una tenue reverencia ocular ante cada nombre en los labios de Gloria. -“Abril…Donato…Edgardo…Zulema
y
Renzo”
–
Concluye mientras le alcanza a Carla una bata diciéndole:“Toma, quítate toda la ropa tras ese biombo, y ponte esto”. Ella toma el quimono, y se dirige a cambiarse con el paso inseguro que la describe y da un rápido vistazo al grupo un poco antes de ocultarse tras la mampara.
Su
blusa… sus polleras… sus medias, aparecen una a una colgadas del bastidor hasta que Carla asoma remisamente vestida con la túnica, hasta que Gloria decide ir en socorro a llevarla hasta el tablado e inducirla a sentarse sobre el armazón de madera, ahora cubierto con un paño color ciruela. -“Veo que es tu primera vez”-Le dice a lo que ella responde con un leve movimiento de cabeza. –“Te sugiero que dejes caer la túnica cuando estés lista y solo sé tu misma…”-continúa diciendo:-“Esto no es una sesión de fotografía, aquí tenemos otros tiempos, y tu eres quien decide
cómo
son…puedes
estar
sentada…recostada…caminar o bailar…estar callada o hablar, si así lo deseas, y ellos sacarán lo que necesitan de ti para su obra”. Ahora, Gloria percibe en el rostro de Carla un poco más de soltura, y es cuando suavemente la mira a los ojos, y tiernamente le retira la bata de los hombros, dejando ver parte de su busto mientras le dice;-“Tu eres la dueña de tu belleza, y solo a ti te corresponde decidir cuándo es el momento de compartirla…” y se aleja despacio caminando hacia atrás como admirando su cuerpo, y para no romper el encantamiento.
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