Con Atlas, María Ortega Estepa reflexiona sobre nuestro lugar en el mundo y la existencia a través de una autobiografía que no tiene carácter narrativo si no vivencial que la autora transforma en collages, dibujos o pintura. El marco es un juego acumulativo: señales, rastros… convertidos en líneas gráficas y hechos, signos que adquieren entidad propia. En esas señales se encuentra la única ordenación del tiempo y espacio, un laberinto de caminos de ida y vuelta, un mapa, una geografía de desconocidos y profundos ecos donde los recuerdos conforman imágenes fruto de la memoria reconstructiva.