NOSOTROS TERRORISTAS

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Marco T贸xico

nosotros terroristas

edicionesmalarmadas


Todos los textos incluidos fueron escritos el a単o 2010 y fueron corregidos el a単o 2011


donde ya no crecen flores

Pobre señora de La Paz, Miss Insatisfaction, demasiado te fallaron, te endulzaron los oídos los malditos busca pegas, los microbios habladores, sanguijuelas matinales que este martes llegaron disfrazadas de molinos, con las aspas de cruz gamada para moler con mierda el trigo y sus muros de concreto que echan negras raíces, plantando su gangrena donde ya no crecen flores, sus gigantes edificios nos enfrían con su sombra, pero - aja já, no lo sabían - en la sombra se crían los lobos, que nacen del empute, que destruyen a resoplidos y se almuerzan a los cerdos.


cristo de mis bigotes 1. Cristo de mis bigotes, no te afeites cada día ¿acaso quieres verte más joven? no te duches con vaselina, más bien remiéndate las llagas y no ensucies tus calzones con tus cacas mal lavadas, que dejas mi pobre baño oliendo a Vaticano. Te relames como gato, Cristo de mis sobacos, y te sales a la calle a tomarte unas cervezas con los que eran mis amigos y me dejaron por abstemio. Por eso cuando vuelvas a mi casa, de hurtadillas, te invitaré tu ultima cena, te lavaré los pies a escupidas.


2. Cristo de mis maletas, tú que eres correcaminos, llévame dentro tu bolso, crucemos por la frontera escapando de los coyotes y del Cartel de Sinaloa, vámonos hasta Miami para que cumpla mi deseo de trapear todos los baños, de pulir todos los suelos, de comer siempre en McDonalds mierda frita con veneno y poder criar un cáncer tamaño de una pelota, que un día me diga “mami” y lo mate a bofetadas. No te asustes, Señor de las palmadas, tu no tienes culpa de mis sueños masoquistas, Cristo de los sudacas.


3. Cristo de mis tortillas te sentarás entronizado en la parte predilecta de mi mesa de venesta, donde se sientan los amigos si vienen a pagar deudas, donde se sientan familiares esperando mi velorio, donde se sentará mi esposa cuando me lance por la ventana y al hundirme en el asfalto se me salgan todos los mocos, ensuciando a la vecina que me volverá chorizos y una libra de salchichas que comerás agradecido sopadas en mayonesa. Pero mi carne es de Iscariote, Judas de la salmonella. Por lo pronto no te excedas, Cristo de mis menudencias, come poco en mi velorio, mesías de los obesos, cordero del sobrepeso.


4. Cristo de mis pellejos por favor vuelve a mi casa, adornaré bien la entrada, perfumaré las calaminas, barreré las escaleras, coseré bien las cortinas y si no quieres tocar el piso, de favor, te haré una alfombra con la carne de mi carne, los bofes de mis entrañas, alfombra roja para estrellas que adornarás con tu presencia, con tus pasos en pantimedias y tu sonrisa de Colgate, con tus piernas depiladas, drag queen de los sermones, mi salvador transformista; cruz de rímel, tus pestañas.


el buen soldado 1. Vamos, buenos muchachos, nos iremos de paseo, muy armados, muy machitos, regando de municiones a las flores mĂĄs carnosas, llevaremos maldiciones que echaremos en el rĂ­o, comeremos carne humana, freiremos a los perros, nos haremos hamburguesas con los niĂąos no nacidos. Somos los salvadores, no pedimos su permiso, somos el ejercito de lacras, chicos buenos, consentidos, somos todos buenos soldados, blindados con cobardĂ­a.


2. Izaremos las banderas, echas de mis calzones, trapos sucios, descosidos, camisetas de guerrero, desgastadas, valerosas, banderines del suicidio, de axilas amargadas por sudor de mis sobacos, fr贸tense con mi perfume, antibalas milagroso. Correremos por las calles de adoquines mal meados y asfaltados traicioneros, con las manos cenicientas cosechemos nuestra guerra, con el rojo de mi sangre, el amarillo de mis meos y el verde de la mierda que nos echan las palomas.


3. Cosechamos nuestra guerra donde naves espaciales nos regalan sus misiles, donde orde単an a la muerte su leche contaminada, donde extra単os forajidos nos sembraron criminales, donde crecen ponzo単osos los francotiradores, en todas las azoteas de las casas m叩s lujosas, con sus muertes a distancia, con sus caras de estornudo, sus camas llenas de clavos y sus vidas remojadas dentro de las letrinas.


4. Con ira feroz, adormecidos, el ejercito de cerdos estrellados contra el espejo, nos arrancamos los dientes, nos molemos a patadas, quedamos desfigurados, mientras nos cortamos el cogote. Mientras nos rascamos las orejas, nos damos cuenta (muy sagaces) el enemigo es uno mismo, el suicidio la estrategia y la miel es la saliva que escupida hacia las nubes nos refresca en el verano.


5. Pero a veces, en las treguas, mientras echamos una siesta, nos arrastramos dentro nuestro, nos damos de cuchilladas y nos vamos desangrando, victoriosos derrotados, nuestros propios criminales, nuestros padres del delito, violadores de la nada.


mister ed

1. Soñé por un domingo que era sombra dolorosa, que era el clon del dios Neptuno y viajaba por el mundo surfeando maremotos y partía en dos los barcos de la armada filipina. Y fui arañando las fronteras, los muros de contencion y las minas explosivas que me arrancan las pezuñas; regalaba panes a los mendigos que se habian multiplicado y los litros de vino blanco que escapaban de mis llagas.


2. Soñé por infortunio que me sacaban las rodillas, que ya no corría por las calles persiguiendo las garrafas y rodaba torpemente escaleras y colinas, en mi silla de lisiado que también era mi auto y sacaba unas monedas con mi coche mal armado, mi radiotaxi batimovil, levantando pasajeros, pajeros de las palabras, corazones de manzana, borrachos de Sopocachi.


3. Soñaba anestesiado que seguía mi camino de taxista asalariado y me afeitaba la cabeza y disparaba a quemarropa a futuros presidentes, en medio de la autopista, y me arreglaba los bigotes, coqueteando en el espejo, que no era más que un charco de bilis recién sangrada, que escapaba de los cuerpos por los huecos de mis balas, en sacos recien planchados, que manchaban sus solapas, se ensuciaban sus corbatas.


4. Soñaba empastillado que sudaba cocaína, me esnifaban los sobacos los amigos de lo ajeno y manejaba bicicleta por los bordes de la luna, que de pronto no era queso si no alcohol con mandarina, yo quedaba bien borracho y meaba en las esquinas y de pronto los marcianos me echaban de las pensiones. Pero hacia buenos chistes, hacía reír a los caballos, Mister Ed me daba un guiño (con permiso, caballero) me sentaba en su cabeza y jugaba a ser centauro, con mi arco de juguete cazaba a los cosmonautas que comíamos en pucheros de lunáticas meriendas.


5. Soñé como cobarde que me arrastraba por el suelo, porque era bien gusano y predicaba la palabra a las larvas pecadoras y levantamos una iglesia a San Pedro Cucaracha, donde venían las hormigas a rezarle a una araña, que murió por sus pulgones, que ascendió hasta el tejado, convertía el pan en moscas y el vino en litros de orines sin pasar por la garganta. Pobrecitas las hormigas que venían inocentes, las violaban las lombrices, las pisaban los patanes.


nosotros los herejes 1. En este rincón del mundo lo que sobra son colegios, uniformes de primaria, lo que falta son más cuates borrachines, delirantes, que se pongan bien fumones, que se caguen en las leyes, lo que falta son los quivos por si suben los pasajes. Lo que sobran son silencios donde habían concertinas, las callaron los asfaltos y las viejas más decentes les cerraron las ventanass, les prendieron los televisores, les subieron el volumen para que escuchen los viejitos que putean al empiedrado, que maldicen paraguayos y se mueren endenantes.


2. Lo que sobran son las fiestas muy lejanas, restringidas, de jailones militares (generales elitistas) con botas de siete leguas y sus vergas chiquititas, con sus galas elegantes en la reunión de malparidos, con los más terratenientes, más pudientes, más pujantes, más nobles y exquisitos, más azules, reaccionarios, más pendejos presumidos (un francés, seis millonarios) y la tía MariPepi que se sigue creyendo blanca “a la hoguera con los cholos, con los indios respondones” dicen siempre sus pancartas a la puerta de la iglesia de San Pedro del Vaticano, donde el Papa Benedicto perfuma su kevlar blanco.


3. ¿De dónde viene tal blancura? ¿acaso es mármol de Carrara? ¿o lo tiñe con la leche eyaculada en mil culos virginales por obispos pederastas? Él también se une a la fiesta pero pone condiciones “que no vengan los judíos, ni los negros, ni los indios, ni sudacas, ni las madres abortivas, (pendencieras, inmorales) ni los maricas que se besan ni las putas que reclaman” “Obviamente, santidad, no se ofenda, Benedicto, mejor bendígame con santos meos esta balas de metralla” le dice cierto cardenal besando su cruz gamada.


4. ¡Que hiervan los lechones porque empieza la jarana! Vamos a bailar disco, Village People, Rod Steward, sábado en la noche es normal que salga fiebre si te comes un helado con relleno de arrechura (¿o tal vez sea manzana?) como el que se come Evo, la tentación de Adana, la serpiente doble falo que se escurre por el árbol regado con las mentiras de todos los sanguinarios, el abrazo se vuelve insulto a las puertas del paraíso.


5. En este jardín del Edén lo que sobran son serpientes, lo que falta es marihuana, se la fuman los policías que deberían pasar por la picana. Faltan las guillotinas para cortarles las cabezas y despellejarlas, limpiecitas, para regalarle al mundo calaveras verde olivo, para rezarles y adorarlas sembrando la blasfemia, hasta armar una revuelta, incendiar la Santa Sede y robarles todo el oro y armar diez mil cadalsos para ahorcar a los banqueros después de los presidentes y, por fin, cambiar el mundo, nosotros los herejes.


no me llores, serpentina

No me llores, serpentina, lagrimitas de colores, por Ăşltima vez, dame un abrazo enredĂĄndote en mi cuello, dame un beso de alcoholsito y tu sonrisa de confite. No lo sabes, serpentina, pero esta noche, cuando suenen los cuetillos y ladren todos los perros, serĂŠ yo el que se vaya en la bolsa de basura.


edicionesmalarmadas

www.malarmadas.blogspot.com




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