COMPRENSIONES
(HALLAZGOS, CONTROVERSIAS Y CONCLUSIONES)
Numero: 1
Marzo 2025
Numero: 1
Marzo 2025
Las palabras tienen el poder de transformar. En cada ensayo de esta revista encontrarás historias, emociones y perspectivas únicas que te harán sentir identificado y te inspirarán a seguir explorando el mundo que te rodea
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Ensayo 3
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Ensayo 11
Marco Antonio Pacheco Velázquez
“La buena vida consiste en amar y hacerse amar suficiente.”
Introducción
Quiero compartir uno de los aprendizajes más significativos en cuanto a las constelaciones familiares, como buscar el equilibrio en las diferentes situaciones de la vida, ha hecho de mí una persona más sana, más tolerante y paciente, donde el amor es uno de los vehículos importantes en la realización de mi persona. Hace algunos años pensaba diferente y tal vez ni tomaba en cuenta que a fuerza de hablar del amor, uno llega a enamorarse. Por ello quiero vaciar lo que hay por ahora en hay en mi persona, a manera de palabra escrita. Con el afán de compartir una experiencia que me ha llevado a conocer lo más profundo del ser humano. La esencia del amor. Y más aún, la fragilidad con la que el amor puede verse disuelto, distorsionado, o anulado.
Pasamos la vida recibiendo y tomando. Sin percatarnos de ello. Mucho menos de que son conceptos distintos. Así que para iniciar este ensayo lo primero que hay que hacer es definir la diferencia existente, entre recibir y tomar.
Recibir: Tomar lo que le dan o envían.
Tomar: Recibir algo y hacerse cargo de ello.
Es preciso detenernos y hacer hincapié entre ambos términos, ya que la importancia radica en la concepción de cada uno de ellos: recibir, lleva una connotación de tomar algo aunque no se esté de acuerdo; y tomar, da la idea de elegir aquello que yo deseo por voluntad propia, buscando que este tomar esté dentro de los parámetros de la sana conciencia.
Cuando se habla de equilibrio, se hace referencia a la manera como un cuerpo se encuentra con fuerzas contrarias que se compensan y se destruyen mutuamente, permitiendo que el objeto no se altere o precipite. Esto puede trasladarse a estados de ecuanimidad, mesura y sensatez en los diferentes actos de la vida.
Todo sistema, sea cual sea su naturaleza, opera desde el principio del equilibrio , de modo que cualquier pieza que altere el orden, otro miembro buscará remediarlo, buscando mantener esta compensación natural en el sistema. Cuando esto se rompe, se da una descompensación en los diferentes actores del suceso, provocando un caos, y el equilibrio se irá restableciendo con el paso del tiempo .
La descripción hecha en el párrafo anterior se puede comparar a la acción que hace un equilibrista al momento de estar en la cuerda floja. Su vida depende del equilibrio, la sanidad depende de alcanzar la maestría en este arte. Ante este escenario es necesario dominar la compensación de las fueras para fortalecer la actitud ante la vida. Hay que moverse con flexibilidad, adaptándose a las diferentes situaciones que se pueden presentar, siendo uno con cada parte de las que conforman el mantener el equilibrio, buscando a cada paso el centro de gravedad que permitirá conservar el balance, la armonía, la emoción, el pensamiento y la actitud para hacerlo.
Tener mente plástica es sinónimo de flexibilidad. Y muchas veces se ve entorpecida por el miedo. EL miedo es lo habitual al momento de realizar esta práctica del equilibrismo, miedo a no llenar las expectativas del propio individuo como las de los demás, a no dar lo que el otro necesita y lo que el mismo equilibrista necesita. Miedo a que el pasado nuevamente traicione. Miedo a no pertenecer, miedo a no ser aceptado. Quien es presa del miedo, lo deja interponerse en el camino de sus logros. Aquí la propuesta es enfrentarlo, o lo que llamamos en constelaciones familiares, mirar al amor que provoca el dolor para sanarlo.
Es sano reconocer los temores , ponerlos al descubierto, mirarlos bien, apreciar su potencialidad, su fuerza y su utilidad. Sería ideal si todos los individuos pudiéramos tener la valentía de reconocer nuestros temores. Principio elemental para visualizar que pueden, a fuerza de enfrentarlos y luego, dominarlos, hacerlos desaparecer.
Desde luego que a tener equilibrio también se aprende. Aprender a tener equilibrio es cimentar, y no sólo tener nuevos conocimientos. Es reordenar, reconectar conocimientos y viejas prácticas que se han realizado en el pasado Es reemplazar un modelo complicado por algo más sencillo, es ver de manera total que el equilibrio también se da en el amor.
En la relación de padres e hijos se da un fenómeno natural que refleja la naturaleza del dar y el tomar. Los hijos, lo primero que toman de los padres es la vida. No hay mejor regalo dado por los padres biológicos aunque no nos guste o no estemos de acuerdo. A nadie más podremos decirles: papá, mamá, gracias por la vida. La mejor y única puerta para llegar a la vida han sido nuestros padres; la bendición dada por ellos al momento de llegar a este mundo, nos da la fuerza especial para realizar la misión a la que hemos sido enviados a este mundo, y así mismo poder transmitir esa vida a los hijos. Por eso mismo honrar a los dadores de la vida es una bendición del cielo y de nuestros antepasados . Honrar a nuestros padres no es una cuestión de elección, sino de correspondencia. De gratitud.
Los hijos equilibran lo que recibieron de manos de sus padres, pasando la vida a la siguiente generación o en ocasiones, ocupándose de los padres al momento de su ancianidad. Creciendo en el amor.
El equilibrio entre el amor de los padres e hijos, estriba en un amor de donación. En el darse sin reservas. Los padres nutren a los hijos en la forma de amar. Los hijos solamente reciben de los padres, en ningún momento ellos, los hijos deben de tomar en sus espaldas la carga de dar a los padres. Hellinger menciona: “El amor ciego, sin conocimiento, ignora los órdenes y, en consecuencia, nos hace errar en nuestro camino. En cambio, donde el amor conoce y respeta estos órdenes, también puede traer el fruto que nosotros anhelamos. Así el amor surte efectos benéficos y sanadores, tanto para nosotros como para nuestro entorno”.
Son los padres los que deben satisfacer las necesidades de los niños y no usarlos para satisfacer las suyas. El niño crece y sus necesidades van cambiando. Muchas veces se les da a los hijos la responsabilidad de cubrir las expectativas que los padres no logran realizar, o bien lo que los padres no fueron capaces de hacer, dando a los hijos un tremendo compromiso que por amor, ellos toman como suyos.
Lo más benéfico sería que como padres se enseñara a los hijos que sólo deberían recibir, que no deben de dar ni lo mínimo para pertenecer, para ser amados y reconocidos dentro de la familia . El niño siempre está buscando pertenecer a la familia, que no lo dejen excluido ya que existe el miedo a perder la pertenencia al sistema familiar, y en muchas ocasiones el niño está dispuesto a pagar tan caro precio por el simple hecho de pertenecer al sistema familiar . Helliger menciona: “Aquellos que posteriormente nacen en el sistema, inconscientemente repiten y prosiguen la suerte de los excluidos” .
Todo aquello que se ha aprendido en casa conduce a tomar o a dar en esta vida. Es en casa donde se viven los conceptos de bueno o malo, de lo moral o inmoral. Y en cada momento del ser de niño se van incorporando las normas y costumbres que construyen la identidad personal y familiar . Tener una buena conciencia de los actos, significa que se está actuando de acuerdo a las normas y creencias que fueron establecidas por los padres. Un niño ama su sistema familiar y tratará de pertenecer a él, aunque en esto lleve un ser feliz o infeliz, ser bien tratado o mal tratado.
Tomar significa:
“Tomo lo que me diste;esunmontony basta; el resto lo hago yo mismo, y ahoraosdejoenpaz.
(
Gunthar Weber, Feli-cidad Dual, Pag. 77).
Es por ello que todo aspecto que no cumple con las normas y creencias del sistema familiar, conduce a los hijos a sentirse inseguros y les genera miedo, desconfianza. O simplemente no se integra a la manera como los hijos ven la vida. Se es leal a todos aquellos sucesos que generan alegría, sufrimiento, creencias y dolor, siempre y cuando se den dentro del hogar, en la familia. La lealtad es un valor que los hijos llevan consigo a manera de bandera. Ser fiel a papá y mamá en cuanto a las creencias, normas y costumbres, lleva al niño a no darle importancia al precio que tiene qué pagar por estar en el esquema de aceptación de ellos.
De ahí que es necesario tomar a los padres , buscando el equilibrio del amor que transforma, del amor que fortalece, del amor que genera más amor. Ya que si no se logra dicha integración de ellos en nuestra vida, estaremos incompletos, para poder compartirla y transmitirla a la pareja o a los hijos . Esta es una inclinación auténtica de respeto y de reconocimiento a los padres de los cuales se ha tomado la vida y el amor para transmitirlo .
Un hijo que se niega a tomar a sus padres se siente incompleto y no está en paz consigo mismo. (Bert Hellingert, Felicidad Dual, Pag. 78. El amor entre un hombre y una mujer prospera si la pareja está equilibrada, como los platillos de una balanza, llenos de diferentes cosas del mismo peso. (Gunthar Weber, Felicidad Dual, Pag. 124.)
El amor en las relaciones humanas es uno de los aspectos más importantes para la vivencia de cualquier persona. Es como el agua en el cauce del río, que cuando está bajo la influencia de la cuenca del mismo, fluye de manera normal sin realizar ningún desperfecto hasta su lugar último, el mar. Sin embargo es importante saber que cuando se sale de dicho cauce, causa estragos a todo alrededor . Por eso insisto en que es necesario comprender el amor. Es en el amor donde radica la debilidad o la fortaleza de la persona. ¿Pero nos hemos hecho la pregunta: dónde comienza el amor? La mayoría de las personas crecen sin saberlo. Por ello es que muchas veces en las relaciones humanas no se sabe tomar o no existe la valentía para hacerlo. Esto sucede cuando hay sentimientos de superioridad y el individuo no es capaz de comprometerse a donar ni una pisca de cariño a la otra persona, pasando por la vida como seres vacíos y descontentos por no tener un equilibrio. Buscar el sano equilibrio entre el dar y tomar en las relaciones humanas , es buscar una relación de adultos, de igual a igual . Es una escalada simétrica que permite dar un poco más de lo que se toma de la otra persona. Y cuando en algún momento se dé una situación desagradable en esta relación hay que buscar un descenso desequilibrado: en el momento de recibir algo negativo, hay que dar menos de lo que se tomó de la otra persona.
Si se comete una injusticia y el otro devuelve exactamente lo mismo, esto conlleva a que al corto o largo tiempo la relación termine, ya que cuando el odio sobrepasa los límites se otorga el derecho de acrecentar el enfado. En cambio si se da un poco menos de lo que se recibe, se busca un equilibrio en la justicia y el amor.
A veces es necesario enfadarse con la persona que cometió el agravio, debido a que se trata de un enfado con amor, buscando la importancia del equilibrio en la relación ante todo. La diferencia que estriba en perdonar y reconciliarse es la actitud que toma el ofendido con respecto al ofensor. Perdonar es un acto de subordinación, sólo aquel que es superior a otra persona tiene la capacidad de perdonar. En cambio en una relación entre iguales se da un reconocimiento desde el propio individuo que reconozco su falta y aporta un “lo siento”. El problema en las relaciones humanas se soluciona con el mismo amor con el que se mantiene. El mismo amor que causa el problema es el mismo amor que lleva a la solución. El solo decir: GRACIAS, en las relaciones humanas y el sistema, está sola palabra genera esta una fuerza equilibradora en el sistema familiar, un impulso sanador que lleva al equilibrio los diferentes aspectos de la vida.
Dice Hellinger que: “El amor es la parte del orden y únicamente se desarrolla, prospera y florece en un entrono sistémicamente equilibrado” . Es tomar a la otra persona con todo lo que és, con su historia, vivencias, traumas y aprendizajes. Buscando aceptar no solo a la persona con la que se comparte la vida, sino a toda su familia de origen y su ascendente. El equilibrio del amor en la pareja llega a su punto culminante en la llegada del primer hijo, es desde ahí de donde la pareja encontrará la plenitud. Y es momento de dar paso a la renuncia que les exige ser padres, es dejar un lugar para el nuevo retoño que formará parte de la familia. Mas sin embargo no hay que perder de vista, que no hay que trastornar e orden del amor en la familia, ya que antes de ser padre, se es pareja.
La fuerza y el equilibrio para dar el amor a los hijos se da desde la relación de pareja, ya que mientras esta sea la base, el hijo se sentirá confortado por la misma. Si por alguna razón la relación de pareja tuviera que romperse, cada uno de los miembros de la pareja deberían decirle al otro: “Tomo lo que me diste. Fue un montón, y lo honraré y lo llevaré conmigo. Aquello que yo te di, lo di con gusto y puedes quedártelo. Por aquello que fue mal entre nosotros dos, yo asumo mi parte de responsabilidad y te dejo la tuya, y ahora te dejo en paz” . Solo así se encuentra equilibrio en la separación
El tomar la vida por medio de mis padres, me da la certeza de pert enencia a mi sistema familiar, no puedo transmitir la vida con consciencia, si no tengo la valentía de tomar la vida por la única puerta que me toco que son mis padres.
El equilibrio que se busca en el dar y tomar, es algo que aprendemos desde el momento de salir del vien tre de mamá, es un descubrir y perpetuar en el constante caminar de la vida.
Decir gracias sana más al sistema familiar y a mí mismo, que pagar altos costos, es un aprender que la vida solo se puede transmitir cuando se toma de donde nos ha llagado, de nuestros padres.
El caminar durante esta vida me lleva a buscar diariamente a enseñar a mis descendientes, que este equilibrio es necesario para tener una vida más sana en las rela ciones humanas. Renovar la historia personal a través del trabajo terapéutico es una buena estrategia para que este equilibrio se dé y el crecimiento interior sea hacia la trascendencia, con los demás.
La fuerza compensatoria de dar un poco más cuando he recibido algo positivo en mi vida, es necesaria que sea en una escalada simétrica, y cuando se ha recibido algo negativo hay que buscar un descenso desequilibrado, dando menos de lo que recibimos de la persona que nos injurió.
Es necesario en ocasiones irritarse con la persona que cometió el agravio, debido a que se trata de un enfado con amor, buscando la importancia de la relación ante todo. Esto es un decir gracias por el equi-
Gunthar, Weber, Felicidad Dual, Herder Editorial, 2004, España. Bert Hellinger, Órdenes del Amor, Herder Editorial, 2011, España.
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