LA RATITA PRESUMIDA
Érase una vez una ratita que, barriendo la calle
delante de
su
casa,
se
encontró
un
ochavo.
Lo cogió, y dijo: -
¿Qué
compraré
con
este
monedita?
¿Me
compraré avellanas? No, no, que son golosina. ¿Me compraré rosquillas, caramelos? No, no, que
son
más
que
golosina.
¿Me
compraré
alfileres? No, no, que me puedo pinchar. ¿Me compraré unas cintitas de seda? Sí, sí, que me pondré muy guapa.