Maestro Palmero (Biografía)

1901 – 1991

MUSEO PALMERO ALMODÓVAR DEL CAMPO

(CIUDAD REAL)

MAESTRO PALMERO 1901 - 1991

CATÁLOGO INSTITUTO PALMERO DE ARTE 2016

No ames lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser.

A MANERA DE PROLOGUILLO

Quiero agradecer a Alfredo Palmero hijo la confianza que ha depositado en mí para confeccionar este catálogo digital y he de reconocer que el primer día que me habló del tema, me puse a temblar pensando si sería capaz de sacarlo adelante. Después de varias entrevistas, un poco más convencido, me hace entrega del material recopilado y elegido por él, acompañado por ese maravilloso libro –edición príncipe- de donde prácticamente he libado toda la esencia para este opúsculo: Los seis sonetos del poeta manchego Raimundo Escribano y la casi totalidad de los enunciados. Yo solamente he aportado el soneto dedicado al Maestro Palmero –firmado por uno de mis apócrifos- y algunas imágenes ilustrativas -del alter ego fotógrafo- además de entremezclar minúsculas partes en el texto. Con todos estos exquisitos ingredientes me he metido en la cocina (ordenador) a elaborar y aderezar este pisto manchego para delicia de aquel que lo degustare.

Porque toda esta historia comenzó de la siguiente manera: A fuer de sincero he de confesar que, hasta hace menos de un año, no sabía nada del Maestro Palmero, pero fruto de la casualidad oyendo a mi lado dos personas hablando sobre Cervantes, tercio en la conversación con mi idea de que en la judicatura debería ser obligatorio conocer el capítulo cuarenta y cinco de la segunda parte del Quijote… De este entremetimiento nace una amistad con Alfredo Palmero hijo, a través de él he ido conociendo a su padre; la bonita población de Almodóvar del Campo: su alma , su idiosincrasia, sus inquietudes…; el Valle de Alcudia, su enorme riqueza ecológica y paisajística; el Camino Real de la Plata, ese que tantas veces anduvo Cervantes -siempre moderno, fuente de sabiduría y alma de nuestra lengua- camino de Andalucía,

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donde en muchos pueblos le llamaban de mote el afligior debido a su cargo de recaudador de impuestos; San Juan de Ávila, el que vendió todos sus bienes con la idea de marchar a la Nueva España, cuya idea le hizo abandonar el arzobispo de Sevilla para que se dedicase a evangelizar Andalucía, su extenso epistolario con Teresa de Cepeda y Ahumada (Santa Teresa de Jesús), aquella niña que leía libros de caballerías al igual que Don Quijote, la incansable andarina prolífica en fundaciones conventuales, para acabar uniéndose al Amado, en Alba de Tormes, durante la noche más larga de nuestra era; y mil cosas más…

Un día, con motivo de la Noche de los Museos me invita a ver el suyo, en Barcelona, del cual quedo maravillado, no solo por el continente sino también por el contenido: esa masia del siglo XV que fue la casa de Laureano Figuerola -ministro del gobierno de los generales Serrano y Prim- él introdujo la peseta como divisa española dentro del Fondo Monetario Latino, después de la revolución de 1868 conocida como La Gloriosa.

Al poco tiempo le comento que he escrito una teoría sobre las Meninas de Velázquez y quería su opinión sobre ella, accede gustoso a mi petición, se la leo -con un poco de timidez debido a mi inexperiencia- y el resultado no pudo ser más favorable, dado su talante y sabiduría, por lo que le quedaré eternamente deudor y agradecido. Con su respaldo me ha hecho sentir alguien importante, ya que siempre he tenido inquietudes intelectuales y su apoyo me da la moral suficiente para irme involucrando con más soltura en diferentes temas.

Quiero presentar este catálogo digital en formato horizontal y dividido en dos partes:

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La primera “Maestro Palmero” unos sencillos datos biográficos del maestro y su saga, lo más amena posible y de fácil lectura, con muchas ilustraciones para hacerla más entretenida, con la intención de divulgar el arte en toda la extensión que este merece, en especial la pintura.

La segunda “Obras” es una recopilación de unos magníficos dibujos salidos del afilado y prodigioso lápiz del maestro, y de algunos magistrales óleos nacidos de sus inigualables pinceles, realizado todo ello con su fecunda e inagotable fuente de inspiración, además de su portentosa y arrolladora fuerza creativa. A pesar de la cantidad de obras escogidas, noventa y dos, será difícil no hojearla de una vez ya que verdaderamente es embriagadora, sí, crea adicción.

No sé si habré logrado la proporción justa de sensibilidad para plasmar todas estas mitificadas estampas, literarias e ilustrativas, con el suficiente primor, ahora que empiezo a contar hechos de cierta relevancia sobre el fundamento de las cosas. Espero salir airoso de esta aventura con un cierto nivel en la que me he visto agradablemente inmerso, al menos ese es mi deseo, así como también haber acertado en lo encomendado por mi inestimable y gran amigo Alfredo Palmero, el ideólogo y piedra angular de la saga.

Alfredo II -como yo donairoso le intitulo- es hijo de un gran genio, Alfredo Palmero de Gregorio “el Maestro Palmero” y padre de Alfredo “Fredy” el tercero de la saga, el cual está arañando con deseo vehemente los laureles de la genialidad en un futuro muy cercano, sus “Meninas” son su mejor carta de presentación allí donde las expone.

Manuel López Zamora

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LAS COSAS

(Fresco)

¿Son las cosas así, son tan desnudas, tan áridas, tan tristes? ¿Son acaso como las vemos siempre a nuestro paso? ¿Son tan pobres, tan secas y tan mudas? ¿A qué mar va el caudal de nuestras dudas? ¿Va hacia el mar del más íntimo fracaso o queda para siempre al cielo raso que se abre a las espinas más agudas?

No, las cosas no son como las vemos con nuestros pobres ojos cotidianos ni son el polvo muerto que respiran.

Las cosas son –nos parecen al menoscomo el mundo que tocan nuestras manos del color del pincel con que se miran.

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¿A DÓNDE VA LA LUZ?

(Óleo)

¿A dónde va la luz de tu pintura? ¿La luz que se derrama y que se quiebra frente al lienzo infinito, luz que enhebra rincones del recuerdo y la locura? ¿Es verdad que es la luz la arquitectura de tus ojos de siempre y que la piedra olvida tu tristeza y se hace yedra para trepar la luz hacia la altura? ¿A dónde va la luz? ¿A alguna orilla lejana del olvido y los arcanos?

Mientras el mundo gire y nada acabe.

Es posible soñar que la luz brilla rompiendo los silencios más lejanos.

O acaso vuelve a Dios; cualquiera sabe…

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COMO EL VIENTO

(Acuarela)

Cien nubes cabalgando lejanías de purísimo azul, cielo perdido y el sol entre soñado y presentido por el azul lejano de los días.

Como un caudal de penas y alegrías con su canto de lluvia (repetido cristal del corazón, tan dolorido de tanto golpearse las estrías).

Como el viento que cruza sobre el cielo con su rumor recóndito y caliente y rompe el ciego espacio enamorado.

Van los sueños del hombre y en su vuelo van rozando sus alas en la frente de aquellos a quien Dios ha señalado.

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RETRATO DE MUJER

(Pastel)

Lo mismo que el suspiro y la sonrisa la mujer lleva siempre en la mirada la suavidad azul de la alborada y el rumor dulce y suave de la brisa.

Rayo de sol que frente al hombre irisa la gracia de su ser, transfigurada de tanto y tanto andar enamorada delante del amor su misma brisa.

La mujer es el fuego; es una hoguera por el pulso del hombre repartida para abrasar en su leĂąa en un momento.

La mujer es aroma, es primavera caudal de amor que alumbra ya dormida su mĂĄs honda raĂ­z del pensamiento.

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SEMBRADORA DE LUZ

(Temple)

¿Qué pintas, lo que ves o lo que sueñas? ¿Lo que tocas? ¿Quizá lo que adivinas? ¿Acaso escuchas voces cristalinas que cantan para ti tras esas peñas?

Sembraduras de luz en que te empeñas por un cielo de nubes diamantinas surcos de paz y amor por donde inclinas tu voz, tus esperanzas más risueñas.

Y así tus cuadros, desde el viento que estremece la luz de tu mirada, desde el eco cercano de tu voz con su palabra clara, con su acento de eternidad segura e ignorada con su palabra azul nos habla Dios.

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LAS MANOS DEL PINTOR (Aguafuerte) Hay quien dijo que son de golondrina las manos del pintor. Que si hay un nido de amor entre sus dedos; que si han sido hechas de la sonrisa más divina.

Que si en su grácil vuelo se adivina la sonrisa de Dios; que si han bebido en ruideras de amor, en el dormido cristal de alguna fuente diamantina.

Pero yo sé que no, que simplemente Son las manos del hombre iluminadas por un rayo de amor. Que nadie crea otra cosa. Yo sé que de la frente llegan hasta las manos, a oleadas, los colores de Dios y de la Idea.

Los seis sonetos son del poeta manchego: Raimundo Escribano.

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Aunque soy de La Mancha no mancho a nadie‌

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1901 – 1991

INICIOS Y FORMACIÓN PRIMERA ÉPOCA 1914 - 1957 13

Aquellos tiempos en que los discípulos se sentaban a los pies de los maestros, no había escuelas ni academias, eran simplemente talleres en los que prevalecía prácticamente el mejor talento manifestado inmediatamente con la realización de la obra, la maestría era una demostración práctica y diaria.

Melancólico y solitario país era La Mancha en las primeras décadas. Lugar donde reina el sol y los hombres se funden en él, entre el polvo y la cal. Famoso país entre todos en el mundo entero, desde que éste se ha acostumbrado a asociarle al esquelético Rocinante cabalgando con el Caballero de la Triste Figura. En opinión vulgar, es La Mancha una árida tierra, una desnuda estepa, un inmenso páramo que no ofrece al caminante variedad ni recreo, y en su propia desnudez, es su grandiosa majestad la que presta a ésta la magnífica belleza que nos ofrece su conjunto.

Alfredo Palmero nace el 12 de marzo de 1901, en Almodóvar del Campo. Hijo de Jesús Palmero y de Teresa de Gregorio, queda huérfano de padre a los nueve meses y se cría con sus abuelos Julián de Gregorio y Petra Álvarez y con sus tíos Isidoro, Constanza, Benjamín, Domingo y José.

Desde pequeño se inclina por el dibujo. Una caja de acuarelas, regalo de su amigo Rafael Monforte, le descubre los colores a los once años y desde los doce pinta marinas verticales además de paisajes y escenas.

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Ante el empeño del chico de ser “pintor de historia” –que era como se llamaba entonces a los artistas pintores- su abuelo lleva, en 1914, al todavía niño Alfredo a Madrid, dónde Don Luís Menéndez Pidal lo acoge como discípulo hasta que ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

En la Academia, el cuadro de profesores contaba con artistas de la talla de Julio Romero de Torres como profesor de ropajes, Cecilio Pla de colorido y composición, Sorolla, Muñoz Degrain, Moreno Carbonero y hasta por breve espacio de tiempo, Don Ramón del Valle Inclán de estética.

Un buen día, Don Ramón, al empezar la clase dijo: Señores, ésta de hoy es mi última clase; les he explicado a ustedes cuanto sé de estética.

Y no volvió más.

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En “Los Madriles” frecuentó las tertulias de los cafés.

Una noche lo atisbó Don Ramón Gómez de la Serna y señalándole, en un gesto teatral, le interpeló: ¿Qué hace ese náufrago entre las mesas? ¡Levántese, hable y cuéntenos su vida!

Sacando fuerzas de flaqueza, se levantó el joven y dijo: Yo soy Alfredo Palmero de Gregorio, natural de Almodóvar del Campo, de profesión pintor y aspiro a clavar mi nombre en la historia con tal fuerza que en los años venideros se dirá: Goya, Rosales, Palmero.

Aún en el escaso ambiente de comercialización de la pintura que existía en la Villa y Corte en los años veinte, Palmero consigue reconocimiento a su talento y vende sus cuadros.

En 1920 realiza su primera exposición en el Casino de Ciudad Real.

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Gracias a los ingresos de sus pinturas vendidas en Madrid y a una pensión provincial, Palmero en los felices años veinte viajó a París, la “Ciudad de la Luz” pero esta no deslumbró al joven Palmero ni le apartó de su camino, el había bebido de la fuente de la sabiduría y no le atrajeron para nada los “Manifiestos” de Tristan Tzara ni André Breton, ni ninguna de aquellas extravagancias vanguardistas de artistas mediocres que empezaron a proliferar como las setas y cuyo mérito era mostrar quien transgredía más, los cánones, con todo el mal gusto posible; para él todas estas influencias fueron relativas y siempre conservó una línea realista y figurativa.

Durante la época de entre guerras recorrería Europa: Bruselas, Friburgo, Berlín, La Selva Negra, Stuttgart, Munich, Berna…

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A finales de 1927, ganó unas oposiciones para Italia, viaje que no emprendió hasta principios de 1928: Venecia, Milán, Florencia, Roma…

En Venecia admiró los Bellini, Tintoretto, Ticiano Vecellio, Lotto, Giorgione y el gran manierista Francesco Guardi; en Milán contemplo la “Santa Cena” de Leonardo, “Los Desposorios de la Virgen” de Urbino, ”El Hombre de Armas” de Bramante”, “La Virgen del Rosal” de Luini; en Florencia dedicó especial atención a los maestros lombardos y vénettos; en Roma no pudo apartar de su imaginación el retrato del “Papa Inocencio X” de Velázquez. ¿Cómo es posible que una sola obra se imponga a tanto esfuerzo, a tanta obra rica y bella y acabada, como atesora Roma?

El Maestro Palmero pensaba entonces y sostuvo siempre, que es el mejor retrato de los que se han pintado en el Mundo en todas las generaciones y todos los tiempos.

Obsesionado con los primitivos italianos, en el viaje de vuelta, el Maestro ya sueña con la obra “La muerte de Nuestro Señor Don Quijote”.

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Acabando 1929, recluido en su taller, trabaja intensamente en esta monumental obra de 3X4m la más importante que realiza en esta etapa, fruto de sus influencias europeas, para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1930.

Uno de los pintores que concursaba hizo un sensacional descubrimiento que hizo del cuadro de Palmero la piedra de escándalo de la Exposición.

Están los dos pies del difunto y desnudo Don Quijote casi juntos y los dos eran pies izquierdos. Los visitantes sistemáticamente se miraban sus pies y después ponían sus atónitos ojos en los del cuadro de Don Quijote. El desfile de público fue espectacular, nuestro Maestro no se había enterado en absoluto de lo que estaba ocurriendo, el gran escultor y buen amigo Felipe Coronado fue rápidamente a despertarle una mañana con objeto de explicarle lo que ocurría en la Exposición Nacional; atribulado le dijo a Palmero:

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¡Qué escándalo hay ante tu cuadro!, coge tu paleta y antes de que abran corriges el pie y cortas el alboroto.

No –contestó Palmero al que se le había ocurrido algo genial-, de ninguna manera, me haré hacer entrevistas en varios periódicos y demostraré que no es una pifia, sino que he pintado los dos pies izquierdos a Don Quijote para vigorizar su mala estrella y que no podía andar con buen pie en ninguna empresa, ya que carecía del famoso pie derecho que hace falta para tener éxito.

El original de esta importante pintura se encuentra actualmente en el Museo del Quijote de Ciudad Real.

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Durante sus idas y venidas por Europa, el refugio del Maestro fue siempre su casa. En esta sala de la planta de arriba se encuentra el Estudio del pintor, donde recreamos su taller. Aquí realizó sus primeras tablas, sus primeros encargos y sus primeros dibujos en un entorno austero.

Como obra fundamental en esta sala, podemos ver el boceto estarcido del cuadro más importante realizado en la primera época “La muerte de Nuestro Señor Don Quijote”.

Hasta el final de su vida, este estudio continuó siendo para el Maestro, durante largos veranos, su lugar de trabajo y creación. Es decir, su sanctasanctórum.

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El Maestro sería notario de una época, en la que él estaba llenando ese espacio separado, estaba atando los cabos del vacío pictórico, dando a la belleza de la iniciación de nuestro siglo, su camino y su historia.

El 14 de abril de 1931 fue proclamada la II República Española que paralizó, cambió y dio un giro nuevo a España, transformando la vida artística de Madrid.

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Las gentes confraternizaban en las calles al son de la Marsellesa y en este ambiente de júbilo, de miedo y esperanza, unido ya a Milagros Hernández, el día 25 de un esplendoroso mes de mayo nacía el primer hijo de nuestro pintor; entonces se le abrió a nuestro héroe una nueva vida del mundo moral y parecía penetrar más hondamente en el conocimiento de la Naturaleza y del Arte.

Se puso al neófito el nombre de Alfredo Palmero Hernández y el robusto varón de cinco kilos fue la gloria para Milagros y para nuestro Maestro.

La burguesía y el dinero que durante la Monarquía de Don Alfonso XIII, una forma de estabilidad económica para las Artes, había desaparecido y en el campo de la pintura no quedaban más realidades de sustento que los cargos oficiales. Gana en 1933 unas oposiciones para una Cátedra de Dibujo de 2ª Enseñanza que dio a su vida un cambio de rumbo.

Pidió el Instituto de Ciudad Real, capital de su pueblo natal, donde se iba a organizar un Museo Provincial y él lo dirigiría.

Desde Ciudad Real fue trasladado a Burgos, lo que le obliga alejarse de Madrid y de su ambiente artístico. Nuestro pintor tenía adormecida la vena pictórica, en cambio realizó extraordinarios dibujos de los más pintorescos lugares de Burgos y provincia. En esta hermosa ciudad de Burgos, nuestro pintor vivió un ambiente más político que artístico. El día 31, también en el florido mes de mayo, de 1934, nacía su segundo hijo al que bautizó con el nombre de Miguel Ángel.

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Acabado el curso 34/35 se trasladó a Madrid con el ánimo de encontrar una vacante en la capital y así no interrumpir por más tiempo su vida de pintor. No hubo forma de encontrar nada.

Aceptó una plaza para Toledo. Aquí tuvo ocasión de estudiar a fondo las telas de Doménikos Theotokópoulos, “El Greco”.

Nuestro pintor, el mismo día que terminaron los exámenes, se dirigió al jardín del Instituto, cortó un ramo de rosas para su esposa y salió de Toledo para no volver hasta diez años después.

Las famosas elecciones de febrero del 36 tenían ya incubada la Guerra Civil.

Sorprendió el 18 de julio al Maestro Palmero en Madrid y desde allí hizo trasladar a Doña Milagros y los niños al Mar Menor, donde su hermana tenía un chalet.

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Con la guerra y tras una temporada en Murcia, trabajó en un Instituto de Segunda Enseñanza en el Convento de la Clarisas, instalado a la manera de los viejos talleres del Renacimiento -por los cuales el Maestro sentía un cariño especial- dónde de un modo natural se producían las obras y se desarrollaban los talentos.

Es extraordinario que en medio de una espantosa Guerra Civil y en una poética ciudad se establezca, de un modo insólito y casual, un taller que tenía un cierto parecido a los antiguos talleres de Verrocchio.

La pintura de caballete aparece para gusto y deleite de un hombre. El pintor se produce en solitario y los grandes secretos antiguos desaparecen. Es Goya el último gran pintor que indaga, busca angustiado y se salva de la mediocridad al encontrar la gran manera, los importantes secretos técnicos de Velázquez.

En diciembre de 1937, en plena contienda civil, el Maestro Palmero es trasladado a Cataluña al Instituto Obrero de Sabadell, donde pasa el resto de la guerra.

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La cainita guerra incivil dejó el país totalmente destrozado y en la ruina, y lo que es peor, en una larga postguerra agravada aún más, si cabe, por la segunda gran contienda europea.

Con gran sorpresa suya, pasado un tiempo fue destinado al Instituto Femenino Maragall donde ejerció tres cursos, que dieron cierta estabilidad a su vida. En la primavera del curso de 1941, Palmero es destituido, mientras su esposa espera su tercer hijo. Durante este periodo cultivó la vida artística de la ciudad, comprobando que muchos pintores vivían exclusivamente del oficio, sin necesidad de cátedras ni otros arrimos económicos; el 12 de octubre nace su tercer y último hijo Roberto, una hermosísima criatura, con este ambiente empezó a trabajar el Maestro sin más pretensiones que las de mantener a su familia y vivir de su profesión.

El padre, visto el panorama, empezó a confiar en los pinceles ya que era el único recurso y luchó denodadamente para poder, a principios de 1943, ofrecer al público de Barcelona su primera exposición que se celebró en la Sala Barcino del Paseo de Gracia.

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El ambiente independiente de los artistas agradó grandemente a Palmero, sobre todo porque no se supeditaban a nadie, en este ambiente celebró la exposición.

Unos pocos años pintó cuanto le pidieron, él pintaba y los intermediarios compraban todo cuanto producía.

Después, nuestro genial pintor, perdiendo el miedo a los prejuicios y manías, se puso a pintar una tela de bella composición, donde volcó toda su sabiduría y toda su técnica, en fin, un cuadro auténtico que reunía todas las cualidades y virtudes de las obras eternas, de los grandes temas compuestos, pintados y resueltos con verdadero rigor y gracia.

Su título fue: Fiesta Mayor en Cataluña. Como el tiempo no tenía importancia, puso en el lienzo toda la maestría de que era capaz y resultó una verdadera joya.

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Hizo espaciados viajes a Madrid para charlar con su gran Maestro Goya, ya que Palmero sostenía la teoría de que el pintor que no era capaz de dialogar con los grandes maestros desaparecidos le faltaba talento.

Igualmente sus escapadas a París para estudiar a Manet y a Renoir, con los que mantuvo auténticas pláticas, le convencieron cada vez más que estaba en el autentico camino.

Pensó que, así como Goya recreó en su tiempo los tipos y costumbres que conoció en su primera juventud, creando en su mano lo goyesco, él podría dar fe de los tipos y lugares que allá por los años veinte le hicieron feliz.

Supuso que a las gentes de su generación y a las venideras les encantarían estos temas: Los famosos cafés de Madrid, los grises misteriosos de París, las grandes perspectivas, los arrogantes caballos tirando de magníficos faetones a la Grand Dumont, la gracia maravillosa de las bellas mujeres y así de un modo sugestivo, empezó a realizar su Belle-Époque.

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1901 – 1991

EL ÉXITO SEGUNDA ÉPOCA 1958 – 1991 29

A partir de 1958 -su hijo mayor Alfredo II- una vez licenciado en derecho, dedica toda su fuerza a un único objetivo: El reconocimiento artístico de su padre.

Asume desde ese momento todas las funciones frente a galeristas, comerciantes, críticos e intermediarios.

Su hijo será fundamental en su carrera.

Empieza el Maestro a preparar exposiciones que organiza y presenta su hijo Alfredo.

Con ocasión de la boda de la española Fabiola con el Rey Balduino de Bélgica, pudo conseguir, después de las más pintorescas situaciones, preparar una exposición en Bruselas. Tenía la idea de que su pintura en Europa no tendría gran interés, pero pensaba que, al calor del gran entusiasmo hacia todo lo español que despertó este acontecimiento, vendería algún cuadro y podría presumir de haber recibido el espaldarazo de pintor internacional.

Las peripecias ocurridas hasta ver esta Exposición colgada y abiertas las puertas de la Galerie Rubens, que ocupaba toda una planta en la Porte de Namur, son incontables.

El Maestro había llevado magníficas obras entre las que presidía la Exposición un retrato de la Reina.

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El estupor de la gente ante la obra del Maestro se reflejaba en todos los rostros. Realmente en esta primera Exposición, llena de situaciones extrañas y de circunstancias extraordinarias que serían inenarrables, fue ratificado como Maestro en Bruselas, ya que con este apelativo lo trataba el clamor del público. Se vendió la totalidad de la Exposición en un tiempo récord. En medio de un fervor auténtico preguntaban las gentes: ¿Es posible que todavía exista un pintor de esta calidad?

A Partir de este éxito se la abrieron al Maestro todos los horizontes de Europa y todas las salas del mundo.

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Abrimos aquí un paréntesis porque en los años sesenta se funda el Museo Palmero en la que fue casa natal del Maestro -precisamente bajo el lugar donde se exhibe el retrato de su madre Teresa de Gregorioen Almodóvar del Campo. Es el Museo, sobre todas las cosas, el santuario o lugar que alberga las primeras de sus obras, tablitas emocionadas resueltas ya con maestría, muchas pintadas desde la falda de un monte famoso, el Cerro de la Santa, auténtico “Mirador de la Mancha”, lugar que pudo inspirar a Cervantes la fábula más ingeniosa que haya surgido jamás de los jamases de la mente del hombre:

<<Don Quijote de la Mancha>> Con motivo de la inauguración del Museo, Alfredo Palmero hijo resalta: No conozco nada que reemplace a la belleza. Es la pintura el molde que aprisiona esa belleza. Si alguien duda de la pintura, duda del valor de la existencia. Se requiere concentración para darle perpetuidad y para

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ello, lo mejor es crear un Museo, y quién lo visite, se emocione. Es una pugna entre el artista y su inspiración, para delicia y júbilo de quién visitando un Museo conozca el misterio de la belleza, motor de la vida y de la existencia.

Como ideólogo del Museo Palmero de Almodóvar del Campo, cuando decidí que naciese aquí, quise que a perpetuidad quedase en la tierra de nacimiento de mi padre, un creador de belleza.

Entrañable, este Museo, porque además de sus cuadros se conservan objetos personales, esculturas, cerámica y obras de arte. Es el lugar escogido para perpetuar la obra de este genial artista. La visita tiene un sentido cronológico que diferencia las etapas fundamentales en la obra y vida de Alfredo Palmero de Gregorio:

<<Maestro Palmero>> Notario de los más felices años del siglo, es la garantía más segura de nuestra época, y en los siglos XXI y XXII tendrán en su pintura un documento de valor incalculable.

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Su temática es, a partir del éxito en Bruselas, cada vez más libre y variada. La huella de París y sus ambientes como uno de sus temas más conocidos.

Recreó también los tipos y lugares de los felices años veinte, sus famosos cafés de Madrid, París, Viena, Roma, Barcelona... La libertad y la fuerza de los caballos presente en toda su obra. Las escenas de toros con los incendiados cielos de la Mancha. Y la mujer, la mujer en toda su esencia.

Creador de una nueva visión, el Maestro Palmero, redescubridor del mundo y del lenguaje pictórico del impresionismo, vigoroso, renovador incansable, de extraordinario instinto y atento siempre al sabor más genuino de las cosas. Realiza, de la mano de su hijo Alfredo, cientos de exposiciones nacionales e internacionales: Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Luxemburgo, Paris, Caracas, Munich, Miami, Amsterdam, Nueva York, La Haya, Lisboa…

El Maestro cosecha grandes éxitos.

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Sus paisanos le dedicaron el siguiente romance de ciego: Si tuvieras olivares / como tienes fantasía / el arroyo de Linares / por tu puerta pasaría.

----------------------José Prados López, Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores de Madrid, en el año 1965 comenta: Yo no he rectificado de Palmero como pintor, sino que he ampliado mi admiración y mi respeto por su obra, declarando de nuevo su maestría y su importancia, que ha volado por encima de nuestras fronteras para ser aclamado por un público internacional que hace selección de todo lo que el arte expresa en el mundo de la pintura.

No menos explícito se muestra Jos Walentiny declarando en Luxemburger Wort de Luxemburgo al año 1968: Or, Alfredo Palmero est loin de puiser uniquement dans la splendide tradition picturale révolue de son pays. Son mode d’expression emprunte beaucoup à l’esthétique impressioniste francaise… Tecnique virtuose qu’il sait appliquer avec souveraineté à tous les sujets traités.

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O los siguientes recortes de prensa:

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La exposición que organiza Alfredo Palmero hijo, sobre personajes del Quijote, en Osaka (Japón) fue celebradísima y los Museos Palmero de Almodóvar y Barcelona, así como la personalidad del Maestro Palmero, muy difundidos por los medios: Prensa, Radio y Televisión.

Fue visitada por miles de personas.

Organizada por una multinacional y los Ayuntamientos de Osaka, Kobe y Kyoto, cuidaron la presentación y la seguridad con tal profesionalidad que hasta protegieron los cuadros, de cualquier acto vandálico, con cristales antibala.

Tuvo una duración de tres meses y fue tal el éxito que constituyó un verdadero y sorprendente éxito internacional.

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El Maestro Palmero obtuvo el reconocimiento, a lo largo de su carrera, de numerosas personalidades de su tiempo: Ronald Reagan, François Mitterand, Farah Diba, El Conde de Barcelona, que adquiere sus obras, así como la Reina Fabiola, Emilio Botín, Marqués de Mondejar, Duquesa de Alba, …

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Con motivo de la Canonización de SAN JUAN DE ÁVILA, nacido como el artista en Almodóvar del Campo, es recibido por S.S. EL PAPA PABLO VI el año 1970, en Roma.

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A comienzo de la década de los setenta, en Almodóvar del Campo -paso obligado del Camino Real de la Plata, tan ligado a la primera parte del Quijote, donde el célebre escritor universal lo cita cuatro veces- Alfredo Palmero hijo crea La Biblioteca Cervantina, en un precioso edificio anexo al Museo Palmero, en el cual se conserva una colección de más de quinientas ediciones del famoso libro de Cervantes.

Ilustre cervantista, ha escrito cientos de artículos relacionados con Cervantes y el Quijote que figuran en la Bibliografía de Estudios Cervantinos.

Don Quijote:  Lucho contra gigantes, la injusticia, el miedo y la ignorancia.

Sancho:  Pobre vine, pobre me voy y no tengo que dar cuentas a nadie.

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Y en Barcelona, “Can Figuerola” es el último vestigio histórico que queda en pie, corroída y casi destruida, ésta masía que data del siglo XV, no albergaba dentro de sí más que ruina. Parecía su restauración una auténtica locura: ciertos muros se inclinaban con tendencia a desplomarse. Los ventanales exteriores abiertos, vertederos de inmundicias y unos poderosos “lobos” a punto de derribarla, a no ser por la intervención de la Comisión de Amigos de las Masías de la Asociación de Amigos de los Museos, que en previsión de su inexorable demolición, se anticipan declarando “la ruina” como Monumento Artístico, Arqueológico, Histórico, típico y tradicional.

El Maestro Palmero, amparado en el desinteresado y vigoroso entusiasmo de sus tres jóvenes hijos, emprende la reconstrucción casi de manera artesanal.

Remarcan la calificación de edificación distinguida en su aspecto cultural y artístico, la suma de valores que ha añadido singularmente el Maestro Palmero. Uno de ellos, un mural -tal vez único en su género en toda Cataluña- cuyo hecho comienza con esta leyenda:

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Y mojando los dedos de la mano derecha, sobre las heridas ensangrentadas, los pasó por el escudo del Conde una y otra vez…

Históricas palabras, origen del escudo catalán, realizado con la colaboración de sus hijos Alfredo y Miguel Ángel.

Su segundo hijo estudió peritaje industrial, pero se incorporó al taller de su padre convirtiéndose en su ayudante, durante treinta años, como ocurriera en los talleres del pasado.

Su primera exposición, tardía, la realiza en Madrid, con cincuenta y siete años, después de la muerte de su padre, juntamente con su sobrino Alfredo Palmero “Fredy” creándose de esta manera:

<<La Saga Palmero>>

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La Saga Palmero, con su ideólogo “Alfredo Palmero II” al centro actuando como astro rey, nos presenta a estos excepcionales pintores -pintores de la realezaAlfredo Palmero “El Gran Maestro”; Miguel Ángel Palmero; y Alfredo Palmero “Fredy”, la gran promesa, continuador de la extirpe y que compite con su abuelo al cual emula con toda la joven pasión de su alma.

Nacido en Barcelona el 8 de como su padre, y ya casi abuelo que se pone su bata llena Diríase una reencarnación del

febrero del año 1966, inicia Derecho abogado, es a la muerte de su de pintura y usa su mismo caballete. abuelo. ¡Había nacido un pintor!

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La colección cervantina del Maestro Palmero, consta de 125 retratos de los personajes que aparecen en el Quijote.

Realizada entre 1979 y 1991 está expuesta de forma permanente en el Museo Palmero de Barcelona (a excepción de 12 obras que se pueden ver en el Museo del Quijote de Ciudad Real).

Aunque la iconografía cervantina es en general muy amplia, ningún artista ha realizado una colección de estas características, que capte la esencia de cada personaje ya sea histórico, mitológico, alegórico, simbólico o literario.

Alfredo Palmero hijo, el ideólogo que ha dedicado su vida al arte, el marchante y guía, el defensor del talento de su padre, el que ha viajado por el mundo y ha realizado más de doscientas exposiciones -nacionales e internacionales- del Maestro, crea en 1979 el:

<<Instituto Palmero del Arte>> 45

Instituto Palmero de Arte, edificio del siglo XV declarado Monumento HistĂłrico ArtĂ­stico (Atelier del Pintor)

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Este mismo año de 1979 edita un libro realmente excepcional, de formato monumental 40X43 cms., que reunirá la más admirable recopilación de las obras representativas del gran pintor español, seleccionadas a lo largo de muchísimos años.

Un libro -una joya para el futuro- por albergar, en una sola vez, la selección descrita y el ser la primera edición, o edición príncipe. Por tal motivo, en el mismo instante de su “nacimiento”, ya adquiere un notable valor bibliográfico siendo una inversión.

La importancia de este volumen, es capital para los amantes de la pintura de nuestro siglo XX, por ser este pintor realmente el más revolucionario y el que más proselitismo ha creado.

Un libro al que se le agregan bocetos y dibujos inéditos, de la colección del Museo Palmero, que serán reproducidos en exclusiva para esta monumental edición numerada.

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Este extraordinario libro propiedad del Museo Palmero, edición íntegramente firmada por el pintor.

Cinco dibujos en exclusiva, que no se volverán a reproducir. Una joya bibliográfica con decenas de famosas obras a gran tamaño, y algunas otras.

El día 14 de marzo de 1980, S.M. el Rey Don Juan Carlos I, recibe en audiencia en el Palacio de la Zarzuela a Alfredo Palmero, el cual hace entrega a S.M. del nº 0 de la edición príncipe numerada y firmada, que escribió y editó en 1979 en homenaje a su padre sobre la vida y obra del gran pintor.

Un libro histórico.

Acompañaron a Alfredo Palmero, su padre, el Maestro Palmero, su esposa e hijos.

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Cueva de Serrallonga en el Instituto Palmero del Arte y Ăşltima imagen captada del Maestro Palmero, junto a su hijo Alfredo.

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A punto de cumplir noventa años, el Maestro Palmero muere plácidamente el 5 de marzo de 1991 en su casa de Barcelona, mientras se celebraba su última exposición en Madrid y dejando una gran obra repartida por todo el mundo. A especie de codicillo, también dejó algunas frases magistrales, solemnes y un tanto lapidarias:  La naturaleza se ofrece al artista como un medio para recuperar su propia sinceridad, pero la interpretación personal y su sabiduría técnica es la que le da la fuerza suficiente para la penetración en el tiempo.  Cada generación empuja a la anterior con sus nuevas fórmulas. Es la sabiduría del artista y su talento la que inquieta a las generaciones posteriores y consigue el milagro de su permanencia en el tiempo.  El orgullo de un siglo consiste en determinar los auténticos valores creadores de la verdadera historia, que no es la que se trata de imponerse de un modo oficial.  Para la mayoría, el arte de la pintura puede ser sólo evasión, pero en realidad su poder de penetración en el tiempo está contenida en la sabiduría de la propia obra.

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ESTRAMBOTE PROSAICO Miguel Ángel, estableció su taller independiente en 2004, siendo el más fiel seguidor en temática y estilo de la obra de su padre; expone y cataloga su pintura en Grifé & Escoda (Barcelona) y otras ciudades, hasta su fallecimiento en el 2010.

Su esposa, después del óbito, dona al Museo Palmero de Almodóvar, dos óleos de su mano: “Cabezas de Caballos” y Toros en el Campo”.

Alfredo Palmero “Fredy”, tercera generación de la saga, llamado a alcanzar las más altas cotas, rivaliza con su abuelo y maestro para conquistar los laureles del Olimpo.

Numerosas son ya sus exposiciones por el mundo entero: Barcelona, Basilea, Alemania, Mónaco, Rusia, América Latina, París, Nueva York, Miami. Hong Kong…

Sus “Meninas” son todo un éxito allá donde las expone:

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(alfredopalmero.es)

San Juan de Ávila nace el 6 de enero de 1500 en Almodóvar del Campo y es bautizado en esta Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción, igual que el Maestro Palmero, y aquí celebró su primera misa en 1526. Falleció en Montilla el 10 de mayo de 1569 y se le conoce con el sobrenombre de “Apóstol de Andalucía”.

Es Beatificado el 4 de abril de 1894 por León XIII. Canonizado el 31 de mayo de 1970 por Pablo VI. Y finalmente proclamado el 7 de octubre de 2012, Doctor de la Iglesia por Benedicto XVI. El 2013, con motivo del año jubilar que acogió la cuna del santo, hubo más de veinte mil peregrinaciones.

Su pueblo ha realizado un vídeo-mapping para el gran retablo barroco, que será la pantalla donde se proyectará el gran espectáculo de luz y sonido.

El Ayuntamiento pretende aprovechar este acontecimiento con la apertura del Museo Palmero, al que se va a sumar la Biblioteca Cervantina, gracias al acuerdo que se ha alcanzado con la familia del ilustre pintor.

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Primavera de 2016

La Saga Palmero está en la Historia

Alfredo II “el timonel”

Incansablemente a sus 85 años está siempre en la brecha

La historia sigue inexorablemente

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