ARCHIVO GENERAL DEL PODER EJECUTIVO DEL ESTADO DE OAXACA
TESTIMONIOS DOCUMENTALES DEL ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO “PELEAS DE GALLOS: ¿LEGALES O ILEGALES?” Stella Camargo "Primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales." Hugo, Víctor (1802-1885) Escritor, poeta, dramaturgo, político y dibujante francés.
Licencias concedidas para establecer palenques de “Gallos” Legajo 1, Expediente 22, con 99ff del año 1910 Fuente: Archivo General del Poder Ejecutivo para el Estado
La figura del gallo está llena de simbolismo para muchas culturas entre ellas la católica que la retomó de creencias paganas. Está presente en los techos como veleta, anuncia la llegada del nuevo día en lo más profundo de la noche y de ahí que su función simbólica sea el despertarnos. Es una figura muy repetida en la heráldica. Es el animal nacional de Francia. El gallo presenta una postura erguida, orgullosa, sacando el pecho, está siempre atento, es el que canta al alba. Cuando lucha, lo hace hasta vencer o morir. También ha estado presente en las artes, pintado por Picasso y Miró, entre otros. José Martí en las cartas a su madre cuando aún no tenía 10 años, le escribe del gallo fino que le regalaron: “es muy bonito y papá lo cuida mucho, ahora papi anda buscando quien le corte la cresta y me lo arregle para pelearlo este año, y dice que es un gallo que vale más de dos onzas.” Juan Rulfo escribió en 1958 “El gallo de oro” que fue publicada en 1980. Esta novela gira en torno a las llamadas peleas o riñas de gallos, que son consideradas como una expresión de la cultura popular mexicana y parte de su identidad; como en la mayoría de los países latinoamericanos en donde es uno de los juegos más arraigados. La palabra “gallo” simboliza sexualidad y belicosidad, en el habla popular es sinónimo de bravura, valentía, audacia y liderazgo, se dice por ejemplo “parece gallo fino” o “ese es mi gallo”.
Fue el mismo Hernán Cortés quien trajo los gallos finos a México, y gracias a su afición puso el primer criadero. Aunque los juegos de azar, eran considerados por las autoridades de España como males sociales intolerables, fueron traídos a América como muchas otras de sus tradiciones, una vez aquí, los indígenas y los esclavos negros se aficionaron a ellos hasta llegar a ser parte de sus costumbres, sobre todo en momentos de ocio, de adversidad o de alegría. Los juegos también estaban presentes en los grandes festejos de la plaza mayor tales como los días santos, las festividades religiosas y las fiestas reales, en donde había diversión con corridas de toros, riñas de gallos, y por supuesto, los juegos de azar clandestinos. Todas estas celebraciones eran motivo para exaltar las emociones. Con los juegos presentes ahí, no se supo distinguir el límite entre lo sacro y lo profano, la festividad, fue perdiendo su sentido y expresión original y se amalgamó con las manifestaciones paganas. archivohistorico@oaxaca.gob.mx www.archivohistorico.oaxaca.gob.mx