Marcelino Champo
L
os géneros literarios no existen, apenas y debieran ser nombrados, tal era la pauta de Camilo José Cela en la literatura. La guerra, el exilio, las andanzas interminables en los paisajes españoles, la sangre vertida en los campos, el paradigma del hombre frente así mismo, el destino incierto, la miseria, la venganza hacia el principio (los padres), el discurso de José Cela envuelve todos estos elementos para producir una obra inquietante, con una prosa precisa, ágil, seductora para todo buen lector. La enfermedad es el pretexto, el punto de partida para cualquier artista, para cualquier escritor, el autor español no fue la excepción: la irrupción violenta en el cuerpo de agentes externos determinan los personajes de sus historias, seres replegados en los hospitales, hacinados en la desgracia. “La muerte llama, uno a uno, a todos los hombres y a las mujeres todas, sin olvidarse de uno solo -¡Dios, qué fatal memoria!-, y los que por ahora vamos librando, saltando de bache en bache como mariposas o gacelas, jamás llegamos a creer que fuera con nosotros, algún día, su cruel designio.” El camino por las letras es un viaje incierto, una travesía por un sinfín de derrotas y conquistas, acaso las derrotas predominan en el trayecto. Cela aborda desde distintos pun-
tos la historia que nos relata, una visión casi cinematográfica que encierra ruptura: el protagonista colectivo. Todos hablan, todos comparten un mismo espacio, un mismo tiempo que encierra distintas visiones, distintos desencuentros. “Seguimos en las mismas inútiles resignaciones... Es grave confundir la anestesia con la esperanza...” Generador de visiones y de estilos, Cela desestructura la narrativa de su época, la pone en la plancha para diseccionarla, desfragmentarla y reconstruirla, La colmena es entonces su obra más celebrada, más compleja, en ella cada uno de los personajes representa un sector de la sociedad, individuos que padecen una realidad compartida, por ende el vinculo es mayor pero a su vez se perciben tan lejanos. La colmena es una revelación de la época, personajes multiformes, la sexualidad en ebullición, novela polifónica situada en una España que padecía la posguerra. “La mañana, esa mañana eternamente repetida, juega poco, sin embargo, a cambiar la faz de la ciudad, ese sepulcro, es cucaña, es colmena... ¡Que Dios nos coja confesados!”
Títulos recomendados: Pabellón de reposo (1943), La colmena (1951), La catira. Historias de Venezuela (1955), Tobogán de hambrientos (1962), Cuentos para después del baño (1974), La dama pájara y otros cuentos (1994).
(A 108 años del nacimiento de Salvador Dalí)
Los genios no debemos morir
Voces multiformes
Sábado 11 de Mayo de 2013. Año IV. Suplemento sabatino de arte, literatura y sociedad
No creo en una historia que tenga pies y cabeza. Heiner Müller
Rayuela 212
La Máquina Hamlet