“ELGATODESC HRÖDINGER”
7a.Edición
Creadoras y artífices: María M. Azorín y Luella Miller
Creadoras y artífices: María M. Azorín y Luella Miller
PLAQUETTE (del francés). Pequeña publicación inédita, típicamente de poesía o similar, que se utiliza para distribuir obras de corta extensión.
@MARIAMAZORIN
@ALEJANDROMAZORIN
@LAPERRA.VERDE
@CONCEPCION_SILVESTRE
*SELECCIÓN INFINITESIMAL Y EFÍMERA DE LO GENERADO EN TALLER DE ESCRITURA POÉTICA A TRAVÉS DEL AUTOMATISMO “EL GATO DE SCHRÖDINGER” ENTRE LOS MESES DE DICIEMBRE DE 2024 Y ENERO DE 2025.
EN LOS TÚNELES DE LOMBRIZ, EN LOS AGUJEROS NEGROS, EN LOS ESPACIOS LIMINALES, EN LOS MULTIVERSOS DE REALITY SHIFTING, EN LA PRIMERA ESFERA … AHÍ NOS ENCONTRAMOS CADA UNA DE LAS SIETE NOCHES, DE LAS SIETE SEMANAS DE “EL GATO DE SCHRÖDINGER”, SIENDO SIERVAS DE LOS SIETE REINOS DE LAS SIETE ESFERAS, ACÓLITAS DE MORYA Y LOS QUE LE SIGUEN.
PUES ES “EL GATO DE SCHRÖDINGER” UN ESPEJISMO, UN EXPERIMENTO SURREALISTA Y ONÍRICO, UN DESPLEGAR DE LA CONCIENCIA, UNA CREACIÓN DE IMÁGENES A TRAVÉS DE PALABRAS QUE SE ALIMENTA DE LA PROPIA CREACIÓN.
ESTA ES LA SÉPTIMA EDICIÓN, COMO SIETE SON LAS ESFERAS, LAS SEMANAS, LAS SESIONES Y LAS HORAS.
ADELANTE, BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS SEAN.
VISIONARIA Y CABLE CONECTOR DE Y CON LAS PUERTAS DE ENTRADA ELEMENTO SUBVERSIVO AL SERVICIO DE LO ELEVADO LLÁMENLA POETA SI GUSTAN O NO
20 de enero. La fuente de información primigenia siempre es accesible, y en ella están todas las respuestas y preguntas que hay en cualquier línea temporal. Nuestra comprensión, amalgama de experiencias físicas y psíquicas. Relajar los músculos intrínsecos alrededor de L2, L4 y L5 requiere…
ALEJANDRO AZORÍN
11 de enero. Pulgar e índice de un desconocido. Ojos que, después de tanto tiempo, siguen retándome. 2 segundos de dolor que se han transformado en el esquema de horas de placer Antes de salir fui forzado a entrar
ALEJANDRO AZORÍN
Sombras en el balcón que da al jardín y al patio trasero, sombras de árboles, de gente muerta que he conocido y amado.
Sombras del pasado que se hace presente a cada segundo que pasa.
Canta un pájaro y suena a miserere, suena a lluvia y a tierra mojada, tierra oscura y fértil como el bello de tu sexo y el color de tus ojos.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
Hoy he pensado en ti, esta mañana ha venido tu sombra a visitarme, me ha traído tu aroma a canela y tu sabor a sol de otoño.
Me has mirado a los ojos y hemos vuelto al ser único que éramos antes de que llegase el frío invierno montado en su caballo blanco.
Otro día escribiré una carta para decirte lo mucho que echo de menos tu olor a canela y tus manos blancas y frías recorriendo mi pecho.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
Cómo podría volver a tener todo aquello que tenía antes de darme de bruces con el muro de cemento que has levantado delante de la ventana por donde ayer entraba el sol.
No hay puertas, las has tapiado todas, las has cubierto de cemento y de sangre derramada directamente de mi yugular.
El tejado está lleno de agujeros por donde entra la lluvia ácida que brota de las nubes que han cubierto el azul del cielo y el color de tus ojos.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
Has vuelto desde la muerte a la que te había condenado, has resucitado y has llamado a la puerta de mi casa cuando ya no quedaba nadie dentro.
Eres un fantasma blanco y negro, me das tanto miedo que no puedo dejar de temblar al pensar que has vuelto a susurrar palabras en mi oído cuando ya ni siquiera podía escuchar tu voz.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
La vida.
En su diminuto devenir de mediocridades, agita las lámparas apagadas para dar luz a la utopía emergente de la -fuerte- esperanza.
No hay momento fijo sin ver la eternidad bajo el influjo del brujo de la historia que se mecía sobre los hombros del capitán.
Sin él, la luna iba tomando paso hacia la incertidumbre de la oscurtidad en su bañera,mientras ella, infranqueable, se teñia las venas de color purpurina.
Tan tambaleante.
Sin más, el hocico del perro hambriento se movía hacia el olor carbonizado de sus zapatos roídos por el tiempo y se lamía las heridas del frío y el descuido de la era que debía habitar
LA PERRA VERDE
Sólo hay dos de nosotros en las estación de tren donde habíamos sido tres. Otros días, cuatro. Como amapolas, nuestra belleza se marchita rápidamente cuando tocan nuestros pétalos. Opio. Humanos. Tocar nuestros pétalos, deben. Entre briznas de hierba llueve una luz dorada que transformará nuestras memorias revistiéndolas de miel. No hay serpientes aquí, cruzábamos ríos con un solo paso, sobrevolamos el mundo sin alas. En todos los sitios a la vez, en los más bellos, en los más angustiosos. Éramos gigantes. La tos de ese hombre anciano nos acechaba en cada esquina, por doquier, volatilidad inminente.
ALEJANDRO AZORÍN
23. ENERO.24. 9:00h
Una insinuación en una tienda de Japón me señala que debo comprar una túnica amarilla de la buena suerte.
Y sin descanso, corro por la calle hasta perderla de vista.
La vida es la compañía absoluta de una misma sin ropa de colores.
LA PERRA VERDE
La leve oscuridad en la que me hayo inunda todo de negritud y frío. Entre las sábanas de ayer encontré tus cartas antiguas y llenas de lugares vacíos en los que nos amábamos intensamente.
He mirado tu fotografía más de diez veces hoy, he mirado tus ojos impresos en el papel, el brillo de la luz sobre la superficie lisa donde descansan todos esos recuerdos.
He mirado tus fotografías, todas ellas, las que aún conservo como un tesoro escondido en lo más profundo de mi alma.
Arañas las ventanas de mi alma con tus garras, me has despojado de la risa, de la carne y del sol de la mañana que veía tantas veces. Me besas con labios fríos, me abrazas con brazos muertos.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
La tenue luz de una vela iluminaba toda la estancia, la llama refulgía reflejándose en tus pupilas como el sol saliendo en el horizonte, eras un ave y yo tus alas.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
Corre, no mires atrás, déjalo todo y salta conmigo. La vida nos pondrá alas y podremos sobrevolar todas las ciudades donde hemos vivido.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
La vida es un camino largo, a veces sombrío y a veces plagado de luciérnagas que brillan cuando bates tus alas.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
18 DIC 2024. 21:15h
Filigranas aurecinas* entran en las laderas de la inopia arando los malos augurios.
*Aurecina. (Adjetivo relacional) Que tiene relación con las auroras boreales.
LA PERRA VERDE
26 DIC 2024. 10:06h
Malabares conversos en la huída de la verde primavera que azota los mundos sueños de la basta verdad en su fruto.
LA PERRA VERDE
28 DIC 2024. 12:09h
Brujas tenebrosas para los ojos de los fieles usureros de estampitas de vírgenes austeras revueltas entre las penurias de los pobres.
LA PERRA VERDE
Me vuelvo raíz entera y trepo la puerta hasta que la fuerza de ésta rompe las betas de la madera.
Una vez rota, sigo extendiendo mis raíces y ramas hasta pasar por el cerco.
LA PERRA VERDE
Palpitaciones involuntarias llevan siendo el único motor durante ya demasiado tiempo. El hallazgo de afinidad no es enriquecedor si solo hay afinidad en la aflicción. Temor que causa vergüenza, vergüenza que causa temor en un ciclo paralizante para los niños que nunca dejemos atrás. Supernova invisible. Luz que atraviesa un cielo cubierto de nubes donde la mórbida masa marina nos invita lista para darnos su mordida helada. Reproducción discordante, inspiración desconcertante, piscina genética disfuncional. Responsabilidad dispersa.
Ternura.
Escucho el sonido del silencio.
Y allí dentro, yace la voz que habita en mí, tan tenue.
Tranquila.
Recuerdame el momento en el que perdiste el miedo a hablar de la cotidianeidad.
Háblame de la loba que fuiste cuando la luna bajó al cerro y corriste sin demora hasta el agua del río.
Respira.
Te estoy escuchando.
-Tú- eres la magia de los duendes del bosque que hacen que veas lo crudo del tiempo en el reloj.
Abre tu armario, vístete de alegría y guarda el traje de la impotencia. Maravilla de la historia.
Otros ya lo hicieron antes que tu, aquella ocasión en la que sus vidas eran apreciadas tan poco como el pan negro.
Rosiga la piel dura de la carne de ave cocida y quítale las plumas para hacerte un traje estupendo, elegante.
Sigue en la sombra fresca y oscura.
Reconfortante.
Y estira tus piernas hasta llegar alto.
Dirige tus manos hacia tu destino y sé el puente de unión entre tu cerebro y la realidad vivida.
Arde.
El agujero gigante que apareció en tu mundo, ahora es tu vía de escape.
Sírvete de él para viajar a esos lugares donde un billete no llega.
LA PERRA VERDE
Aumenta la cifra de segundos en los que las vidas de las personas pobres disminuye.
Ante la premura, los mandamases se cruzan de brazos o lanzan su calderilla a los “sin techo” de la estación del tren en el que nunca subirán.
Como si entendieran de qué va la palabra “comunidad”
Aunque sus lacayos intentaran dibujarla como para los niños en los cuentos infantiles, no entenderían cosas que jamás vivirán.
Y mientras mi vecina, me regala patatas.
Y me pregunta cómo estoy.
Y en lugares pequeños en los que el vulgar progreso ha llegado a medias, los vecinos se saludan todas las mañanas y siguen tradiciones que los acercan.
Aunque las casas más viejas se derrumben y aunque los jóvenes solo vayan de vacaciones, ellos - La Resistencia- sigue dando los buenos días en dialectos que la RAE da por mal hablados.
Como si una institución tuviera el poder de decidir sobre la vida de nuestros ancestros.
Mira a tu alrededor y observa lo que acontece.
Allí.
Solo allí, podrás encontrar la verdad cercana, la realidad que te toca y compartes sin necesidad de conectar tu cerebro a una pantalla.
Lo que cuentan las lenguas y no los libros y a lo que huelen los pucheros y las chimeneas aledañas.
Ahora, piensa en la tuya y si todavía sigue existiendo.
LA PERRA VERDE
La levedad
Ciegas ellas. Ciegas todas. Sordera voluntaria pinta minuto a minuto sus ojos de blanco. Hace dos años que dejamos de nadar en niebla y a hacerlo en brea, Ahora condenamos el futuro a la memoria de años tras, Donde las palabras de mi cancion no llenaban sus ojos de un vacio inquisitivo. Ahora el mar esta cubierto en brea y bajo ella ni sus ojos blancos pueden ver Ciegas ellas. Ciegas todas.
ALEJANDRO AZORÍN
23.1.2025 Dime que sí, que el sudor, la sangre y la piel que bautiza esta madera es la primera ofrenda a lo absurdo y anónimas lágrimas serán las últimas.
LCon los pies blancos incriminatorios te alejas, mostrando blanco cuello como pisadas. Huellas movedizas destruyen la pureza del templo negro donde muro, luz, cable y cuerda cobran vida. Rehusando la expiación lo que era azul se convierte en fuego y las pisadas blancas alimentan las llamas en las que te consumes.
ALEJANDRO AZORÍN
Otro día más en esta fría y vieja habitación. No recuerdo el tiempo que llevo metida entre estas cuatro paredes, o debería decir cuatrocientas, porque cada día que pasa parece que se multipliquen y me encierren un poco más. Me siento como una rata en un laberinto, buscando desesperadamente salir o morir Tal vez debería hacer eso, saltar por esta ventana y liberarme de una vez de este maldito tedio que lo inunda todo.
La puerta está abierta, pero no puedo salir de aquí, no quiero salir de aquí, no hay nada ahí fuera que pueda hacerme abandonar mi mazmorra, esta cárcel autoimpuesta en la que me encuentro constantemente.
Desde mi ventana veo lo que en otro tiempo fue el hogar de alguien, el lugar donde se desarrolló una vida, donde se encontraron y desencontraron, y donde probablemente se engendró a otro ser que tuvo un lugar en este mundo.
Ahora ya no queda nada de eso, de esos sueños, ilusiones y desvaríos que allí acontecieron, de esas conversaciones, de aquellos besos, de las Navidades, de las lágrimas o de las risas de los niños que allí vivieron.
Ahora es solo un cubículo, lleno de árboles secos y marchitos que han colonizado el espacio que alguna vez fue un hogar o un infierno.
Desde aquí puedo ver los azulejos verdes y negros que un día decoraron la pared de una de esas estancias, tal vez un baño de donde colgaba un espejo que contenía el reflejo de una muchacha ansiosa por salir a bailar, o de un alcohólico con resaca, o de una madre, o del vacío más absoluto.
Me sorprende lo angosto que es lugar, parece minúsculo, pero a la vez un enorme hueco desnudo que una vez estuvo vestido de vida, que seguro dejó una piedra en lugar de corazón en el pecho del que cerró su puerta por última vez antes de tirar la llave.
Tal vez eso pase aquí donde me encuentro ahora, y tal vez alguien mire por su ventana y vea la pintura de la pared de esta habitación, y tal vez alguno de los cuadros que continúe aún colgado, quizá siga en pie el espejo y la lampara gris de la que brota la luz que me ilumina, y se pregunte que fue de aquella habitación, que fue de aquellos sueños que ahí se gestaron, donde está la que se asomaba por la ventana, y recordará que aquella que ahora os habla decidió ser libre y saltó al vacío, y que mientras hacía todas estas reflexiones se olvidó de abrir las alas y se dio de bruces con la fría muerte, que más que fría es una habitación con cuatrocientas paredes que cada día la asfixian más.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
Una parte de algo mucho más grande que en sí mismo lo contiene todo.
La profundidad del espacio… la libertad de flotar por un lugar sin saber dónde acaba.
La matriz del cobijo en su oscuridad palpitante.
Adentro, inmersa en cada sobresalto de forma cóncava.
Se hunde o sobresale.
Del derecho o del revés, sin importar el sentido.
Vuelo.
LA PERRA VERDE
La luz se refleja en el círculo concéntrico que dibujan tus ojos mientras me miras incesantemente. Son una puerta abierta, un abismo que me lleva al fondo del mar, a lo más profundo de un pozo hecho de rocas y lágrimas, de luces y sombras, donde nadie tira monedas pidiendo deseos.
Tus ojos me hablan sin boca y me tocan sin dedos, se mecen lentamente en los míos dejando pasar las gotas de lluvia que caen de tu alma a mi cuerpo, las gotas de lluvia que sangra tu corazón.
Ábreme las puertas del infierno y déjame entrar para ser Ulises, Telémaco o el Minotauro en su laberinto.
Ejercicio del bosque oscuro:
Lejos de aquí has aparecido atravesando la mañana, has llegado a los campos de trigo que el sol doró con su luz de invierno.
Has llegado sola y desnuda, sin zapatos y con el alma henchida, las llagas en tu piel supuran miedo, las palmas de tus manos ajadas y llenas de espinas se han girado hacia mí y me han agarrado del cuello.
Eres un fantasma tangible, un halito de vida pasada, el espectro transfigurado en carne que me ha buscado desde el inicio de los tiempos.
Vuelas al hogar que te ha visto nacer y morir, que te ha quebrantado los huesos y el espíritu tantas veces como vidas tiene el tiempo.
Vuelas como el Ave Fénix, has resucitado de entre los muertos.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
La tragedia Incendio
Las lágrimas Invierno
Romance negro
Renacer difícil
Amor sereno Mató.
Momento. Espera.
Así de fácil.
Él no es él, ni es ella.
Sí.
Mundo.
Derretirse translúcidos siempre. Un brindis necesita colores.
LA PERRA VERDE
Cuando la razón vuelve a respirar. La tristeza invernal es el corazón. Eficaz y delicada.
Cronología de un amor Dependencia. No dejarte escapar Ansiedad por separación. Control.
Cuidar de tu corazón es primordial. Tus manos. El último adiós la separación. Invierno.
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
MEHR?
PSST…
THE WORLD OF
“belleza primera: una creación cegadora de luces, de brillo supersensual”.
“De product”
Wir sind hier
Lo feo, lo cómico, lo obsceno zu ändern.
(QR code contains text but needs scanning to fully read)
“The greater the outrage, the greater the potential becomes (through strategic contextualization)”.
NO SUGAR ADDED
EL MUNDO ¿MÁS?
PSST…
EL MUNDO DE
ALEJANDRO AZORÍN
“ belleza primera: una creación cegadora de luces, de brillo supersensual”.
“ Producto de”
Estamos aquí
Lo feo, lo cómico, lo obsceno para cambiar
“ Cuanto mayor sea el escándalo, mayor será el potencial que se convierte (a través de la contextualización estratégica)”
SIN AZÚCAR AÑADIDO
(CHOCOLATE O QUESO O UVA O SOPA O SEMILLA O RAÍZ O POISSON OU POISON)
La tierra cruje bajo mis pies, la siento gritar cuando pongo los pies sobre ella, es como una alfombra vieja y ajada que me habla.
Es marrón, es amarga, es una sombra de lo que un día fue, de los verdes prados cuajados de hierba sobre los que dormías los días de verano.
La tierra me susurra al oído lo que soñabas cuando fingíamos vivir
CONCEPCIÓN SILVESTRE DÍAZ
La luz penetra en el cuarto a través de las cortinas de terciopelo rojo mal cerradas. Es un tenue rayo que juega con la oscuridad, como una bailarina rusa con sus zapatillas nuevas. Las motas de polvo brillan como cristales y danzan al son de una música que solo suena en mis oídos.
En la penumbra te veo, desnudo, blanco y pétreo, como una visión, como Adonis, como una estatua hecha de mármol, tallada y pulida por las manos de Dios. Las sombras dibujan tu cuerpo, sus volúmenes y formas, y juegan a deslizarse entre las costuras de tu piel y los rizos de tu pelo. Eres tan bello que me duele mirarte y pensar que algún día todo eso, toda esa belleza se marchitará como una flor caduca. Me gustaría comerte, devorarte de nuevo y guardar tu sabor en mi lengua para siempre, para no olvidar nunca a que sabe lo divino.
La luz penetra en el cuarto a través de las cortinas de terciopelo rojo mal cerradas y se desliza entre mis dedos iluminando mis manos con una señal aurea.
Espero con ansia que abras los ojos y me mires de nuevo, que me veas tal cual soy, un satélite, una nebulosa, la aurora boreal más brillante, una estrella en la noche más oscura.
La nieve caerá mañana y nosotros seremos el fuego que la escarcha apague, abrazados el uno al otro como un nudo que no puede deshacerse, en una unión primigenia, con un solo latido.
Comeré de tu cuerpo y tu beberás de las lágrimas que tantas veces he derramado por ti.
Amanecerá de nuevo y así una y otra y otra vez… Acabaremos exhaustos mirándonos fijamente, como se mira a un cielo cuajado de estrellas, como se mira a la muerte cuando te encuentra despierto.
Tu y yo, y nuestras almas amarradas para siempre en el tiempo que encierra el reloj de arena apoyado en la pared.
ELEANOR GREY
Te imagino a menudo peinando tu bigote en tu propio reflejo. Tan masculino, elegante.
Tan inaccesible, frío y sereno.
Ser el azul dentro de los matices de los demás colores, que nadie ve a menos que se miren con lupa, desapercibidos y a la vez fundamentales para la armonía de la composición polícroma del lienzo.
Ególatra como el azul del cielo que sabe que si no aparece, muchas cosas se pierden…
Tan estúpido que no se da cuenta de que sin el resto, NO EXISTE.
¡Ay marinero!
Si supieras que sólo eres una influencia de la luz en mi retina.
Sólo te necesitamos para saber que el resto es más bello que tú.
Y sin embargo, me sorprendo imaginando a qué saben las nubes cuando te rozan y cómo nadan los peces en tus recovecos y arrugas.
Hasta que el azul de un moretón me duele y despierto.
Y recuerdo que todo sigue su curso y que muchos daltónicos viven sin ti.
LA PERRA VERDE
En la arena se desenredaba la eterna madeja del tiempo, convirtiéndose en diminutos granos, devorados por las violentas y atronadoras olas que, a su retroceso, se escurrían por las laberínticas corrientes marinas Con el ruido atronador se sumergían en las corrientes, buscando su sitio, su espacio, su oscuridad, su silencio particular con el que mantenerse en calma, en vida, en ser. Olvidarse de los juicios, y todas las mierdas que llevaba en sus espaldas En esas olas y laberínticas corrientes se daba cuenta de que podía ser, sentir y sobre todo olvidar
Olvidarse del mundo que le rodeaba, de esos pensamientos sombríos y de la tristeza que le empañaba el alma.
Hacía tiempo que sabía que debía partir, que debía marcharse lejos y olvidar todo aquello que le hizo adentrarse en aquella oscuridad
Hacía tiempo que decidió que sólo el horizonte marcaría el final de su camino, horizonte que se balanceaba por doquier , que yacía en las migas de pan que todavía quedaban sobre la mesa de la cena de ayer. Cena aburrida y monótona cuyo momento cúspide fue cuando él me preguntó: ¿quieres pato?
Pero el pato no marida bien con la cerveza, cerveza que yo disgustaba, demasiada levadura, demasiada fermentación
No aguanto los líquidos con burbujas, innecesarios, hacen que me duela el estómago. Burbujas al igual que tildes, y acentos dolor de barriga y dolor de cabeza. ¡Oh, espera! que los expertos dicen que en la barriga está el segundo cerebro, pero de vuelta al horizonte, horizonte interior, horizonte que no acaba que no termina búsqueda sin fin de ti, de ellos, de nosotros ugh ! Con lo bonito que es llegar aunque a veces nadie venga a recogerte.
Una palabra prendida en mi oído…
Una llamarada que quema mi corazón transformando mis arterias en pipas que lanzan mensajes de humo…, para convertir mi corazón en el fuego de la hoguera de la noche…, hoguera verde y azul cuyas llamas brillaban por la salitre de la madera y tomaban turnos con el mar para lamer nuestra piel desnuda.
Lisergia.
Honestidad.
Ser
'Ser honesto, inherente a la aflicción de suplicio, cual magma dorado que fluye'.
Fluye como la sangre, se desliza por tu cuerpo hasta desembocar en el fondo de tu ser, inundando cada célula hasta desmembrar.
Desmembrar…, cuántas veces me has arrancado los brazos con los que te abrazaba, las piernas con las que te rodeaba y el corazón con el que te amaba.
Ya no queda nada de aquella a la que lacerabas la carne con tus mentiras, nada de aquella a la que solías hablar al oído cuando nadie quería escuchar.
Escuchar los sonidos, casi imperceptibles en la sociedad moderna, de la naturaleza que se niega a desaparecer y ser relegada por los asientos, nada colectivos y sin sombra que adornan algunas calles.
La música con la que baila la "mala" hierba cuando revienta el cemento y asoma entre las juntas de las losetas, los pájaros piando a toda voz intentando sobrepasar los decibelios de los motores, el musgo en las paredes que se aviva cuando el rocío posa sus gotas en él o la hiedra que lucha incansable por alcanzar el cielo a lomos de una mansión.
Escucha la tierra moverse bajo tus pies.
Sin cesar.
PRÓXIMAMENTE EDICIÓN N°8
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