Avignon #14 - UN PUENTE HACIA OTRA FORMA DE VER

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#14

ARTE

Avignon

un puente hacia otra forma de ver

MARZO 2015

Publicación mensual de distribución gratuita producida por: Taller de Artes Plásticas El Portón Verde

El precio del valor en el arte El Artista entre la libertad de expresion y el negocio de los cuadros. Para quien pinta el artista y porque? Ser Genial con una Idea brillante o pelear en la busqueda de una expresion propia? ?

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por Walter Pugliese

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ace un tiempo, leyendo el suplemento económico iEco del diario Clarín me encontré con una nota sobre arte. Curioso y sorprendido al leerla, entendí pronto que no se hablaba de ARTE sino que se trataba del negocio del arte poniendo en consideracion el valor de la obra. Es decir, no el valor plástico que interesa a cualquier admirador y buen observador de arte y si el valor económico de la obra, su precio, interés puro de cualquier inversionista. No son coleccionistas de arte quienes hoy dan “valor” a una pintura, dibujo o escultura sino personas que buscan obtener un rédito económico a través del paso del tiempo. Da lo mismo invertir en soja o pintura, el objetivo es el mismo, la ganancia de dinero en el mediano o largo plazo. Aunque comprar soja no es comprar pintura ya que no hace falta entender de soja para comprar, solo saber bien cuando comprar para luego en el momento oportuno poder vender. La pintura a diferencia de cualquier otro commodities da estatus social, se pertenece a una elite supuestamente culta y adinerada que se pavonea entre cuadros e instalaciones tomando champán del mejor. Pero muchos habrán chocado con un primer problema; si no entiendo de pintura, ¿Cómo hago para comprar? Y bien, ¿Cómo podría venderla luego? Frente a esta disyuntiva, se fue creando fácil la solución de la mano de grandes galerías de arte internacionales que actuaron de nexo entre estos artistas y aquellos inversionistas, ya no coleccionistas. Había que explicar, facilitar la comprensión de la obra llevándola al terreno de lo obvio o conocido. De esta manera lo sensible perdía terreno frente a lo meramente racional. La nota publicada nos acerca un poco al tema…

Damien Hirst o el arte del marketing En un operativo simultáneo, exhibe hasta el sábado en ocho capitales mundiales del mercado del arte sus famosos “cuadros de puntos”. Agitador del arte o habilidoso constructor de mitos contemporáneos ¿por qué fascina a coleccionistas y público? Allí nos hablan del look rockero del artista, ya nos podemos aproximar a la obra de Hirst… “el menú consiste en una variedad de puntos coloreados, de diferente tamaño , bautizados con títulos sonoros tomados de la medicina y la farmacia…” y sigue, “a riesgo de irritar a su público . Porque cuesta trabajo descubrir matices en estas variaciones en torno a un mismo tema vacío, el círculo coloreado.” De alguna manera una abundancia de matices harían de la obra algo mas complejo, por lo tanto de mayor difícil comprensión para cualquier posible comprador-inversor. Aun sabiendo que “estas grillas coloreadas no inventaron la pólvora. Se apoyan en la teoría de los colores de Chevreul o en el puntillismo” y así quedan… “fascinados por este enésimo golpe de efecto”. Lo importante no es la obra, sino el golpe de efecto. Todo es un efecto. Por lo tanto, superfluo y destinado morir prontamente. Pero si se ha pagado demasiado dinero por una obra, esa obra no puede morir prontamente, hay que sostenerla. ¿Cómo? El mismo Hirst nos lo explica… “en 2004 con la venta en Sotheby’s del contenido de su ex restaurante, Pharmacy, por un total de

11,4 millones de libras (13,7 millones de euros). “Obtuvo precios impresionantes por vasos de martini o ceniceros. Pero antes hubo seis meses de marketing, un soberbio catálogo diseñado por él, una exposición increíble antes de la venta””. Nada había sido dejado librado al azar. Un soberbio catálogo le aseguran las ventas a él y a WallMart también. Digamos entonces que el problema de Van Gogh en 1890 habria sido no conseguir un buen asesor comercial y haber seguido empecinado en pintar de la manera colorida y retorcida en que lo hizo. Un detalle al margen es el hecho que su ex restaurante se llamara Pharmacy y actualmente a sus pinturas las llame “…con títulos sonoros tomados de la medicina y la farmacia.” Quizá esté necesitado de una aspirina para tanto dolor de cabeza que le debe generar exponer en ocho capitales mundiales. Finalmente es Oliver Barker, especialista en Sotheby´s quién reconoce “…Ganó el premio mayor gracias a una obra muy comprensible.” Obra que “…fascina tanto al magnate ucraniano Víctor Pinchuk como al francés François Pinault o a jeques de Qatar o al financista Steve Cohen”. No sea cosa que estos magnates tengan que pensar demasiado en entender que hay detrás de aquellos trazos de pintura, cuando en verdad lo que les importa es solo pensar en como aumentar sus ya de por sí grandes fortunas o simplemente por un snobismos aristocrático, enrostrando cuanto estan dispuestos a gastar o invertir en una tela llena de puntitos de colores. Un dato importante que muchos le critican, “…a los cuadros no los pinta Hirst sino sus ayudantes. Para Hirst, es un argumento anticuado, ya que lo que importa del arte es la idea”. Si lo que importa del arte es la idea y no el trabajo sobre la tela, lo hace para retomar de esta manera una vieja discusión establecida alrededor de la supuesta muerte de la pintura de caballete. A Hirst le interesa que esa pintura este bien muerta ya que de otra manera, nada de lo que él hace tendría sentido. Pero, para quien pinta sobre su viejo caballete, no pensando en cuanto podrá vender su cuadro sino reflexionando cuál es el sentido verdadero de su obra, tratando de explicarse de alguna manera para que hace lo que hace, pero sintiendo a la vez una sensación de placer enorme cuando logra algo que creía imposible y disfrutando a la vez de ese trazo, de esa línea o color. Algo que seguramente para tantos otros no tendría ningún sentido, pero es justamente ese sinsentido lo que le da coherencia a su obra y al artista mismo. Algo que Hirst no esta dispuesto a entender. No le importa. Hirst no pinta, hace pintar a sus ayudantes las grandes ideas que a él se le ocurren, para luego salir a vender. El artista sensible, se involucra con la materia, la siente, la vive y necesita de esa relación para poder expresar su mundo. Mundo que (si trabaja con honestidad), será reflejado en la obra. Para los fanáticos, Damien Hirst regaló una “reproducción personalizada” (ningún original) al primero que logró visitar las 11 muestras simultáneas exhibidas por las galerías Galosian. Eso sí: las muestras están en Hong Kong, París, Ginebra, Roma, Atenas, Londres (dos), Nueva York (tres) y Beberly Hills. Lo que se puede llamar un verdadero “Galery Nights” mundial. No se sabe quien fue el afortunado.

Dibujo carbonilla sobre papel. Maria Rosa Lacoste, alumna del TALLER EL PORTON VERDE.

...“sin duda hay cosas en la naturaleza que aún no se han visto. Si un artista las descubre, se abre el camino para sus sucesores”... ...“el tiempo y la reflexión van modificando paulatinamente nuestra visión, hasta que por último, llegamos a comprender”... Paul Cézanne


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