Continuidad y Cambio, año 11, N° 156, 44P, julio 2022

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Continuidad y Cambio Año 11 Número 156 Julio 2022

Ni enemigo, ni aliado de Maduro Órgano divulgativo del Movimiento De Frente con Venezuela Dirección editorial: Luis Fuenmayor Toro


En este número: ¿Comparten los hijos las culpas de sus padres? Luis Fuenmayor Toro Los retos del vivir sabroso Douglas Zabala ¡Qué tristeza y dolor! Un país donde abundan ladrones y mentirosos, ¡Ética! ¿Qué es eso (II)? Higinio Jesús Esparis Venezuela en cifras José Lombardi Lo que nos van explicando sobre la guerra Rafael Poch La extraña admiración del general Gómez por la universidad andina Jesús Rondón Nucete Aquí está pasando algo Ángel Guerra Yánez Una opinión dilemática: ¿Mejoramos o fantaseamos? Ángel Guerra Yánez Los sicarios de twitterlandia Víctor Álvarez Compás de espera Andrés Hoyos Humor amargo La justicia en Bolivia Mortalidad infantil. Venezuela versus Argentina Papel de EEUU en golpes de estado contemporáneos en América Latina Premios “Lorenzo Mendoza Fleury” de la Fundación Polar, edición 20, junio 2022

¿Comparten los hijos las culpas de sus padres? Luis Fuenmayor Toro Profesor Titular de la UCV

Desde la época de los griegos, para no salirme del hemisferio al que pertenezco, es meridianamente claro que a los hijos no se les puede hacer responsables de las malas prácticas de sus progenitores. De esa misma manera, se estipulaba en la República romana. Pareciera simple y meridianamente claro, que un niño, un adolescente o un adulto joven, no pueden ser culpable de los desaguisados de sus padres. Creo que hasta existen disposiciones religiosas en este sentido. Pero en Venezuela, la intensa polarización y el odio generado por la misma ha llevado a que gente sensata, y además muy católica, reaccione en forma absurda y desmedida contra, por ejemplo, Rosinés Chávez Rodríguez, última hija del comandante eterno ya fallecido, por haber estudiado en Francia y haber culminado exitosamente sus estudios. Y lo de Rosinés es simplemente un ejemplo, pues lo mismo ha ocurrido en sentido general con los hijos de otros líderes de la “revolución” chavecista. Los hijos, por mucho tiempo, ni siquiera conocen las actividades regulares de sus padres, y mientras sean menores de edad e incluso mientras no alcancen la independencia económico-familiar, o un desarrollo intelectual que les permita tener una visión propia de los hechos, no

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están en capacidad ni posibilidad de objetar las conductas paternas. Y mucho menos cuando en el juicio de estas conductas, la política influye en forma predominante, colocando la ética y la moral a su servicio, lo que hace que las acusaciones que van y vienen no tengan la credibilidad suficiente, ni carácter probatorio ninguno. A todo lo anterior se suma el amor que une a padres e hijos, que influye inclusive en los hijos mayores de edad e independientes del núcleo familiar, quienes pueden no ver lo que es evidente o inclusive rechazarlo como una agresión injustificada hacia quienes les dieron la vida y les deben la crianza. Si estos lazos están presentes también en el caso de yernos y nueras, por ser parejas de los hijos y progenitores de los nietos, mucho más estrechos son entre padres e hijos. Relación además que no es unidireccional, por lo que tampoco se puede hacer responsables a los padres de lo que hagan sus hijos. Es muy común ver a una madre, no sólo llorando ante la detención policial o condena judicial de un hijo, no digamos en caso de muerte, sino defendiéndolo a capa y espada contra viento y marea, pues el vínculo amoroso maternal es infinitamente más grande que cualquier evidencia concreta o razonamiento alguno. La civilización ha avanzado mucho, pero aún no ha logrado borrar este tipo de nexos y dependencias, y yo diría que afortunadamente no lo ha hecho, aunque tengo mis dudas de que será así por los siglos de los siglos. Tampoco se puede plantear seriamente, que el beneficiario indirecto del dinero supuestamente mal habido, una vez llegado a la adultez y enterado de las actividades delictivas de uno o ambos progenitores, decidiera devolver el dinero que posea en ese momento por considerar impropia su tenencia. Sería como pedirle a Rosinés, para seguir con el mismo ejemplo inicial, que se dirigiera a la universidad donde se graduó para que la despojaran del título recibido, pues fue dinero supuestamente mal habido el que financió sus estudios. Otra cosa muy distinta es que el hijo de algún corrupto o delincuente de cualquier tipo, en su madurez y por decisión propia asuma asociarse con las actividades delictivas de sus padres, en cuyo caso será responsable, pero no por los delitos previos de estos ni por ser su hijo, sino por ser cómplice de las actividades delictivas a partir de ese momento. Lo dicho es válido, además, para los hijos de los opositores más despiadados, muchos de ellos señalados de apropiación indebida de recursos ajenos y con residencia en el exterior, donde viven supuestamente a cuerpo de rey, junto con sus familias, dentro de ellas sus hijos.

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Los retos del vivir sabroso Douglas Zabala Abogado

Durante su campaña, el hoy electo presidente de la república colombiana, Gustavo Petro, referenció a La Constituyente de 1991 como el mayor éxito electoral y moral del Movimiento Político donde él había militado; y aunque Navarro Wolff, fundador del M19 y uno de los presidentes de aquella Constituyente, señalara que Petro no había sido miembro de ella, él la reivindica porque su plataforma de gobierno está soportada en el texto constitucional aprobada ese año por el órgano constituyente. Revisando el programa de gobierno presentado por Petro, encontramos el compromiso fundamental de este candidato para con sus nacionales y quizás uno de los retos que hizo posible enganchar a su electorado: “Haremos realidad la constitución del 91 por fuera del negocio. Dejaremos de ser una de las sociedades más desiguales del mundo, garantizando los derechos fundamentales consagrados en la constitución del 91 y en la jurisprudencia constitucional con la participación efectiva de todas las diversidades de la nación”. Hacer realidad la Constitución del 91 para un país como Colombia no es poca cosa, y por ello este victorioso candidato, en su campaña prometió hacer cumplir su Artículos 11 y 12 que expresan: “El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte.


Nadie será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”. Por décadas los sectores populares han sido víctimas calamitosas de la violencia estatal, paramilitar y guerrillera. Pacificar al país debe ser otro de los retos del nuevo gobierno. En su programa de gobierno Petro convenció a su electorado al ofrecer: “Frente a la política de la muerte, nos proponemos establecer los fundamentos para una sociedad verdaderamente democrática, capaz de defender la vida en todas sus formas y colores. Una democracia multicolor significa el respeto por la vida, sentando las bases para una sociedad más diversa, equitativa que entra por fin en una era de paz”. Podrá Petro cumplir ese reto, desarmando a los “Grupos multicrimenes” tal como él los ha calificado. Apostamos a que así será. El texto constitucional vigente en Colombia en su Artículo 79 establece: “…Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines”. Si en algo ha sido reiterativo Petro es en gobernar aplicando a todo trance la Constitución. Por ello aferrado a este artículo 79 y a todos los que están incorporado en el Capítulo 3 de los derechos colectivos y del ambiente, en su programa de gobierno ha propuesto como reto fundamental, marchar hacia una sociedad movida por el sol, el viento y el agua. En consecuencia, con ese mandato constitucional, quienes asumirán el mando en agosto han señalado: “Haremos que Colombia transite de una matriz energética primaria, predominantemente fósil, dependiente económicamente del carbón y del petróleo, hacia una diversificada, basada en nuestras potencialidades de energías renovables, las cuales son las mejores fuentes energéticas para enfrentar el cambio climático y fortalecer las capacidades del país para la economía productiva”. En su programa de gobierno Petro se ha propuesto el reto de que una vez asumido el poder emprenderá: “La lucha por la dignificación y el respeto de los derechos los más de 6 millones de colombianos en el mundo, la garantía de derechos a la población migrante en Colombia sin xenofobia ni discriminación y la consolidación de la paz en el continente americano. La unidad de los pueblos del sur de América, y el restablecimiento del Pacto Andino y del Caribe serán nuestra prioridad”. Entre todos los retos propuestos por Gustavo Petro; y sin incurrir en las díscolas comparaciones, el reto que jamás debería acometer Petro, es copiar el desastroso gobierno de Nicolás Maduro. Colombia se merece vivir sabroso como dice la vicepresidenta Francia Márquez, y no como hoy lo hacen los venezolanos en el interior de la república y quienes, como yo, hoy estamos en Colombia y otras tierras, pero con el corazón y la mente en Venezuela.

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¡Qué tristeza y dolor! Un país donde abundan ladrones y mentirosos. ¡Ética! ¿Qué es eso? (II) Higinio Jesús Esparis Ing. Mecánico (UCV). M. Sc.

De la película: COMETAS EN EL CIELO. “Sólo existe un pecado, sólo uno. Y es el robo. Cualquier otro pecado es una variante del robo. Cuando matas a un hombre, le robas la vida, robas marido a una esposa y el padre a unos hijos. Cuando mientes, le robas al otro el derecho a la verdad. Cuando engañas, robas el derecho a la equidad.” “El culto del Estado es el culto de la fuerza. No hay amenaza más peligrosa para la civilización que un gobierno de incompetentes, corruptos u hombres viles. Los peores males que la humanidad haya tenido que soportar fueron infligidos por los malos gobiernos.” Ludwig heinrich edler von mises

El título de este artículo no es exagerado o tremendista; no solamente existe un país de ladrones, mentirosos, especuladores…si no que existen unos cuantos países con


grados más altos o medianos de estos males. Con razón, al escritor italiano Ítalo Calvino se le ocurrió escribir una fábula titulada: “La Oveja Negra”. Como introducción a este escrito, los invito a leer un resumen de este corto, pero ilustrativo cuento. Cuenta Calvino que había un pueblo [léase país] donde todos eran ladrones. En la noche cada habitante salía con la ganzúa y la linterna, e iba a desvalijar la casa de un vecino. Volvía al alba y encontraba su casa desvalijada. Y así todos vivían en amistad y sin lastimarse, ya que uno robaba al otro, y este a otro hasta que llegaba a un último que robaba al primero. El comercio en aquel pueblo se practicaba solo bajo la forma de estafa por parte de quien vendía y por parte de quien compraba. El gobierno era una asociación para delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte se ocupaban solo en engañar al gobierno. Así la vida se deslizaba sin dificultades y no había ni ricos ni pobres. Pero he aquí, cuenta Calvino, que apareció en el país un hombre honrado. Por la noche, en lugar de salir con la bolsa y la linterna, se quedaba en casa fumando y leyendo novelas. Llegaba el ladrón al que le tocaba su casa, veía la luz encendida y no subía, lo que provocó un hondo malestar entre los otros habitantes. Cada vez que el hombre honrado se quedaba en su casa, una familia al día siguiente no comía. De ahí que le convencieran para que, si no robaba, al menos saliera de noche para que le pudieran robar a él. El problema parecía solucionado: el hombre honrado moría de hambre, pero era decisión suya. Sin embargo, apareció un segundo problema: como él no robaba, cada noche había una casa intacta, la que el hombre honrado debía desvalijar y no la desvalijaba. Al cabo de un tiempo, la aparición de este hombre honrado provocó un caos en el país. Los que no eran robados cada noche llegaron a ser un poco más ricos que los otros, por lo que no quisieron seguir robando. Y los que iban a robar a la casa de los que no robaban, se volvieron un poco más pobres. Transcurridos unos años, los ricos comprobaron que si no seguían robando se volvían pobres, así que decidieron pagar a los pobres para que robaran por ellos. Y se firmaron contratos y se establecieron salarios… Y los ricos se hicieron cada vez más ricos y los pobres más pobres. De esta manera pocos años después de la aparición del hombre honesto no se hablaba más de robar o de ser robados sino de ricos y pobres. Y sin embargo eran todos ladrones. Honesto había existido uno y había muerto enseguida, de hambre. Me sirvo de esta fábula para introducir al tema de este artículo en el cual razono sobre la conducta de nuestros gobernantes y políticos en general, instituciones públicas y

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privadas, empresas prestadoras de servicios, ventas informales de productos alimenticios, talleres mecánicos, supermercados y bodegas, panaderías, expendedores de carne, etc., etc. Corrupción en instituciones públicas y privadas La RAE define corrupción como: 1. f. Acción y efecto de corromper o corromperse. 2. f. Deterioro de valores, usos o costumbres. 3. f. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización indebida o ilícita de las funciones de aquellas en provecho de sus gestores. Preguntémonos: ¿han sido los gobernantes de Venezuela de los últimos 62 años éticos, honrados, responsables, apegados a la ley…? Cada uno de ustedes responderá de manera diferente, habrá algunos o muchos que contesten con un no rotundo, otros lo harán con un porcentaje. Lo que, si podemos afirmar, sin sombra de duda alguna, es que en Venezuela ha reinado a sus anchas una generalizada corrupción, un robo diario de los haberes de todos nosotros. La corrupción esta incrustada en todos los niveles de las instituciones y sociedad venezolana; de hecho, viene desde la colonia. Desde luego, la que mayor daño nos ha hecho ha sido la de las instituciones públicas y privadas. No solamente por el alto costo monetario sino por el intangible costo ético-moral. La cuantía en dinero de la extensa e intensa práctica de la corrupción en el país es muy alta, diría que altísima (solamente en obras inconclusas –elefantes blancos- asciende a miles de millones de dólares). Les recuerdo que los presidentes también son funcionarios públicos, cuyos sueldos y gastos pagamos todos los venezolanos, y todos los presidentes de los últimos 62 años, por acción o inacción, nos han causado notables perjuicios a todos nosotros. Si tiene alguna duda, pregúntense las razones por las cuales estamos en este estado de postración y subdesarrollo actual. Nuestra situación actual se debe, fundamentalmente, a la incompetencia en el ejercicio de sus funciones. Es notoria la ausencia que hemos tenido de verdaderos líderes con la visión, la inteligencia y la firmeza para concebir y ejecutar un plan-país integral, conducente a superar el estado de dependencia, subdesarrollo económico-productivo y ético-moral que padecemos. Adicionalmente, en el caso del presidente en funciones, entre otras, por no tomar y promover acciones jurídicas contundentes a nivel legislativo; exigirles a sus ministros pulcritud y efectividad en sus funciones a través de sus ministerios, exhortar a la fiscalía

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a tomar acciones precisas para castigar a los corruptos. Son totalmente ineficaces y vacías de acción práctica sus denuncias en la televisión sobre actos de corrupción. Con bla, bla, bla no se combate a los corruptos. El presidente en vez de denunciar actos de corrupción en la TV, lo que debería hacer es informarnos sobre cuantas personas hay presas por tales acciones. Adicionalmente, debería reorganizar los ministerios donde ocurren tales hechos para reducir o eliminar esos actos. No tengo duda alguna que la corrupción existe y se practica porque las instituciones que deberían castigarla ejemplarmente, simplemente, no lo hacen: hay impunidad manifiesta. Es evidente que los políticos no han estado interesados en promover y lograr instituciones y servicios debidamente estructurados que reduzcan a un mínimo los actos indebidos de los empleados y funcionarios públicos, así como de las personas en altos cargos de gobierno: los comúnmente denominados “los de arriba”. Adicionalmente, es un deber del presidente conocer el estado de los prestadores de servicios de la administración pública, la sanidad, la electricidad, el agua, el sistema educativo, pensiones, etc., etc. También debe ocuparse el señor presidente y sus ministros, entre otras variables que no enumero aquí en este limitado escrito, del estado de las infraestructuras donde los empleados públicos proveen los servicios correspondientes. La corrupción también alcanza el lenguaje utilizado para informar a los ciudadanos, prometiendo llevar a cabo o tomar medidas en algunas áreas y temas específicos que jamás cumplen. Es muy común escuchar al más alto nivel promesas que se convierten en simples y mentirosos anuncios. El lenguaje es utilizado para engañar o simplemente mentir. En relación a la administración pública, sabemos que existe para servir al interés general, promover y proteger el ejercicio de los deberes y derechos de los ciudadanos. Tal como afirma Adela Cortina, en muchos casos la Res Publica, que es la cosa de todos, se gestiona como “cosa nostra”. Es decir, como si se tratase de un organismo diseñado para servir al interés de unos pocos. Efectivamente, la eficacia y la justicia son los atributos con los que se espera que la administración pública cumpla su función. Para ello se requieren medios técnicos y humanos. Cuentan entre los primeros: infraestructura idónea, un diseño institucional ordenado, bien reglamentado y gestionado por objetivos. Una correcta implantación y regulación de la carrera administrativa, donde el mérito sea el criterio para el ascenso y un conjunto de medidas destinadas a garantizar que el trabajo se realice de forma adecuada. Ahora bien, las herramientas técnicas sin marcos éticos para integrarlos en la cotidianidad institucional están ciegas; por esa razón, es menester añadir la ética a la técnica,

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entendida, no como un catálogo de buenas intenciones sino como una brújula para razonar correctamente y tomar decisiones bien fundamentadas (1). Es conocido por todos que los servicios públicos en Venezuela carecen de estructuras diseñadas a su medida, operan en estructuras improvisadas, métodos y procesos ad hoc y ausencia de una carrera administrativa actualizada y exigente. En estas condiciones, la corrupción y la ineficiencia campea a sus anchas; las consecuencias las pagamos todos los requirentes de esos servicios, es decir, todos los venezolanos. La lista de agravios sufridos por los demandantes de esos servicios es grande y penosa. Mencionaré una de las más graves, el tiempo y costo requeridos para obtener el necesario documento, sea este el pasaporte (además: carísimo) o cualquier otro documento. Es todo un karma apostillar un documento o simplemente obtener una partida de nacimiento, entre muchos otros. Corrupción en instituciones privadas y áreas de servicios En Venezuela toda aquella, institución o persona, que esté en condiciones de cometer actos ilícitos, no duda en llevarlos a cabo. En la Venezuela de las dos últimas décadas, el robo descarado, la corrupción, la legitimación de capitales, los negocios oscuros, las acciones de los que pueden para engañar y robar al ciudadano de a pie han sido una constante. Las empresas privadas engañan, ignoran, no responden, incrementan el costo de los servicios, rebajan su calidad y nos roban. Los robos no son solamente en dinero si no en tiempo, afectando nuestra vida, nuestros recursos y nuestra salud. Las páginas Web de las empresas privadas y públicas que operan en Venezuela no sirven para nada útil al ciudadano; no permiten hacer reclamos de manera fácil y eficaz, se esconden en un mundo virtual, sin respuestas: los ciudadanos estamos indefensos ante tanta desidia. Las empresas incrementan el costo de los productos de primera necesidad a su antojo, los productos carecen de un etiquetado actualizado, completo y veraz, cambian la fecha de vencimiento o la ignoran, etc., etc. Obviamente, las instituciones del Estado no cumplen con sus deberes, como serían asegurar leyes actualizadas y exigentes y, lo más importante, hacerlas cumplir con la supervisión adecuada. Ninguna empresa privada va a concederles derechos a los ciudadanos sin una exigencia muy firme del Estado y la ciudadanía. Si tienen alguna duda, pregúntenle a Ralph Nader (Winsted, 27 de febrero de 1934), un activista y abogado estadounidense de origen libanés que se opone al poder de las grandes corporaciones y ha trabajado durante décadas a favor del medio ambiente, los derechos del consumidor y la democracia. Ralph Nader, ha sido cofundador de la “La Unión de consumidores” (Consumers Union), una organización sin fines de lucro con sede en los Estados Unidos, cuya misión es la

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defensa en cuestiones de políticas relacionadas con las telecomunicaciones, los medios de comunicación, la seguridad del vehículo, el cuidado de la salud, la seguridad de los productos, servicios financieros, inversiones, seguridad alimentaria, vivienda y energía y de la utilidad de la desregulación. Los logros de esta y otras organizaciones (Consumer Reports) ha sido extraordinaria para todos los consumidores de Norteamérica. Algo parecido necesitamos en Venezuela; mientras tanto las empresas seguirán actuando a sus anchas. Todos nosotros debemos organizarnos y reclamar nuestros derechos, no debemos esperar que nos los concedan gratuitamente. No lo harán. En Venezuela, los actos de corrupción de todo tipo han sido una norma de conducta institucional y ciudadana, todo el mundo que ha podido nos trampea (recuerden el dicho: ¡pónganme donde aiga!). Los actos corruptos los sufrimos desde las más humildes actividades del comercio informal, hasta las grandes empresas que explotan al trabajador, duplican costos, y evaden impuestos. Ignoran el comportamiento apegado a valores ético-morales, son insensibles a valores como la honestidad y la justicia. Son pocas las excepciones del buen ciudadano. No se ve en el horizonte, ni siquiera una mínima voluntad política que pueda cambiar esta lamentable situación. Hasta ahora el leitmotiv ha sido el negocio trampeado, desde el gobierno, las grandes, medianas y pequeñas empresas, incluyendo los negocios informales de todo tipo. Para rematar, una oposición corrompida, nefasta y falsaria ha cometido en las últimas dos décadas todo tipo de fechorías y robos con el apoyo del poderoso norte y la inacción del sistema de justicia. Bien lo afirmó el padre de la Patria, Simón Bolívar: “Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad. “ Actualmente, en la Venezuela del año 2022, todos parecen emular a los habitantes de la fábula de Ítalo Calvino, todos parecen ser ladrones. “Honesto solo fue aquel solemne hombre, y no tardó mucho en morirse de hambre”.

1. http://www.oas.org/juridico/spanish/etivene.htm :Código de conducta de los servidores públicos 2. https://www.aporrea.org/actualidad/a309099.html : Valores, moral y ética: sus conceptos y práctica en Venezuela (I)

Higiniojesus@gmail.com

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Venezuela en cifras José Lombardi Dirigente social cristiano de Zulia

Llegan a mis manos tres encuestas que fotografían a Venezuela en el primer semestre del 2022, Meganalisis, Delphos y Datincorp han publicado sus resultados y están circulando en medios de comunicación y redes sociales, todas lucen serias, cuando comparamos las tres nos damos cuenta de que hay muchas coincidencias, lo que nos hace considerar los resultados como aceptables, trataré en las próximas líneas de analizarlas y expresar mis opiniones para que al final cada quien saque sus propias conclusiones. Las tres encuestas coinciden con la percepción mayoritaria de los venezolanos sobre la mejoría que hay en los diferentes sectores que afectan la calidad de vida, principalmente el económico, este tímido resultado está atribuido a los empresarios, especialmente a los nuevos emprendimientos que junto a la apertura del Gobierno están dando resultados positivos; sin embargo, llama la atención que solo un 20 % responde tener un trabajo formal, hay un 80 % de venezolanos jubilados, desempleados y trabajando por cuenta propia, la interrogante ante a esta realidad es saber cómo se está produciendo el dinero para que la economía tengas estos signos de recuperación, interrogante que las tres encuestas no responden. Un amigo que maneja el tema me comentaba en días pasados que esta percepción de mejoría económica es lógica y razonable porque era resultado de comparar un país en el que los años anteriores había tocado fondo producto de una economía de extremos


controles y alta conflictividad a una nueva caracterizada por apertura, desmontaje de controles y sobre todo permisividad en el uso transaccional de monedas extranjeras, principalmente el dólar, lo que hace evidente estos resultados, pero que no significaban nada más que eso, Venezuela según la CEPAL contrajo su PIB en los últimos años en casi un 70 %, revertir esto en una fórmula simple tardaría muchos años y quizás décadas, considerando además que para lograrlo será necesario un plan económico enmarcado en un plan país a largo plazo en donde todos los sectores estén involucrados y trabajando en función de ello, realidad esta que dista mucho de los resultados arrojados en estas encuestas. El 70 % no cree que el Gobierno pueda solucionar los problemas, el 70 % no cree en los líderes y organizaciones políticas de la Oposición, el 80 % no le tiene confianza al órgano de supervisión electoral, ninguna institución, ni siquiera la iglesia que siempre era bien vista supera el 20 % de confianza. Los resultados siguen siendo preocupantes porque la desconfianza es la ganadora, una mayoría sólida no piensa en las organizaciones políticas y mucho menos en sus líderes, con la agravante del inmenso rechazo que todos tienen, el gran ganador una vez más y por varios años consecutivos son los llamados “Ni-Ni” quienes no se identifican con nadie del Gobierno y tampoco de la Oposición, lo que abre una gran oportunidad a liderazgos nuevos quienes pudieran capitalizar este descontento y sembrar Esperanza en la gente, si a esto le sumamos que hay un 70 % de optimismo y un 80 % de venezolanos decididos a no emigrar además de la tendencia económica favorable y la mayoría aun de encuestados que creen en la Democracia y el voto como mecanismo de cambio político, pudiéramos entonces pensar que los próximos años (2023,2024,2025) son cruciales para el futuro de Venezuela y definirán las próximas décadas. A pesar de este panorama alentador, llama la atención como el Gobierno, Maduro y el PSUV siguen con un sólido 20 %, el cual mantienen desde hace años atrás, pareciera clara la estrategia en mantener este porcentaje para seguir aferrados al poder junto al poder militar y mantener dividido a quienes adversa, la vieja estrategia política de “divide y vencerás” y lo que ellos llaman “la unión cívico-militar” Finalmente, queda la interrogante de porque ninguna encuesta considero preguntar a los encuestados sobre la ubicación política (Dictadura/Democracia), variable esta que era obligada en todos los estudios de opinión, pareciera que hay un reconocimiento tácito de ubicar al Gobierno con rasgos demócratas, sin embargo, será necesario otros estudios de opinión que consideren esta variable para analizarlos y sacar conclusiones.

@lombardijose

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Lo que nos van explicando sobre la guerra Rafael Poch www.ctxt.es May 28, 2022

Ucrania no estaba en la OTAN, pero la OTAN estaba en Ucrania desde 2014. Tres meses después del inicio de la guerra, comprendemos mejor el cúmulo de irresponsabilidades multilaterales que han desembocado en ella

Cuando el 24 de febrero Rusia invadió Ucrania, desconocíamos muchos detalles de esa criminal y desgraciada aventura. Hoy, cuando los peligros de una escalada militar entre Occidente y Rusia se incrementan con las semanas hasta producir vértigo en un diario belicista de Nueva York, sabemos con certeza que, aunque Ucrania no estaba en la OTAN, la OTAN estaba en Ucrania. Desde hace años. Lo que eso significaba y significa en la práctica lo sabemos, no a través de informaciones y propagandas justificadoras rusas, sino por fuentes de Estados Unidos: por declaraciones de sus personalidades e informes de sus medios de comunicación.


El rearme atlantista de Ucrania comenzó inmediatamente después de la revuelta popular y operación de cambio de régimen del invierno de 2014. Las fuerzas nacionalistas anti rusas, que no representaban ni a la mitad del país –obviamente ahora el panorama ha cambiado de manera radical–, se hicieron entonces definitivamente con el poder en Kiev. Al derogar el precepto de no alineamiento de la Constitución ucraniana y optar abiertamente por una decidida disciplina occidental, esas fuerzas rompieron el delicado equilibrio plural entre las regiones del oeste y el este sobre el que reposaba la integridad territorial del país, desencadenaron una guerra civil en Donbás y también la anexión de Crimea, una reacción rusa de consolación a la debacle que los intereses de Moscú habían sufrido en Kiev, y que la administración Obama leyó como un intolerable desafío militar merecedor de ejemplarizante castigo. Según el Instituto Internacional de Investigaciones sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), desde entonces y hasta 2021, Ucrania incrementó su gasto militar un 142% (Rusia un 11%). A partir de 2015, Estados Unidos se gastó 5.000 millones de dólares en armas para Ucrania. En ese mismo periodo se formaron “por lo menos 10.000 hombres de las fuerzas armadas ucranianas al año, durante más de ocho años” en el cuadro de la OTAN, según informó el 13 de abril The Wall Street Journal en un artículo titulado “El secreto del éxito militar de Ucrania: años de entrenamiento de la OTAN”. Muchos de esos, por lo menos, 80.000 hombres, fueron formados en los “estándares militares occidentales” y “tácticas modernas de combate” en la base de Yavoriv (Yavorov), cerca de Lviv. Yavoriv es un enorme campo de entrenamiento de 200 kilómetros cuadrados de extensión –tres veces el área metropolitana de París–, que fue objeto de un sonado ataque de misiles ruso el 13 de marzo. Al principio, allí se formaban unidades de la Guardia Nacional y luego del ejército regular. Cuando empezó la guerra, “por lo menos ocho países de la OTAN” estaban formando en Yavoriv a militares ucranianos. Lo aprendido con esa dilatada labor de formación y modernización “ha tenido un impacto significativo” en el curso de la guerra, ha dicho el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. La CIA formó también unidades de élite y de inteligencia ucranianas en territorio de Estados Unidos. El programa tuvo problemas, porque se sospechaba que el contingente estaba infiltrado por informantes rusos, lo que exigió restricciones de información y filtrados de seguridad, informaba en enero el corresponsal para asuntos de seguridad Zach Dorfman. Los rusos estaban al día de esa labor de la CIA. El jefe de operaciones especiales de la inteligencia ucraniana, Coronel Maksim Shapoval, vinculado a ese programa, murió el 27 de junio de 2017 en Kiev, en un atentado con una bomba lapa

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colocada bajo su coche. El atentado fue atribuido a los servicios secretos rusos y considerado respuesta a otros atentados cometidos por Shapoval en Donbás. Que en Washington se dijera que Rusia ya no era “una amenaza” y que lo que importaba era China, hirió el orgullo de los rusos Mientras sucedía todo eso, paralelamente tenían lugar dos procesos fundamentales. El primero, el rechazo activo de Estados Unidos, y como consecuencia de los ucranianos, a los Acuerdos de Minsk, la fórmula de paz firmada entre Rusia y Ucrania, y arbitrada por Francia y Alemania que estos dos países dejaron languidecer. El segundo, la retirada unilateral de Estados Unidos, en 2019, del acuerdo de prohibición de armas nucleares de alcance intermedio (INF), firmado en 1987 por Reagan y Gorbachov, y que fue un hito para el fin de la guerra fría en Europa. Tras escuchar durante años que la ampliación de la OTAN hacia el Este no era contra Rusia, y que las baterías de misiles desplegadas en Rumanía y Polonia eran “contra Irán”, –que carecía, y carece, de misiles de tan largo alcance–, los rusos asistieron con doble irritación a las explicaciones que el Consejero de Seguridad Nacional de Trump, el demente John Bolton, ofreció en Moscú en octubre de 2018: la retirada del INF no va contra Rusia, les dijo Bolton, sino contra China, para poder desplegar esas armas nucleares tácticas en Asia. Que Bolton dijera que ya no consideraban a Rusia “una amenaza” y que lo que importaba en Washington era China, no hizo más que herir el acomplejado orgullo de gran potencia venida a menos de los dirigentes rusos. En marzo de 2021, Ucrania aprobó una nueva estrategia militar en la que se apunta directamente a la reconquista militar de Crimea y Donbás, lo que desde el punto de vista del derecho internacional era completamente legítimo, puesto que ambas regiones eran territorio ucraniano, pero que a efectos prácticos equivalía a un anuncio de preparativos de guerra contra Rusia. En septiembre del mismo año, Estados Unidos y Ucrania firmaron un acuerdo por el que Washington prometía ayuda militar para restablecer la “integridad territorial” de Ucrania, tal como anunciaba el propósito de la nueva doctrina militar de Kiev. En febrero comienza la guerra, después de que EE.UU. no reaccionara a la propuesta diplomática de Moscú –neutralidad de Ucrania, retirada de infraestructuras militares de la OTAN del entorno de Rusia, entre otros aspectos– y de que el presidente ucraniano declarara en la Conferencia de Seguridad de Múnich su derecho a disponer de armas nucleares en el futuro. Tres meses antes del inicio de la invasión rusa, en noviembre de 2021, el director de la CIA, William Burns, había visitado Moscú con un claro mensaje. Putin estaba en su residencia de Sochi, en el Mar Negro, pero Burns advirtió que, si los preparativos de invasión detectados en Washington se ejecutaban, habría una reacción occidental

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fuerte. Desde Moscú, Burns habló por teléfono con Putin. Sin molestarse en desmentir las sospechas de invasión de Washington, el presidente ruso “le recitó pausadamente una lista de agravios sobre cómo Estados Unidos había ignorado durante años los intereses rusos de seguridad”. Respecto a Ucrania, Putin le dijo que “no era un verdadero país” (WSJ, 1 de abril), es decir la idea que el presidente ruso ha defendido en diversas ocasiones, y que merece una pequeña explicación. Según una visión bastante común en Rusia, una Ucrania hostil a Rusia que niega su pluralismo etnolingüístico, cultural y religioso interno, no tiene derecho a la existencia en sus actuales fronteras. Tal país, considerado traidor, puede ser desmembrado, con su parte oriental vinculada a Rusia de una u otra forma, un trozo occidental de la Rutenia subcarpática incorporado a Hungría –escenario que, seguramente, Putin ha transmitido a Orban en la última visita de éste a Moscú–, otro a Polonia, y el resto, si queda algo, para un estado ucraniano hostil pero inofensivo, sin acceso al mar y desatado, pero geográficamente aislado, en su irremediable rusofobia. Todo esto ya estaba implícito en 1994, cuando Aleksandr Solzhenitsyn mencionaba las “falsas fronteras leninistas de Ucrania”, injustificables porque “rompen millones de vínculos de familia y amistad”, en su opúsculo La cuestión rusa en el final del siglo XX. En condiciones normales esa mentalidad se habría disuelto con el tiempo, o habría sido patrimonio de sectores radicales políticamente marginales en Moscú, pero la ruptura de 2014 en Kiev con su afirmación de una Ucrania “traidora” a ojos de Moscú y decididamente hostil a Rusia, así como los propios problemas internos de Rusia, la colocaron en el centro del poder moscovita... Volviendo al director de la CIA, a mediados de enero Burns viajó en secreto a Kiev para exponerle al presidente Zelenski lo que sabían del inminente ataque ruso, con un avance rápido hacia Kiev desde Bielorrusia. Los rusos iban a ocupar el aeropuerto Antónov de Hostómel, cerca de Kiev, con tropas especiales aerotransportadas, con el fin de utilizarlo para desembarcar allí fuerzas para tomar la capital. También se dio a los ucranianos información sobre los objetivos de la primera ola de misiles rusos para destruir la aviación y la defensa antiaérea ucraniana en las primeras horas. Esos informes permitieron salvar algunos recursos cambiando su emplazamiento, y desbaratar la operación de Hostómel. Desde el primer momento, la OTAN puso los ojos –información de satélites– y los oídos –interceptación de transmisiones– al ejército ucraniano, con un intenso flujo de información en tiempo real.

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Emplazamientos de la OTAN en Ucrania (Amarillo y azul): Instalaciones no oficiales de la OTAN. (Solo en azul): Instalaciones oficiales de la OTAN.

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De arriba abajo, comenzando por la izquierda: -Polígono 242 del ejército regular de Goncharovski, región de Chernigov. -Polígono 233 del ejército regular del pueblo Malaya Liubasha, región de Rovno. -Centro internacional de mantenimiento de la paz y la seguridad de Yavoriv, región de Lviv. Region costera del mar negro (de izquierda a derecha) -Base de la flota británica de Yuzni, región de Odesa. -Base de mando operativo de la flota de EE. UU. de Ochakov, región de Nikolayev. -Centro de observación y escucha de la isla Zmeiny. -Centro 235 de preparación, pueblo Mijailovka, región de Nikolayev. -Polígono 241 del ejército regular de Aleshki, región de Jerson. -Centro de entrenamiento de tiradores de precisión de Mariupol, región de Donetsk. Angulo superior derecho -Campamento militar de la OTAN de Shostka, región de Sumy. -Campamento de la OTAN, Sumy.


“La inteligencia de Estados Unidos ha compartido información detallada desde antes de que comenzara la invasión (…) y ahora está trabajando estrechamente junto con la de otros socios para rechazar la invasión rusa”, explicaba el domingo el Wall Street Journal. La cadena de televisión NBC informó el 26 de abril de que, gracias a ello, se derribó un avión de transporte ruso repleto de fuerzas especiales en los primeros días de la invasión. A finales de ese mismo mes, The Washington Post reveló que se habían facilitado las coordenadas para hundir con misiles, el 14 de abril, el crucero Moskvá, buque insignia de la flota rusa del Mar Negro, hecho que los rusos no atribuyen a un ataque sino a un “accidente” para no perder la cara. The New York Times informó poco después de que la elevada mortandad de altos mandos rusos en la campaña, doce generales en apenas tres meses según el diario, se debía a la información sobre coordenadas de puestos de mandos y horarios en los que se conocía la presencia de altos mandos en ellos. Todo esto no lo sabíamos el 24 de febrero, pero llevaba en marcha muchos años y da mayor plausibilidad a los argumentos rusos sobre los motivos de la invasión como “guerra preventiva”. En su discurso del 9 de mayo con motivo del día de la victoria, Putin repitió los argumentos ya formulados la madrugada del 24 de febrero cuando dijo que un ataque contra Rusia “era solo una cuestión de tiempo”: “En diciembre propusimos firmar un acuerdo sobre garantías de seguridad (…) que tuviera en cuenta los intereses de unos y otros. Todo en vano. (…) Se estaba preparando otra operación punitiva en Donbás, una invasión de nuestras tierras históricas, incluida Crimea. Kiev declaró que podía hacerse con armas nucleares. El bloque de la OTAN llevaba a cabo un activo fortalecimiento militar junto a nuestras fronteras. Se estaba creando una amenaza inadmisible. Teníamos todas las evidencias de que era inevitable un enfrentamiento con los neonazis y banderistas apoyados por Estados Unidos y sus vasallos. Veíamos cómo se incrementaban las infraestructuras militares con centenares de consejeros extranjeros y envíos regulares de armas modernas por parte de países de la OTAN. La amenaza aumentaba con los días. Rusia lanzó un ataque preventivo contra esta agresión. Fue una decisión impuesta, correcta por parte de un país independiente, fuerte y soberano”. La ‘decisión correcta’ ha generado una catástrofe planetaria con décadas apartados de prioridades y objetivos fundamentales Sea como sea, la decisión correcta ha costado, bien la vida, bien terribles heridas a miles de soldados y civiles, trece millones de desplazados y la estimación de que una tercera parte de las infraestructuras del país hayan sido destruidas. Eso sin contar con el efecto de las sanciones en Rusia y en la Unión Europea, la sumisión de esta a la OTAN, el aislamiento internacional de Rusia –únicamente matizado por la posibilidad

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de desarrollo de un bloque antioccidental en el mundo a medio y largo plazo, sin duda un incierto consuelo) y los problemas de hambre e inseguridad alimentaria que se anuncian en África y Oriente Medio. Y como gran cuestión, la guerra entre imperios combatientes tomando definitivamente el relevo a la necesaria concertación contra el cambio climático en las prioridades de los gobernantes de las grandes potencias. En resumen: una catástrofe planetaria en toda regla con años, sino décadas, apartados de prioridades y objetivos fundamentales para el conjunto de la humanidad. A fecha de 1 de mayo, el Congreso de Estados Unidos había destinado un total de 13.670 millones de dólares en ayuda a Ucrania en los primeros dos meses de guerra. A eso se suman los dineros para armas de Inglaterra y la Unión Europea, así como el desastre y los riesgos, para unos y otros, que se desprenden del demencial objetivo declarado de las sanciones europeas formulado en mayo por la insensata presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen: “Arrasar, paso a paso, la base industrial de Rusia”. Sobre este panorama, se suceden desde hace meses las declaraciones y reconocimientos por parte de personalidades occidentales sobre la verdadera naturaleza de esta guerra. Preguntado el pasado marzo sobre si Ucrania, Estados Unidos y Rusia se encontraban en una guerra por país interpuesto (proxy war), el ex director de la CIA, Leon Panetta, respondía en una entrevista televisada: “Podemos decirlo o no, pero se trata de eso”. Preguntado sobre si Ucrania, EE.UU. y Rusia se encontraban en una guerra por país interpuesto, el ex director de la CIA respondía afirmativamente En su visita a Kiev del 24 de abril, el secretario de defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, un hombre de la industria armamentística, también lo confirmó al explicar a sus interlocutores ucranianos que “el cometido de nuestra reunión es hablar sobre lo que nos permitirá ganar esta guerra”. El uso de la primera persona del plural despeja toda duda sobre quién está librando tal guerra. Por aquellas mismas fechas, el editorial de The New York Times explicaba que el objetivo de la guerra “es poner a Rusia de rodillas” y, mientras tanto, el Congreso ya ha aprobado 40.000 millones de dólares más de ayuda a Ucrania, de ellos 23.000 para ayuda militar. Sumados a los 13.670 millones de la primera fase, la ayuda asciende a 53.000 millones, casi a la par con el presupuesto militar de Rusia. Nunca un país había recibido tanta ayuda de Estados Unidos en los últimos veinte años. La conclusión de todo esto es evidente: no es solo una guerra atroz e injustificable de Rusia contra Ucrania, es, además y sobre todo, una guerra de la OTAN contra Rusia, de momento en territorio de Ucrania y con Ucrania como víctima e instrumento. ¿Por qué de momento en territorio de Ucrania?

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“En el entorno del presidente Zelenski se dice que habrá una contraofensiva militar ucraniana a mediados de junio”, capaz de ampliarse a territorio ruso, explica el consejero presidencial Olexij Arestovich al diario alemán Die Welt. “Para entonces los ucranianos tendrán más armas recibidas del extranjero. Antes es poco probable”, asegura. Según el consejero presidencial Olexij Arestovich, en el entorno de Zelenski se dice que habrá una contraofensiva militar ucraniana a mediados de junio “La contraofensiva ucraniana necesita sistemas de misiles de alcance medio y largo, artillería de gran calibre y aviación”, explicaba el domingo al Wall Street Journal el general Kyrylo Budanov, el jovencito de 36 años de edad, que dirige la inteligencia militar ucraniana. En las redes sociales y medios de comunicación, triunfa una estupidez incapaz de medir los riesgos y consecuencias de lo que se propone. En la tele rusa, periodistas y analistas energúmenos frivolizan con la capacidad de “eliminar Gran Bretaña” con un solo misil nuclear ruso Sarmat. En el campo opuesto, el delirio de los liberal-estalinistas rusos contrarios a Putin, muchos de ellos en el exilio y trabajando para organizaciones atlantistas, las llamadas al desmantelamiento de su propio país no conocen límites, incluso a riesgo de una guerra nuclear. Es un nuevo ejemplo del tipo de oposición que los regímenes autocráticos siempre han generado en Rusia. Regresan con sus nefastos consejos asesores occidentales de la “terapia de choque” de los noventa en Rusia como el fanático incompetente Anders Aslund: “Mi humilde consejo a la OTAN sería: 1-Dar cuanto antes el máximo de armas posible a Ucrania, 2-Abrir los puertos del Mar Negro a la navegación 3- Bombardear preventivamente las ciudades rusas más importantes para garantizar que Putin no usará armas químicas o nucleares”, dice. Por su parte, Seth Cropsy, presidente del Yorktown Institute en el Wall Street Journal, escribe: “Estados Unidos debería mostrar que puede ganar una guerra nuclear”. Ante este espectáculo, hasta el belicista New York Times siente el vértigo de las consecuencias de aquel “poner a Rusia de rodillas” proclamado en su editorial de abril como objetivo de la guerra. Con la vista puesta en la inflación y el desastre demócrata que se anuncia para las elecciones midterm de noviembre, el diario constata en su editorial del 19 de mayo que “el conflicto puede tomar una trayectoria más imprevisible y de potencial escalada”, se pregunta si eso va “en interés de Estados Unidos”, estima que “una victoria decisiva de Ucrania sobre Rusia en la que se recupera todo el territorio arrebatado por Rusia desde 2014 no es un objetivo realista”, aconseja a Biden que debería “explicarle los límites” a Zelenski, y recuerda finalmente que el adversario “todavía es una superpotencia nuclear”.

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Tres meses después de su inicio, comprendemos mejor el cúmulo de irresponsabilidades multilaterales que han desembocado en esta guerra. https://ctxt.es/es/20220501/Firmas/39740/Rafael-Poch-Rusia-Putin-ucrania-guerra-origenotan-europa-estados-unidos-imperios-combatientes-consecuencias.htm Nota: A diferencia de otros medios, en CTXT se mantienen todos sus artículos en abierto. Apuestan a recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público, que depende de las colaboraciones de sus lectores por suscripción.

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La extraña admiración del general Gómez por la universidad andina Jesús Rondón Nucete Profesor de la Universidad de Los Andes

El 19 de marzo de 1928 (día de San José, patrono de Mérida) hace 92 años, el general Juan Vicente Gómez, presidente de la República, decretó medidas para hacer de la Universidad de los Andes un centro de enseñanza como “los mejores de esa naturaleza”. La resolución permitió la conversión de lo que era una pequeña institución en una universidad moderna, que décadas después figuró entre las mejores de América Latina, y abrió posibilidades de formación a miles de jóvenes de todo el país. Tuvo otros efectos: impulsó el desarrollo de la ciudad que le sirve de sede y de la región. La decisión del dictador, reflejo de una época oscura, extraña y sorprende a muchos. Los regímenes de fuerza son contrarios a las actividades intelectuales (manifestaciones del pensamiento) y, en general, a las que tienen por objeto la superación del ser


humano – persona de cuerpo y espíritu – que tiende a la trascendencia. Aún en nuestra época es fácil comprobar que tales regímenes (de cualquier fundamento ideológico) fracasan en ofrecer bienestar a la población y frenan el progreso y desarrollo de los países que los sufren. Se debe a que impiden el ejercicio de la libertad (y por tanto de la creatividad) de individuos y comunidades y, en consecuencia, de su participación en el esfuerzo colectivo. En Europa el nazi-fascismo provocó la vuelta a la barbarie y allí, como en otras partes, el “socialismo real” causó graves atrasos en la evolución de sociedades preparadas para el desarrollo. En América Latina, como en África, dictaduras antiguas y modernas, no han permitido superar la ignorancia, la pobreza y el subdesarrollo. Después de 1913 el régimen de Juan Vicente Gómez, para permanecer en el poder, desconoció la Constitución y las leyes y para responder a los reclamos de los ciudadanos, estableció un sistema policial, que con los años se hizo brutal y primitivo. Miles de venezolanos huyeron al exilio o fueron encarcelados. Cientos murieron en prisión. En realidad, se suprimieron los derechos y libertades; y no solamente los que reconocían la participación política, sino también los de carácter social o económico. La propiedad no estaba garantizada, porque los hombres del poder ambicionaban riquezas (de origen público o privado). Breves fueron los paréntesis de libertad. Se justificaron aquellas limitaciones en el deber de mantener la paz y el orden, en un país levantisco asolado por casi cien años de guerras civiles. Los pensadores positivistas encontraron explicación a la aceptación de la dictadura en la necesidad permanente de un gendarme. El fin de las guerras civiles (1903), que trajo la recuperación de las actividades productivas, y la aparición del petróleo (1914), que dotó al Estado de importantes recursos financieros, permitieron al gobierno emprender el establecimiento de servicios esenciales (como los de educación, salud, salubridad), así como la construcción de algunas obras necesarias para el progreso económico (carreteras, electricidad). Entre aquellos programas estuvo el de la creación de las escuelas graduadas (1909) y de los liceos (1916). En 1917 se abrió el de Mérida. Para 1927 tenía 73 alumnos. Era su director el también rector Gonzalo Bernal (1921 a 1931), quien le prestaba atención especial, aunque se ocupaba sobre todo de ampliar la edificación de la universidad. Por acciones como esas algunos autores (como Yolanda Segnini) señalan que al lado de las sombras hubo también “luces” durante el gomecismo. Tal vez la iniciativa de mayor trascendencia haya sido la de ampliar las actividades de la Universidad de Mérida. Tras adquirir notable prestigio durante la segunda mitad del siglo XIX había entrado en decadencia por la animadversión de Guzmán Blanco (le arrebató autonomía y bienes) y Cipriano Castro (limitó sus estudios). Pocos éxitos tuvieron los esfuerzos para mejorar la situación. Para 1927 estaba reducida a las Escuelas de Jurisprudencia y de Farmacia (de funcionamiento irregular), con apenas 17 alumnos y 6 profesores. Todo cambió cuando el 19 de marzo de 1928 el presidente Juan

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Vicente Gómez dictó un decreto que disponía: “Procédase a construir en la ciudad de Mérida los edificios que sean necesarios para que funcione en ellos la Universidad de los Andes y provéase a ésta de todos los elementos requeridos a fin de que puedan tener actividad todas las Escuelas de Instrucción Superior y darse en ellas la enseñanza tal como se da en los mejores centros docentes de esta naturaleza”. El decreto mencionado más que el inicio de un programa referido al sistema de educación superior, fue resultado de circunstancias particulares y concretas. En efecto, un mes antes, como consecuencias de los sucesos de la semana del estudiante en Caracas, el gobierno ordenó el cierre de la Universidad Central, lo que le obligaba a ofrecer alternativas en otros institutos. Al mismo tiempo, algunos antiguos alumnos de la Universidad de Mérida (como Abel Santos) ocupaban posiciones de importancia y eran muy cercanos al dictador. Fueron ellos los que le propusieron convertir a la Universidad de Mérida en un centro de alto nivel. Gómez, por su parte, guardaba buen recuerdo de la ciudad. Algunos de sus académicos, con buen ojo, le habían dispensado trato deferente cuando pasó en 1899. A su tiempo los recompensó con creces: Caracciolo Parra Picón fue vicepresidente (1915 a 1922) y su hermano Ramón, médico, rector (1909 a 1917). A mediados de febrero de 1928 Gómez convocó al doctor Santos a su despacho: quería oír su opinión sobre los sucesos mencionados y solicitarle consejo sobre su “idea de hacer” de la de Mérida, una universidad moderna y completa, aunque pequeña, de modo que atrajera a la juventud de todas partes. No le reveló el origen del proyecto: le pidió analizarlo y presentarle un informe. Santos le remitió un escrito de cuatro páginas el 9 de marzo siguiente. Le recomendaba adoptar el modelo de las pequeñas universidades “latinas” (Lausana o Estrasburgo), modernas, de estudios serios, con capacidad para 500 alumnos. Se requería un edificio apropiado (con un pequeño hospital) y la contratación de profesores (“en Alemania e Italia los conseguiríamos baratos”), mientras se formaban los propios. Terminaba con un ruego: “General, no deje morir esta idea, es de una trascendencia muy grande”. Juan Vicente Gómez ordenó al ministro de Instrucción Pública, Rubén González (salido de las aulas merideñas) proceder conforme a las recomendaciones del informe. Se preparó el decreto que firmó el Presidente y refrendaron los ministros González y José Ignacio Cárdenas de Obras Públicas. El mismo González asumió su ejecución con la colaboración del rector Bernal. Sin esperar la construcción de las obras (que se adelantaron después), se acordó abrir los cursos existentes de Jurisprudencia y Farmacia y los nuevos de Medicina y Dentistería (a los que se agregarían los de Ingeniería en 1932) en septiembre siguiente. Asimismo, se adquirieron en Alemania los equipos necesarios para los nuevos gabinetes y laboratorios (que comenzaron a llegar el mes señalado).

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Las consecuencias fueron de enorme trascendencia. La universidad dejó de ser una pequeña institución de la ciudad para convertirse en el centro de formación intelectual y profesional más importante del interior de Venezuela. Pasó a ser una Universidad moderna: dedicada hasta entonces casi exclusivamente a las ciencias humanísticas, fundamentalmente especulativas, se convirtió en una referencia científica, pues pronto se iniciaron los trabajos en los primeros laboratorios de investigación. Como resultado el número de sus estudiantes se multiplicó: de 17 alumnos en 1927-1928 recibió 110 en septiembre de 1928 con 17 profesores. Para diciembre de 1935, cuando murió el Benemérito, ya eran 290 alumnos y 34 profesores. 26 La expansión de la universidad, ocurrida al mismo tiempo que la migración campesina, produjo la transformación de la ciudad. Los recién llegados requerían servicios. Surgieron nuevos negocios y ocupaciones, como las pensiones para estudiantes. Por iniciativa particular se construyó un moderno hospital. La pequeña urbe empezó a crecer, pues se necesitaban viviendas. Aparecieron otros barrios. El número de habitantes pasó de apenas 5.915 en 1926 a 12.006 en 1936. Para entonces estaban muy avanzadas las obras del nuevo edificio universitario (proyecto de Luis Chataing). También Mérida cambió social y espiritualmente. Con las gentes (algunas del exterior) llegaron otras costumbres, actividades (como el fútbol) e ideas. Ya se hacían sentir cuando terminó el siglo XIX venezolano, el año (1935) durante el cual los merideños conquistaron el pico Bolívar. Contrasta la actitud del viejo dictador, arquetipo de los de su tiempo, tenido erróneamente como iletrado, con la de los gobernantes de nuestros días. Mientras aquel, salido de una montonera, dio muestra de preocupación por la educación de la juventud, los de ahora – que se dicen seguidores de una doctrina moderna – intentan someter a las altas casas de estudio privándoles de recursos para funcionar. La universidad supo reconocer la protección que recibió de Juan Vicente Gómez, cuyo retrato colocó en salón principal, y a quien declaró “bienhechor”, lo que hizo constar (1935) en lápida de mármol. Pero, también ha sabido reclamar la conducta de quienes han pretendido su desaparición. Nota: para una mayor información sobre esta historia, véase el trabajo del autor “Trascendencia en Mérida del Decreto del Gral. Juan V. Gómez del 19 de marzo de 1928” en: Boletín del Archivo Histórico de la Universidad de los Andes, N° 15, 2010.


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Aquí está pasando algo Ángel A. Guerra Yánez Profesor universitario

Se trata de la expresión que han puesto de moda los llamados politólogos (sin descalificación) para expresar su opinión sobre las que, a su vez, vienen expresando economistas, representantes de asociaciones gremiales, personajes del mundo de la política y, por supuesto, del gobierno, informados sobre el particular. Es evidente, y negarlo es una necedad, que se están observando cambios que contrastan con el rigor que en la crisis hemos vivido en cuanto a la desaparición y escasez de productos de alimentación, salud y del hogar, productos en general sin exclusión alguna. En el quehacer diario del comercio se observa cierta fluidez al utilizar al dólar como moneda de transacción; reapertura de comercios y hasta la devolución de propiedades que fueron abusivamente expoliadas, así como el reabastecimiento de productos en los anaqueles de mercados, farmacias y comercio en general. (No me consta, pero se comenta que están en trámite de devolución a sus legítimos propietarios, activos como tierras, fundos agropecuarios, e industrias expoliadas y colapsadas muchas de ellas). La actividad comercial que se deriva de pequeños o moderados emprendimientos es ostensible e intensamente promocionada políticamente por el gobierno; todo ello atri-


buido por especialistas, a medidas de flexibilización sobre el régimen cambiario, asociadas al uso del dólar u otra divisa extranjera. ¡Esto es lo que veo y oigo comentar a favor y en contra del gobierno! "Aquí está pasando algo" es también una manera de expresar, así lo intuyo, la necesidad de una apertura menos restrictiva sobre el régimen de cambio y de la política económica del gobierno. La urgencia de consideración del salario, de las políticas de salud, educación, servicios y muchos otros renglones, en dónde la crisis sigue invariable e inseparable de eso que está pasando. "Algo está pasando" tiene que ver, también, con la política: Maduro y el PSUV están desenfrenadamente en abierta campaña electoral, mientras que en el archipiélago de la oposición luce, cada vez más remota, la medida que le aseguraría alguna posibilidad de éxito en las venideras elecciones presidenciales del 2024 y las siguientes del 2025 previstas en la Constitución, como sería, primero que todo, la unidad. Desdeñan la opinión generalizada y consolidada de rechazo a los políticos (encuestas recientes), y comienzan a transitar caminos divergentes hacia la unidad, como celebrar elecciones primarias sin algún consenso en torno a un programa de gobierno o cambio entre ellos. Finalmente "Algo está pasando" entraña incluir la urgente necesidad de diálogo, que, aunque constituida en añagaza del gobierno, luce cada vez más indispensable para la oposición. Aclaro que las referencias de cambio anotadas se refieren, en mi caso, a la ciudad de Caracas, no así al interior del país.

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Una opinión dilemática: ¿Mejoramos o fantaseamos? Ángel A. Guerra Yánez Profesor universitario

En medio de la pugnacidad política en la que tenemos que convivir los venezolanos como consecuencia de los extremismos, tanto del lado de las izquierdas como del de las derechas, estamos inmersos en el dilema de si aceptamos que el país está mejorando, como aducen algunos opinadores y el gobierno, o si, por lo contrario, se trata de una estrategia del gobierno en un esfuerzo por sembrar una matriz de opinión de la que pueda obtener ventajas ante un eventual próximo evento electoral, es decir: crear una ficción. Al respecto nos topamos, ya cotidianamente, con personajes de la más variada formación intelectual en el ámbito de la economía y la política, entre otras áreas del conoci-


miento involucradas con igual relevancia en el tema. Profesionales con méritos académicos unos, con experiencia en funciones de gobierno otros; y con ambos bagajes de conocimiento y experiencia otros más, emergidos de los gremios relacionados con las actividades productivas en las que se sustenta nuestra economía, como ganaderos, agricultores, industriales, etc., que suponemos pueden opinar también con propiedad. Nadie mejor que un ganadero para opinar si sus condiciones de trabajo en el campo han mejorado, si están obteniendo mejores rendimientos, mayor seguridad y apoyo institucional, por ejemplo. Igualmente valdría la opinión de un agricultor o de un industrial en sus respectivas áreas. Tendríamos así mejores elementos de juicio, creo yo, para imbuirnos en el dilema y configurarnos nuestra propia opinión sin caer en la tentación del extremismo. En el caso que nos ocupa, probablemente en las opiniones de ambos lados sobre el dilema, subyacen consideraciones no exteriorizadas como que las "mejoras" son insignificantes cuando se las compara con la magnitud de la crisis (cosa cierta), lo que no obstaría para reconocerlas si provienen de voces autorizadas, como serían esos representantes gremiales; o que reconocerlas significa avalar al gobierno siendo un opositor, lo que en el fragmentado campo opositor y en nuestra escasa cultura política no tiene cabida. Pero, al margen de todo ello, está el ciudadano común, el que ve que cuando puede comprar un producto lo consigue en los mercados, o que puede adquirir un medicamento a costo dentro de sus posibilidades, o que, gracias a algún emprendimiento personal, ha mejorado sus ingresos, etc., al que también hay que escuchar. Para juzgar el comportamiento de la economía habría que ir, tras 22 años de gobierno, a valorar las realizaciones en función de nuestra potencialidad de desarrollo. La infraestructura destinada a proveernos de servicios fundamentales como electricidad y agua, entre otros indispensables para garantizar el desarrollo industrial de cualquier orden, minero, petrolero, agrícola, etc., y la confianza que el país induzca desde el punto de vista de la seguridad jurídica, está agotada. Sin ello no podríamos hablar de mejoras en las que fundamentar avances que permitan avizorar un futuro prometedor. Sabemos que en esos rubros estamos en las peores condiciones de crisis, sin recursos ni previsiones para ejecutarlas y sin políticas de desarrollo que puedan atraer el financiamiento externo requerido. De allí que es un dilema baladí del que nos estamos ocupando por un mero interés político circunstancial, dejando de lado temas como éste que sí nos podrán decir si vamos bien o seguimos mal.

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Los sicarios de twitterlandia Víctor Álvarez Economista

En muchos líderes empresariales y dirigentes gremiales hay temor a pagar los costos reputacionales, por atreverse a advertir sobre los daños colaterales no deseados que causan la sobre aplicación de las sanciones en la empresa privada, y ser linchados en las redes sociales por los guerreros del teclado y los sicarios de twitterlandia. Y este silencio de los gremios empresariales termina afectando la defensa de los intereses económicos de las empresas que representan. La Administración Biden se plantea “recalibrar las sanciones para mitigar los impactos económicos, humanitarios y políticos no deseados” (1). Esta revisión abre un espacio a las organizaciones humanitarias y gremios empresariales para identificar los efectos colaterales de las sanciones y proponer ajustes. Los líderes y voceros del sector privado no quieren ser considerados una caja de resonancia del pretexto gubernamental que atribuye a las sanciones la causa de la crisis, ni que los utilicen como pretexto para ocultar la responsabilidad que tiene la política de controles, expropiaciones y corrupción, en la crisis económica y social. Salvo contadas y valientes excepciones, la mayoría de los empresarios prefieren mantener un bajo perfil, sin advertir públicamente los daños que causan en sus negocios la extralimitación de las sanciones económicas. Para analizar el tema, hemos invitado a Freddy Lujano, Presidente de la Cámara de Industriales del Estado Aragua (CIEA). Véalo en #PedagogíaEconómica https://youtu.be/vJwlcRiHqpk. 1. https://zignox.com/2021/10/18/u-s-reviews-sanctions-policy-vowing-to-mitigate-unintended-economic-political-impact/ @victoralvarezr

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Compás de espera Andrés Hoyos Articulista

El domingo 19 de junio, Colombia dio un giro arriesgado, posiblemente radical. Ni modos de querer algo distinto; son manes de la democracia que según decía el candidato ganador no existe en Colombia. Pero sí, sí existe y ahora nos tocará ponerles el pecho a las consecuencias. Lo primero que habrá que ver es qué pasa con la tasa de cambio a partir de ahora. En su discurso la noche del triunfo el presidente electo no se refirió a ello, como si no fuera importante. Claro que, si la tasa da un gran viraje, le tocará hacer algo. Después, interesa saber si viene el marchitamiento de la industria petrolera, al igual que fugas de inversión y de cerebros. Una desvalorización de la acción de Ecopetrol afectaría a cientos de miles de inversionistas. O sea que como decía aquí mismo la semana pasada los riesgos son grandes. Supongo que no tendré que aclarar que no voté por Petro y que el actual compás de espera podría desembocar después en una oposición al régimen, oposición que no sería ni automática ni generalizada. Mantengo la esperanza de que surjan cosas que muchos podamos apoyar. Es esencial que los amigos del presidente electo le exijan el cumplimiento estricto de los compromisos que asumió en los últimos meses. A saber:


nada de perpetuarse en el poder, ninguna asamblea constituyente, nada de expropiaciones sacadas de la manga, políticas reformistas claras y acotadas. En su discurso del domingo Petro hablaba de un gran acuerdo nacional. La frase suena bien, si bien el diablo está en los detalles, como siempre. No voy a citar a las docenas de intelectuales de prestigio que optaron por votar por Petro en la 2ª vuelta. Lo que pasó ya pasó. Ahora les tocará apersonarse de su voto, que ojalá no los vuelva incondicionales. En México ha sido claro que los intelectuales son básicos para meter en cintura al malhumorado y populista AMLO, un contraste con la Colombia de hoy, pues. Por suerte para Petro, Rodolfo Hernández no se creció para la 2ª vuelta y en ocasiones se comportó como un viejo verde gagá. Porque Petro ganó, sí, pero sobre todo Hernández perdió. Parece que Rodolfo será senador, sin partido. Más desapacible es la idea de que varios prestigiosos periodistas del país se vuelvan voceros del régimen. ¿De ahora en adelante Daniel Coronell, María Jimena Duzán y la revista digital Cambio se dedicarán a cantar las loas del gobierno? No está prohibido, claro que no, aunque si no va a haber denuncias de peso, sino meros matices o elogios, el público podría aburrirse a mares. Claro que los petristas nuevos y viejos son muchos más, incluyendo a varios colegas columnistas. La oposición sistemática del Grupo Semana tampoco es conveniente, por supuesto que no. Ahora bien, el giro electoral que acaba de dar Colombia en parte sucedió porque los votantes colombianos tenemos instrumentos muy dañados para lograr una acción colectiva virtuosa. Tan dañada está la estructura política, que ahora nos vienen cuatro años de populismo. ¿Qué clase de populismo será? Habrá que esperar a ver. Los primeros cuatro o cinco meses serán claves. Entonces sabremos si Petro se ha moderado en algo, como prometió durante la campaña. En fin, sospecho que mucha otra gente ha entrado en su propio compás de espera. Uno de veras espera que el nuevo gobierno acierte en la mayoría de sus decisiones, sobre todo en resolver la inequidad social. Insisto en algo ya dicho: el cambio no es virtuoso per se. Pero que viene, viene.

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Humor amargo

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La justicia en Bolivia

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Mortalidad infantil. Venezuela versus Argentina 39


Papel de EEUU en golpes de estado contemporáneos en América Latina 40


Premios “Lorenzo Mendoza Fleury” de la Fundación Polar. Edición 20, junio 2022 41

Los galardonados de izquierda a derecha: Jaime Charris, farmacéutico egresado de la Universidad Santa María, investigador en química y profesor titular de la Facultad de Farmacia de la UCV. Su investigación en la química de medicamentos está relacionada con el diseño, síntesis y evaluación de nuevos agentes con posible actividad biológica, como antiparasitarios, antibacterianos y citotóxicos. José Luis Ramírez es biólogo, egresado de la Escuela de Biología de la UCV, con PhD en Biología Molecular de la Universidad de Johns Hopkins de Baltimore. Sus contribu-


ciones a la ciencia se enfocan en tres aspectos fundamentales: parasitología, biotecnología y biología molecular, área en la que es pionero tanto en Venezuela como en el mundo, lo cual le vale la apelación del Padre de la Biología Molecular en Venezuela. Gladis Magris, astrofísica. Se desempeña como investigadora asociada del Centro de Investigaciones de Astronomía (CIDA). Es especialista en galaxias lejanas y particularmente en la síntesis espectral de poblaciones estelares. Su trabajo de investigación se ha centrado en el modelado de espectros de galaxias a partir de la distribución de las estrellas que las componen. Ha jugado un papel crucial en el desarrollo de la astronomía en Venezuela. Hoy por hoy, es la única astrónoma profesional que trabaja en el CIDA, donde realiza una labor titánica para dar continuidad a esta disciplina científica en el país. Oscar Noya es profesor titular del Departamento de Parasitología de la Escuela de Medicina Luis Razetti, Facultad de Medicina, Universidad Central de Venezuela, médico investigador en el área de parasitología y medicina tropical. Graduado de la UCV, con un PhD en Medicina Tropical y Parasitología Médica de la Universidad Estatal de Luisiana, Nueva Orleans. Es un hombre de ciencia, docente excepcional y buscador infatigable de la verdad. Por ello se ha ganado el respeto y admiración de sus colegas y estudiantes. Neptalí Romero, matemático, es profesor jubilado activo, categoría Titular, de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, donde lidera a un grupo de investigación en Sistemas Dinámicos, los cuales comprenden ecuaciones que describen el comportamiento de un sistema a través del tiempo. Este estudio es medular en muchas otras disciplinas tales como física, química, biología, y economía. Con los 5 ganadores de la edición 20, este galardón -que celebra el talento, la creatividad y el compromiso de la comunidad científica venezolana- suma 99 científicos reconocidos. De esta selecta comunidad científica venezolana, 37 han sido reconocidos por su apreciable labor en biología, 22 en física, 21 en matemáticas y 19 en química. La selección se hizo mediante consenso de un calificado comité integrado por prestigiosos científicos de reconocida experiencia: María Cristina Di Prisco, José Rafael León y Liliana López, de la Universidad Central de Venezuela (UCV); José Bubis, de la Universidad Simón Bolívar; Renzo Nino Icani, de la Universidad de Carabobo; Alejandra Melfo, de la Universidad de Los Andes; y Flor Pujol, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.

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Continuidad y Cambio Año 11 Número 156 Julio 2022


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