Libro los grandes caciques de la pampa

Page 56

situación. Calfucurá se pone del lado de Urquiza por dos razones muy convincentes: 1 9 ) porque es el vencedor 2 9 ) porque la enemistad con Buenos Aires, jauja de los malones, significa una inagotable renta en vacas y caballos. En cualquier caso, el veintenio transcurrido entre 1858-1872 representa para Calfucurá el auge de su éxito y poderío, y para Buenos Aires el nadir de su desgracia y su bochorno. Y desde luego que tal vez sea menos de admirar el talento batallador de Calfucura que la casi infalible inepcia de la administración y de los generales porteños. A dos meses escasos de Caseros, en abril de 1852, el señor de Salinas Grandes puso Sitio a Bahía Blanca, saqueó los negocios rurales y se retiró llevando unas cuarenta mil cabezas equinas y vacunas y algunas de ganado humano. Mitre, entonces ministro de Gobierno, dijo por la prensa que visto que el araucano no se humedecía ni ablandaba con el agua del bautismo (en verdad araucano y cristianismo se excluían como la humedad y el fósforo) se imponía en la discusión "el argumento acerado de la espada". Como para obligarlo al diálogo, Calfucurá vuelve a las andadas, esta vez sobre los campos de Tres Arroyos y Loberías, y en combinación con los ranqueles, haciendo de las suyas en cuanto a saqueos, hemorragias y cautivos y retirándose con una vanguardia de 130.000 vaquitas (R. A. Allende, La frontera y la campaña del Estado de Buenos Aires), Buenos Aires echa mano de toda su indignación y sus recursos y organiza al fin un ejército destinado a escarmentar de una vez por todas a la langosta de las vacas porteñas. A la creación de la Guardia Nacional 56


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.