La Máquina Hamlet
[MARCELINO CHAMPO]
T
oda negación implica existencia, cada palabra que lleva en sí misma una rotunda visión pesimista o incrédula es a su vez una afirmación de la vida. Son éstas las paradojas del pensamiento, los caminos contrarios se complementan, forman parte de una estructura social y filosófica, y suelen ser recorridos por aquellos que se aventuran en los abismos del saber. Si la negación de Dios equivale a la negación del padre, es bien sabido que esto trae consigo la restructuración de toda una ideología , una nueva cosmovisión se abre a los ojos. Edipo mata al padre, tal homicidio lleva al replanteamiento del objetivo (si es que lo hay) y al acercamiento con los fenómenos del presente. Acabar con el padre, es decir con el pensamiento imperante hasta entonces es revelarse ante el orden establecido, cuestionar
la realidad, diseccionar las tendencias intelectuales, artísticas, morales, y hasta emocionales. ¿Quién soy ahora que Dios ha muerto? El ser viene de la nada y se dirige a la nada, decía Sartre. Bertrand Arthur William Russell, Premio Nobel de Literatura en 1950 marca una época en la filosofía moderna, su obra, directamente influenciada por la ciencia (en especial por las matemáticas), genera todo un sismo en los paradigmas del hombre occidental. La religión ya no vista como opio de las masas, sino como un monstruo inevitable, un bestia con la que se pelea y se pierde, en la búsqueda de la certeza, de la tal vez cómoda y mediocre certeza. Lo que los hombres realmente quieren no es el conocimiento sino la certidumbre Ciencia y filosofía se confunden en los libros de Rusell, nadie como él pudo ensamblar
la lógica, las matemáticas, la filosofía analítica y la literatura con resultados sobresalientes, devastadores. Curioso es ver entonces los fogonazos de luz en sus cuentos o en sus fabulas, mecanismos estructurados para revelar una mente compleja en constante cuestionamiento. No hay salida, nunca la hubo, ¿entonces qué nos queda? quizá esperar como personajes Beckettianos situados en un “No lugar”, en una circunstancia sin pies ni cabeza, solos ante el mundo, ante la inmensidad de un Dios que nos ve y se aleja en silencio. La conclusión es que sabemos muy poco y sin embargo es asombroso lo mucho que conocemos. Y más asombroso todavía que un conocimiento tan pequeño pueda dar tanto poder Títulos recomendados: Los caminos de la libertad (1918), Por qué no soy cristiano (1927) , La conquista de la felicidad (1930), El poder en los hom-
bres y en los pueblos (1938), Nuevas esperanzas para un mundo cambiante (1951), ¿Tiene el hombre un futuro? (1961).
n e a í f o s o l La fi México
Sábado 18 de Mayo de 2013. Año IV. Suplemento sabatino de arte, literatura y sociedad
Ahí donde Dios no existe
Rayuela 213
No creo en una historia que tenga pies y cabeza. Heiner Müller