Revista 05 loarre

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asociacion de amigos del

Castillo de Loarre

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Ya estamos en el listado indicativo Anabel Lasheras Presidenta a pequeña iglesia dedicada a Santa María en el interior del castillo guardaba la preciosa imagen románica que aparece en la portada. Después de varios emplazamientos dentro del castillo, quedó en la parroquia de Loarre, tras el incendio que sufrió la fortaleza al rebelarse la familia de los Luna, que no aceptó el Compromiso de Caspe en 1412. Es hoy la Virgen del Castillo, la muy venerada Virgen de Loarre. Ha sido todo un éxito nuestro número anterior de la revista, dedicado a la primera restauración realizada por el arquitecto de La Figuera. Estamos trabajando para editar otras.

ditorial

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El 30 de junio el castillo fue incluido en el listado indicativo para llegar a ser declarado como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Tras nuestro empeño, además de Juan Antonio Cremades, dos personas han sido claves en este paso: el director general de Patrimonio de la Diputación General de Aragón, Jaime Vicente, y el subdirector del Ministerio de Educación y Cultura, Luis Lafuente Batanero, con quien nos vimos en Madrid el día 14 de marzo, como aparece en la foto, precisamente para impulsar este tema. Ahora empieza una tarea que necesitará de apoyos institucionales y financieros. Además del Gobierno las entidades financieras aragonesas tienen que “mojarse” por el Castillo de Loarre.

Y, para seguir buscando apoyos a esta candidatura, visitamos al viceconsejero Javier Callizo el 20 de abril. También hemos recibido el apoyo de la asociación nacional de Amigos del Románico, que celebró su asamblea general en Huesca y con cuyos miembros mantuvimos en abril un encuentro durante el que se hizo entrega al presidente de esta asociación de una maqueta del castillo.

El día del socio, en mayo, cuyo desarrollo detallamos en las páginas siguientes, tuvo un especial relieve por encontrarnos en el año del centenario y por el nombramiento de socios de honor. El verano ha terminaba con dos conciertos: el 29 de julio con Al dulce son vihuela de arco, interpretado por Cantar alla Viola, y el 5 de agosto, con las Cantigas interpretadas por Supramusica.

Edita: Asociación de Amigos del Castillo de Loarre. Maquetación e impresión: Letra Artes Gráficas. Redacción y publicidad: Fundación Castillo de Loarre. Fotografías: Antonio García Omedes. Tel. 609 493 349 - Fax 974 382 717. E-mail: castillodeloarre@gmail.com - Web: www.castillodeloarre.org La responsabilidad sobre textos e ilustraciones corresponde a sus autores.

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El día del socio L día del asociado, como ya es tradicional, tuvo lugar el pasado 28 de mayo de 2006. En el artículo titulado “Loarre: el traslado a su nueva urna de las reliquias de San Demetrio”, que aparece más adelante, se explica el origen de la subida en procesión de las reliquias al castillo el día de la Ascensión. Comenzó la jornada muy temprano para algunos, preparando más de 400 bocadillos para los participantes en la caminata, que pasó hacia las 10 de la mañana por el castillo. Por otro lado, a las 10.30 de la mañana, los romeros se reunieron en el atrio de la iglesia parroquial de Loarre para subir al castillo, portando las reliquias de san Demetrio y el pendón procesional. Fueron recibidos con reparto de torta y vino, y a las 12 tuvo lugar la eucaristía en la iglesia de San Pedro del castillo, acompañada por el coro Ars Nova. Después de la misa, y tras glosar la presidenta, Anabel Lasheras, la personalidad de don Juan Antonio Cremades, el nuevo socio de honor se dirigió a los asistentes agradeciendo su nombramiento con las siguientes palabras:

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Señora presidenta de la Asociación de Amigos del Castillo de Loarre, señora alcaldesa de Loarre, señoras y señores miembros de la junta directiva de la asociación, señoras y señores: Un autor árabe llamado Al-Turtusi escribió en 1122 un manual para uso de príncipes. Habla en él de la batalla de Alcoraz, ganada pocos años antes por las tropas cristianas que, al mando del rey de Aragón, salieron de este castillo de Loarre. Y dice: Cuando Mostain II fue a combatir al tirano cristiano Ibn Rademiro, cerca de Huesca, uno y otro ejército eran casi iguales en número: cada uno contaba cerca de 20.000 hombres. Un soldado que presenció la acción me ha contado lo que sigue. En el momento de ir a empeñarse el combate, el tirano Ibn Rademiro dijo, dirigiéndose a uno de sus guerrreros a quien consideraba mucho por su sagacidad y su pericia militar: “Quisiera que me dijeres cuántos valientes hay en el ejército musulmán, quiero decir, de esos guerreros que conocemos tan bien como ellos nos conocen a nosotros; infórmate y vuelve a decirme los nombres de los que están y de los que no están”. Marchó aquel y a su vuelta le nombró siete guerreros. “Bueno”, dijo entonces Ibn Rademiro, “contemos ahora los nuestros”. Se contaron ocho nada más. Alegre y sonriente exclamó el tirano: “¡Qué hermoso día se prepara!”.1 Hoy se fragua en el castillo de Loarre otra batalla me-

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El nuevo socio de Honor, Juan Antonio Cremades, con la presidenta Anabel Lasheras, y la tesorera y alcaldesa Tere Jaime.

morable: conseguir el reconocimiento de que este impresionante monumento es Patrimonio de la Humanidad. Digo conseguir el reconocimiento, porque serlo ¡ya lo es!, aunque la UNESCO aún no lo haya declarado así. Hace meses la presidenta, Anabel Lasheras, me envió a contar los enemigos. Hay unos cuantos: la ignorancia, la burocracia, el “existen otras prioridades”, el “vuelva usted mañana” y otros del mismo estilo. Constato con mis propios ojos que nuestras fuerzas superan a las del contrario. Los Amigos del Castillo de Loarre son más numerosos y tan buenos combatientes como los mejores del campo adverso. Y, además, estas formidables mesnadas tienen una presidenta fetén. Y son nuestros aliados el Gobierno de Aragón, cuya ayuda me reiteró la semana pasada el Director General de Patrimonio Cultural, el Ministerio de Cultura y la Embajada de España en la UNESCO. Con estas pavorosas huestes debemos ganar la batalla. ¡Y la ganaremos! Nada podía honrarme más que ser declarado socio de honor de este castillo, porque me siento así uno más de sus guerreros. Sobre todo, concediéndoseme tal distinción al mismo tiempo que a este héroe de epopeya que es Manuel Pizarro. Teniéndolo con nosotros, no hay enemigo que se nos resista. Cuando Magdalena –mi primera nieta, de ocho meses– tenga uso de razón, le diré orgulloso, para que lo transmita a sus descendientes, que su abuelo fue hecho socio de Honor del Castillo de Loarre, y que lo fue al mismo tiempo que Manuel Pizarro, el protagonista de una gesta memorable, cantada por esos juglares contemporáneos que son los periodistas.


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Momento de la llegada con las reliquias, son las 11:20 horas.

Confieso que este acto me gusta y me place. Loarre me cautivó desde que vine de excursión con el colegio de El Salvador de Zaragoza. No fue ciertamente ayer: la semana que viene me reúno con mis compañeros para celebrar las bodas de oro de la salida del colegio. Prueba de que esta fortaleza me tiene subyugado es que Mercedes –mi bien amada pintora, conocedora de mis pasiones– me pintó años ha un cuadro grande del castillo de Loarre, de 1,30 por 1,60, que exhibo en mi despacho parisino para deleite personal y pasmo de los visitantes. Tengo presente este recinto en mi vida. Me pasa lo que a Ramón J. Sender, que escribió: “De Loarre me llegan todavía voces lejanas que me sostienen en las encrucijadas del mundo, cuando siento la nostalgia del que quería ser y no he sido”.2 En los tiempos de esplendor guerrero de Loarre se vivía el espíritu de los cruzados. Todavía no había salido ninguna expedición cristiana hacia Tierra Santa, pero la primera cruzada ya había conquistado Barbastro en 1064. Sancho Ramírez supo infundir a su alrededor el ideal del caballero cristiano. Lo que permitió a su hijo Alfonso el Batallador conquistar Zaragoza dejando a sus reales el nombre de Juslibol –derivado del grito cruzado ¡Deus lo vult!-, y legar su reino a la orden del Santo Sepulcro de Jerusalén. La orden ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén es la heredera de esta tradición caballeresca medieval. Como presidente en Aragón de la misma, desde Loarre me llegan voces que me recuerdan que el espíritu del caballero cristiano de la Edad Media sigue vigente. Que tie-

El pendón se acerca a la entrada del castillo. Al fondo se divisa Loarre.

ne sus exigencias. Y, entre ellas, la protección de los Santos Lugares, que hoy se traduce por el sostén eficaz de la presencia católica en ellos y, más especialmente, por las peregrinaciones a Tierra Santa, la ayuda económica al Patriarcado Latino de Jerusalén y la colaboración para que los 70.000 católicos palestinos puedan subsistir sin verse obligados a emigrar. Sender escribió “Soy un águila verdadera, solo que con vértigo”. 3 A partir de este acto tengo una ventaja sobre él: cuando trate de subir a las alturas para ver con elevación de miras las encrucijadas del mundo, dispondré del punto de apoyo que me da este escarpado castillo. Con Loarre como fundamento, perderé la sensación de vértigo. Muchas gracias, de nuevo. Prometo hacer lo que en mis manos esté para que Loarre gane la batalla de su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad. Y, atisbando las perspectivas del combate, repito –nueve siglos después– la exclamación del rey de Aragón: “¡Qué hermoso día se prepara!”. Una vez finalizados los actos del nombramiento del socio de honor, celebramos la comida de hermandad en la Hospedería de Loarre, para finalizar la jornada en la plaza de Loarre, con la actuación folclórica del grupo Baluarte Aragonés y sus bailes tradicionales.

1 R. Dozy, Investigaciones acerca de la Historia y de la Literatura de España durante la Edad Media, Madrid, 1863, T. II, pp. 308-309. 2 Ramón J. Sender, Monte Odina, capítulo 8. 3 Ramón J. Sender, In memoriam, p. 419.

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Los nuevos socios de honor Juan Antonio CREMADES SANZ-PASTOR (Zaragoza, 1940) Casado con Mercedes Gómez-Pablos, pintora, es licenciado en Derecho por las universidades de París (1960) y Zaragoza (1960). Doctor en Derecho por la Universidad de París. Abogado del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza desde 1961. Está también colegiado en Madrid y París, donde tiene despachos abiertos. Presidente de Honor de la Cámara Oficial de Comercio de España en Francia, cuya presidencia asumió de 1977 a 1980. Es Presidente de Honor de la Unión Internacional de Abogados, asociación mundial de la abogacía cuya presidencia asumió en 1990 y 1991. Miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de París de 1992 a 1995, siendo la primera persona no francesa elegida para dichas funciones. Desde 1999, concejal de Cultura del ayuntamiento de Isábena (Huesca). Académico de número de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza. Presidente de la sección de Aragón de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén. Hijo Predilecto de la Inmortal Ciudad de Zaragoza. Colegiado de Honor del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza, de la Barra Mexicana y del Colegio de Abogados de Santo Domingo. Comendador de las Órdenes de Isabel la Católica y del Mérito Civil. Cruz de San Raimundo de Peñafort. Caballero de la Legión de Honor.

Manuel PIZARRO MORENO (Teruel, 1951) Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, es abogado del Estado (1978) y agente de cambio y bolsa (1987). Presidente de Endesa desde mayo de 2002. Vicepresidente de la Bolsa de Madrid (1995), Vicepresidente de Bolsas y Mercados Españoles, Sociedad Holding de Mercados y Sistemas Financieros S. A. (2002). Presidente del patronato del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (1997). Ha sido presidente de Ibercaja (1995-2004), de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) (1998-2002) y del Instituto Mundial de Cajas de Ahorros (WSBI) (2000-2002). Académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, de la Academia Aragonesa de Jurisprudencia y Legislación y director de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País.

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Loarre: El traslado a su nueva urna de las reliquias de San Demetrio Publicamos a continuación un texto que apareció el 10 de febrero de 2002 en el Diario del Alto Aragón, y que nos hizo llegar Pablo Ladrero. Firmado por Santiago Broto, la documentación provenía del Archivo Histórico Provincial de Huesca. Protocolo 2745. Notario: Atanasio de Les y Asensio. Por el cariño que profesan al santo, pensamos puede gustar, especialmente a los originarios de Loarre. El importante acto se celebraba a las tres y media de la tarde del 7 de octubre de 1778, en la Iglesia Parroquial del Glorioso Protomártir San Esteban de la Villa de Loarre, hallándose reunidos su Capítulo, presidido por el Vicario don Pedro Lucas Monreal y Asesio y compuesto por los presbíteros José López, Matías Ximénez y Bernardo Meavilla y el Ayuntamiento constituido por su Alcalde don Demetrio Lacambra e Iglesia, los Regidores Martín-Juan Minué y Oliván y Esteban Estallo, el Síndico Procurador Juan-Domingo Ximénez y los Diputados del Común Valero Betés y Ramón Ayala, así como el Doctor Francisco Asesio y Azara, Canónigo de la Iglesia Catedral de Huesca; José Bendicho, Beneficiado de la Seo oscense; José Bretos, Ramón López y Antonio Ciria, Presbíteros residentes en Loarre, Anies y Loscorrales; José Marín, Racionero de la Real y ParroquiaI Iglesia de San Lorenzo de Huesca; el Padre Fray Francisco Herrera, Doctor en Sagrada Teología y Prior del Convento de Carmelitas Calzados de Huesca; y los Padres Fray Antonio de la Consolación, Lector Jubilado, Calificador del Santo Oficio y Rector del Colegio de Agustinos Descalzos de Huesca; José Turulloel y Benito de la Virgen del Rosario, Agustinos; Tomás de la Purísima Concepción, Carmelita; Mariano de Santa Engracia, Capuchino; los vecinos de la Villa: Mariano Lorés, José Dieste, Juan y Sebastián Aquilué, Domingo Otal, José de Ena y Posat, Demetrio y Tomás Meavilla, Demetrio Ascaso, José y Juan Domingo Lacambra, Ignacio y Francisco López, Pedro Minué y Garcés, José Garasa y Mairal, José Garasa y Vinué, Raimundo Vinué, Jacinto Fatás, José Lorés y Coronas, Demetrio Ximénez, José Ximénez y Mar-

cuello, Ramón Garulo, Gaspar Pérez, Domingo Latas, Domingo Gil, Pedro Betés y Patricio Giranzo; Bernardo Sarasa y Francisco Lafarga, su Médico y Cirujano; José Asesio y Ribas, de Bolea; Ventura Castillo, de Ayerbe y Antonio Clemente, Maestro Escultor de la ciudad de Huesca, con otras muchas personas, todas las cuales, ante los escribanos Reales Martín-José de Ena, Atanasio de Les y Ramón Castrillo, de Loarre, Bolea y Huesca, el último Secretario de su Universidad Sertoriana, dijeron: Que por cuanto la antiquísima e ilustre Villa de loarre, hacía muchos siglos que mereció ser designada para recibir el glorioso cuerpo de San Demetrio mártir, cónsul tesalonicense, llegado en una urna conducida, prodigiosamente, por dos sacerdotes griegos, según tradición antigua, los cuales atravesando los Pirineos llegaron al lugar de Castiello, y enterados de ello los de Jaca, compitieron por poseerlos, conviniendo al fin ambas localidades, para resolver el pleito, que colocada dicha urna sobre el lomo de una mula ciega se dejara a ésta marchar a su voluntad y el sitio donde parase su caminar sería el poseedor de tan preciado tesoro, pensando que el trayecto sería corto, por lo que la opción quedaría en alguno de los dos términos. Puesto ello en ejecución, el animal, seguido por algunas gentes, comenzó su andadura e incansable y tenaz, cruzando espesuras y serranías, al cabo de unas diez leguas, llegó a un peñasco –en el que dejó grabadas las huellas de sus patas- situado sobre lo que fue la antigua ciudad romana llamada Calagurris Julia Nasica, en donde luego, en recuerdo del hecho se alzó la ermita de Santa Marina, siendo después las reliquias de San Demetrio llevadas al templo de San Pedro de Valverde, que formaba parte del fuerte castillo que allí había, permaneciendo en la primitiva urna, en este lugar, hasta el 5 de mayo de 1505, en el que se trasladó a la iglesia de San Esteban de la Huerta, de la Villa de Loarre, haciendo perpetuo voto de trasladarle procesionalmente, todos los años el día de la Ascensión del Señor a la de San Pedro de Valverde, en la mencionada fortaleza, para celebrar allí los oficios y venerarle con toda solemnidad.

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Los vecinos y moradores de la Villa de Loarre, llevados de su fervorosa devoción y agradecidos de los constantes favores y consuelos logrados por la intervención de San Demetrio, a través de los siglos, en sus necesidades de aguas, enfermedades y otras adversidades, deseando conservar con la mayor seguridad y decencia sus sagradas reliquias, hicieron construir nueva urna, pentagonal, de cristales engarzados de plata, de tres palmos de latitud, palmo y medio de longitud y media vara de altura, con adornos de varios laureles y rosas de plata, prendidos con sus tomillos, y a los costados dos asas, también de plata, y una cerraja con llave, escudo y concha, también de aquel metal. Y obtenido el correspondiente permiso del Obispo de Huesca, don Pascual López Estaún, que tuvo a bien otorgarlo en 4 de septiembre pasado, se procedió al solemne traspaso de las reliquias del glorioso San Demetrio de la antigua urna a la nueva, a cuyo efecto procesionalmente se condujo la primera, desde su altar hasta el prebisterio, colocándola en una mesa altar allí dispuesta, afirmando y testificando todos los asistentes que aquélla era la misma que, según la tradición celosamente conservada, había sido traída milagrosamente por dos sacerdotes griegos, conteniendo el cuerpo del glorioso mártir San Demetrio, desde la ciudad de Tesalónica, en Grecia, situándola, con singular prodigio, en el territorio de la Villa de Loarre, la cual era de madera de pino, de forma pentagonal, de tres palmos y tres dedos de larga, palmo y medio de alta y poco menos de dos palmos de ancha, forrada en su interior en tafetán carmesí y con una cubierta blanca de lino con flores, y en lo exterior, de metal de color de oro, con varias labores y figuras de Santos esculpidas y engastadas algunas piedras gruesas, al parecer de cristal, que le servían de adorno, con dos asas en sus costados y cerraja de dos llaves. Y abierta la urna antigua referida, presentes el Cabildo eclesiástico, los Notarios actuantes y los testigos, se hallaron en ella las reliquias o piezas siguientes: - Una almohadilla cuadrada de tafetán verde, con borlas de seda encarnada en sus cuatro extremos, y dentro de ellas varias piezas muy menudas que parecían ser huesos interiores del Santo, de color clavillo oscuro. - Un lienzo blanco de diez palmos de largo y como cinco de ancho, con el que había sido envuelto el cuerpo del Santo, según la tradición. - Dos canillas grandes y dos más pequeñas de las

piernas, tres de los brazos y otras tres del codo, una astilla de un palmo de larga, los dos huesos esquios, el hueso esternón, el omóplato, catorce vértebras o huesos del esquinazo; una rótula de la rodilla, trece costillas grandes, dos clavículas y dos fúrculas, dos falanges mayores, el remate de una paletilla y una astilla pequeña de canillas. - Una porción de cutis y cutícula envueltos en un lienzo blanco y sobre éste un tafetán encarnado, liado todo con una cinta morada. - Otra almohadilla como la primera con parte de los interiores del Santo. - Un lienzo blanco como de una media vara en cuadro; y otro más chiquito cosido con lana negra. - Y finalmente, varios residuos o fragmentos, que por ser tan menudos no les puede dar propia denominación. Reconocidas dichas reliquias en la expresada arquilla antigua, se fueron trasladando y colocando, por el mismo Preste Don Francisco de Asesio y Azara y los sacerdotes asistentes, a presencia de todos los nombrados, en la nueva urna, dentro de la que se hallaban dos globos de cristal guarnecidos en plata, en figura de pirámide, en los que se pusieron las piezas más pequeñas de la primera almohadilla, atando ésta de color de rosa seca. Cerrada por último, se le dio incienso por el Canónigo oficiante, quien dijo la oración que comienza Deus qui Beati Demetri y seguidamente entonó el cántico Te Deum Laudamus, formándose una devota procesión que dio vuelta por la plaza, por no permitir más trayecto la tarde lluviosa, colocándose la urna en su altar. El siguiente día 8 de octubre, a las nueve de la mañana, un concurrido cortejo procesional, presidido por el Cabildo eclesiástico, recorrió todas las calles de la Villa y a su regreso a la Iglesia, se ofició por el Preste una solemne Misa cantada, corriendo la predicación a cargo del padre Fray Antonio de la Consolación, del Colegio de los Agustinos descalzos. Y en el mismo día, a eso de las dos de la tarde, se inició la adoración de las reliquias, colocando, para mayor seguridad, la urna dentro de la antigua y se cantó el himno propio del Santo Mártir, que comienza con la frase Deus quorum Militum, quedando depositada en su altar, debidamente cerrada, encargándose de la guarda de las llaves, el Párroco, el Racionero más antiguo y el Alcalde de la Villa, siendo de todo lo relatado presentes, como testigos, Cristóbal de Ena y Villarreal, Mariano Ascaso, Juan Constante, Pedro-José Garulo, Antonio Ruiz y Antonio Vidosa, todos residentes en Loarre.

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Loarre y las peripecias de la familia de Luna tras el Compromiso de Caspe UERTO el rey Martín I El Humano sin sucesión el día 31 de mayo de 1410, y tras numerosas intrigas, traiciones, pretensiones y toda la parafernalia que rodeaba el comportamiento humano en la Edad Media, se firmó en Caspe el famoso compromiso que lleva su nombre. Considerado acontecimiento capital para algunos historiadores, fue nefasto para otros, pues introdujo en Aragón la rama castellana que iba a provocar el inicio de la decadencia de la Corona de Aragón. Además, con el apoyo fundamental de un papa aragonés Benedicto XIII, el Papa Luna, cuya tesis, impecablemente defendida por san Vicente Ferrer, nombrado compromisario por el reino de Valencia, se impuso sobre las demás, siendo reconocido como rey de Aragón en 1412 Fernando de Antequera, de la bastarda familia castellana de Trastámara. Los otros pretendientes fueron don Jaime de Aragón, conde de Urgell; don Alfonso de Aragón y Foix, primer duque de Gandía, y su hijo don Alfonso de Aragón y Arenós; Luis de Anjou y Aragón, y Don Fadrique de Luna o de Sicilia, nieto bastardo de Martín El Humano, quien intentaba legitimarlo cuando le sorprendió la muerte después de cenarse un suculento pavo especialmente cebado (¿envenenado? No faltan opiniones en esa dirección, pero esto es lo interesante de la Historia). Finalmente, ya muerto el rey, don Fadrique fue legitimado por el papa Benedicto XIII. Conocido, pues, el nombramiento de Fernando de Antequera, que como Fernando I de Aragón iba a reinar sobre los aragoneses, el conde de Urgell no se conformó con la decisión tomada e inició un movimiento de rebeldía reclamando sus mejores derechos, fielmente apoyado por el conde de Luna desde el castillo de Loarre. ¿Por qué motivo Benedicto XIII impuso al pretendiente castellano y dejó apartado al conde de Urgell, apoyado por la familia de los Luna? Posiblemente tuvo algo

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que ver el innoble comportamiento de Antón de Luna, señor de Almonacid y de La Almunia, con el arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, al cual llamó a encontrarse con él en La Almunia de Doña Godina cuando regresaba de otra reunión en Calatayud. Acudió el confiado arzobispo a la cita acompañado de familiares y de cinco escuderos desarmados, separándose ambos personajes para dialogar sobre los asuntos de la sucesión. Preguntó el conde de Luna si sería nombrado rey el conde de Urgell, a lo que respondió el arzobispo “que no, mientras él viviese”. Sacó entonces su espada el conde y solucionó el problema. Reunidas las cortes el 5 de agosto del citado año, casi la totalidad de los nobles aceptaron el nombramiento de Fernando I como rey de Aragón, jurándole fidelidad. El pretendiente, el conde de Urgell, y Antón de Luna se negaron a hacerlo y se declararon en rebeldía. El conde de Urgell se instaló en la ciudad catalana de Balaguer, haciéndolo Antón de Luna en el castillo de Loarre. La escasez de documentos de que adolece la historia de Loarre nos impide aventurar con seguridad el motivo por el que el castillo de Loarre se encontraba en poder del conde de Luna en aquellos momentos. Sí sabemos que desde allí negoció con el duque de Clarence la contratación de tropas mercenarias inglesas para apoyar al conde de Urgell y que en el castillo de Loarre se refugió con su prima Violante de Luna, abadesa del monasterio cisterciense de Trasobares, filial de Veruela, muy próximo a Illueca, con la que llegó a tener un hijo. Este comportamiento irritó a Benedicto XIII, que lanzó anatema de excomunión contra su sobrina, ordenando quemar el convento y repartir a las monjas por otras casas cistercienses. Solo la portada ha llegado a nuestros días. Los frecuentes viajes de Antón de Luna a Francia para reclutar un número de mercenarios que le permitiese superar a los ejércitos reales destacados en Aragón, que


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contaban además con la ayuda de tropas castellanas, fueron causa de que el castillo de Loarre estuviese defendido por doña Violante, mujer de indomable carácter, digna sobrina del Papa Luna, que no terminó del todo mal. Antón de Luna envió las tropas reclutadas en apoyo del conde de Urgell a Balaguer, pero, atacadas por las tropas reales en Alcolea de Cinca, fueron derrotadas. La siguiente expedición fue encabezada por el mismo Antón de Luna, quedando otra vez Loarre bajo el mando de su prima. El 11 de agosto de 1412 es derrotada por las fuerzas reales la pequeña guarnición de Montearagón y el 31 de octubre se rinden la ciudad de Balaguer y el conde de Urgell, que, hecho prisionero, sufrió cautiverio hasta su muerte. Un mes antes de la derrota del conde de Urgell, Antón de Luna había huido a Navarra y desde allí a Francia, quedando como único bastión de resistencia a las tro-

pas de Fernando I Loarre, defendido por la aguerrida doña Violante, que preparó a su gente para un largo asedio. Felipe de Urriés, señor de Ayerbe, que había sostenido un simbólico asedio del castillo -era frecuente ver pasear por la villa a los dos primos y a su pequeño hijo con total tranquilidad-, tuvo que aceptar la presencia de Pedro Ximénez de Urrea, acérrimo enemigo de don Antón, que, capitaneando a las tropas castellanas, fue encargado por el rey de tomar Loarre. Tras un asedio de tres meses la indómita doña Violante tuvo que capitular, siendo ella la única que fue hecha prisionera. El resto de los defensores fueron indultados, puestos en libertad y se les devolvieron sus bienes. Doña Violante quedó momentáneamente presa en Loarre bajo la custodia de don Pedro de Urrea, siendo posteriormente trasladada al castillo de Sora, en la región de las Cinco Villas, por considerarlo mas seguro, y puesta bajo custodia de don Pedro de Lacasta. No pasó mucho tiempo en el citado castillo, pues, cediendo Fernando I a las presiones ejercidas por importantes personalidades, y muy especialmente por el tío de doña Violante, Benedicto XIII, que, al parecer, había perdonado a su sobrina, fue puesta en libertad. Pasó a Francia para reunirse con su amado Antón de Luna y, volviendo de nuevo a Aragón, se estableció en Mequinenza. Según un documento que en alguna de mis investigaciones sobre el Císter encontré, fue enterrada doña Violante en el monasterio de Veruela. Todavía habitado Veruela por los jesuitas y acompañado por uno de ellos, que el prior me recomendó como gran conocedor de la historia de la orden cisterciense, estuve buscando por la iglesia, la cripta, la sacristía, las laudas sepulcrales ante el altar, sin encontrar la menor señal que nos permitiese confirmar la veracidad de documento. José Luis Aramendia

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Semejanzas con los capiteles tolosanos Antonio García Omedes Vicepresidente de la Asociación Loarre, como Jaca, posee un arte, también en lo referente al aspecto escultórico, que lo diferencia con claridad de lo que vemos en el resto de Aragón. Es la avanzadilla del románico pleno. Cluniacense. Francés. Repite modelos cuyo origen se halla en aquel vecino país. Con estas ideas apuntadas, he tenido la suerte de leer el resumen de la tesis doctoral que en 1991 defendiera José Antonio Martínez Prades y que publicó el Instituto de Estudios Altoaragoneses en 2005 bajo el título de El castillo de Loarre: historia constructiva y valoración artística, así como tener acceso a un buen número de fotografías de Moissac de Carmen Baena Yerón, colaboradora de la web romanicoaragones.com. A partir de este punto, vuelvo la mirada a Loarre y lo comienzo a ver de otra forma. El arte que aquí se plasma deriva directamente de lo genialmente elaborado por Bernaldus Guilduinus en Saint Sernin de Toulouse. Arte y escuela que viajaron simultáneamente tanto hacia Moissac como a Loarre, justificando así, según Martínez Prades, las notables coincidencias en el aspecto temático y en los detalles de sus esculturas. Junto a ello, Jaca. Su impronta se halla presenta asimismo en la escultura del templo. Convergencia, pues, de los estilos tolosano y jaqués, que cuaja en este lugar único, verdadera punta de lanza no solo en lo bélico, sino también en lo artístico. Y detrás de todo subyace la enorme figura de un rey aragonés, Sancho Ramírez («el primer europeísta»), que supo como ningún otro manejar la política de alianzas en beneficio propio. Monarca en un pequeño reino, amenazado tanto por navarros, castellanos y Urgellitanos como, por supuesto, por los musulmanes. Cuando inicia la conquista del reino y se asoma hacia la llanura oscense, cede a los «consejos» del legado pontificio Hugo Cándido. Sabe que necesita ayuda exterior. Se hace vasallo del papa Alejandro II, lo que le garantiza una cierta impunidad ante los hipotéticos competidores cristianos. Y refuerzos ultramontanos en sus ataques al infiel. Casi a la vez casa en segundas nupcias con Felicia de Roucy, hija menor de Hilduino de Ramerupt y Adela de Roucy, hermana del arzobispo de Reims. Su padre había muerto en 1063, siendo entonces el conde su hermano

Eblo II, poderoso militar al servicio de la política pontificia. Felicia era bisnieta del rey de Francia, al ser su abuela hija de Roberto el Piadoso. Está documentada entre los primeros meses de 1072 y el invierno de 1094. Esta fuerte alianza con Francia propicia la llegada de una influencia también en lo artístico, que será la responsable de las similitudes escultóricas de Loarre con los citados lugares de Toulouse y Moissac. ¿Y qué ganaba el Papa con esta protección hacia un pequeño reino? Pues nada menos que tener las puertas abiertas a través de Aragón hacia el interior de España para abolir el rito gótico-mozárabe existente y trocarlo por el ritual romano. Este hito acaece en 1071, institucionalizándose en San Juan de la Peña. Según la Crónica Pinatense, era martes 22 de marzo de 1071. La hora tercia fue la última mozárabe y la sexta, la primera en rito romano. Era la segunda semana de Cuaresma, con el rey y la corte en el monasterio, como acostumbraba. La actividad reformadora se adueña de la iglesia aragonesa y tiene por finalidad producir el afianzamiento del poder pontificio. La aplicación de la reforma durará dos pontificados y tendrá dos frentes, la reforma cluniacense y la reforma gregoriana, ésta ya bajo el pontificado de Gregorio VII.

Y desde la perspectiva expuesta en la introducción, se entiende bien el increíble parecido entre los dos capiteles: el 1a), tomado del libro de Martínez Prades, es de la porte des comptes de Saint Sernin de Toulouse; el capitel 1b), de la ventana situado a media altura en el muro sur de la iglesia de San Pedro de Loarre, en el lado este de la ventana. Su altura y la falta de perspectiva hace que sea prácticamente desconocido para la mayoría de los que han visitado el castillo. La temática y el estilo son idénticos: nos muestran los tormentos infligidos a un pecador por sendos

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basiliscos que muerden su cabeza mientras lo sujetan con sus garras por las rodillas. Basiliscos que veremos en otros capiteles del templo, así como en Moissac. Un tipo de tormento, monstruos mordiendo la cabeza de un pecador, que hallamos también en el segundo capitel del lado norte del interior del ábside de esta iglesia. Otro detalle advertido es el plegado del manto del personaje torturado en Loarre. Se advierte bien el doble plegado y los plieguecillos secundarios que caracterizan al taller del maestro Guilduinus. Lo volveremos a ver en el

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deteriorado Pantócrator existente sobre la puerta sur del templo y en el ángel de nuestra izquierda, así como en el propio Cristo. A continuación aparecen varios capiteles decorados con monstruos a modo de reptiles alados con cabeza de ave. Basiliscos, que tenían el poder de matar solo con la mirada, y de los que la inscripción en un capitel de Moissac, citado por Martínez Prados, dice: «Serpens anticvvs qui est diabolus». Contundente. Poco más que añadir. En todas las imágenes se hallan dispuestos de la misma forma, afrontados por el pico y sujetos con sus garras a una bola o cabecita (en el de Moissac, nº 2). Sus alas lanceoladas y oblicuas llegan hasta el cimacio del capitel. El nº 2 es del claustro de Moissac. Los basiliscos dan tormento a un personaje, que casi pasa desapercibido, representado únicamente por una cabecita. En los siguientes, ya loarreses (2a, b y c), la cabecita, o bien desaparece, como en el 2a), o se transforma en bola a la que parecen agarrarse los monstruos. Esta idea, evolucionada, dará origen a un bellísimo capitel del interior de Santiago de Agüero, donde los monstruos son ya águilas que picotean la cabeza de un niño desnudo, representando un alma torturada.

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Nº 5 - Septiembre 2006

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Los capiteles loarreses se hallan: el 2a), en el lado sur de la ventana absidal de San Pedro situada en el centro de las existentes en el exterior de la iglesia superior; el 2b), en el interior del cilindro absidal de San Pedro, el segundo por el lado sur; por último, el 2c) corresponde al lado sur del 2c interior de la ventana central -de las abiertas al exterior- en la iglesia inferior. También es poco conocido, dada la oscuridad reinante en este recinto. A destacar que fue el capitel que «clonaron» en escayola para los decorados del rodaje de la película de Ridley Scott El reino del Cielo. Las imágenes 4a) y 4b) corresponden a dos capiteles prácticamente idénticos tanto en su temática como en su acabado. Difieren solo en su ubicación. Uno está en el claustro de Moissac, donde lo fotografió Carmen Baena, y el otro en el cilindro absidal de la iglesia superior de Loarre: el sexto por el lado norte. También hay variación en el hecho de que en Moissac es un capitel doble, de claustro,

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mientras que en Loarre, al ser ejecutado para el cilindro absidal, es como si fuera solo la mitad de aquel. Por lo demás, coincidencia casi total: distribución de los motivos de su cesta en tres niveles, uno superior con los caulículos (más y mejor decorado el loarrés) y dos inferiores a modo de carnosas hojas cuajadas de roleos enlazados entre sí por pequeñas ligaduras, al modo como se unían los motivos enroscados en las verjas románicas. Hay una pareja de capiteles en Loarre que se diferencian claramente del resto de los vistos en el templo. Ambos se hallan al exterior de la ventana del muro norte en la iglesia superior de San Pedro. Al lado izquierdo, dos niños cabalgando leones al modo de lo visto en Frómista; y al derecho, un capitel de aves afrontadas, del que quiero resaltar su ábaco, debido a la voluptuosidad de lo que se describe como una especie de gusano marino que se enrosca sobre sí mismo y que a mí más me evoca «el huevo de la serpiente». Metáfora en piedra del principio del mal, que tiene clara relación con la forma voluptuosa de enroscarse las colas de los basiliscos en el ábaco de uno de los capiteles del claustro de Moissac, como puede apreciarse en las imágenes 5 a) y 5 b).

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Otro de los motivos repetidos, idénticos en cuanto a concepto aun cuando varíe su formato, adecuándolo al soporte en que se talló, lo podemos hallar en la imagen 6: una pareja de ángeles portando un medallón en el que aparece un busto desnudo, representación de un alma ascendida a los cielos y, por reduc6a ción, de la Ascensión de Cristo. Los ángeles en Loarre (6a) se encuentran en pie, por cuanto que es un capitel, y tumbados en Moissac, ya que el motivo decora un ábaco. Es probable que ambos estén reflejando lo que el artista debió de imaginar a partir de motivos clásicos como los que podemos ver en el sarcófago romano del siglo II que alberga los restos de Ramiro II El Monje en San Pedro el Viejo de Huesca.

San Pedro de Loarre; el 7 b), el bello capitel de la sala capitular en el Museo Diocesano de Jaca. Capitel de la mano del Maestro Esteban, que presenta una gran similitud con el que podemos encontrar en la iglesia de Santiago de esa ciudad. Pero el motivo por el que comparo aquí ambos capiteles es la similitud de sus ábacos (imágenes 8 a) y b)). De elaborada hechura y poco frecuente tema, consisten en una sucesión de círculos elaborados a base de triple cordoncillo que acaban en cabezas de animales que se han interpretado como caballos, pero que más deben de corresponder a criaturas fantásticas o monstruosas, a tenor de lo visto en su entorno. Lo que resulta evidente es que el artista que talló ambos fue el mismo; que, como otros, trabajó en Jaca y en Loarre; y que, junto a otros talleres con fuerte influencia de Toulouse y de su derivación en Moissac, contribuyó a configurar la escultura de este bello templo castrense: un capricho en piedra de un decidido rey aragonés que quiso rubricar con esta maravilla sus compromisos con los pueblos de más allá del Pirineo, con la Iglesia y con sus reformas, y sus planes de cruzada contra el infiel, ensayados en Barbastro por vez primera en 1073. Así pues, no estamos en Loarre contemplando sino un monumental documento de compromiso regio, fechado, firmado y sellado. No hay más que saber leerlo.

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Y por fin, y como he nombrado la directa relación con la escultura jaquesa, nada mejor que un evidente ejemplo en los ábacos de estos dos capiteles: el 7 a), tercer capitel por el lado sur en el cilindro absidal de la iglesia superior de

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ENTORNO MEDIOAMBIENTAL

La época de floración en el almendro tiene una gran importancia porque influye directamente en las posibilidades de obtención de una buena cosecha, debido a la incidencia de tres factores: la polinización, las lluvias y las heladas. Las variedades tradicionales de almendro son autoincompatibles, por lo que resulta indispensable la polinización cruzada para producir una cosecha. Como el producto comercial del almendro es la semilla, esta cosecha solo se puede obtener si los procesos de polinización y fecundación tienen lugar de manera correcta. Y aquí entran en juego las colmenas y sus abejas, pues la productividad se incrementa en algunas plantas en un 20%. Se colocan de 4 a 6 colmenas por hectárea. Son muy meticulosas y ordenadas en su trabajo. La abeja vuela sobre las flores, detecta la que está madura para polinizar, se cuelga de ella, la zarandea y el polen sale de los estambres, fertiliza la flor y el sobrante se lo lleva en las patas. Los ciclos de vuelo son de unos 45 minutos, y una obrera puede volar hasta una distancia de 25 km de su colmena. Los mejores momentos de la mañana están entre las 10 y las 11 y, por la tarde, entre 6 y 7. Desarrollan mayor actividad con una temperatura entre 15-16ºC, pero no realizan vuelos ni actividad si el viento es superior a 24 km/h. En la foto, nuestro amigo apicultor, Juan Carlos Merino, afincado en la población cercana de Valpalmas, con sus abejas.

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Libros

El libro LA DONCELLA DE LOARRE (Editorial Juventud, 1942, 7ª edición de 1981) se inspira en la atrayente figura de Blanca, conocida por “la doncella de Loarre”, y que recién nacida fue encontrada en una canasta. Su existencia es motivo de muchas intrigas y pugnas. La acción transcurre durante el interregno inmediato a la muerte del rey Martín el Humano, cuya sucesión fue causa de una lucha a muerte entre los Urreas y los Lunas, familias de gran abolengo. Dos enigmáticos pesonajes, el conde de Urgel, llamado Jaime el Desdichado, y la abadesa Violante, son los protagonistas de los episodios más relevantes de la novela, en cuya trama se mezclan lances de amor, intriga y apasionantes relatos de guerra y de hidalguía caballeresca. La novela, a tenor de la misma editorial, continúa la acción en otra obra del mismo autor, “El hombre del Casco”.

Rafael Pérez y Pérez, nace en Cuatretondeta, Alicante, en 1891. Maestro de escuela e inspector de primera enseñanza en Valencia hasta su jubilación en 1958. Empieza a publicar novelas ya en 1929. Casi dos centenares de títulos se publicaron en la Editorial Juventud. Sus novelas populares tuvieron mucha difusión superando las ventas en más de cinco millones de ejemplares, importante cifra para la época. Pérez y Pérez, fue uno de los primeros cultivadores en España de la llamada novela rosa. Muchas de sus obras están ambientadas en la edad media. Algunas de sus obras más conocidas son: Los caballeros de Loyola, El templario, etc. Su novela Los cien caballeros de Isabel la Católica sirvió de inspiración a Manuel Gago para la realización de la historieta “El guerrero del antifaz”.

✂ ESTIMADO VISITANTE: La Asociación de Amigos del Castillo de Loarre necesita de tu ayuda y colaboración para poder seguir trabajando por el castillo y su entorno. Asociándote podrás recibir información sobre las actividades que se vayan organizando, así como recibir la revista de la asociación. Pero sobre todo será un modo de colaborar con una actividad cultural y de desarrollo para nuestro entorno. Las personas o entidades interesadas en colaborar económicamente con la Asociación, pueden hacer sus ingresos en Ibercaja de Loarre, cc.: 2085-2071-06-0300904886 Para asociarse, rellene por favor esta hoja. Nos la puede remitir por correo al ayuntamiento de Loarre, 22809 Loarre o dejarla en alguno de los establecimientos abiertos del castillo o de Loarre. Gracias.

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Autorizo hasta nueva orden a la Asociación de Amigos del Castillo de Loarre para que carguen en mi cuenta el recibo anual de socio por importe de 6 euros.

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