Atlas de divagantes nº 1 - mayo 2010

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En la esquina Sur-Oeste de la biblioteca del Centro de Poesía José Hierro un grupo de divagantes aprovechó la altura de los techos para dejar volar sus ideas. Fueron tantos los viajes que decidieron hacer el atlas que tienes entre las manos.

jaro á p ( r o d na

guía)

Coordi ngel Martín. iguel Á M

Maque

tador Il (pája ustrador ro con t in en la ta Luis s alas) Mor ales.

Portadaomero. Manolo

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Equipo de redacción (otros pájaros): Marta del Río. Tirsa Caja. Óscar Muñoz. Adela Corsino. Enrique Jiménez. Esther Rodríguez. Ángela Sáiz. Soraya García. Pilar Villares. Estrella Juarez. Susana Obrero.

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LA HERMANDAD Éramos como vosotros. Seguíamos la trayectoria de las líneas rojas en las autopistas, obedecíamos a nuestros semejantes, cantábamos sus himnos. Intentando acertar el matiz cada temporada nos lo compramos todo. No nos sirvió de nada. Vino el viento, cambió el destino. Caímos seducidos por el silencio de las orquídeas. La soledad se levantó como nuestra consejera. Se hicieron evidentes caminos en el cielo, y nudos que desatan. Emprendimos la vía de las espirales confiando en el regreso. Hay otras huellas, otras señales. Creemos en lo que escucha, en lo que no se apaga, y cada año recorremos el planeta para ver dos veces el sol de medianoche sin olvidar que el mapa no será nunca el territorio. Os mandamos las coordenadas.

d

s e t n ivaga

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Dicen

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que divagar es desviarse al hablar o al escribir del tema que se está tratando. Yo creo que divagar es el arte de abstraerse hasta llegar a ese estado milagroso en el que surge el prodigio de la creación. Los divagantes por tanto, son aquellos seres que viven en la búsqueda continua de la palabra, del acento, del color con los que expresar su pulso. Son los guardianes del nombramiento de todas las cosas y hoy, entre estas páginas nos ofrecen su cosecha. Esta es sólo la primera parte de un mapa de poetas, místicos, mágicos artesanos del verbo, tras muchos meses de trabajo. Se reúnen cada jueves en su santuario de papel y como los buenos druidas, formulan, recogen, examinan, mezclan y exprimen cada uno de los textos que conforman su isla. Y nos lo ofrecen, como si fuese un brebaje reparador que fuese a eliminar todos nuestros males. Entonces te sumerges en él y te sientes a bordo de un barco desde el que todo es posible. Miras al horizonte y les encuentras en la orilla, orgullosos, esperando a que regreses y les cuentes qué has visto para recrearlo y sumarlo viaje tras viaje y así ir completando su atlas.


Son extremadamente generosos estos seres divagantes. Y valientes. No es fácil embarcarse en una aventura así, independizarse, creer en el talento propio y dar el salto. Yo, una vez más, me siento madre orgullosa que ve cómo se van los hijos y éstos tienen sus hijos propios y me doy por satisfecha cuando me invitan, con una deferencia que no sé si merezco, a cuidar de él y a velar por ellos. Entonces siento que todo el esfuerzo puesto en un proyecto que parecía una quimera, ha valido la pena, porque por fin se completa el círculo. A veces no es fácil estar al otro lado del aula, de la puerta, de la mesa, del papel. Nadie le cuenta a la línea recta que su camino no es el más corto cuando hay tantos obstáculos. Yo les veo buscando tras los cristales, entre los granados, a través de los libros y a veces me da pudor acercarme e interferir en un paisaje donde todo parece estar en sus sitio, donde todos sonríen o lloran o se convierten en poema, en armonía. Por eso me emociona tremendamente encontrar sus ojos cuando vuelvo del mundo y me sumerjo con ellos en proyectos como éste, que dan sentido a mis horas y a las paredes de este lugar. Ellos son la razón de los libros, de las bibliotecas, de los talleres, de todos aquellos lugares que brotan al calor de la sensibilidad.

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Atlas de divagantes no es una revista más, es la razón de todos los que un día creyeron que valía la pena apostar por la poesía y lucharon contra viento y marea para que unos años después surgiera un grupo de creación y con ellos la consecución del esfuerzo de muchas personas traducido a papel y letras y versos maravillosos. Gracias por haber crecido y por habernos hecho crecer tanto, gracias por esta revista y por ser unos más que dignos Poetas con hierro.

Y ahora a divagar.

O R E M O R TACHA


sORAYA gARCÍA

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La he visto con el mar sembrando cuevas que luego recogía de mañana, x absorta en un espacio transparente, en los ojos de las jirafas. x La he visto atravesando seres, abriendo en cada cuerpo una ventana. x Haciéndose sola. x Y no sé lo que es. x FSGSG

En el horizonte vi tus manos cuando evocar la casa rezumaba un atardecer de invierno. Manos con vuelo de papel doblado que no se puede alzar sin deshacerse. En el paisaje de la tierra vi tus manos con miedo a caer. El disparate de no poder vivir tenía dedos. Dentro, un dolor que duele más alto me oye reír y beber como si nada, mientras dibuja el mapa de mi cuerpo con fases de la luna.


áNGELA sAIZ

Cuando me faltan palabras para decirG SGSGS canto, pinto o escribo para mostrar GFSGSG

Sin memoria. Con un sombrero y una maleta como la tarde y su horizonte. Invisible en el muro del paisaje, tras el sueño efímero y maldito, de un entorno sin límites.

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aNTONIO hERNáNDEZ

Entre creer y no creer hay un papel de fumar, ¿no? de la misma manera que entre lo grosero y lo fino, aquel gran poeta que decía ser que tal de grosero el venturoso.

Este

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poema surgió motivado por un chiste del gran “Chiquito de la Calzada” que a mí me hace mucha gracia. Es ese del niño ese feo, muy feo que le está dando la carga todo el día al padre: “Papa, papa, llévame al circo, llévame al circo”, “no niño, no, quien quiera verte va a tener que venir aquí” y el niño venga a darle la carga hasta que por f in va a ver el circo y cuando ya ha visto el circo al niño le da por el zoo. “Papa, llévame al zoo, yo quiero ir al zoo”, “el niño este... no va a quedar más remedio que llevarle al zoo” dice el padre. Total que sacó la entrada le llevó al zoo y en cuanto entró por allí el orangután se puso nerviosito perdió. El orangután en la jaula no hacía más que seguir al niño. El niño perdío, el padre que se despista y el orangután que sigue al niño, le coge de la muñeca y le dice: “ya me puedes dar el teléfono del abogao que te ha sacao de aquí”.

EN LA JAULA Nos mira el orangután tal si quisiera decirnos lo que acaba de olvidar hace apenas diez mil siglos. ¡Qué tristeza los ojos qué tristeza los circos!


aDELA cORSINO FSGSG

Inagotable senda de lo absurdo donde todo y nada es imposible.

x x

TANGO DANUBIO Tengo la piel de entonces asomada al espejo y el canto de la danza sobrevolando esferas; un cúmulo de olas, de ríos repetidos y un viejo acordeón llorando cumparsitas. Tengo el tiempo de entonces sin precio, sin traspaso y un presente que vive de lo que nunca muere. Tengo aún esas manos que polinizan lluvia de sal en cada nota. Tengo aquello que fue. No hay olvido posible mientras queden octubres.

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tIRSA cAJA

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Las palabras me buscan. Me piden que capture el nombre de las cosas. Tengo que modelarlas, las toco y desordeno, las estiro.

Ni ellas ni yo cabemos.

Dudar funambulistas siempre al borde mantenernos en el temblor de los instantes salvarnos cada dĂ­a pisar sobre un terreno sin raĂ­ces saber que los inviernos caducan con sus hojas que algunas cosas caen inertes en sĂ­ mismas y resistir perennes a punto de rompernos.


eSTRELLA jUáREZ

Andan sueltas las fieras que apedrean tu cielo hasta volverlo oscuro.. Pero nunca respondas con el mismo lenguaje. Dibuja la palabra.d dddddddddddd

MUJER

Soy la mujer que espera . Esperar es la estación más larga y oscura que conozco MªªElena Cruz Varda

Ni Dios, Ángel, ni druida. Cometido el error de la esperanza nada se reproduce. Ni el silencio. La ilusión desvanece, es éxodo de harapos. Es inútil que disfrace los verbos sin alcanzar el túnel de la boca. Se refugia en el poso de un café mientras desnuda un libro. Detrás de cada verso hay un fantasma. La túnica de seda cubre los hematomas.

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pILAR vILLARES

DIÓGENES

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Me llamas Diógenes porque guardo tu recuerdo junto al pétalo engañoso de una margarita, recorro los caminos de tus manos esperando migajas de ternura. Cada pliegue de mi cuerpo conserva tu huella en hilachas de tu aroma. Abonan mi nostalgia germinando en mi piel procreando espinas. Te burlas porque guardo sentimientos que sólo fueron míos.


óSCAR mUñOZ Hagamos un butrón a media noche. x Conozco una floristería cerca de aquí. x

LAS FRASES SUELTAS En el aire hay esparcidas frases sueltas, que recorren la plaza, como brisa que nos quema. Las que no son escuchadas se arrastran como un vidrio roto junto a caramelos chupados, y monedas que ya no buscan sus dueños, y botones grises que dejaron impares a los abrigos grises. Se guarecen en escalones, empinados abismos donde las parejas vacilantes, se dejan abofetear por el aliento del suburbano. Esa boca hambrienta que todo engulle, que priva de la luz al que imagina, y de aire al que sueña con volar. Las devora hasta sus entrañas, y entre óxido y sudores y tras cinco tramos de escalera, desaparecen con lentitud. Olvidadas, ya inertes. Las frases sueltas mueren.

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sUSANA oBRERO

POÉTICA EN 42 PALABRAS El ruido de los bares, los balcones, risas llenando mofletes, las escaleras de madera y las radios que sintonizan emisoras con una ruedecita. Sólo ellas dejan escaparse a las palabras que se quedan fuera del dial exacto. Las que suenan entre interferencias.

Nos ocupamos del marDDDD y tenemos dividida la tarea,DDDD ella cuida de las olas, yo vigilo las mareas DD… La Mandrágora DDD J. Sabina, J. Krahe y A. PérezDDDD

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Podría sonreír si no tuviera tanto de qué ocuparme...

Comprobar la longitud del salto de los gorriones sobre el césped, escuchar los chismorreos del viento, tapar con paraguas de flores las goteras de las nubes grises, acariciar a los árboles en el invierno, comprar chupetes para las flores, hacer fotos a desconocidos, peinar trenzas con las ramas del sauce, mantener la nieve limpia, sacar brillo al iris de un niño, interpretar caligramas de hormigas sobre la arena, pedir perdón, una vez más, a los gorilas del zoo, resistir las ganas de salir de casa descalza, quitar el tapón del ombligo para que salgan palabras y dejar que los ojos aprendan a besar. Vaciar la cabeza sobre la mesa de la cocina, limpiar todo como se limpian las lentejas y echar al contenedor lo que sobra. Meter lo demás dentro, agitarlo hasta que quede perfectamente descolocado y no recuerde cómo sonreír porque tanto de qué ocuparme...…


ejo

esde D . pejo s e e al o y... t e n gar s e r d r r u e a h nud spejo. F ar el d s e D l e Acerc En e

mARTA dEL rÍo

sp el e

Entre el érase una vez y el fueron felices para siempre se esconde un verso libre donde las cabras se empeñan en rasgar las cuerdas del violín a pezuñadas. A la luna nadie le enseñó a volar, traza espirales en difíciles números de acrobacia, ocultos sus pezones en la cara oculta y tú dibujabas amapolas al lado de tu almohada Quién se deja acariciar qué mano inerte se posa sobre el ombligo. Unos labios besan otros se rinden La cabra hunde sus pezuñas retumba su paso corto desgarrando violines a fuerza de latidos Libre ya de cuerdas un yembé palpita La luna perdió el pulso, está siempre tan pálida la luna. No encuentra el pezón con el que amamantar la noche. Y tú pintando cardos en la almohada. Después la cabra vendrá a comérselos Todos despertarás con sus latidos. Cuando entre el sol por la ventana antes que cante el gallo y te hayas negado cien veces

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misteriosos

bAULES llenos de PALABRAS

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ernando Pessoa llenó un baúl con papeles que aún no han sido totalmente publicados. El magistral poeta portugués trabajó durante años (a veces de forma compulsiva), bajo pseudónimos, máscaras y llaves de tres cerrojos. Tras su muerte quedó un baúl inmaculado pleno de calidad literaria y silencio. Un caso parecido aconteció con la singular Emilie Dickinson también un baúl guardó fielmente los poemas de la escritora. Sus cartas recogen el respeto, admiración y disciplina que la unía a su padre, quien consideraba que la publicación de poemas por parte de una mujer eran indecorosos. ¿Lo hizo sólo por respeto a las convicciones de su progenitor?, ¿también por eso decidió encerrarse en casa, vestir de blanco y no atender prácticamente a nadie, salvo alguna visita ocasional a través de la puerta entornada de su hogar? Más bien parece una decisión personal, profunda, privada. Particularmente interesante resulta el baúl-maleta de Frank Kafka, ese mismo recipiente que contenía la inmensa mayoría de la

obra del escritor y que Kafka no había querido publicar. La misma obra maestra que ahora conocemos todos y que el autor dejó en manos de su mejor amigo con la orden expresa de que lo quemara y no publicara nunca. La desobediencia de su colega es la que nos ha legado al Kafka que hoy conocemos. Y la pregunta es obvia, qué es lo que lleva a escritores de tan excelsa calidad a ocultar sus escritos, a desechar la difusión de sus pensamientos, emociones, historias. Es más, ¿tenemos derechos los lectores a intervenir en tan personal decisión? serán muchos los lectores de Kafka que desconozcan esta anécdota pero ¿cambia, conociéndola, nuestra manera de leer al autor checo? Por mi parte estoy convencido de que las mejores obras de la literatura universal reposan o han reposado en los cajones aburridos de un escritorio cualquiera y que nunca vieron la luz, ni la han de ver ya, carcomidos los papeles por la fuerza del destino. ¿Hay por ello que lanzarse a una búsqueda frenética de tesoros literarios?, ¿una más?, dirán algunos. El misterio de la comunicación es un triángulo sutil que a veces no


llega a completarse. El emisor refleja su alma en el escrito, ese hecho artístico puede ser incuestionable, hermoso pero el siguiente paso, el de ceder lo escrito a una mano extraña ya sea la del editor, amigo o lector desconocido es una decisión difícil, autónoma, independiente a la de querer escribir. Una vez tomada esa decisión, una vez que el autor se ha desprendido del texto ya no es suyo, ya es otra cosa. Y el autor pierde parte de sus derechos: sobre la interpretación del texto, sobre la emoción que cause... pero ¿y los baúles? qué hacemos con esos baúles inmensos, incontables que se van oscureciendo bajo la luz implacable del sol. Internet es un enorme escaparate, un artilugio que parece devolver el brillo a la madera gastada. Pero como con todo brillo hay que tener cuidado para no deslumbrarse. La misma inmensidad que permite almacenar un sinfín de baúles y baúles, puede terminar sepultando el oro entre la paja. Tal vez no haya mejor escondite para cualquier cosa que dejarlo a simple vista entre otro millón de objetos similares. El simple logaritmo de Google es una manzana moderna que pretende poner orden en el caos de la red, de ahí su éxito, pero ¿es suficiente esa matemática? Tras el atracón actual y el deslumbramiento de la tecnología llegan los filtros fiables, las recomendaciones con sentido y desinteresadas, la necesidad de guía y consejo.

El editor, como antaño, tiene la función de seleccionar, decidir qué publicar y qué no, aportar una visión clara y personal que el lector ha de seguir agradecido o abandonar decepcionado, pero siempre en busca de un texto que le emocione, le agrade de forma personal, única, privada. Las pequeñas editoriales siempre tendrán sentido porque responden a un público especial, determinado y eso es el arte, una búsqueda individual de un acto de comunicación pequeño, emocional. Las grandes corporaciones editoriales, cada vez más multimedias, intentan completar la cuadratura del círculo y saben que luchan contra imposibles. Quieren que todos seamos clientes y en ese todos se desangran. Seguirán cosechando best-seller, habrá libros de masas que nos unan hablando del mismo millenium, pero seguiremos buscando baúles secretos, privados, que nos den respuestas a preguntas íntimas y por tanto minoritarias. Y allí estarán los artistas. Los escritores secretos que lejos de la fama, las giras promocionales, los derechos de autor y todos esos temas tan alejados de la creación artística seguirán escribiendo, pensando, modelando para luego con suavidad, dejar caer lo escrito en el fondo de un baúl hasta la semana que viene.

MIGUEArLTÍN m

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eNRIQUE jIMÉNEZ POEMA Cuando te busco mi alma se ilumina, las palabras se enredan y diluyen, desde tu mágico universo fluyen luz y sombra avanzando en la neblina. Un adiós, la punzada de una espina, un rostro o voz que mis ojos intuyen en la multitud de fantasmas que huyen, el rastro de un color en la retina.

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Espacio, imagen, luz, arquitectura, voces y cadencias pulsando el alma hasta su clímax, y otra vez la calma de una brisa suave, reposo y cura, palabra, eco, camino, clave y puerta al abismo de una canción abierta.


áNGELES cHOZAS

EN SILENCIO En silencio. Sin que se oiga mi voz amordazando mi grito, más allá del deseo, para sentir los latidos de la sangre. Pensar que Dios existe y alcanzar la gloria si te toco, pero en silencio. Que chillen las ratas en los descansillos y la megafonía de las mentes obtusas, mientras grito en mi silencio, el regalo de este instante quieto en la memoria de mis manos, en cada trozo de mi piel. Qué me importan las barreras mientras sigo gozando de ti. Tras la puerta cerrada, y en silencio.

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ENSINACHESME TODO

Ensinachesme todo.

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A medrar as raíces do mundo, Arrancalas e trenzar de ás o respirar do cometa solitario. A fuxir silencioso, anzuelo, asubio, agardando morder o pulso máxico da fame. A maldecir a tenebra, desterrala lonxe de tan pequenos ollos, Para que non sinta o vento na alma. Todavía non.

dAVID gARCÍA dÍAZ

VERSO Y


Y OSREVER ZAÍd AÍCRAg DIVAd

ME HAS ENSEÑADO TODO

Me has enseñado todo. A crecer las raíces del mundo, arrancarlas y trenzar de alas el aliento del cometa solitario. A escapar silencioso, anzuelo, silbido, aguardando morder el pulso mágico del hambre. A maldecir la tiniebla, desterrarla lejos de tan pequeños ojos, para que no sienta el viento en el alma. Todavía no.

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eSTHER rODRÍGUEZ LA POÉTICA DE LOS MATERIALES LOS CUERPOS DEL TIEMPO Huéspedes invisibles

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MUJERES

GRITOS SONANDO EN LOS OJOS

NO SIEMPRE HOMBRES GRISES No siempre hombres grises ni árboles de piedra. Tampoco barcos presos en botellas ni tristes hombrecitos directores de orquesta Ni qué decir de las naufragadas cajas de colores hacia la boca abierta del desagüe, o los números perdidos de un viejo reloj de pared que cuelga dentro de una nevada bola de cristal en algún trastero polvoriento vacío de tiernos abuelos bajo tejados de pizarra mientras la lumbre cruje y el espantapájaros tiembla. No siempre crueles guardianes de la Gran Torre ni empapadas pajaritas de papel... También burbujas sonrientes que escapan de las bocas melladas.


pOEMA maLO

(altamente impublicable)

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ENTREVISTA A ALDO CANO CONESA

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¿Queda en la actualidad algo de ese modo de transmisión que une música y literatura? Hay quienes sustentan la idea de que la música está en el origen del lenguaje, y de que la palabra poética era canción. La transmisión oral literaria”construye su memoria con la música: entonación, ritmo, rima, acentos, impulsos... Todo ello constituye un conjunto de recursos nemotécnicos. Romances y otros textos orales cantados no presentan, culturalmente hablando, un nivel más bajo que la palabra escrita; si bien a ésta le atribuimos una intención más elaborada y cuidada, muchos de los textos anónimos de naturaleza tradicional pudieron ser creados por una personalidad individual de muy sólidos conocimientos, si no magistrales. Así se explica el hallazgo formal y conceptual del juglar del Cid en el verso: <<apriessa cantan los gallos (e quieren quebrar albores>> La inquietante urgencia que el poeta deposita en la naturaleza subraya la agitación anímica del proscrito. Nótese, asimismo, la dureza fónica que produce la aliteración de /k/. Otros hallazgos observamos en los versos del romance que relata la irrupción de una bellísima dama en plena misa; todos los asistentes, hasta el oficiante, confunden las palabras: <<por decir amén, amén, decían amor, amor>>. Todas estas cosas no son una casualidad, sino sabiduría retórica... y musical. El modo de transmisión en que se unen música y literatura se hace evidente en los diversos formatos de la comunicación

en nuestros días: la canción, en sus múltiples variantes y modalidades, se crea y se manifiesta a toda velocidad gracias a la tecnología última y a los intercambios multiculturales y raciales.

¿Qué consideras más difícil: musicar un poema o “poemar” una música? No podemos generalizar, sin embargo, para mí es más difícil musicar un poema, porque un buen poema lleva su música dentro, y cualquier desacierto en su concepción sonora molestaría la esencia poética del texto. La mejor canción es la que muestra, unidos en su origen, texto y música. Como una sola cosa. Def ine poesía mencionando una obra musical y otra literaria. Todos podríamos citar un número considerable de obras; pero no se trata de dar listas, entiendo. Así que, preciso: El Cisne de Tuonela, poema sinfónico de Jean Sibelius. Por la parte literaria, considero que la pieza teatral de Chéjov, El tío Vania, alberga elementos poéticos sutilísimos. ¿Dirías que es cierto que cada vida escribe su propia melodía y una sola nota puede variarla? Este planteamiento se presta a ser considerado como una alegoría, o todo un ensayo: me siento muy limitado para contestar categóricamente. La condición humana produce armonías y desafinaciones, pero no es la nota lo que varía la existencia, sino que ésta provoca la melodía. ¿Es el Himno de la Alegría de Beethoven lo que modifica la vida, o la vida propicia el Himno?


¿Qué es la verdad en música? ¿Podrías poner algunos ejemplos de piezas especialmente verdaderas? La Historia de la Música... y lo que se está creando hoy es su verdad. Todo aquello que supone al hombre un esfuerzo por expresarse honradamente constituye una verdad, porque le anima un deseo de progreso y de mejora humanos. Verdad es la creación artística. Decía Bécquer que la Verdad se asienta en la Belleza; o sea, que la Belleza es Verdad. La obra de arte es Verdad. Citaré ejemplos; no excluyo nada, pero se impone la limitación: -Los responsorios de T. L. Victoria -La tumba de los lamentos de A. de Saint Colombe -Sestina. Lagrime d’amante al sepulcro dell’amata de C. Monteverdi -Ofrenda musical de J. S. Bach -Cuarteto nº 16 de Beethoven -Sonata “Hammerklavier” de Beethoven -La Arietta de la Sonata Op. 111 de Beethoven -Noche transfigurada de Schoenberg -Lulú de Alban Berg -Cinco piezas para orquesta Op. 10 de Anton Webern -Liturgia de cristal de O. Messiaen ¿Seguimos? ¿Son los silencios los que marcan el tiempo? Los silencios son tiempo. Y están llenos de música. Lo demás es el vacío. Los poetas más jóvenes, ¿han perdido el oído? No. lo que pasa es que se presta el oído a más cosas. Y se afina de otro modo. Ahora bien, si esta actitud lleva a prescindir del oído de otros tiempos, ni siquiera se podrá hablar de un oído “moderno”. El tiempo no existe; somos nosotros los que, con nuestra contingencia, medimos

los instantes. Los instantes sí son distintos. El arte contemporáneo viene del pasado, y se construye desde el pasado, aunque sea para destruirlo. El artista joven podrá renunciar al pasado, pero será gracias al pasado.

Sales a la calle y ¿Hay música en el lenguaje coloquial, o sólo ruido? Ejemplo: ¡Coño, cuanto rollo con la eñe! El ruido puede constituirse en música. El lenguaje coloquial, en cuanto lenguaje, presenta propiedades fónicas, musicales; el ejemplo del epígrafe es la demostración: aliteración de /k/ y /ñ/. Además, la entonación esboza la “melodía” de la frase o del grupo fónico. Ahora bien, existen, por otra parte, desatenciones y descuidos en lenguajes coloquiales que nos llevan a dudar de que sean lenguaje. Distingamos entre las formas habladas expresivas y urgentes, por muy descuidadas que sean, y el gruñido: modelo soberano de incomunicación. Recomiéndanos música: -Para soñar: Variaciones sinfónicas (para piano y orq.) de César Frank Música para cuerdas, percusión y celesta de Bela Bartók Sinfonía nº 7 de Sibelius -Para llorar (de alegría): Kyrie de la Misa en Si menor de J. S. Bach. Benedictus y Agnus Dei de la Misa Solemnis de Beethoven Diario de un desaparecido de Janácek. -Para reír: (siempre hasta cierto punto): La serva padrona de Pergolesi. Till Eulenspiegel de Richard Strauss. -Para escribir poemas: la música callada.

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tACHA rOMERO EL HOGAR DE LA MIMOSA

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Vivo entre juncos azules y flexibles como el cielo o el mar en verano, entre olivos que lloran lágrimas blancas y negras y tienen miedo de la luna, de las trampas -quejidos de hierro- para zorros. Mi casa está hecha de cenizas de madre y de música blanca que tiñe las paredes y las manos y vuelve los ojos grises de mirar por los cristales. Hay un lilo en la puerta y un liquidámbar triste que late al compás del viento. Hay un hilo en la puerta. Hay un halo. Pero mire donde mire no hay perro ni gloria. Tan sólo pájaros verdes y amarillos que vuelan en comba como si no pasara nada en el mundo y agosto no fuera a beberse todo el agua. Sólo la voz de un niño quiebra la sombra. Su tacto, que hace temblar a las piedras dormidas de mis dedos, y el amor, que planta una mimosa donde ayer hubo un nombre.


jULIETA vALERO IN THE MOOD FOR LOVE

En algún lugar alguien está viajando furiosamente hacia tiGGS John Ashbery XG

Iba a decirte No vengas que conozco la trampa del paraíso: limbo, piedra y abandono. Pero es tan incómodo estar vivo. Este festín, defectuoso porque cursa, defectuoso porque termina. Todo tiene el mismo cuerpo que la vida. Todo está mal. De modo que tú, ciego cometa que trabaja, compra y algunas mañanas de festivo alcanza verdades... Ven. Cuando la revuelta del encuentro amaine y ames mi cuerpo y la forma de mis dientes y el error de estas manos exactamente distintas a las que imaginabas te conmueva como una revelación te daré tres mentiras contra el frío

no debes tener miedo no estás solo ni hay la sentencia desde hoy la catástrofe consiste en no salir a la vez.

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aLFONSO gáLVEZ gÓMEZ CONJURO PARA SEGUIR SIENDO NUNCA LOS MISMOS Desandar a tientas la gramática de tu escala en Sol menor. Cambiar lo cotidiano. Elegir noche metálica de pétalos de mosca. Remover con estremecimiento en la locura.

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Dejar macerar con ungüento de sobredosis la resaca del último orgasmo. Viajar con los pies a ras del cielo los próximos mil años. Reposar. Hacer acopio de estrellas fugaces. Tatuar con tinta invisible en tu pecho o a estribor del presente en tus pupilas la palabra f in.


aNTONIO dELGADO MAR DE COLORES (al pintor ROTHKO)

mar

de colores mar de colores; vergüenza

de sol, lozanía del alba que mantiene la luz

mar de colores los versos: armonía que dan sustento a tus ojos

de colores, mano dolida de color, mano dolida de viento, mar

DE COLORES

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j. kOBLAN VOYEURS Siluetas contonean la penumbra en un espacio azul de corte en seda. Salpican con descuido la tarima detalles en pïel del treinta y ocho.

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Dentro huele a leña, a savia derramada. Fuera, no importa la intemperie, también nos retiramos al amor. Arrancas el frío de mi espalda con caldos vulgares, exquisitos. Mis dedos surcan nuestro aliento que azota en vertical a la ventana hasta clavar las uñas en el barro.


gABRIELA wAISBERG MATRIMONIO

Equilibristas erguidos, madrugadores, hacendosos, sobre un fino alambre con la perspectiva de los momentos establecidos, donde son el hasta aquí del aire. El vals se baila previamente perfumado y la sonrisa que se ahueca a cada tantos años del inicio de la música de la orquesta. La deformidad del aire, ¿es posible eso? Es posible eso y más. ¿Y el vacío?, ¿a qué teme el vacío? A tus brazos moviéndose en la oscuridad intentando pillarle, esconderlo; a tus gritos que quedan tatuados en la melancolía de la goma de borrar. Abajo, la red con agujeros, carcomida por los dientecitos de la perplejidad. Para comenzar el día, alimento a los pájaros con pan desecho con agua.

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gEMA

7/1999 Alto penacho la cerviz la cúspide se inclina sobre aposento abismal. Ruge en aristas y astillas la frontalera. Ondea el látigo la silueta prodigiosa, rígida erizada erguida, repujada orografía, que camuf la la espina del dragón.

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jOSÉ aNTONIO gARCÍA

EL CUERVO Escuché el graznido de un cuervo que anunciaba la sombra, pero lejos de abandonar la quietud de la calma aspiré su perfume, con la embriaguez de los suicidas que ven pronta la muerte. En la contemplación saqué filo a mis armas, me adiestré en su manejo y no intenté eludir lo irremediable. Que venga con sus garras a sacarme los ojos, aprendí a caminar en la noche más negra, y a clavar mis pupilas en el interior de su cuerpo.

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jOSÉ pÉREZ cARRANQUE

Cuéntame una historia humilde o llévame a los héroes.

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Lo importante es tu voz sobre la noche, el aire que ennoblece tu garganta, tierra y sonido, agua y lumbre en tu boca. Y déjame escuchar tan amistoso don de la materia.


lOLI mENDOZA Creo que nací en el hueco de una hoja. Falto de costumbres y voces, al asomarme al borde me asustaron los colores que me circulaban, y fui creciendo en el hueco estriado. De noche soñaba con mi madre vestida de blanca aura flotando en el aire mientras mi padre construía a sus pies castillos de cristal. Sentía que crecía rápido, quizá por la percepción de las corrientes de aire. Pensé que si era grande y a la vez liviano podría atravesar el mundo de esfera a esfera. Pronto sentí que a ras de suelo existían puertas, esquinas, fronteras que resultaban demasiado pesadas para traspasarlas. Así que aprendí a volar en un mundo cambiante de colores y luces, todos los sonidos, las muecas y los ojos me hablaban a veces de peligros desconocidos y por instantes conseguían hacerme pequeño y pobre, pero sólo por instantes, después se fundían las luces, los colores al paso de alas y de trinos y yo era pájaro, reducto de agua, río acodado entre roca y montaña. Todo, todo era yo en mis vuelos de mundo. Te crecen alas con la fuerza del viento, pero en el suelo es pequeño el entorno que divisas. El castigo es cercenar los ríos. Hacer que el día y la noche pasen veloces y todo se convierta en un claroscuro constante; ahora Sol, ahora Noche, menguantes las tardes engañan y si vuelo al Sol en un pálpito de ala veo Noche. No me siento Dios para trazar las líneas del aire y recolocar los mares, no me siento Dios para seguir el vuelo pues ya no alcanzo altura y el suelo cada vez está más cerca, más cerca… y el cuenco verde de la hoja se ha secado ya, y ahora es el polvo amarillento del camino.

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mERCEDES aMODEO POEMA A UNA FOTOGRAFĂ?A DE CHEMA MADOZ

36 No quiero que cosas mis recuerdos ni que pongas collares en mi vida. Ellos vuelan, vienen, pasan, y nunca agujerean la memoria.


mARÍA jESÚS sILVA

DESNUDA Sin adornos me decías, mientras arrancabas los imperdibles que sujetaban mi alma. Abrías mi piel de escamas afiladas con la yema de tus dedos húmedos. Fuego.

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VERSO Y Dançando com sandálias de prata sobre o mar W. B. Yeats

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Os pés descalços. Os calcanhares ligeiramente levantados confundem cada passo com o movimento suave de uma asa. Os dedos entrelaçados na memória, repousam agora nas teclas, refazendo a melodia que os olhos deixaram junto à porta. O coração com a pele do nosso texto. O corpo a ascender com outro corpo lá dentro. Vinte dedos acariciam instantes e soletram emoções. Vinte dedos, adormecidos, recortam palavras mudas. Os pés vão e vêm na paisagem do corpo. Untar a pele com ternura não encobre cicatrizes nem hidrata corações. Chegou tarde o mar naquela tarde em que havia tempo. O momento suspenso resguarda-se para sempre na memória. Os pés com sandálias de prata ocultam-se por trás da breve eternidade.

x X

mANUELA sOLA cASTRO

PÉS DE PRATA


Y OSREVER PIES DE PLATA

ORTSAc ALOs ALEUNAm

(traducción de la autora)

Bailando con sandalias de plata sobre el mar W. B. Yeats X

Los pies descalzos. Los talones ligeramente levantados confunden cada paso con el movimiento suave de un ala. Los dedos entrelazados en la memoria, reposan en las teclas, rehaciendo la melodía que los ojos dejaron junto a la puerta. El corazón con la piel de nuestro texto. El cuerpo ascendiendo con otro cuerpo dentro. Veinte dedos acarician instantes y deletrean emociones. Veinte dedos, adormecidos, recortan palabras mudas. Los pies van y vienen en el paisaje del cuerpo. Untar la piel con ternura no encubre cicatrices ni hidrata corazones. Llegó tarde el mar aquella tarde en que había tiempo. El momento suspenso, se resguarda para siempre en la memoria. Los pies con sandalias de plata se ocultan por detrás de la breve eternidad.

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aNDRÉS pORTILLO PERPETUOS CÍRCULOS CIEGOS

Tras

los barrotes, el reo sueña que es un mirlo de plumas blancas. Cada noche, se asoma a la ventana y emprende el vuelo. Entonces el cielo deja de ser opaco, el aire ya no huele a humedad condensada, el horizonte gana en contraste y desaparece la bruma que desde hace algún tiempo le enturbia la mirada. El preso sueña que va en busca de una mujer de piel canela. Vuela alto y a ras de suelo. Cruza la estratosfera, planea sobre un volcán encendido y atraviesa un campo de margaritas. Por la mañana la encuentra. Se posa sobre su cama. Ella le aguarda desnuda. Bajo las sábanas construyen un nido esponjoso. Nacen mirlos de plumas blancas y piel canela, muertos de hambre, sedientos, exigentes. La mujer le apremia..., por los hijos. Él roba y mata..., por los hijos. Y le hacen preso. Y le condenan.

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Entonces, el cielo opaco, el aire denso y la bruma que le enturbia la mirada. Y el reo sueña que es un mirlo de plumas blancas. Que cada noche, como ave furtiva, vuela alto y a ras de suelo. Cruza la estratosfera, planea sobre un volcán encendido y atraviesa un campo de margaritas en busca de una mujer de piel canela. Por la mañana la encuentra y se posa sobre su cama. Ella le aguarda desnuda. Bajo las sábanas.

RINCÓN NARRATIVO


mARISOL tORRES SOLSTICIO DE INVIERNO

Las

ballenas azules han emigrado al sur. En el aire congelado de la noche boreal, tres cuerpos se acarician enredados bajo el manto cálido del hielo. La curva de un pezón se entretiene en dibujar remolinos en el pelo de la manta de piel de reno. En el exterior del iglú, tejiendo hilos de plata sobre la superficie helada de un árbol desnudo, cuelgan luciérnagas hambrientas, pequeños soles que tintinean en la oscuridad, repicando a invierno. En un bar de Moscú, una pareja toma café caliente, mientras latidos asonantes se descuelgan imantados de las torres de la Plaza Roja. Quiero una noche eterna, soñaron una vez los elegidos; el sol se fue hacia el trópico una oscura mañana y la noche instauró su imperio. En Kuala Lumpur una mujer sola bebe vodka frío en un vaso alto. Las tres bocas, cuajadas de deseo, se mezclan en un tornado de lenguas que encienden, derriten y desnudan nácar, ébano y bronce. El acelerado batir de las alas de un colibrí en vuelo, derrite años de insomnio y soledad en un aviario malayo. Lágrimas de hielo se funden al paso de los cetáceos, bajan por el cauce del Moscova y tiñen de nostalgia dorada las cúpulas del Kremlin. Las ballenas han formado un grupo de tres, dejan el ártico alejándose del norte, su piel transmutada en bitácora febril, dictando latitudes. El hombre, bronce sobre el gris de las pieles que cubren la cama, recorre con su lengua la curvilínea espalda azabache de una heredera del bosque africano. Hábiles dedos rosados empapados en saliva trazan arabescos, diseñan húmedas autopistas alternando el dulce bronce y el terso ébano. Huracanes de almizcle perfuman el aire. Gemidos, escalofríos y ardores alternan bajo cero; cataclismos de agua navegan subterráneos y brotan en un suspiro gozoso que al aflorar se congela en estatua tricéfala. En el eterno silencio de la noche del solsticio de invierno, un crujido en el hielo inquieta a los durmientes. El sol sistere, sol quieto, impregnando sus enlazados sueños, amenaza con derretir el refugio cristalino.

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mANOLO rOMERO

NO HAY AGUA

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Para conocerme sembré. Y germinaron pasifloras, cipreses, almendros, amigos… Planté una viña entre guijarros para que septiembre llegase con su fórmula milagrosa y diera al mosto la paciencia cóncava del barro. Nacía por enero, lumbre del mosto, el idioma verde del vino. Llegaba, mineral y músico, para enseñarnos la armonía roja de los atardeceres. Y se acercaban los amigos como los jilgueros al cardo para sorberle la doctrina. Eran las lenguas un enjambre políglota que iba y venía de la saciedad a la sed. Y las manos eran satélites de los pasos que se perdían entre las sombras de la música. Con la felicidad de los delfines llegaban los amigos a la mesa. Un saludo de orégano y de salvia recibía a la tropa de la lírica.


Tanta divagación peripatética, tanto abrazarse, amigos, lleva a esto, a la lógica de lo incoherente. Ya empieza el desconcierto ¿cuál será la temperatura de aleación entre los envidiados y envidiosos? Para la vanidad está la pira. Acércate maestro al desvarío. Ven Rubén. Ya está bien de plancton de las jergas, mucho malabarismo de la palabrería es lo que tiene el vino así al gaznate. Lobo probo y feroz de San Francisco, acércate hasta aquí, lobo de Gubbia, muerde al pavo real en su currículum, al cisne en su retórica pregunta. Clávales tú, Rubén, el colmillo de absenta, tu dactílico de ancha es Castilla con pasto de víboras, y que se callen y aprendan del páramo. Acércate a la hoguera. Tendremos que quemar lo innecesario. Pero es lo innecesario casi todo. El día desveló la herida barahúnda entre los soportales de las parras. Era un tizne de vértebras y de caparazones. La aurora en las botellas buscaba sus espíritus. ¿Quién se pone a ordenar este carámbano? Tiemblan las sámaras del arce y vuelan. El chamariz chirría en el olmo a la alborada. El ciclamen me alumbra con su fanal de pétalos. Las primeras culebras se encamisan silbando; la que estaba enroscada entre las alhucemas es una trompetista melancólica siempre con sed. Cuando el amanecer se hizo naranja se lo bebió de un trago con azúcar.

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jUAN mONTESINOS

CAMINO

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Camino: Tengo frío. Condenado a muerte, tirito entre charoles. Esta noche, las estrellas son luciérnagas, que brillan menos. Quizá, no me escriban con la luna, porque tengo miedo.


rEBECA áLVAREZ

CUERVO Hay un resto de noche junto al día que empieza. Hay un resto de noche de perfil, próximo a la piscina. Su ojo es el punto de fuga del jardín, su silueta forma sombras chinas sobre el muro, enjaulada por la sombra de verjas que el reflejo del agua hace temblar. Hay un resto de noche de perfil despeinando muñecas cerca del mediodía. Y de pronto abanica el aire que lo encierra y callan las chicharras un instante. También hay una niña, está tumbada al sol, sobre la hierba. Y hay un resto de noche de perfil, tal vez (si le dejara) besaría sus ojos. Pero la niña duerme, de momento el cuervo no es más que un pájaro.

l Rey Rebeca Álvarez Casal de d de la herida cicatriz como posibilida la do en ni po Su o br li l De (Amargord, 2010)

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RECOMENDACIONES uN lugAr: Teatro de Cámara Chéjov . ID c/ San Cosme y San Damián, 3. MADR Dirigido por Ángel Gutiérrez. www.teatrochejov.com

aLgunos liBRoS:

,

Coomaraswamy . K a d n a n A e d , a v La danza de Si ón azul. Ed siruela. Colecci 46

Once Elegías (La última cena), de Nichita Stanes cu, Ed. del Oriente y Mediterráneo , de Mario Despistes y franquezas Ed Alfaguara.

Benedetti,

...y eSe cINe: iro Takita

, de Yoj Despedidas (2008)

Ríos y Mareas (200 1), de Thomas Ried elsheimer, sobre la obra de A ndy Goldsworthy Hierro 3 (2004), Time (2006) y Aliento (2007), de Kim Ki-duk


COORDENADAS

54 a.m. Carretera de Toledo Km. 6, 7, 8... 7: a la máxima velocidad permitida onado por el humo. Amanece a la izquierda un sol emborr idas, El tanatorio sur alumbra sus crisál icadas en el descampado. cif los perros ladran a las grúas, cru día por delante. Nada puede robarme la belleza de un

Monte de El Pardo la altura del camino del Portillo, frente a la M-40 km 54. Amaneciendo Desde la frontera entre el silencio y el ruido, a lo lejos, sobre el horizonte cuatro gigantes se desperezan..... ssshhhh! nos vigilan

colate al atardecer Té azul y poemas pringados de cho en la biblioteca del José Hierro

pampanante en la M-50. Experiencia orgásmica con cielo des tro Comercial. Acceso: C/Islas Malvinas junto al Cen y valla para-ruido, En tarde con nubes, sobre montículo nave oeste del polígono mirando como se mete el sol por la industrial.

ta Catalina, Atardecer, desde lo alto la risca San as” el sol se oculta entre “las dos tet tillo”. dos, a descansar de la ruta “El cas Y Los buitres se retiran, avergonza allá de “El canto la gallina”. Valdemaqueda (sierra de Madrid) más . Metro Suanzes: Quinta de los Molinos. Calle Alcalá A mediodía ros Anteayer las mimosas, ayer almend ios. lir Hoy son lilas y amores. Mañana

Escalinata del Museo Nacional de Antropología, una soleada mañana de domingo, apurar un bocadillo de calamares y tirar migas de envídia a los pájaros que viven dentro de los semáfo ros.

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sOL hUERTA MARK ROTHKO EVOLUCIONA Son de carne y de hueso los hombres desprovistos. Son de carne y de hueso las mujeres tranquilas. Son de carne y de hueso las mujeres que hunden en agua sus raíces.

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Las mujeres que hunden sus raíces de río en el río que pasa. Sus cuerpos alargados se estiran en la noche para coger un trozo de cielo sin romper. Sus cuerpos alargados, sus tacones altísimos les duelen cuando llegan a lo alto de la nada. Qué altas estas mujeres, qué solas se nos quedan.


lUIS mORALES ELLA

(a Merche)

Allá de donde vienes llévame, vengo dispuesto. Al país de las Desilusiones Dulces, de los cuerpos flotando entre las olas. Desde la lejana orilla agitas hacia mí los brazos, tratas de envolverme con tu gesto, ya cerca del sueño. Hay un faro, un destello de mí que permanece. El hálito de mis fracasos me ha permitido temerte, pero sólo con la sinrazón de los sentidos. Allá donde me lleves, créeme, vengo dispuesto. Porque me eliges me haces grande, tú. la de los mares tristes, la de lágrima en estela, tú, de los instintos. La luz que recorre el sueño, la sombra que hay en toda luz. Sé que me esperarás aquí, apostada en la otra orilla, mientras haces silbar la caracola al son de una nana y susurras profundamente en mi interior pensamientos ocultos y coartadas, deseos que cobran vida, distancias y algaradas, correveidiles y sonrisas. Allá de donde vienes llévame, vengo dispuesto. El pequeño dormita. Sin miedo a este mundo. Contigo. Sin miedo.

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aGRade CIMIENTOS HAN DIVAGADO EN ESTE NÚMERO

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rgaritas Entre el hierro y las ma ado a vivir la poesía. de este puente se ha qued dad, el humor El talento, la generosi is vosotros. y el cariño lo trajiste ala, nido, brújula Gracias a todos por ser ernos, por ayudarnos, y siringa, por comprend por ser y por estar.

SORAYA GARCÍA (En el horizonte vi tus manos...) pág. 6 ÁNGELA SAIZ ( Sin memoria...) pág. 7 ANTONIO HERNÁNDEZ (En la jaula) pág. 8 ADELA CORSINO (Tango Danubio) pág. 9 TIRSA CAJA (Dudar funambulístas...) pág. 10 ESTRELLA JUÁREZ (Mujer) pág. 11 PILAR VILLARES (Diógenes) pág. 12 ÓSCAR MUÑOZ (Las frases sueltas) pág 13 SUSANA OBRERO (Podría sonreír si no tuviera...) pág. 14 MARTA DEL RÍO (Entre el érase una vez...) pág. 15 MIGUEL MARTÍN (Misteriosos baúles llenos de palabras) págs. 16-17 ENRIQUE JIMÉNEZ (Poema) pág. 18 ÁNGELES CHOZAS (En silencio) pág. 19 VERSO Y REVERSO I - DAVID GARCÍA DÍAZ (Galego / Castellano) (Ensinachesme todo / Me has enseñado todo) págs. 20-21 ESTHER RODRÍGUEZ (No siempre hombres grises) pág. 22 POEMA MALO (Altamente impublicable) pág. 23 ENTREVISTA A ALDO CANO CONESA págs. 24-25 TACHA ROMERO (El hogar de la mimosa) pág. 26 JULIETA VALERO (In the Mood for Love) pág. 27 ALFONSO GÁLVEZ GÓMEZ (Conjuro para seguir siendo nunca los mismos) pág. 28 ANTONIO DELGADO (Mar de colores) pág. 29 J. KOBLAN (Voyeurs) pág. 30 GABRIELA WAISBERG (Matrimonio) pág. 31 GEMA (7/1999) pág. 32 JOSÉ ANTONIO GARCÍA (El cuervo) pág. 33 JOSÉ PÉREZ CARRANQUE (Cuéntame una historia...) pág. 34 LOLI MENDOZA (Creo que nací en el hueco...) pág. 35 MERCEDES AMODEO (Poema a una fotografía de Chema Madoz) pág. 36 MARÍA JESÚS SILVA (Desnuda) pág. 37 VERSO Y REVERSO II - MANUELA SOLA CASTRO (Portugués / Castellano) (Pés de prata / Pies de plata) págs. 38-39 RINCÓN NARRATIVO: ANDRÉS PORTILLO (Perpetuos círculos ciegos) pág. 40 MARISOL TORRES (Solsticio de invierno) pág. 41

MANOLO ROMERO (No hay agua) págs. 42-43 JUAN MONTESINOS (Camino) pág. 44 REBECA ÁLVAREZ (Cuervo) pág. 45 RECOMENDACIONES pág. 46 / COORDENADAS pág. 47 SOL HUERTA (Mark Rothko evoluciona) pág. 48 LUIS MORALES (Ella) pág 49


CAEN DEL CIELO ESTRELLAS DE MAR

jAVIER pUCHE (texto) eSTHER rODRÍGUEZ (ilustración)



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