Sistematización, Ética y Desarrollo Profesional

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como inspiración divina tiene las respuestas y nos pueden ayudar a tomar la mejor decisión. Salmos 19:8 dice: “Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos”.

TERCERO: No precipitarse a tomar una decisión. Los seres humanos por naturaleza somos sentimentales, esto nos hace vulnerables a tomar decisiones a la ligera, sin meditar minuciosamente las situaciones y reflexionar sobre las consecuencias de dichas decisiones. Proverbios 21:5 aconseja “Los planes del diligente propenden de seguro a ventaja, pero todo el que es apresurado se encamina de seguro a la carencia”. Por lo que es importante tomarnos el tiempo suficiente para estudiar y analizar las diferentes alternativas y escoger una que nos lleve al éxito.

CUARTO: Buscar asesoría o consejos. Conviene consultar a personas que hayan tenido similares situaciones para conocer cómo los resolvieron y qué resultados obtuvieron. Las grandes decisiones conllevan a riesgos y responsabilidades, por eso debemos estar completamente seguros de las decisiones que vallamos a tomar. Por ejemplo, al momento de elegir una profesión, conviene visitar a personas que ya se hallan graduado de esa profesión para que nos comenten los aspectos positivos y negativos que enfrentaron a lo largo de su formación académica. Proverbios 15:22 afirma: “Los pensamientos frustrados hijo donde no hay consejo; más en la multitud de consejeros se afirman”.

QUINTO: Escuchar lo que nuestra conciencia nos dicta. Para lograr una conciencia bien educada en la cual podamos confiar, es necesario que tengamos bien fundamentado los principios y valores cristianos, éticos y morales en nuestra conciencia, puesto que, allí es donde se alojan nuestros más íntimos y profundos pensamientos, es el lugar donde están nuestro código de ética y nuestras reglas de vida. Cuando tenemos los preceptos y mandamientos divinos como un estilo de vida, no existe margen de flexibilidad ante situaciones que Dios condena y prohíbe directamente. La conciencia es nuestro yo interior, la persona en nosotros que nos habla y nos dicta lo bueno y malo que debemos hacer, ese impulso interno que nos motiva a realizar determinadas acciones, por lo que es importante tener a Dios en nuestra vida y educar nuestra conciencia para que tengamos presentes sus mandamientos y estatutos. Proverbios 3:6 dice: “Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas”.

La importancia de tomar buenas decisiones en la vida, pasa de observar no solo lo que nos conviene en término personal, sino en pensar si tal decisión afecta a otras personas cercanas a nosotros, como familiares, amigos, sobre todo con Dios. Esto nos recuerda que las decisiones repercuten en nuestro estilo de vida y en el futuro inmediato, pues las decisiones que tomamos diariamente por más simple que parezca influye directamente en lo que seremos en el futuro y en la relación con nuestro prójimo.

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