HIROSHIMA 06.08.1945
Este es nuestro grito. Esta es nuestra oración. Construyamos la paz en el mundo. This is our cry. This is our prayer. Let’s build peace in the world.
70 Aniversario 1945 - 2015
Índice Introducción La Guerra del Pacífico El origen de la bomba atómica El Proyecto Manhattan El lanzamiento sobre Hiroshima El lanzamiento sobre Nagasaki La voz de una testigo (Entrevista realizada por Ima Sanchís) Parques y museos de la paz Cronología Imágenes Créditos Bibliografía
Introducci贸n
Las bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki
Introducción
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esde el descubrimiento de América en 1492, ningún acontecimiento mundial ha tenido tanta repercusión en la historia de la humanidad como los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Hasta tal punto es eso cierto, que no es necesario siquiera puntualizar que lo que se lanzó sobre esas dos ciudades japonesas fueron dos bombas atómicas. Con solo mencionar sus nombres, todavía hoy, setenta años después, los asociamos instantáneamente con las únicas armas nucleares utilizadas en una guerra y dirigidas contra una población civil.
Las bombas atómicas marcaron un antes y un después en la evolución de nuestra civilización, la de todo el planeta. Pero las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki no solo han quedado grabadas en el inconsciente colectivo mundial, sino que marcaron un antes y un después en la evolución de nuestra civilización, la de todo el planeta. Tras esa debacle atómica, la humanidad vivió, y sigue viviendo, bajo una espada de Damocles con un poder destructor inconcebible hasta entonces y cruelmente verificado, con objetivos reales, vivos. La fecha que marcó esa fatídica frontera fue las 8.15 de la mañana del 6 de agosto de 1945. El esfuerzo científico, técnico y organizativo que fue necesario para alcanzar ese apocalíptico hito, fue inmenso. Los más conspicuos investigadores de la primera mitad del siglo XX trabajaron en un proyecto que concluyó con los más trágicos resultados imaginables. Esos expertos provenían de Alemania, Hungría, Austria, Italia, Francia, Dinamarca, Holanda, Nueva Zelanda, Canadá y, por supuesto, de Estados Unidos. Algunos de ellos, conscientes de las terribles consecuencias que su trabajo podía tener, rechazaron participar en el programa de fabricación de la bomba atómica. Otros, cuando descubrieron el descomunal poder destructor que estaban liberando, intentaron convencer a las autoridades de las consecuencias. Pero, a pesar de sus intentos, el objetivo perseguido se logró plenamente, fatídicamente. La primera aplicación práctica de la energía nuclear fue la militar, destructora de miles de vidas. Solo después se utilizó con fines pacíficos, algunos hoy muy criticados, como las plantas nucleares de generación de energía eléctrica. Pero esa es otra cuestión. En las siguientes líneas se ha intentado describir someramente cómo se desarrollaron los hechos que precedieron a aquel 6 de agosto de 1945.
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La guerra del PacĂfico
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l germen de la guerra entre Japón y Estados Unidos habría que buscarlo en los inicios de la década de los treinta del siglo XX. La gran depresión de 1929 genera una descomunal crisis y una enorme caída de precios que afectan tanto a campesinos como a terratenientes, quienes, incapaces de pagar sus impuestos, abandonan sus haciendas provocando la quiebra de los municipios. Para completar el sombrío panorama, en enero de 1930, la firma por parte de Japón del Tratado de Londres, por el que se limita su capacidad armamentística naval, produce fuertes tensiones en el gobierno de Tokio y provoca que, en noviembre de ese año, un extremista intente asesinar al primer ministro japonés, quien fallece meses más tarde como consecuencia del atentado. El 18 de septiembre de 1931, el ejército nipón ocupa Manchuria. Es el primer paso del expansionismo militar de Japón y una muestra de la decisión tomada por los militares extremistas de, poco a poco, hacerse cargo de la política de su país, incluso recurriendo a los atentados si es necesario. Los esfuerzos del Gobierno de Tokio para controlar a los intransigentes miembros del Alto Estado Mayor del Ejército, son infructuosos y provocan una clara respuesta: el asesinato de otro primer ministro en mayo de 1932. A partir de ese momento, el aislamiento político de Japón va en aumento. Finalmente, tras su negativa a cumplir la declaración de la Sociedad de las Naciones de febrero de 1933, por la cual se le requiere que cese su ocupación de Manchuria, los japonese deciden no volver a participar en ninguna negociación internacional.
El germen de la guerra entre Japón y Estados Unidos habría que buscarlo en los inicios de la década de los treinta del siglo XX. Con la independencia que esa situación implica, los militares más extremistas, en contra de los más moderados, acuerdan ampliar su presencia en Asia, aunque sea por la fuerza. Las tensiones internas son cada vez mayores. Los más fanáticos organizan incluso un complot para asesinar a los miembros del Gobierno que se opongan a sus ideas y poder así implantar un régimen militar único. El 26 de febrero de 1936, dos ministros y un ex primer mandatario son asesinados, mientras que el presidente se salva por un error de los sicarios. Sin embargo, la Guardia Real bajo las órdenes del emperador logra que los rebeldes claudiquen el 29 de febrero. Tras juicios sumarísimos contra más de un centenar de golpistas, diecisiete de ellos son condenados a muerte y unos cincuenta a prisión. No obstante, el nuevo gobierno lo preside un militar.
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La situación en China, con los enfrentamientos entre comunistas y nacionalistas, es vista con preocupación por los militares nipones, quienes no hacen más que ampliar su presencia en la región norte. Finalmente, el 7 de julio de 1937, las tensiones entre ambos países desembocan en el estallido de la guerra. Poco a poco van cayendo enclaves chinos. Primero Pekín, luego Shanghái y en diciembre de 1937, Nankín. El proyecto nipón de expansión por el continente partía de la idea de que Japón, por su condición de país asiático, estaba «legitimado» para liderar el movimiento de liberación de Asia del colonialismo imperialista europeo. Taiwán, desde finales del siglo XIX, y Manchuria, desde principios del XX, ya se consideraban provincias japonesas, y ahora en los años treinta, con el gran empuje económico e industrial del País del Sol Naciente, parece el momento adecuado para proponer, en 1938, el denominado Nuevo Orden en Asia Oriental, precursor de la mucho más ambiciosa Esfera de la Coprosperidad de la Gran Asia Oriental. Cuando en 1939 estalla la contienda europea, Japón aprovecha para planear la invasión de la Indochina francesa, el actual Vietnam del Norte, acción que lleva a cabo en 1940. Hasta ese momento, Estados Unidos ha estado aportando el 80 % del petróleo que necesitan los japoneses. A pesar de la acción nipona, los americanos no consideran aconsejable embargarles totalmente ese suministro, aunque lo restringen de forma drástica. Ante la carencia de combustible, en julio de 1941, Japón ocupa el sur de Indochina, maniobra que provoca que el Gobierno estadounidense, finalmente, le aplique el embargo total. El potencial militar nipón, el mayor del Pacífico con el doble de barcos que los norteamericanos, dos mil aviones y un millón ochocientos mil soldados, se encuentra al borde del desabastecimiento.
En la mañana del domingo 7 de diciembre (8 de diciembre en la franja horaria japonesa) de 1941, Japón ataca por sorpresa la base naval americana de Pearl Harbor en Hawái. El 5 de noviembre de 1941, el gabinete japonés comunica a Estados Unidos que si no levanta el embargo le declarará la guerra. Los americanos responden que no están dispuestos a hacerlo si Japón no se retira de los territorios ocupados en China, Manchuria e Indochina. Los contactos se repiten varias veces, hasta el 26 de noviembre, sin que cambien las posiciones de ambas partes. En la mañana del domingo 7 de diciembre (8 de diciembre en la franja horaria japonesa) de 1941, Japón ataca por sorpresa la base naval americana de Pearl Harbor en Hawái. A partir de ese momento, el avance militar nipón y la invasión de las, hasta entonces, colonias de las potencias europeas en Asia, sorprende a todo el mundo. Hong Kong se ocupa el 25 de diciembre de 1941; Singapur, el 15 de febrero de 1942; las Indias Holandesas, el 8 de marzo, y Filipinas, el 7 de mayo. No obstante, el esfuerzo que se requiere para controlar semejante extensión de territorio supera las posibilidades de Japón. Tras el ataque a Pearl Harbor, los norteamericanos, con el doble de población y diez veces el potencial económico de Japón, deciden rehacer su flota en el Pacífico e involucrarse tanto en el conflicto asiático como en el europeo. Al día siguiente, el presidente estadounidense declara
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oficialmente la guerra a Jap贸n. La gran industria armament铆stica norteamericana redobla sus esfuerzos a un ritmo que los militares nipones no supieron prever.
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El 18 de mayo de 1942, se produce, en el mar del Coral, el primer enfrentamiento marítimo entre el País del Sol Naciente y Estados Unidos, y el 5 de junio los japoneses sufren una derrota en la batalla de Midway que marca un punto de inflexión en el desarrollo de sus campañas. A partir de ese momento, no cesan de producirse los choques armados entre ambos países. En menos de tres años, las pérdidas navales de Japón superan el millón de toneladas, una cifra imposible de reponer por sus astilleros. Ya en 1944, varios líderes nipones intentan, sin éxito, convencer a los ofuscados militares de lo absurdo de sus pretensiones. El 16 de febrero de 1945, los norteamericanos bombardean por primera vez Tokio y, a partir del mes de marzo, se repiten los ataques aéreos contra la capital y numerosas ciudades. El 1 de abril inician el desembarco en Okinawa, a poco más de quinientos kilómetros de las islas centrales del archipiélago japonés. A pesar de ello, sus militares no se rinden. Es el momento en el que Japón utiliza su última arma: los pilotos suicidas, los kamikaze. El 8 de mayo de 1945, la Alemania nazi se rinde y Estados Unidos se prepara para dar el golpe definitivo a Japón. Sin embargo, no está dispuesto a asumir el inmenso costo de vidas que implicaría la invasión del país por tierra, por lo que decide posponerlo en varias ocasiones. Mientras tanto, la situación en el archipiélago nipón es insostenible. Casi todas las ciudades destruidas, la industria colapsada y una población civil golpeada por una hambruna nunca vista dibujan un paisaje apocalíptico. Durante el mes de junio de 1945, los políticos y diplomáticos japoneses no cesan de tener contactos internacionales. La Unión Soviética, Suecia y Suiza se ven como intermediarios para encontrar una solución. El 17 de julio de 1945, Truman, Stalin y Churchill se reúnen en Potsdam. Estados Unidos, Reino Unido y China, presentan a Japón un ultimátum: rendición total e incondicional. El día 28, el Gobierno nipón rechaza la Declaración de Potsdam. Piensa que hasta el otoño, una vez pasada la estación de los tifones que impide todo ataque aéreo, tiene tiempo para negociar mejores condiciones. Sin embargo, el 16 de julio de 1945, en Álamo Gordo, estado de Nuevo México, los americanos ya habían llevado a cabo con éxito la prueba de un arma con una capacidad destructora que superaba todo lo conocido hasta entonces, la bomba atómica. Creen que ha llegado el momento de emplearla. Estados Unidos debe elegir los objetivos de esas nuevas armas. Una vez descartado el bombardear la flota naval japonesa apostada en el atolón de Truk, en la Micronesia, se confecciona una lista de diecisiete ciudades que finalmente se reducen a cuatro: Kioto, Hiroshima, Kokura y Niigata. Sin embargo, Henry Lewis Stimson, secretario de la Guerra de 1940 a 1945, a pesar de ser partidario de emplear la bomba atómica, se opone obstinadamente desde el principio a que se bombardee Kioto, ciudad en la que treinta años antes pasó su luna de miel y de la que conoce su inmensa riqueza artística. Su tozudez salvó un enorme patrimonio cultural de la humanidad.
El 6 de agosto de 1945, cae sobre Hiroshima una bomba atómica. El 9 de agosto, otra bomba similar se lanza sobre Nagasaki. El 6 de agosto de 1945, cae sobre Hiroshima una bomba atómica. El presidente Truman anuncia por radio que su país ha empleado la primera arma nuclear de la historia, a causa del rechazo nipón de aceptar el ultimátum de Potsdam, y advierte que Estados Unidos posee la capacidad militar suficiente para arrasar totalmente Japón si no se aviene a sus condiciones. El gobierno
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La guerra del Pacífico
de Tokio recibe noticias confusas sobre lo acontecido en Hiroshima y tarda dos días en tomar una decisión. El 9 de agosto, se convoca el Consejo Supremo después de tener una reunión con el emperador, quien opina que la guerra no puede continuar. De madrugada se han tenido noticias de la invasión de Manchuria por los rusos y durante esa sesión llegan informes de que otra bomba similar se ha lanzado sobre Nagasaki. Las opiniones del Consejo y las de Gobierno, reunido esa misma tarde, están igualadas. Es el emperador quien debe decidir. Hirohito entiende que se tiene que aceptar el ultimátum, disposición que se comunica a las potencias occidentales, pero con una condición: no debe abolirse ninguna de las prerrogativas del emperador. La respuesta, que se recibe en Tokio el 12 de agosto, especifica que el monarca quedará bajo el mando del comandante supremo de las Fuerzas Aliadas. Esa exigencia enfrenta de nuevo a los miembros del Gobierno japonés, quienes, al día siguiente cuando Hirohito insiste en que se tiene que finalizar la guerra, aún no adoptan ninguna decisión. El 14 de agosto, se produce un último bombardeo americano sobre ocho ciudades más. Inesperadamente, el 15 de agosto, se retransmite por radio a todo el país un mensaje del emperador en el que anuncia la rendición
El 28 de agosto de 1945, se inicia la ocupación norteamericana y, el 2 de septiembre, se firma la rendición a bordo del acorazado Missouri.
La declaración de Hirohito concluye así:
Las privaciones y sufrimientos a los que nuestra nación se enfrentará Las privaciones y sufrimientos a los que nuestra nación se en el futuro serán,en sinel duda, plenamente conscientes enfrentará futuroenormes. serán, sin Somos duda, enormes. Somos plenamente de los sentimientos más profundos de todos vosotros, nuestros conscientes de los sentimientos más profundos de todos vosotros, súbditos. No obstante, es de losacuerdo dictadoscon dellos tiempo y del nuestros súbditos. Noacuerdo obstante,con es de dictados del destino tiempo por lo que abrir el camino era dehacia paz y delhemos destinoresuelto por lo que hemos resueltohacia abriruna el camino unalas erageneraciones de paz para todas las generaciones venideras, soportando para todas venideras, soportando lo insoportable y lo insoportable y sufriendo lo insufrible. sufriendo lo insufrible. El 28 de agosto de 1945, se inicia la ocupación norteamericana y, el 2 de septiembre, se firma la rendición a bordo del acorazado Missouri.
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El origen de la bomba at贸mica
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El origen de la bomba atómica
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l siglo XX no solo fue testigo de los avances científicos y técnicos más importantes de la historia de la humanidad, sino que vio cómo los nuevos hallazgos se iban sucediendo, uno tras otro, de forma acelerada. Pero, seguramente, el más importante de todos ellos tuvo que ver con las radiaciones atómicas que podían generar algunos elementos químicos. Las primeras aplicaciones de esos descubrimientos se produjeron en el terreno militar, y el verdadero campo de experimentación de su empleo y de sus efectos a largo plazo fue Japón. Todo comenzó en los últimos años del siglo XIX y muchos de sus protagonistas, de muy variadas nacionalidades, acabaron encontrándose en el Nuevo Mundo.
El siglo XX fue testigo de los avances científicos y técnicos más importantes de la historia de la humanidad. Seguramente, el más importante de todos ellos tuvo que ver con las radiaciones atómicas. En 1896, el francés Henri Becquerel constató, mientras estudiaba las características de los materiales fosforescentes, que las sales de uranio generaban unas radiaciones invisibles y diferentes de los rayos X, descubiertos un año antes por el alemán Wilhelm Röntgen. Sin embargo, hubo que esperar hasta 1911 para que el neozelandés Ernest Rutherford demostrara que esas emisiones, que se denominaron radiaciones alfa, beta y gamma, procedían del átomo de ciertos materiales y que este se componía de un núcleo de carga positiva y unos electrones de carga negativa que orbitaban a su alrededor, un verdadero microcosmos planetario. Curiosamente, ese mismo esquema ya había sido propuesto en 1904, aunque sin demasiada aceptación, por el japonés Hantaro Nagaoka (1865-1950). Las investigaciones llevadas a cabo por Rutherford le permitieron vislumbrar la enorme energía que podría desprenderse al bombardear un átomo de litio con partículas alfa. Sin embargo, en el año 1932, el mismo físico reconoció que aunque los experimentos que había realizado hasta entonces tenían un gran interés científico, todavía no permitían obtener energía de manera eficiente. Por el laboratorio que dirigía Rutherford en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, pasaron científicos como el danés Niels Bohr, que demostró en 1913 la estabilidad del modelo atómico propuesto por Rutherford; el inglés James Chadwick, descubridor del neutrón, y el estadounidense Robert Oppenheimer, director del programa de construcción de la bomba atómica. Por toda esa labor, Rutherford es conocido como el padre de la física nuclear.
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Rutherford es conocido como el padre de la física nuclear. A partir del descubrimiento en 1911 de la configuración del átomo por parte de Rutherford, los avances en el campo de la física atómica se van sucediendo vertiginosamente. Pero todos tienen un rasgo común: siempre topan con un límite aparentemente infranqueable que parece ser el último escalón de la materia. Sin embargo, en los sucesivos hallazgos, se consigue ir aún más allá de ese nivel en la escala infinitesimal. Década tras década, la continua e insistente inmersión en el universo atómico no ha cesado de descender más y más a unas profundidades de las que, todavía hoy, se desconoce dónde se encuentra su fondo. Pero veamos cuál fue la fascinante evolución de los descubrimientos que realizó una pléyade de científicos de todo el mundo que sentó los cimientos de una nueva era.
El descubrimiento de la fisión nuclear En 1925, el austríaco Wolfgang Pauli enuncia el denominado principio de exclusión, con el que se explica la estructura atómica y en concreto la distribución de los electrones. En 1930, Pauli demuestra teóricamente la existencia del neutrino, algo que hasta 1956 no pueden constatar experimentalmente los norteamericanos Clyde Cowan y Frederyk Reines. En 1932, el británico James Chadwick descubre la presencia en el núcleo atómico del neutrón, una partícula sin carga eléctrica que resultará ser la más idónea para bombardear los átomos de materiales pesados. Se estaba abriendo la puerta a la fisión nuclear, era el primer paso para la fabricación de una bomba atómica. Se denomina fisión nuclear a una reacción que logra dividir el núcleo del átomo de un elemento pesado en otros más pequeños, generando una enorme cantidad de energía. La célebre expresión de Einstein E=mc², puede servir para explicar de forma muy sencilla cómo muy poca masa puede liberar gran cantidad de energía. En esa fórmula, el factor «c» es la velocidad de la luz, es decir, 300.000 kilómetros por segundo, que al elevarse al cuadrado da la espectacular cifra de ¡90.000 millones! Si se multiplica cualquier cantidad por ese guarismo de once cifras se obtiene un resultado siempre muy alto en relación a aquella. Esa proporción también se mantiene en una fisión nuclear, fenómeno que están descubriendo por estos años los científicos europeos y que explica cómo unos pocos quilos de uranio pueden generar una explosión de gran intensidad si se consigue provocar su fisión nuclear. Eso es lo que ocurre en una bomba atómica. Tras el hallazgo del inglés, en 1934, el italiano Enrico Fermi decide bombardear átomos de diferentes elementos químicos con neutrones en vez de con partículas alfa, para inducir radiactividad. Es el principio de la fisión nuclear: si se irradia un núcleo de uranio con neutrones se emite más energía que la utilizada en esa acción. En 1938, Fermi recibe el Premio Nobel de física y, en enero de 1939, viaja con su familia a Estados Unidos para trabajar en la Universidad de Columbia. En ese mismo mes, Fermi conoce al húngaro Leó Szilárd, recién llegado al Nuevo Mundo desde Londres, a donde se había trasladado en el año 1933. En la capital británica, Szilárd conoció el informe de Rutherford de 1932, en el cual el científico neozelandés se lamentaba de los pobres resultados obtenidos en sus experimentos para la consecución de energía a partir de la radiación de átomos de litio con partículas alfa. Ante ese contratiempo, la intuición de Szilárd le hizo ver que eran los neutrones los que debían utilizarse para provocar una reacción nuclear en cadena, es decir, que se autoalimentaría a partir de la primera energía liberada. Era lo que más
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adelante se denominará fisión nuclear, algo aún desconocido en esos momentos. Sin embargo, a pesar de su brillante idea, los intentos que llevó a cabo Szilárd para provocar ese fenómeno no tuvieron éxito, por lo que, en 1936, decidió vender la patente de su experimento al Almirantazgo Británico para así garantizar el secreto de sus investigaciones. Dos años más tarde, en 1938, Szilárd recibe una invitación de la Universidad de Columbia para dirigir un equipo de investigación en su laboratorio de física, por lo cual, en enero de 1939, decide trasladarse a Nueva York. Como ya se ha dicho, allí conoce a Fermi, también recién llegado al mismo centro. En ese momento, ambos están al corriente de los recientísimos descubrimientos sobre fisión nuclear de los científicos germanos. Solo un mes antes, en diciembre de 1938, los alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann habían descubierto la fisión nuclear al bombardear núcleos de uranio con neutrones, hecho que dan a conocer y publican en una revista alemana ese mismo mes. El 13 de enero de 1939, la austríaca Lise Meitner y su sobrino Otto Frisch explican teóricamente ese experimento y afirman que es el resultado de una fisión nuclear, expresión que se utiliza por primera vez en los medios científicos. Tras analizar los resultados publicados por los europeos, Szilárd y Fermi llegan a la conclusión de que solo el uranio puede ser capaz de generar una reacción en cadena. Tras unas sencillas pruebas en la Universidad de Columbia, el 25 de enero de 1939, descubren que su hipótesis es acertada y que empleando ese método es posible generar una enorme cantidad de energía, la cual podría utilizarse tanto para producir electricidad como para crear armas. El mismo Szilárd reconoció más tarde que esa noche vislumbró, en una de sus frecuentes intuiciones, que el mundo entero estaba caminando hacia un futuro en el que la humanidad experimentaría enormes padecimientos. La noticia del descubrimiento teórico de los alemanes Hahn y Strasssmann se da a conocer en Estados Unidos el 26 de enero de 1939 gracias al danés Niels Bohr, por entonces profesor en la Universidad de Princeton. La comunicación se hace durante la inauguración de la Quinta Conferencia de Física Teórica de Washington. En el acto también participa Fermi, quien afirma que ha corroborado esa teoría en un experimento realizado el día anterior, el 25 de enero, con Szilárd y otros miembros del equipo de Columbia. El impacto de la noticia en la comunidad científica es enorme, pues con ella se desvela definitivamente la posibilidad real de utilizar la fisión nuclear en un arma. La reacción no se hace esperar. Szilárd intenta convencer a Albert Einstein, a quien había conocido en los años veinte en Berlín y por entonces uno de los más prestigiosos científicos del mundo, para que firme sendas cartas dirigidas al Departamento de Estado y al presidente Roosevelt. Su idea es informarles de la situación en que se encuentran las investigaciones sobre energía atómica y recabar soporte financiero para llevarlas a cabo. En su empeño lo ayudan dos colegas suyos también húngaros, Edward Teller y Eugene Wigner. En un primer encuentro de Szilárd y Wigner con Einstein, realizado el 12 de julio de 1939 en el domicilio del alemán, este reconoce que no había pensado en la posibilidad de crear bombas atómicas, pero acepta suscribir las cartas. En la primera, dirigida al Departamento de Estado, explica el alcance de los experimentos que llevan a cabo Fermi y Szilárd. El primer paso ya está dado, ahora solo queda notificarlo al presidente. Para ello necesitan algún intermediario, bien relacionado con la Casa Blanca, que haga llegar la misiva a su destino. Para esa tarea, se piensa en Alexander Sachs, un economista nacido en Lituania que había
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llegado a Estados Unidos en 1904, con solo once años. Sachs tiene fácil acceso a Roosevelt, pero comenta a Szilárd que, en su momento, él ya habló de las investigaciones sobre el uranio con el presidente y que Fermi le había comentado las escasas posibilidades de construir una bomba atómica. A pesar de ese precedente, acepta la propuesta de Szilárd de entregar una carta a Roosevelt, pero cree que en esta ocasión debería firmarla alguien con un prestigio científico incuestionable. Einstein parece ser la persona idónea. Sin más dilación, envían un mensaje a Einstein, explicándole sus intenciones.
La intervención de Einstein El 2 de agosto de 1939, se reúnen Szilárd, Teller y Einstein en casa de este en Long Island. Einstein les dicta la carta en alemán y Szilárd la traduce al inglés. Una vez transcrita, se envía a Einstein para su firma y el 9 de agosto llega de nuevo a manos de Szilárd, debidamente rubricada. Seis días más tarde la recibe Sachs, quien inmediatamente solicita audiencia a la Casa Blanca. Sin embargo, en esos momentos, la situación en Europa es más que crítica. El 1 de septiembre, Alemania invade Polonia y, como consecuencia, el encuentro de Sachs con Roosevelt no puede llevarse a cabo hasta el 11 de octubre. En la reunión están presentes altos mandos militares.
A finales de la década de los treinta, también Japón tiene un programa de investigación atómica. En la misiva de Einstein que Sachs entrega al presidente, el físico alemán le comunica que, enterado de los experimentos de Fermi y Szilárd, puede afirmar que, en un futuro inmediato, será posible provocar una reacción nuclear en cadena a partir del uranio, y que ese fenómeno generará una enorme cantidad de nuevos elementos radiactivos y permitirá construir una bomba extremadamente poderosa. En otro apartado de la carta, le recomienda que se establezcan contactos entre la Administración y los científicos que están llevando a cabo ese tipo de ensayos, y le alerta de que Alemania también está experimentando con uranio. Ese mismo año, en abril de 1939, el Gobierno germano había puesto en marcha su «Proyecto alemán de arma nuclear», que si bien se canceló momentáneamente, se reanuda en septiembre de ese mismo año. Precisamente, Alemania invade Polonia el primer día de ese mes, fecha que suele adoptarse como el inicio de la Segunda Guerra Mundial. A finales de la década de los treinta, también Japón tiene un programa de investigación atómica. Su director Yoshio Nishina (1890-1951) había conocido a Niels Bohr y Albert Einstein durante una larga estancia en Europa. En 1939, Nishina ya está al corriente de las investigaciones americanas sobre la fisión nuclear y, en 1941, su gobierno le encarga estudiar las posibilidades de construir un arma atómica japonesa. Sin embargo, al año siguiente, las autoridades niponas consideran que es improbable que Estados Unidos pueda desarrollar una bomba nuclear, por lo que abandonan el proyecto.
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El memorándum Frisch-Peierls También en 1939, en la Universidad de Birmingham, Inglaterra, el austríaco Otto Frisch y el alemán Rudolf Peierls descubren que, teóricamente, es posible crear una bomba de uranio de pequeño tamaño pero de tremendo poder. Curiosamente, el primer informe sobre esa teoría que envían a los científicos de Estados Unidos, no es tenido en cuenta por estos porque creen inviable utilizar uranio para esos fines. Sin embargo, en marzo de 1940, Frisch y Peierls deciden plasmar sus investigaciones en un artículo, en el que razonan y demuestran su teoría, para hacerlo llegar a las autoridades británicas y norteamericanas. En el memorándum de Frisch y Peierls se especifican todos los requerimientos técnicos para la construcción de un arma atómica. Incluso se incluyen cálculos que demuestran que la energía liberada por una bomba de cinco kilos equivaldría a la de varios miles de toneladas de dinamita. En dicho documento, entre otras cosas, se comenta que «Como arma, la superbomba sería prácticamente irresistible. No existe material o estructura que pueda soportar la fuerza de su explosión.» Se alerta sobre las investigaciones que está llevando a cabo Alemania, así como sus compras de uranio en el extranjero. Se recalca la necesidad de adelantarse a los germanos en la fabricación de ese nuevo tipo de arma. Se remarca que si los alemanes lograran fabricarla, no existiría ningún refugio contra ella que resultase efectivo y pudiera utilizarse a gran escala. «La respuesta más efectiva sería una contra réplica con una bomba similar.» El denominado memorándum Frisch-Peierls se convierte en la verdadera espoleta que desencadena todo el proceso de construcción de las bombas atómicas norteamericanas. Ante las evidencias que se desprenden del informe de Frisch y Peierls, la respuesta es ahora muy diferente. Apenas un mes más tarde, el 10 de abril de 1940, los ingleses crean el denominado Comité Maud para estudiar el «problema del uranio». Esa fecha marca el inicio del proyecto del Reino Unido para fabricar un arma atómica y el comienzo de su colaboración con Estados Unidos en esa misión. Los integrantes del Comité Maud son seis físicos y uno de ellos es James Chadwick. Sin embargo, ni Frisch ni Peierls son llamados para formar parte del esa comisión científica. Su condición de ciudadanos austríaco y alemán, respectivamente, los convierte en «oficialmente sospechosos», aunque más tarde ambos trabajarán, como integrantes del equipo británico, con los norteamericanos en Los Álamos. A partir del mes de mayo de 1940 y hasta julio de 1941, el Comité Maud redacta una serie de informes sobre la viabilidad de la construcción de una bomba atómica. Los dos últimos los redacta Chadwick y se firman el 15 de julio de 1941, justo antes de disolverse la comisión. En el primero de ellos, se informa de que una bomba atómica de doce kilos equivaldría a 1800 toneladas de TNT (trinitrotolueno) y provocaría tal cantidad de substancias radiactivas que convertirían la zona de la explosión en inhabitable durante un largo periodo de tiempo. En el segundo, se explican los usos pacíficos de la fisión del uranio para obtener energía. Todos esos informes se envían a Lyman Briggs, director de la Oficina Nacional de Normalización (National Bureau of Standars) en Washington, solicitando una contestación urgente en no más de dos semanas. Sin embargo, no se recibe respuesta. En esos momentos, Gran Bretaña ya estaba en guerra contra Alemania y la fabricación de una bomba atómica se convertía en un asunto urgente. Pero esa no era la situación en Estados Unidos, todavía una potencia neutral que llevaba a cabo las investigaciones sobre la fisión del uranio en equipos no militares en los laboratorios de la Universidad de Berkeley, dirigidos por Ernest Lawrence, de la Universidad de Columbia, a cargo de Enrico Fermi, y en el Instituto Carnegie
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de Washington, comandado por Wannevar Bush. No obstante, los ingleses son conscientes de que carecen de recursos suficientes para abarcar la totalidad del proyecto y de que resulta mucho más seguro y aconsejable trasladar al otro lado del Atlántico determinadas instalaciones.
Mientras tanto, si bien el proyecto americano contaba con todas las autorizaciones de Roosevelt, sus trabajos parecían desarrollarse a una velocidad casi desesperante. Eugene Wigner llegó a decir: «A menudo nos parecía que estábamos nadando en sirope.» Ante la falta de noticias de los norteamericanos, uno de los integrantes del Comité Maud, el australiano Mark Oliphant, vuela a Estados Unidos a finales de agosto de 1941. Será él quien se encargue de convencer a los estadounidenses de la imperiosa necesidad de fabricar una bomba atómica. Más tarde, Oliphant participará con el equipo de Lawrence en Berkeley en el Proyecto Manhattan.
Los antecedentes del Proyecto Manhattan La carta de Einstein, que había recibido el presidente Roosevelt el 11 de octubre de 1939, generó una serie de decisiones al más alto nivel que desembocaron en la formación de varios organismos, los cuales fueron sucediéndose unos a otros según los acontecimientos de cada momento. El primero de ellos fue el Comité Asesor Briggs sobre el uranio (Briggs Advisory Committee on Uranium), creado secretamente por mandato de Roosevelt y para el que se nombra como director al ingeniero y físico Lyman Briggs. El 21 de octubre de 1939, se celebró su primera reunión. Cuando los norteamericanos conocen el memorándum Frisch-Peierls y los primeros informes del Comité Maud, el ingeniero Wannevar Bush, un convencido defensor de la colaboración entre científicos y militares, decide reunirse con Roosevelt el 12 de junio de 1940, cuando los alemanes ya habían invadido Francia. En ese encuentro, lo convence para crear el Comité de Investigación de la Defensa Nacional (National Defense Research Committee), cuya misión debe ser «coordinar, supervisar y dirigir la investigación científica sobre los problemas subyacentes en el desarrollo, la producción y el uso de mecanismos y dispositivos de guerra.» La labor de Bush al frente de ese organismo se extiende desde el 27 de junio de 1940 hasta el 28 de junio de 1941 y se realiza en el más estricto secreto. Ese mismo día, el 28 de junio de 1941, se crea la Oficina de Investigación y Desarrollo Científico (Office of Scientific Research and Development), dirigida igualmente por Bush. Cuando, a finales de agosto de 1941, el australiano Mark Oliphant llega a Washington para convencer a los estadounidenses de la imperiosa necesidad de fabricar una bomba atómica, encuentra en Bush el apoyo que buscaba. Oliphant descubre que Briggs no había hecho llegar a sus colaboradores los informes Maud, que se le habían enviado desde Londres en el mes de julio. Es en ese momento cuando, con la colaboración de Bush, Oliphant hace entender a los científicos norteamericanos que es posible crear una bomba de uranio y que Gran Bretaña está embarcada en ese proyecto, aunque sus recursos son insuficientes. Bush reconoce la importancia de la misión y da el definitivo impulso al proyecto de fabricación de un arma atómica. El 6 de diciembre de 1941, Bush convoca una reunión en la que se encomienda al físico Arthur Compton la dirección de un programa urgente de investigación sobre el uranio-235. En él se encarga al físico Ernest Lawrence, de la Universidad de Berkeley, el estudio de las técnicas electromagnéticas de enriquecimiento del uranio, y al químico Harold Urey, de la Universidad de Columbia, las de difusión gaseosa para el mismo fin. En ese momento se desconocía cuál sería la más efectiva.
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El 7 de diciembre de 1941, se produce el ataque de Japón a Perl Harbour y cuatro días más tarde, Alemania declara la guerra a Estados Unidos. El 18 de ese mismo mes, se crea el Comité S-1 del Uranio (S-1 Uranium Committee), que sustituye definitivamente al Comité Briggs, y se confía su dirección a Bush. Su meta urgente es fabricar una bomba atómica. En enero de 1942, Fermi y todo su equipo se trasladan al Laboratorio de Metalurgica de la Universidad de Chicago y en abril comienzan a diseñar un reactor nuclear con miras a utilizarlo en una bomba atómica. Es allí donde, el 2 de diciembre de 1942, se provoca la primera reacción en cadena inducida por el hombre. Durante los primeros meses de 1942, Bush no deja de incrementar el ritmo de los trabajos de investigación del Comité S-1 del Uranio, y siempre bajo su control. Con la entrada de Estados Unidos en la guerra, Roosevelt considera ya necesaria la cooperación con Reino Unido en el programa nuclear, por lo que envía una carta a Churchill con la oferta de correr con todos los gastos si ambos países trabajan conjuntamente. Sin embargo, Churchill piensa que, en ese momento, poco pueden aportar los americanos a su proyecto y no se muestra muy dispuesto a compartir con ellos sus conocimientos en la materia. Ante esa situación, en abril de 1942, Estados Unidos decide liderar en solitario el proyecto. A partir de esa fecha y durante todo el año, sus relaciones con los ingleses no son muy fluidas, hasta el punto de que los americanos acuerdan no entregarles más información sensible. A su vez, los británicos no tardan en tomar la misma decisión.
Una de las primeras decisiones que toma el nuevo Comité Ejecutivo S-1, a través de Compton, es solicitar al físico teórico Robert Oppenheimer que se haga cargo de las investigaciones. En mayo de 1942, Roosevelt crea el Grupo de Alta Política (Top Policy Group) formado por Bush, el científico James Conant, el vicepresidente americano Henry Wallace y el secretario de la Guerra, Henry Stimson. Esos expertos constatan que las exigencias de las investigaciones requieren realizar un gran número de trabajos de construcción. En una primera evaluación, estiman que son necesarios treinta y un millones de dólares para las labores de investigación propiamente dicha y cincuenta y cuatro para las de construcción de todo tipo. Por ello, deciden solicitar la cooperación de la División de Construcción del Cuerpo de Ingenieros del ejército, un estamento con gran experiencia en ese tipo de tareas y comandado por los generales Thomas Robins y Leslie Groves. El 17 de junio de 1942, el presidente Roosevelt aprueba esa propuesta. A partir de ese momento, el programa entra en una fase de estrecha colaboración entre científicos y militares. Ese mismo 17 de junio de 1942, se disuelve el Comité S-1 del Uranio y se crea el Comité Ejecutivo S-1 (S-1 Executive Committee), dirigido por el químico James B. Conant y formado por los físicos Lyman J. Briggs, Arthur H. Compton, Harold C. Urey, Ernest O. Lawrence y el químico Eger V. Murphee. Una de las primeras decisiones que toma el nuevo Comité Ejecutivo S-1, a través de Compton, es solicitar al físico teórico Robert Oppenheimer, que por entonces trabaja en el laboratorio de Berkeley con Lawrence, que se haga cargo de las investigaciones sobre neutrones rápidos. En su
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labor le asistirá el también físico John Henry Manley, quien en esos momentos se encuentra en el Laboratorio de Metalurgia de Chicago. Su misión será coordinar su investigación con la de los otros grupos de científicos que colaboran en el proyecto y que se encuentran repartidos en varios centros por todo el país. En ese momento, a mediados de 1942, todavía existen muchos aspectos teóricos y prácticos sin resolver, por lo que Oppenheimer convoca reuniones con los expertos de Chicago y Berkeley para intentar solventar los problemas con los que se enfrentan. En concreto, se conoce poco sobre el uranio-235 y mucho menos del plutonio, descubierto en febrero de 1941. En el ciclotrón de Berkeley, no se llegará a producir un par de miligramos de plutonio hasta diciembre de 1943.
El enriquecimiento del uranio El uranio natural que se encuentra en la naturaleza contiene un 99,284 % de uranio-238, un 0,711 % de uranio-235 y un 0,0085 % de uranio-234, es decir, está formado por tres tipos diferentes de isótopos. Hay que hacer notar que la mayoría de los elementos químicos poseen varios isótopos. Sin embargo, el uranio tiene una particularidad: sus isótopos son inestables, por lo que pueden transformarse en otros más estables emitiendo, durante ese proceso, una radiación. Por eso se dice que son radiactivos. Por otro lado, esa radiactividad puede ser natural o provocada por el hombre. Este último fenómeno es el que se logró generar en los experimentos llevados a cabo, fundamentalmente, en Estados Unidos entre 1939 y 1945. El denominado enriquecimiento del uranio consiste en aumentar la proporción del 0,711 % de uranio-235, que se encuentra en la naturaleza, hasta un porcentaje de entre el 3 % y el 5 %. Cuando se alcanza ese nivel, se dice que se ha obtenido uranio enriquecido. Con ese método se genera lo que se conoce como uranio empobrecido, un subproducto que no es más que uranio con un contenido inferior a aquel 0,711 % de uranio-235, generalmente entre el 0,2 % y el 0,4 %. Como consecuencia, el uranio empobrecido es menos radiactivo que el que se encuentra en la naturaleza. La alta densidad del uranio empobrecido lo hace muy adecuado para blindajes, mientras que el enriquecido se utiliza para armas, sistemas de propulsión y reactores nucleares. Para las armas nucleares se intenta que el porcentaje de uranio-235 sea el más alto posible. El mínimo es del 20 %, mientras que el ideal es del 90 %. A mayor porcentaje, con menos peso se libera más energía. La bomba de Hiroshima contenía sesenta y cuatro kilos de uranio enriquecido al 80 %. Las técnicas de enriquecimiento del uranio que se conocen a principios de la década de los cuarenta son de tres tipos: de difusión gaseosa o térmica, de centrifugación y electromagnética. Las de difusión gaseosa se empezaron a estudiar en el laboratorio de la Universidad de Columbia. En octubre de 1943, se inicia la construcción de una planta de separación isotópica por ese sistema y su producción comienza en febrero de 1945. El método de difusión térmica había sido investigado por el Laboratorio de Investigación Naval. El 24 de junio de 1944, Groves ordena la construcción de una central con ese método y en septiembre de ese año ya obtiene uranio-235. Inicialmente, la técnica de centrifugación, estudiada por Urey en la Universidad de Columbia, parecía idónea, pero en noviembre de 1942 se desecha a causa de los irresolubles problemas técnicos que genera. La electromagnética se desarrolla por Lawrence en la Universidad de Berkeley. En septiembre de 1943, Groves da la orden de construcción de una planta de enriquecimiento de uranio por ese sistema, en febrero de 1944 se inician sus obras y en octubre se realiza su primera prueba de control.
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El Proyecto Manhattan
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na vez que, en junio de 1942, Oppenheimer se encarga de la coordinación de las investigaciones científicas que se llevan a cabo en todo el país y Groves interviene en la gestión de los trabajos de infraestructuras que ejecutar por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, el programa nuclear norteamericano queda encarrilado definitivamente.
El 13 de agosto de 1942 se crea en Nueva York el Proyecto Manhattan y se designa como su director al general Leslie Richard Groves.
El siguiente paso se da el 13 de agosto de 1942, cuando se crea en Nueva York el Distrito de Ingeniería Manhattan (Manhattan Engineer District), más conocido como Proyecto Manhattan (The Manhattan Project), un nombre intencionadamente elegido por su ambiguo significado. No obstante, sus actividades no comienzan hasta el 17 de septiembre de 1942, cuando se designa como director de todo su organigrama al general de División (Major General) Leslie Richard Groves, reconocido por su excelente gestión de las obras de construcción del Pentágono; en ese momento todavía en marcha, pues no se finalizarán hasta enero de 1943. Durante su misión al frente del Proyecto Manhattan, Groves tendrá no pocos enfrentamientos con los científicos, aunque cuando finalice la contienda, casi todos reconocerán su labor como un factor decisivo en la consecución del objetivo encomendado. En el Proyecto Manhattan llegarán a trabajar más de 100.000 personas y se gastará el equivalente de 26.000 millones de dólares de 2015.
Oak Ridge La primera orden de Groves, ejecutada al día siguiente de su nombramiento, es comprar 1250 toneladas de uranio del Congo Belga, almacenarlas en Staten Island y elegir un lugar secreto donde desarrollar el proyecto, para lo cual se desplaza a Oak Ridge, en el estado de Tennessee. Allí se adquieren veintitrés hectáreas de terreno y se comienza a construir, además de las instalaciones científicas y técnicas, un centro para acoger a 13.000 trabajadores. Para el complejo de Oak Ridge se elige el nombre secreto de Site-X. En los diferentes reactores que se construyen en Oak Ridge se enriquece el uranio por tres procedimientos: difusión gaseosa, difusión térmica y separación electromagnética. La planta de Oak Ridge suministrará el uranio para la bomba de Hiroshima.
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El Proyecto Manhattan
Mientras se ejecutan esos primeros trabajos, Groves se reúne con Robert Oppenheimer, un reputado físico de la Universidad de California que lo impresiona por sus profundos conocimientos. Es, con él, con quien comenta la manera de acometer la construcción de un laboratorio donde se pueda construir y, sobre todo, probar la bomba atómica. La relación que mantendrá Groves con Oppenheimer a lo largo de todo el Proyecto Manhattan será mucho más fluida y estrecha que con el resto de científicos, y ya desde el principio no duda en consultarle muchas de sus decisiones. Oppenheimer, hijo de un solvente judío alemán emigrado a Estados Unidos en 1888, había estudiado, entre 1924 y 1927, en Cambridge, Reino Unido, y en Gotinga, Alemania, donde obtuvo su doctorado con solo veintitrés años. En Europa, el norteamericano conoció, entre otros, a Bohr, Pauli, Fermi y Teller. Cuando Oppenheimer regresa a Estados Unidos, primero pasa por Harvard y, en 1928, recala en el Instituto Tecnológico de California. Finalmente, se le ofrece un cargo de profesor en la Universidad de California en Berkeley. Allí trabaja, desde 1929 a 1943, en estrecha colaboración con Lawrence, creador del primer ciclotrón de la historia. A lo largo de su vida académica, realiza importantes investigaciones en física nuclear, teoría cuántica, astrofísica y espectroscopia, así como en teorías matemáticas relacionadas con la mecánica cuántica.
Los Álamos Finalmente, el 15 de octubre de 1942, ante la notable disparidad de opiniones que existe entre los investigadores respecto a cómo implementar sus experimentos para construir un arma atómica, Groves no duda en pedir oficialmente a Oppenheimer que sea el director del denominado Laboratorio Central Militar, a construir en un lugar todavía no elegido.
Las bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki
En busca de ese emplazamiento, el 16 de noviembre, Groves y Oppenheimer visitan Los Álamos, en el estado de Nuevo México, una zona que les parece idónea para ubicar ese laboratorio. El 25 de noviembre, se compran allí 22.000 hectáreas, parte de las cuales ya pertenecían al Gobierno federal. En el mes de diciembre, se inician los trabajos de construcción de los accesos y de las redes de instalaciones, y el 30 de noviembre de 1943 se finalizan todas las obras. Para el complejo de Los Álamos se elige el nombre secreto de Site-Y. Ahí se diseñará y construirá la primera bomba atómica de la historia. Cuando Oppenheimer es nombrado director científico del Proyecto Manhattan reúne a muchos de sus amigos y antiguos estudiantes. Szilárd, Fermi, Bohr, Frisch y Teller son algunos de ellos. Sin embargo, no logra convencer a Pauli, quien, a pesar de la gran amistad que existe entre ambos, rehúsa el ofrecimiento por sus convicciones pacifistas.
Hanford El Proyecto Manhattan tiene una segunda línea de investigación que se apoya en la idea de utilizar como elemento fisible plutonio, en vez de uranio. Se sabe que si se bombardea uranio-238 con neutrones, se produce una transmutación que genera, además de otros isótopos, plutonio-239. Así pues, en diciembre de 1942, Groves decide solicitar a la empresa química Dupont su colaboración para construir en Oak Ridge una planta piloto de plutonio, a partir de las instrucciones de Fermi y Compton. En marzo de 1943, comienzan las obras del reactor denominado X-10 y en noviembre se producen 500 miligramos de plutonio. Con la tentativa, se constata que si bien el tipo de reactor construido, refrigerado por aire, es de muy de rápida ejecución, no permite obtener las cantidades necesarias de material fisible.
Groves dirigió el Proyecto Manhattan y cuidó hasta límites casi inverosímiles el secreto de la misión. Nadie conocía qué construía, diseñaba o ensamblaba. Mientras tanto, los ingenieros de Dupont aconsejan que la definitiva central de plutonio se sitúe lejos de donde se produce el uranio, es decir, de Oak Ridge. En enero de 1943, Groves elige un nuevo emplazamiento que cumple todos los requerimientos exigidos: Hanford, en el estado de Washington. El código secreto que se le asigna es Site-W. En abril de 1943, se inician las obras de infraestructuras y alojamientos. Mientras, el equipo de Fermi diseña un nuevo reactor, refrigerado esta vez por agua y que, como está planeado, comienza a construirse en octubre. El nombre por el que se lo conoce es reactor B, el de mayor tamaño de los existentes hasta entonces. En esa época, el número de trabajadores que viven en los pabellones de Hanford supera los cincuenta mil. En febrero de 1945, la planta de Hanford suministrará la primera remesa de plutonio a Los Álamos. Durante los años en que Groves dirigió el Proyecto Manhattan, cuidó hasta límites casi inverosímiles el secreto de la misión. Nadie de los que trabajaban en ella, fuesen obreros, técnicos, militares e incluso empresas, conocía el uso que se iba a dar a los materiales o productos que construían, diseñaban o ensamblaban. Groves se encargó personalmente de que todos los
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que intervenían en su programa comprendieran en profundidad su labor, «pero nada más». Una apostilla que se demostró ser cierta cuando, al finalizar la contienda, todos los que habían participado en el Proyecto Manhattan, excepto los científicos de mayor rango, descubrieron sorprendidos en qué habían estado trabajando durante años.
El estado de las investigaciones en 1942 En octubre de 1942, Groves se dirige a Chicago, donde trabaja el equipo de Fermi, con la intención de pedirle una prueba de funcionamiento del reactor nuclear. Esa petición no hace más que aflorar las dudas que todavía tienen los científicos. Szilárd es el más reacio a que sus investigaciones queden condicionadas por los plazos que impone Groves. Mientras algunos científicos consideran que es el momento de comenzar a construirlo, otros creen que debe hacerse paso a paso. Finalmente, el 2 de octubre, Groves exige que en el plazo de una semana se decida qué tipo de reactor debe montarse. Hasta ese momento, en el laboratorio de la Universidad de Chicago, Fermi se dedicaba a estudiar un pequeño modelo del reactor para determinar el valor exacto de ciertos parámetros aún desconocidos, Szilárd buscaba el sistema de refrigeración más adecuado y A. Compton investigaba cómo obtener plutonio a partir del uranio. Uno de los mayores descubrimientos de los científicos de Chicago se produjo cuando, el 20 de agosto de 1942, el químico Glenn Seaborg logra aislar una mínima cantidad de plutonio que consigue cuantificar el 10 de septiembre. Al mismo tiempo, en otros centros de investigación se estaban analizando varios aspectos técnicos todavía no resueltos; como por ejemplo, la química del transuranio, los materiales más adecuados para absorber plutonio, la volatilidad de las reacciones y un largo etcétera. Pero ante semejante cantidad de alternativas, todavía insuficientemente validadas, se planteaba una incógnita: cómo trasladar todos esos procesos a un sistema de producción industrial. Precisamente, lo que exige Groves.
La colaboración con Reino Unido y Canadá En marzo de 1943, parece que las relaciones de Estados Unidos con el Reino Unido mejoran. Conant entiende que los científicos británicos pueden aportar sus conocimientos en algunas áreas del programa americano. En concreto, piensa que Chadwick y parte de sus colaboradores serían muy bien recibidos en el equipo encargado de la construcción de la bomba atómica en Los Álamos. Finalmente, en agosto de 1943, Roosevelt y Churchill se reúnen en Quebec y acuerdan reanudar la cooperación entre ambos países, a los que también se incorpora Canadá. James Chadwick es el primero de los británicos en viajar a Estados Unidos en noviembre de 1943 y a principios del año siguiente se traslada a Los Álamos. En diciembre de 1943, llega a Nueva York una amplia misión científica británica dispuesta a colaborar con sus colegas americanos. La forman Otto Frisch, Rudolf Peierls, el alemán Klaus Fuchs y el inglés Ernest Titterton. A principios de 1944, otros científicos europeos se incorporan al equipo. La aportación de Canadá al Proyecto Manhattan se centra en dos aspectos: la producción de agua pesada y el suministro de uranio natural. En enero de 1944, comienza a enviarse a Estados Unidos agua pesada producida en las instalaciones de Trail, en la Columbia Británica y, en el mes de mayo, ya se utiliza en el primer reactor construido en el Laboratorio Nacional de Argonne,
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en las afueras de Chicago. En él se emplea uranio natural, no enriquecido, y agua pesada (óxido de deuterio) como refrigerante y moderador. En ese momento, para esas dos tareas también se usaba helio y grafito, respectivamente, pero los investigadores estaban interesados en comparar ambos sistemas para elegir el más adecuado. Otra de las aportaciones de Canadá al programa estadounidense es el mineral de uranio. En la década de los cuarenta, las únicas minas de ese material que se conocen, además de las canadienses y las del estado de Colorado en Estados Unidos, son las de Checoslovaquia y las del Congo Belga, las de mayor producción de todas.
El mando único de Groves A partir de mayo de 1943, Groves toma las riendas de los trabajos de investigación y ejecución que llevan a cabo tanto la Oficina de Investigación y Desarrollo Científico, dirigida por Bush, como el Comité Ejecutivo S-1, dirigido por Conant. Si bien esos organismos no se disuelven, oficialmente quedan inactivos. Sin embargo, tanto Bush como Conant y sus respectivos colaboradores siguen participando en el proyecto, aunque ahora bajo la dirección de Groves. El grueso del programa se lleva a cabo en los lugares mencionados, Oak Ridge, Hanford y Los Álamos, mientras que las investigaciones se realizan en los laboratorios de las universidades de Berkeley, Columbia y Chicago. El Proyecto Manhattan se organiza alrededor de cinco apartados: adquisición y procesamiento de uranio; separación isotópica del uranio; producción de plutonio; diseño, desarrollo y fabricación de la bomba; y prueba de la bomba y sus efectos.
En Los Álamos se encuentra el laboratorio central de todo el programa y el cuartel general desde donde se coordinan las tareas de los otros centros. Además, será allí dónde se construirá la bomba atómica. En Oak Ridge se llevan a cabo las labores encaminadas a descubrir el sistema más efectivo de enriquecimiento del uranio, a partir de los experimentos desarrollados en las universidades de Columbia y Berkeley y en el Instituto Naval Carnegie de Washington. Hanford es el lugar en el que se produce el plutonio de acuerdo con las investigaciones que llevan los científicos de la Universidad de Chicago. Y finalmente, en Los Álamos se encuentra el laboratorio central de todo el programa y el cuartel general desde donde se coordinan las tareas de los otros centros. Además, será allí donde se construirá la bomba atómica. A medida que el Proyecto Manhattan va adquiriendo más y más complejidad, se van incorporando nuevos centros de producción desperdigados por todo el país. Junto con los indicados, en Detroit, Michigan, se fabrica el gas difusor para enriquecer el uranio. En Milwaukee, Wisconsin, las bombas de presión para el uranio enriquecido. En Decatur, Alabama, los filtros también para el uranio enriquecido. Finalmente, en Lewiston, Tennessee, se almacenan los residuos nucleares.
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Los científicos europeos En su huida de los nazis, Bohr escapa de Dinamarca hacia Suecia y Gran Bretaña antes de llegar a Washington el 8 de diciembre de 1943. Tras una entrevista con Groves, visita a Einstein y Pauli en Princeton, y finalmente se dirige a Los Álamos. El científico danés solo realiza esporádicas visitas al Laboratorio Central que dirige Oppenheimer, quien, sin embargo, reconoce que su colaboración permite solucionar el problema de la activación de la reacción en cadena, lo que se denomina iniciador de neutrones modulado. Uno de los colaboradores más brillantes de Fermi en la construcción del reactor «neutrónico» en Chicago y Los Álamos es Szilárd. A medida que transcurre el tiempo, el húngaro se va desanimando como consecuencia de la pérdida de autonomía frente a la estricta dirección militar de Groves. Años antes, en enero de 1939, Szilárd ya había vislumbrado que una reacción nuclear en cadena podría utilizarse como arma e intuido las terribles consecuencias de su empleo. En julio de 1945, en un último intento, el húngaro redacta la conocida como petición Szilárd, una carta firmada por setenta científicos que trabajan en el proyecto Manhattan y dirigida al presidente Truman. En ella se propone que antes de emplear la bomba atómica contra población civil, se muestren sus devastadores efectos, haciendo una prueba real, a observadores japoneses y alemanes. El escrito nunca llegó a su destinatario. Desde 1939, el austríaco Otto Frisch trabaja junto con el alemán Rudolf Peierls en el departamento de la Universidad de Birmingham como integrantes del equipo británico del Proyecto Manhattan, pero en 1943 ambos parten hacia Estados Unidos para incorporarse al laboratorio de Los Álamos. En 1944, Frisch determina la cantidad exacta de uranio enriquecido necesaria para crear la masa crítica que permita la reacción nuclear en cadena de la bomba de Hiroshima. Como ya se ha dicho, en Los Álamos también trabajan Rudolf Peierls, Klaus Fuchs, Ernest Titterton y James Chadwick, entre otros. Sin la participación de esa pléyade de científicos europeos, el Proyecto Manhattan hubiera sido muy diferente.
Los últimos contratiempos El primer objetivo que se plantea Groves es construir un arma nuclear de plutonio, a la que se bautiza con el nombre de Thin Man, en alusión a Roosevelt. Las primeras muestras de plutonio se reciben en Los Álamos en abril de 1944. Sin embargo, surgen problemas: su reacción en cadena se inicia demasiado pronto, cosa que hace inviable su empleo en una bomba. En julio de ese año, Oppenheimer llega a la conclusión de que no puede emplearse plutonio, y en agosto propone otro diseño centrado en la implosión, al que se le da el apodo en código de Fat Man, esta vez como referencia a Churchill. Sin embargo, aparecen defectos en su blindaje que provocan fugas. Tras ello, en agosto de 1944, Oppenheimer reorganiza el laboratorio de Los Álamos para solventar los contratiempos detectados. En enero de 1945, ya se han superado los problemas científicos y técnicos que unos meses antes parecían irresolubles. No obstante, si bien ya es seguro que una bomba de uranio podrá fabricarse en un corto plazo, no ocurre lo mismo con la de plutonio. Una vez más, Groves marca una fecha límite para superar los obstáculos: el 1 de agosto. El 28 de febrero de 1945, tras ímprobos trabajos e investigaciones se logra construir un complejo pero eficiente mecanismo de implosión. Finalmente, después de meses de frustrantes fracasos,
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en febrero de 1945, el reactor de Hanford logra producir veintiún kilos de plutonio al mes, monto que se estima suficiente para un arma nuclear. Oppenheimer y Groves deciden acometer definitivamente la construcción de una bomba de plutonio, mucho más efectiva que una de uranio. Por otro lado, en marzo, ya se comienza a producir uranio en cantidad suficiente en la planta S-50 de Oak Ridge. En ese momento, Oppenheimer propone a Groves un ensayo real del arma nuclear de plutonio como la única forma de verificar su viabilidad. El nombre que le da a la prueba es Trinity.
Faltan seis meses El 12 de abril de 1945, fallece Roosevelt de una hemorragia cerebral. Lo sucede Truman, quien el 25 de abril recibe de Groves y Stimson un informe sobre el Proyecto Manhattan. Dos días más tarde, se reúne una comisión con el fin de fijar los blancos de las bombas atómicas. Inicialmente se seleccionan diecisiete ciudades, entre las que se encuentran Yokohama, Nagoya, Osaka, Kobe, Hiroshima, Kokura, Fukuoka y Nagasaki, pero algunas de ellas se desestiman por haber sido ya bombardeadas.
El 9 de mayo, se reúne la comisión militar para elegir los blancos: Kioto, Hiroshima, Yokohama y Kokura. Henry Stimson se opone a que Kioto sea uno de ellos y consigue que se opte solo por dos: Hiroshima y Kokura, y como alternativa Nagasaki. El físico Kenneth Bainbridge, que había trabajado con Lawrence en Berkeley y se había incorporado al equipo de Los Álamos en mayo de 1943, propone realizar un ensayo previo antes de la Trinity. Su idea es verificar los procedimientos que realizar, calibrar la instrumentación de control y medir algunos parámetros, como la onda de choque. Oppenheimer lo cree innecesario, pero acepta su propuesta. A principios de mayo de 1945, se monta el artefacto sobre una plataforma de madera de seis metros de altura y situada a unos quinientos del punto cero previsto para la prueba Trinity. La detonación se produce a las 4.00 del 7 de mayo de 1945 y la bola de fuego es visible desde el aeródromo de Álamo Gordo, a casi cien kilómetros de distancia. Algunos aparatos de medición no funcionan correctamente y la prueba permite constatar que deben mejorarse las comunicaciones telefónicas y por radio y que es necesario instalar un teletipo. El 9 de mayo, se reúne de nuevo la comisión militar para elegir los blancos. En esta ocasión se reducen solo a cuatro: Kioto, Hiroshima, Yokohama y Kokura. En una nueva reunión del día 28 se limitan los objetivos a Kioto, Hiroshima y Kokura. Sin embargo, el secretario de la Guerra, Henry Stimson se opone rotundamente a que Kioto sea uno de ellos y consigue que se opte solo por dos: Hiroshima y Kokura, y como alternativa Nagasaki. En ese mismo mes, se crea un comité científico, formado por Oppenheimer, Fermi y Lawrence y Compton, con la misión de detallar y explicar los efectos físicos, inmediatos y posteriores, de una explosión atómica, así como su impacto militar y político.
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El 10 de junio de 1945, llega a Tinian, en las islas Marianas la tripulación y los bombardeos B-29 encargados de lanzar las bombas atómicas sobre Japón. El día 24 de ese mes, Frisch confirma definitivamente que el diseño del núcleo de implosión ha superado todos los controles. A lo largo de julio de 1945, se ultiman en Álamo Gordo los preparativos para realizar la prueba definitiva del artefacto atómico, a la que Oppenheimer le dio meses antes el nombre en clave de Trinity. Para observar la explosión desde distintos puntos de vista, se han construido tres búnkeres situados a casi un kilómetro de la zona cero y en sentido norte, sur y oeste. El cuarto centro de observación es el propio campamento base, a dieciséis kilómetros de distancia. El día 12 llegan los componentes de la bomba y comienza su ensamblaje. El 14 se monta el artefacto en una torre metálica de treinta metros de altura. El 15 de julio, se instalan los detonadores para la prueba.
A las 5.30 de la madrugada del 16 de julio de 1945, estalla la primera arma atómica de la historia. Instantáneamente, el cielo se ilumina como si hubieran surgido varios soles. El 16 de julio de 1945, antes del amanecer, ya está todo dispuesto en un paraje desértico conocido como Jornada del Muerto, a unos trescientos ochenta kilómetros del cuartel general del Proyecto Manhattan en Álamo Gordo. Se ha previsto que la prueba atómica se lleve a cabo a las 4.00, pero media hora antes, a causa de una fuerte tormenta que podría provocar lluvia radiactiva, se decide retrasarla hasta las 5.30. A las 4.00 cesa el temporal y, finalmente, a las 5.00, se arma el dispositivo. Su potencia es de unas dieciocho mil toneladas de TNT. Entre los presentes se hallan Bush, Conant, Fermi, Groves, Lawrence, Oppenheimer y también Chadwick, de la delegación británica. En el búnker sur se encuentra Oppenheimer, quien segundos antes de la explosión apenas respira. Tenso, se aferra a un pilar del refugio. Mira ensimismado hacia la zona cero. Por los altavoces se oye: Now! («¡Ahora!»). A las 5.30 de la madrugada del 16 de julio de 1945, estalla la primera arma atómica de la historia. Instantáneamente, el cielo se ilumina como si hubieran surgido varios soles. En unos segundos, una invisible onda expansiva proyecta un aire abrasador con un estrepitoso rugido que alcanza quince kilómetros de distancia. A medida que la bola de fuego naranja y amarilla se propaga, otra nube más estrecha se levanta como una columna y empuja a la primera dándole forma de un hongo que asciende hasta más de doce kilómetros de altura. A 350 kilómetros de distancia, un grupo de mujeres de científicos, que no han dormido esa noche, ven la luz y escuchan el estruendo. A doscientos kilómetros, en Silver City, se rompen los cristales de las ventanas. En el campo base, Bush, Conant y Groves se dan las manos. Oppenheimer, tenso pocos segundos antes, relaja su rostro y dice: «Funcionó.» El general de brigada Thomas F. Farrell, que se encuentra en el mismo búnker que Oppenheimer, recuerda: «Todos parecían sentir que asistían al nacimiento de una nueva era, la Edad de la Energía Atómica.» ¿Qué pasó por la cabeza de Oppenheimer, el padre de la bomba atómica, en ese momento? Según su hermano, Frank, solo exclamó It worked («Funcionó»), pero sobre lo que realmente
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pensó en ese instante histórico existen varias versiones basadas en declaraciones del propio Oppenheimer. En una de ellas, el físico comentó que le vino en mente la leyenda de Prometeo, castigado por Zeus por haber devuelto a los hombres el fuego que este les había robado. Pero, sin duda, la más conocida de todas es la que el físico norteamericano narró en una entrevista concedida a la cadena de televisión NBC en 1965 y que se incluyó en un reportaje titulado La decisión de lanzar la bomba. En ella, Oppenheimer cita un fragmento del BhagavadGuitá, un texto sagrado hinduista escrito en el siglo III a. C. Durante un larguísimo minuto, un estático primer plano de su cara muestra a un Oppenheimer demacrado, con la mirada baja y por momentos casi lloroso que relata con frases entrecortadas: […] supimos que el mundo no sería el mismo… unos pocos reían,… unos pocos lloraban,… la mayoría estaban en silencio… Recordé unas líneas del Bhagavad-Guitá,… Vishnu… intentando persuadir… al príncipe que… debe cumplir su deber,… para impresionarlo,… adopta su aspecto con mil brazos… y dice:... «Ahora me he convertido en la muerte, la destructora de mundos». Nada más concluir la prueba, un vehículo blindado con cinco centímetros de plomo y un sistema autónomo de suministro de aire, se dirige a la zona cero. La explosión ha dejado un cráter de más de setenta metros de diámetro. La torre metálica donde se montó la bomba ha desaparecido, solo unos hierros retorcidos surgen de unos bloques de hormigón empotrados en el suelo. La arena del desierto se ha convertido en un cristal de color verde jade. Ese tipo de «cristal atómico» se llamará más tarde trinitita, en alusión a Trinity. Concluida con éxito la prueba, la bomba de plutonio ya está lista para ser empleada contra Japón. Para la de uranio, no se realiza ningún ensayo. Será la que se lanzará sobre Hiroshima. Cuando entre el 17 y el 26 de julio de 1945 se reúnen en Potsdam, Truman, Stalin y Churchill, el presidente norteamericano ya tiene noticias del éxito de las pruebas del arma atómica en Nuevo México.
E = mc2 «Se ha hecho espantosamente obvio que nuestra tecnología ha superado a nuestra humanidad.» Albert Einstein
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l 16 de julio de 1945, zarpa de San Francisco el Indianápolis acarreando dos bombas atómicas con destino a Tinian, una de las islas Marianas desde donde se tiene previsto que despeguen los bombarderos encargados de la misión. El 26 de julio, llega a Tinian, donde deposita su carga secreta. El lanzamiento se fija para el 6 de agosto. Cuatro días más tarde, el Indianápolis es torpedeado y hundido por un submarino japonés en el Pacífico. De haber sido atacado en su viaje de ida, la historia habría cambiado su curso. El 6 de agosto, a las 0.37 hora de Japón (una hora más que en Tinian), despegan tres aeroplanos con destino Hiroshima, Kokura y Nagasaki para informar de las condiciones meteorológicas en esas ciudades. A las 0.51, lo hace el bombardero Top Secret con dirección a Iwojima (Iojima en japonés) como respaldo y en previsión de algún fallo mecánico del Enola Gay, el B-29 que despega a las 1.45 acarreando la bomba atómica con destino Hiroshima. A las 1.47, parte otro B-29, el Great Artiste, llevando dispositivos de investigación científica. A las 1.49, despega el B-29 Nº 91 con equipo fotográfico.
«Una potente luz azul lo invadió todo. Me metí debajo de la mesa, me tapé los oídos y los ojos. El edificio se desplomó y perdí la conciencia. Me despertaron los gritos de la gente pidiendo ayuda.» La voz de una testigo: Yoshiko Kajimoto, superviviente de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. A las 2.00, dos tripulantes del Enola Gay comienzan a activar la bomba Little Boy, tarea que finalizan quince minutos más tarde. A las 4.39, el Enola Gay se encuentra con sus aviones escolta. A las 5.05, los tres bombarderos sobrevuelan la isla de Iwojima en formación delta. A las 6.30, se abre el circuito eléctrico de la bomba y queda lista para el lanzamiento.
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A las 7.09, uno de los aviones meteorológicos inicia sus observaciones sobre Hiroshima y, a las 7.25, el Enola Gay recibe el parte. A esa misma hora, suenan las alarmas aéreas en la ciudad. A las 7.30, el Enola Gay asciende a 8.840 metros. A las 7.31, se suspende la alarma aérea. A las 7.47, se comprueba el fusible eléctrico de la bomba. A las 7.50, los dos aviones escolta se sitúan detrás del Enola Gay. A las 8.09, se vislumbra Hiroshima. A las 8.12, se llega al «punto inicial», a 25 kilómetros del objetivo. A las 8.15, el Enola Gay alcanza los 9.635 m de altitud. Su comandante divisa el objetivo, el puente Aioi, y activa el interruptor de lanzamiento. Segundos más tarde, abre la escotilla y se libera Little Boy… explotando la bomba atómica a 580 metros de altura y a 280 del punto fijado. A las 13.58, el Enola Gay aterriza en Tinian.
Al instante murieron unas 70.000 personas, pero, antes de seis meses, esa cifra ascendió hasta los 140.000.
LA BOMBA Antes de su detonación, la población de Hiroshima rondaba entre los 250.000 y 300.000 habitantes. Al instante murieron unas 70.000 personas, pero, antes de seis meses, esa cifra ascendió hasta los 120.000 o incluso 140.000. Los heridos estimados rondaron los 70.000, muchos de los cuales fueron falleciendo a lo largo de los años. A 6 de agosto de 2014, la cifra de fallecidos era de 292.325.
Little Boy La bomba Little Boy era de uranio, de unos 15 kilotones de TNT y estalló a las 8.16 del 6 de agosto de 1945.
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El Lanzamiento sobre Nagasaki
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El Lanzamiento sobre Nagasaki
E
l día previsto para el segundo bombardeo atómico es el 11 de agosto de 1945, sin embargo, las previsiones meteorológicas aconsejan adelantarlo dos días. En la madrugada del 9 de agosto, a las 3.49, un avión B-29 llamado Bockscar despega transportando otra arma nuclear, la Fat Man. El objetivo es Kokura, una ciudad situada a unos doscientos kilómetros de Nagasaki. En caso de que la visibilidad no sea la adecuada, está previsto que el escuadrón se dirija hacia Nagasaki. El plan es muy semejante al concebido para Hiroshima días antes. Dos aviones de reconocimiento meteorológico y dos como acompañantes y escolta del bombardero que acarrea la bomba.
Como en Hiroshima, las alarmas aéreas de Nagasaki suenan a las 7.50 y a las 8.30 se anuncia que el peligro ha pasado... Sin embargo, la misión no se desarrolla tan perfectamente como la de Hiroshima. Una de las aeronaves de apoyo sufre un retraso de más de media hora. Tras una infructuosa espera volando en círculos, el comandante del Bockscar decide proseguir el vuelo sin ella. Cuando llega a la altura de Kokura, las nubes limitan la visibilidad. Ante esa nueva eventualidad, tal y como como se había planificado, el avión se dirige hacia el objetivo alternativo: Nagasaki. Pero el exceso de horas de vuelo, provocado por la demora de la nave de apoyo, ha reducido el nivel de combustible del bombardero más de lo previsto.
A las 11.01, se lanza la bomba atómica y 43 segundos más tarde explota a 469 metros de altura y a unos tres kilómetros del punto previsto. Como en Hiroshima, las alarmas aéreas de Nagasaki suenan a las 7.50. A las 8.30, se anuncia que el peligro ha pasado. A las 10.53, los radares japoneses vuelven a detectar aviones enemigos, pero esta vez no se emite aviso alguno por creer que se trata de simples vuelos de reconocimiento.
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El Lanzamiento sobre Nagasaki
A las 11.01, se lanza la bomba atómica y 43 segundos más tarde explota a 469 metros de altura y a unos tres kilómetros del punto previsto. El bombardero Bockscar no tiene combustible suficiente para llegar ni a Tinian ni a Iwojima, por lo que se dirige a Okinawa, donde aterriza con sus depósitos de carburante casi vacíos.
Instantáneamente murieron unas 40.000 personas, pero, antes de seis meses, ese número subió hasta los 110.000.
LA BOMBA Antes de la explosión nuclear, la población de Nagasaki oscilaba entre los 200.000 y 225.000 habitantes. Instantáneamente murieron unas 40.000 personas, pero, antes de seis meses, ese número subió hasta los 80.000 o incluso 110.000. Los heridos estimados rondaron los 25.000, muchos de los cuales fueron falleciendo a lo largo de los años. A 9 de Agosto de 2014 la cifra de fallecidos era de 165.409.
Fat Man La bomba Fat Man era de plutonio, de unos 20 kilotones de TNT y estalló a las 11.02 del 9 de agosto de 1945.
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El Lanzamiento sobre Nagasaki
Víctimas Es ciertamente muy difícil saber el número, incluso aproximado, de víctimas provocadas por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Por un lado, no se tienen datos muy exactos de la población real de esas ciudades antes de la hecatombe, a la que habría que sumar los miles de militares desplazados en la zona. Y por otro, muchas personas desaparecieron totalmente, sin dejar rastro alguno, consumidas por el fuego y las altas temperaturas. Las cifras que se ofrecen a continuación se han extraído de fuentes norteamericanas y japonesas sin tomar en consideración las más extremas. Por ello deben considerase conservadoras, tanto en lo que se refiere al número de habitantes de ambas ciudades como a la cifra de muertes directas acaecidas a lo largo de los años. Nunca se sabrá con certeza cuántos fallecimientos fueron causados directamente por las dos armas atómicas. La bomba Little Boy era de uranio, de unos quince kilotones de TNT y estalló a las 8.15 del 6 de agosto de 1945. Antes de su detonación, la población de Hiroshima rondaba entre los 250.000 y 300.000 habitantes. Al instante murieron unas 70.000 personas, pero, antes de seis meses, esa cifra ascendió hasta las 120.000 o incluso 140.000. Los heridos estimados rondaron los 70.000, muchos de los cuales fueron falleciendo a lo largo de los años. A 6 de agosto de 2014, la cifra de fallecidos era de 292.325. La bomba Fat Man era de plutonio, de unos veinte kilotones de TNT y estalló a las 11.02 del 9 de agosto de 1945. Antes de la explosión nuclear, la población de Nagasaki oscilaba entre los 200.000 y 225.000 habitantes. Instantáneamente murieron unas 40.000 personas, pero, antes de seis meses, ese número subió hasta las 80.000 o incluso 110.000. Los heridos estimados rondaron los 25.000, muchos de los cuales fueron falleciendo a lo largo de los años. A 9 de agosto de 2014 la cifra de fallecidos era de 165.409.
Daños materiales En los años treinta del siglo pasado, en Hiroshima, como en otras ciudades, ya se habían construido edificios de hormigón armado calculados para soportar los terremotos que periódicamente sacuden a Japón. Ese fue uno de los motivos por los que algunos de ellos, a pesar de estar situados cerca de la zona cero, no colapsaron totalmente. El otro, fue el hecho de que la bomba atómica de Hiroshima detonó a más de quinientos metros de altura, por lo que su bola de fuego se expandió también hacia el suelo reduciendo su propagación horizontal. Una vez finalizada la guerra, se decidió conservar los restos de un inmueble que se encontraba a solo unos ciento cincuenta metros del punto cero de la explosión nuclear y que había sido construido en 1915 para la Cámara del Comercio y la Industria de Hiroshima. Sus ruinas, unas pocas paredes y parte de la estructura metálica de su cubierta, se eligieron como foco principal del diseño del Parque de la Paz de Hiroshima y se les dio el nombre de Cúpula Genbaku. Las estimaciones de los daños materiales producidos por la bomba atómica en Hiroshima, como en el caso de las víctimas, tampoco son exactos. La superficie enteramente arrasada, con las pocas excepciones mencionadas, fue de unos doce kilómetros cuadrados. Todo el centro administrativo y comercial, así como las áreas residenciales desaparecieron en su totalidad, y solo quince edificios en esa zona, todos de hormigón armado, se mantuvieron en pie parcialmente. El fuego destruyó
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Las bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki
completamente las construcciones de madera, los templos y la gran mayoría de las viviendas, convirtiéndolas en una gruesa capa de humeantes escombros. Según fuentes japonesas, de los 90.000 edificios que había en Hiroshima, desaparecieron 62.000, otros 6.000 sufrieron graves desperfectos y un número no contabilizado vio sus cubiertas y carpinterías afectadas. La orografía de Nagasaki, una ciudad portuaria flanqueada en parte por montañas, hizo que su bomba de plutonio, a pesar de ser más potente que la de uranio de Hiroshima, resultara menos destructiva. Gracias a su configuración geográfica, los efectos de la explosión quedaron confinados por las colinas vecinas y el número de edificios devastados totalmente fue menor que el de Hiroshima, un 40 % frente al 69 % de esta. En un radio de 1,6 kilómetros, a partir del hipocentro, la destrucción fue instantánea y total, pero los subsiguientes incendios arrasaron un área de más de seis kilómetros de diámetro. En Nagasaki no se produjo el efecto de lluvia negra, como sí ocurrió en Hiroshima, donde alcanzó una extensión de veinticinco kilómetros.
Efectos Los efectos de la explosión de una bomba nuclear son de dos tipos: instantáneos y diferidos. A diferencia de las armas convencionales, con las atómicas, los efectos retardados son superiores a los inmediatos. Estos se producen en los primeros microsegundos de la explosión y los más importantes, simplificando mucho, son las emanaciones ionizantes, la acción térmica, la onda de choque y el polvo radiactivo. Las principales secuelas diferidas son los incendios y la contaminación radiactiva.
A diferencia de las armas convencionales, con las atómicas, los efectos retardados son superiores a los inmediatos. En bombas de pequeño tamaño, como las japonesas, la ionización emitida instantáneamente por la fisión nuclear resulta letal para las personas en el plazo de una semana. En los primeros microsegundos, se generan radiaciones que viajan a la velocidad de la luz y que, a pesar de no tener un largo alcance, poseen un alto poder de penetración. No debe confundirse esta emisión, de alta intensidad, pero que decae rápidamente, con la radiactividad posterior, mucho más mortífera por su permanencia en el ambiente. En Hiroshima y Nagasaki, la radiación ionizante inicial fue la causante de la muerte de muchas personas al cabo de unos días de la detonación. El efecto térmico es consecuencia de la enorme bola de fuego que surge tras el fogonazo de la explosión nuclear. En ese instante, la temperatura en la zona cero se acerca a los 4000 grados centígrados, más que suficiente para fundir los metales y las rocas a centenares de metros. Tras la radiación ionizante mencionada, se libera una enorme cantidad de energía térmica que se convierte en una ola de fuego. En Hiroshima y Nagasaki, a cierta distancia del hipocentro, en algunos muros de piedra quedó grabado el perfil de objetos que actuaron como pantalla frente a la ola térmica e incluso la silueta de personas que en ese momento fallecieron materialmente volatilizadas. Ese destello de fuego, que se desplaza a casi la velocidad de la luz y que irradia un calor de miles de grados, es el preludio del siguiente efecto devastador: la onda de choque.
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La onda de choque que provoca una explosión nuclear es un fenómeno mucho más complejo que el producido por un arma convencional. Las enormes temperaturas, alcanzadas en los segundos previos a producirse este efecto, generan movimientos y reflujos de aire que aumentan las secuelas de la propia explosión y provocan no solo empujes horizontales, sino verdaderos remolinos que arrastran todo tipo de objetos. En Hiroshima, a medio kilómetro del punto cero, la presión se elevó a 19.000 kilos por metro cuadrado, el equivalente al peso de una columna de piedra maciza que tuviera esa base y casi ocho metros de altura. La velocidad de propagación de esa onda de choque fue superior a la del sonido, 1224 kilómetros por hora. Esos dos factores generaron una presión negativa alrededor del hipocentro que provocó un efecto succionador de consecuencias terribles. Todo tipo de objetos, vidrios, piedras, esquirlas, astillas, segundos antes simples capas de escombros, se convirtieron en verdaderos proyectiles contra las personas. El polvo radiactivo es el último de los efectos inmediatos. Las cenizas producidas por la explosión, altamente irradiadas, ascienden a más o menos altura según su peso. Mientras que las partículas más pesadas caen al suelo en poco tiempo, las más ligeras se mantienen en suspensión horas y horas, fenómeno que hace que las personas respiren ese aire contaminado. Si en ese momento llueve, sus efectos letales se acentúan; es lo que se denomina lluvia radiactiva.
Las consecuencias a largo plazo más destructoras son las provocadas por la radiactividad de los materiales. Los incendios, generados inicialmente por la bola ígnea de la explosión, suelen propagarse en cadena por varias causas: la presencia de vegetación, la propagación de los fuegos en las cocinas de las viviendas o la explosión de combustibles en las conducciones. Finalmente, las llamas se extienden rápidamente ayudadas por los fuertes vientos generados tras la detonación. En Hiroshima, a causa de todos esos factores, los incendios más intensos se produjeron entre las diez de la mañana, es decir dos horas después del fogonazo inicial, y la madrugada siguiente. Por ese motivo, se incluyen entre los efectos diferidos y no en los inmediatos.Las consecuencias a largo plazo más destructoras son las provocadas por la radiactividad de los materiales y subproductos que genera la reacción nuclear. En primer lugar, se contamina el terreno por la radiación ionizante instantánea y luego por los escombros y residuos radiactivos. Ese efecto perdura décadas. Otra secuela, todavía más difícil de combatir y de conocer dónde se producirá, es la contaminación radiactiva de la estratosfera. Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki se crearon para provocar los mayores efectos destructivos de inmediato, pero no generaron efectos de radiación ambiental a largo plazo. Ello fue debido a que su fisión nuclear completó su serie radiactiva en el plomo, elemento inerte y estable. Esa es la diferencia respecto a las miles de explosiones atómicas realizadas por las potencias mundiales a partir de 1946, en las cuales, una vez el polvo radiactivo emitido alcanzó la estratosfera, permanecerá allí décadas y décadas desplazándose por todo el globo, hasta que las condiciones atmosféricas, es decir, la lluvia lo haga caer en cualquier lugar del planeta.
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La voz de una testigo
Las bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki
La voz de una testigo Por Ima Sanchís Jost
«No sé si fue peor morir o sobrevivir»
N
ació en Hiroshima hace ochenta y cuatro años y no salió de allí hasta que sus nietos la empujaron a contar su historia. La historia en primera persona de la devastación de la bomba atómica que la señora Kajimoto narra como si hubiera ocurrido ayer. Probablemente para ella y para muchos de los hibakusha (supervivientes de las bombas atómicas) es una imagen recurrente tras las horas de sueño. Haber estado en el infierno es algo demasiado extremo como para que su recuerdo no te visite a diario. El único consuelo es tratar de evitar que vuelva a suceder, advertir a los ciudadanos del mundo de cuál es el alcance del horror. Las bombas atómicas que lanzó Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki mataron a 220.000 personas y su efecto radiactivo todavía persiste. Sin embargo, en la actualidad nueve países se reparten 19.000 armas nucleares, unas 2000 de ellas en estado de alerta instantánea. La mayoría de esas armas son decenas de veces más potentes que la bomba de Hiroshima. Ellos, como nosotros, tampoco la esperaban. Yoshiko Kajimoto quería ser maestra, la guerra y la bomba atómica truncaron su vida. Hoy, de alguna manera se ha convertido en maestra, su asignatura es la paz.
Yoshiko Kajimoto, superviviente de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
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La voz de una testigo
¿Cuál es el recuerdo más poderoso de su infancia? Soy la mayor de tres hermanos, me recuerdo llevando siempre al pequeño en mi espalda, orgullosa de ser útil, pero sobre todo del amor que sentía mi padre por mí. Yo era su preferida, estábamos muy unidos, era el único padre que acompañaba a su hija al instituto. Tuvo una infancia feliz. Muy feliz, hasta que la guerra lo cambió todo. Comenzó cuando yo tenía diez años, recuerdo que el Gobierno insistía en que era una guerra justificada y que debíamos luchar por el bien del país. ¿Por el bien del país tantas vidas truncadas?... No debe repetirse jamás. Cuatro años después vino lo peor. Sí, yo tenía catorce años, todos los estudiantes trabajábamos en la maquinaria de guerra. Yo lo hacía en una fábrica de piezas de aviones a 2,3 kilómetros de Hiroshima, la capital. La bomba atómica me pilló en la fábrica. ¿Qué recuerda? Una potente luz azul lo invadió todo. Me metí debajo de la mesa, me tapé los oídos y los ojos. El edificio se desplomó y perdí la conciencia. Me despertaron los gritos de la gente pidiendo ayuda. Estaba todo oscuro, pero palpé una pierna que estaba delante de mí; era una amiga y compañera y estaba viva. Consiguió salir. Estaba llena de cenizas, no podía respirar y tenía una pierna aprisionada. Pensé que moriría quemada, sabíamos que el edificio contenía material inflamable, «¿Por dónde empezaré a quemarme?» me preguntaba. Fue horrible. ¿Cuántas veces ha revivido ese momento? Demasiadas, es un recuerdo que me persigue. Mi amiga vio luz, tiré de mi pierna atrapada con todas mis fuerzas y nos arrastramos. Tenía la pierna y un brazo destrozados, pero no sentía dolor, solo un miedo terrible. Cuando conseguimos salir, vimos que no quedaba nada de la ciudad. Era un día de agosto, pero el sol había desaparecido. Estaba todo oscuro y en silencio. Olía a pescado podrido. ¿Silencio? Sí, absoluto. Salieron seis personas de la fábrica, eran como monstruos de sangre y ceniza. A mí se me veían el hueso del brazo y el de la pierna. Intentamos apartar los escombros para rescatar a los sobrevivientes, que parecían muñecos de trapo con las piernas y los brazos al revés. El hipocentro de la bomba cayó en la ciudad. Empezaron a aparecer personas que venían de allí, supervivientes que parecían zombis: la piel les colgaba, el cuerpo quemado, los brazos extendidos hacia delante para no rozarlos, la mirada perdida. Me asustaban. Había madres, todas quemadas, con sus bebés muertos en los brazos que gritaban cosas sin sentido. Qué horror. Y niños llenos de cristales clavados porque ese día había 8200 estudiantes trabajando en la calle, abriendo caminos, reconstruyendo edificios. Murieron 6300. De repente un edificio empezó a arder e improvisamos camillas para evacuar a un parque cercano a todos los que pudimos salvar. Caminábamos descalzos pisando trozos de cuerpo y de piel. Recuerdo la sensación como si fuera hoy.
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¿Podía usted ayudar en las condiciones en las que estaba? Todos estábamos heridos. Pasamos la noche junto a un río. Al día siguiente, los cuerpos comenzaron a descomponerse y a llenarse de gusanos. Había que quemarlos en grandes fosas comunes. Era un mar de sangre, un infierno. ¿Encontró a su familia? Volviendo a casa me encontré con mi padre que había estado buscándome durante tres días. Lloramos abrazados horas y horas. Llevaba una bolsa con ropa limpia para mí y una bola de arroz que mi madre guardaba para un día especial. «Dásela aunque esté muerta» le dijo. Llevábamos cuatro años sin probar el arroz. ¿Toda su familia se había salvado? Sí, porque vivíamos a las afueras de Hiroshima. Yo pasé un mes en la cama. Mi abuela me sacaba los gusanos del brazo y de la pierna con los palillos porque no había médicos, la mayoría habían muerto. Al cabo de un año y medio, mi padre empezó a sacar sangre por la boca y murió. Nadie conocía las consecuencias de las radiaciones y la gente que fue a buscar a sus familiares cerca del hipocentro fueron muriendo todos. ¿Su padre murió por ir a buscarla a usted? Sí, estuvo expuesto durante tres días a la radiación residual, pero no lo supe hasta diez años después, nadie hablaba de eso. Mi madre también estuvo enferma durante diez años y yo desarrollé un cáncer. Tuve que trabajar a destajo para pagar los gastos médicos de mi madre y para sacar adelante a mis hermanos, había días que no tenía nada que darles de comer. ¿Hubo algo bueno en esos años? No. Incluso me llegué a plantear acabar con mi vida y con la de mis hermanos antes de que murieran de inanición. Cuando mi hermano pequeño ya estaba en la secundaria, me casé. ¿Enamorada? Sí. La gente que habíamos recibido radiación éramos discriminados por miedo al contagio. Mi marido era de un pueblo más lejano, pero desde el primer momento le dije que yo estaba afectada por la radiación y no le importó. Qué duro y difícil todo. En aquellos momentos yo odiaba a los Estados Unidos, las bombas atómicas y al Gobierno de Japón. No sé si fue peor morir o sobrevivir. Sufrí mucho cuando mis hermanos, ya mayores, me dijeron que mi padre había muerto por ir a buscarme. Fueron crueles. Todos acumulábamos rabia en nuestros corazones. Ese odio que guardaba se disipó cuando empecé a dar conferencias sobre mi experiencia como superviviente de la bomba atómica. Mi primera conferencia en Estados Unidos fue en un instituto, al acabar un niño se me acercó y me preguntó: «¿Nos odias?». ¿Le mintió? No, le dije que estaba luchando para superarlo, entonces el niño me dijo: «Perdón», y mi odio desapareció. ¿Qué ha entendido del ser humano? Creo que individualmente las personas son buenas, he podido comprobarlo en mis viajes por
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La voz de una testigo
todo el mundo, pero, en conjunto, la humanidad, siempre está sumida en guerras. Es un misterio que no logro entender. Temo a esos políticos que no han vivido la guerra. ¿Hoy tiene más miedo que odio? El odio genera odio. Perdonar y tener paciencia es un esfuerzo, una disciplina que deben aplicar no solo las naciones, también cada persona, con los enemigos, con los amigos y con la familia. El perdón sana. ¿Volvió a ver a la amiga con la que consiguió escapar de la fábrica? Sí, pero hoy todos aquellos estudiantes que en su día sobrevivieron están muertos. Murieron de cáncer. Mis tres hermanos también padecen cáncer, de hecho el pequeño, con cáncer de pulmón, me dijo antes de que iniciara esta gira: «Espero aguantar vivo hasta que vuelvas». Usted es fuerte. No, no lo soy. Lloro a menudo. ¿Qué piensa de la vida y de la muerte? No temo a la muerte porque sé que mi padre me está esperando en el otro lado. Ya he cumplido con mi vida, todos mis nietos están casados, la única obligación que me queda es transmitir el mensaje de la tragedia de la bomba atómica, advertir a la población del mundo del peligro. ¿Ha sido feliz en su vida? Ahora es el momento más feliz de mi vida. Mi marido murió hace quince años y tres años después mi suegra, ya no tengo que cuidar de nadie, ya no tengo responsabilidades, tengo libertad para viajar. ¿No tiene usted un excesivo sentido de la responsabilidad? Desde que soy muy pequeña he tenido que cuidar de mis hermanos y después de los hermanos de mi marido. Fueron mis nietos los que me impulsaron para que contara al mundo mi historia. Me siento muy agradecida de que la gente me escuche, en especial los niños. Es usted una heroína. Por el hecho de haber sobrevivido a la bomba atómica, cuando doy conferencias, me tratan de maestra, pero yo no he hecho nada especial y me da vergüenza ese trato. Perdone, usted es una maestra de amor, ha cuidado de sus padres, hermanos, marido, suegra, cuñados… Debemos cuidarnos los unos a los otros en lugar de destrozarnos. He padecido de cáncer de estómago, mi salud es delicada, pero creo que todavía puedo ser útil a la gente.
Ima Sanchís Entrevista
Periodista. Viajó por el mundo como reportera (textos y fotos) fundamentalmente realizando temas sociales. Ha colaborado con diversas publicaciones y con programas de radio de índole nacional. En el año 1997 creó la sección de «La Contra», las entrevistas que diariamente aparecen en la contraportada de La Vanguardia, sección que ha recibido múltiples premios. Es profesora de periodismo en la Universidad Internacional de Catalunya y tiene publicados varios libros.
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Parques y museos de la paz
Las bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki
Parques y museos de la paz En todos ellos se pueden contemplar, en toda su crudeza, los estragos causados por las bombas atómicas.
S
e denomina así los parques y museos construidos en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki para conmemorar los sucesos acaecidos tras su bombardeo con sendos artefactos nucleares. En todos ellos se pueden contemplar, en toda su crudeza, los estragos causados por las bombas atómicas, a través de un amplio material gráfico y audio visual que muestra unos acontecimientos que cambiaron el curso de la guerra y marcaron el inicio de la Era Atómica.
Hiroshima Nagasaki
Hiroshima Hiroshima Peace Memorial Museum Zona cero Parque de la Paz de Hiroshima Cenotafio para las víctimas de la bomba atómica Llama de la paz Cúpula de la Bomba Atómica Monumento por la Paz de los niños
Parques y museos de la paz
Hiroshima Peace Memorial Museum
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l Museo de la Paz de Hiroshima, inaugurado en 1955 según proyecto del arquitecto Kenzo Tange (1913-2005), es uno de los lugares que todo el mundo debería visitar al menos una vez en la vida. Sus salas se centran principalmente en lo acontecido en Hiroshima tras la fatídica fecha del lanzamiento de la primera bomba atómica, el 6 de agosto de 1945. El museo está formado por dos inmuebles. En el denominado edificio este, se exponen maquetas y fotografías que permiten entender la historia de la ciudad antes y después del bombardeo. También se muestra de forma muy clara la situación actual del arsenal nuclear en los diferentes países y las actividades que se llevan a cabo en Hiroshima para fomentar la paz. En el edificio oeste, se exhiben pertenencias de las víctimas y otros materiales que atestiguan claramente los devastadores efectos de la bomba atómica.
Como llegar
1-2 Nakajima-cho, Naka-ku, Hiroshima 730-0811, Japón. http://www.pcf.city.hiroshima.jp/outline/ outlineTop_S.html
Horario
De 8.30 a 18.00. Durante el mes de agosto de 8.30 a 19.00. De diciembre a febrero de 8.30 a 17.00. Cerrado desde el 29 de diciembre al 1 de enero. El museo está siendo rehabilitado profundamente, por lo cual el edificio este permanecerá cerrado hasta primavera de 2016. A continuación, el oeste lo estará hasta primavera de 2018.
Desde la estación de Hiroshima, tómese uno de los tranvías «2» o «6» hasta la parada Genbaku-domu mae, a pocos metros de la entrada al museo.
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Zona cero
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as explosiones de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki se produjeron a varios cientos de metros de altura. El punto del terreno situado en la vertical de la detonación en el aire de un artefacto nuclear, como el de las dos urbes japonesas, se denomina técnicamente hipocentro y, desde los experimentos del proyecto Manhattan comentados en este artículo, también zona cero. Hay que remarcar que cuando se habla de terremotos, hipocentro es el lugar bajo tierra donde se genera el seísmo, mientras que el punto de la superficie situado en su vertical se conoce como epicentro. Es decir, si se trata de movimientos sísmicos, el hipocentro se halla bajo tierra. Sin embargo, si se habla de una explosión nuclear, dado que esta se produce en el aire, el hipocentro se encuentra a nivel del terreno. Esta aparente contradicción entre ambos entornos, el sísmico y el de las explosiones nucleares, puede producir a veces cierta confusión. En este artículo denominamos hipocentro a las zonas cero de ambas ciudades, es decir, un punto situado a nivel
Como llegar
1-5-25 Ote-machi, Naka-ku, Hiroshima 730-0051, Japón. del terreno y en la vertical del estallido del artefacto atómico. La bomba de Hiroshima detonó a casi seiscientos metros de altura, justo en la vertical del Hospital Shima, el hipocentro exacto de explosión nuclear. El edificio quedó totalmente arrasado y las ochenta personas que se hallaban en su interior fallecieron al instante. Casualmente, el director del centro y una enfermera se salvaron por haberse trasladado el día anterior a otra clínica fuera de la ciudad. El hospital Shima se abrió de nuevo en el mismo emplazamiento en el año 1948. Actualmente, la clínica está dirigida por el nieto de su fundador y cerca de su entrada se ha colocado una placa conmemorativa.
A solo un par de minutos desde la Cúpula de la Bomba Atómica.
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Parque de la Paz de Hiroshima
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l Parque de la Paz de Hiroshima fue 1-2 Nakajima-cho, Naka-ku, encargado al arquitecto Kenzo Tange Hiroshima 730-0811, Japón. (1913-2005) en 1949 para incluir en él un museo y un cenotafio conmemorativos. La configuración y diseño del conjunto se pensó para enmarcar, adecuadamente y desde lejos, la visión del único edificio situado muy cerca de la zona cero que no quedó totalmente destruido, el denominado Cúpula de la Bomba Atómica. El museo y ambos monumentos se inauguraron en 1955, pero desde entonces se han ido incorporando al parque nuevos elementos que rememoran las consecuencias del bombardeo de la ciudad. Todos los años, el 6 de agosto a las 8.15, la hora de la deflagración atómica, se celebra en el parque una multitudinaria ceremonia en la que se guardan unos minutos de silencio en memoria de las víctimas. En el recinto del parque pueden visitarse el museo y los siguientes monumentos.
Como llegar
Desde la estación de Hiroshima, tómese uno de los tranvías «2» o «6» hasta la parada Genbaku-domu mae, a pocos metros de la entrada al museo.
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Parques y museos de la paz
Cenotafio para las víctimas de la bomba atómica Parque de la Paz de Hiroshima Situado en el centro del parque, el cenotafio está formado por una arco con forma parabólica que cubre un bloque de granito con la inscripción «Descansad en paz, pues jamás se repetirá el error». En su interior se guarda una lista de las víctimas de la bomba atómica, la cual se sigue actualizando con cada superviviente del bombardeo que fallece. El número de víctimas inscritas en 2014 fue de 292.325 personas.
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Llama de la paz Parque de la Paz de Hiroshima La llama de la Paz es un sencillo pedestal, diseñado también por el arquitecto Kenzo Tange, que se encuentra situado frente al cenotafio, en el otro extremo del estanque que los separa. Su forma recuerda a dos manos abiertas hacia arriba que recogen una llama con un valor simbólico diferente del de otros monumentos del parque. Encendido en 1964, su fuego no se apagará hasta que desaparezcan por completo todas las armas nucleares de faz de la Tierra.
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Cúpula de la Bomba Atómica Parque de la Paz de Hiroshima La Cúpula de la Bomba Atómica fue la única edificación situada cerca de la zona cero, a unos ciento sesenta metros, que permaneció parcialmente en pie después del bombardeo. Ninguno de los treinta empleados que trabajaban en su interior sobrevivió a la explosión. De sus paredes de ladrillo, piedra y hormigón solo resistieron la deflagración atómica unas pocas, mientras que su cubierta, tejado y ventanas desaparecieron totalmente, quedando únicamente el esqueleto metálico de su cúpula principal, elemento que le dio el nombre por el que se conocen sus restos desde entonces: la Cúpula de la Bomba Atómica. El edificio original se había construido en el año 1915 para la Exposición Comercial de la prefectura de Hiroshima, según proyecto del arquitecto checo Jan Letzel. Más tarde, su uso y nombre cambiaron varias veces, aunque siempre estuvo relacionado con actividades comerciales e industriales de la región de Hiroshima.
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Parques y museos de la paz
Monumento por la Paz de los niños Parque de la Paz de Hiroshima Uno de los monumentos del parque más conocidos y visitados es el que se levantó en 1958 en recuerdo de la niña Sadako Sasaki. Sadako solo tenía dos años cuando la bomba atómica estalló sobre Hiroshima. Como consecuencia de la radiación, en 1954, se le diagnosticó leucemia, tras lo que fue internada en un hospital. En agosto de 1955, diez años después de la explosión nuclear, le visitó en su habitación su mejor amiga, quien le regaló una grulla que ella misma creó doblando una hoja de papel dorado delante de Sadako. Una antigua creencia popular japonesa narra que si se consigue hacer 1000 origami con forma de grulla puede pedirse un deseo que será concedido. Es la tradición denominada senbazuru, cuyo origen se remonta a leyendas taoístas que consideran que esa ave simboliza la inmortalidad. Todavía hoy, en todo Japón se regalan grullas de papel a los bebés y a los recién casados como augurio de longevidad, o a un enfermo para desearle pronta recuperación. A partir de aquel día, Sadako comenzó a crear figuras de grullas con todos los papeles que podía conseguir en el hospital y con los que su amiga le traía cuando la visitaba. Su propósito era reunir las mil que se mencionaban en la tradición. Sadako murió el 25 de octubre de 1955, cuando había conseguido hacer más de 1300. Sin embargo, se extendió la creencia de que solo había finalizado 644, motivo por el cual sus compañeros de clase decidieron hacer en su honor miles de grullas de papel y organizar una colecta para levantar un monumento a su antigua condiscípula y amiga. El monumento a Sadako se inauguró el 5 de mayo de 1958 y está formado por tres esculturas creadas por Kazuo Kikuchi (1908-1985) y una base con forma de esbelta cúpula diseñada por Kiyoshi Ikebe (1920-1979). La estatua de Sadako, situada sobre ese pedestal, parece sostener con los brazos abiertos una grulla con sus alas desplegadas, a punto de emprender el vuelo. A media altura, dos imágenes de un niño y una niña simbolizan el futuro. Bajo la bóveda cuelga una grulla dorada, como la que regaló su amiga a Sadako, que tintinea al viento, igual que esos pequeños carillones japoneses denominados furin. El monumento se conoce como la Torre de las mil grullas. En el suelo, grabada sobre un brillante monolito de piedra reza esta inscripción:
Kore wa bokura no sakebi desu. Kore wa watashitachi no inori desu. Sekai ni heiwa o kizuku tame no.
Este es nuestro grito. Esta es nuestra oración. Construyamos la paz en el mundo. 74
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Nagasaki Nagasaki Atomic Bomb Museum Zona cero Parque de la Paz de Nagasaki Iglesia de Urakami
Parques y museos de la paz
Nagasaki Atomic Bomb Museum
E
l actual edificio del museo se construyó en 1996, fecha del quincuagésimo aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad, para remplazar al denominado Nagasaki International Culture Hall, inaugurado en 1955 y que hasta entonces albergaba documentos y objetos relacionados con la explosión atómica. La exposición permanente del museo consta de cuatro zonas. En la primera de ellas, mediante objetos e imágenes de la época, se muestra la vida y costumbres de los habitantes de la ciudad antes de la debacle atómica. En la segunda se ofrecen vistas de la ciudad tras la explosión. Destaca una maqueta de cómo quedó la ciudad tras la deflagración, además de una serie de documentales sobre el artefacto nuclear. Las dos últimas zonas plantean temas relacionados con la guerra nuclear y un mundo sin armas atómicas.
Como llegar
7-8 Hirano-machi, Nagasaki 852-8117, Japón. http://nagasakipeace.jp/english/abm.html
Horario
Del mes de septiembre al de abril, de 8.30 a 17.30. Del 7 al 9 de agosto, hasta las 20.00. Resto del año, de 8.30 a 18.30. Cerrado del 29 al 31 de diciembre.
Desde la estación de Nagasaki, tómese uno de los tranvías «1» o «3» hasta la parada Hamaguchi-machi, a pocos metros del museo. En taxi se tarda menos de diez minutos.
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Zona cero
E
l 9 de agosto de 1945, la bomba atómica 9-44 Matsuyama-machi, de Nagasaki explotó a unos quinientos 852-8118, Japón. metros de altura sobre Matsuyamamachi. Desde esa fecha y hasta hoy, Japón es el único país del planeta en haber sido bombardeado por un artefacto nuclear, y dos veces. En el momento de la deflagración, se estima que en el suelo la temperatura superó los 3500 grados Celsius. Actualmente, en la zona cero de Nagasaki se levanta un sobrio monolito de brillante granito negro que conmemora aquel fatídico instante. Junto a ese monumento se han preservado parte de los restos de un muro de ladrillo y un arco de piedra de la antigua catedral de Urakami, hoy reconstruida no muy lejos de ahí.
Como llegar
La zona cero, o hipocentro, se encuentra a mitad de camino entre el Museo de la Bomba Atómica y el Parque de la Paz, a unos cinco minutos andando de ambos. Desde la parada Matsuyama-machi del tranvía, se tarda algo menos.
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Parque de la Paz de Nagasaki
E
l Parque de la Paz de Nagasaki se encuentra a unos diez minutos andando desde el Museo de la Bomba Atómica y a escasos cinco desde el monolito de la zona cero. Su acceso se realiza a través de unas escaleras mecánicas que desembocan frente a una fuente circular que marca el inicio del camino empedrado que atraviesa todo el recinto hasta llegar a una explanada ante una gran estatua. Construida en 1969, el estanque y surtidores rememoran la penosa búsqueda de agua de los quemados por la explosión nuclear.
2400-3 Matsuyama-machi, Nagasaki 852-8118, Japón.
unos diez metros de altura, que muestra a un hombre sentado con una pierna cruzada en posición de loto, mientras la otra se extiende como queriéndose incorporar. Su mano derecha apunta hacia lo alto, recordándonos de dónde vino la bomba atómica, mientras que la izquierda la extiende horizontalmente con la palma hacia abajo, en signo de paz. Cada 9 de agosto se celebra frente a este monumento El sendero que atraviesa el parque, flanqueado por una multitudinaria ceremonia en la que se diversos monumentos donados por varios países lanza al mundo un mensaje de paz. a la ciudad de Nagasaki, conduce a una explanada donde una gran imagen recibe a los caminantes. Es la conocida como estatua de la Paz, creada en 1955 por el artista, natural de Nagasaki, Seibo Kitamura (1884-1987). Se trata de una escultura de bronce, de
Como llegar
A unos de cinco minutos andando desde la parada de tranvía Matsuyama-machi y a la misma distancia desde el monolito de la zona cero.
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Iglesia de Urakami
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agasaki fue la ciudad donde más arraigó el catolicismo introducido en Japón por jesuitas y franciscanos en el siglo XVI. Cuando el país abrió sus fronteras al mundo en 1868, los extranjeros que se asentaron en la ciudad construyeron, además de sus viviendas, iglesias cristianas. La catedral de Santa María, más conocida como de Urakami, se comenzó a edificar en 1895 y sus obras avanzaron poco a poco hasta 1915, fecha de su consagración.
1-79 Moto-o-machi, Nagasaki 852-8112, Japón. junto a la nueva catedral reconstruida en 1959 un poco más lejos. En 1980 se realizaron obras de remodelación para recuperar parte de su aspecto original que se había perdido.
El hipocentro de la bomba atómica de Nagasaki se situó muy cerca de la iglesia, lo que provocó su colapso total. Solo quedó en pie parte de una esquina de sus muros. En el momento de la explosión, varios sacerdotes y feligreses se encontraban en su interior realizando los preparativos para la festividad de la Asunción de María que se celebra el 15 de agosto. Los pocos objetos que no quedaron completamente destruidos se conservan en un pequeño museo
Como llegar
A unos quince minutos andando desde la parada de tranvía Matsuyama-machi y a unos diez desde el Parque de la Paz.
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Cronología
Cronología
C
uando se contrastan diferentes fuentes de información para averiguar la fecha exacta de un determinado acontecimiento histórico, puede suceder que algunas indiquen que un mismo hecho sucedió en dos días diferentes y consecutivos. A pesar de ello, es muy posible que todos los textos consultados tengan razón. El origen de esa discrepancia no es otro que el haber tomado como referencia husos horarios distintos. Basta saber que entre Londres y Los Ángeles existe una diferencia de ocho horas, y entre esa ciudad americana y Tokio, dieciséis para entender que puede darse ese caso. Un ejemplo de ello es la fecha del bombardeo de Pearl Harbour, que según la hora de Hawái fue a las 7.53 del día 7 de diciembre de 1941, pero de acuerdo con la hora de Japón se produjo a las 3.23 del 8 de diciembre. Dada la importancia de ese acontecimiento, en muchos textos se indican ambas fechas, pero no suele ocurrir lo mismo en otras ocasiones.
1896
1934
1911
1938
Mayo de 1896 - Becquerel descubre que el uranio emite radiaciones invisibles.
Mayo de 1911 - Rutherford formula su modelo de átomo formado por un núcleo y electrones.
1925
Abril de 1925 - Pauli enuncia el principio de exclusión para explicar la estructura del átomo.
1932
Enero de 1932 - Chadwick descubre el neutrón.
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Marzo de 1934 - Fermi descubre la radiactividad inducida mediante el bombardeo de neutrones.
Diciembre de 1938 - Hahn y Strassmann descubren la fisión nuclear.
1939
26 de enero de 1939 - Szilárd y Fermi refrendan el descubrimiento de Hahn y Strassmann. 2 de agosto de 1939 - Szilárd, Teller y Einstein redactan una carta dirigida al presidente Roosevelt.
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1 de septiembre de 1939 - Alemania invade Polonia. Inicio de la Segunda Guerra Mundial.
1942
19 de enero de 1942 - Roosevelt autoriza la construcción de la bomba atómica. 13 de agosto de 1942 - Se crea el Proyecto Manhattan. 17 de septiembre de 1942 - Se designa como director del Proyecto Manhattan al general Groves. 15 de octubre de 1942 - Groves nombra a Oppenheimer director científico del Proyecto Manhattan.
1940
Marzo de 1940 - Frisch y Peierls redactan su memorándum. 10 de abril de 1940 - Se crea en Inglaterra el Comité Maud.
1941
15 de julio de 1941 - Chadwick firma el último informe Maud. 9 de octubre de 1941 - Bush entrega el informe Maud a Roosevelt. 7 de diciembre de 1941 - Ataque japonés a Pearl Harbour. Estados Unidos declara la guerra a Japón.
25 de noviembre de 1942 - Se compra en Los Álamos el terreno para el laboratorio central del Proyecto Manhattan. 2 de diciembre de 1942 - Se genera la primera reacción nuclear en cadena en el reactor nuclear de Chicago. 11 de diciembre de 1941 - Estados Unidos declara la guerra a Alemania e Italia. 18 de diciembre de 1941 - Se crea el Comité S-1 del uranio, dirigido por Bush.
1943
18 de febrero de 1943 - Se inicia en Oak Ridge la construcción de la planta Y-12 de enriquecimiento del uranio por el sistema electromagnético.
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Cronología
2 de junio de 1943 - Se inicia la construcción en Oak Ridge de la planta K-25 de enriquecimiento de uranio por difusión gaseosa. 10 de octubre de 1943 - Se inicia en Hanford la construcción del reactor 105-B para la producción de plutonio. 19 de agosto de 1943 - Churchill y Roosevelt firman en Quebec el acuerdo para colaborar en la fabricación de un arma atómica. 30 de noviembre de 1943 - Se finalizan las obras de infraestructura del complejo de Los Álamos. 3 de diciembre de 1943 - Llega a Estados Unidos una delegación científica británica.
1944
Enero de 1944 - Canadá comienza a suministrar agua pesada para el Proyecto Manhattan.
12 de marzo de 1945 - La planta de Oak Ridge comienza a producir uranio para Los Álamos. 27 de abril de 1945 - Una comisión militar norteamericana selecciona diecisiete ciudades japonesas como blanco de la bomba atómica. 7 de mayo de 1945 - Rendición de Alemania. 7 de mayo de 1945 - Se realiza en Álamo Gordo un ensayo previo a la prueba atómica Trinity. 28 de mayo de 1945 - La comisión militar reduce los blancos atómicos a Hiroshima y Kokura, y como alternativa Nagasaki. 10 de junio de 1945 - Llegan a las islas Marianas los bombardeos B-29 y su tripulación. 16 de julio de 1945 - Se realiza con éxito la prueba atómica Trinity en Álamo Gordo.
Abril – julio de 1944 - Se produce una serie de problemas técnicos en el laboratorio de Los Álamos. 20 de julio de 1944 - Oppenheimer reorganiza el laboratorio de Los Álamos.
1945
3 de febrero de 1945 - La planta de Hanford suministra a Los Álamos cantidad suficiente de plutonio. 16 de julio de 1945 - Zarpa de San Francisco, con destino Tinian, el crucero Indianápolis acarreando dos bombas atómicas. 17 de julio de 1945 - Truman, Attlee y Stalin se reúnen en la Conferencia de Postdam. 26 de julio de 1945 - El crucero Indianápolis llega a Tinian con las dos bombas atómicas.
4 de febrero de 1945 - Roosevelt, Churchill y Stalin se reúnen en la Conferencia de Yalta.
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6 de agosto de 1945 - A las 2.45 (hora Tinian), despega de Tinian, con destino Hiroshima, el B-29 con la bomba atómica Little Boy.
Las bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki
6 de agosto de 1945 - A las 8.16 (hora Japón), explota la bomba atómica Little Boy sobre Hiroshima.
15 de agosto de 1945 - El emperador comunica la derrota de Japón a través de un mensaje radiofónico. 2 de septiembre de 1945 - Firma de la rendición de Japón.
6 de agosto de 1945 - A las 14.58 (hora Tinian), el B-29 aterriza en la base de Tinian. 9 de agosto de 1945 - A las 3.49 (hora Tinian), un B-29 con la bomba atómica Fat Man despega de Tinian con destino Kokura, pero la mala visibilidad obliga al piloto a dirigirse a Nagasaki, la alternativa prevista. 9 de agosto de 1945 - A las 11.01 (hora Japón), con mucho retraso, el B-29 lanza la bomba atómica Fat Man sobre Nagasaki.
1955 6 de agosto de 1955 - Inauguración del Museo de la Paz de Hiroshima. 9 de agosto de 1955 - Inauguración del Nagasaki International Culture Hall, antecesor del actual Museo de la bomba atómica de Nagasaki, inaugurado en abril de 1966.
9 de agosto de 1945 - El B-29, sin apenas combustible, debe aterrizar en Okinawa, en vez de Tinian.
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Museo de la Paz de Hiroshima Hiroshima City before the bombing (Hiroshima) Página 36
Explosión bomba atómica (Hiroshima) Página 89
Cúpula Dome (Hiroshima) Página 40
Ataque de Pearl Harbor Páginas 11 y 87
Firma de la rendición Páginas 15 y 89
Oppenheimer y Groves en la Zona Cero Páginas 26 y 87
Becquerel en el laboratorio Página 86
Ataque de Pearl Harbor Página 86
Prueba de la bomba Trinity Página 88
Trinity test (LANL) Contraportada
Monolito “Punto Cero” (Nagasaki) Índice
Bomba (Museo de Nagasaki) Introducción
Museo fotográfico (Museo de Nagasaki) Página 8
Gráfico bomba atómica (Museo de Nagasaki) Página 16
Wikimedia Commons
Museo de la Paz de Nagasaki Hypocenter and environs seen from the sky over Takenokubo (Before the atomic bombing)
Vistas desde Matsuyama-machi de la Iglesia de Urakami y alrededores
Página 42
Página 46
Explosión atómica sobre Hiroshima Página 39
Explosión bomba atómica (Nagasaki) Páginas 45 y 89
Destrucción (Nagasaki) Página 51
Mosaico fotográfico (Museo de Nagasaki) Guardas
Bandera de Japón Página de entrada
Imagen de reloj (Museo de Hiroshima) Página con título
Bomba Little Boy (Museo de Hiroshima) Página 38
Bomba Fat Man (Museo de Nagasaki) Página 44
Imagen aérea Zona Cero (Nagasaki) Página 13
Reactor Hanford Páginas 28 y 88
Mª Rosa Eyre
Núcleo Bomba Atómica (Museo de Nagasaki) Página 25
Naoshima Island Página 57
Monumento por la paz de los niños (Hiroshima)
Monumento por la paz de los niños (Hiroshima)
Página 58
Página 60
Museo de la Paz (Hiroshima) Página 63
Página 69
Llama de la paz (Hiroshima) Página 71
Cúpula de la boma atómica (Hiroshima) Página 73
Punto cero (Nagasaki) Página 81
Parque de la Paz (Nagasaki) Página 83
Iglesia de Urakami (Nagasaki) Página 85
Cenotafio victimas bomba atómica (Hiroshima)
Jinya (Takayama) Página 103
Museo de la Paz (Hiroshima) Página 63
Monumento por la paz de los niños (Hiroshima) Página 75
Iglesia de Urakami (Nagasaki) Página 85
Hypocenter Area in Ruins Shima Hospital (Hiroshima) Página 65
Parque de la Paz (Hiroshima) Página 76
Santuario de Sumiyoshi (Osaka) Página 95
Punto Cero (Hiroshima) Página 65
Parque de la Paz (Hiroshima) Página 67
Nagasaki Atomic Bomb Museum (Nagasaki)
Nagasaki Atomic Bomb Museum (Nagasaki)
Página 79
Página 79
Templo de Daitoku (Kioto) Página 97
Ciudad de Nagasaki (Nagasaki) Página 99
Parque de la Paz (Hiroshima) Página 67
Punto cero (Nagasaki) Página 81
Ciudad de Hiroshima (Hiroshima) Página 101
Javier Vives Textos
Arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Durante más de 30 años, ha compatibilizado su profesión con el estudio de la cultura y arte japoneses. Además de su labor de conferenciante, ha escrito los siguientes libros: El teatro japonés y las artes plásticas (Satori, 2010), Historia y arte de la cerámica japonesa (Amazon, 2013), Japón y su arte. Arquitectura, jardinería, pintura y escultura, 3 volúmenes (Amazon, 2013), Historia y arte del jardín japonés (Satori, 2014).
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Maria Rosa Eyre Fotografía
Ha realizado este reportaje gráfico a lo largo de sus múltiples viajes a Japón, impulsada por la fascinación y el magnetismo que ejerce este país sobre ella. A partir de esa doble influencia, ha proyectado su mirada a través del prisma de su propia sensibilidad y color. Autora del photobook “49+1”, que forma parte de la colección permanente de la Biblioteca del Museo Reina Sofía de Madrid.
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Créditos Mediatres Estudio Idea original, diseño y edición digital. Berta Fernández Eyre Diseño de portada. elpulpo studio Maquetación y composición. Javier Vives Textos. Ana Orenga Corrección. Mª Rosa Eyre Fotografías. Ima Sanchís Entrevista.
Colaboradores: Nuestra consideración especial por su contribución desinteresada a la realización de este proyecto a: Michiko Tsuboi Licenciada en Filología Hispánica por la Seirei Junior College de Nagoya. Su primer contacto con nuestro país fue hace más de 30 años, a través de un vinilo de Pau Casals. Desde entonces se ha sentido atraída por nuestra cultura y tradiciones. Núria Colera Técnico Superior en Secretariado de Dirección con gran fascinación por la cultura asiática. En constante aprendizaje del idioma japonés y de sus costumbres para entender mejor a la sociedad del Sol Naciente. Shoko Yamamoto Licenciada en Filología Española por la Universidad de Tokio. Guía Oficial de viajes de la Japan F.G. Coordinadora de presencia y actividades de Organizaciones Empresariales en Japón. Traductora de publicaciones. Museo de la Paz de Hiroshima y Museo de la Paz de Nagasaki Por su colaboración en este libro, mediante la cesión de fotografías de sus archivos históricos. Con el apoyo nominal de
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Copyright © 2015 de los textos, Javier Vives Rego © 2015 La Voz de una testigo, Ima Sanchís © 2015 de la Edición, Mediatres Estudio, S.L. © Colaboradores de OpenStreetMap Mapas en las páginas nº 62, 64, 66, 78, 80, 82 y 84 © Hiroshima Peace Memorial Museum Imágenes en las páginas nº 36, 40, 65 y 89 © U.S.Army / Hiroshima Peace Memorial Museum Imágenes en las páginas 40 y 65 © Nagasaki Atomic Bomb Museum Imágenes en las páginas nº 13 y 42 © Shigeo Hayashi / Nagasaki Atomic Bomb Museum Imágen en la página nº 46 ©Seibo Kitamura/Artrights 1502 Imagen en la página nº 83 © 2015 Maria Rosa Eyre Iglesias Imágenes en las guardas, la página de entrada, la página con título, el índice, la introducción y en las páginas nº 8, 16, 25, 38, 57, 58, 60, 63, 65, 67, 69, 71, 73, 75, 79, 81, 83, 85, 95, 97, 99, 101 y 103 © Wikimedia Commons Imágenes en la contraportada y en las páginas nº 11, 15, 26, 28, 39, 45, 51, 86, 87, 88 y 89
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Bibliografía Anders, Günter, El piloto de Hiroshima: Más allá de los límites de la conciencia, Barcelona, Planeta, 2012. Bird, Kai y Martin J. Sherwin, American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, Nueva York, Alfred A. Knopf, 2005. Groves, Leslie R, Now it Can Be Told: The Story of the Manhattan Project, Nueva York, Da Capo Press, 1983, 1ª ed. 1962. Hachiya, Michihiko, Diario de Hiroshima de un médico japonés (6 de Agosto – 30 de septiembre de 1945), Madrid, Turner, 1982, 1ª edi. 1955. Nakai, Toshimi, Llora Nagasaki: El doctor Takashi Nagai y la bomba atómica, Barcelona, Rialp, 2012. Nomis, Robert S, Racing for the Bomb: General Leslie R. Groves, the Manhattan Project’s Indispensable Man, Vermont, Streetforth Press, 2002. Oe, Kenzaburo, Cuadernos de Hiroshima, Anagrama, 2011, 1º ed. jap. 1965. Osada, Arata (edit.), Children of the A-Bomb: Testament of the Boys and Girls of Hiroshima, Tokio, Uchida Rokakuho Publishing House, 1959. Petitjean, Marc, De Hiroshima a Fukushima: Le combat du Dr. Hida face aux ravages dissimulés du nucléaire, París, Albin Michekl, 2015. Rhodes, Richard, The Making of the Atomic Bomb, Nueva York, Simon & Schuster, 2012, 1ª ed. 1986. Selden, Kyoko y Mark Selden, The Atomic Bomb: Voices from Hiroshima and Nagasaki, Londres, Routledge, 2015, 1ª ed. 1989. Sherwin, Martin J., A World Destroyed, Nueva York, Alfred A. Knopf, 2003, 1ª ed. 1973. Takaki, Ronald, Hiroshima: Why America Droppdd the Atomic Bomb, Boston, Little, Brown & Company, 1996, 1ª ed. 1995. The Committee for the Compilation of Materials on Damage Caused by the Atomic Bombs in Hiroshima and Nagasaki, Ishikawa, The Impact of the A-Bomb. Hiroshima and Nagasaki, 1945-1985, Tokio, Iwanami Shoten, 1985.
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English texts
Index
Introduction The War of the Pacific The origin of the atomic bomb The discovery of nuclear fission Einstein’s intervention The Frisch-Peierls memorandum The background of the Manhattan Project The enrichment of uranium The Manhattan Project Oak Ridge Los Alamos Hanford The research status in 1942 Collaboration between the United Kingdom and Canada Groves’ single command The European scientists The final setbacks Six months to go The launch on Hiroshima The launch on Nagasaki Victims Material Losses Effects The voice of a witness Peace memorial parks and museums Hiroshima Hiroshima Peace Memorial Museum Ground zero Hiroshima Peace Memorial Park Cenotaph for the victims of the atomic bomb Flame of Peace Atomic Bomb Dome Children’s Peace Monument Nagasaki Nagasaki Atomic Bomb Museum Ground zero Nagasaki Peace Memorial Park Urakami Church (17) Chronology Credits Copyright Bibliography
Introduction Since the discovery of America in 1492, no global event has had as much repercussion on the history of mankind as the bombing of Hiroshima and Nagasaki. This is true to such an extent that it is not even necessary to specify that what was launched onto these two Japanese cities were two atomic bombs. Simply by mentioning their names, even today, seventy years later, we instantly associate them with the only nuclear weapons used in a war and aimed at a civilian population. However, the atomic bombs of Hiroshima and Nagasaki have not only been imprinted in the collective global subconscious, but they also marked a before and after in the evolution of our civilisation, that of the entire planet. After this atomic debacle, humanity lived, and continues to live, under a sword of Damocles with a destructive power that was inconceivable until that time and cruelly verified with real, live targets. The date that marked this fateful limit was 8.16 AM on August 6th, 1945. The scientific, technical and organisational effort that was required in order to reach this apocalyptic milestone was immense. The most conspicuous researchers of the first half of the 20th Century worked on a project that concluded with the most tragic results imaginable. These experts came from Germany, Hungary, Austria, Italy, France, Denmark, Holland, New Zealand, Canada and, of course, from the United States. Some of them, conscious of the terrible consequences that their work could have, refused to participate in the manufacturing program for the atomic bomb. Others, when they discovered the colossal destructive power that they were releasing, tried to convince the authorities of the consequences. Despite their attempts, the objective sought was fully carried out, with fatal results.
The first practical application of nuclear energy was military use, destroying thousands of lives. It was only later that it was used for peaceful purposes, some of which are highly criticised today, such as nuclear plants for electrical energy generation. But that is a different issue. The following lines attempt to superficially describe the development of the events that preceded August 6th, 1945.
The War of the Pacific The seed of the war between Japan and the United States must be sought at the beginning of the thirties in the 20th Century. The Great Depression of 1929 generated a tremendous crisis and a huge drop in prices that affected both farmers and landholders who, unable to pay their taxes, abandoned their estates and caused bankruptcy in the towns. To complete this bleak panorama, in January 1930, Japan’s signature of the Treaty of London, which limited its naval arms capacity, produced high tension in the Tokyo government and led to an extremist attempting to assassinate the Japanese Prime Minister in November of that year, who died several months later as a result of the attack. On September 18th 1931, the Japanese army occupied Manchuria. This is the first step of the Japanese military expansionism and a display of the decision made by the extremist soldiers to, little by little, take over the politics in their country, even through attacks if necessary. The efforts by the Tokyo Government to control the uncompromising members of the High General Staff of the Army were unsuccessful and provoked a clear response: the assassination of another Prime Minister in May 1932. From this time, the political isolation in Japan increased. Finally, after refusing to comply with the declaration of the League of Nations of February 1933, which required them to cease occupation of Manchuria, the Japanese decided not to participate again in any international negotiation.
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With the independence that this situation implies, the most extremist soldiers, against the will of the most moderate, agreed to expand their presence in Asia, by force if necessary. Internal tension was increasingly high. The most fanatic members even organised a conspiracy to assassinate the members of the Government that were opposed to their ideas, and thus implement a unique military regime. On February 26th 1936, two ministers and one former head of state were assassinated, while the president was saved due to a mistake by the hit men. However, the Royal Guard, upon the orders of the emperor managed to force the rebels to surrender on February 29th. After extremely brief trials of over a hundred members of the coup, seventeen were sentenced to death and about fifty were sent to prison. Even so, the new government was presided by a soldier. The situation in China, with confrontations between communists and nationalists, is watched with concern by the Japanese soldiers, who continue to expand their presence in the northern region. Finally, on July 7th 1937, tensions between both countries led to an outbreak of war. Little by little, Chinese enclaves were lost. First Beijing, then Shanghai and, in December 1937, Nankin. The Japanese project of expansion over the continent was based on the idea that Japan, in its role as an Asian country, was “legitimated� to lead the movement of Asian liberation from the European imperialist colonialism. Taiwan, since the end of the 19th Century, and Manchuria, since the beginning of the 20th Century, were already considered Japanese provinces and now, in the thirties, with the great economic and industrial boost in the Land of the Rising Sun, seemed like the appropriate time to propose, in 1938, the socalled New Order in East Asia, a predecessor of the much more ambitious Greater East Asia Co-Prosperity Sphere.
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When the European conflict erupted in 1939, Japan took advantage to plan the invasion of French Indochina, currently North Vietnam, an action which it carried out in 1940. Until that time, the United States had been providing 80% of the petroleum that the Japanese needed. Despite the Japanese actions, the Americans did not consider it to be advisable to completely halt this supply, although they drastically restricted it. Faced with this lack of fuel, in July 1941, Japan occupied the south of Indochina, a manoeuvre that caused the American Government, finally, to apply a total embargo. The Japanese military force, the largest in the Pacific with twice as many ships as the US military, two thousand airplanes and one million eight hundred thousand soldiers, found itself on the brink of shortage. On November 5th 1941, the Japanese cabinet informed the United States that if they did not life the embargo, war would be declared. The Americans responded that they were not willing to do so unless Japan withdrew from the occupied territories in China, Manchuria and Indochina. The contacts were repeated several times, until November 26th, with no change in the positions of either party. On the morning on Sunday December 7th (December 8th in the Japanese time zone) 1941, Japan launched a surprise attack on the American naval base of Pearl Harbour in Hawaii. From this time, the Japanese military advance and the invasion of the, at that time, colonies of the European powers in Asia, shocked the whole world. Hong Kong was occupied on December 25th 1941, Singapore on February 15th 1942, the Dutch Indies on March 8th and the Philippines on May 7th. However, the effort required to control this territorial expansion exceeded Japan’s possibilities. After the attack on Pearl Harbour, the North Americans, with twice the population and
ten times the economic power of Japan, decided to regroup its fleet in the Pacific and get involved in both the Asian and European conflict. The next day, the US President officially declared war on Japan. The great US weapons industry intensified its efforts at a rate that the Japanese military officials could not predict. On May 18th 1942, in the Coral sea, the first marine conflict occurred between the Land of the Rising Sun and the United States, and on June 5th the Japanese suffered defeat in the Midway battle that marked a point of inflection in the development of the campaigns. From that time on, there were continuous armed conflicts between both countries. In less than three years, Japan’s naval losses exceeded a million tonnes, a figure that was impossible to replace by the shipyards. In 1944, various Japanese leaders attempted, unsuccessfully, to convince the obfuscated soldiers that their intentions were absurd. On February 16th 1945, the North Americans bombed Tokyo for the first time and, from the month of March, the aerial attacks were repeated against the capital city and numerous other cities. On April 1st they began disembarking in Okinawa, some five hundred kilometres from the central islands of the Japanese archipelago. Despite this, the military did not surrender. This is when Japan used its final weapon: the suicide pilots, the kamikaze. On May 8th 1945, Nazi Germany surrendered and the United States prepared for the definitive attack on Japan. However, they were not prepared to assume the immense cost of lives involved in the invasion of the country by land, therefore this was postponed on various occasions. Meanwhile, the situation in the Japanese archipelago was unsustainable. Almost all of the cities were destroyed, the industry had collapsed and the civilian population was weak from famine, contributing to an apocalyptic
landscape. During the month of June 1945, Japanese politicians and diplomats had continuous international contact. The Soviet Union, Sweden and Switzerland became intermediaries to seek a solution. On July 17th 1945, Truman, Stalin and Churchill met in Potsdam. The United States, United Kingdom and China presented Japan with an ultimatum: total and unconditional surrender. On the 28th, the Japanese Government rejected the Potsdam Declaration. They thought that until the Autumn, after the typhoon season that impedes an aerial attack, they would have time to negotiate better conditions. However, on July 16th 1945, in Alamo Gordo, in the state of New Mexico, the Americans had already successfully completed tests on a weapon with a capacity for destruction that exceeded everything that was known up to that time, the atomic bomb. They believed that the time had come to use it. The United States selected the targets for these new weapons. Once they dismissed the idea of bombing the Japanese naval fleet stationed in the Truk atoll, in Micronesia, they created a list of seventeen cities that were eventually reduced to four: Kyoto, Hiroshima, Kokura and Niigata. However, Henry Lewis Stimson, secretary of War from 1940 to 1945, despite being in favour of using the atomic bomb, was obstinately opposed from the very beginning to bombing Kyoto, a city where thirty years earlier he had spent his honeymoon and had seen its immense artistic wealth. His stubbornness saved an enormous cultural heritage site. On August 6th 1945, an atomic bomb fell on the city of Hiroshima. President Truman announced on the radio that his country had used the first nuclear weapon in history, due to the Japanese refusal to accept the Potsdam ultimatum, and warned that the United States had sufficient military power to completely
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raze Japan if it did not meet his conditions. The Tokyo government received confusing news about the events in Hiroshima and took two days to make a decision. On August 9th, the Supreme Council was called after a meeting with the emperor, who was of the opinion that the war could not continue. In the morning there was news of the invasion of Manchuria by the Russians, and during this session reports began to arrive that another similar bomb had been launched on Nagasaki. The opinions of the Council and the Government, who met that very evening, were the same. It was down to the emperor to decide. Hirohito understood that the ultimatum had to be accepted, a decision that was notified to the western powers, but with one condition: none of the emperor’s prerogatives were to be abolished. The response, received in Tokyo on August 12th, specified that the monarch would be subject to the control of the Supreme Commander of the Allied Forces. This demand again caused conflict between the members of the Japanese government, who, on the following day when Hirohito insisted that the war must end, had still not adopted any decision. On August 14th, there was a final American bombing on eight more cities. Unexpectedly, on August 15th, there was a radio transmission to the entire country of a message from the emperor in which he announced surrender. Hirohito’s declaration concluded as follows: The hardships and sufferings to which The hardships and sufferings to which our is to be subjected nation our is tonation be subjected hereafterhereafter will be willgreat. be certainly are keenly certainly We are great. keenlyWe aware of the of the of all of you, inmost aware feelings of inmost all of feelings you, our subjects. ouritsubjects. However, it isdictates according However, is according to the of tofate thethat dictates of resolved time andtofate time and we have pavethat the have resolved to all pave way for a way forwe a grand peace for thethe generations grand peace for the all the generationsand to to come by enduring unavoidable come byisenduring the unavoidable and suffering what insufferable. suffering what is insufferable.
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On August 28th 1945, North American occupation began and on September 2nd, the surrender was signed on-board the battleship Missouri.
The origin of the atomic bomb The 20th Century was not only witness to the most transcendental scientific and technical progress in the history of mankind, but it also witnessed how the new findings took place, one after another, in an increasingly accelerated manner. However, the most transcendental one of all was surely related to the atomic radiations that could be generated by some chemical elements. The first applications of these discoveries took place in the military environment, and the true field of experimentation for its use and longterm effects was Japan. It all started in the final years of the 19th Century and many of the protagonists, of very varied nationalities, ended up in the New World. In 1896, the Frenchman Henri Becquerel stated, while studying the characteristics of phosphorescent materials, that uranium salts generated invisible radiation which was different to x-rays, discovered one year previously by the German Wilhelm Röntgen. However, it wasn’t until 1911 that the New Zealander Ernest Rutherford showed that these emissions, which where called alpha, beta and gamma radiations, originated from the atom of certain materials and that this was composed of a positively charged nucleus and negatively charged electrons that orbited it, a true planetary microcosm. Interestingly, this same scheme had already been proposed in 1904, although without much acceptance, by the Japanese scientist Hantaro Nagaoka (1865-1950). The research carried out by Rutherford allowed him to distinguish the enormous energy that could be released by bombarding a lithium atom with alpha particles. However,
in the year 1932, the same physicist admitted that although the experiments that had been undertaken to that point had a great scientific interest, they did not yet permit the collection of energy in an efficient manner. The laboratory that was directed by Rutherford in the University of Cambridge, in the United Kingdom, was attended by scientists such as Niels Bohr from Denmark, who in 1913 demonstrated the stability of the atomic model proposed by Rutherford; James Chadwick from England, who discovered the neutron; and Robert Oppenheimer from the United States, director of the construction program for the atomic bomb. For all of this work, Rutherford is known as the father of nuclear physics. From the discovery in 1911 of the configuration of the atom by Rutherford, progress in the field of atomic physics advanced at incredible speed. All of the progress had a common feature: it all reached an apparently unmoveable limit which seemed to be the final stage in the material. However, in successive findings, this level was able to be surpassed on the infinitesimal scale. Decade on decade, the continuous and insistent immersion in the atomic universe continued to descend further and further to depths where, even today, it is unknown where the limit lies. Let’s examine the fascinating evolution of the discoveries made by a host of scientists from all around the world that created the foundations of a new era. The discovery of nuclear fission In 1925, the Austrian Wolfgang Pauli outlined the so-called principle of exclusion, which explains the atomic structure and, specifically, the distribution of the electrons. In 1930, Pauli theoretically demonstrated the existence of the neutrino, something which could not be verified through experiments until 1956 by the North Americans Clyde Cowan and Frederyk Reines. In 1932,
the Briton James Chadwick discovered the presence of the neutron in the atomic nucleus, a particle without electrical charge that was ideal for bombarding the atoms of heavy materials. The door was opening to nuclear fission, it was the first step towards the manufacture of an atomic bomb. Nuclear fission is the name given to a reaction that divides the nucleus of an atom in a heavy element into smaller pieces, generating an enormous quantity of energy. Einstein’s famous expression, E=mc², can serve to explain in a very simple manner how a small quantity of mass can release a large quantity of energy. In this formula, the “c” factor is the speed of light, i.e. 300,000 kilometres per second, which when squared gives the spectacular figure of 90 billion! If any quantity is multiplied by this elevenfigure number, the result is always very high in relation to the first. This proportion is also maintained in nuclear fission, a phenomenon that is being discovered over the years by European scientists and explains how a few kilos of uranium can provoke a high intensity explosion if its nuclear fission is provoked. This is what happens in an atomic bomb. After this discovery by the Englishman, the Italian Enrico Fermi decided to bombard atoms of different chemical elements with neutrons instead of alpha particles, to induce radioactivity. This is the principle of nuclear fission: if a uranium nucleus is radiated with neutrons, more energy is emitted than that used in the action. In 1938, Fermi received the Nobel Prize for Physics and in January 1939 travelled to the United States to work the in the University of Columbia. In that same month, Fermi met the Hungarian Leó Szilárd, recently arrived in the New World from London, to where he had moved in the year 1933. In the British capital city, Szilárd read Rutherford’s report from 1932, where the New Zealand scientist lamented
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the poor results obtained in his experiments for the collection of energy from the radiation of lithium atoms with alpha particles. Faced with this setback, Szilárd’s intuition led him to conclude that it was the neutrons that should be used to provoke a chain nuclear reaction, i.e., that would self-supply itself from the first energy released. This is what would later be called nuclear fission, which was still unknown at that time. However, despite his brilliant idea, the attempts that Szilárd carried out in order to provoke this phenomenon were not successful, therefore in 1936 he decided to sell the patent for his experiment to the British Admiralty in order to guarantee the secrecy of his research. Two years later, in 1938, Szilárd received an invitation from the University of Columbia to direct a research team in its physics laboratory, and so in January 1939, he decided to move to New York. As has been mentioned already, he met Fermi there, who had also recently arrived to the same centre. At that time, both were up to date with the very recent discoveries in the field of nuclear fission by the German scientists. Just one month prior, in December 1938, the Germans Otto Hahn and Fritz Strassmann had discovered nuclear fission by bombarding uranium nuclei with neutrons, a fact which they had announced and published in a German journal that same month. On January 13th 1939, the Austrian Lise Meitner and her nephew Otto Frisch theoretically explained this experiment and stated that it was the result of nuclear fission, an expression used for the first time in scientific media. After analysing the results published by the Europeans, Szilárd and Fermi reached the conclusion that only uranium could be capable of generating a chain reaction. After some simple tests in the University of Columbia, on January 25th 1939, they discovered that their hypothesis was correct
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and that by using this method it was possible to generate an enormous quantity of energy, which could be used both for producing energy and for creating weapons. Szilárd himself later admitted that that night he imagined, in one of his frequent intuitions, that the entire world was walking towards a future where mankind was experiencing enormous suffering. The news of the theoretical discovery by the Germans Hahn and Strassmann reached the United States on January 26th 1939 thanks to the Dane Niels Bohr, who was a professor at the University of Princeton at the time. The communication was made during the inauguration of the Fifth Washington Conference on Theoretical Physics. Fermi also participated in this event, who stated that he had corroborated this theory with an experiment carried out the day before, January 25th, with Szilárd and other members of the team at Columbia. The impact of the news on the scientific community is tremendous, as it definitively revealed the true possibility of using nuclear fission in a weapon. The reaction was immediate. Szilárd tried to convince Albert Einstein, who he had met in the twenties in Berlin and was one of the most prestigious scientists in the world at the time, to sign letters addressed to the State Department and President Roosevelt. His idea was to inform them of the situation of the research on atomic energy and to gather financial support in order to be able to carry it out. He was assisted in his endeavours by two of his colleagues, also Hungarian, Edward Teller and Eugene Wigner. In a first meeting between Szilárd and Wigner and Einstein, held on July 12th 1939 in the German’s home, he admitted that he had not thought about the possibility of creating atomic bombs, but accepted to sign the letters. In the first, addressed to the State
Department, he explained the scope of the experiments being carried out by Fermi and Szilárd. The first step had been taken, now it had to be notified to the President. For this they needed an intermediary, someone with a good relationship with the White House, who could bring the message to its destination. For this task, they thought of Alexander Sachs, an economist born in Lithuania that had reached the United States in 1904 at the age of just eleven. Sachs had easy access to Roosevelt, but mentioned to Szilárd that, at one time, he had already spoken of the research on uranium with the President and that Fermi had mentioned the scarce possibilities of constructing an atomic bomb. With this precedent, he accepted Szilárd’s proposal of delivering a letter to Roosevelt, but believed that on this occasion it should be signed by a scientist of unquestionable prestige. Einstein seemed to be the perfect person. Without further delay, they sent a message to Einstein, explaining their intentions. Einstein’s intervention On August 2nd 1939, Szilárd, Teller and Einstein met in the latter’s home in Long Island. Einstein dictated the letter in German and Szilárd translated it into English. Once transcribed, it was sent to Einstein for signature and on August 9th it was returned to Szilárd, duly initialled. Six days later it was received by Sachs, who immediately requested an audience in the White House. However, at that time, the situation in Europe was beyond critical. On September 1st, Germany invaded Poland and, in consequence, Sachs’ meeting with Roosevelt could not take place until October 11th. Military high commands were present at the meeting. In the letter from Einstein that Sachs delivered to the President, the German physicist notified him that, having been
informed of the experiments by Fermi and Szilárd, he could affirm that in the immediate future it would be possible to provoke a chain nuclear reaction using uranium, and that this phenomenon would generate an enormous quantity of new radioactive elements, permitting the construction of an extremely powerful bomb. In another section of the letter, he recommended the establishment of contacts between the Administration and the scientists that were carrying out these trials, and alerted him that Germany was also experimenting uranium. That same year, in April 1939, the German government had launched its “German nuclear weapon project”, and although it was momentarily cancelled, it was re-launched in September of that year. Precisely, Germany invaded Poland on the first day of that month, a date which is normally adopted as the beginning of the Second World War. Towards the end of the thirties, Japan also had an atomic research program. The director, Yoshio Nishina (1890-1951), had met Niels Bohr and Albert Einstein during a long stay in Europe. In 1939, Nishina was already up to date with the American research on nuclear fission and, in 1941, his government commissioned him to study the possibility of constructing a Japanese atomic weapon. However, the following year, the Japanese authorities considered it to be unlikely that the United States could develop a nuclear bomb and so they abandoned the project. The Frisch-Peierls memorandum Also in 1939, in the University of Birmingham, England, the Austrian Otto Frisch and the German Rudolf Peierls discovered that, theoretically, it was possible to create a uranium bomb that was small in size but with tremendous power. Interestingly, the first report on this theory that was sent to the US scientists was not taken into consideration
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by the same because they believed it was infeasible to use uranium for those purposes. However, in March 1940, Frisch and Peierls decided to explain their research in an article where they reasoned and demonstrated their theory, so that it could reach the British and North American authorities. In Frisch and Peierls’ memorandum, they specify all of the technical requirements for the construction of an atomic weapon. They even include calculations that show that the energy released by a five kilo bomb would be the equivalent of several thousand tonnes of dynamite. In said document, among other things, it is stated that “As a weapon, the super-bomb would be practically irresistible. There is no material or structure that could withstand the force of its explosion.” They alert about the research being carried out by Germany, as well as its purchases of uranium from abroad. They advise of the need to stay ahead of the Germans in the manufacture of this new type of weapon. They insist that if the Germans manage to manufacture it, there would be no refuge from it that could be effective and it could be used on a large scale. “The most effective response would be a counter attack with a similar bomb.” The socalled Frisch-Peierls memorandum became the true fuse that triggered the entire process of constructing the US atomic bombs. In view of the evidence presented in the report by Frisch and Peierls, the response is now very different. Just one month later, on April 10th 1940, the English created the so-called Maud Committee to study the “uranium problem”. This date marked the beginning of the project in the United Kingdom to manufacture an atomic weapon and the start of their collaboration with the United States for this mission. The members of the Maud Committee were six physicists, among them James Chadwick. However, neither Frisch nor Peierls were invited to form part of this scientific commission. Their condition as
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Austrian and German citizens, respectively, made them “officially suspects”, although later both would work, as members of the British team, with the North Americans in Los Alamos. From the month of May 1940 and until July 1941, the Maud Committee wrote a series of reports about the feasibility of the construction of an atomic bomb. The last two were written by Chadwick and signed on July 15th 1941, right before the Committee disintegrated. In the first one, it was reported that an atomic bomb of twelve kilos would be the equivalent of 1,800 tonnes of TNT (Trinitrotoluene) and would provoke such a quantity of radioactive substances that it would make the explosion area uninhabitable during a long period of time. In the second, peaceful uses of uranium fission to obtain energy were described. All of these reports were sent to Lyman Briggs, director of the National Bureau of Standards in Washington, requesting an urgent response in no more than two weeks. However, no response was received. At this time, Great Britain was at war with German and the manufacture of an atomic bomb had become an urgent topic. But this was not the situation in the United States, still a neutral power that was carrying out research on uranium fission in nonmilitary equipment in the laboratories of the University of Berkeley, directed by Ernest Lawrence, of the University of Columbia, under Enrico Fermi, and in the Carnegie Institute in Washington, commanded by Wannevar Bush. However, the English were aware that they were lacking sufficient resources in order to address the entire project and that it was much safer and more advisable to transfer certain facilities to the other side of the Atlantic. Meanwhile, although the American project had all authorisations from Roosevelt, the work seemed to be developing at an almost
exasperating speed. Eugene Wigner said: “We often felt as though we were swimming in syrup.” Given the lack of news from the United States, one of the members of the Maud Committee, the Australian Mark Oliphant, flew to the United States at the end of August 1941. He would be responsible for convincing the Americans of the pressing need to manufacture an atomic bomb. Later, Oliphant participated with Lawrence’s team in Berkeley on the Manhattan Project. The background of the Manhattan Project Einstein’s letter, which had been received by President Roosevelt on October 11th 1939, generated a series of decisions on the highest level that lead to the formation of various entities which succeeded each other in accordance with the events at each time. The first of these was the Briggs Advisory Committee on Uranium, secretly created on Roosevelt’s orders and with the assignment for director of the Engineer and Physicist Lyman Briggs. On October 21st 1939, it held its first meeting. When the North Americans learned of the Frisch-Peierls memorandum and the first reports from the Maud Committee, the engineer Wannevar Bush, a staunch defender of the collaboration between scientists and the military, decided to meet Roosevelt on June 12th 1940, when the Germans had already invaded France. At this meeting, he convinced him to create the National Defence Research Committee, whose mission was to be “to coordinate, supervise and direct scientific research on the underlying problems for development, production and use of war mechanisms and devices”. Bush’s work in this entity extended from June 27th 1940 to June 28th 1941 and was carried out under strict secrecy. On the same day, June 28th 1941, the Office of Scientific Research and Development was created, also directed by Bush.
When, at the end of August 1941, the Australian Mark Oliphant arrived in Washington to convince the Americans of the pressing need to manufacture an atomic bomb, he found the support he sought in Bush. Oliphant discovered that Briggs had not brought the Maud reports to his colleagues, that had been sent from London in the month of July. It is at that time when, with Bush’s collaboration, Oliphant helps the North Americans to understand that it is possible to create a bomb from uranium and that Great Britain was involved in the project, although its resources were insufficient. Bush recognised the importance of the mission and gave the definitive boost to the project to manufacture an atomic weapon. On December 6th 1941, Bush held a meeting where the physicist Arthur Compton was entrusted with the management of an urgent research project for uranium-235. In this project, the physician Ernest Lawrence, from the University of Berkeley, was entrusted with the study of electromagnetic techniques for enrichment of the uranium, and the chemist Harold Urey, from the University of Columbia was entrusted with the study of electromagnetic techniques for gaseous diffusion for the same purpose. At that time they did not know which would be more effective. On December 7th 1941, Japan attacked Pearl Harbour and four days later, Germany declared war on the United States. On the 18th day of that same month, the S-1 Uranium Committee was created, which definitively substituted the Briggs Committee, and management was entrusted to Bush. The urgent goal was to manufacture an atomic bomb. In January 1942, Fermi and the entire team transferred to the Metallurgy Laboratory of the University of Chicago and in April they started to design a nuclear reactor with the aim of using it in an atomic bomb. This is where, on December 2nd 1941, the first
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chain reaction was provoked by man. During the first months of 1942, Bush continued to increase the rhythm of the research work by the S-1 Uranium Committee, always under his control. With the entry of the United States to the war, Roosevelt now considered the cooperation with the United Kingdom in the nuclear program to be necessary, so he sent a letter to Churchill with the offer of covering all expenses in both countries worked together. However, Churchill thought that, at that stage, the Americans would not be able to contribute much to the project and was not very willing to share their knowledge in that field with them. Faced with this situation, in April 1942, the United States decided to lead the project by itself. From that date and during an entire year, the relationship with England was not very fluid, to the point that the Americans decided not to provide any more sensitive information. At the same time, the British quickly made the same decision. In May 1942, Roosevelt created the Top Policy Group consisting of Bush, the scientist James Conant, the American Vice President Henry Wallace and the Secretary of War, Henry Stimson. These experts determined that the demands of the research required the undertaking of a large number of construction projects. In an early evaluation, the estimated that they needed thirty one million dollars for the research work itself, and fifty four million dollars for all types of construction work. For this reason, they decided to request cooperation from the Construction Division of the Army Corps of Engineers, a unit with great experience in this type of task and led by the generals Thomas Robins and Leslie Groves. On June 17th 1942, President Roosevelt approved this proposal. From that time, the program entered a phase of close collaboration between scientists and soldiers.
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On the same day, June 17th 1942, the S-1 Uranium Committee disintegrated an the S-1 Executive Committee was created, directed by the chemist James B. Conant and consisting of the physicists Lyman J. Briggs, Arthur H. Compton, Harold C. Urey, Ernest O. Lawrence and the chemist Eger V. Murphee. One of the first decisions made by the new S-1 Executive Committee, through Compton, was to request the theoretical physicist Robert Oppenheimer, who then worked in the Berkeley laboratory with Lawrence, to take over the research on fast neutrons. In this task he was assisted by the physicist John Henry Manley, who at this time was located in the Metallurgy Laboratory of Chicago. His mission was to coordinate his research with that of the other groups of scientists who were collaborating on the project and that were distributed across various centres around the country. At that time, in the second half of 1942, there were still many theoretical and practical aspects that had not been resolved, therefore Oppenheimer called meetings with the experts from Chicago and Berkeley to try and solve the problems they were facing. Specifically, not much was known about uranium-235 and much less about plutonium, discovered in February 1941. In the Berkeley cyclotron, a couple of milligrams of plutonium would not be produced until December 1943. The enrichment of uranium Natural uranium as found in nature contains 99.284 % of uranium-238, 0.711 % of uranium-235 and 0.0085 % of uranium-234, i.e., it is formed of three different types of isotope. It must be noted that the majority of chemical elements possess various isotopes. However, uranium has a peculiarity: its isotopes are unstable, therefore they can be transformed to others that are more stable,
emitting radiation during this process. This is why it is said that they are radioactive. On the other hand, this radioactivity can be natural or provoked by man. This latter phenomenon is that which was generated in the experiments that were carried out, fundamentally, in the United States between 1939 and 1945. To so-called enrichment of uranium consists of increasing the proportion of 0.711 % of uranium-235, which is found in nature, to a percentage of between 3 % and 5 %. When this level is reached, it is said that enriched uranium has been obtained. With this method, what is known as depleted uranium is generated, a sub-product which is simply uranium with lower content than the 0.711 % of uranium-235, generally between 0.2 % and 0.4 %. In consequence, the depleted uranium is less radioactive than that which is found in nature. The high density of depleted uranium makes it very appropriate for armouring, whereas enriched uranium is used for weapons, propulsion systems and nuclear reactors. For nuclear weapons, the aim is for the percentage of uranium-235 to be as high as possible. The minimum is 20 %, while the ideal is 90 %. The higher the percentage, at a lower weight more energy is released. The Hiroshima bomb contained sixty four kilos of enriched uranium at 80%. The uranium enrichment techniques that were known at the beginning of the forties are of three types: gaseous or thermal diffusion, centrifugation and electromagnetics. Those of gaseous diffusion started to be studied in the laboratory of the University of Columbia. In October 1943, construction began on a plant for isotopic separation through this system and production began in February 1945. The thermal diffusion method has been researched by the Naval Research Laboratory. On June 24th 1944, Groves ordered the
construction of a plant with this method, and in September of that year they obtained uranium-235. Initially, the centrifugation technique, studied by Urey in the University of Columbia, seemed ideal, but in November 1942 it was dismissed due to the unresolvable technical problems it generated. The electromagnetic technique was developed by Lawrence in the University of Berkeley. In September 1943, Groves gave the order to construct a uranium enrichment plant with this system; in February 1943 work was started and in October the first control test was carried out. The Manhattan Project In June 1942, once Oppenheimer took over the coordination of the scientific research that was being carried out all around the country and Groves had intervened in the management of the infrastructure work to be carried out by the Army Corps of Engineers, the North American nuclear program was definitively on track. The next step was taken on August 13th 1942, in New York, when the Manhattan Engineer District was created, better known as The Manhattan Project, a name that was intentionally chosen due to its ambiguous meaning. However, its activity did not start until September 17th 1942, when the director for the entire organisation chart was named as the Major General Leslie Richard Groves, recognised for his excellent management of the construction work on the Pentagon; which was still under construction at that point and was not completed until January 1943. During his mission at the lead of the Manhattan Project, Groves had frequent conflicts with the scientists, although at the end of the process, almost everyone would recognise his work as a decisive factor in the achievement of the entrusted objective. Over a hundred thousand people worked on the
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Manhattan Project, with an expense of the equivalent of 26 billion dollars in 2015. Oak Ridge Groves’ first order, carried out the day after his assignment, was to purchase 1,250 tonnes of uranium from the Belgian Congo, store them on Staten Island and to choose a secret place to develop the project, which was decided to be Oak Ridge, in the state of Tennessee. Here, twenty three hectares of land were acquired and construction began on a centre to accommodate 13,000 employees, as well as the scientific and technical facilities. For the Oak Ridge complex, the secret name of Site-X was chosen. In the various reactors built in Oak Ridge, the uranium was enriched through three procedures: gaseous diffusion, thermal diffusion and electromagnetic separation. The Oak Ridge plant would supply the uranium for the Hiroshima bomb. While this initial work was being carried out, Groves met with Robert Oppenheimer, a reputed physicist from the University of California who impressed him with his deep knowledge. With him, he discusses the manner of undertaking construction of a laboratory where they could build and, above all, test the atomic bomb. The relationship between Groves and Oppenheimer throughout the Manhattan Project was much more fluid and close than that with the other scientists, and from the beginning Groves did not doubt in consulting many of his decisions with Oppenheimer. Oppenheimer, the son of a wealthy German Jew who emigrated to the United States in 1888, had studied between 1924 and 1927 in Cambridge, United Kingdom, and in Gotinga, Germany, where he achieved his doctorate at just twenty three years of age. In Europe, the American met, among others, Bohr, Pauli, Fermi and Teller. When Oppenheimer returned to the United States, first he went
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to Harvard and, in 1928, he attended the California Institute of Technology. Finally, he was offered a role as a professor in the University of California in Berkeley. He worked here, from 1929 to 1943, in close collaboration with Lawrence, the creator of the first cyclotron in history. During his academic career, he carried out important research on nuclear physics, quantum theory, astrophysics and spectroscopy, as well as in mathematical theories related to quantum mechanics. Los Alamos Finally, on October 15th 1942, faced with the significant disparity of opinions existing among researchers with respect to how to implement the experiments in order to construct an atomic weapon, Groves did not doubt in officially requesting Oppenheimer to become the director of the so-called Central Military Laboratory, to be constructed in an as-yet undefined location. In search of this location, on November 16th, Groves and Oppenheimer visited Los Alamos, in the state of New Mexico, an area that seemed ideal for constructing this laboratory. On November 25th they purchased 22,000 hectares, part of which already pertained to the Federal government. In the month of December, construction work began on the accesses and installation networks, and on November 30th 1943 all work was completed. For the Los Alamos site, the secret name was chosen of Site-Y. There, they designed and constructed the first atomic bomb in history. When Oppenheimer was named as scientific director of the Manhattan Project, he gathered many of his friends and former students. SzilĂĄrd, Fermi, Bohr, Frisch and Teller are some of these. However, he did not manage to convince Pauli who, despite the great friendship existing between both men, refused the offer due to his pacifist convictions.
Hanford The Manhattan Project had a second line of research that was based on the idea of using plutonium as a fissile element, instead of uranium. It is known that if uranium-238 is bombarded with neutrons, a transmutation occurs that generates, as well as other isotopes, plutonium-239. Thus, in December 1942, Groves decided to request the chemical company Dupont to collaborate on the construction in Oak Ridge of a plutonium pilot plant, based on the instructions of Fermi and Compton. In March 1943, work began on the reactor called X-10 and in November, 500 milligrams of plutonium were produced. With this attempt, it was shown that although the type of reactor constructed, cooled by air, is of very rapid execution, it does not permit the manufacture of the necessary quantities of fissile material. Meanwhile, the Dupont engineers recommended that the definitive plutonium plant should be located far away from where the uranium is produced, i.e., Oak Ridge. In January 1943, Groves selected a new location that complied with all of the requirements stated: Hanford, in the state of Washington. The secrete code assigned to is was Site-W. In April 1943, work started on the infrastructures and accommodations. At the same time, Fermi’s team designed a new reactor, this time cooled by water and that, as planned, entered construction in October. The name which was given to it was the B reactor, the biggest in size of those existing at the time. At that time, the number of employees living in the Hanford pavilions was over fifty thousand. In February 1945, the Hanford plant provided the first batch plutonium to Los Alamos. During the years in which Groves directed the Manhattan Project, he supervised the mission secrecy to almost an impossible extent. Nobody who worked there, whether
labourers, technicians, soldiers or even companies, new what use was to be given to the materials or products they were constructing, designing or assembling. Groves personally ensured that each person that intervened in the program profoundly understood their own task, “but nothing more”. This phrase was shown to be true when, at the end of the conflict, everyone who had participated in the Manhattan Project, except for the scientists on the highest level, discovered with surprise what they had been working on for years. The research status in 1942 In October 1942, Groves travelled to Chicago, where Fermi’s team worked, with the intention of asking him for an operational test of the nuclear reactor. This request merely increased the doubts that the scientists still had. Szilárd was the most reluctant for his research to become subject to the time periods imposed by Groves. While some scientists considered that this was the time to begin construction, others believed that it should be undertaken step by step. Finally, on October 2nd, Groves demanded that in the period of one week there must be a decision on which type of reactor would be assembled. Until that time, in the laboratory of the University of Chicago, Fermi had been working on the study of a small reactor model in order to determine the exact value of certain parameters that were still unknown, Szilárd had been seeking the most adequate refrigeration system and A. Compton had been researching how to obtain plutonium from uranium. One of the biggest discoveries of the scientists in Chicago was produced on August 20th 1942, when the chemist Glenn Seaborg managed to isolate a minimum quantity of plutonium that was quantified on September 10th. At the same time, in other research centres,
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various technical aspects that were still unresolved were being analysed; such as, for example, the chemistry of transuranium, the most appropriate materials for absorbing plutonium, the volatility of the reactions and much more. Faced with this quantity of alternatives, still insufficiently validated, an unknown alternative was suggested: how to transfer all of these processes to an industrial production system. This was precisely Groves’ demand. Collaboration between the United Kingdom and Canada In March 1943, it seemed that the relationship between the United States and the United Kingdom was improving. Conant understood that the British scientists could contribute their knowledge to some areas of the American program. Specifically, he thought that Chadwick and part of his collaborators would be very well received in the team responsible for the construction of the atomic bomb in Los Alamos. Finally, in August 1943, Roosevelt and Churchill met in Quebec and agreed to resume cooperation between both countries, with the incorporation of Canada as well. James Chadwick was the first of the Britons to travel to the United States in November 1943, and at the beginning of the following year he transferred to Los Alamos. In December 1943, a large British scientific mission arrived in New York, willing to collaborate with their American colleagues. This group included Otto Frisch, Rudolf Peierls, the German Klaus Fuchs and the Englishman Ernest Titterton. At the beginning of 1944, other European scientists joined the team. The contribution of Canada to the Manhattan Project focused on two aspects: the production of heavy water and the supply of natural uranium. In January 1944, heavy water started to be sent to the United States which was produced in the Trail facilities, in
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British Columbia and, in the month of May, the first reactor constructed in the National Laboratory of Argonne was used in the outskirts of Chicago. It used natural uranium, not enriched, and heavy water (deuterium oxide) as a coolant and moderator. At this time, for these two tasks they also used helium and graphite, respectively, but the researchers were interested in comparing both systems in order to chose the most adequate option. Another of Canada’s contributions to the United States program was the uranium ore. In the forties, the only mines for this material that were known, apart from the Canadian mines and those in Colorado in the United States, were in Czechoslovakia and the Belgian Congo with the largest production of all. Groves’ single command From May 1943, Groves took control of the research and execution work that was carried out by both the Office of Scientific Research and Development, directed by Bush, and the S-1 Executive Committee, directed by Conant. Although these entities were not dissolved, they were officially inactivated. However, both Bush and Conant and their respective collaborators continued to participate in the project, although now under the command of Groves. The majority of the program was carried out in the places mentioned, Oak Ridge, Hanford and Los Alamos, while the research was carried out in the laboratories of the universities of Berkeley, Columbia and Chicago. The Manhattan Project was organised around five sections: acquisition and processing of uranium; isotopic separation of uranium; production of plutonium; design, development and manufacture of the bomb; and testing of the bomb and its effects. In Oak Ridge, the work designed to discover the most effective system for enriching
the uranium was carried out, based on the experiments developed in the universities of Columbia and Berkeley and the Carnegie Naval Institute in Washington. Hanford is where the plutonium was produced in accordance with the research being carried out by the scientists in the University of Chicago. Finally, Los Alamos is where the central laboratory of the entire program was located and the headquarters from where the tasks in other centres were coordinated. Also, this is where the atomic bomb was constructed. As the Manhattan Project acquired more and more complexity, new production centres began to incorporate to the project from all around the country. Together with those mentioned, the gas diffuser for enriching the uranium was manufactured in Detroit, Michigan. In Milwaukee, Wisconsin, the pressure pumps for the enriched uranium were manufactured. In Decatur, Alabama, the filters for the enriched uranium were manufactured. Finally, in Lewiston, Tennessee, the nuclear waste was stored. The European scientists While fleeing from the Nazis, Bohr escaped Denmark towards Sweden and Great Britain before reaching Washington on December 8th 1943. After an interview with Groves, he visited Einstein and Pauli in Princeton, and finally moved to Los Alamos. The Danish scientist only made sporadic visits to the Central Laboratory directed by Oppenheimer, who, however, recognised that this collaboration would solve the problem of activating the chain reaction, the so-called modulated neutron initiator. One of Fermi’s brightest collaborators for the construction of the “neutronic” reactor in Chicago and Los Alamos was Szilárd. With the passage of time, the Hungarian started to lose hope as a consequence of the loss of autonomy resulting from Groves’
strict military management. Years earlier, in January 1933, Szilárd had already realised that a nuclear chain reaction could be used as a weapon and had sensed the terrible consequences of his work. In July 1945, in a final attempt, the Hungarian redacted the document known as the Szilárd request, a letter signed by seventy scientists that worked on the Manhattan project and addressed to President Truman. It proposed that before using the atomic bomb against a civilian population, its devastating effects should be demonstrated, through a true test, to Japanese and German observers. The letter never reached its addressee. Since 1939, the Austrian Otto Frisch had been working together with the German Rudolf Peierls in the department of the University of Birmingham and members of the British team of the Manhattan Project, but in 1943 both travelled to the United States to join the laboratory in Los Alamos. In 1944, Frisch determined the exact quantity of enriched uranium necessary to create the critical mass that would permit the nuclear chain reaction of the Hiroshima bomb. As has been mentioned, at Los Alamos Rudolf Peierls, Klaus Fuchs, Ernest Titterton and James Chadwick were also working, among others. Without the participation of this array of European scientists, the Manhattan Project would have been very different. The final setbacks The first objective addressed by Groves was to construct a nuclear weapon with plutonium, baptised with the name of Thin Man, an allusion to Roosevelt. The first plutonium samples were received in Los Alamos in April 1944. However, problems arose: the chain reaction started too soon, and this made its utilisation in a bomb infeasible. In July of that year, Oppenheimer reached the conclusion that plutonium could not be used and in
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August he proposed a design focused on implosion, which was given the code name of Fat Man, this time as a reference to Churchill. However, there were defects in the armour that led to leaks.
the atomic bombs. Initially, seventeen cities were chosen, including Yokohama, Nagoya, Osaka, Kobe, Hiroshima, Kokura, Fukuoka and Nagasaki, but some of them were dismissed as they had already been bombed.
After this, in August 1944, Oppenheimer reorganised the Los Alamos laboratory to resolve the setbacks detected. In January 1945, the scientific and technical problems that some months beforehand had seemed unsolvable had now been resolved. Nevertheless, although it is certain that a uranium bomb can be manufactured in a short period of time, the same is not true for a plutonium bomb. Once again, Groves marked a limit date for overcoming these obstacles: August 1st.
The physicist Kenneth Bainbridge, who had worked with Lawrence in Berkeley and had already joined the Los Alamos team in May 1943, suggested carrying out a previous trial before Trinity. The idea was to verify the procedures to be followed, calibrate the control instruments and measure some parameters, such as the shock wave. Oppenheimer believed that this was unnecessary, but accepted the proposal. At the beginning of May 1945, the artefact was assembled on a wooden platform that was six metres high and located five hundred metres from the anticipated ground zero for the Trinity test. The detonation was performed at 04:00 on May 7th 1945 and the fireball was visible from the airfield in Alamo Gordo, almost a hundred kilometres away. Some measurement devices did not work correctly and the test demonstrated that the telephone and radio communications needed to be improved and that a teletypewriter needed to be installed.
On February 28th 1945, after arduous studies and research, a complex but efficient mechanism for implosion was constructed. Finally, after months of frustrating failures, in February 1945, the Hanford reactor was able to produce twenty one kilos of plutonium per month, an amount that was considered sufficient for a nuclear weapon. Oppenheimer and Groves decided on the construction of a plutonium bomb, which would be much more effective than a uranium bomb. On the other hand, in March, uranium started to be produced in sufficient quantity in the S-50 plant in Oak Ridge. At that time, Oppenheimer proposed to Groves a true test of the plutonium nuclear bomb as the only way of verifying its feasibility. The name given to this test was Trinity. Six months to go On April 12th 1945, Roosevelt died from a brain haemorrhage. He was succeeded by Truman, who on April 25th received a report about the Manhattan Project by Groves and Stimson. Two days later, a commission was held with the objective of setting targets for
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On May 9th, the military commission held a new meeting to choose the targets. On this occasion they were reduced to four options: Kyoto, Hiroshima, Yokohama and Kokura. A new meeting on the 28th limited the objectives to Kyoto, Hiroshima and Kokura. However, the secretary of War, Henry Stimson, was firmly opposed to Kyoto being one of the targets and managed to reduce the options to only two: Hiroshima and Kokura, with the alternative of Nagasaki. In that same month, a scientific committee was created, including Oppenheimer, Fermi, Lawrence and Compton, with the mission of detailing and explaining the physical effects, physical and posterior, of an atomic explosion, as well as its military and political impact.
On June 10th 1945, the crew and the B-29 bombers reached Tinian, in the Mariana Islands, who would be responsible for launching the atomic bombs on Japan. On the 24th day of that month, Frisch finally confirmed that the design of the implosion nucleus had passed all of the controls. During July 1945, in Alamo Gordo the final preparations were completed for the definitive test of the atomic artefact, which months beforehand had been given the name Trinity by Oppenheimer. To observe the explosion from different points of view, three bunkers were constructed almost a kilometre from ground zero, to the north, south and west. The fourth observation centre was the base camp itself, at a distance of sixteen kilometres. On the 12th the components of the bomb arrived and assembly began. On the 14th the artefact was assembled on a metallic tower that was thirty metres tall. On July 15th, the detonators were installed for the test. On July 16th 1945, before dawn, everything was prepared in a deserted landscape known as Jornada del Muerto, approximately three hundred and eighty kilometres from the Manhattan Project headquarters in Alamo Gordo. It had been anticipated that the atomic trial would take place at 04:00, but half an hour earlier, due to a strong storm that could cause radioactive rain, it was decided to delay the trial until 05:30. At 04:00 the storm quelled, and eventually the device was armed at 05:00. It had a strength of eighteen thousand tonnes of TNT. Among those present were Bush, Conant, Fermi, Groves, Lawrence, Oppenheimer and Chadwick, from the British delegation. Oppenheimer was in the south bunker, and could hardly breathe seconds before the explosion. Tense, he held on to a pillar in the refuge. He gazed towards ground zero. Over the speakers, the voice came: Now! . At 05:30 on the morning of July 16th 1945,
the first atomic bomb in history exploded. Instantly, the sky lit up as if several suns had risen. Seconds later, an invisible expansive shock wave projected a scorching air with a resounding roar that reached a distance of fifteen kilometres. As the orange and yellow ball of fire spread, another narrower cloud rose up like a column and pushed the first, creating the shape of a mushroom that ascended over twelve metres in height. 350 kilometres away, a group of female scientists that had not slept that night saw the light and heard the roar. Two hundred kilometres away, in Silver City, glass windows were shattered. In the base camp, Bush, Conant and Groves shook hands. Oppenheimer, tense just seconds ago, relaxed his face and said: “It worked”. The Brigadier General, Thomas F. Farrell, who was in the same bunker as Oppenheimer, remembers: “All seemed to think that they had been present at the birth of a new age, the Age of Atomic Energy.” What was going through Oppenheimer’s mind, the father of the atomic bomb, just at that moment? There are various versions in this regard. According to his brother, Frank, he only exclaimed “It worked”, but what he was really thinking at that historic moment exists in various versions, based on declarations by Oppenheimer himself. In one version, the physicist commented that the legend of Prometheus came to his mind, punished by Zeus for returning to man the fire they he had stolen from them. However, without a doubt, the most wellknown version is that which the US physicist narrated in an interview with the television channel NBC in 1965, and which included a report titled The decision to drop the atomic bomb. In the interview, Oppenheimer quotes a fragment of the Bhagavad-Gita, a sacred Hindu text written in the 3rd Century BC. During a very long minute, a static close-up of his face showed an emaciated Oppenheimer,
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with his head lowered and, at times, almost tearful, speaking in broken sentences: [...] we knew the world would not be the same. A few people laughed, a few people cried, most people were silent. I remembered the line from the Hindu scripture, the Bhagavad-Gita; Vishnu is trying to persuade the Prince that he should do his duty and, to impress him, takes on his multi-armed form and says: “Now I am become death, the destroyer of worlds”. Immediately after concluding the test, a vehicle armoured with five centimetres of lead and an autonomous air supply system, moved towards ground zero. The explosion left a crater of over seventy metres in diameter. The metallic tower where the bomb was assembled had disappeared, only twisted steel attached to blocks of cement buried in the ground remained. The desert sand had turned into a jade green colour glass. This type of “atomic glass” would later be called trinitite, in reference to Trinity. Having successfully concluded the test, the plutonium bomb was ready to be used against Japan. For the uranium bomb, no tests were carried out. This would be the one dropped on Hiroshima. When, between July 17th and 26th 1945, Truman, Stalin and Churchill met in Potsdam, the US president had already hard of the successful tests of the atomic weapon in New Mexico. The launch on Hiroshima On July 16th 1945, the Indianapolis set sail from San Francisco, transporting the two atomic bombs to their destination of Tinian, one of the Mariana Islands from where the bombers on this mission were expected to take off. On July 26th it reached Tinian, and deposited its secret cargo. The launch was established for August 6th. Four days later,
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the Indianapolis was torpedoed and sunk by a Japanese submarine in the Pacific. If it had been attacked on its outgoing journey, history would have changed its course. On August 6th, at 00:37 Japan time (one hour later than in Tinian), three airplanes took off towards Hiroshima, Kokura and Nagaski to report on the meteorological conditions in those cities. At 00:51, the bomber Top Secret set off towards Iwojima (Iojima in Japanese) as support, and in anticipation of any mechanical issues in the Enola Gay, the B-29 that would set off at 01:45 with the atomic bomb destined for Hiroshima. At 01:47, another B-29, the Great Artiste, took off with scientific research devices onboard. At 01:49, the B-29 No. 91 took off with photographic equipment. At 02:00, two crew members of the Enola Gay began to activate the Little Boy bomb, a task they would complete fifteen minutes later. At 04:39, the Enola Gay joined its escort airplanes. At 05:05, the three bombers flew over the island of Iwojima in a delta formation. At 06:30, the electrical circuit of the bomb was opened and it was ready for launch. At 07:09, one of the meteorological airplanes began its observation of Hiroshima, and at 07:25 the Enola Gay received the report. At that same time, the air raid sirens began to sound in the city. At 07:30, the Enola Gay ascended to 8,840 metres. At 07:31, the air raid alarm was suspended. At 07:47, the electrical fuse on the bomb was verified. At 07:50, the two escort airplanes moved behind the Enola Gay. At 08:09, they glimpsed Hiroshima. At 08:12, they reached the “starting point”, 25 kilometres from the target. At 08:15, the Enola Gay reached 9,635 metres altitude. The commander spotted the target, the Aioi bridge, and activated the launch switch. Seconds later, the hatch was opened and Little Boy was released... with the atomic
bomb exploding at 580 metres altitude and 280 metres from the target point. At 13:58, the Enola Gay landed in Tinian.
fuel to reach Tinian or Iwojima, therefore it travelled to Okinawa, where it landed with its fuel tanks almost empty.
The launch on Nagasaki
Victims
The day anticipated for the second atomic bombing was August 11th 1945, however, the meteorological forecast advised bring it forward by two days. On the morning of August 9th, at 03:49, a B-29 plane called Bockscar took off, carrying another nuclear weapon, the Fat Man. The target was Kokura, a city located approximately two hundred kilometres from Nagasaki. In case visibility was not adequate, the squadron was to change course to Nagasaki. The plan was very similar to that organised for Hiroshima, days prior. Two meteorological surveillance planes and two companion and escort planes for the bomber that was transporting the bomb.
It is certainly very difficult to learn the number, even an approximate number, of victims caused by the atomic bombs in Hiroshima and Nagasaki. On one hand, there is no particularly accurate information about the true population in these cities before the catastrophe, which would need to include the thousands of displaced soldiers in the area. On the other, many people disappeared completely, without a trace, consumed by the fire and the high temperatures. The figures offered below have been extracted from US and Japanese sources, without consideration of the most extreme calculations. For this reason they should be considered to be conservative, both in reference to the number of inhabitants in both cities and to the number of direct deaths occurring over the years. There will never be an accurate number of how many deaths were directly caused by the two atomic weapons.
However, the mission did not unfold as perfectly as it did for Hiroshima. One of the support aircrafts suffered a delay of more than half an hour. After a fruitless wait while flying in circles, the Bockscar commander decided to continue the flight without it. When it arrived in the area of Kokura, the clouds limited visibility. Faced with this new situation, as had been planned, the airplane set off for the alternative target: Nagasaki. However, the excess flight time, caused by the delayed support aircraft, had reduced the bomber’s fuel level further than anticipated. As in Hiroshima, Nagasaki’s air raid sirens went off at 07:50. At 08:30 it was announced that the danger had passed. At 10:53, the Japanese radars again detected enemy airplanes, but this time no warning was issued as it was believed that they were merely reconnaissance planes. At 11:01, the atomic bomb was dropped and 43 seconds later it exploded at an altitude of 469 metres and three kilometres from the anticipated target. The bomber Bockscar did not have sufficient
The Little Boy bomb was made with uranium, approximately fifteen kilotons of TNT and exploded at 08:15 on August 6th 1945. Before its detonation, the town of Hiroshima had between 250,000 and 300,000 inhabitants. Approximately 70,000 people died instantly, but, before six months had passed, this figure ascended to 120,000 or even 140,000. The number of injured victims was estimated at 70,000, many of which died in the coming years. On August 6th 2014, the number of deceased victims was 292,325. The Fat Man bomb was made with plutonium, approximately twenty kilotons of TNT and exploded at 11:02 on August 9th 1945. Before the nuclear explosion, the population of Nagasaki oscillated between 200,000 and 225,000 inhabitants. Approximately 40,000
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people died instantly, but, before six months had passed, this figure ascended to 80,000 or even 100,000. The number of injured victims was estimated at 25,000, many of which died in the coming years. On August 9th 2014, the number of deceased victims was 165,409. Material Losses In the third decade of the last century, in Hiroshima and in other cities, reinforced concrete buildings had already been constructed that were designed to support the earthquakes that periodically hit Japan. This was one of the reasons why some of them, despite being located near ground zero, did not totally collapse. The other reason was the fact that the atomic bomb in Hiroshima detonated at an altitude of over five hundred metres, therefore the ball of fire also expanded towards the ground, reducing its horizontal propagation. Once the war had ended, it was decided to conserve the ruins of a building that was located just one hundred and fifty metres from the ground zero of the nuclear explosion and that had been constructed in 1915 for the Chamber of Commerce and Industry in Hiroshima. The ruins, some walls and part of the metallic structure of its roof, were chosen as the main focus of the design for the Hiroshima Peace Memorial Park and were given the name of Genbaku Dome. The estimates for the material damages produced by the atomic bomb in Hiroshima, as in the case of the victims, are not accurate. The surface which was completely razed, with the few exceptions mentioned, was approximately twelve square kilometres. The entire administrative and commercial centre, as well as the residential areas, completely disappeared and only fifteen buildings in that area, all of reinforced concrete, partially remained standing. The fire completely destroyed the wooden constructions, the
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temples and the vast majority of homes, transforming them into a thick layer of smoking debris. According to Japanese sources, of the 90,000 buildings in Hiroshima, 62,000 disappeared, another 6,000 suffered serious damage and an unknown amount suffered exterior and carpentry damages. The Nagaski terrain, a port city partly flanked by mountains, meant that the plutonium bomb, despite being stronger than the uranium bomb in Hiroshima, was less destructive. Thanks to its geographic configuration, the effects of the explosion were confined by the nearby hills and the number of completely devastated buildings was lower than in, 40 % in comparison to 69 %. In a radius of 1.6 kilometres from the hypocentre, the destruction was instantaneous and total, but the subsequent fires destroyed an area of over six kilometres in diameter. In Nagasaki the black rain effect did not occur, as it did in Hiroshima, where it reached an extension of twenty five kilometres. Effects The effects of a nuclear bomb explosion come in two types: instantaneous and deferred. Unlike conventional weapons, with atomic weapons the delayed effects are greater than the immediate effects. These are caused in the first microseconds after the explosion and the most important, with great simplification, are the ionizing emanations, the thermal action, the shock wave and the radioactive dust. The principal deferred consequences are fire and radioactive contamination. For bombs of a small size, like the Japanese ones, the ionization emitted instantly by the nuclear fission is lethal for people in the space of a week. In the first microseconds, radiations are generated that travel at the speed of light and, despite not having a long reach, have a high power of penetration. This emission, of high intensity but that declines rapidly,
should not be confused with the posterior radioactivity which is much more lethal due to its permanence in the environment. In Hiroshima and Nagasaki, the initial ionizing radiation was the cause of death for many people in the days after the detonation. The thermal effect is a consequence of the enormous ball of fire that appears after the flash of the nuclear explosion. In that instant, the temperature in the ground zero approaches 4000 degrees centigrade, more than enough to melt metals and rocks at hundreds of metres. After the mentioned ionizing radiation, an enormous amount of thermal energy is released which becomes a wave of fire. In Hiroshima and Nagasaki, at a certain distance from the hypocentre, on some stone walls the profile of objects that acted as a screen from the thermal wave was imprinted, as well as the silhouette of people that died at that time, materially volatilised. That flash of fire, which moves almost at the speed of light and irradiates heat of thousands of degrees, is the prelude to the next devastating effect: the shock wave. The shock wave provoked by a nuclear explosion is a much more complex phenomenon than that produced by a conventional weapon. The incredible temperatures reached in the seconds prior to this effect generate movements and refluxes in the air that increase the consequences of the explosion itself, and produce not only horizontal pressure but also true whirlwinds that drag all types of objects. In Hiroshima, half a kilometre from ground zero, pressure increased to 19,000 kilos per square metre, the equivalent of the weight of a solid stone column with a metre base and almost eight metres height. The speed of propagation of this shock wave was faster than sound, 1,224 kilometres per hour. These two factors generated a negative pressure around the hypocentre that caused a suction effect with terrible consequences. All types of objects,
glass, stones, shards, splinters, seconds before simple layers of debris, become true projectiles against people. Radioactive dust is the last of the immediate effects. The ashes created by the explosion, highly irradiated, ascend to a higher or lower altitude depending on their weight. While the heavier particles fall to the ground in a short time, the lighter particles remain in suspension for hours and hours, a phenomenon that means that people breathe this contaminated air. If it rains at this time, the lethal effects are accentuated; this is known as radioactive rain. The fires, initially generated by the fire ball from the explosion, tend to propagate in a chain for various reasons: the presence of vegetation, the propagation of fires in the kitchens of the homes or the explosion of fuels in the pipelines. Finally, the flames extend rapidly with the assistance of strong winds generated after the detonation. In Hiroshima, due to all of these factors, the most intense fires were produced between ten o’clock in the morning, two hours after the initial flash, and the following morning. For this reason, they are included in the deferred effects and not the immediate effects. The most destructive long-term consequences are those caused by the radioactivity of the materials and sub-products generated by the nuclear reaction. First of all, the land is contaminated through the instantaneous ionizing radiation and later by the radioactive waste and debris. This effect lasts for decades. Another consequence which is even more difficult to combat and to know where it will occur, is the radioactive contamination of the stratosphere. The Hiroshima and Nagasaki atomic bombs were created to create the greatest destructive effects immediately, but they did not generate environmental radiation effects in the long
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term. This was because the nuclear fission completed its radioactive series in the lead, an inert and stable element. This is the difference with respect to the thousands of atomic explosions created by global powers from 1946, where, once the radioactive dust emitted reached the stratosphere, it would remain there for decades and decades, moving all around the planet, until the atmospheric conditions, i.e. the rain, would make it fall in any part of the planet.
life. Today, in some way she has become a teacher, her subject is peace.
The voice of a witness
You had a happy childhood. Very happy, until the war changed everything. It started when I was ten years old, I remember that the Government insisted that it was a justified war and that we had to fight for the good of the country. So many lives curtailed for the good of the country? It should never be repeated.
By Ima Sanchís Jost
Yoshiko Kajimoto, survivor of the atomic bomb dropped on Hiroshima on August 6th 1945. “I don’t know if it was worse to die or to survive”. She was born in Hiroshima eighty four years ago and did not leave until her grandchildren encouraged her to tell her story. The first hand account of the devastation of the atomic bomb, that Ms. Kajimoto narrates as if it happened yesterday. Probably, for her and many of the hibakusha (survivors of the atomic bombs), it is a recurring image night after night. Having been in hell is something too extreme to not recall each day. The only consolation is to try to avoid a repeat occurrence, to warn citizens of the world of the extent of the horror. The atomic bombs that the United States dropped on Hiroshima and Nagasaki killed 220,000 people and its radioactive effects still persist today. However, currently there are nine countries with 19,000 nuclear weapons, approximately 2,000 of which are in a status of instantaneous alert. The majority of these weapons are dozens of times stronger than the Hiroshima bomb. They, like us, did not expect it either. Yoshiko Kajimoto wanted to be a teacher, but the war and the atomic bomb curtailed her
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What is the most powerful memory of your childhood? I am the oldest of four siblings, I remember always carrying my little brother on my back, proud to be useful, but above all, the love that my father felt for me. I was his favourite, we were very close, he was the only father who accompanied his daughter to school.
Four years later came the worst. Yes, I was fourteen years old, and all of the students were working in the war machinery. I worked in an airplane part factory that was 2.3 kilometres from Hiroshima, the capital. I was in the factory when the atomic bomb dropped. What do you remember? A bright blue light invaded everything. I got under the table, I covered my ears and my eyes. The building collapsed and I lost consciousness. I was woken by people screaming for help. Everything was dark, but I felt a leg that was in front of me, it was a colleague and friend and she was alive. You managed to escape. Everything was covered in ashes, I couldn’t breathe and I had one trapped leg. I thought that I would burn to death, we knew that the factory contained flammable materials, “Where will I start to burn?”, I wondered. It was horrible. How many times have you relived this experience?
Too many, it is a memory that pursues me. My friend saw light, I pulled on my trapped leg with all of my might and we dragged ourselves along. My leg and arm were destroyed, but I didn’t feel any pain, only a terrible fear. When we managed to get out, we saw that nothing was left of the city. It was an August day, but the sun had disappeared. Everything was dark and in silence. It smelled like rotten fish. Silence? Yes, absolute silence. Six people came out of the factory, they were monsters of blood and ashes. I could see the bone in my arm and my leg. We tried to move the debris to rescue the survivors, that looked like rag dolls with their legs and arms on backwards. The hypocentre of the bomb fell in the city. People started to appear that came from there, survivors that looked like zombies: their skin was hanging off, their bodies were burned, their arms held outwards so as not to rub them, blank stares on their faces. They scared me. There were mothers, all burned, with their dead babies in their arms, screaming nonsense. Horrific. There were children with glass embedded in them because that day there were 8,200 students working in the street, opening pathways, reconstructing buildings. 6,300 died. Suddenly, a building started to burn and we improvised stretchers to evacuate everyone that we could save to a nearby park. We walked barefoot, stepping on pieces of body and skin. I remember the sensation as if it were today. Could you help in the condition you were in? We were all injured. We spent the night by a river. The next day, the bodies started to decompose and fill with worms. They had to be burned in large mass graves. It was a sea of blood, it was hell.
Did you find your family? When I went home I found out that my father had been looking for me for three days. We cried and hugged for hours and hours. He had a bag with clean clothes for me and a rice ball that my mother had been keeping for a special occasion. “Give it to her even if she’s dead”, she had told him. We hadn’t eaten rice in four years. Did your entire family survive? Yes, because we lived on the outskirts of Hiroshima. I was in bed for a month. My grandmother removed the worms from my arm and leg with toothpicks because there were no doctors, the majority had died. After a year and a half, my father started to bleed from his mouth and he died. Nobody knew about the consequences of the radiation, and the people that had gone to search for their family members near the hypocentre all started to die. Did your father die because he had gone to look for you? Yes, he was exposed to the residual radiation for three days, but I didn’t know until ten years later, nobody spoke about that. My mother was also sick for ten years and I developed cancer. I had to work night and day to pay for my mothers medical bills and to bring up my brothers, there were days when I couldn’t give them anything to eat. Did anything good happen in those years? No. I even considered ending my life and my brothers’ lives before they could die from starvation. When my youngest brother was in secondary school, I got married. Were you in love? Yes. Those of us that had received radiation were discriminated against for fear of infection. My husband was from a town that was further away, but from the first instant I told him that I was affected by the radiation and he didn’t mind.
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Everything was so tough and difficult. At that time I hated the United States, the atomic bombs and the Government of Japan. “I don’t know if it was worse to die or to survive”. I suffered greatly when my brothers, who were adults, told me that my father had died because he had gone to look for me. They were cruel. We had all accumulated hatred in our hearts. That hatred that I held dissipated when I started to give conferences about my experience as a survivor of the atomic bomb. My first conference in the United States was in a secondary school. At the end, a student came to me and asked: “Do you hate us?” Did you lie to him? No, I told him that I was fighting to overcome it, and then the student said: “I’m sorry”, and my hatred disappeared. What have you learned about human beings? I think that individually, people are good, I have seen this on my travels all over the world, but, together, humanity is always submerged in wars. It is a mystery that I cannot understand. I am afraid of those politicians that have not experienced war. Do you feel more fear than hatred today? Hate generates hate. To forgive and have patience takes effort, a discipline that not only the nations should apply, but also each person with their enemies, with their friends and with their family. Forgiveness heals. Did you see the friend you escaped from the factory with again? Yes, but all of the students that survived back then are dead now. They died of cancer. My three brothers also have cancer, in fact the youngest, who has lung cancer, told me before the beginning of this tour: “I hope I can stay alive until you come back”.
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You are very strong. No, I am not. I often cry. What do you think about life and death? I am not afraid of death because I know that my father is waiting for me on the other side. I have already complied with my life, all of my grandchildren are married, the only obligation I have left is to transmit the message of the tragedy of the atomic bomb, to warn the population of the world of this danger. Have you had a happy life? Now is the happiest time in my life. My husband died fifteen years ago and three years later so did my mother-in-law. Now I don’t have to take care of anybody, I don’t have responsibilities, I am free to travel. Don’t you have an excessive feeling of responsibility? Ever since I was very small I have had to take care of my brothers and after them, my husband. My grandchildren were the ones who encouraged me to tell the world my story. I feel very grateful that people are listening to me, particularly children. You are a heroine. For the simple fact of having survived the atomic bomb, when I give conferences people treat me like a teacher, but I have done nothing special and feel embarrassed by that treatment. Forgive me, you are a teacher of love, you took care of your parents, brothers, husband, mother-in-law, brothers-in-law... We ought to take care of each other instead of destroying ourselves. I have suffered from stomach cancer, my health is delicate, but I think that I can still be useful to people.
Peace memorial parks and museums This is the name given to the parks and museums constructed in the cities of Hiroshima and Nagasaki to commemorate the events that took place after the bombing with nuclear artefacts. In each one, we can contemplate the harsh reality of the havoc wreaked by the atomic bombs, through a wide range of graphic and audiovisual material that shows the events that changed the course of the war and marked the beginning of the Atomic Age.
Hiroshima Hiroshima Peace Memorial Museum
Address 1-2 Nakajima-cho, Naka-ku, Hiroshima 7300811, Japan. Access map How to arrive From Hiroshima station, take either tram “2” or “6” to the Genbaku-domu mae stop, some metres from the museum entrance.
the places in the world that everyone should visit at least once in their lifetime. Its rooms are mainly focused on the events in Hiroshima after the fateful date the first atomic bomb was dropped, August 6th 1945. The museum consists of two buildings. In the so-called east building, models and photographs are exhibited that help the visitor to understand the history of the city before and after the bombing. It also shows, in a very clear manner, the current situation of the nuclear arsenal of various countries and the activities that are being carried out in Hiroshima to promote peace. In the west building, belongings of the victims and other materials that clearly demonstrate the devastating effects of the atomic bomb are exhibited. Ground zero
Address 1-5-25 Ote-machi, Naka-ku, Hiroshima 7300051, Japan. Access map How to arrive Just a few minutes from the Atomic Bomb Dome.
Opening hours From 8.30 to 18.00. During the month of August from 8.30 to 19.00. From December to February from 8.30 to 17.00. Closed from December 29th to January 1st. The museum is being deeply renovated, therefore this building will be closed until Spring 2016. Then, the west building will be closed until Spring 2018.
Comment The explosions of the atomic bombs in Hiroshima and Nagasaki were produced at a height of several hundred metres. The point on the land that is vertically underneath the detonation in the air of a nuclear artefact, such as in these two Japanese towns, is technically called the hypocentre and, from the experiments in the Manhattan Project discussed in this article, it is also called ground zero.
Comment The Hiroshima Peace Memorial Museum, inaugurated in 1955 under the project of the architect Kenzo Tange (1913-2005), is one of
It should be highlighted that when speaking of earthquakes, hypocentre is the place underground where the earthquake is generated, whereas the point on the surface
Website
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vertically above it is known as the epicentre. This is to say, in the case of seismic movements, the hypocentre is found underground. However, when speaking of nuclear explosions, given that it is produced in the air, the hypocentre is found on ground level. This apparent contradiction between both settings, earthquakes and nuclear explosions, can sometimes lead to a certain confusion. In this article we use hypocentre to refer to the ground zeros in both cities, i.e. a point on ground level and vertically underneath the explosion of the atomic artefact. The Hiroshima bomb detonated at a height of almost six hundred metres, precisely vertically above the Shima Hospital, the exact hypocentre of the nuclear explosion. The building was completely destroyed and the eighty people that were inside it died instantly. Coincidentally, the hospital director and a nurse were saved as they had been transferred to a different clinic outside the city on the previous day. The Shima hospital opened again in the same location in the year 1948. Currently, the clinic is directed by the grandson of its founder and a commemorative plaque has been placed near its entrance. Hiroshima Peace Memorial Park
Address 1-2 Nakajima-cho, Naka-ku, Hiroshima 7300811, Japan. Access map How to arrive From Hiroshima station, take either tram “2” or “6” to the Genbaku-domu mae stop, some metres from the museum entrance. Comment The Hiroshima Peace Memorial Park was commissioned to the architect Kenzo Tange (1913 - 2005) in 1949, which was to include
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a commemorative museum and cenotaph. The configuration and design of the complex was design to frame, appropriately and from afar, the view of the only building located close to ground zero that was not totally destroyed, the so called Atomic Bomb Dome. The museum and both monuments were inaugurated in 1955, but since then new elements have been incorporated to the park that recall the consequences of the bombing of the city. Every year, on August 6th at 08:15, the time of the atomic detonation, a multitudinous ceremony is celebrated in the park and several minutes of silence are kept in memory of the victims. The museum and the following monuments can be visited in the park complex. Cenotaph for the victims of the atomic bomb
Located in the centre of the park, the cenotaph is formed of an arch in a parabolic shape that covers a block of granite with the inscription “Rest in peace, as the mistake will never be repeated”. Inside it there is a list of the victims of the atomic bomb, which continues to be updated with every bomb survivor that passes away. The number of victims listed in 2014 was 292,325 people. Flame of Peace
The Flame of Peace is a simple pedestal, also designed by the architect Kenzo Tange, which is located in front of the cenotaph on the other side of the lake which separates them. Its shape recalls two upturned open hands, holding a flame with a symbolic value that is different to the other monuments in the park. Lit in 1964, the flame will not be put out until nuclear weapons completely disappear off the face of the Earth.
Atomic Bomb Dome
The Atomic Bomb Dome was the only building near to the ground zero, one hundred and seventy metres away, that remained partially standing after the bombing. None of the thirty employees that were working inside it survived the explosion. Of its brick, stone and cement walls only a few survived the atomic detonation, while the ceiling, roof and windows completely disappeared, leaving only the metallic skeleton of the main dome, the element that provided the name which has been applied to all of the structure since then: the Atomic Bomb Dome. The original building was constructed in the year 1915 for the Hiroshima Prefectural Commercial Exhibition, with the project of the Czech architect Jan Letzel. Later, its use and name changed several times, although it was always related to commercial and industrial activities in the region of Hiroshima. Children’s Peace Monument
One of the most well-known and visited monuments in the park is that which was placed in 1958 in memory of the little girl Sadako Sasaki. Sadako was only two years old when the atomic bomb hit Hiroshima. As a consequence of the radiation, in 1954 she was diagnosed with leukaemia and was admitted to hospital. In August 1955, ten years after the nuclear explosion, she was visited in her room by her best friend, who gave her a crane that she created herself, folding a piece of golden paper in front of Sadako. An ancient popular Japanese belief states that if a person can make 1000 origami in the shape of a crane, they can wish for one desire that will be granted. This tradition is called senbazaru, the origin of which goes back to the Taoist legends that considered
that the crane was a symbol of immortality. Even today, in Japan paper cranes are gifted to babies and newly-weds as a blessing for longevity, or to a sick person in order to wish for their quick recovery. From that day, Sadako began to make figures of cranes with all of the pieces of paper she could get in the hospital and those that her friend brought when she came to visit. Her goal was to achieve the thousand cranes mentioned in the tradition. Sadako died on October 25th 1955, when she had managed to make over 1300. However, the rumour was extended that she had only made 644, so her classmates decided to make thousands of paper cranes in her honour, and to organise a collection to raise a monument to their fellow student and friend. The monument to Sadako was inaugurated on May 5th 1958 and consists of three sculptures created by Kazuo Kikuchi (19081985) and a base with the shape of a lean dome designed by Kiuoshi Ikebe (19201979). Sadako’s statue, placed on this pedestal, seems to hold a crane with its wings spread out in her open arms, about to take flight. At the middle height, two images of a boy and a girl symbolise the future. Under the vault a golden crane hangs, like the one given to Sadako by her friend, which jingles in the wind, just like those small Japanese chimes called furin. The monument is known as the Tower of the thousand cranes. On the ground, the following inscription can be read on a shiny stone monolith:
Kore wa bokura no sakebi desu. Kore wa watashitachi no inori desu. Sekai ni heiwa o kizuku tame no. This is our cry. This is our prayer. Let’s build peace in the world.
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Nagasaki Nagasaki Atomic Bomb Museum
Address 7-8 Hirano-machi, Nagasaki 852-8117, Japan. Access map How to arrive From Nagasaki station, take either tram “1” or “3” to the Hamaguchi-machi stop, some metres from the museum entrance. It takes less than ten minutes by taxi. Website Opening hours From September to April, 08:30 to 17:30. From August 7th to 9th, until 20:00. Rest of the year, 08:30 to 18:30. Closed December 29th to 31st. Comment Like its sister institute in Hiroshima, the Nagasaki Museum shows the devastating effects produced by the atomic bomb on August 9th 1945, three days after the former. Documents, photos, films and objects of all types are silent testimonies of the events. The current museum building was constructed in 1996, on the fiftieth anniversary of the launch of the atomic bomb on the city, in order to replaced the Nagasaki International Culture Hall, inaugurated in 1955 and which had, until then, housed documents and objects related to the atomic explosion. The permanent exhibition of the museum includes four areas. In the first one, through objects and images from the time, the life and habits of the inhabitants of the city before the atomic catastrophe are shown. The second offers views of the city after the explosion. There is a notable model of how the city looked after the detonation,
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as well as a series of documentaries about the nuclear artefact. The two last areas address issues related to the nuclear war and a world without atomic weapons. Next to the museum we can find the National Peace Memorial Hall for the Atomic Bomb Victims, inaugurated in the year 2003 with the intention of gathering all types of documents and files related to the Nagasaki atomic bomb, many of which were donated by private individuals, and also of becoming a place for remembering all of the victims of the nuclear explosion. A year prior, in 2002, its sister institute in Hiroshima opened its doors. A five minute walk from the museum we can find the monolith that marks the hypocentre of the atomic explosion, and from there, another few minutes away we can find the Peace Park. Ground zero
Address 5 Matsuyama-machi, Nagasaki 852-818, Japan. Access map How to arrive Ground zero, or the hypocentre, is found halfway between the Atomic Bomb Museum and the Peace Park, a five minute walk from both. From the Matsuyama-machi tram stop, it is somewhat closer. Street View Comment On August 9th 1945, the Nagasaki atomic bomb exploded about five hundred metres above Matsuyama-machi. From that date and until today, Japan is the only country on the planet to have been bombed by a nuclear artefact, and twice. At the time of detonation, it is estimated that the temperature on the
ground surpassed 3,500 degrees Celsius. Currently, at ground zero in Nagasaki there is a sombre monolith of shiny black granite that commemorates that fateful moment. Next to this monument, part of the remains of a brick wall and a stone arch from the old Urakami cathedral have been preserved, which has now been reconstructed not far from there. Nagasaki Peace Memorial Park
Address 2400-3 Matsuyama-machi, Nagasaki 8528118, Japan.
lotus position, while the other is extended as if he were to stand up. His right hand points upwards, reminding us of where the atomic bomb came from, while the left hand is horizontally extended with the palm facing downward, a symbol of peace. Every August 9th, in front of this monument there is a multitudinous ceremony where a message of peace is launched to the world. Urakami Church (17) (17) Address 1-79 Moto-o-machi, Nagasaki 852-8112, Japan.
Access map
Access map
How to arrive A five minute walk from the Matsuyamamachi tram stop and the same distance from the monolith at ground zero.
How to arrive A fifteen minute walk from the Matsuyamamachi tram stop and ten minutes from the Peace Park.
Street View
Comment Nagasaki was the city where Catholicism took deepest root, introduced to Japan through Jesuits and Franciscans in the 16th century. When the country opened its borders to the world in 1986, the foreigners that settled in the city constructed, as well as their homes, Christian churches. The Cathedral of Saint Mary, better known as Urakami Cathedral, began construction in 1895 and the work progressed little by little until 1915, when it was consecrated.
Comment The Nagasaki Peace Memorial Park is located a ten minute walk from the Atomic Bomb Museum and five minutes from the monolith at ground zero. Access is through escalators that arrive in front of a circular fountain that marks the beginning of the cobbled path that crosses the entire enclosure until reaching an esplanade with a large statue. Constructed in 1969, the lake and jets recall the arduous search for water by the burned victims of the nuclear explosion. The pathway that crosses the park, flanked by diverse monuments donated by various countries to the city of Nagasaki, leads to an esplanade where a large image receives the walkers. It is known as the statue of Peace, created in 1955 by the artist from Nagasaki, Seibo Kitamura (1884-1987). It is a bronze sculpture, about ten metres in height, that shows a man sitting with a crossed leg in the
The hypocentre of the Nagasaki atomic bomb was very close to the church, which caused its total collapse. Only part of one corner of the walls stayed standing. At the time of the explosion, several priests and parishioners were inside the church working on the preparations for the festival of the Assumption of Mary which was celebrated on August 15th. The few objects that were not completely destroyed are kept in a small museum next to the new cathedral,
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constructed in 1959 nearby. In 1980, remodelling work was carried out to recover part of the original aspect that had been lost.
Chronology When different information sources are compared in order to discover the exact date of a certain historic event, it can happen that some indicate that one same event took place on two different and consecutive days. Despite this, it is very possible that all of the texts consulted are correct. The origin of this discrepancy may lie in the fact that different time zones were used as a reference. It is sufficient to know between London and Los Angeles there is a time difference of eight hours, and between that American city and Tokyo, sixteen, in order to understand how this can happen. One example of this is the date of the bombing of Pearl Harbour, which according to Hawaii time happened at 07:53 on December 7th 1941, but according to Japan time occurred at 03:23 on December 8th. Given the importance of this event, many texts indicate both dates, but this does not tend to happen on other occasions. 1896 May 1896 - Becquerel discovers that uranium emits invisible radiations. 1911 May 1911 - Rutherford formulates his atom model consisting of a nucleus and electrons. 1925 April 1925 - Pauli states the principle of exclusion in order to explain the atom structure.
induced by neutron bombardment. 1938 December 1938 - Hahn and Strassmann discover nuclear fission. 1939 January 26th 1939 - Szilรกrd and Fermi countersign the discovery by Hahn and Strassmann. August 2nd 1939 - Szilรกrd, Teller and Einstein write a letter addressed to President Roosevelt. September 1939 - Germany invades Poland. Start of the Second World War. 1940 March 1940 - Frisch and Peierls write their memorandum. April 10th 1940 - The Maud Committee is created in England. 1941 July 15th 1941 - Chadwick signs the last Maud report. October 9th 1941 - Bush delivers the Maud report to Roosevelt. December 7th 1941 - Japanese attack on Pearl Harbour. The United States of America declare war on Japan. December 11th 1941 - The United States of America declare war on Germany and Italy. December 18th 1941 - The S-1 Uranium Committee is created, directed by Bush.
1932 January 1932 - Chadwick discovers the neutron.
1942 January 19th 1942 - Roosevelt authorises the construction of the atomic bomb.
1934 March 1934 - Fermi discovers radioactivity
August 13th 1942 - The Manhattan Project is created.
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September 17th 1942 - General Groves is designated as director of the Manhattan Project. October 15th 1942 - Groves names Oppenheimer as scientific director of the Manhattan Project. November 25th 1942 - Land is purchased in Los Alamos fr the central laboratory of the Manhattan Project. December 2nd 1942 - The first nuclear chain reaction is generated in the Chicago nuclear reactor. 1943 February 18th 1943 - In Oak Ridge, construction begins on the Y-12 plant for uranium enrichment through the electromagnetic system. June 2nd 1943 - In Oak Ridge, construction begins on the Y-25 plant for uranium enrichment through gaseous diffusion. October 10th 1943 - In Hanford, construction begins on the 105-B reactor for the production of plutonium. August 19th 1943 - Churchill and Roosevelt sign an agreement in Quebec to collaborate on the manufacture of an atomic weapon.
July 20th 1944 - Oppenheimer reorganises the Los Alamos laboratory. 1945 February 3rd 1945 - The Hanford plant supplies Los Alamos with sufficient quantity of plutonium. February 4th 1945 - Roosevelt, Churchill and Stalin meet at the Yalta Conference. March 12th 1945 - The Oak Ridge plant began to produce uranium for Los Alamos. April 27th 1945 - A US military committee selected seventeen Japanese cities as targets for the atomic bomb. May 7th 1945 - Germany surrendered. May 7th 1945 - A trial is carried out in Alamo Gordo before the Trinity atomic test. May 28th 1945 - The military committee reduced the atomic targets to Hiroshima and Kokura, with Nagasaki as an alternative. June 10th 1945 - The B-29 bombers and their crews arrive in the Mariana Islands. July 16th 1945 - The Trinity atomic test is successfully carried out in Alamo Gordo.
November 30th 1943 - The infrastructure works in the Los Alamos complex are completed.
July 16th 1945 - The cruiser, Indianapolis, sets off from San Francisco to Tinian, carrying two atomic bombs.
December 3rd 1943 - A British scientific delegation arrives in the United States.
July 17th 1945 - Truman, Attlee and Stalin meet at the Potsdam Conference.
1944 January 1944 - Canada begins to supply heavy water for the Manhattan Project.
July 26th 1945 - The cruiser Indianapolis reaches Tinian with two atomic bombs.
April – July 1944 - A series of technical problems are produced in the Los Alamos laboratory.
August 6th 1945 - At 02:45 (time in Tinian), the B-29 with the atomic bomb Little Boy takes off from Tinian with the destination of Hiroshima.
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August 6th 1945 - At 08:16 (Japan time), the atomic bomb Little Boy exploded in Hiroshima.
María Rosa Eyre: Photographs
August 6th 1945 - At 14:58 (Tinian time), the B-29 landed in the Tinian base.
Laura Daly: English translation
August 6th 1945 - At 03:49 (Tinian time), a B-29 with the atomic bomb Fat Man took off from Tinian with the destination of Kokura, but poor visibility forced the pilot to move to Nagasaki, the anticipated alternative. August 9th 1945 - At 11:01 (Japan time), after a long delay, the B-29 dropped the Fat Man atomic bomb on Nagasaki. August 9th 1945 - The B-29, with very little fuel, had to land in Okinawa, instead of in Tinian. August 15th 1945 - The emperor communicated Japan’s defeat through a radio message. September 2nd 1945 - Signature of Japan’s surrender. August 6th 1955 - Inauguration of the Hiroshima Peace Memorial Museum. August 9th 1955 - Inauguration of the Nagasaki International Culture Hall, predecessor of the current Museum of the Atomic Bomb in Nagasaki, inaugurated in April 1966.
Credits Mediatres Estudio: Original idea, design and digital edition
Ima Sanchís: Interview
Contributors: We would like to give special thanks for their impartial contribution to this project to: Michiko Tsuboi: Degree in Hispanic Philology from the Seirei Junior College of Nagoya. Her first contact with our country was over 30 years ago, through a vinyl of Pau Casals. Since then, she has felt attracted to our culture and traditions. Núria Colera: Higher Technician in Secretarial Management with great fascination for the Asian culture. Constantly learning the Japanese language and traditions in order to better understand the society of the Rising Sun. Shoko Yamamoto: Degree in Spanish Philology from the University of Tokyo. Official travel guide of Japan F.G. Coordinator of the presence and activities of Business Organisations in Japan. Translator of publications. Hiroshima Peace Memorial Museum and Nagasaki Atomic Bomb Museum: For their collaboration with this book, through the authorization of photographs from their historic archives. Supported by:
Berta Fernández Eyre: Cover design
Japan Foundation
elpulpo studio: Layout and composition
Japanese Embassy in Spain
Javier Vives: Texts
Casa Asia
Ana Orenga: Editing
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Copyright
New York, Pamphleteer’s Press, 1998.
© 2015 of the texts, Javier Vives Rego
Groves, Leslie R, Now it Can Be Told: The Story of the Manhattan Project, New York, Da Capo Press, 1983, 1st ed. 1962.
© 2015 La Voz de una testigo, Ima Sanchís © 2015 of the Edition, Mediatres Estudio, S.L. © OpenStreetMap Contributors. Maps on pages 62, 64, 66, 78, 80, 82 and 84 © Hiroshima Peace Memorial Museum. Images on pages 36, 40, 65 and 88 © U.S. Army / Hiroshima Peace Memorial Museum. Images on pages 40 and 65 © Nagasaki Atomic Bomb Museum. Images on pages 13 and 42 © Shigeo Hayashi / Nagasaki Atomic Bomb Museum. Images on page 46 © Seibo Kitamura / Artrights 1502. Image on page 83 © Maria Rosa Eyre Iglesias. Images on flyleaf, introduction page, title page, index, and pages 8, 16, 25, 38, 57, 58, 60, 63, 65, 67, 69, 71, 73, 75, 79, 81, 83, 85, 95, 97, 99, 101, 103
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Takaki, Ronald, Hiroshima: Why America Dropped the Atomic Bomb, Boston, Little, Brown & Company, 1996, 1st ed. 1995. The Committee for the Compilation of Materials on Damage Caused by the Atomic Bombs in Hiroshima and Nagasaki, Ishikawa, The Impact of the A-Bomb. Hiroshima and Nagasaki, 1945-1985, , Tokyo, Iwanami Shoten, 1985.
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On 6 August 1945, a lone plane flew over the city of Hiroshima in an apparent reconnaissance mission. It was 8:15AM ... a blinding flash like a thousand suns, followed by a startling explosion covered the city. Three days later without further news or warning about what happened in Hiroshima, the same type of aircraft flew over the city of Nagasaki ... It was 11:01AM. They were only two bombs, but with a final figure of 110.000 killed instantly and nearly 400.000 more in the following days, weeks and months due to the wounds and the radiation received. Never before, two war devices caused so much devastation and death. The bombings of Hiroshima and Nagasaki, set within the horrors of the Pacific War represented a turning point in the weaponry used until then by the armies at war. Before the first atomic strikes, mankind was unaware of their actual destruction capability, but certain secret tests had anticipated their dramatic effectiveness. However, the effects of the nuclear bombings exceeded the expected power of devastation. Nevertheless, the most immediate militar objective for their use was achieved: the end of war. These two bombs also represented the beginning of the use of the extraordinary powerful nuclear fission as the new aim of the world’s superpowers investigation efforts, giving birth to the most destructive arms’ race known to Man. Thousands of these new weapons, altogether capable of destroying our planet several times, were stored, and gave way to a new and even more frightening weapon: the fusion, or Hydrogen Bomb. Ironically, in fear of a massive atomic escalation in the military field the superpowers finally agreed to ban experimental detonations and to inspect and limit the mutual nuclear arsenals, favoring the use of nuclear energy for peaceful applications.
This book, written by Javier Vives Rego, and part of the collective work on Japan titled Japan, the archipelago of Culure, aims to pay homage to these two Japanese cities whose bombing ended a cruel war and their subsequent role in educating mankind about the enormous dangers of nuclear weapons. Through its pages readers will learn about the most significant historical events, as well as about the museums and parks of Peace of Hiroshima and Nagasaki. These buildings and monuments were erected as an invitation to friendship and harmony between human beings, and their facilities and installations will warn the visitors on the enormous risks of nuclear arsenals. Julián Fernández, editor
HIROSHIMA 06.08.1945
E
l 6 de agosto de 1945, un solitario avión sobrevolaba la ciudad de Hiroshima en una aparente misión de reconocimiento. Eran las 8:15… un fogonazo cegador como mil soles, seguido de una sobrecogedora explosión, cubrió la ciudad. Tres días más tarde y sin explicación a lo ocurrido en Hiroshima, la población de Nagasaki, recibía un vuelo similar… Eran las 11:01 de la mañana. Fueron solo dos bombas, pero con un resultado de 110.000 muertos al instante y casi 400.000 más con posterioridad, a causa de las heridas y la radiación recibida. Nunca antes, dos artefactos bélicos sembraron tanta muerte y desolación. Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, enmarcados en los múltiples horrores de la guerra del Pacífico, representaron un punto de inflexión en el armamento utilizado hasta ese momento por el ser humano en un conflicto bélico y aunque antes del lanzamiento de las bombas atómicas se desconocía su capacidad real de destrucción, las pruebas realizadas por los científicos ya habían anticipado su dramática eficacia. No obstante, los efectos de los bombardeos nucleares superaron la potencia de devastación prevista para estas nuevas armas, toda vez que se consiguió el objetivo más inmediato de su empleo: el fin de la guerra. Estas dos bombas también representaron el inicio del uso de la poderosísima energía nuclear de fisión como nuevo objetivo de producción militar de las grandes potencias, dando origen a la carrera armamentística más infernal jamás emprendida. Se almacenaron miles de estas nuevas armas, capaces de destruir el planeta varias veces, y se dio paso a una nueva bomba aún más temible: la de fusión, o de hidrógeno. Paradójicamente y por el temor a la escalada nuclear que se desató, las grandes potencias acordaron prohibir las detonaciones experimentales realizadas hasta la fecha y limitar los arsenales nucleares, derivando el uso de la energía nuclear a aplicaciones pacíficas. Este libro, escrito por Javier Vives Rego e integrado en la obra colectiva Japón, el archipiélago de la Cultura, pretende rendir tributo a estas dos ciudades japonesas cuyo bombardeo dio paso al fin a una cruel guerra, así como reconocer su posterior implicación en concienciar al resto de la humanidad de los enormes peligros de las armas nucleares. A través de sus páginas, el lector podrá conocer los hechos históricos más significativos, así como los museos y parques de la Paz de Hiroshima y Nagasaki. Estos edificios y monumentos fueron erigidos como una invitación a la concordia entre los seres humanos y por medio de su contenido e instalaciones se pretende llamar la atención del visitante sobre los enormes riesgos derivados de las armas nucleares y sus arsenales. Julián Fernández, editor
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