El cíclope, muy enojado pensó:
-No sabes con quién te metes. Mi padre, el dios de los mares se encargará de que nunca puedas ir a tu casa, Odiseo.
En lugar de llegar a Ítaca, las corrientes marinas los hicieron perderse, y fue así como Odiseo y sus compañeros llegaron a la isla de Eolos, el dios de los vientos.