Renovemos el edificante legado de la Sagrada Familia SEMANARIO DE LUZ u SÉPTIMA ÉPOCA
u
Maracaibo, del 21 al 27 de diciembre de 2008
AÑO 6 / No. 345
RPPLUZ 2003/01/001
www.luz.edu.ve
En Navidad y durante todo el año
Navidad es tiempo de buenas nuevas y todos anhelamos recibirlas, en especial nuestros pequeños que esperan la llegada del Niño Dios. Es el cumpleaños del Cristo Rey y paradójicamente el festejado no recibe los regalos sino que los entrega sin reservas, porque el sentido más profundo de la Navidad, su verdadero valor, no es recibir sino compartir y si lo hacemos en familia el gozo se hace mayor. En este tiempo de Adviento tanto adultos como niños deben hacer un esfuerzo de cumplir metas muy puntuales: ser más cordiales, no decir mentiras ni improperios, ser más honestos, de querer más a la gente y tratarlos con más cariño, no negarles al menos una sonrisa. Esos deseos que se convierten en compromiso constituyen el mejor de los regalos para Dios, en especial el que nos compromete a amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos. En navidad, la concesión de amar se hace ilimitada y así debe ser todo el año porque sólo del amor nace la vida y gracias al amor la humanidad podrá librarse de una vida de miseria. Es propicia esta fecha para invitarlos a abrir sus corazones y sus hogares y reflexionar sobre la necesidad que tiene el pueblo de Venezuela de fomentar una mayor unión, fraternidad y amor durante el venidero año que se avizora difícil y de muchas vicisitudes para la humanidad. Las exigencias de los tiempos futuros nos alientan a ser más profundos y celosos en nuestras creencias para mantenernos firmes ante el cumplimiento de los principios de la cristiandad. Amémonos más y avivemos ese afecto en nuestras familias y semejantes. Dejemos a un lado las desavenencias y busquemos las coincidencias poniendo menos énfasis en nuestras ambiciones y mayor atención en el bien común. Acerquémonos más a nuestros hijos. No los dejemos solos y compartamos con ellos sus éxitos y desalientos para que ellos sepan transmitir esa solidaridad con sus semejantes. Intentemos en 2009 romper ese aislamiento que la sofisticación tecnológica nos ha impuesto a padres e hijos. Reduzcamos esas largas jornadas de horas frente al computador o una pantalla de televisión para convertirlas en tiempo de compartir en familia. Que sea esta una promesa de año nuevo que todos nos empeñemos en cumplir.
Fotos: Moraima Andrade/CNP 6552/Prensaluz
Espléndidamente, cada 25 de diciembre, la fiesta de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo llega para recordarnos la importancia de santificar nuestros hogares día a día con el cariño de un auténtico ambiente cristiano de entrega, solidaridad y amor por el prójimo. La gran familia universitaria suma deseos, voluntades y esperanzas para que en estas fiestas navideñas y de fin de año Venezuela se distinga inmensamente como un país de hogares unidos, solidarios y liberados de las penas del antagonismo, del egoísmo materialista y la hostilidad política. La familia es el bien más valioso de la humanidad. Es así como el domingo siguiente a la conmemoración del nacimiento de nuestro Señor, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia para renovar en los hogares la sencilla doctrina de vida que guió los primeros años de existencia del Mesías y que lo prepararon, con infinito amor y fe, a asumir la dura tarea de redimir a la humanidad con su pasión, muerte y resurrección. En esta edición especial de Navidad y con la guía espiritual del presbítero Ovidio Duarte, párroco de la Iglesia Padre Claret, en Maracaibo, ahondaremos en las valiosas enseñanzas que la Sagrada Familia nos ha legado y que destacan con extraordinaria pureza durante las fiestas navideñas. La sabiduría y el ejemplo de vida de San José, la Virgen y el Niño contrastan en un mundo de afanes personalistas que ha dejado a un lado los valores de la cristiandad, en especial el nuevo mandamiento que nos dejó Jesús: amaos los unos a los otros. El milagro de la navidad es precisamente el prodigio de la entrega, de hacer a otros felices y compartir esa dicha con los semejantes. Por ventura, los milagros reales, esos que nos sorprenden por la capacidad de sacrificio y abnegación que tienen algunas personas, se siguen manifestando en nuestros tiempos y en todas partes. No obstante esos milagros de amor no logran borrar ni anteponerse a la ola de consumismo frenético, individualismo y egoísmo que estremece al mundo entero y que avanza como una carga de indiferencia que hace cada vez más insensible a la humanidad y la aleja de los valores fundamentales de la doctrina cristina como la piedad y el amor por el prójimo. En Navidad también el consumismo eleva su grosera presencia y distorsiona ese principio de compartir con una retahíla de contradicciones. No se regala por amor sino por compromiso. Las familias discuten para decidir en dónde y con quién pasar estos días de regocijo y lejos de compartir participan en una suerte de contienda desmedida que impone el con-
Les deseamos lo mejor para estas fiestas . Que en navidad todos reciban un regalo invaluable: el amor que sólo se vive en familia. sumo y la envidia. Inclusive hasta el menú navideño es centro de diatribas. Pero ese “lado oscuro” de la Navidad tristemente está en los celebrantes y es ajeno al sentido más puro de las fiestas de
la Natividad. Al contrario, la Navidad exige que saquemos lo mejor de nosotros. Una buena fiesta requiere esfuerzo, esmero y dedicación pero sobre todo mucho amor.
Oración de Navidad
Padre, celebramos la Navidad, El día en que tu Hijo, por amor a nosotros, se hizo hombre y nació de una mujer, la Virgen María. Ese Niño nos reúne, alrededor de la mesa que vamos a compartir llenos de alegría, de esperanza, de amor y de paz, porque Él nos hace sentir más que nunca, familia. Por eso te pedimos que nos bendigas y bendigas el pan que tu Amor nos ofrece. Y te pedimos por aquellos que no tiene pan, que no tienen casa, que no tienen trabajo,
por aquellos que no tienen familia, que no tienen paz, porque les faltas Tú. Te rogamos porque renueves nuestros corazones y nos brindes tu paz… Nos fortalezcas para que nuestra unidad sea indestructible… Que nos permitas tener cerca de nuestro corazón a nuestros amigos y familiares ausentes… Para que nos impulses como Iglesia, a renovar nuestra patria a través del matrimonio y la familia…
Te bendecimos, Señor! Amén.
Necesitamos en esta celebración entregar nuestros mejores presentes como un acto gratificante y no como una obligación agobiante, de trámites y sobre todo de dinero malgastado.
Comisión Reestructura de la Dirección General de Comunicación de LUZ
Ruego a la Virgen
Por mediación de María, tu Madre y nuestra Madre, te rogamos que el corazón de cada venezolano sea un humilde pesebre, donde Jesús pueda nacer. Y así, superando todo lo que nos divide, seamos capaces de construir una patria de hermanos.