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En Clave Revolucionaria en temas como el narcotráfico, las “maras” y las políticas represivas en general, y ningún compromiso sobre las responsabilidades norteamericanas en una “guerra” que pretende llevar a cabo fuera de su territorio y como excusa para una mayor penetración semicolonial. Como conclusión, la visita dejó pocos resultados y decepcionó a muchos de los políticos y analistas burgueses que esperaban un programa más concreto y favorable. “La visita de Obama terminó pareciéndose a esas fallidas superproducciones de Hollywood que, pese a una impresionante puesta en escena, al inmenso despliegue técnico, a los portentosos preparativos y al destacado elenco, liderado por un actor popular con un desempeño previo histórico, simplemente no cautivan al público” ironizó el diario chileno La Tercera.

“Alianza para el Progreso”… de los intereses imperialistas Sin embargo, Obama mostró bastante claramente los fines que guían al imperialismo en su intento de recuperar influencia económica y política sobre América latina, fundamento de la ofensiva que viene desplegando desde el golpe en Honduras. Pero mostró también las debilidades y contradicciones de este intento, en un marco general de crisis capitalista internacional y declinación de la hegemonía imperialista norteamericana. Esto se expresó en que no pudo acompañar la agenda económica y política que planteó, con propuestas concretas para “entusiasmar” a las clases dominantes locales. Es ilustrativo de lo que queremos decir la fallida especulación, hecha por varios analistas, de que anunciaría una especie de nueva “Alianza para el progreso” para remoldar las relaciones entre EE.UU. y América latina. Aquella fue formulada por John Kennedy en 1963, como respuesta al triunfo de la revolución cubana y al creciente sentimiento antiimperialista en el subcontinente. Entonces, EE.UU. estaba en el cenit de su poder económico, político y militar y los monopolios yanquis avanzaban profundamente y casi sin rivales en la semicolonización de las economías locales. Podía entonces dictar condiciones, ofrecer cuantioso apoyo en “ayuda” y alinear a las burguesías locales a su lado de la “guerra fría”, así como encubrir la preparación de golpes de Estado y operaciones “contrainsurgentes”. Las condiciones actuales son muy distintas y no es casual que más allá de la alusión a aquella “Alianza”, no haya podido formular un

Abril 2011 programa comparable. Sin embargo, en Washington se ve con preocupación el debilitamiento de su influencia política y peso económico sobre América latina, especialmente en Sudamérica, patente en la última década, habiendo crecido los márgenes de maniobra de las semicolonias latinoamericanas al calor del crecimiento económico y las relaciones de fuerza sociales que posibilitaron el ascenso de gobiernos de corte centroizquierdista y nacionalista. La región representa un quinto del mercado exterior de EE.UU. y ante la crisis capitalista internacional y las dificultades de la economía norteamericana, América latina cobra importancia como área en crecimiento, productora de materias primas, reservorio de mano de obra barata y mercado. Actualmente EE.UU. busca aumentar sus exportaciones industriales y aprovechar el peso decisivo que sus corporaciones tienen en áreas como el agrobusiness, las exportaciones de alimentos y materias primas o la industria automotriz y manufacturera local, haciendo frente a la competencia de transnacionales europeas o asiáticas. También pretende contener y desgastar al nacionalismo representado por Chávez y sus aliados del ALBA y forzar un realineamiento de los países de al región en torno a la política imperialista en aspectos decisivos (por ejemplo, frente a Irán, Libia y otros puntos candentes). Y en la misma región, en la aceptación de los temas claves para Washington como son la migración (hay unos 45 millones de personas de origen “latino” en EE.UU.) y la “guerra contra el narcotráfico” según los parámetros norteamericanos. Al servicio de esta ofensiva, ha sostenido al régimen posgolpista en Honduras y viene fortaleciendo el dispositivo militar (IV flota, facilidades aéreas y militares en Colombia y otros países, ejercicios conjuntos, etc.), cosa de la que no se habló en la visita. Si quedan bastante claros los fines, pero también la debilidad y contradicciones en los medios y la situación del imperialismo norteamericano para imponerlos. Los lamentos burgueses por la falta de una “visión estratégica hacia la región” tienen que ver con que para EE.UU., enfrentado a la crisis y declinación de su hegemonía mundial, las prioridades están en otras regiones del globo donde ha concentrado esfuerzos, como son Asia oriental donde busca contener a China, Europa y zonas claves del “Gran Medio Oriente”, metido hasta el cuello en Irak y Afganistán e interviniendo ahora contra la “primavera de los pueblos árabes” con una mezcla de contrarrevolución

democrática, sostén al estado de Israel y a las dictaduras y monarquías aliadas como en Arabia Saudita, Bahrein o Yemen e intervención militar en Libia. Es poco lo que puede ofrecer para “seducir” a las clases dominantes latinoamericanas, pese a que estas se distinguen por su entreguismo.

Servilismo progresista

Las corrientes “progres”, las direcciones sindicales y buena parte de la izquierda dejaron claro su abandono de las más elementales banderas antiimperialistas y no impulsaron ninguna campaña de denuncia y repudio a la visita del jefe imperialista ni a sus acciones contra la “primavera de los pueblos árabes” como el bombardeo aeronaval a Libia. En Brasil la CUT y el PT se alinearon detrás de la política de buena anfitriona de Dilma y se tragaron con ella todos los sapos. En Chile, como explican los compañeros del PTR el PC y la CUT vía su seguidismo a la Concertación, se disciplinaron al régimen que preparó un gran recibimiento para Obama. En El Salvador el FMLN con el presidente Mauricio Funes a la cabeza tendió la alfombra roja para el visitante. Esto permitió que Obama pudiera volver a EE.UU. salvando las apariencias, como una figura “popular” en la región, tras el “besamanos” de las élites en los países que visitó. Sin embargo la amenaza que la agenda imperialista enunciada por Obama representa para los pueblos latinoamericanos está clara. Más que nunca cobra importancia la lucha por la expulsión del imperialismo como clave de la liberación nacional y social del continente. No es con la política claudicante de los progresistas, “nacionales y populares” y reformistas como se enfrenta al imperialismo. Solamente los trabajadores, con sus métodos y su programa, pueden tomar en sus manos y llevar hasta el final la lucha antiimperialista a escala continental, sentando con la movilización revolucionaria las bases de la unidad económica y política del continente en una Federación de repúblicas Socialistas de América latina. Bajo esta convicción, nuestros compañeros de Brasil y Chile realizaron diversas actividades e intervinieron en acciones con otras fuerzas de izquierda, levantando las consignas de Fuera Obama y nuestro programa de apoyo a la rebelión de las masas árabes, rechazo a los bombardeos imperialistas en Libia y por el derrocamiento revolucionario de Kaddafi.

Cuba Revolución es un blog impulsado por militantes de la FT-CI desde noviembre del año pasado y que tiene como objetivo ser un instrumento en la lucha por la defensa de la revolución cubana y sus conquistas fundamentales; por medio del debate con tendencias y autores cubanos o del exterior, y tratando de brindar información sobre la historia y situación actual de Cuba en medio de la cercanía del VI Congreso del PCC y la creciente presión imperialista sobre la isla. Entrá a www.cubarevolucion.org

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