para esperar a que piquen los salmones, recibe un día la compañía de otras personas que también acuden con sus particulares deseos: la señora Margarita, que trata de cazar nubes, Serafín, el cartero del barrio, que quiere atrapar hermosas palabras para embellecer las cartas que lleva en su saca, Pedro, que pretende observar aves propias
Raquel Díaz Reguera
Manuel, un hombre que cada tarde se sienta en un banco de la plaza con su caña
de climas tropicales... Cada uno de ellos aporta algo al grupo y todos disfrutarán del
Un banco en la plaza
placer de hacerse compañía una tarde tras otra.
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Lóguez
Raquel Díaz Reguera