Ficciones lesbianas

Page 127

Laura A. Arnés

como “Amarilídeas” (Bianco, 1932): “la verdad no se entrega, se traiciona; no se comunica, se interpreta; no es querida, es involuntaria” (Deleuze, 1971: 21). En un contexto donde lo pensable y lo decible responden a un imaginario y a una narrativa heterosexual y sexista, las protagonistas, en tanto sujetos sociales inmersos en una tradición que no les corresponde, se encuentran sin paradigma (es decir, sin sentido) a su disposición. No habría estructura habitable para su deseo. Ni siquiera la transgresión les hace un lugar, porque no es posible transgredir un orden al que no se pertenece. La escritura se encuentra, así, con el problema de escribir al deseo imposible; y la lectura, con el problema de leerlo. Cortázar lo explicita en el prólogo que le escribe a la segunda versión de su cuento: “Lo que sigue es una tentativa de mostrarme a mí mismo que el texto de ‘La Barca’ está mal escrito porque es falso, porque pasa al lado de una verdad que entonces no fui capaz de aprehender” (1977: 135). Pero esa verdad, llamativamente, vuelve a ser silenciada por el autor, al nunca hacerse explícita más que por elisión. Por esta misma razón, Meirelle, la protagonista de “Ciao, Verona” (autora de una larga carta romántica apenas leída y encontrada en la valija de Lamia Maraini93, una mujer que acaba de suicidarse), critica al narrador de “Las caras de la medalla”: Su estúpido error –entre tantísimos otros– estuvo en creer que su texto nos abarcaba y de alguna manera nos resumía; creyó por escritor y por vanidoso, que tal vez son la misma cosa, que las frases donde hablaba de él y de mí usando el plural completaban una visión de conjunto y me concedían la parte que me tocaba, el ángulo visual que yo hubiera tenido el derecho de reclamar en ese texto (1978: s/p). 93 En la tradición mitológica griega, Lamia era una gran seductora. Mitad mujer, mitad animal (pato, pez, gallina, serpiente o cabra, según quien relate) es antecesora sino familiar directo de la sirena y la vampira. Así, Lamia condensa dos imaginarios fundamentales para las representaciones lesbianas. Por otra parte, “Lamia Maraini” suena muy cercano a “Dacia Maraini”, escritora feminista italiana perteneciente a la Generación de los Años Treinta con quien Cortázar compartió, por lo menos, un viaje a La Habana en 1968. 127


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.