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DE LOOF

por MANUEL ZABALA

Una obra ambulante, un alquimista que transformaba el cotolengo en arte contemporáneo, un príncipe-mendigo del under de los ochenta, noventa y más acá. Sergio De Loof, que pasó sus últimos años fumando en la cama, no temía a la muerte sino al olvido: antes que un velorio mediocre, su último deseo fue que sus cenizas sean arrojadas en Río de Janeiro.

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Su obra fue él mismo: una vida contra toda etiqueta, CONTRA TODAS LAS CARETAS.

Un modelo operativo para la investigación cualitativa nace de la necesidad de su autor, Claudio Guerri, de condensar en un libro las investigaciones semióticas que viene desarrollando hace, al menos, tres décadas. Y creo justo decir que esa necesidad no es unilateral –la de un académico que en un punto de su biografía decide reunir en formato libro su pensamiento– sino que es especular en tanto da respuesta a demandas de estudiantes de grado, posgrado y profesionales de diversos ámbitos disciplinares que, al conocer el modelo y advertir su capacidadexplicativa, consideran propicio profundizar en él. El nombre del modelo hace referencia a los nueve signos del sistema arquitectónico peirceano en el que se apoya toda la propuesta. Cualquier conocedor de la obra de Peirce sabe de la riqueza de su pragmática que plantea el conocimiento como un acto en el que movimiento, desdoblamiento y solapamiento son absolutamente necesarios.

Un autodidacta del conurbano.

El deslinde de sus tres categorías, las imbricaciones entre los distintos niveles y las innumerables combinaciones propuestas permiten pensar todos los ámbitos de la experiencia cognitiva y, en virtud de la recursividad de esas categorías, proponer una inclusión de aquello que se observa en todos los contextos concebibles de interpretación. Menos conocido es un texto sorprendente, correspondientea un temprano proyecto desarrollado por Peirce durante el año 1887. Se trata de un curso por correspondencia titulado “El arte del razonamiento”; en su circular –una suerte de volante– se aclaraba: “[Mr. Peirce] ha elaborado con gran cuidado, y como fruto de su mucha experiencia, un sistema de reflexión y gimnasia mental, calculado para el desarrollo de una genuina habilidad práctica en el razonamiento” (Writings of Charles Sanders Peirce, v. 6, p. 548 y ss. Bloomington: Indiana UP, 2000). Más allá de las categorías, de la primeridad, la segundidad y la terceridad, de las tricotomías y su extraña terminología.

“Yo no fui under, no me vestía de negro, lo mío eran los colores flúo, rosa, celeste, verde…”

Instrucciones para un funeral. El nonágono semiótico es, antes que nada, una herramienta para razonar, es decir, es parte de un “arte”, pero en el sentido retórico, de una tekhné. Casi podríamos pensar que para Guerri la Semiótica es una tekhné y el nonágono semiótico, una de las tantas herramientas con las que los investigadores, como los antiguos oradores, se interrogan para comenzar a pensar –semióticamente–un determinado fenómeno. Es una herramienta, un modelo operativo capaz de orientar cualquier investigación cualitativa, como dicen las Palabras preliminares, pero sobre todo capaz de mostrar la provisionalidad de ese ordenamiento. Cada lugar de esa grilla vacía, cada espacio lógico, repone un aspecto del objeto semiótico que se está analizando a la vez que, y fundamentalmente, permite transparentar las relaciones que se establecen entre ellos. El desafío de operar con el nonágono consiste en asumir, desde el vamos, la complejidad que todo signo, que todo producto social, presenta por más simple o sencillo que parezca en una primera aproximación. Porque es un instrumento capaz de no dar nada por sentado.

/ foto: Germán García Adrasti ¿UN OJO QUE LLORA?

Gaba de Dios > Artista emergente del under porteño de los ochentas, recibida de creativa publicitaria. Objetos preciosos hechos con materiales pobres, que se asociaban rápidamente al trash rococó de Sergio De Loof, aunque, a diferencia del creador de El Dorado, su trabajo estaba libre de todo cinismo. El glamour melancólico de Gaba es de una honestidad brutal.

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