente rocosa en un área de once mil metros cuadrados. Este barrio cuenta con aproximadamente cuarenta lotes ubicados en una sola manzana. La mitad de estos lotes tiene un frente hacia la avenida La Unión, mientras que la otra da a una estrecha calle que bordea un empinado talud.

(Serafina Borja, entrevista) Durante los dos siguientes años se desarrolla de modo progresivo la habilitación urbana de la Asociación de Vivienda Los Claveles Parte Alta. Esta barriada se ubica también a lo largo de la avenida La Unión, sin embargo se expande sobre un terreno constituido por relleno de desmonte de 33 mil metros cuadrados, es decir que alcanza un área tres veces mayor a la de su antecesor.

En el 2002, las excavaciones del sector norte de la cantera Santa Catherina, aledañas a estas habilitaciones, siguen siendo explotadas arduamente, al igual que la cantera vecina Portachuelo. Sin embargo, las canteras del sector sur cesan sus labores de extracción. La paralización de las operaciones mineras en estas canteras estuvo fuertemente influenciada por los constantes reclamos y exigencias de los pobladores de los asentamientos humanos ubicados alrededor de estas. En un informe sobre los efectos de la polución realizado por el Ministerio de Salud a solicitud del Comité de Obras del Sector Villa Hermosa (Oficio n°302 RLPP-CSPM-MJ-99) se concluye que el polvo de las canteras ha afectado a la población del lugar aumentando los casos de asma, alergias respiratorias y de piel.

En el 2005 se constituyen tres nuevas barriadas sobre las canteras extinguidas ubicadas al extremo sur.

Las asociaciones de vivienda Señor de los Milagros, Filadelfia y Divino Jesús de Manchay establecen una lotización tizada sobre un terreno progresivamente rellenado con desmonte a lo largo de tres años. La suma de áreas de estas barriadas alcanza los 66 mil metros cuadrados. Paralelamente a este proceso, la Asociación de Vivienda Yarowilcas inicia la posesión del sector central de la cantera. Este es uno de los

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sectores más accidentados de la cantera, tardaron aproximadamente tres años para establecer una lotización tizada definitiva.

Por otro lado, en la cantera Portachuelo los asentamientos humanos aledaños como Portada II y Virgen de Chapi extienden nuevas manzanas de vivienda y equipamiento sobre rellenos de desmonte.

El primero amplía la infraestructura de un colegio y el segundo adiciona cuarenta nuevos lotes de vivienda a su agrupación. En este año la extracción de minerales no metálicos en las canteras de Manchay ya había culminado. Los equipos productivos se mudan hacia las quebradas de Cieneguilla, donde abunda la explotación minera informal.

Santa Catherina

Portachuelo

Figura 123. Plano de zonificación de la cuenca baja de Lurín, distritos de Cieneguilla y parte de Lurín y Pachacámac.

Fuente: Instituto Metropolitano de Panificacion de la Municipalidad de Lima, 2008

En el 2008, se rellena otra gran parte del remanente minero de Santa Catherina y se funda la Asociación de Vivienda Los Claveles Parte Baja alrededor de un hoyo que aun sigue en proceso de relleno. Este hoyo está siendo progresivamente rellenado con material de desmonte para ampliar el territorio del barrio. El área total de esta habilitación es de 53 mil metros cuadrados. Asimismo en este año se inaugura un nuevo mercado en el extremo sur de la cantera y se constituye un mercado de materiales de construcción.

Este último se desarrolla a lo largo de la avenida Víctor Malásquez, sobre un relleno de desmonte en la cantera Portachuelo.

Actualmente la expansión urbana de barriadas en la cantera Santa Catherina ocupa un área urbana de 28 hectáreas y la de la cantera Portachuelo alcanza las cuatro hectáreas, sumando con ello un área habilitada total de 32 hectáreas. Está extensión urbana se ubica dentro del área de 46 hectáreas que suma el remanente minero de ambas canteras, es decir que cubre el 70% del área explotada. Las áreas restantes corresponden principalmente a las zonas reservadas para la implementación del Estadio Municipal y del Parque Ecológico “Espíritu Santo”.

Por otro lado, el aglomerado barrial de la cantera Santa Catherina cuenta con 1,280 lotes y la de Portachuelo con 170 lotes, suman un total de 1,450 unidades de vivienda. Por lo tanto, la carga habitacional se aproxima a las 45 viviendas por hectárea urbanizada y a las 32 viviendas por hectárea bruta. Asimismo, si se asume una población promedio de cinco habitantes por lote o vivienda, es posible estimar que la población total del aglomerado barrial ubicado en las canteras de Manchay alcanza los 7 250 habitantes.

En el 2009, la Asociación de Vivienda Villa Jardín La Hoyada de Manchay toma posesión de los 25 mil metros cuadrados del último gran hoyo de la cantera Santa Catherina y la Asociación de Vivienda Alan García Pérez de Manchay lotiza la extensión de catorce mil metros cuadrados de tierra ganada a la cantera Portachuelo.

Finalmente en el 2010, la Asociación Centro Industrial El Hueco de Manchay empieza la ardua labor de rellenar los quince mil metros cuadrados de territorio que le corresponden dentro del actual hueco de la cantera Portachuelo. A fines de ese año logran rellenar cinco mil metros cuadrados constituyendo un barrio de aproximadamente treinta viviendas.

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Figura 124. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2002 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

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Figura 126. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

Figura 125. Aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2005 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

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Figura 127. Secciones de las canteras Santa Catherina y Portachuelo, 1998 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Figura 128. Secciones de la aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Figura 129. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Santa Catherina y el paisaje que la rodea por el Este Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 130. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Santa Catherina y el paisaje que la rodea por el Oeste Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 131. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Portachuelo y el paisaje que la rodea por el Este Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 132. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Portachuelo y el paisaje que la rodea por el Oeste Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.3.1.2. Estrategias de habilitación urbana En general estas barriadas, al igual que muchas otras en Manchay y en todo Lima, han surgido como una ocupación y posesión del suelo en base a estructuras elementales elaboradas con cerramientos prefabricados de madera o esteras. Estos módulos básicos fueron rápidamente levantados sobre un terreno baldío subdividido de forma esquemática.

Al ubicarse sobre un territorio accidentado y sin medios suficientes para adaptarlo, la configuración morfológica resultante es orgánica. La organización consiste usualmente en marcar los límites de la “propiedad” con estos módulos, dejan en el centro una cancha de tierra libre. La experiencia en este proceso de habilitación ha demostrado que existe una voluntad de modificar el territorio, tratando de nivelar lo más posible la superficie del suelo. Esto permite que las configuraciones provisionales se reorganicen sobre una lotización tizada idealmente ortogonal.

La constante voluntad de transformar el medio físico se desarrolla con diversas estrategias. En las canteras de Manchay se han identificado tres importantes modalidades de intervención sobre el paisaje preexistente. Además de un caso inédito y una serie de estrategias de aprovechamiento de las preexistencias del lugar.

Estrategia 1: Relleno de desmonte El relleno por desmonte es la principal estrategia de reconfiguración del territorio. Este proceso se da en dos formas distintas, una planificada a corto plazo y otra paulatina que puede tardar varios años.

El relleno planificado requiere de un agente organizado y con capacidad de financiamiento. Esta labor lo emprenden usualmente las asociaciones de vivienda que ya se encuentran establecidas en el territorio desde algunos años.

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Figura 133. Estrategia 1: Relleno de desmonte Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Este es el caso de la Asociación de Vivienda Villa Jardín La Hoyada de Manchay, que toma posesión de un terreno en el año 2009. Este barrio se ubica sobre un terreno plano pero dentro de una excavación muy profunda, el año siguiente, la asociación emprende el desafío de rellenarlo para mejorar su accesibilidad.

El terreno de diez mil metros cuadrados se elevó aproximadamente tres metros, fue necesario verter un volumen total de desmonte cercano a los 30 mil metros cúbicos. Para lograr esta hazaña cada uno de los ochenta propietarios contribuyó con un pago de 350 nuevos soles, consiguieron una suma cercana a los 30 mil soles. Este dinero fue empleado para pagar a los camioneros que vertieron el desmonte sobre el terreno. Un camión arenero convencional tiene capacidad para transportar quince metros cuadrados de material y cada “volqueteada” tiene un costo aproximado de 15 nuevos soles, es posible deducir que fueron necesarias casi dos mil descargas. Esta labor tardó casi tres meses, con un promedio de veinte “volqueteadas” por día. (Berta Aguirre, entrevista)

Figura 134. A.V. Villa Jardín la Hoyada en el fondo del hoyo Fuente: Marc Samaniego, 2009

Figura 135. A.V. Villa Jardín la Hoyada sobre el relleno Fuente: Marc Samaniego, 2011

Un caso muy similar realizó la asociación de comerciantes del Mercado Central 24 de enero para nivelar el terreno de su propiedad con las avenidas aledañas. El terreno de cinco mil metros cuadrados se elevó aproximadamente cinco metros. Fue necesario verter un volumen total de desmonte de 25 mil metros cúbicos. Para lograrlo cada uno de los sesenta y ocho socios contribuyó con un pago aproximado de 350 nuevos soles, y lograron alcanar una suma cercana a los 25 mil soles. Con ello se pagó a los camioneros que

vertieron el desmonte sobre el terreno. A diferencia del caso anterior, esta labor se ejecutó de modo más acelerado, llegando a un promedio de setenta y cinco “volqueteadas” por día, lo que permitió cumplir con el relleno deseado en tan solo veintiún días. Asimismo el proceso de nivelación contó con cuatro procesos intermedios de compactación que ofrecen un suelo más estable para la construcción del nuevo mercado en base a materiales nobles. (Raúl Rojas, entrevista)

Figura 136. Mercado 24 de enero en el fondo del hoyo Fuente: Marc Samaniego, 2009

Figura 137. Mercado 24 de enero sobre el relleno Fuente: Marc Samaniego, 2011

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La descripción de estos dos casos sirve para ilustrar el proceso del relleno de desmonte planificado, pero además brindan datos útiles como la constatación de que el precio de un metro cubico de relleno de desmonte equivale aproximadamente a un nuevo sol.

El relleno por desmonte de forma paulatina no requiere un capital significativo de los agentes que lo promueven, pero puede tardar muchos años en lograr sus objetivos. Esta modalidad consiste en definir zonas de desmonte y esperar a que se realicen por iniciativa misma de los camioneros. Al haber tantas zonas disponibles para la descarga de desmonte, es posible que se promueva con pagos simbólicos, sin embargo esto no ha sido verificado. Por otra parte en estas zonas se mezcla muy a menudo el relleno de desmonte con el depósito de basura.

Es posible distinguir dos modalidades distintas de relleno por desmonte en la habilitación de este territorio. En primer lugar están los rellenos realizados desde el borde de la cantera, estos reducen su perímetro ganando tierra al nivel de las calles exteriores. Estos rellenos idealmente planos, en algunos casos, se van inclinando a medida que avanzan al interior de la cantera, facilitan con ello su accesibilidad.

Figura 138. Relleno de desmonte planificado por la Asociación de comerciantes del mercado 24 de enero Fuente: Marc Samaniego, 2011

Estrategia 2: Picar la roca

Estrategia 3: Contención de taludes

Este caso corresponde exclusivamente al proceso de transformación de territorio realizado por la Asociación de Trabajadores de Santa Catherina. Esta es la primera barriada que ocupa la cantera y se ubica sobre una pendiente rocosa. Los habitantes de este sector han derruido la roca sobre la cual se asientan sus lotes por medio de jornadas enteras de trabajo manual con picos metálicos como única herramienta.

La roca obtenida fue empleada para ganar tierra sobre el borde de la cantera, esto ha permitido la consolidación de una vía vehicular con una sección promedio de 10 metros.

Si bien la mayor parte del aglomerado barrial logra reconfigurar el territorio obteniendo una superficie plana o ligeramente inclinada, existen también algunas manzanas ubicadas sobre taludes inclinados.

La edificación de viviendas sobre estos terrenos requiere de una estrategia arquitectónica que permita consolidar el basamento sobre el cual se fundan sus estructuras. Es posible identificar tres formas de contener estos taludes.

En segundo lugar están los rellenos realizados en los hoyos interiores de las canteras. Son las excavaciones más profundas del remanente minero y son rellenadas tanto de modo planificado como paulatino. Estos hoyos representan verdaderas interrupciones en la trama obstinadamente ortogonal que asume el conjunto de barrios que ocupan la cantera.

En primer lugar se hallan los muros de contención de piedra conocidas como “pirkas”. Este material se encuentra en los cerros aledaños y es empleado por medio de un simple apilamiento, a veces es reforzado con mortero de cemento. Su elaboración esencialmente artesanal no requiere de una mano de obra especializada, sin embargo representa un gran esfuerzo físico, por lo cual usualmente se realizan en colaboración con varios familiares y vecinos.

Figura 140. Estrategia 2: Picar la roca y reutilizarla Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 139. Relleno de desmonte vertido paulatinamente Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 141. Casas ubicadas sobre y bajo la roca picada Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 142. Casa sobre muro de contención de piedras Fuente: Marc Samaniego, 2011

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En segundo lugar se hallan los muros de contención de concreto armado. Estos se emplean principalmente en los basamentos viviendas, sin embargo se han construido algunos muros de contención bastante grandes con este material en el último año. Estos no han sido construidos por iniciativa de los pobladores, sino por las exigencias que Defensa Civil establece para sanear las habilitaciones urbanas. El muro de veinte metros de longitud y dos de altura construido por la Asociación de Vivienda Villa Jardín La Hoyada de Manchay ha representado un costo aproximado de doce mil soles y sirve para contener un pequeño talud sobre el cual se ampliará una calle. Su ejecución además permitirá que este barrio pueda acceder a una Constancia de Posesión, que le permita luego negociar la implementación de los servicios básicos.

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Estrategia 4: Estructura sobre pilotes

Figura 143. Estrategia 3: Muros de contención Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Además de estas tres principales estrategias existe un caso aislado que podría representar una estrategia muy interesante si se aplicara de modo extensivo. Se trata de una vivienda ubicada al borde de un empinado talud de relleno de desmonte que se soporta sobre pilotes.

Esta estructura liviana se apoya a cierta profundidad del relleno permitiendo su estabilidad. Es además una estructura flexible que permite modificaciones acordes a las que se efectúan casi rutinariamente en el territorio. A pesar de haberse hallado un sólo espécimen con estas características, se trataría de un modelo muy valiosa con respecto a la estrategia que propone para vincularse con este paisaje en particular.

Figura 146. Estrategia 4: Estructura sobre pilotes Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

En tercer y último lugar se hallan los muros de contención elaborados con neumáticos. Estos muros son poco frecuentes pero representan una estrategia muy interesante ya que emplea un material desechado, es decir que lo recicla. Estos elementos de caucho son apilados y rellenado de tierra y piedras para ensamblarlos.

Figura 144. Muro de contención de concreto armado Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 145. Muro de contención de neumáticos deteriorados Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 147. Casa sobre pilotes en el borde del relleno de desmonte Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Estrategia 5: Aprovechamiento del paisaje preexistente Otra particularidad en este aglomerado barrial es el aprovechamiento que las viviendas de las parte bajas dan de los tanques elevados que ubican en las calles superiores. Con ello obtienen en primer lugar, la tan deseada agua a presión que no existe por medio del aprovisionamiento de camiones cisternas. Pero además, consiguen irrigar los taludes consiguiendo arborizarlos.

Si bien la mayor parte de la habilitación urbana se ha realizado en base a las tres principales estrategias de transformación o adecuación del territorio, también se han dado en menor medida, otras estrategias de asentamiento que simplemente han aprovechado las características propias de las preexistencias del paisaje violentado por la explotación minera. Este es el caso de la utilización de los bancos o andenes ejecutados para efectos de extracción. Este aspecto solo es relevante desde el momento en que se piensa en las estrategias de habilitación urbana de las canteras desde el origen de estas últimas. Es decir, cuando se concibe la posibilidad de habilitar un territorio empezando por establecer estrategias desde el desarrollo mismo del proceso de explotación de los recursos. Como es posible constatar en este caso, existen coincidencias entre ambas estrategias, por lo cual la minería en zonas de expansión urbana debería estar regida a un plan que propicie su explotación racional a favor de un futuro uso para el hábitat u otra función de la ciudad.

Figura 148. Estrategia 5: Aprovechamiento del paisaje preexistente Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Figura 149. Tanques elevados que permiten agua a presión y arborizar los taludes Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 150. Habilitación urbana sobre los bancos de la antigua cantera Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.3.2. Estructura morfológica del conjunto de barrios

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2.3.2.1. Retícula urbanística

La aglomeración de barriadas en las canteras de Manchay se encuentra en proceso de consolidación que copa casi el total del área del remanente minero.

Este proceso de habilitación urbana ha constituido una retícula urbanística compuesta por diversos barrios. En cada uno de estos barrios se ha establecido, además de manzanas de vivienda, un sistema vial que las articula, áreas destinadas a espacios públicos y áreas de equipamiento. Asimismo se han determinado las zonas intangibles, los lugares donde está prohibido construir por hallarse próximas a los empinados y endebles taludes de la profunda excavación de las antiguas canteras.

La retícula urbanística es mixta, combina una configuración primordialmente ortogonal con algunas zonas orgánicas. La retícula es ortogonal en la mayor parte del barrio. Esta configuración espacial se sobrepone a un suelo, originalmente agreste, pero finalmente nivelado. Es posible distinguir dos grandes tramas ortogonales dentro de la cantera “Santa Catherina”.

Cada una de estas se origina por alineamiento a una vía de circulación. La retícula del sector norte surge con la alineación de la “A.V. Los Claveles Parte Alta” con la avenida La Unión, mientras que la retícula del sector sur nace de la alineación de la “A.V. Señor de los Milagros” con la avenida Víctor Malásquez.

En ambos casos la adición de nuevos barrios ha extendido la malla original hasta toparse con las

Figura 151. Vista panorámica del tejido urbano en la cantera Santa Catherina Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 152. Reticula urbanistica Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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barreras geográficas de la cantera. En el encuentro de estos dos tejidos, el primero tiene preponderancia sobre el segundo. Lo constata la proyección de una vía de la primera trama que atraviesa transversalmente la cantera y corta diagonalmente algunas manzanas de la segunda. El espacio residual entre ambas está conformado por dos terrenos triangulares destinados a espacios públicos y equipamiento. La retícula urbanística también tiene algunos fragmentos orgánicos.

Se encuentran principalmente en el perímetro oscilante de las antiguas canteras, pero además alrededor de los profundos hoyos que permanecen al interior del conjunto. Esta morfología se adapta orgánicamente a las preexistencias del medio físico, sin embargo tiende a evolucionar en el tiempo reconfigurándose en la organización espacial lo más abstracto que le sea posible.

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2.3.2.2. Manzanas, lotes y viviendas El barrio se estructura predominantemente por manzanas rectangulares que se ubican sobre el relleno perimetral de las canteras, los desniveles de relleno o el fondo nivelado. Además de estas, existen algunas pocas manzanas irregulares en las zonas oscilantes del perímetro de las canteras. De este modo, la configuración del conjunto de barrios cuanta con cuatro tipos de manzanas de vivienda: Las manzanas tipo A se posan sobre un suelo plano o moderadamente inclinado que se ha extendido al nivel de las vías perimetrales por medio de un masivo relleno de desmonte. Estas son idealmente rectangulares al alinearse longitudinalmente con las vías vehiculares que bordean a las antiguas canteras.

Estas manzanas tienen en promedio setenta metros de longitud, permite con ello una relativa permeabilidad.

Estas contienen lotes con un solo frente a la calle de 6 metros y 20 metros de profundidad (120m2).

Figura 153. Tipos de manzana. Ubicación y dimensiones Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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El conjunto de barrios ubicados en ambas canteras cuenta con aproximadamente 1.450 lotes de vivienda de los cuales 1.280 se encuentran en la cantera Santa Catherina y 170 en la cantera Portachuelo.

Las manzanas tipo B se asientan en los taludes fuertemente inclinados de los rellenos de desmonte.

Estas se extienden de las tramas ortogonales. Son manzanas formadas prioritariamente por lotes con dos frentes, un frente da hacia una calle y el opuesto hacia el talud del relleno. Estas manzanas tienen una longitud promedio de 100 metros, son superiores a las manzanas de tipo A, no requieren de mayor permeabilidad. Sin embargo, sus lotes son idénticos a los anteriores.

Las manzanas tipo C se ubican en el fondo nivelado de la cantera Santa Catherina. Son manzanas idealmente rectangulares, como las anteriores. La longitud de estas manzanas es muy variable, fluctua entre los 30 y 130 metros. Su distancia está limitada por el contexto geográfico de las excavaciones que aún persisten en medio del conjunto, así como por el contexto urbano del sistema vial que las cortan. Los lotes tienen un solo frente a la calle con dimensiones similares a los dos casos anteriores.

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Las Manzanas tipo D son irregulares y se ubican en las zonas oscilantes del perímetro de las canteras. Su morfología se adecúa al territorio preexistente pero sin embargo, lo transforman activamente de distintas modos. La transformación se da tanto dentro de los límites de la lotización, al picar la roca sobre la cual se asientan, como fuera de sus límites, expandiéndose por medio del relleno de desmonte.

Figura 154. Manzanas tipo B en relleno de desmonte inclinado Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 155.

Sistema vial Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 156.

Espacios públicos Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 157.

Equipamiento Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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2.3.2.3. Sistema vial La circulación dentro del conjunto es aparentemente sencilla, sin embargo la superposición de la trama ortogonal en este complejo territorio trae consigo más de un desencuentro. El sistema vial es en general bastante complejo y se haya interrumpido en varios puntos por las condiciones del irregular contexto geográfico. A pesar de que el sistema vial está compuesto por una gran cantidad de vías, en comparación con las urbanizaciones privadas ubicadas en contextos similares, la fluidez en el tránsito no está garantizada. Se debe en gran medida al hecho de que no exista mayor jerarquización de vías dentro del sistema, dificultando su desenvolvimiento funcional.

El aglomerado barrial se articula a Lima a través de la avenida Víctor Malásquez, única vía metropolitana que conecta a Manchay con el resto de la ciudad.

Actualmente esta vía no es tan importante a nivel metropolitano, sin embargo, su proyección como parte de la Vía Periurbana, le da un carácter de predominio en el tránsito a nivel nacional. Por otro lado, esta avenida pasa entre las dos canteras al nivel de la superficie original de la quebrada, por lo tanto se halla sobre un nivel superior a la gran mayoría de barrios ubicados dentro de la cantera.

Por todo el lado Este de la cantera Santa Catherina recorre la avenida Víctor Malásquez, el lado Oeste está flanqueado por la avenida La Unión. Esta avenida de carácter distrital bordea la cantera y articula a todos las barriadas ubicadas en las quebradas y laderas del cerro Tres Cumbres con el resto de Manchay. Por su parte la cantera Portachuelo se halla atravesada por una vía que prolonga la avenida La Unión y conecta este sector con las barriadas de Cieneguilla.

Al interior Santa Catherina se desarrolla una trama vial de calles lineales afirmadas, donde solo se halla proyectada una vía principal. Esta es la avenida Santa Rosa, se halla en la intersección entre las dos grandes retículas ortogonales y está prevista dentro de una sección de 30 metros. Esta vía es

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teóricamente la más importante dentro del conjunto, sin embargo, se encuentra interrumpida por un hoyo de la antigua explotación minera que aun no termina de ser rellenado. Por lo tanto, a nivel funcional el conglomerado de barriadas está articulado por calles que cumplen el rol de vías principales, vinculando el interior con el exterior. Solo dos calles (Grau y Los Ficus) logran articular transversalmente al conjunto con las vías perimetrales. El resto de calles que entran a está conexión lo hacen sectorialmente. Entre estas se hallan tres ingresos desde la avenida Víctor Malásquez y cuatro desde la avenida La Unión. El sistema vial de la cantera Portachuelo, y en general toda su retícula urbanística, se desarrolla a nivel de las calles perimetrales. Sus vías principales circundan el agujero original de la cantera.

Todo el resto de vías son secundarias. Algunas de estas se hallan interrumpidas por hoyos o taludes, mientras que otras superan los obstáculos pero reducen su sección a lo mínimo transitable por un vehículo.

Por otro lado, todas las vías vehículares dentro del aglomerado barrial son altamente usadas por los peatones ya que el tránsito motorizado es reducido y se desarrolla principalmente por medio de vehículos menores como motos o mototaxis. Las vías exclusivamente peatonales son las escaleras de concreto y bajadas de tierra que serpentean los taludes.

Figura 158. Vía secundaria bajo un empinado talud Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.3.2.4. Espacios públicos Los principales espacios públicos del conglomerado barrial son los campos de futbol. En total, en ambas canteras se hallan trece campos de futbol, entre los cuales destaca el gigantesco Estadio Municipal “Paul Poblet”. Además cuentan con seis grandes campos de fútbol y seis campos más pequeños. Todos estos terrenos deportivos tienen superficie de tierra y están marcados con tiza, salvo una cancha de pasto sintético y dos pequeñas losas de cemento que incluyen cestos de básquetbol. Es interesante constatar que varios de estos campos de fútbol se ubican en el fondo de los hoyos no rellenados de las canteras y que algunos de estos existen con anterioridad al proceso de habilitación urbana.

Figura 159. Campo de fútbol con césped artificial Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 160. Plaza con juegos y pequeños jardines Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 161. Juego infantiles bajo empinado talud Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 162. Prácticas deportivas en las calles Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 163. Escalera de concreto Fuente: Marc Samaniego, 2011

Al carecer de agua es comprensible la ausencia de parques, sin embargo, existen pequeñas áreas arborizadas por los vecinos. Estas se ubican principalmente cerca a los tanques o reservorios que cuentan para el suministro de agua por medio de camiones cisterna. Además existen áreas de arborización incipiente en los empinados taludes.

Algunas de las zonas de arborización cuentan con juegos infantiles elementales. Es notable el esfuerzo de los habitantes del conjunto de barrios por cultivar y conservar sus plantas a pesar de la poca agua que les llega.

Otro espacio público de gran valor es la plaza central de la A.V. Los Claveles Parte Baja. Esta obra ejecutada por el municipio de Pachacámac es bastante interesante. Su característica principal es su adaptación a la pendiente del territorio por una serie de plataformas de concreto y muros de piedra que en sus desniveles configuran espacios para estar de distintas escalas. La configuración del espacio permite su fácil apropiación por los usuarios, además incluye algunos aspectos lúdicos como resbaladeros y columpios. La vegetación está constituida por plantas que requieren poco riego y se concentran en algunos sectores, cumplen una función estética mejorando el ambiente. Es comprensible que no existan áreas de

césped pues en este contexto carente de agua, este elemento resulta inapropiado.

Los únicos pasajes peatonales en toda la zona habilitada son las escaleras. Estas también conforman espacios públicos interesantes en sí mismas pues concentra en tránsito peatonal generando encuentros casuales entre los vecinos. Además su gradería de concreto sirve como lugar de estar en un contexto primordialmente terroso.

Es posible calificar a muchos lugares residuales de la aglomeración barrial como espacios públicos.

Estos se localizan principalmente alrededor de los campos de futbol, sirven de zona para los espectadores de las actividades deportivas, pero además es zona de expansión para toda clase de actividad comunal, como fiestas y celebraciones que incluyen conciertos musicales, espectáculos de danza, comercio ambulatorio, entre otros. También existen espacios residuales en el perímetro de la cantera que se despliegan como espacios públicos muy atractivos.

Estos espacios tienen la cualidad de poseer una privilegiada vista panorámica sobre el paisaje urbano, por lo tanto se convierten en lugares de reunión y contemplación.

Figura 164. Espacio público residual al borde de la cantera Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.3.2.5. Equipamiento El equipamiento comercial del barrio se concentra a lo largo de las vías perimetrales. Dos mercados importantes se ubican en las intersecciones de la avenida Víctor Malásquez y la avenida La Unión. El comercio de venta de materiales para la construcción se concentra en una franja de terreno ganado por relleno en el borde de la cantera Portachuelo. Otros tantos se localizan en las manzanas de la A.V. Señor de los Milagros y A.V. Yarowilcas ubicadas al nivel de la avenida Víctor Malásquez. Por otro lado, el comercio de electrodomésticos, muebles y la zona de restaurantes se centraliza a lo largo de la avenida La Unión, en los sectores más antiguos como la A.V. Los Claveles Parte Alta y enfrente a La Portada III, una de las zonas más consolidadas de los alrededores.

Gran parte de este equipamiento se localiza en lotes destinados originalmente a la vivienda, debido a su posición estrategia en relación a los flujos optan por un uso comercial.

Figura 165. Iglesia en Villa Jardin La Hoyada Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 167. Letrero de una chatarrera Fuente: Marc Samaniego, 2011

Actualmente se han constituido nuevas zonas comerciales sobre los espacios residuales ubicados a lo largo de la avenida La Unión. Asimismo el mercado 24 de Enero construye una infraestructura de material noble sobre un terreno rellenado con desmonte para alcanzar el nivel de las calles que lo rodean.

El equipamiento educativo está conformado por cuatro colegios. Cada uno de estos ocupa un lugar central en su respectivo sector. Por su parte, no se halla ningún centro de salud dentro del conglomerado barrial.

Figura 168. Venta de materiales de construicción Fuente: Marc Samaniego, 2011

Finalmente, el equipamiento comunitario está conformado principalmente por los locales comunales que cumplen el rol de órganos funcionales en los distintos barrios. Estos ocupan un lugar central en cada una de las Asociaciones de Vivienda. Asimismo se encuentra una sola iglesia en todo el sector.

Figura 166. Sector comercial y portada de ingreso en Los Claveles Parte Alta Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 169. Local comunal de Los Claveles Parte Alta Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.3.3. Paisaje como paspartú de una arquitectura desvinculada Este es un paisaje explotado con violencia y rellenado con la misma suerte. Los camiones que partían de aquí llevando arena a la ciudad en construcción, regresan hoy cargados con material de desmonte o demolición para tapar la herida que provocaron. Este profundo corte en el territorio está cicatrizando de un modo muy acelerado, pero se haya lamentablemente infectado por el desdén de quienes provocan su contaminación. La reducción del perímetro de la cantera y las constantes capas de relleno que cubren las incisiones más hondas van enterrando progresivamente el avasallador paisaje del remanente minero.

La necesidad de conseguir un lugar donde vivir ha transformado cada escondrijo de la cantera en un digno barrio por medio de una constante adaptación del territorio.

Estas modificaciones parecen no tener cuando acabar, pues la voluntad de salir del fondo del hoyo es latente. Asimismo, esta energía contenida que busca elevarse lo consigue silenciosamente por medio del crecimiento vertical de sus estructuras, muchas de las cuales ya sembraron los fierros que la garantizan.

Figura 170. Capas de relleno de desmonte ocultando progresivamente los taludes de la antigua cantera Fuente: Marc Samaniego, 2011

Por otro lado, la obsesiva tendencia de configurar una retícula ortogonal en un contexto irregular ha producido

más de un desencuentro entre estas. Es difícil legitimar está esmerada búsqueda de uniformidad y es al mismo tiempo paradójico que algunas urbanizaciones privadas ubicadas sobre terrenos planos se desplieguen en configuraciones orgánicas, mientras que estas barriadas ubicadas sobre terrenos muy accidentados se sientan atraídas hacia una rigurosa regularidad.

El tejido urbano como resultado de esta progresiva expansión de múltiples agentes se caracteriza por una homogeneidad, en la cual su horizontalidad contrasta con los vertiginosos barrancos de la cantera. Esto termina por configurar un paisaje a modo de paspartú de una arquitectura desvinculada. La marcada presencia de los acantilados define el corte de dos mundos, en lo profundo de la cantera se desarrolla un mundo subterráneo cuya rutina se encuentra bajo la mirada del otro que se eleva al cielo trepando por los cerros. Este territorio de cielo abierto no se halla por lo tanto aislada del resto de Manchay.

El imaginario de la cantera se afianza en los nombres que adquieren los barrios que la ocupan como la hoyada o el hueco. Algunos otros nombres rememoran la identidad regional de sus pobladores como Virgen de Chapi o Yarowilcas y finalmente otras denominaciones apelan a santidades protectoras como el Señor de los Milagros, el Divino Jesús o el mismísimo presidente de la República.

Figura 171. Homogeneidad del tejido urbano en marcado contraste a los vertiginosos barrancos de la catera Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 172. Presencia del acantilado como fondo de una escena rutinaria Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 173. Estructuras metálicas que sienta las bases de un progresivo crecimiento vertical Fuente: Marc Samaniego, 2011

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2.4. Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla

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2.4.1. Estrategias de habilitación urbana de las canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca 2.4.1.1. Desarrollo histórico del proceso de habilitación urbana El Plano de zonificación elaborado por el Instituto Metropolitano de Planificación en el año 2008 destina como de Reglamentación Especial y Zona de Recreación Publica a la mayor parte de remanentes mineros ubicados en el distrito de Cieneguilla. El primer uso de suelo se aplica principalmente a las canteras poco profundas o las zonas adyacentes a estas, mientras que el segundo, corresponde a las canteras con tajos de gran profundidad. Este plano normativo sin embargo no indica un uso de suelo para las canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca donde actualmente se desarrolla un agitado proceso de ocupación por barriadas. La zonificación tampoco comprende la extensa área de canteras ubicadas en las quebradas de San José y San Benito, donde se desarrolla un devastador proceso que afecta gravemente el territorio natural. A lo largo de estas estrechas quebradas conviven areneras, botaderos de basura y chancherías, todas estas de modo informal e invisible para la ciudad.

Figura 174. Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla Fuente: Google Earth, 2010

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Vehículos de transporte de carga pesada provenientes de otros distritos, transportan y descargan desmonte, residuos sólidos y orgánicos, malezas y basura en arterias y espacios destinados a áreas verdes [canteras], áreas de dominio público, y de propiedad privada, generando la proliferación de rellenos sanitarios clandestinos. Asimismo, se viene produciendo en la jurisdicción de Cieneguilla, el tránsito de vehículos de transporte de carga pesada que transportan material no metálico: arena gruesa, arena fina, hormigón, piedra chancada, que provienendecanterasquefuncionanenformailegal sin autorización del Ministerio de Energía y Minas, y Licencia Municipal. (…) [Tales actividades] vienen causando daños al medio ambiente, y al encontrarse ubicadas en zonas urbanas y de expansión urbana (…), atentan contra la seguridad y salud de los vecinos de Cieneguilla.” (2010, Ordenanza N° 1162010-MDC).

Al ser función municipal fiscalizar y controlar respecto a elementos contaminantes de la atmosfera y el medio ambiente. El concejo municipalidad distrital de Cieneguilla emite en el año 2010 una ordenanza que prohíbe el tránsito de vehículos de transporte de carga pesada que transportan material no metálico, el depósito de desmonte, residuos sólidos y orgánicos, malezas y basuras en lugares públicos y finalmente la internación de basura para la alimentación de ganado porcino y utilización de estos en labores de reciclaje.

Si bien la municipalidad de Cieneguilla se encuentra fiscalizando estas actividades ilegales por medio de operativos conjuntos con la Policía Nacional, la magnitud de estas actividades imposibilita el control que garantice su efectiva desaparición.

Figura 175. Botadero de basura dentro de las canteras Fuente: Marc Samaniego, 2011

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El nefasto proceso de degradación del territorio es reconocido en un diagnostico que constata lo siguiente:

El desarrollo de la expansión urbana de barriadas en las canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca, ubicadas al sur de la quebrada de San José está documentado por diversos artículos periodísticos que

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informan sobre las batallas campales que enfrentan entre sí a los distintos grupos de invasores de estas tierras, o a estos contra los agentes policiales que han pretendido desalojarlos en más de una ocasión.

El terreno en cuestión es parte de uno mayor de aproximadamente ochocientas hectáreas, que la Superintendencia de Bienes Nacionales habría adjudicado hace casi una década a la Fuerza Aérea del Perú para la construcción de un aeropuerto (Velásquez, 27 de julio del 2010).

Las primeras invasiones en las canteras datan del año 2007, cuando se funda la Asociación de Vivienda Shalom (El Comercio, 17 de mayo del 2010). Si bien existen fuentes que relatan enfrentamientos en la zona

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desde el año 2000 (América Televisión 6 de diciembre del 2010). Lo cierto es que hasta el 2005, año en que por primera vez aparece el sector en las imágenes satelitales de Google Earth, no se ve habilitación alguna dentro de las canteras. Se observan, sin embargo, botaderos de desmonte y basura en los márgenes de las canteras y lugares cercados donde queman esta basura. Estos en cierta medida dieron trabajo a la población que luego decidió asentarse ahí.

En un país como el nuestro, los desperdicios son fuente de sustento de sectores enteros de la sociedad. Lo que es desperdicio para la burguesía constituye fuente de ingresos para sectores populares deprimidos y hasta para la industria o las chancherías (Riofrío 1978: 92).

En el sector más alto de la cantera se funda la Asociación de Vivienda Estrellitas de Cieneguilla.

Estos acusan a Shalom de invadir un área de su “propiedad” de mil metros cuadrados. A raíz de esto, la directiva de Estrellitas hace la denuncia al Estado y recibe un documento que certifica la posesión no solo del área usurpada, sino además se le otorgan ochenta hectáreas adicionales que compromete toda el área de Shalom y de otras asociaciones de vivienda como Molle, Señor de los Milagros y Padre Fray Pedro Urraca (Rodwin Machaca, entrevista).

Durante los años 2010 y 2011 se sucedieron una serie de batallas campales con resultados fatídicos entre los pobladores de Estrellitas, Shalom y Molle.

Los mutuos ataques habrían sido perpetrados por ex reclusos y pandilleros contratados por los traficantes de tierras (El Comercio, 17 de mayo de 2010).

habían organizado rondas y armado trincheras para proteger los territorios que consideraban suyos (Rochabrum, 7 de marzo del 2011).

Finalmente, el 11 de marzo mil quinientos policías y los miembros de la asociación de vivienda Estrellitas desalojaron alrededor de mil familias. Los efectivos rodearon la zona para destrozar y quemar las casas de las asociaciones Shalom, Molle, Señor de los Milagros y Padre Fray Pedro Urraca c-omo parte de la orden de desalojo que se había suspendido hasta en dos oportunidades (América Televisión, 11 de marzo del 2011).

Una batalla campal se desató el 14 de enero de 2010 cuando la Policía Nacional, junto con los miembros de la asociación de vivienda Estrellitas, intentó desalojar a más de dos mil pobladores de Shalom. En conjunto unos tres mil agentes del Escuadrón Verde, de la policía montada y un helicóptero de la Sétima Región intentaron desalojar a los usurpadores con bombas lacrimógenas, pero no pudieron. Finalmente, el juez de turno suspendió la diligencia por no encontrar garantías (Rochabrum, 14 de enero de 2011).

Según un documento oficial, la asociación Estrellitas tiene los derechos de administración del terreno de ochenta hectáreas, lo que los faculta para desalojar a los pobladores de las demás asociaciones. Sin embargo, la medida para el desalojo fue postergada hasta el 11 de marzo del 2011 (América Televisión, 27 de enero del 2011).

Figura 176. Peronas trabajando en los botaderos de basura Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Un par de días antes a la fecha oficial del desalojo hubo otra gran batalla campal entre Estrellitas y Shalom que dejó varios heridos y casas quemadas.

Efectivos de la comisaría de Cieneguilla hicieron un operativo y hallaron armas de fuego, municiones y explosivos de gran potencia. Ambas asociaciones

Figura 177. Armas decomisadas en la zona de conflicto Fuente: Municipalidad de Cieneguilla

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Recopilando distintas fuentes periodísticas se determina la relación de personas asesinadas y heridas en los enfrentamientos suscitados en los años 2010 y 2011.

Muertos: – 16 de mayo del 2010 Herbert Pérez Bardales (26). Shalom – 26 de julio del 2010 Leónidas Benito Jacobi (44). Estrellitas – 27 de enero del 2011 Gladys Salazar Díaz (22). Los Molles Alfonso LlallauriSocca (44). Estrellitas – 7 de marzo del 2011 Emilio Esteban Nicolás Pérez (35). Estrellitas Heridos de bala: – 16 de mayo del 2010 Édgar Daniel Fernández Aponte (19) – 26 de julio del 2010 Moisés Ríos Chuquillaqui (27) Wilfredo Quispe Rojas (35) Luis Balbi Rosado (23) Juan Flores Osco (29) Eugenio Arce Ataucusi (49) – 7 de octubre del 2010 3 jóvenes – 5 de diciembre del 2010 Yamilet Hancco Ccama (Pérdida de brazos por granada) – 27 de enero del 2011 Jesús Moisés Guerrero Pérez (22) Guillermo Meza Orellana (68) Alexander Balbi Gonzales (30) Juan Carlos Cuadros Quicaño (28)

Figura 178. Terrenos de Cieneguilla en disputa Fuente: La Républica

Figura 179. Casa destruida por la A.V. Estrellitas e implantación de módulos de vivienda marcadas con estrellitas Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 180. Letrero de la A.V. Estrellitas Fuente: Marc Samaniego, 2011

Según el alcance de estos datos, habría al menos cinco pérdidas humanas y catorce heridos, principalmente de bala. Lamentablemente, el conflicto no ha sido resuelto hasta la fecha de hoy, el riesgo de nuevos enfrentamientos es muy alto.

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Figura 181. Canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca, 2005 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

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Figura 183. Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

Figura 182. Aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla, 2009 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011 Fuente: Google Earth

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Figura 184. Secciones de las canteras Arenera Ate y Padre Fray Pedro Urraca, 2005 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Figura 185. Secciones de la aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla, 2010 Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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2.4.1.2. Estrategias de habilitación urbana

Estrategia 1: Relleno de desmonte

Estrategia 2: Sacos de arena

Todas estas barriadas, al igual que las de Manchay, han surgido como una ocupación y posesión del suelo en base a estructuras elementales elaboradas con cerramientos prefabricados de madera o esteras.

Estos módulos básicos se ubican sobre un territorio muy accidentado por lo cual su configuración morfológica es totalmente orgánica. El proceso de habilitación urbana ha requerido de una serie de estrategias para adaptar el complejo territorio. En total es posible identificar dos importantes modalidades de intervención sobre el paisaje preexistente este proceso de habilitación.

El relleno por desmonte es una de las estrategias empleadas en la reconfiguración de este territorio, sin embargo no es la principal, como en las canteras de Manchay. Las nuevas extensiones de terreno plano ganado por medio del relleno de desmonte se halla centralizado en el sector Oeste de la cantera Arenera Ate. Es exclusivamente la Asociación de Vivienda Lotización Chávez en la que se desarrolla esta estrategia de modo sistemático. El relleno por desmonte en este sector de la cantera se caracteriza por combinar el relleno de desmonte con el de significativas descargas de basura proveniente principalmente de demoliciones. En el monumental talud que se renueva constantemente es posible se hallar varias decenas de recicladores informales que rescatan materiales entre los desperdicios. Esta labor de segregación de basura ha significado la fuente económica necesaria para constituir barrios enteros de poblaciones que habitan en condiciones miserables.

Casi la totalidad de este territorio es empinado o fuertemente inclinado, pues los tajos de las canteras se desarrollan en un espacio estrecho confinado entre la carretera La Molina-Cieneguilla y las laderas de unos pequeños cerros, también violentados por la explotación minera. La expansión urbana se desarrolla sobre todo en los cerros mutilados y parcialmente en el fondo de las canteras. Existen sin embargo, algunos pocos lugares planos aprovechados para levantar módulos de vivienda sin mayor adaptación del territorio.

Las irregulares laderas que predominan en el paisaje han sido adaptadas para constituir pequeñas plataformas que permitan la edificación de las viviendas sobre un suelo relativamente plano. Estas operaciones son realizadas de modo independiente para cada uno de los módulos. El procedimiento consiste en escarbar, con ayuda de una pala, la arena de un sector de la pendiente. Este material es colocado dentro de costales de polipropileno, usualmente usados para

almacenar granos. Estos sacos son apilados en la parte baja de la zona removida, cumpliendo el rol de basamentos y de muros de contención.

No se ha determinado el origen de estos costales, pero lo más probable es que simplemente hayan sido comprados para tal propósito. Se trata de una ingeniosa solución realizada con elementos económicos y materiales del lugar, en efecto los sacos son empleados para una nueva función al ser rellenados con la arena del mismo terreno.

Esta es la estrategia más extendida en el proceso de habilitación de estas canteras, sin embargo, estos sacos de arena también han sido empleados para una función insólita. En este violento contexto de batallas campales por la posesión de los terrenos, los sacos de arena han sido apilados para formar estratégicas barricadas. Estas se encuentran ubicadas en las zonas altas de las laderas y sirven como defensa para los disparos de bala ejecutados regularmente en esta guerra por la posesión del territorio.

Figura 187. Estrategia 2. Sacos de arena Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 186. Expansión de la A.V. Lotización Chávez sobre inmenso relleno de desmonte Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 188. Módulo de vivienda construido sobre muro de contención elaborado por sacos de arena Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 189. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Arenera Ate Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 190. Vista panorámica de la aglomeración de barriadas en la cantera Padre Fray Pedro Urraca Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 191. Profundidad de la cantera y ocupación parasitaria por barriadas Fuente: Marc Samaniego, 2011

2.4.2. Estructura morfológica del conjunto de barrios La aglomeración de barriadas en las canteras de Cieneguilla se encuentra en proceso de formación y es susceptible a diversas modificaciones. El proceso de habilitación urbana ha constituido una retícula urbanística muy compleja compuesta por diversos barrios que se hallan en constante conflicto. En cada uno de estos barrios se han establecido módulos de vivienda de modo disperso. El sistema vial es reducido y la accesibilidad está controlada, mientras que las áreas destinadas a espacios públicos y áreas de equipamiento son mínimas o nulas.

2.4.2.1. Retícula urbanística La retícula urbanística es mixta, combinando una configuración primordialmente orgánica con pequeños fragmentos ortogonales. La retícula es casi enteramente orgánica pues su configuración espacial se sobrepone a la superficie agreste que domina ampliamente este territorio. La expansión urbana se desarrolla principalmente sobre las laderas violentadas por la explotación minera y en las irregulares y profundas excavaciones de las canteras. Los límites entre las diversas asociaciones de vivienda son ambiguos, pues todas estas se desarrollan orgánicamente, respondiendo sensiblemente a las caprichosas características de la nueva topografía. La retícula también un sector que se desarrolla de modo ortogonal. Se trata de los barrios constituidos sobre rellenos de desmonte. Estos se ubican en el lado Oeste del conjunto y configuran una trama urbana convencional sobre un terreno nivelado.

Figura 192. Reticula urbanistica Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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2.4.2.2. Manzanas, lotes y viviendas La configuración del aglomerado barrial cuanta con tres tipos de manzanas de vivienda. El barrio se estructura predominantemente por manzanas irregulares que se ubican principalmente sobre laderas. Además de estas, existen algunas pocas manzanas rectangulares niveladas sobre rellenos de desmonte o aterrazadas sobre las pendientes. Asimismo es posible encontrar módulos de vivienda distribuidos aleatoriamente sobre el territorio, sin llegar a configurar manzanas.

Las manzanas Tipo A se posan sobre un suelo plano o moderadamente inclinado que se ha extendido al nivel de las vías perimetrales por medio de un exhaustivo relleno de desmonte. Estas son idealmente rectangulares al alinearse longitudinalmente con una vía. Estas manzanas tienen en promedio 100 metros de longitud y contienen lotes con un solo frente a la calle de 10 metros y 18 metros de profundidad (180 m2).

Las manzanas Tipo B se asientan transversalmente a los taludes fuertemente inclinados de las laderas. Estas tienen una trama parcelaria ortogonal que agrupa

lotes con un solo frente. Estas manzanas tienen una longitud promedio de 30 metros, siendo mucho más cortas que las manzanas de Tipo A. puesto que deben enfrentarse a una topografía agreste. Los lotes que la conforman son usualmente cuadrados con lados de seis metros, obteniendo áreas de aproximadamente 36 metros cuadrados.

Las manzanas Tipo C se ubican longitudinalmente a los taludes fuertemente inclinados de las laderas, procurando mantener una misma cota de nivel. Son manzanas orgánicas y lineales que se desarrollan como hábiles “gusanos” sensibles al territorio y que procuran confinar un espacio entre ellos. A veces abrazan un patio y otras un cerro. La longitud de estas manzanas es muy variable, fluctuando entre los 20 y 80 metros. Los lotes tienen dos frentes y similares dimensiones a los del Tipo B. El conjunto de barrios ubicados en ambas canteras cuenta con aproximadamente 1.000 unidades de vivienda de los cuales 200 se encuentran en la cantera Arenera Ate, otros 200 en la cantera Padre Fray Pedro Urraca y 600 sobre los cerros aledaños.

Figura 193. Tipos de manzana. Ubicación y dimensiones Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 194. Manzana tipo C o manzana “gusano” Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 195. Expansión por relleno de desmonte y basura sobre la cual surge una incipiente barriada Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Figura 196. istema vial Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 197.

Espacios públicos Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Figura 198.

Equipamiento Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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2.4.2.3. Sistema vial En sistema vial del conjunto es laberíntica, pues se desarrolla directamente sobre el complejo tejido caminos trazados por los camiones y maquinaria que extrajo la arena y grava del lugar. Estas vías se realizaron con el fin de explotar del modo más eficiente los recursos del suelo y con ello han enfatizado las caprichosas características topográficas del paisaje.

El aglomerado barrial se articula a Lima a través de la carretera La Molina-Cieneguilla, única vía metropolitana que conecta este sector con el resto de la ciudad. Esta vía se halla al lado sur de las canteras ocupadas. No existen vías distritales en los alrededores, sin embargo se halla una extensa red de caminos que atraviesan las quebradas de San José y San Benito conectando diversas canteras, botaderos informales y chancherías.

que las rodean. Estos espacios adquieren un lugar central en cada barrio, pues a su vez cumple la función de plaza central. En todo el conjunto hay cinco chanchas de futbol con superficies de tierra.

Los parques y plazas de concreto son inexistentes en un medio de tantas carencias como este. Tampoco existen zonas de arborización ni zonas de recreación infantil. La situación del lugar es muy delicada por lo cual el uso del espacio público para la recreación es mínimo.

2.4.2.5. Equipamiento El equipamiento del conjunto barrial es imperceptible.

Apenas existe un pequeño mercado en la zona central y los locales comunales de cada una de las asociaciones de vivienda.

Debido a los agudos conflictos que se llevan entre las distintas asociaciones de vivienda los dos principales accesos se encuentran controlados a través de portones resguardados por personal de vigilancia. Uno de estos portones fue construido fue construido por una de las empresas arenera que trabajó estas canteras.

Al interior de las canteras y sobre el promontorio adyacente se desarrolla una trama vial de calles serpenteantes afirmadas heredadas de los procesos mineros. Por lo tanto, las vías más importantes del barrio son las antiguas vías principales que organizaban el trabajo en las canteras. Adicionalmente se hallan trazadas algunas calles secundarias que permiten acceder a las viviendas ubicadas en las zonas más complicadas del territorio.

Finalmente los caminos peatonales se desarrollan de modo muy libre y orgánico pues no existen mayores obstáculos en el conjunto.

2.4.2.4. Espacios públicos Los principales espacios públicos del aglomerado barrial son los campos de futbol y las áreas residuales

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2.4.3. Arquitectura parasitaria en un paisaje violento La efervescente barriada que se expande en las canteras de Cieneguilla es quizá el proceso de habilitación urbana más caótico de Lima actualmente.

Su desarrollo interrumpe drásticamente el próspero eje de bienestar delineado hacia el Sureste. Esta es la puerta a otra realidad, el solapado ingreso al recóndito y profundo patio trasero de la ciudad, pues el verdadero infierno recorre la red de diez kilómetros de tentáculos de las estrechas quebradas de San José y San Benito acumulando los excesivos desperdicios de la urbe. A pesar de estas terribles condiciones, los residuos que se arrojan en este territorio fertilizan el suelo para el surgimiento de barriadas como estas.

El paisaje agonizante de las canteras es parasitado por esta espontanea y tal vez inadvertida eclosión urbana.

La abrupta topografía de las canteras refugia a más de mil familias en elementales módulos de vivienda.

Estos se asientan sobre el territorio transformándolo y aprovechándose de este, sin embargo, por más grande que sea la aglomeración, es poco el perjuicio que le puede ocasionar a un paisaje tan violentando por la explotación minera como este.

El paisaje urbano visible desde la carretera es sólo una fracción de su verdadera magnitud. La profunda zanja que se halla al borde del camino y el mutilado promontorio que lo confina ocultan una extensa retícula orgánica configurada principalmente por módulos salpicados en el territorio y agrupaciones en forma de intrépidos gusanos. Estos últimos son, sin duda, los más interesantes por tres razones. En primer lugar porque consiguen adaptarse a la topografía insinuando las curvas de nivel. En segundo lugar, porque permiten un crecimiento progresivo a medida que se extiende el suelo con rellenos de desmonte.

Por último, porque estas agrupaciones lineales se desarrollan en conjunto, relacionándose para definir y defender un lugar. El espacio que abrazan y resguardan puede es usualmente un patio interno o una pequeña colina.

Finalmente, es interesante también constatar que las estrategias de ocupación en este proceso de habilitación urbana se relacionan con las antiguas estrategias militares empleadas por las ciudades para defender su posesión. Esto es aseverado por el segundo uso que se les da a los sacos de arena. Estos ya no sólo contienen los taludes, sino también, balas por medio de barricadas ubicadas en las cimas.

Figura 199. Paisaje violentado por la explotación minera y su posterior ocupación Fuente: Marc Samaniego, 2011

Figura 200. Barridas hechas con sacos de arena a lo largo de la cresta del promontorio Fuente: Marc Samaniego, 2011

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Capítulo 3 Conclusiones

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3.1. Estrategias de habilitación urbana de las canteras El presente análisis parece confirmar la hipótesis de que las estrategias de habilitación urbana efectuadas por el urbanismo privado y el barrial son diametralmente opuestas. Para cerciorar esta presunción es preciso especificar los ejes directores y las particularidades de cada una de estas modalidades.

3.1.1. Patrones y variables en el urbanismo privado El Plan Integral de Desarrollo Urbano (PIDU) de Arenera La Molina, se concibe aproximadamente cuarenta años después de la elaboración del proyecto urbanístico Club Campestre Las Lagunas de La Molina. Por lo tanto, es posible considerar a este último como un padre aventajado en edad para el primero.

Patrones

Figura 201. Síntesis de los cuatro casos de estudio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Ambos proyectos pertenecen a la dinastía Arenera La Molina, siendo Las Lagunas el gran pionero de la habilitación urbana de canteras en el país y el Plan de Arenera La Molina, un próspero heredero en potencia. Ambos planes urbanos son ejecutados por el mismo agente que se ocupó de explotar sus recursos minerales. Esta condición permite solventar las capacidades técnicas y económicas de emprender semejante desafío de habilitación urbana. Con ello surge una alianza y complementariedad entre dos actividades aparentemente irreconciliables. Es posible deducir por lo tanto, que las minas Rosa Mercedes 208 (1947-1970) y María Manuela (1965*) fueron explotadas racionalmente, considerando su potencial uso como suelo urbano luego de su reconfiguración territorial.

Un tema notable en ambos casos es la secuencia de destrezas técnicas que permiten abastecer de agua y arborizar el paisaje agreste y desértico de las canteras de Pampa Grande.

El sistema hidráulico de canales, reservorios y tanques elevados de Las Lagunas consigue colonizar los terrenos relegados por la ciudad legal, para constituir paradójicamente una extensa urbanización consignada a la elite limeña. Esta estrategia se amplifica en la urbanización La Planicie, donde incluso se genera un inmenso campo de golf con frondosos bosques.

En el área central de este último, se adecua una laguna de oxidación que luego sería replicada en el Plan de Arenera La Molina. Con ello se permite la reutilización de aguas grises en la irrigación del paisaje optimizando el uso de este escaso recurso.

Variables Las estrategias propiamente urbanísticas difieren en estos dos casos pues se asientan en fundamentos o filosofías distintas. La urbanización Las Lagunas es una habilitación ex-novo convencional constituida como una lotización urbanizada, mientras que el Plan de Arenera La Molina es un plan fundado en criterios urbanos que se establece con un reglamento.

La estrategia comercial de Las Lagunas apelo a la adquisición de lotes como inversión, promoviendo la especulación con estos y postergando el proceso de consolidación urbana del barrio. Además fue concebido como un lugar extremadamente exclusivo para la clase alta. Contrariamente, el Plan de Arenera La Molina forja un concepto integral y de crecimiento paulatino en base a la constitución de condominios multifamiliares que aspira a constituir un tejido social heterogéneo donde convivirían clases altas y medias.

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carencias y conflictos del campo hacia las promesas de bienestar y trabajo de la capital. Su ubicación responde siempre a la tensión entre la cercanía a la ciudad y las posibilidades de asentamiento en las complejas condiciones geográficas de su entorno.

En el caso de estas barriadas, su establecimiento se vincula a Manchay, una barriada mayor, con un nivel básico de consolidación y conexión a la ciudad.

Las canteras de Manchay y Cieneguilla se ubican en paisajes relegados de la ciudad. Son lugares abandonados a su suerte, pues una vez explotados sus recursos minerales, no se ha previsto ningún plan para su habilitación territorial. En la última década la ciudad ilegal ha llegado a bordearla y finalmente a copar estos vacios.

Figura 202. Síntesis del los procesos de reconfiguración del paisaje de los cuatro casos de estudio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

3.1.2. Patrones y variables en el urbanismo barrial La aglomeración de barriadas en Cieneguilla surge aproximadamente una década después del proceso de habilitación urbana de canteras en Manchay. Por lo tanto, es posible considerar a este último como un prematuro padre para el primero.

Patrones Ambos expansiones barriales surgen en canteras en proceso de abandono cuyo remanente minero por lo tanto, ha sido degradado a niveles extremos. Estas canteras se hallaban, a espaldas de la ciudad, rodeadas

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por las barriadas que se extienden en la quebrada de Manchay y por la red de canteras, botaderos y chancherías informales que se prolongan en las quebradas de San José y San Benito. En estos casos los denuncios mineros fueron extinguidos quedando ausentes los propietarios del suelo y libres para ser ocupados por invasiones. Las actividades paralelas al abandono de las canteras como los botaderos de desmonte y de basura atrajeron a recicladores informales que se sirvieron de los desechos como fuente de sustento. Este es uno de los ingredientes del surgimiento de estos barrios, pero no es el principal, pues estas barriadas, al igual que todas las de Lima han nacido por la migración promovida por la huida de las

La principal estrategia en el proceso de habilitación urbana de canteras por el urbanismo barrial es el relleno de desmonte. Esto se debe en gran medida al sistema cíclico de vaciado y relleno que se da en las canteras, en la cual los camiones que parten a la ciudad arena con para la construcción, regresan cargados con el desmonte de las demoliciones descargándolo en los hoyos extinguidos. Este proceso es al principio paulatino, sin embargo, cuando las Asociaciones de Vivienda alcanzan un nivel organizativo y económico conveniente, empiezan a gestionar labores de relleno de desmonte planificadas de grandes volúmenes.

Ambos procesos de habilitación urbana procuran vincularse al exterior de las canteras por medio del relleno de desmonte, sin embargo debido a las condiciones geográficas esta estrategia se ha expandido con mayores dificultades en las canteras de Cieneguilla.

Por otro lado, se desarrollan una serie de estrategias de habilitación a escala menor o a nivel arquitectónico.

Entre estas destacan la elaboración de muros de contención con diversos materiales como piedras, llantas, sacos de arena. Todas estas estrategias aprovechan el medio físico o reutilizan elementos industriales inservibles o muy económicos También se encuentran estrategias menos difundidas

o casos totalmente aislados. Con relación a la reconfiguración del territorio, surge la estrategia de derruir las rocas sobre la cual se asientan los lotes con picos metálicos como única herramienta. Los pedazos de roca obtenida se emplean para ganar tierra sobre el borde de la cantera. Por otro lado, aparece un caso aislado muy interesante. Se trata de una estructura sobre pilotes apoyada sobre un relleno de desmonte. Esta estructura liviana permite, además de una adecuada estabilidad sobre un terreno poco compactado, la flexibilidad de crecimiento de la vivienda sobre estos mutables rellenos.

Finalmente, se tienen las estrategias de aprovechamiento del paisaje preexistente. Estas no requieren en absoluto, de ninguna la transformación el territorio, pues aprovechan las condiciones del medio físico adaptado por el proceso de explotación minera como la formación de bancos.

Variables Las grandes diferencias entre ambos procesos de habilitación urbana están determinadas por las condiciones geográficas del entorno. Por un lado las canteras de Manchay están totalmente cercadas por las vías más importantes de una expansión urbana desarrollada en el suelo poco inclinado de la quebrada, mientras que las canteras de Cieneguilla están confinadas entre una vía importante y un promontorio violentado por la extracción minera.

Por lo tanto la expansión urbana en las canteras de Manchay se realiza íntegramente sobre estas y las de Cieneguilla se constituyen prioritariamente sobre las irregularidades de las laderas que la rodean. Ambas canteras son muy profundas y poseen taludes muy empinados, sin embargo, las condiciones del medio físico, la disponibilidad de desmonte y el tiempo han facilitado un extendido proceso colectivo de relleno en las canteras de Manchay. Por otro lado, en Cieneguilla la habilitación urbana se concentra en operaciones individuales, principalmente, la adecuación de sacos de arena para contener las estructuras en las caprichosas pendientes.

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3.2. Patrones y variables en la estructura morfológica de los barrios ubicados en canteras 3.2.1. Retícula urbanística Existen coincidencias en la configuración de la retícula de las urbanizaciones privadas, puesto que ambas se adaptan sensiblemente a un contexto geográfico similar. Las tramas urbanas se caracterizan por su forma concéntrica y a la vez orgánica. Ambos proyectos giran en torno a un elemento central como una extensa laguna o un parque densamente arborizado. Estos elementos paisajísticos se ubican en la zona más profunda de la antigua cantera, ofreciendo con ello la posibilidad de ser vistas desde todos lados.

Las retículas de las barriadas, por lo contrario, son totalmente opuestas. La aglomeración barrial de Manchay se caracteriza por su trama ortogonal, mientras que la de Cieneguilla es prioritariamente orgánica por encontrarse en al inicio de un proceso sobre un suelo caprichoso.

La experiencia en las canteras de Manchay, demuestra que la morfología inicial de las barriadas espontaneas sobre un medio físico agreste es naturalmente orgánica, sin embargo esta tiende a evolucionar al reconfigurar el territorio, consolidándose finalmente como un tejido idealmente ortogonal.

Los tejidos urbanos son prioritariamente homogéneos y se desarrollan con una baja densidad, pues por un lado, en las urbanizaciones privadas promueven amplios espacios públicos y paisajísticos; y en las barriadas, las complejas características del territorio terminan dejando grandes espacios libres de ocupación por su dificultosa inaccesibilidad. Únicamente el Plan de Arenera La Molina propone un tejido heterogéneo, con marcadas jerarquías que dialogan tanto por contraste como por mimetismo con el paisaje.

En todas las retículas predominan los vacios sobre lo llenos. Sin embargo, a nivel sensorial, en Las Lagunas y en la aglomeración barrial de Manchay prevalecen los llenos. Esto se debe a que sus alargadas manzanas tienen sus lotes copados por viviendas o por gigantescos cercos perimetrales que reducen la verdadera amplitud espacial de estos tejidos.

Figura 203. Síntesis de las reticulas urbanisticas de los cuatro casos de estudio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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3.2.2. Manzanas, lotes y viviendas Con respecto a la configuración de manzanas es posible encontrar curiosamente semejanzas cruzadas entre las urbanizaciones privadas y las barriadas.

Las Lagunas y la aglomeración barrial de Manchay disponen de manzanas idealmente rectangulares que procuran alinearse o adecuarse al contorno de las vías o elementos geográficos. En el primer caso las manzanas se relacionan orgánicamente, mientras que en el segundo, aparecen fracturas entre las tramas.

Esto se debe fundamentalmente a que Las Lagunas parte de un planeamiento integral y las barriadas de Manchay configuran un aglomerado constituido progresivamente.

Por otro lado, el Plan de Arenera La Molina y la aglomeración barrial de Cieneguilla están compuestos esencialmente por manzanas orgánicas dispersas en zonas articuladas por redes peatonales. Ambos barrios comparten un área significativa se su habilitación urbana sobre las pendientes de los cerros adyacentes a las canteras y ambas resuelven su adecuación a las ondulaciones de las laderas por medio de manzanas lineales en forma de gusanos, en cada distintas escalas para cada caso.

Figura 204. Síntesis de las tipologías de vivienda de los cuatro casos de estudio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

Los lotes de Las Lagunas cuyo promedio es de 1.000 m² son inmensamente más grandes que el resto conllevando a una carga habitacional y densidad muy bajas.

El Plan de Arenera La Molina, no está planteada en base a una lotización, sin embargo el promedio del área de los departamentos o de las viviendas en condominio es de 240 m². Al contar prioritariamente con edificios multifamiliares y de usos mixtos de cuatro o cinco pisos se consigue una significativa carga habitacional con una densidad apropiada.

Los lotes del aglomerado barrial de Manchay son generalmente estrechos y bastante largos. El área promedio de estos lotes es de 120 m². Obteniendo con ello una densidad bastante elevada, considerando la existencia de espacios residuales que descongestionan la concentrada retícula.

Finalmente, en el aglomerado barrial de Cieneguilla, no se ha logrado determinar el esquema de lotización, sin embargo se ha procurado considerar el área que ocupan los módulos de vivienda la zona útil que usualmente las separa del resto. Con ello se especula un área promedio de 36 m². Debido a las complejas características geográficas y la configuración de manzanas con patio interior, el área libre es muy amplia. Esto se traduce en una densidad baja, que sin embargo es mayor a la de Las Lagunas.

Si bien las urbanizaciones privadas establecen una carga habitacional máxima difícilmente alterable, por tratarse de viviendas que disfrutan de amplios jardines o edificios multifamiliares. Las aglomeraciones barriales, actualmente constituidas prioritariamente por viviendas de material precario, tienden a crecer verticalmente creando departamentos o cuartos para alquilar, produciendo con ello finalmente edificios multifamiliares. La densidad de estos barrios es difícilmente manejable y puede llegar a degradar un ambiente que de por sí ya es bastante vulnerable.

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Figura 205. Cuadro síntesis de la densidad habitacional en las urbanizaciones privadas Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Figura 206. Cuadro síntesis de la densidad habitacional en las barriadas Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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3.2.3. Sistema vial El sistema vial Plan de Arenera La Molina, puede considerarse una versión mejorada de la red de caminos de Las Lagunas.

Ambos se caracterizan por contar con una sola vía principal que articula el conjunto. Esta vía gira en torno al elemento central del barrio procurando mantener una distancia equidistante a este y a la zona perimetral. Asimismo, se conecta a las arterias perimetrales facilitando la accesibilidad al barrio con gran fluidez, pues carece de intersecciones transversales o curvas cerradas.

Por otro lado, la red de calles secundaria consigue articular las zonas más aisladas del conjunto por medio de cul de sacs con rotondas en sus desenlaces.

La jerarquización y optimización de los tramos viales garantizan una adecuada circulación vehicular en el interior del barrio.

Figura 207. Síntesis de los sistemas viales de los cuatro casos de estudio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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El sistema integral de pasajes peatonales surge primiceriamente en la segunda etapa de Las Lagunas, pero alcanza su máximo esplendor en el Plan de Arenera La Molina. De constituirse esta urbanización, sería la primera del país en integran un red de caminos y ciclo vías que garanticen un ambiente amigable para los peatones.

El sistema vial de las dos distintas barriadas es totalmente distinto.

La circulación dentro de la aglomeración barrial de Manchay es aparentemente sencilla, pero no lo es puesto que la superposición de la trama ortogonal en este complejo territorio trae consigo más de un desencuentro. En sistema vial es en general bastante complejo y se haya interrumpido en varios puntos por las condiciones del irregular contexto geográfico.

A pesar de que el sistema vial está compuesto por una gran cantidad de vías, en comparación con las urbanizaciones privadas ubicadas en contextos similares, la fluidez en el tránsito no está garantizada.

Esto se debe en gran medida al hecho de que no exista mayor jerarquización de vías dentro del sistema, dificultando su desenvolvimiento funcional.

Por su parte, el sistema vial de la aglomeración barrial de Cieneguilla es laberíntico, pues se desarrolla directamente sobre el complejo tejido de caminos trazados por los camiones explotaron el lugar. Otro aspecto importante que las diferencia es su nivel de relación con el exterior, pues mientras que la primera ha logrado articularse al exterior por medio de la adaptación del territorio por medio de rellenos de desmonte, el último se encuentra desvinculado con el exterior por la profunda zanja que la divide de la carretera y además porque sus dos únicos accesos se encuentran controlados.

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3.2.4. Espacios públicos La laguna y el gran parque de las urbanizaciones privadas no son sólo elementos paisajísticos y contemplativos, pues concentran las actividades deportivas y recreativas que dinamizan las relaciones sociales en la comunidad. Estos espacios públicos se caracterizan por el protagonismo del agua como principal recurso transformador del paisaje. Por su parte es comprensible que la carencia de agua en las barriadas impida la conformación de áreas verdes, sin embargo, es posible hallar pequeñas áreas arborizadas por iniciativas vecinales o independientes.

Por lo tanto es importante valorar estos esfuerzos y conocimientos botánicos para cultivar y conservar las plantas aprovechando al máximo la poca agua con la que cuentan.

Figura 208. Síntesis de los espacio públicos de los cuatro casos de estudio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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Las aglomeraciones barriales se caracterizan en general por contar con campos de futbol como principales espacios públicos. En estas canchas de tierra no sólo se realizan actividades deportivas, sino que además sumando las áreas residuales que la rodean sirven como grandes explanadas para toda clase de actividad comunal, como fiestas y celebraciones que incluyen conciertos musicales, espectáculos de danza, comercio ambulatorio, entre otros. También existen espacios residuales en el perímetro de las canteras que se despliegan como espacios públicos muy atractivos.

Estos espacios tienen la cualidad de poseer una privilegiada vista panorámica sobre el paisaje urbano, por lo tanto se convierten en lugares de reunión y contemplación.

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3.2.5. Equipamiento El equipamiento comercial del barrio se concentra en general a lo largo de las vías perimetrales, estas sirven además para abastecer a los barrios de vecinos. Tanto en el caso de la urbanización privada Las Lagunas como en la aglomeración barrial de Manchay, el comercio ha surgido espontáneamente, sin una zonificación previa que lo especifique.

En todos los casos los equipamientos comunales y educativos se ubican en interior del barrio. En las urbanizaciones privadas de Las Lagunas y el P.I.D.U. de Arenera La Molina el centro de gravedad del barrio es el Club náutico-campestre, ubicado en una isla y la calle comercial con edificios de uso mixto, respectivamente. Estos elementos reflejan el carácter del barrio. El primero propicia la afiliación a un exclusivo club de vecinos y la segunda activa un mayor dinamismo social a través de un tejido heterogéneo a nivel de usos que produzca encuentros casuales entre la comunidad.

Figura 209. Síntesis de los equipamiento de los cuatro casos de estudio Concepto y elaboración: Marc Samaniego, 2011

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En las aglomeraciones barriales de Manchay y Cieneguilla los locales comunales, se convierten en los órganos funcionales de cada Asociación de Vivienda.

En estos lugares se practica democráticamente la planificación de objetivos comunes para el desarrollo de la comunidad así como la organización de eventos sociales y deportivos que consolidan los lazos vecinales y además concentran a los comités de apoyo social como los Comedores Populares y El Vaso de Leche.

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3.3. Ciudad sobre paisajes violentos Lima surge sobre un fértil y apacible valle. Su entorno se caracteriza por un húmedo desierto que fue incorporándose a la expansión agrícola por medio de la progresiva construcción de canales de regadío desde su pasado prehispánico. Esta colonización de terrenos sentó las bases de la propiedad privada y luego de expansión urbana legal, mientras que los cerros y quebradas sin dueño quedaron relegados y ocupados por quienes no eran negocio para el mercado inmobiliario.

Figura 210. Mensaje en un muro de Manchay Fuente: Marc Samaniego, 2009

A fines del siglo XX la ciudad se desborda en su incontenible proceso de expansión urbana y desertifica nuevamente su paisaje. En este contexto caracterizado por la carencia de áreas verdes, la calidad de vida se rige no sólo por la disponibilidad de este vital elemento, sino por su capacidad para transformar el desdeñado paisaje desértico que hoy caracteriza a la mayor parte de la ciudad.

La habilitación urbana de Las Lagunas es una gran lección que demostró cómo es posible una benéfica complementariedad entre la explotación minera y la habilitación urbana. Con este proyecto se hizo realidad la onírica transformación de una calamitosa mina de arena en un paisaje idílico. Esta tenaz obra se realizo por medio de la exigente domesticación de las pendientes y una profusa arborización, así como la inclusión protagónica de una gran laguna, un elemento paisajístico insólito en Lima. De este pionero proyecto se puede rescatar la visión de su planificación, para emplear las enseñanzas de su experiencia en nuevos planes como en el brillante Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina que aun no ve la luz.

Lo más resaltante del Plan de Arenera La Molina es el dinámico dialogo que ejerce su tejido urbano con el paisaje. Esta trama orgánica organizada de modo concéntrico, caracterizada por el juego heterogéneo de contrastantes jerarquías y sutiles mimetismos entre sus elementos consiguen una sugestiva simbiosis formal entre la arquitectura del conjunto y el paisaje.

Las canteras tienen la cualidad de configurar un microclima y un paisaje visible desde diversos puntos de vista. Esta privilegiada perspectiva del paisaje debería aprovechar al máximo las condiciones violentas del remanente minero para reconfigurar un nuevo paisaje que tenga presente el imaginario del cantera, de los secretos del subsuelo y del cielo abierto.

Figura 212. Boceto del paisaje arborizado del Plan Integral de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina Fuente: Figari arquitectos, 2009

Figura 211. Tanque de agua peculiarmente sobreprotegido en Manchay Fuente: Marc Samaniego, 2010

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Por otro lado, la aglomeración de barriadas en estos terrenos abandonados demuestra los enormes riesgos que representan abandonar el desafío de planificar la habitación de las canteras en las zonas de expansión urbana. Las estrategias que se desarrollan por las barriadas en las canteras logran encausar distintas energías potenciales, reutilizando lo que todos los demás desprecian. Estas barriadas son la periferia de la periferia. Se ubican en un territorio relegado por la ciudad, en canteras abandonadas y rellenadas por los desperdicios que la ciudad quiere ver bajo tierra.

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La concepción de terrenos vagos encarna muy bien esta idea.

La relación entre la ausencia de uso, de actividad y el sentido de libertad, de expectativa es fundamental para entender toda la potencia evocativa que los terrain vague de las ciudades tienen (…) Vacío, por lo tanto,comoausencia,perotambiéncomopromesa, como encuentro, como espacio de lo posible, expectante. (de Sola Morales, 2002: 187) Después de este análisis queda claro que las canteras abandonadas tienen un gran potencial que puede cumplir un rol a favor al bienestar de la ciudad.

Sin embargo, está evidenciado que su abandono representa un enorme riesgo, pues este particular contexto geográfico tiene la capacidad de exacerbar o extrapolar las diferencias sociales en una ciudad dializada como Lima. La misma condición psicológica de vivir dentro de un hueco es radicalmente distinta en un entorno habilitado por un planeamiento inteligente que en una violenta ocupación de emergencia.

En un contexto social y urbano de déficit de vivienda como el que acaece en Lima, este trabajo de investigación ha propuesto centrarse en la habilitación urbana de las canteras para el hábitat. Sin embargo, la habilitación de esta clase de paisaje puede y debe incorporar diversos usos como parques ecológicos, complejos deportivos y de entretenimiento entre otros. El verdadero potencial de estos espacios el de poder concentrar una gran mixtura de usos que convivan procurando el libre disfrute de toda la ciudadanía.

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Por lo tanto, es imprescindible seguir esta labor, desarrollando nuevas y más profundas reflexiones en torno a la habilitación urbana de las canteras, para romper con ello, el círculo vicioso que viene depravando el territorio y la dignidad de la gente que no tiene donde más vivir. ¿Qué destino les depara a las canteras de Cieneguilla, Huachipa, Ate Vitarte, Ventanilla, Carabayllo, Lurín, Cajamarquilla y las demás? Es finalmente gracias a los recursos extraídos de estos hoyos con los cual se ha construido mi casa, tu casa y todas las casas de esta exorbitante ciudad.

La mejor forma de retribuirles aquel sacrificio es tal vez reencauzando y enfocando nuevos proyectos urbanos en estos terrenos expectantes. Con ello se puede evitar que terminen invadidas y revitalizar las periferias donde se hallan.

Figura 213. Explotación de arena en una cantera de Cieneguilla en el año 2009 Fuente: Marc Samaniego

Figura 214. Situación de abandono de la cantera en el 2011 Fuente: Marc Samaniego

¿Qué energías se deben encausar a favor de la rehabilitación territorial del paisaje violentado? ¿Quién es, ahora, el responsable del planeamiento de nuestro futuro?

En los alrededores de la zona de estudio se hallan diversas canteras operativas entre legales e ilegales y otras tantas abandonadas a su suerte. Pero, este fenómeno no sólo se concentra en el Sureste de la ciudad, sino que se manifiesta en las distintas zonas de expansión urbana de Lima. Así como en distintas ciudades del Perú, un país esencialmente minero.

Figura 215. Mina a tajo abierto en Cerro de Pasco, Perú Fuente: www.flickr.com.

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Taller de Investigación, FAU, PUCP

Taller de Investigación, FAU, PUCP

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Marc Alberto Samaniego De Rycker

ENTREVISTAS:

Arq. Eduardo Figari Gold

Hijo de Eduardo Figari Cuadra (Fundador de Arenera La Molina) Proyectista de la Urbanización Club Campestre Las Lagunas de La Molina Proyectista del Conjunto Residencial Las Terrazas de Las Lagunas Proyectista del Plan Urbano de Desarrollo Urbano de Arenera La Molina Sr. Hugo López Hijo de Marcos López (Trabajador de la Arenera La Molina) Residente de la Asociación de moradores de la Santísima Cruz de La Rinconada Alta desde el año 1958 Ing. Moisés Arce Ex-alcalde del distrito de La Molina (periodo 1970-1975) Residente de la urbanización Sol de La Molina desde el año 1968 Sr. Narciso Francia Fundador del Centro Poblado Rural Huertos de Manchay Sr. Rodwin Machaca Presidente de la Asociación de Vivienda Padre Fray Pedro Urraca (Cieneguilla) Sr. Raúl Rojas Residente de la Asociación de comerciantes del mercado central 24 de enero, (Manchay) desde el año 1999 Sra. Serafina Borja Residente de la Asociación de los Trabajadores de Santa Catherina (Manchay) desde el año 2000 Sra. Berta Aguirre Residente de la Asociación de Vivienda Villa Jardín La Hoyada (Manchay) desde el año 2008

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