

ALESSANDRA
Aretes y anillos: SUOT Total look: SPORTMAX
Zapatos: ANINE BING Relojes SeamasterAqua Terra: OMEGA



CARTA DE LA EDITORA
La pasión es una fuerza poderosa. Impulsa a las personas a asumir riesgos, romper fronteras y alcanzar nuevas alturas, no para obtener reconocimiento, sino porque realmente aman lo que hacen. En esta edición, rendimos homenaje a esas almas apasionadas cuya dedicación a su oficio nos inspira a todos a soñar en grande.
Nuestra estrella de portada, la siempre radiante Alessandra Ambrosio, encarna ese espíritu. Fotografiada en Los Ángeles, Alessandra nos recuerda que el verdadero estilo no conoce límites: es atemporal, intrépido y lleno de vida. La energía capturada en estas imágenes refleja su reinvención personal y su perdurable influencia en la moda y la cultura.
Cristina Mittermeier nos habla sobre la reserva Dos Mares, una propuesta de Área Marina que sería la más grande de Norteamérica con 19.2 millones de hectáreas. Su trabajo, profundamente comprometido con la conservación y la justicia ambiental, es un llamado para todos.
En nuestro inserto de gastronomía, tenemos en portada a Daniela Soto-Innes, una visionaria culinaria que está cambiando la forma en que el mundo experimenta la cocina mexicana. Su audaz viaje — a través de ciudades, culturas y cocinas— es una historia de movimiento. Mientras tanto, en Pujol se abre un nuevo capítulo con Daniel Nuñez, que asume el papel de head chef. Su perspectiva, arraigada en la tradición, pero abierta a la evolución, marca un momento emocionante para la alta cocina en México. De las mentes creativas de Leonardo Labartino y Andreina Matos, exploramos la magia que se produce cuando la comida y la comunidad se cruzan en espacios como Darosa y Liona. Por otro lado, Fabiola Escobosa nos abre las puertas de Cana, donde logra que lo aparentemente simple se sienta nuevo, necesario y profundamente memorable.
Que este número funcione como un pasaporte a ese vibrante mundo en el que confluyen la comida, la moda y la pasión. Gracias por leernos.

DIRECTORIO
Editora en Jefe/Directora Creativa SARAH GORE REEVES
Editora Adjunta LORENA DOMÍNGUEZ
Directora de Arte CATIA MUÑOZ
Editora de Contenido BETSY DE LA VEGA TAY
Editor de Moda DANIEL ZEPEDA
Copy Editor DANIELA GUTIÉRREZ
Coordinador Digital RENÉ VILLASEÑOR
Diseñador Web ALEJANDRO ADAME
Diseñadora Junior SOFÍA VIGURI
Comité Editorial VALERIA GONZÁLEZ
Comité Editorial REGINA REYES-HEROLES
Directores Financieros CONTABLES THINKWORKS

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Fundador (†) JESÚS D. GONZÁLEZ
Presidente del Consejo de Administración FRANCISCO A. GONZÁLEZ
Presidente Ejecutivo FRANCISCO D. GONZÁLEZ
Vicepresidente JESÚS D. GONZÁLEZ
Director General ÁNGEL CONG
Director Editorial ÓSCAR CEDILLO
Director Milenio Diario ALFREDO CAMPOS
Director Milenio Televisión RAFAEL OCAMPO
Director Multigráfica JAVIER CHAPA
Director Medios Impresos ADRIÁN LOAIZA
Director Comercial CARLOS HERNÁNDEZ
M LA REVISTA DE MILENIO, edición mensual Junio 2025. Editora Responsable: Sarah Gore Reeves. Número de certificado de reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: en trámite. Número de certificado de licitud de título y contenido: en trámite. Domicilio de la publicación: Milenio Diario S.A. de C.V., Morelos número 16, Colonia Centro, Alcaldía Cuauhtémoc, C.P. 06040 en Ciudad de México. Distribución: unión de expendedores y voceadores de los periódicos de México A.C. con domicilio en Guerrero no. 50 Col. Guerrero C.P., 06350 Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México. Sarah Gore Reeves es independiente en su línea de pensamiento y no acepta necesariamente como suyas las ideas de artículos firmados. Queda prohibido la reproducción total o parcial de la presente edición, misma que se encuentra registrada a nombre de Milenio Diario, S.A. de C.V., Derechos reservados. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Todos los derechos están reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total del material publicado sin consentimiento por escrito de los editores. La información ha sido obtenida de fuentes fidedignas.
Editora en Jefe SARAH GORE REEVES
En Alessandra Ambrosio: THE MANNEI, JACQUES MARIE MAGE, WOLFORD Y SAINT LAURENT

Colaboradores

Collar: H. MOISSAN
Bolsa: BOTTEGA VENETA
LA JUVENTUD TRASCIENDE EL TIEMPO COMO UN ESTADO MENTAL Y ESTÉTICO. UNA CELEBRACIÓN DE FRESCURA, REBELDÍA Y AUTENTICIDAD QUE REDEFINE LOS CÓDIGOS DEL ESTILO CONTEMPORÁNEO, DONDE EL ATREVIMIENTO SE CONVIERTE EN UN MANIFIESTO DE IDENTIDAD.
YOUTHQUAKE
Fotografía: ELSA MELERO Por: DANIEL ZEPEDA



Suéter: PRADA
Chamarra: GUCCI
Vestido: BOTTEGA VENETA
TOTAL LOOK: LOUIS VUITTON

EN LA SIGUIENTE PÁGINA, TOTAL
LOOK: LOUIS VUITTON
LENTES DE SOL: CARRERA EYEWEAR








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Chamarra y camiseta: GUCCI Collar: H. MOISSAN Bolsa y pantalón: BOTTEGA VENETA
Total look: GUCCI
Chamarra y pantalón: LOUIS VUITTON
Pantalón y zapatos: PRADA Pantalon y sneakers: LOUIS VUITTON
STYLING: DANIEL ZEPEDA
MAQUILLAJE: TATIANA FRANCO
PARA GIVENCHY BEAUTY
ASISTENTE DE STYLING: DANIELA GUTIÉRREZ

MODELOS: CONSTANZA
ZAMORA, FERNANDO
MONTERO,
AXAYACATL CRUZ Y NARAYAN
ECHEVERRIA PARA QUETA ROJAS
Vestido: GUCCI

DOS MARES Y MIL RAZONES PARA PROTEGER EL PLANETA
Por: BETSY DE LA VEGA TAY
Cristina Mittermeier habla sobre la urgencia de proteger el océano, la creación de Dos Mares y el poder de una imagen para despertar conciencia ambiental.
Fotografía: DANIEL ZEPEDA CON IPHONE 16 PRO
Reloj Oyster Perpetual Yacht-Master: ROLEX

Fotógrafa, bióloga marina y una de las voces más influyentes en la conservación de los océanos, Cristina Mittermeier ha recorrido el planeta capturando la belleza —y la fragilidad— del mundo natural. Hoy, al frente de iniciativas como la reserva Dos Mares, su mirada está puesta en el Golfo de California, uno de los ecosistemas marinos más importantes del mundo.
La Reserva de la Biosfera Dos Mares es una propuesta de Área Marina Protegida (AMP) de gran escala en Baja California Sur que abarcaría el Mar de Cortés y el Océano Pacífico Sur, convirtiéndose en la más grande de Norteamérica con 19.2 millones de hectáreas. De esta área, 88 mil kilómetros cuadrados tendrían protección total contra pesca y extracción, mientras que 104 mil kilómetros cuadrados formarían una zona de amortiguamiento donde se permitiría la pesca artesanal y actividades recreativas como el buceo y la pesca deportiva. El proyecto es impulsado por Depesca, una asociación de pescadores y prestadores de servicios turísticos locales, con el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales como Beta Diversidad, ORGCAS, FOMARES, Pew Bertarelli Ocean Legacy, Wyss Foundation, Blue Marine Foundation, SeaLegacy, Holdfast Collective, Mares de México y México Azul.

Esta conversación no es sobre catástrofes. Es sobre límites. Sobre ese punto en que la belleza se convierte en advertencia. Mittermeier no se detiene a lamentarse. Aquí, una entrevista exclusiva para M Revista de Milenio sobre Dos Mares, sobre la ciencia que sostiene la esperanza y sobre el coraje de no rendirse cuando aún queda algo por salvar.
¿En qué momento sentiste que era necesario crear Dos Mares y cómo se gestó este proyecto?
La industria pesquera ha sobreexplotado los océanos de México y del mundo. Eso me impulsó a dedicar mi vida a la conservación. Después de viajar a más de 130 países, regresar al Golfo de California —el “acuario del mundo”— me recordó lo especial que es este lugar, con la mayor diversidad de cetáceos del planeta. México tiene un tesoro natural, pero lo hemos maltratado. Al involucrarme con FOMARES, vi que lideraban esfuerzos para proteger al Golfo, no solo de la pesca industrial, sino también del turismo irresponsable. Así nació la idea de crear la reserva Dos Mares, una propuesta urgente y visionaria. México se comprometió a proteger el 30% de su territorio terrestre y marino para 2030, pero vamos muy atrasados, y nuestras reservas actuales no tienen suficiente respaldo.
Tus imágenes muestran tanto la majestuosidad como la fragilidad del océano. ¿Puede una foto generar un cambio real?
Absolutamente. Los grandes movimientos sociales comienzan con una visión. Martin Luther King Jr. dijo “Tengo un sueño”. Quiero que mi fotografía represente ese sueño de un futuro posible. No busco infundir miedo, sino esperanza. No señalo culpables, simplemente muestro lo que está ocurriendo y extiendo una invitación: “Mira esto. Vale la pena protegerlo”.
¿Por qué crees que, a pesar de la evidencia científica y las consecuencias visibles, algunos gobiernos siguen posponiendo acciones urgentes contra el cambio climático?
Porque hay mucho dinero detrás de industrias como las de hidrocarburos
“TODOS
SENTIMOS ANGUSTIA, PERO HAY QUE ACTUAR”.
¿Estamos realmente en un punto de no retorno?
Tristemente estamos cerca, pero todavía hay tiempo. Si protegemos ecosistemas estratégicos con áreas bien resguardadas, donde se prohíban actividades destructivas, podemos darles resiliencia mientras enfrentamos otros problemas. La batalla todavía no está perdida.
Si el aumento de la temperatura global supera el límite de 1.5 ºC establecido en el Acuerdo de París, ¿cuáles serán las consecuencias más inmediatas y visibles?
Se pensaba que llegaríamos a esa temperatura en 100 años. Pero en 2024, alcanzamos ese límite. Las consecuencias ya están aquí: incendios cada vez más frecuentes, lluvias erráticas, sequías prolongadas y huracanes más feroces. El agua caliente se expande y alimenta estas tormentas. Además, perdemos barreras naturales como manglares y arrecifes de coral. En lugares como la Antártida, el derretimiento del hielo ya es irreversible, lo que podría elevar el nivel del mar hasta 10 metros. Eso afectará directamente a las generaciones futuras.
y minería. Son empresas poderosas con estrategias de comunicación bien financiadas. Mientras algunos se enriquecen, seguimos explotando recursos a un ritmo insostenible. Muchos gobiernos trabajan desde distintos ángulos, pero el océano sigue siendo subestimado. Es clave para regular el clima y equilibrar la química del planeta. Produce el 50% del oxígeno que respiramos gracias al fitoplancton, que, aunque invisible, es fundamental. También ayuda a capturar el exceso de dióxido de carbono, uno de los mayores responsables del calentamiento global.
Como mujer mexicana dedicada a la conservación marina, ¿cómo ha sido tu experiencia enfrentando los riesgos — personales y estructurales— que conlleva el activismo ambiental?
Siento que he vivido cien vidas. La mitad de ellas buceando y compartiendo espacio con criaturas increíbles, difícil de expresar con palabras. He visto el mundo submarino desde otra perspectiva. Parados en la tierra, no dimensionamos lo que hay allí abajo. Ojalá que todo este esfuerzo valga la pena. Efectivamente, es una labor difícil y muchas veces peligrosa. Pero para mí, no hacer nada no es opción. ¿Qué les voy a decir a mis hijos si un día me dicen: “Mamá, tú estuviste ahí… y no hiciste nada”? Es verdaderamente complejo lograr acuerdos y tratados legales en pro de el planeta. En particular los océanos, parecería que están olvidados.
¿Qué consejo le darías a las nuevas generaciones que sienten el llamado de cuidar el planeta, pero no saben cómo traducir esa inquietud en acción concreta?
Que no esperen una invitación. Todos sentimos angustia, pero hay que actuar. Empiecen desde casa: reciclen, participen en voluntariados, hagan pequeñas acciones. Todo suma. Lo importante es empezar. Educarse en el tema es fundamental, informar a nuestros niños. Esto es algo en lo que todos podemos tomar acción.

FRESHLY PICKED
Fotografía: RENÉ VILLASEÑOR Por: DANIELA GUTIÉRREZ Como si se tratara de una visita al supermercado, seleccionamos las fragancias cítricas más memorables de la temporada —frescas, limpias, inesperadas— que despiertan recuerdos de piel al sol y frutas recién cortadas. Elegir un perfume por intuición, color, textura puede ser un acto tan instintivo como tomar una naranja del montón.


Perfume Agua Ella: LOEWE
Perfume Buongiorno: ACQUA DI PARMA
Perfume Fleur D’Oranger 27: LE LABO
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DANIELA SOTOINNES
El lenguaje emocional de la gastronomía
Total look: HERMÈS Zapatos: MAISON MARGIELA Vehículo: RANGE ROVER


Fotografía: RODRIGO ÁLVAREZ Por: DANIEL ZEPEDA
En un mundo donde la velocidad consume el detalle y la memoria, Daniela Soto-Innes invita a detenerse en cada bocado, a honrar cada ingrediente y a recordar que, al final, el verdadero lujo es la conexión: con la tierra, con el tiempo, con nosotros mismos.
Reloj Santos de Cartier: CARTIER
Total look: MIU MIU

Stylist: DANIEL ZEPEDA
Maquillaje: MAURICIO SANTOS
Asistente de stylist: CAMILA TRONCOSO
Locación: LA VISTA
Total look: LEMAIRE
Vehículo: RANGE ROVER
La gastronomía es un lenguaje universal, una narrativa que trasciende el acto de comer para convertirse en un manifiesto de identidad, memoria y comunidad. En ese escenario, pocos nombres resuenan con la autenticidad de Daniela Soto-Innes, la chef mexicana que, a los 28 años, fue reconocida como Best Female Chef por The World’s 50 Best. Su cocina no solo representa un homenaje a las raíces, sino un diálogo constante sobre pertenencia, transformación y exploración sensorial.
Con su más reciente proyecto —Rubra, situado en Punta de Mita— Soto-Innes redefine el concepto de la alta cocina: más allá del plato, más allá del proceso, más allá del ego. Para ella, el éxito de un espacio culinario no radica únicamente en la técnica, sino en su capacidad de crear comunidad, de ser un refugio en medio de la cotidianidad.
En Rubra, cada plato es una celebración de la temporalidad, un homenaje al instante efímero donde el producto alcanza su esplendor máximo. Los ingredientes, seleccionados con un rigor casi obsesivo, cuentan historias de procedencia, de cultivo consciente y de manos que preservan el arte del campo. Para Soto-Innes, la cocina es un vehículo de conexión emocional, un lenguaje que atraviesa fronteras y se arraiga en la memoria colectiva.
A los 28 años te convertiste en la chef más joven en recibir el reconocimiento de Best Female Chef por The World’s 50 Best. ¿Cómo has resignificado esa etiqueta a lo largo del tiempo? Ese reconocimiento no fue solo un logro personal, sino una manera de dar visibilidad a lo que hacemos en nuestro mundo de la cocina y de compartir nuestra historia. Ser la primera mexicana en recibirlo me llenó de orgullo, pero también me enseñó que los premios son puntos de partida, no destinos. Con el tiempo, esa etiqueta dejó de ser un título y se transformó en una plataforma para inspirar, aprender y amplificar las voces de quienes me rodean. No se trata de ser “la mejor”, sino de ser parte de una conversación más grande: un diálogo constante con mi equipo, con quienes nos visitan y con todas las personas que desean aprender, sin importar quiénes sean.
Rubra parece más un equilibrio de atmósferas, sabores, texturas y memorias que un restaurante convencional. ¿Dónde empieza y dónde termina hoy la autoría de un chef?
La autoría de un chef es como una línea en la arena. Comienza en una idea, pero se transforma en las manos que la tocan, en los ojos que la descubren y en las historias que despierta. En Rubra, nosotros somos los narradores, pero el cuento es un colectivo de nuestros amigos, comensales, proveedores y de la gente que nos da buena energía desde lejos.
Hoy la experiencia gastronómica es una suma de disciplinas. ¿Qué tan consciente eres de estar diseñando no solo comida, sino una narrativa inmersiva?

Soy plenamente consciente de que la experiencia gastronómica trasciende el plato y se convierte en una narrativa inmersiva donde la arquitectura, el interiorismo, el paisajismo y el diseño se entrelazan. Sin embargo, no lo abordo como una fórmula preestablecida. Para mí, cada plato es un fragmento de historia; cada rincón de Rubra es una página en blanco que espera ser escrita. Es una forma de contar historias sin palabras, donde los aromas, las texturas y los sabores se convierten en lenguaje. La comida como lenguaje siempre ha existido, pero ahora parece que se busca decir más: de dónde venimos, qué creemos, cómo habitamos el mundo.
¿Qué te interesa comunicar desde tu mesa?
Me interesa contar historias de raíces, de tierra, de manos que trabajan, de abrazos. Quiero que cada plato sea una conversación sin palabras, que hable de amor, de origen, de compartir; de la riqueza del Pacífico mexicano.
Has dicho que querías que Rubra se sintiera como “un capullo”. ¿Crees que los restaurantes hoy buscan menos impresionar y más contener emocionalmente a quien los visita?
Sí, porque lo que necesitamos hoy es sentirnos como en casa, cuidados. Rubra es un refugio, un lugar donde el tiempo se detiene y la comida es un abrazo. No buscamos impresionar, buscamos abrazar.
En un mundo donde comer fuera se ha vuelto un acto casi performático, ¿crees que los restaurantes han dejado de ser espacios funcionales para convertirse en escenarios de ficción personal y colectiva? Los restaurantes son escenarios donde la vida pasa. No me preocupa que sean un poco ficción, siempre que esa ficción sea honesta, que nazca de un deseo genuino de conectar.
¿Sientes que hoy se cocina más con los sentidos que con las manos? ¿O que la técnica se ha vuelto invisible dentro de un contexto cada vez más emocional y conceptual?
La técnica es como el aire: siempre está ahí, pero no la ves. Hoy cocinamos con los sentidos porque es lo que realmente conecta. La emoción y la pasión son los mejores ingredientes, y la técnica solo es su cómplice silencioso.

Volver a Pujol, volver a lo esencial Daniel Nuñez
Fotografía: JUAN HERNÁNDEZ CON IPHONE 16 PRO MAX Por:


LORENA DOMÍNGUEZ
Stylist: DANIEL ZEPEDA Maquillaje: TATIANA FRANCO PARA GIVENCHY BEAUTY Asistente de stylist: CAMILA TRONCOSO Asistente de fotografía: CHRIS CID DEL PRADO Locación: PUJOL
Reloj Montblanc
A veces, regresar no es solo volver al mismo lugar. Es llegar con otros ojos, otro ritmo, otra verdad. Después de su periodo como chef de cuisine en Carao, Daniel Nuñez regresó como head chef a Pujol, el restaurante que marcó su formación. Desde este nuevo reto, busca algo más que la perfección técnica: quiere que su equipo disfrute, que los platos respiren México y que cada jornada tenga sabor a orgullo. Esta es la historia de un reencuentro. Con el oficio. Con la raíz. Con el presente.
Regresas a Pujol después de dirigir Carao. ¿Cómo ha cambiado tu visión de la cocina desde que te fuiste? Creo que Pujol siempre ha estado en evolución. Mi etapa anterior, de 2016 a 2021, fue de mucho aprendizaje y exigencia. Ahora, a mi regreso, noto un enfoque distinto: seguimos buscando la excelencia, pero también se prioriza el bienestar del equipo. Queremos que el restaurante siga siendo el mejor, pero sin sacrificar nuestra calidad de vida. Creo que eso también es reflejo de cómo cambió la industria después de la pandemia.
¿Cuál ha sido tu mayor reto profesional y personal al asumir esta dirección?
Sin duda, este es el reto más grande que he enfrentado. El restaurante cumple 25 años y el chef Enrique Olvera quiso darle un giro total a todo: desde el menú hasta la experiencia completa. Profesionalmente es un desafío enorme, pero también lo es en lo personal: soy papá de dos niños pequeños y encontrar el balance no es sencillo. Afortunadamente, el chef entiende esto y uno de los acuerdos al regresar fue trabajar por ese equilibrio.
¿Cómo influye tu origen en tu manera de entender y reinterpretar la cocina mexicana?
No creo que León, mi ciudad de origen, defina mi cocina. Más bien, es todo lo que he vivido lo que la moldea: los días en la cocina, los viajes, las conversaciones, las estaciones, los equipos con los que he trabajado. Creo que la cocina se construye en el camino, en la repetición, en lo que observas y decides guardar. Y aunque he pasado por muchos lugares, siempre termino volviendo a lo mismo: a una cocina mexicana hecha con orgullo, con sencillez y con respeto por lo que somos. Me interesa mostrarla en su forma más pura, sin disfrazarla, y a un nivel altísimo. Lo nuestro merece ese respeto.
En un restaurante tan consolidado como Pujol, ¿cómo se mantiene viva la creatividad sin perder la esencia?
La creatividad en Pujol no nace de ocurrencias espontáneas, sino del día a día. Repetir, mejorar, afinar. El chef lanza ideas, las trabajamos en equipo y evolucionan. Hoy buscamos una cocina más honesta, más cercana, sin técnicas ajenas. Queremos que los platos sepan a México, que se vean como México. Que lo que hacemos en Pujol sea como cocinar en casa, pero con la precisión y calidad que se espera de nosotros.
¿Qué consejo le darías a alguien que sueña con trabajar en Pujol o en grupo Casamata? Que no se deje intimidar. A veces creemos que estos lugares son inalcanzables, pero lo más importante es la disposición, la humildad y las ganas de aprender. No necesitas haber pasado por restaurantes en todo el mundo. Aquí buscamos personas apasionadas, con atención al detalle, con disciplina y buen ánimo. La técnica se aprende; lo demás, se trae desde el inicio.



En Enrique Olvera y Daniel Nuñez, reloj Montblanc 1858 Iced Sea: MONTBLANC

DOS RESTAURANTES, LA MISMA INTENCIÓN
Fotografía: JUAN HERNÁNDEZ CON IPHONE 16 PRO MAX Por: DANIELA GUTIÉRREZ
En Andreina Matos, pulsera Elsa Peretti: TIFFANY & CO. Total look: HERMÈS Zapatos: CHRISTIAN LOUBOUTIN
En Leonardo Labartino, pulsera Tiffany Hardwear: TIFFANY & CO. Sneakers: SALOMON
En ocasiones uno elige un restaurante por la comida. Otras, por cómo lo hacen sentir. Y, muy de vez en cuando, por lo que sucede entre plato y plato. Tanto Darosa como Liona son, para mí, una elección sencilla de tomar, pues acertaron en todo lo mencionado desde el primer día. No solo porque están a un par de pasos de mi departamento —aunque esa familiaridad ayuda—, sino porque han sido una extensión amable y compleja de lo que la cocina italiana puede ser cuando se le quitan los disfraces.
Estos dos restaurantes, que se encuentran a pocos metros de distancia entre sí, se sienten como una conversación entre quienes los crearon —Leonardo Labartino y Andreina Matos— y quienes los habitan: cocineros, meseros, vecinos, comensales. Lo que se sirve en sus mesas es una cocina que se permite ser honesta, sin pretensiones, íntima sin llegar a ser críptica.
Darosa tiene la elegancia de lo cotidiano bien hecho. Liona, la fuerza contenida de algo vivo, que fermenta, que sorprende. Ambas cocinas tienen raíz italiana, pero también algo profundamente chilango y actual; una especie de rebeldía contra la velocidad y la pose. Después de muchas visitas y algunos platos repetidos por puro antojo, empecé a prestar un poco más de atención a quienes estaban detrás: Leonardo y Andreina.
Llegaron a la cocina desde el deseo de crear un lugar donde el oficio y la memoria pudieran coexistir con honestidad. Juntos han construido un lenguaje propio. Lo suyo es una declaración de sensibilidad y de principios: cocinar como forma de cuidar.
En esta conversación con M Revista de Milenio, no se busca explicar por qué Darosa y Liona son especiales. Eso se sabe cuando uno entra, se sienta y prueba. Lo que se busca es explorar la intención detrás del sabor. Asomarse al alma del lugar en el que dos personas —con historias distintas, sensibilidades afines y una visión compartida— han logrado crear algo especial.
Liona y Darosa se encuentran en la colonia Juárez, un barrio que está en constante conversación con su pasado y su presente. ¿Qué les atrajo de esta zona y por qué decidieron establecerse ahí?
La Juárez tiene carácter. Es una mezcla fascinante entre lo elegante y lo descuidado, lo clásico y lo experimental. Vimos una oportunidad de aportar algo sin imponer, de escuchar al barrio y de construir encajando en su ritmo. Hay algo bello en lo áspero y en lo cotidiano. No quisimos borrar esa realidad, sino abrazarla, y es así que nuestros espacios están con sus fachadas abiertas. Nos recuerda que la ciudad no es solo escaparate, también es oficio, trabajo y calle.
¿Qué peso tiene la tradición en su cocina, y cómo eligen cuándo romperla?

La tradición es nuestro punto de partida, no nuestro límite. La respetamos porque venimos de ella, pero también la cuestionamos. A veces basta con quitar lo que sobra para que algo se sienta nuevo. Romper no es una pose, es una búsqueda honesta de sabor.
¿Cuál ha sido la mayor lección aprendida del comensal mexicano?
Que aquí la comida es un acto de afecto. El comensal mexicano no solo busca sabor, también busca calidez. Nos ha enseñado a ser generosos, a no tomar atajos, a hacer de cada servicio un gesto de hospitalidad sincera.
¿Creen que el éxito mediático instantáneo ha cambiado la forma en que los jóvenes cocineros conciben un restaurante?
¿Se está perdiendo algo en el proceso?
Sí, hay una presión por brillar demasiado rápido. Pero los restaurantes no son fuegos artificiales. Son fogatas. Tardan en prender, pero cuando lo hacen, pueden durar. Lo que se pierde a veces es el oficio, el compromiso con el proceso largo, el enfoque de hacer lo que uno hace porque cree en ello y luego querer compartir esta visión personal con la comunidad.
¿De dónde vienen los nombres de Darosa y Liona? Darosa nace de un recuerdo entrañable de Leo: las comidas en casa de su nona Rosa. [...] Una experiencia de cocina familiar, generosa y sin pretensiones, pero llena de significado. Es un tributo a sus raíces italianas y al valor de lo simple, compartido y auténtico. Liona, en cambio, fue elegido por Andreina. El nombre proviene de “Leona” y evoca la energía femenina que habita en la masa madre: viva, salvaje, libre.
Han pasado dos años desde que Darosa abrió sus puertas. ¿Qué ha cambiado —y qué se ha mantenido intacto— desde aquella primera noche?
Ha cambiado todo y nada. Hemos crecido, afinado, aprendido a diario. Pero la esencia —ese deseo de compartir algo real, de construir algo con amor y oficio— sigue igual. Seguimos poniendo la misma atención en cada plato, en cada saludo, en cada vela encendida.
Más que una celebración, el segundo aniversario parece un punto de inflexión. ¿Qué representa este momento para ustedes y cómo lo viven desde dentro?
Stylist: DANIEL ZEPEDA Maquillaje: TATIANA FRANCO PARA GIVENCHY BEAUTY Asistentes de stylist: DANIELA GUTIÉRREZ Y CAMILA TRONCOSO Asistente de fotografía: CHRIS CID DEL PRADO Locación: DAROSA

Es un momento de reafirmar. De mirar hacia atrás con orgullo, pero también hacia adelante con hambre. Ya no somos los nuevos, pero seguimos siendo curiosos, ambiciosos, con ganas de mejorar. Este aniversario es una pausa para agradecer y luego seguir caminando, con más amor y más enfocados que nunca.

CONTANDO LA VIDA ENTRE BOCADO Y BOCADO
Fotografía: JUAN HERNÁNDEZ CON IPHONE 16 PRO MAX
Por: RENÉ VILLASEÑOR
Aretes Tiffany Lock, collar Tiffany HardWear, brazaletes
Tiffany Lock y anillo Tiffany Knot: TIFFANY & CO.

¿Qué sucede cuando las historias se dejan de contar en imagen o sonido? Encuentran, entonces, nuevos puentes para seguir su propósito: nunca dejar de ser contadas. En Cana, la narrativa viene del sabor, del bocado. Una historia que comienza desde las manos del agricultor, continúa entre el fogón y termina en el tacto, el recorrido de colores en la ingesta y los sentidos estallados en la mirada.
Fabiola Escobosa, chef de Cana, se encarga de mantener fértil la raíz. La Baja, Mexicali, la costa, están presentes en el recinto. También, luces, vida, la bulla de Nueva York. No hay esquina que no esté cubierta por la cualidad inmensa de la vida junto al mar o la teatralidad inasible junto al río Hudson.
En la colonia Juárez, en Liverpool 9, se desenvuelve el peso de quien interpreta y representa. Todos los días, con fe de artista, fe de pasión, el restaurante expresa,
siente y hace sentir. Manos, ojos, bocas se unen tanto en la cocina como en el salón principal para hacer eso que hemos hecho desde que la emoción existe: escuchar, observar, saborear, catalizar los sentidos, sublimarlos en una actividad de cuchillo y tenedor. En este arte de Cana, el medio es la comida, la historia es la de siempre.
¿Cómo funciona la narrativa en tu gastronomía?
Cada platillo, o el uso de ciertos ingredientes, está conectado. Por ejemplo, a lugares que he visitado o a gente con la que he trabajado. Pero sobre todo, a lo que me gusta comer. Tener una narrativa en gastronomía, en mi caso, requiere una reflexión sobre lo que motiva la creación de un menú. Para mí hay tres grandes pilares: el primero es mi conexión con la Baja —soy de Mexicali— y el uso de producto de mar mexicano delata mi relación con Ensenada. El segundo pilar es mi paso por Nueva York: es una ciudad que forma parte de mi narrativa porque es parte de mí, de mi formación. El tercer pilar es mi interés en los procesos responsables. Me gusta trabajar con producto local y con proveedores que son cuidadosos no solo con el medio ambiente, sino también socialmente. Me gusta que esa responsabilidad viva en mis cocinas también.
¿Qué enseñanzas de tu infancia en Mexicali siguen vivas en tu cocina hoy?
Me encanta tener siempre producto del mar en el menú: siempre hay algún pescadito, conchas, ostiones y erizo cuando es temporada. En el menú del brunch de los domingos hay un burrito de jaiba que me hace pensar mucho en el guisado de Mexicali, por ejemplo.
¿Qué buscas al momento de elegir a los integrantes del equipo de Cana? ¿Es igual con los productores de ingredientes con los que trabajas? Compartir valores es clave: la organización, anticipación, curiosidad y ganas de aprender son características que para mí son importantes a la hora de formar un equipo. Con los proveedores es vital conocer sus procesos e igualmente tener certeza de su responsabilidad social y ambiental.
¿Hay algún diálogo interno entre tus decisiones gastronómicas y la necesidad de un enfoque responsable hacia el medio ambiente?
Sí, claro. Es importante decir que para mí son pequeñas decisiones que se toman todos los días, todo el tiempo. Desde el proveedor de contenedores, hasta nuestros proveedores de producto de mar, de hortalizas o de destilados: la trazabilidad es muy importante. Intentamos, en la medida de lo posible, estar en contacto directo con el productor, o al menos que la cadena de intermediarios sea lo más corta posible. Me gusta trabajar con lo disponible, y el menú se adapta a eso. No es una decisión general, son decisiones todos los días.
¿Crees que a través de tus platillos podamos entenderte a un nivel más profundo?
No llego a ese nivel de misticismo. Lo que es cierto es que, a través de lo que cocino, se puede ver lo que me gusta comer. Quizás algún viaje o temporada en alguna ciudad, los vegetales que llamaron mi atención en el mercado, o un poco de mi relación con Mexicali, con la Baja.




Aretes y anillos: SUOT
Total look: SPORTMAX
Lentes: JACQUES MARIE MAGE
Aretes y anillos: SUOT
Reloj Seamaster Aqua Terra: OMEGA
Total look: SAINT LAURENT

ALESSANDRA AMBROSIO OUT LOUD
Fotografía: DAVID ROEMER Por: SARAH GORE REEVES
Empecé a trabajar con Alessandra —Ali, como yo la llamo— alrededor de 2004, quizá incluso antes. Las dos éramos tan jóvenes, empezando a abrirnos camino en el mundo de la moda. Hoy, es internacionalmente conocida, es embajadora de OMEGA, es madre, y ha hecho apariciones en desfiles alrededor del mundo. Es un placer volver a colaborar, esta vez con la experiencia, la confianza y la claridad que solo el tiempo puede aportar.
Actualmente sabemos exactamente lo que nos gusta y, lo que es más importante, quiénes somos. Para esta portada, quería mostrar a Alessandra bajo una luz diferente. Sigue irradiando la misma belleza que tenía cuando nos conocimos, pero ahora hay una profundidad en su presencia: una mezcla de gracia, fuego y personalidad. Puede reír a carcajadas, gritar de alegría y dominar una habitación con solo una mirada. Esta es Ali como nunca ha sido vista: cruda, radiante y real. Se abre y comparte su historia con nosotros.

Aretes y collar: SUOT
Total look: SAINT LAURENT

Aretes: SUOT
Total look: HERMÈS

Aretes: SUOT
Reloj Seamaster Aqua Terra: OMEGA
Chamarra: FERRAGAMO
Camisa: ANINE BING



Aretes: SUOT
Reloj Seamaster Aqua Terra: OMEGA
Total look: SAINT LAURENT


Aretes y brazalete: CHANEL
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Lentes: JACQUES MARIE MAGE
Aretes: SUOT
Total look: AMIRI
Zapatos: ANINE BING


En Alessandra Ambrosio, gorra: NEW ERA

Lentes: JACQUES MARIE MAGE
Total look: THE MANNEI

Aretes y brazalete: CHANEL

DIGI: ERNESTO URDANETA
MAQUILLAJE: LEAH DARCY
PELO: DENNIS GOTS
MANICURA: QUEENIE NGUYEN
PRODUCTOR: MICHAEL “SKINY” POWER
ASISTENTES DE STYLIST: DANIEL ZEPEDA, ANDREA SOFÍA AGUIRRE Y GALEN WOMACK
POSTPRODUCCIÓN: ANTHONY GOBLÉ
Viajar es un verbo

ESPAÑA EN TRES TIEMPOS
Fotografía: LORENA DOMÍNGUEZ CON IPHONE 16 PRO Por: LORENA DOMÍNGUEZ
Hay viajes que planeamos con mapas y horarios, y otros que simplemente nos encuentran. Así nació Viajar es un verbo, una columna que busca narrar esos movimientos del cuerpo y del alma. Porque viajar no es solo desplazarse, es también observar, escuchar, sentir. Y en este primer capítulo, me dejo llevar por una semana en España que tuvo de todo: mar, nieve y ciudad.


Volé a Madrid con ese tipo de emoción que no sabe a ajetreo, sino a pausa. Y desde ahí, bajamos al sur, a Málaga y luego por carretera hasta Marbella. El cambio de vegetación fue abrupto y revelador: los tonos ocres de la meseta fueron cediendo a los verdes profundos, y finalmente apareció el azul del Mediterráneo. Nos hospedamos en el Marbella Club, un hotel que no necesita ostentar nada porque todo lo dice su atmósfera. Fundado en 1954 por el príncipe Alfonso de Hohenlohe, fue el inicio del turismo de lujo en la Costa del Sol. Hoy mantiene ese espíritu hedonista, pero sin pretensiones. Es un lugar que se siente mágico, como en las películas: el tiempo corre despacio, las sobremesas son largas y cada rincón tiene un ritmo propio. Su diseño es elegante pero invisible, el lujo está en lo que no se dice, en los detalles, en la forma en que te hacen sentir en casa.
Comimos en Chiringuito, uno de los imperdibles del hotel. Camarones al ajillo bien dorados, una paella perfectamente ejecutada y un red velvet que sorprende por lo bueno que es. Todo sencillo, pero memorable. Y para cerrar la noche, nada como Rudi’s, el bar escondido del hotel donde el jazz en vivo cambia por completo la narrativa. Es íntimo, inesperado, un universo paralelo dentro de ese resort junto al mar. Las mañanas en bicicleta o los desayunos lentos en la terraza eran una forma sutil de recordar que la vida también puede vivirse sin prisa.
La segunda parada fue en Sierra Nevada, donde el contraste fue total. Me quedé en El Lodge, un pequeño hotel familiar con ese encanto acogedor que se siente en la calidez del personal. Una rutina perfecta: esquiar por la mañana, pasar por el spa en la tarde y luego comer al aire libre en la terraza con un club sándwich y un Aperol spritz que sabía a recompensa. Por la noche, la cena en The Grill ofreció justo lo que uno espera después de un día en movimiento: platos cálidos, bien ejecutados, reconfortantes. Una sofisticación silenciosa que no busca impresionar, solo abrazar. Las habitaciones, amplias y con esa estética de película invernal, hicieron de este tramo del viaje algo especial e inolvidable.
Nuestra última parada fue de regreso en la capital: Urso Hotel & Spa, uno de mis nuevos favoritos. Desde la entrada, con su cerámica pintada a mano en el techo, el hotel te transporta en el tiempo sin soltar la modernidad. Inaugurado en 2014 en un edificio histórico de 1915, combina la elegancia clásica con el diseño contemporáneo. Está ubicado en Salesas, uno de los barrios más vivos en cuanto a cultura, moda y gastronomía madrileña. La habitación era amplia, con un ventanal que daba directamente a la vida de la ciudad. Ya sea para descansar o para explorar, Urso es el equilibrio perfecto. El brunch del domingo en su terraza fue otro acierto: café bien servido, tostadas con jamón ibérico y aguacate, y unas tortitas que podrían estar en cualquier lista de imperdibles en Madrid. El cierre perfecto antes de volver. Y para la cena, Casa Felisa, el restaurante del hotel, se convirtió en ese tipo de lugar al que ya estás pensando en regresar: su arroz a la llauna y los macarrones con chorizo ibérico y queso de Madrid son justo lo que uno espera. Platos honestos, sabrosos y reconfortantes.
Casa Felisa, Madrid.
Marbella.

Una semana, tres destinos, tres climas, y una constante: la magia del viaje cuando se vive con atención. Desde el mar hasta la nieve, pasando por la ciudad, este recorrido fue una forma de desconectar del ruido y reconectar conmigo. Porque viajar, al final, es un verbo: se conjuga en presente y se vive con los cinco sentidos.
El Lodge, Sierra Nevada.




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Madrid.
Sierra Nevada.
