Suplemento aniversario cipolletti 2016 10 03

Suplemento Aniversario Lunes 3 de octubre de 2016

Los cipoleños hoy estamos de cumpleaños

¡113 años!

Celebramos un nuevo aniversario con las voces de los vecinos que viven, trabajan y disfrutan día a día de la ciudad.

Empuje. Quienes hacen grandes a las instituciones locales cuentan sus historias.

Personajes. Cómo es la vida de quienes llenan de color las calles y los clubes.

La promesa. Tortoriello destacó el avance de la gestión y dijo que se vienen las obras.

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LUNES 3 DE octubre de 2016 - LMcipolletti

aNIVERSARIO DE LA CIUDAD

113 años

“Hemos avanzado a pesar de todo” El vecino que se convirtió en intendente. Tortoriello dejó el mundo empresarial para cambiar la realidad de las tomas y asegura que va “por el camino correcto”.

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e empresario exitoso con perfil bajo a intendente, casi sin escalas. El cambio en la vida de Aníbal Tortoriello fue rotundo y se trasladó también a su visión de

la ciudad. A casi un año de asumir como jefe comunal, asegura que la gestión “va en el camino correcto”, después de recibir un municipio “con muchas desprolijidades”. Y promete dar respuestas a las urgencias y los debates de fondo, como el crecimiento urbano y el acceso a la tierra.

-¿Cambia la visión de la ciudad pasando de vecino a intendente?

Por supuesto, cambió la mirada. Uno como vecino mira lo que quiere ver de la ciudad, lo que considera que debería ser desde su desarrollo y las obras, su limpieza. Y desde adentro el panorama

LMcipolletti - LUNES 3 DE octubre DE 2016

es otro, porque se cuenta con una visión más completa, otros tiempos y prioridades. Hay un abanico muy grande de actividades que atender y obras por realizar, y los tiempos no son los que pensaba como vecino.

-Hay políticos que dicen, por lo bajo, que el vecino sólo mira su ombligo.

El ciudadano ve la punta del iceberg, y el servidor público lo ve completo. Aunque en Cipolletti los vecinos tienen una mirada acertada sobre los problemas de la ciudad. Las obras que hay que hacer, definir hacia dónde debe crecer la ciudad, el enorme trabajo que hay que hacer en Acción Social. O la necesidad de hacer loteos sociales e incrementar la construcción de viviendas. Como ciudadano se vive desde otra mirada, desde la crítica, pero la mayoría de las veces es constructiva.

-Además de mayor información, ¿qué otro cambio notó al pasar a lo público?

Hay una responsabilidad muy alta porque se produce un impacto directo de nuestras acciones en la vida de la gente, y por eso hay que poner en valor a los servidores públicos. Y hay una burocracia que dilata las cosas pero que es necesaria para garantizar la transparencia de la gestión. Hay que acostumbrarse, pero no digo que sea algo negativo.

-¿Cree que ha avanzado más lento de lo que esperaba con su plan de gobierno?

Mirando hacia atrás, cuando asumimos, estábamos desbordados de basura, con el personal municipal desanimado y gran desorden en las cuentas públicas. De ese escenario a hoy, estamos mucho mejor gracias al equipo de trabajo y los empleados públicos. Las obras van a empezar a verse pronto. Hemos avanzado a pesar de todo.

-¿Cuáles serán las primeras obras?

Vamos a arrancar con proyectos muy importantes, como el asfalto del barrio San Pablo y el acceso a la Universidad del Comahue (en el barrio Los Tordos), que demandará 33 millones de pesos y la pavimentación de la Illia, que son otros 30 millones. Son proyectos que van a transformar los barrios y los vamos a empezar a disfrutar en poco tiempo. Empezar a dar estas respuestas a los vecinos da mucha alegría a todo el equipo. Son licitaciones que surgen ahora, pero que las venimos gestionando desde el primer día, al igual que otras que, por suerte, están por concretarse.

-¿Se refiere al plan de asfalto?

Así es, contempla 300 cuadras y estamos esperando que el gobierno nacional confirme una partida de 50 millones para hacer 75 cuadras.

aNIVERSARIO DE LA CIUDAD

fotos Francisco Sánchez V.

visión. Aseguró que la óptica cambia mucho de vecino a intendente.

Esta primera etapa, que se anunciaría en los próximos días, comprende muchas calles por las que pasan los recorridos del sistema urbano de colectivos, en diversos barrios.

-¿Cuál es la situación de la ciudad que más lo preocupa?

El abanico es amplio, pero a nivel personal, las tomas me impulsaron a meterme en lo público y serán

un eje de la gestión. Fui candidato por ver cómo vive la gente de los asentamientos y la gran cantidad que hay.

-¿Cree que se solucionarán los conflictos?

Venimos generando el diálogo entre las partes y en muchos casos ya hay acuerdos. Lo más difícil es avanzar con los barrios que están judicializados, pero hemos tomado la decisión. Somos garantes del

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diálogo y de que se cumpla con los acuerdos, que se obtengan los títulos de propiedad y que los dueños cobren lo que se pacte. Es un tema que nos preocupa profundamente.

-Hay vecinos que creen que regularizarlas provocará más usurpaciones.

Nosotros no queremos ni una sola toma más, y para eso tenemos que planificar la ciudad con loteos sociales y pensar en más viviendas.

Pero el Estado tiene que tomar medidas para mejorar la situación en la que viven todas esas personas.

Estamos contentos porque hay deseos de solucionar las tomas y los ocupantes quieren pagar.

-Y una vez que se compren los lotes, ¿cómo llegarán los servicios?

Estamos en el camino correcto y contamos con el apoyo de Nación, que quiere llevar los servicios a la gente que vive en tan malas condiciones. El tema es que hay que solucionar la tenencia de la tierra. A mediano plazo vamos a ir achicando la cantidad de asentamientos y mejorando las condiciones tan difíciles en las que vive toda esa gente.

Y está muy cerca el Promeba, por ejemplo, que es un programa para hacer las obras. Contaremos con 60 millones que nos van a permitir cambiar la vida de las familias de Puente 83. Esperamos la confirmación de ese proyecto

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Un paso al frente por el club y la ciudad Miguel Aninao, el dirigente barrial que llegó al Deliberante.

Hincha fanático de San Martín, fue uno de los dirigentes que lo salvó de la desaparición. Con esa experiencia, se transformó en concejal.

M

iguel Aninao fue futbolista del Club San Martín, un lateral por izquierda “áspero”, según se define. Hizo todas las divisiones inferiores y llegó a jugar en Primera, en épocas en

las que el fútbol lo era todo y el club, el segundo patio de su casa.

Sus padres fueron dirigentes “de trinchera” y él heredó ese compromiso. Con 33 años, fue presidente del León, su comisión evitó que remataran la entidad en el 2005 y volvió a darle vida a la institución.

Consolidada la segunda fundación del club, él dio un paso más, miró

un poco más allá del barrio Don Bosco y se animó a convertirse en concejal de Cipolletti.

“Nací en la Clínica Ados de Neuquén, porque mis papás eran trabajadores de la fruta y teníamos atenciones allá. Crecí en el barrio Don Bosco, en lo que ahora es Brentana, en González Larrosa y Primeros Pobladores. Iba al colegio Padre José María Brentana. En realidad, iba a la escuela para aflojarle un poco al Club San Martín”, cuenta Aninao en su despacho municipal para mostrar su ADN 100 por ciento cipoleño.

Hablar del club lo entusiasma.

“Mis padres fueron socios vitalicios y dirigentes del club, así que estábamos todo el día ahí. Fue una infancia muy agradable, no sólo por la contención a los chicos, sino porque era muy familiar. La gente grande se reunía en el club, tenían el buffet, jugaban a las cartas, a las bochas y nosotros teníamos el fútbol a flor de piel”, recuerda.

“La época dirigencial de mis padres era ‘en la trinchera’, como lo llamaban ellos. Mi padre compartió la dirigencia con familias históricas de la ciudad. Eran dirigentes del día a día, eso significaba ir a marcar la cancha, arreglar los vestuarios, la edificación de las grandes infraestructuras que tiene el club, como por ejemplo el gimnasio; eso uno lo fue aprendiendo y aplicando. La consigna pegar un ladrillo cada día y hoy está a la vista”, sostiene.

Presidente

En el 2005 el club estaba acéfalo y tenía una bandera de remate en el frente. Amadeo Aninao –padre de Miguel- y otros vitalicios convoca-

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ron a un grupo de gente, entre ellos Miguel, para reflotar el club. “A partir de ahí comenzamos un trabajo dirigencial, para el bien del barrio y de la comunidad. Toda su historia, 75 años, San Martín estuvo ligado a la comunidad”, afirmó.

“En esta segunda etapa tratamos de focalizarnos en ampliar el marco deportivo y consolidar lo que tiene que ver con lo social y, fundamentalmente, el acompañamiento de los padres”, contó Aninao, quien sigue participando en la institución y se define como un “dirigente invitado”.

Toda su familia sigue vinculada al León. Su padre falleció hace un año y un sector de la cancha lleva su nombre; su madre sigue colaborando. “Es un orgullo para mí ser hijo de ellos”, destaca Aninao.

Sus dos hermanos mayores, Juan y Héctor, también fueron dirigentes.

“Compartimos esa pasión y también en la política, porque gracias a ellos, a su apoyo, es que me animé a cumplir esta función”, indica el concejal por el ARI.

Del club a la muni

“Lo que me animó a presentarme a las elecciones junto a Aníbal Tortoriello, que fue quien me convocó, primero fue el ejercicio de estar en el club. Cuando uno tiene el acompañamiento de las personas y también la relación institucional, noté que se puede transformar y cons-

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“Uno como ciudadano tiene la obligación de preocuparse o empezar a involucrarse desde la seriedad de un partido político, no solamente desde instituciones comunitarias”,

herencia.

Aninao es hijo de dos socios vitalicios del León del Don Bosco.

manifestó Aninao.

truir justamente desde los lugares donde tenés acción y poder de decisión”, explicó Aninao, quien además es técnico electromecánico.

“Pensé que uno como ciudadano tiene la obligación de preocuparse o empezar a involucrarse desde la seriedad de un partido político, no solamente desde instituciones comunitarias. Es esto que siempre decimos, querer arreglar el país en un café no lleva a ningún lado”, afirmó.

Sus primeros meses como concejal han sido reveladores para el ex

el club

Contención a los más chicos En 2005, el Celeste del barrio Don Bosco tuvo casi una segunda fundación, cuando lo salvaron del remate. Desde entonces, amplió sus actividades y hoy recibe a unos 700 niños que hacen deportes en el lugar.

presidente del León. “Ha sido muy difícil. Tiene que ver con una falta de formación política a nivel personal. Esa inexperiencia ha hecho que los pasos que hemos dado han sido lentos y con algunas dificultades. Pero es un lugar que me apasionada, en el que uno tiene la posibilidad de estar en contacto con el vecino, de conocer otras realidades, que por ahí uno las escuchaba de lejos. Entrando en la realidad de cada vecino, de cada barrio, de cada toma. Sinceramente, hay muchas cosas por hacer”, asegura.

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“Uno siempre se queda con los lugares en los que vive, en los que trabaja y tiene sus amigos, pero si recorrés la ciudad tenés distintas verdades, realidades, a las que tendríamos que tratar de darles solución. Al mismo tiempo te da un marco de realidad de cuál es tu límite de acción. Uno puede tener las mejores intenciones, pero en el marco de las posibilidades, también te encontrás con otra realidad”, sostuvo.

-¿Hace falta tiempo?

Tiempo y decisión política. Es importante que en estas condiciones el Estado municipal tome las decisiones políticas, no sólo pasa por una cuestión económica, sino por la voluntad de gestionar. Justamente, si vamos a trabajar para nuestros vecinos, hacer todo el esfuerzo posible y que la gestión vaya en ese sentido. Lamentablemente hay otras cuestiones, se involucran los intereses partidarios, particulares, las épocas de elecciones. Por lo menos desde el lugar que me toca, desde la construcción que me han hecho mis propios vecinos, la idea es tratar de llevar proyectos para el beneficio de la comunidad.

-¿Tiene familia?

Estoy en pareja hace 13 años, que es uno de mis principales sostenes.

No tengo hijos, antes tenía unos 400 que eran los del club (se ríe), en realidad ahora tengo unos 700, porque ya son muchos más

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A vos te sigo dondequiera que estés Cipolletti TV. Charly es el culpable de que la pasión albinegra se disperse por todo el mundo y que los hinchas estén en contacto permanente con el destino del club de sus amores.

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ipolletti TV nació el 12 de junio de 2014 con los resúmenes de los partidos del Albinegro, y con el tiempo se fueron sumando notas entre semana, fotografías y columnas. El 26 de julio del 2015 se realizó la primera transmisión en vivo –“muy precaria”– en un clásico en el estadio Luis Maiolino. Pero el proyecto se fue perfeccionando y ya llevan 14 partidos emitidos en alta definición.

Carlos Andrés Ferreyra es el que puso en movimiento el proyecto y el que sigue dándole cuerda a una visión que crece y que pretende seguir abarcando y conquistando

terreno multimedial en el deporte cipoleño.

“Yo llegué el 7 de diciembre del 2007 a Cipolletti y en el 2008 empecé a ver Un montón, de Ezequiel Gesumaria. Él tenía todos los videos del fútbol regional. Después empecé a trabajar en el online del diario Río Negro y a convivir con la inmediatez y entonces me pregunté: ¿cómo podés esperar hasta el martes para ver a Cipo, un producto que supuestamente vende y con el que la gente se identifica mucho?

La prueba piloto fue el clásico entre Cipolletti y Deportivo Roca por la Copa Argentina en la cancha de Unión de Allen, en el 2012. “En ese entonces no tenía ni en mente esto, lo fui a filmar para ver cómo

amor al periodismo. Charly Ferreyra parió Cipolletti TV a puro pulmón.

era”, cuenta el periodista. Tras el primer intento, quiso darle una seguidilla a esa jornada. Pidió francos los domingos, filmaba y editaba los partidos de Cipo para el medio en el que trabajaba. Cada lunes por la mañana, los hinchas podían ver el resumen en la web.

“Llegó un momento en que yo veía que a la gente del diario no le importaba que yo hiciera ese trabajo y fue cuando creé mi propia marca.

Empecé con los partidos y después le fui agregando cosas, siempre pensado en imagen y no tanto en texto”, explicó Charly. Pero, en ese sentido, aclaró: “No soy hincha de Cipolletti, soy simpatizante, hago este trabajo porque amo el periodismo, amo hacer este trabajo”.

LMcipolletti - LUNES 3 DE octubre DE 2016

“Como no tenía un mango para hacer publicidad, lo mandaba a todos lados para que lo publiquen. Así arranqué.

Ahora sale en todos lados, como en LM Cipolletti. Yo, chocho”, contó Charly.

Ferreyra es oriundo de Ceres, una localidad a 266 kilómetros de la capital santafesina. Su primer contacto con el mundo albinegro fue en la etapa universitaria en Córdoba, jugando al fútbol.

En el primer Federal A

La marca de Cipolletti TV la pone en funcionamiento en la pretemporada de invierno de Cipolletti, en el que el plantel de Domingo Perilli se prepara para disputar el primer Federal A. El Mingo dura poco y llega Cacho Sialle. “Me llevé bárbaro, porque

yo le conseguía los partidos de los rivales, le daba los que él jugaba y siempre nos dio notas”, recuerda Ferreyra. Las primeras herramientas con las que contó fue una cámara réflex Canon y un micrófono que incrustaba a la máquina. “Con eso hacía todo”, recuerda.

Arrancó con un canal de Youtube y a las pocas semanas con el sitio web. “Tenía partidos con 15 mil reproducciones porque era a través de mi canal; ahora sale en todos lados como en LM Cipolletti, Promiedo, en Buenos Aires, por todos lados.

aNIVERSARIO DE LA CIUDAD fotos Francisco Sánchez V.

su verdadera pasión

“Soy hincha del periodismo”

A mí lo que me interesa es que se vea Cipolletti TV, mientras más lo capturen y lo suban, yo chocho”, señala y reconoce: “Como no tenía un mango para hacer publicidad, lo mandaba a todos lados para que lo publiquen. Esa fue la estrategia. Así arranqué”.

“No tenía conocimiento de nada, no tengo -se ríe-. Después fui aprendiendo. Ahora tenemos varias cámaras, tenemos muchos más equipos, tengo un dron. Veo tutoriales, de alguna manera me las arreglo siempre”, cuenta

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“Yo conocí a Cipolletti contra Racing de Córdoba en la cancha de Nueva Italia, cuando pierde ese partido 3-1. Fui a ver esa final porque en la facultad jugaba al fútbol 8 con un equipo que se llamaba Cipolletti en la cancha de General Paz Junior. Era un torneo que se jugaba todos los martes a la noche, todos los chicos eran de acá y el único de afuera era yo”, recuerda Ferreyra, recibido de comunicador social.

“Después jugábamos un torneo de fútbol 11, todos los fines de semana, con una remera que usaba Cipo en el 73, esas con el escudo grande. En Córdoba, en toda mi época de estudio, me juntaba con gente de Cipolletti.

Los hinchas de Cipo todo el tiempo están hablando de eso”, señala Charly. Después de 9 años en Córdoba, decidió probar suerte en esta ciudad.

“Gonzalo Romero, que es dirigente del club, era uno con los que me juntaba y fue el que

me invita a vivir acá”, recuerda.

Inició un proyecto de Auditoría del Medios: “Cuando vi que no funcionaba y trabajaba mucho, me presenté en el Río Negro y empecé a trabajar ahí”. Después arrancaría con el proyecto del sitio web Cipolletti TV, que desde un principio tuvo un gran recibimiento por parte del pueblo albinegro. “La devolución de los hinchas fue terrible, te escribían de todos lados. Hace un tiempo fui a Córdoba y se me acercó un chico que me dice: ‘Che loco, te agradezco porque gracias a vos miramos a Cipo con mis amigos’. Eso te llena, el esfuerzo que vos hacés tiene sentido para alguien”, asegura.

“Mi sueño es crear un medio de comunicación que transmita el deporte de la ciudad, por eso dejé el diario, por eso aposté a esto, a tener un medio que responda a las nuevas de tecnologías. Yo soy hincha del periodismo, de Cipolletti TV”, señaló.

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“Si nos organizamos, comemos todos” Solidaridad. El comedor del Barrio Obrero recibe cada vez más gente, incluso de otros puntos de la ciudad. Miriam y María son dos de las cocineras que trabajan ad honorem.

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las nueve ya empieza a haber movimiento en el lote nueve de la manzana 18 del Bar rio Obrero A. Cada semana van cambiando las intérpretes, pero todas tienen como objetivo tener la olla llena y la

comida a punto para las 12, cuando los vecinos empiezan a llegar en busca del almuerzo. Lo hacen ad honorem, pero sobre todo con dedicación y compromiso.

“Se cocina con cariño, se viene acá y se hace la comida como en la casa de una. Se hace de cuenta que son como nuestros hijos. Para mí es así”, sostiene Miriam Villarruel, una

de las mujeres que está desde que se creó el comedor comunitario.

“Se empezó porque había mucha necesidad y muchos chicos”, cuenta. Las vecinas del lugar se turnan con otras colaboradoras del barrio Anai Mapu para elaborar la comida cada mediodía. Es que el comedor no discrimina la procedencia de las personas que se acercan en busca

de un plato caliente, casero y hecho con ganas.

Con los años la cantidad de ollas y recipientes de plástico que la gente empieza a acercar al comedor desde las 11 fue en aumento. Cada vecino o familia que recibe comida está anotada. Las cocineras ya conocen y llenan los potes de comida y cada persona se retira con su reci-

piente hasta arriba y humeante.

“Se hace la olla llena de comida y los tuppers se llenan, de siete a nueve porciones como máximo se lleva la gente para comer en su casa con su familia”, explica María Pichun, de 29 años y con dos hijos, de los cuales el más chico la acompaña a la mañana en el comedor.

“Primero era la gente del barrio

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fotos Francisco Sánchez V.

las mamás todo lo pueden.

Las mujeres del barrio son comensales y cocineras a la vez.

nomás y, a medida que se fueron enterando del comedor, vinieron de otros barrios a buscar la comida”, agrega Miriam.

El menú

“Todas las mañanas se viene acá y conversamos qué es lo que cocinamos. Estofado, guiso… lo que se presente en ese momento se cocina. Se charla entre las compañeras y se cocina”, relata Miriam, quien tiene 50 años, nació en Bariloche y hace 26 que vive en Cipolletti, y asegura que le encanta cocinar.

“En principio vine (al comedor) porque yo lo necesitaba. En ese momento tenía cuatro hijos, mi marido y yo estábamos sin trabajo y veía

al resto que también lo necesita.

Era ayudarse uno y ayudar al resto también”, reconoce la vecina.

Además de María y Miriam, del grupo de las mujeres del Barrio Obrero, también ayudan Patricia Márquez, Romina Jaque y Mariela Figueroa, aunque siempre se suman otras manos a colaborar.

“La comida siempre está a las doce”, dice Patricia mientras revuelve con una cuchara de madera una olla tan grande que se calienta con las cuatro hornallas de la cocina. “Por ahí se hace más lento cuando la garrafa tiene poco gas”, amplía. También utilizan una cocina a leña, donde se hacía todo antes, en los albores

“En principio vine al comedor porque yo lo necesitaba. En ese momento tenía cuatro hijos y mi marido y yo estábamos sin trabajo.

Además, veía al resto que también lo necesita. Era ayudarse a uno mismo y ayudar al resto también”, contó Miriam, una de las mujeres que promovió, desde sus inicios, el comedor comunitario ubicado en el Barrio Obrero.

del comedor comunitario.

todos son bienvenidos

No se discrimina a nadie Se convive con la necesidad, que está en todas partes, en todos los hogares. Las cocineras del comedor del Barrio Obrero pudieron esperar a recibir ayuda, pero lo que hicieron fue arremangarse y ayudar al resto, aportar su granito de arena. “Acá no importa de qué barrio sean, lo importante es tratar bien a la gente y que se vayan conformes, no que vengan a buscar un tupper y se los mire mal, porque

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acá somos todos iguales, somos todos seres humanos”, afirma Miriam.

“Se cocina con amor, la comida tiene que tener todo lo necesario para que alimente bien a una criatura. Cómo se le va a dar un plato de sopa, si no tiene gusto ni a sopa”, expresa, mientras empieza a cortar las rebanadas de pan que acompañará las porciones de estofado que envuelve la vivienda con un aroma a afecto.

“Es una ayuda”

Miriam cuenta que disfruta de pasar las horas en el comedor y lo hace con placer. “Me gusta mucho estar acá. Esto no es un servicio, es una ayuda. Nosotras sentimos que esa persona necesita y tratamos de ayudarlos como nosotros también lo necesitamos. Por ahí esa olla se nos hace chica, entre nosotras tratamos de que salga comida para todos”, sostiene. “El Movimiento Popular La Dignidad nos manda la mercadería y tenemos que salir a pelear para que nos den lo fresco.

El Municipio nos está dando por ahora”, remarca

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Cuna de pequeños grandes nadadores

El Club Cipolletti, el gigante de la Patagonia. Jorge García es el padre del monstruo, el entrenador a cargo de la pileta albinegra, de donde no paran de salir nuevos talentos.

J

orge García fue nadador del Club Cipolletti, aprendiz de instructor durante sus vacaciones universitarias, se recibió de profesor de Educación Física, se convirtió en entrenador albinegro,

y luego de la selección provincial, y en el 2015 sumó su primera experiencia en el cuerpo de técnicos nacional. Además, pudo ver competir por primera vez a Lola Cantera a nivel internacional. Ese camino recorrido empezó cuando tenía ocho años. Gabriel, su hermano cinco

años mayor que él, lo inspiró para que se tirara a la pileta.

Eran fines de los 80, en el barrio Luis Piedrabuena B, cuando Jorge probaba varios deportes a la vez, pero no le convencía ninguno. “Me fue entusiasmando todo lo que hacía mi hermano, entrenar para

competir”, contó. “Me gustaba mucho entrenar, no faltaba nunca. Era de los que se tenían que esforzar el doble y no de los talentosos, pero nunca fue una frustración ni nada, la pasé muy bien”, recordó el entrenador albinegro.

Cuando terminó la secundaria,

llegó el momento de irse a Córdoba a estudiar Ingeniería. Un día vio que se iba a dar un curso para instructor de natación y pensó que podría ser una forma de tener un trabajo y ayudar con los gastos a los padres. “Después me seguí especializando y cuando me quise

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fotos Francisco Sánchez V.

acordar tenía muchos cursos y ningún título. Ahí fue cuando tomé la decisión de cambiarme de carrera y dedicarme de lleno a esto”, sostuvo García.

Vacaciones y visita al club

En el verano Jorge revivía sus tiempos de deportista del club, aunque ahora su tarea consistía en colaborar con Omar Mariano, coordinador de la natación del Club Cipolletti. “Omar me iba dando pequeñas participaciones y yo trataba de aprender a formar un estilo. Él me hizo un lugar cuando volví de estudiar y de a poco me fue dando más confianza y grupos. Ahí se fue abriendo este camino”, relató García.

A los Juegos de la Araucanía 2011, en Ushuaia, fue la primera vez que integró el cuerpo técnico rionegrino. “Yo ya días por semana entrenaba el Quizás antes en equipo federaentrenan los la provincia no do y por la canteníamos tantos tidad de chicos federados, de lunes chicos finalistas que teníamos en a sábado. o peleando podios la selección -Canacionales. Antes temila Reeb, Amparo níamos una Mayte Puca Cantera, Eugenia Bri(Bariloche), una Camila zuela, Lucas Medina-, me tocó participar. De todo eso fui Reeb y ahí nos agotábamos. Ahora aprendiendo y volví con mucho está más repartido, más allá de que haya una Lola Cantera o una Ana entusiasmo”, recordó.

“En los últimos años se pudo dar Hussmann. Ahora tenemos más una continuidad en los primeros chicos metidos en la discusión”. puestos, sobre todo en mujeres. En varones nos cuesta un poco más, Por sus hermanos en la provincia en general, tuvimos La nadadora nacional del club Cidos años fuertes y ahora tenemos polletti, Lola Cantera, empezó nauna camada que a la que hay que tación porque sus hermanas, María esperar”, analizó García respecto y Amparo, se entrenaban. “Muchos del equipo provincial, que se pre- chicos llegan por sus hermanos y para para disputar los juegos Bina- por suerte, porque hoy tenemos cionales 2016. una nadadora de nivel sudamericaJorge también evaluó dónde no juvenil, gracias a dos hermanas está parada la natación de Río mayores que se iniciaron con esto”, Negro: “Los clubes han mejorado reconoció Jorge. mucho. Todos nos terminamos Lola es una de las nadadoras empujando para mejorar el nivel. más talentosas que se formó en el

“El 90% de los chicos compite hasta que termina el secundario. La intención es tener nadadores de buen nivel totalmente desarrollados a los 23 o 24 años. Lo vamos a seguir buscando hasta que tengamos alguno”, señaló Jorge. intentar mejorar

“La actitud no se negocia” En los últimos años, Cipolletti demostró ser el equipo más ganador de la provincia y sostener la competitividad a nivel patagónico. “Para que eso pase hay que tratar de no quedarse en una Lola Cantera, porque eso no te va a hacer ganar un provincial ni te va a dejar ser competitivo en un torneo patagónico”, sostuvo Jorge García, el entrenador que además agregó: “Este grupo tiene las mismas características de Lola, la responsabilidad, el cuidarse, todos los chicos tienen consulta con un nutricionista, trabajan la fuerza fuera del agua, lo coordinan con sus estudios. Todos están por una razón: el querer mejorar”.

Además, Jorge cuenta que él apunta “a la autoexigencia del nadador. Yo uso mucho la palabra ‘intentar’. La actitud para intentar mejorar no es algo negociable, no es algo que tengan permiso los chicos de no trabajarlo. La actitud para buscar mejorar tiene que ser constante y continua. El chico no puede dejar de entregar todo en un entrenamiento”, concluyó.

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club, al nivel de Angélica Romani, quien también representó a la institución internacionalmente décadas atrás.

“Lo que puedo hablar de Lola, más allá de su talento, es de su capacidad de entrenamiento, desde chiquita fue muy seria en lo que

hacía. Lo vio en sus hermanas, vio lo que se le exigía y ella lo está replicando. Se hace mucho más fácil trabajar cuando una persona es tan responsable en lo que hace”, destacó García, quien en el año pasado viajó a Perú junto a la selección y pudo ver a Cantera compitiendo.

“Fue una experiencia extraordinaria, no sólo por estar dentro de un cuerpo técnico nacional, sino también para acompañarla a Lola.

Es el primer torneo internacional que pude ver su trabajo diario a ese nivel, que eso es lo más gratificante para un entrenador”, indicó

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fotos francisco sanchez V.

una vida de trabajo

Inés, Cipolletti y sus recuerdos

años

Inés Saez se instaló en el barrio en mayo del 97, cuando el Mapu recién se estaba gestando. Junto con su difunto marido construyeron la vivienda con sus propias manos: pegaron ladrillo por ladrillo y consiguieron la red de gas para ellos y cuatro familias más que poblaron la misma cuadra.

Venía de vivir del otro lado de Cipolletti, en el barrio Pichi Nahuel, donde estrechó lazos muy fuertes con la comunidad. Es que fue el primer lugar donde comenzó a gestar su familia desde que llegó a la ciudad, luego de dejar Melipeuco, su pueblo natal en Chile.

De aquellos años, Inés guarda todo tipo de recuerdos en torno a la capilla: desde su casamiento, pasando por el bautismo de sus tres hijos, hasta el triste momento del velorio de su marido.

La kiosquera saludable Frutas para todos. Inés prepara los yogures con cereales y los jugos frutales que se venden en los recreos de la escuela del Mapu. Los chicos la aman.

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a rutina de Inés Saez una de las propuestas culinarias, arranca a primera acomoda los precios y espera el timhora de la mañana bre de las 10:30 y el de las 15 para cuando llega a la atender a la “estampida infantil”, cocina de Sol Mapu que se agolpa enérgicamente en el para empezar a pre- kiosquito en busca de algo rico para parar los postres, comer.

En los días que hay licuados o gelatinas, pochoclos y frutas que formarán parte de la oferta del exprimidos, Inés sabe que tendrá kiosko saludable de la Escuela 294, algún “ayudante” en la cocina para preparar las bebidas, y que la pardel barrio Anai Mapu.

En ese ritual, “Inesita” o la “seño”, ticipación será retribuida ¡con un jugo! como le dicen los chicos, Pero el cuidado de dejará listos los yogulos niños y niñas no se res con cereales o los queda sólo en el kiosjugos frutales según años lleva ko, ya que Inés los el día de la semana: funcionando el conoce tan bien que si es lunes, será la sabe qué van a pedir primera opción; si proyecto Sol Mapu y les da consejos para es viernes, serán los en la Escuela 294. elegir las “cosas ricas” exprimidos. luego de la famosa preAdemás, pesará las gunta “¿Qué me alcanza bolsitas de pochoclos, pucon esto?”, mientras exhiben un flitos y tutucas que exhibirá en el mostrador móvil de color verde puñado de billetes todos apiñados que saca al patio -si el tiempo acom- en la palma de sus manos.

Así, la “seño” reconoce que el paña- durante los dos recreos.

Cuando llega el momento, Inés kiosquito no sólo ayuda en la creaacondiciona las canastas con cada ción de hábitos saludables, sino que

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amor sincero. Los chicos mantienen un estrecho vínculo con “Inesita”.

también incentiva a los chicos a pensar y administrar el dinero para lograr una mejor compra.

En esta ecuación, las estrategias planificadas por las “nutris” -como llama Inés a Belén Martínez y a Mariana Eulalia, nutricionistas de Sol Mapu- son fundamentales para que los chicos elijan las naranjas,

manzanas y postres antes que una golosina con chocolate que tendrá mayor valor que las frutas. En la escuela que desterró a los chupetines y los chicles del recreo y los caramelos masticables sólo sirven de vuelto en un caso extremo.

La tarea de Inés continúa con la administración del kiosko y la com-

pra de los suministros que saldrán del dinero que se recauda durante la semana. Así, los productos que consumen los chicos serán frescos y elaborados en el día.

Saez llegó a la escuela hace nueve años tras “circunstancias de la vida” que aún le duele recordar. Era 2007, había quedado viuda de manera repentina y tuvo que hacerle frente a la situación. Sus primeras tareas consistían en la limpieza del establecimiento, cargo en el que estuvo por un tiempo.

Luego pasó a su actual trabajo, que desempeña con mucha dedicación. Confiesa que se siente “fascinada” por ocupar ese lugar y agradece el cariño que recibe por parte de los alumnos.

Es que Inés los cuida como si fueran sus hijos y se emociona cuando cuenta que ya tiene varios egresados que la saludan cuando la ven. Otros le gritan “kiosquerita” cuando la cruzan en la vereda de su casa, que queda a dos cuadras de la escuela. También se ríe cuando habla sobre el “título” que recibió cada vez que la llaman “seño”.

En cada palabra y acción de Inés brota una apasionada dedicación por su trabajo y el interés por ayudar a los más pequeños.

Esa energía es volcada día a día en cada postrecito, gelatina o bolsita de pochoclos que arma para continuar con el proyecto que busca ser implementado en todas las escuelas cipoleñas e incluso en otros puntos del país

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Cerveceros cipoleños que trascienden las fronteras Nihilista, sabor patagónico. Gastón y Rodolfo comenzaron el proyecto como una aventura de amigos, pero fueron perfeccionando su producto hasta ser reconocidos mundialmente.

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ansado de las cervezas que le ofrecían los bares y el mercado nacional, Rodolfo García utilizó sus saberes en biología para experimentar con el lúpulo, la cebada y la levadura y se transformó en un “home growler”. Era el año 2006 y el boom de la cerveza

artesanal aún no había estallado en Cipolletti, ni en la región. Diez años después, la búsqueda de calidad continúa vigente a través de la cervecería Nihilista que lleva adelante junto Gastón Mich.

Con seis variedades en producción, los emprendedores apuestan al perfil bajo, por eso sus “birras” sólo pueden ser encontradas en dos bares de la ciudad y en uno

de Neuquén. Nihilista nació hace tres años, luego de un disgusto comercial que tuvo García con otra empresa cervecera. Había que empezar de cero en el rubro: nuevo sitio, nueva producción.

Con mucho esfuerzo y pasión, Gastón y Rodolfo prepararon una porción del terreno de una chacra familiar cercana a la Ruta 151 y levantaron los cimientos del em-

prendimiento. Con ayuda de David, fabricaron los barriles metálicos para cocinar y experimentar las variedades de IPA, Dorada Patagónica y Oatmeal Stout.

En la búsqueda de sabores llegó la producción de 150 litros de Barley Wine, una cerveza fermentada en una barrica de roble y añejada por más de un año. En la cartilla también cuentan con Belgian

Dubbel e Imperial Stout, y cada tanto prueban con nuevos sabores para disfrutar de la experiencia de innovar.

El reconocimiento al esfuerzo y la calidad llegó el año pasado cuando los cipoleños probaron suerte en los campeonatos mundiales de cervezas. En una primera ocasión, Nihilista se presentó en la South Beer Cup que se realizó en Mar

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del Plata. Allí, tres de sus estilos participaron del certamen y para sorpresa de los emprendedores, dos de ellos lograron las principales medallas: la IPA se llevó el oro, mientras que la Stout se quedó con la presea de plata.

“Uno participa en estos concursos con el fin de que sus cervezas sean catadas por un jurado internacional que hace devoluciones con observaciones que sirven para seguir mejorando. Realmente fue una sorpresa, porque no sabíamos cómo era la dinámica y tampoco en qué punto estábamos en cuanto a calidad de cerveza a nivel sudamericano”, contó Gastón.

La gratificación siguió con la premiación en la Copa de las Cervezas de América, que se realizó en agosto del año pasado en Chile. En ese concurso no sólo participaban cervezas de Latinoamérica, sino también de Estados Unidos y algunas de Bélgica, pero que se comercializan en el país trasandino.

En esa oportunidad, volvieron a Cipolletti con tres medallas: una de oro para la Belgiam Dubbel y dos de plata para la IPA inglesa y la Oalmeat Stout.

“Es una forma de que se valore el trabajo que venimos haciendo y la esencia por la que se inicia este proyecto. Nunca pusimos como prioridad la parte comercial y quiere decir que lo que venimos haciendo va bien y siempre pode-

de amigos a socios.

Rodolfo García y Gastón Mich, creadores de Nihilista.

“Los premios fueron una sorpresa. Nunca pusimos como prioridad lo comercial.

Eso quiere decir que lo que venimos haciendo va bien, aunque sabemos que siempre podemos mejorar”, dijo Gastón.

MÁS ÉXITOS

En el 2016 siguió la lluvia de premios Nihilista sigue conquistando las copas cerveceras en el país y el continente. En la South Beer Cup que este año se realizó en Brasil los cipoleños no obtuvieron medallas, pero sí buenas observaciones del jurado que servirán para seguir mejorando los estilos que se pueden degustar en el bar de Tres Arroyos 375 o en Roca 352, en Cipolletti. También estuvieron presentes en la primera Copa Argentina de Cervezas que se realizó en Buenos Aires. Allí, participaron 350 muestras de 80 cervecerías del país, Uruguay, Brasil y Estados Unidos. En esta ocasión, Nihilista se quedó con tres medallas: una de oro para la Imperial Stout, una de plata para la Oatmeal Stout y una de bronce para Belgian Dubbel.

mos mejorar”, expresó Gastón. El 2016 también trajo sus frutos en materia de reconocimiento.

Otra de las satisfacciones de los creadores de Nihilista fue la posibilidad de cultivar su propio lúpulo.

En una porción de la chacra donde se encuentra la fábrica ralearon el terreno, cavaron los agujeros de

los postes y plantaron las semillas.

En febrero las verdes enredaderas invadieron el sector y dieron lugar a la primera cosecha, que -al poco tiempo- se convirtió en la primera tanda de IPA americana hecha con lúpulo propio.

Los cerveceros mantienen claros sus objetivos a la hora de producir,

priorizando la calidad y el goce, y evitando la masividad. Su política los ha llevado a consagrarse en certámenes de Latinoamérica y del país. Dentro de los planes a futuro de los creadores brota la posibilidad de brindar cursos de cocina y las catas de variedades para entrenar el paladar cervecero

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La voz del pueblo hecha canción Un grito desde las entrañas de la ciudad. Jorge es el vocalista de Los Charros de Cipo, la banda que pone a bailar a los miles de vecinos que lo siguen en cada presentación.

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n 1966, cuando Jorge Figueroa llegó a este mundo, la música ya estaba en su camino. Era un legado familiar que trajeron sus abuelos desde Chile. Él convirtió ese pasado en su forma de vivir y le agregó su propio sonido. Tras una

extensa trayectoria en los escenarios patagónicos, hace tres años y medio llegó a Los Charros de Cipo para sumar su voz, “con fuerza y pulmón”.

Figueroa nació en Las Lajas y fue criado por sus abuelos maternos, Gregorio Cid y María Petronila. Su mamá falleció cuando era un bebé de dos meses. A los 9 años, cuando

las rancheras empezaban a despertar su interés, sus abuelos decidieron sumergirse un poco más en el país y llegaron hasta Cipolletti. Se asentaron en El 30, donde Jorge vivió hasta los 20 y después se mudó a Ferri, que es donde actualmente pasa los días junto a su familia, la música, su trabajo en Pollolín, los animales que cría y una docena de

perros que adoptó.

Sus primeros pasos los dio junto a Domingo Huircaleo y Andrés Montes. Tenía 14 años y por el momento sólo se animaba a hacer sonar un güiro. Su debut como cantante se dio varios años después y fue frente al intendente Julio “Rudy” Salto, cuando se inauguró el tendido eléctrico en Puente Madera. “Tuve

el gusto de conocerlo y charlar con él. Son recuerdos que te quedan en la vida”, sostuvo Figueroa.

Ya en ese entonces recorría la Patagonia con el Grupo Estrella y en Villa Regina se dio el gusto de compartir escenario con Los Luceros del Valle, uno de los grupos más emblemáticos y vigentes del género, a los que admiró desde

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“Fui a la escuela, pero nunca pude aprender a leer y escribir. No sé hacerlo, no sé mandar un mensaje, sólo conozco los números. Siempre trato de ir aprendiendo temas, me quedan en la mente. Yo lo hago todo de memoria. Lo que hago es a fuerza y a pulmón”, confesó Jorge.

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siempre. La agrupación duró siete años, pero luego vinieron otros proyectos como el que inició él mismo con Los Rancheros del Valle. “Después, por cosas de la vida, decidí dar el paso al costado, ellos todavía siguen tocando, y yo sabía que iba a llegar algo más”, contó Jorge, y de hecho no pasó tanto tiempo hasta que lo contactó Pedro Hernández, el representante de Los Charros de Cipo, quien necesitaba reemplazar a Miguelito Ascencio.

Cuando se sumó a la exitosa agrupación cipoleña, ya tenían tres años de trayectoria y la misma cantidad de discos grabados, y él puso su granito de arena en el cuarto y quinto álbum. Con Los Charros ya tienen unas 200 canciones en su repertorio. Todas ellas Figueroa las atesora en su memoria.

“Siempre me gustó cantar. Yo tengo una falencia en la vida: fui a la escuela, pero nunca pude aprender a leer y escribir. No sé hacerlo, no sé mandar un mensaje, yo a los números los conozco, pero más de eso no. Siempre trato de ir aprendiendo temas, me quedan en la mente. He visto mucha gente que está con una carpeta con los temas anotados, yo no. Yo lo hago todo de memoria. Lo que hago es a fuerza y a pulmón”, afirmó el cipoleño.

Su filosofía artística

Los Charros de Cipo no discriminan escenario. Impecables, salen a cada presentación, a un salón de baile, a un cumpleaños de 15, de 50, de 80, a un evento solidario o un festival musical en el que comparten las tablas con artistas de la talla de Abel Pintos. Se identifican claramente: pantalón de vestir y un saco negro con el escudo del Club Cipolletti en el pecho (“porque eso nos identifica”), una camisa que varía de color y un sombrero ranchero. Ellos tocan, cantan y bailan sin parar, intentan darle a la gente lo que fue a buscar a su show, diversión, porque “uno va a un baile y quiere bailar”.

“Convivo con la música, le pongo pila, le pongo amor. Algunos me dicen ‘ya tenés 50 años’, pero yo lo más bien. Es que vos tenés que contagiar al público para que baile, salte, haga palmas. Es lo que yo empleo en cada show que hago”, agregó

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inspiraciones

Las mujeres de la vida

ídolo popular. En cada actuación, Jorge recibe el cariño de su público.

“Las canciones que hacemos hablan de muchas cosas; hablan de la madre, que son los temas que más me gustan porque yo nunca tuve a mi mamá. Hay un tema que no lo he podido conseguir, que se llama “El beso de tierra”, de Quintanilla, y me gustaría integrarlo a mi repertorio. También le cantamos a las damas, a las madres, a mucha gente”, enumera Jorge Figueroa, el vocalista de Los Cha-

rros de Cipo. Después de haber recorrido la Patagonia, asegura que ahora la cuota pendiente es tocar en Chile: “Esa es la ilusión que tenemos. Creo que lo vamos a hacer pronto. Yo siempre le digo a mi esposa, pasando para Chile, festejarle los 15 años a mi nieta que tiene 10 y los 18 a mi nieto que tiene 9, ahí sí me voy a sentir realizado, voy a sentir que he hecho todo”.

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Una vida del otro lado del mostrador de trámites Marina lleva 39 años en el Municipio. Nadie conoce los pasillos y secretos de las oficinas como esta vecina, que llegó a la ciudad por un amor y hasta hizo el inventario de la Muni.

L

a vida de Luz Marina Quezada puede resumirse a través de actas y resoluciones municipales.

Era octubre de 1977 y hacía poco que se había mudado a la ciudad cuando se enteró de una vacante en el

departamento de Comercio de la Municipalidad, donde necesitaban una empleada administrativa. Casi cuarenta años después, Marina conoce a Cipolletti desde el lado de los números y licitaciones como casi nadie.

En el comienzo, sus tareas se relacionaban con la atención al pú-

blico: hacía las actas y notas para otorgar las habilitaciones comerciales.

Al tiempo, cubrió a una compañera que fue mamá y pasó al área de Obras Privadas, pero sólo por unos meses. En la Dirección de Desarrollo Urbano y Catastro fue donde comenzó a formarse de manera

completa en su trabajo. Allí, Marina guarda el recuerdo de Juana Drascovich, su tutora en el área, quien le enseñó las tareas y las herramientas de la labor diaria. También fue la oportunidad de conocer a la ciudad a través de su arquitectura.

Antes de ser transferida al sector de Compras, tuvo un breve paso

por Patrimonio, donde realizó los registros e inventarios de cada elemento que pertenece a la Muni y, además, corroboró que se encuentren en su lugar.

“Desde un tornillo hasta una máquina motoniveladora”. Así, Marina grafica el trabajo que realizó por 35 años en la Dirección de Compras y

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Según la empleada, el paso de los años facilitó su tarea. Contó que cuando entró “te equivocabas en una letra en una nota y tenías que empezar todo de nuevo o había un papel blanco para pegar y tenías que darle justo en la letra para que no quedara mal. Ahora borrás con un solo clic”.

Suministros, donde incluso llevó la jefatura durante ocho años. “Todo lo que necesita la ciudad y el Municipio pasa por ese lugar”, describió.

Llegó en la Primavera del 83, cuando todavía ese sector se encontraba en la calle Urquiza; actualmente funciona en Brentana.

La incorporación de las nuevas tecnologías hicieron los trabajos más ágiles en Compras, donde se confeccionaban -y se siguen haciendo- notas, actas, adjudicaciones de precios, licitaciones, órdenes de compras, entre otros. El paso de la máquina de escribir Remington a una Olivetti y luego a una computadora de escritorio fue una celebración en el sector.

“Cuando te equivocabas en una letra en una nota o resolución, tenías que empezar todo de nuevo o había un papel blanco para pegar y tenías que darle justo en la letra para que no quedara mal. Ahora cuando te equivocás borrás todo

con un solo clic”, contó con entusiasmo la mujer de la voz suave.

Los vaivenes de la economía argentina también dejaron un recuerdo en Marina y su labor. Corría 1985 y el país atravesaba una profunda crisis de la mano de la hiperinflación. En esos tiempos, el trabajo en Compras debía realizarse de manera más rápida en relación con los presupuestos y pagos, ya que los números y precios cambiaban en cuestión de minutos.

El sueldo en cuotas y el poco personal también fueron parte de ese tenso momento, aunque Marina rescata a sus compañeros de ese entonces, a quienes recuerda con mucho aprecio.

Desde hace tres meses, Marina se encuentra en un nuevo lugar, pero siempre relacionada a los números y controles. A un año de jubilarse, se desempeña en el área del Contralor, en el octavo piso del edificio municipal, donde junto

conquistada por un folclorista

Marina según Marina

con el grupo de trabajo se encargan de controlar todo lo que hacen las áreas que componen la institución. Y aunque no es una tarea sencilla, Marina rescata todo el nuevo aprendizaje que va absorbiendo en esta etapa de su vida.

La ordenanza a favor de los proveedores cipoleños

Marina Quezada nació en General Roca, pero dejó su ciudad natal por amor. Tenía 17 años cuando se cruzó con Antonio Martínez, conocido cantante de folclore de la ciudad, en un colectivo de larga distancia que iba a Buenos Aires. En épocas en que Facebook

y Whatsapp no copaban las telecomunicaciones, los recién conocidos intercambiaron sus direcciones y se visitaron desde entonces. Dos años y medio después, Marina se vino a la ciudad y desde entonces reside aquí.

Entre tantas actas, resoluciones y licitaciones, Mariana recuerda una en especial que prioriza la compra a los proveedores de Cipolletti. Se trata de la resolución 63/2000, que habla sobre el mecanismo de contratación. “Si un proveedor cotizaba un 5 por ciento más alto que uno de afuera, que podía ser de Neuquén u otra ciudad, entonces el Municipio tiene el deber de llamar y preguntar al proveedor local si pueden adecuarse a la oferta ‘extranjera’, es decir, si rebajan la propuesta hasta el valor que cotizó el foráneo”, explicó

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En silencio, ellos mantienen la plaza San Martín El espacio verde más popular. Carlos y Alfredo trabajan de lunes a lunes para que los cipoleños puedan disfrutar todos los días del lugar de encuentro por excelencia en la ciudad.

A

las 7 de la mañana, Alfredo Barrera le saca llave a la casita de la plaza San Martín y se acomoda. Luego llega su compañero Carlos Espinoza y se inicia la jornada. El movimiento

es lento al principio y de pronto, se acelera. Alfredo y Carlos cada día tienen una misión: conservar la belleza del espacio verde más importante de la ciudad.

Alfredo trabaja en la plaza San Martín desde hace 13 años, mientras que en el Municipio ya lleva 16. Durante los primeros tres años

trabajó en plazas de barrio hasta que lo trasladaron al centro.

Carlos llegó hace 4 años, tras un accidente laboral. Pertenecía a otra cuadrilla de la comuna cuando, un viernes desafortunado, una rama se le cayó encima y terminó con el brazo quebrado. “Son cosas que pasan, nadie tenía la culpa”,

dice. Después de cuatro meses de recuperación, lo reubicaron. Ahora, su nueva tarea y, sobre todo, el sitio al que lo mandaron lo enorgullecen.

“Estuve tres años allá y me vine para acá. Para mí fue como un ascenso, siempre quise estar acá y gracias a Dios se dio”, cuenta

Barrera, con voz bajita, seriedad y sin apuro.

Este mes el placero alcanzará los 60 años. Antes de ser empleado municipal trabajó en una chacra, sabe hacer todo tipo de labores rurales; incluso, en algún momento, varios años atrás y cuando el cuerpo lo permitía, cumplía el horario

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Contentos con su rol.

Alfredo y Carlos valoran la posibilidad de trabajar en la plaza San Martín.

matutino en la plaza y luego agarraba la bicicleta y seguía trabajando en la fruticultura.

“Trabajé siempre en chacra.

Haciendo poda, cosecha, puntalada. Todo lo que se hace en una chacra. Me gusta el trabajo al aire libre, porque es bueno estar por ahí encerrado… aparte yo siempre trabajé en el monte, me crié en la chacra”, afirma Alfredo, quien vivió toda su vida en el barrio Puente 83. Cuando sus padres vinieron desde Chile se asentaron en el lugar, que para Barrera es su hogar desde siempre.

“Siempre me gustó trabajar en la plaza San Martín, porque está en el centro, más cerca de todo. Allá en el barrio estaba muy retirado.

Yo soy del 83 y hacía el viaje en bici para allá, acá me queda más cómodo”, sostuvo, aunque reconoció que hay “mucho más trabajo” en el lugar.

Por otro lado, Carlos, de 41 años, es cipoleño y vive en el barrio Antártida. “Antes estaba en otra cuadrilla con los cortadores, también estuve en el camión levantando la basura, después llegué acá porque tuve un accidente laboral”, cuenta a media mañana, cuando tienen un rato para tomar refrigerio. “Acá es tranquilo. Siempre pensé lo mismo que mi compañero, llegar acá es un

“Siempre me gustó trabajar acá porque está en el centro, más cerca de todo.

Y a los perros les pasa lo mismo, son como nosotros, todos quieren estar en la plaza San Martín”, dijo Alfredo, entre risas. montón”, indica.

“Acá todos los días lo mismo, limpiar. Se hace todo lo que es sacar botellas, papeles y todo lo que deja la gente. Después, a regar, rastrillar; cuando cortan el césped, levantar el césped”, detalla Alfredo, mientras Carlos agrega: “También se riega, pero cuando hiela no, porque se rompen las cañerías”.

“Ahora se ve más gente en primavera. Se junta mugre, sobre todo tenemos los panchos ahí (en Miguel Muñoz y Roca), también en la parte de los coles (por Yrigoyen)”, afirma Alfredo. “Hay gente que termina algo y lo tira ahí nomás, teniendo el tacho al lado”, se queja Carlos.

lugar de encuentro

El punto de la ciudad que une alegrías, broncas y tristezas La plaza San Martín es el mayor premio para los cuidadores de espacios verdes, algo que denota la importancia del lugar en la vida de los cipoleños. La más tradicional de las plazas locales quedó muy alejada del centro geográfico de la ciudad, pero no perdió su esencia. Allí se reúnen los vecinos cuando quieren festejar, es el paseo dominguero

de los padres que quieren llevar a sus hijos a divertirse en los toboganes, y también el punto de partida de casi todas las protestas populares. Renovada hace poco tiempo, la plaza San Martín, recuperó parte de su encanto al volver a ser luminosa y es un lugar de paso obligado para quienes quieren conocer el centro cipoleño.

Los placeros trabajan de 7 a 14, de lunes a lunes, turnándose entre ellos los fines de semana. Así, cada 15 días tienen libre el sábado y domingo para estar con sus familias.

“Antes cuando vine acá hacía otras cosas, porque era otra época. Trabajaba a la mañana acá y a la tarde en la chacra. Estuve cinco años haciendo eso, después ya no.

Me dediqué acá nomás. Por ahora no puedo hacer otra cosa, estoy con esto nomás. No estoy muy bien de salud, por la diabetes que me agarró”, explicó Barrera.

La plaza es el lugar central de Cipolletti, pasa de todo, pasan todos. Miles de personas por día. Se encuentran, se despiden, juegan, charlan, reclaman, piden Justicia, concientizan, cantan, bailan, actúan, se tiran en el césped, descansan, esperan, viven.

Alfredo y Carlos también conviven con seres de cuatro patas. Los perros callejeros. Dicen que casi siempre son los mismos los que andan dando vuelta. Por ahí aparece uno nuevo. A Carlos le gustan los perros, sobre todo su mascota, un caniche, “un perro de adentro”, dice. A Alfredo, un poco menos, piensa y termina por reconocer, entre risas, que los perros “son como nosotros, todos quieren estar en la plaza San Martín”

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Vendedor a la fuerza, optimista por elección La changa más dulce. Héctor Méndez sufrió un accidente que le complicó el panorama laboral. Para subsistir, se las rebusca vendiendo tutucas y puflitos en el torneo Don Pedro.

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llá, a 50 metros viene caminando Héctor Cantalicio Méndez pegado a una hilera de vehículos en una calle rural, con pocas chacras alrededor y muchas canchas de fútbol. Los

sábados por la tarde hay mucho movimiento de autos, que generan una nube de polvo constante. El vendedor ambulante de 53 años avanza sin apuro; ese recorrido lo va a repetir varias veces más, cuando se traslade de un predio a otro, con un cajón de plástico a cuestas, cargado de pochoclos, puflitos y

tutucas y, a veces paletas, las primeras “que se van”.

“Yo elaboro el día anterior, voy y compro en el instante para que salga todo fresco, para que la gente lo vea y lo disfrute”, cuenta Héctor, mientras pasa su mano al ras de las bolsitas, perfectamente acomodadas en el canasto.

El cipoleño trabaja los sábados vendiendo en el torneo comercial Don Pedro y los domingos en la Isla Jordán. Empezó hace un año, después de recuperarse del accidente en el que su moto fue arrollada por un auto y cuyo conductor se dio a la fuga.

“Aprendí a hacer esto. Primero

trabajé para otro hombre, después me dediqué yo solo, y siempre compran. A la gente le gusta lo que yo vendo”, destacó el vecino, que vive en el asentamiento 2 de Febrero.

Cuando no trabaja en algún otro evento entre semana se dedica a hacer changas. “Sé hacer de todo: por ahí me llaman para acomodar

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“Voy por las canchas, camino alrededor, y voy ofreciendo, ofreciendo, ofreciendo.

No importa si no me compran, yo paso de vuelta y ofrezco”, reveló Héctor. ladrillos, entro carretilladas de tierra o voy a buscar leña”.

La clave de la venta es la insistencia. Héctor no se desalienta con un “no”. “Voy por las canchas, camino alrededor, y voy ofreciendo, ofreciendo, ofreciendo. No importa si no me compran, yo paso de vuelta y ofrezco. El que me va a comprar me va a comprar. Siempre lo hacen y yo con eso me hago un dinero”, explica.

Méndez asegura que nunca le prohibieron la entrada para vender en ningún predio y entre los vendedores ambulantes no hay división de territorio. “No tenemos drama con nada, porque estamos todos en la misma”, dice.

Recorre todo el lugar, por ahí se queda mirando un rato algún partido de fútbol, y sigue. Cuando no sale nada se enfila para otro predio; y ese esquema lo repite durante unas cinco horas. “Por ahí termino con la rodilla hinchada, porque todavía no termino de recuperarme.

Tengo el tendón encimado”, detalla Héctor, que se moviliza en una bicicleta desde el 2 de Febrero a las canchas o a la Isla Jordán, aunque algunas veces “lo tira un vecino”.

Creció en Ferri, con sus padres y tres hermanos más. Desde los 6 años hasta el 2008 trabajó en las chacras. “Ya a los seis años limpiaba la alameda, con una hachita o un machete, la dejábamos limpita.

También sabíamos hacer las canaletas. Así, hasta los 18, trabajábamos y le dábamos la plata a mi padre, él nos daba comida y ropa: Después ya no, la plata era para nosotros”, relata y además cuenta que tiene cinco hijos ya mayores.

En esta temporada tiene pensado

peón rural.

Desde chico trabajó en las chacras, pero como ahora no hay tanta actividad buscó un plan B. Francisco Sánchez V.

trabajar en el raleo en la semana, pero eso sí, no abandonar su tarea de los fines de semana.

A la escuela fue hasta sexto grado y era bueno para matemáticas, lo cual le vino bien para su nuevo trabajo. “En multiplicación no me van a joder así nomás, siempre fui ligero para las cuentas”, avisa.

El fútbol le gusta, por eso las caminatas en las canchas de Don Pedro las disfruta. Él también supo jugar cuando era más joven, en los torneos de barrio o los de las chacras: “Antes se jugaba por vaquillonas, ahora lo hacen por plata, pero torneos iguales que estos; si habré jugado yo…”, recuerda

.

el torneo

Miles de clientes El Torneo Don Pedro se convirtió en un imán para los buscadores de oportunidades como Héctor.

Cada sábado y los domingos por la mañana, la vieja zona rural del norte de la ciudad recibe a miles de vecinos que se sacan la mufa de la semana jugando al fútbol y compartiendo un rato con amigos.

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Guardianas de la ciudad las 24 horas La Central de Emergencias funciona día y noche. Ofelia y Roxana son dos de las operadoras que atienden reclamos, quejas, denuncias y pedidos de auxilio de los vecinos cipoleños.

E

n el decimoprimer piso del edificio municipal se resguarda el devenir cotidiano de Cipolletti. Tras las puertas blindadas, las operadoras de la Central de Emer-

gencias 109 se disponen a ayudar a los vecinos y vecinas que llaman ante una situación de riesgo.

“Buenas tardes. Habla Ofelia (o Roxana). ¿Cuál es su emergencia?”, es la pregunta que inicia la acción ante el posible auxilio. En este contexto, la empatía, la calma y la

persistencia son claves para lograr identificar la emergencia y dar aviso a las demás instituciones para que intervengan. Porque mientras una de las operadoras habla con el vecino en alerta intentando descubrir qué pasa y en dónde, otras de ellas se encargan de ir tomando apuntes

y contactando a la ambulancia o a la Policía en caso de ser necesario.

Muchas veces, los llamados refieren a un problema de servicio público, de soledad o simplemente para “matar” el tiempo; y aunque no es su tarea, Ofelia y Roxana están siempre dispuestas a ayudar.

Durante las noches y en la época de verano y fiestas, la línea aumenta el caudal de llamados. Hechos de inseguridad, personas que se sumergen en aguas prohibidas en los ríos o canales y depresión en las vísperas de Año Nuevo son parte de las jornadas nocturnas o festivas.

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Tanto Ofelia y Roxana como el resto del equipo integrado por 12 personas saben que ante cada llamado deben potenciar su capacidad de escuchar y utilizar un lenguaje universal para tratar de determinar la urgencia y, a la vez, lidiar con las burocracias propias de cada institución de salud o seguridad para efectuar la ayuda.

“Tenés que reconocer quién está del otro lado, puede ser una niña o una persona mayor y vos tenés que ser capaz de ayudarlo desde la línea hasta que llegue la ayuda”, reconoce Ofelia, quien trabaja en el servicio desde hace tres años.

“Llega un momento en que agudizás el oído y lo entrenás para distinguir el contexto desde el cual te llaman: si es una chacra, si hay niños, entre otros”, agrega Roxana,

quien se desempeña en ese lugar desde hace cuatro años.

También deben sobrellevar los humores y maltratos de los vecinos que insisten en situaciones en las que el servicio no tiene injerencia, como roturas de calle, tránsito o animales en los domicilios, o quienes no comprenden que ciertas preguntas “molestas” en la emergencia pueden llegar a salvar la vida. Asimismo deber dejar pasar los llamados con pedidos obscenos a toda hora del día al punto tal de reconocer el número de los “habitués” en este tipo de rubro.

En este trabajo, la resolución rápida de un “código rojo”, como se conoce en el lenguaje a una emergencia muy grave, es fundamental ya que los minutos se vuelven cruciales para prolongar la vida -en

“Tenés que reconocer quién está del otro lado, puede ser una niña o una persona mayor, y hay que ayudarlo hasta que llegue la asistencia. Hay situaciones de tensión, pero tratamos de que no afecte nuestras vidas. El servicio nos permitió conocer la ciudad de otra manera”, aseguró Ofelia. función social

¿Para qué sirve el 109?

La Central de Emergencias 109 funciona desde hace diez años en la ciudad. La función principal es mediar entre el vecino y la institución, evaluar la situación y despachar a los efectores que realizarán la ayuda durante una emergencia. Sin embargo, se reciben llamados de todo tipo y desde todos lados. Incluso se reciben llamados de otros puntos de Río Negro y de Chubut. Es estos casos, la llamada es transferida a la delegación policial o de salud que corresponda. Actualmente trabajan 14 personas, en su mayoría mujeres. Realizan tres turnos rotativos de ocho horas cada uno, todos los días del año.

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caso de que haya riesgo- hasta que llegue la asistencia. Así es como Ofelia y Roxana han ayudado a los vecinos a dar reanimación cardiopulmonar a través del teléfono, o han tenido que informar sobre los lugares donde una mujer puede concurrir tras sufrir un abuso.

Ambas operadoras confiesan que las situaciones de tensión que viven diariamente no las afecta en sus casas luego de terminar el turno de ocho horas en la central. Y si bien aseguran que “no dejan de ser humanas”, hacen lo posible para continuar con sus rutinas sin que los efectos estresantes del trabajo perjudiquen su salud. Ambas se sienten orgullosas de poder ayudar a los cipoleños desde ese lugar y sostienen que el servicio les dio la oportunidad de conocer de otra manera a la ciudad

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La mujer que les pone límites a los futboleros La primera árbitro de Don Pedro. Fanática del fútbol, ignoró los prejuicios y les abrió camino a muchas jóvenes que hoy tienen una salida laboral y un vínculo con el deporte en el torneo.

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uego de enviar su disponibilidad horaria, Laura Escobar espera el llamado para saber qué días le tocará arbitrar y en dónde. Puede ser en cualquiera de las diez sedes donde semana a semana se desarrolla

el histórico Torneo Don Pedro.

Escobar desafió los estereotipos y se animó a probar suerte en el mundo del arbitraje, una actividad copada por los hombres. Fue hace siete años, cuando hacía poco que había vuelto a vivir en la región y el campeonato ya había cautivado a los cipoleños. Animada por su

padre, quien hoy preside el Colegio de Árbitros, comenzó a estudiar los reglamentos, a ir a las canchas y a hacer las prácticas con los demás asistentes para formarse como jueza de línea.

Su primer partido fue en marzo del 2009 en el reinicio del torneo, que ya lleva 18 años en la ciudad

y que cada fin de semana reúne a una multitud.

Así, el fin de semana deja su vestimenta de secretaria, se calza el short y la remera de árbitro y asiste en los partidos de uno de los certámenes más populares de la ciudad.

En ese cronograma podrá asistir en los encuentros de las cuatro cate-

gorías del torneo, aunque si tiene que elegir, prefiere a los equipos de más de 30, ya que los jugadores aún resguardan el espíritu de juego y no son tan “mañosos”.

“Al principio estaba sola, porque no estaba muy difundido”, expresó al recordar sus inicios en el arbitraje. Durante ese tiempo, Laura com-

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cómo arrancar

La escuelita de árbitros Los cursos de arbitraje duran dos años y se realizan los viernes de 20 a 21:30 en Ciudad Deportiva de Neuquén (Lanín 1900). Se trata de clases presenciales y prácticas en las canchas. El dictado de clases está a cargo de Cristian Villareal y Néstor Orellana.

“Al principio estaba sola, porque (el arbitraje femenino) no estaba muy difundido”, recordó Laura, quien dirige desde 2009. partió la cancha con otras mujeres que posteriormente fueron dejando la actividad por diferentes motivos.

Una se fue a estudiar, otra consiguió trabajo que se le superponía los fines de semana. Así, recuerda el paso de Antonella y de Marilú, quien es hermana de uno de los árbitros.

Por tres años, Escobar siguió con su tarea de manera solitaria e insistiendo a las personas que conocía en que comenzaran con el curso, o preguntando si tenían “hijas, primas o cuñadas” para que se anotaran. Con el tiempo se acercaron varias mujeres para saber dónde

se hacía el curso y actualmente 14 están aptas para la asistencia en los encuentros de una hora del Don Pedro. Los jugadores del torneo ya conocen a Laura y eran ellos quienes le preguntaban cuándo iba a dirigir un partido, después de tanto tiempo en el campo. “Más adelante”, se convencía, al tiempo que reconocía un “poco de temor” ante el desafío, ya que ninguna mujer había dirigido un partido entero, ni tampoco existen los equipos femeninos en la competencia.

Tenía experiencia en dirección gracias a las escuelitas de formación de Lifune, donde los jugado-

fanática de la redonda

Cipo, River y otros recuerdos Su relación con el fútbol, y sobre todo con River -el club de sus amores-, viene desde pequeña, cuando tuvo la oportunidad de ver el encuentro entre Cipolletti y el Millonario que se disputó en La Visera a mediados de los 80.

“Debo haber tenido unos ocho años. Cuando salió el colectivo, mi papá me alzó y el Bambino Veira me dio un beso”, relató.

Laura había llegado a la ciudad

tras un traslado laboral de su padre y cursó desde tercero hasta sexto grado en la Escuela 53. De ese tiempo recuerda su casa por la calle O’Higgins, frente a las puertas del Club Cipolletti, lugar donde hizo clases de natación. Aunque actualmente vive en Cinco Saltos, Escobar visita la ciudad con el banderín en la mano cada fin de semana que le toca asistir en el torneo.

res son niños, espacios donde aún se apuesta al juego y se olvida la competencia.

La oportunidad de dirigir un tiempo completo surgió tras la lesión de un árbitro principal. Fue hace poco menos de un mes, cuando su compañero avisó sobre la hora que no podría asistir al encuentro.

“Laura, ¿te animás?”, le preguntó el organizador, y tras una leve duda agarró las tarjetas y el silbato y dio comienzo al primer tiempo entre Matuka FC y Nuevo Mundo, de la división Pre-Seniors. Y aunque fue un debut accidentado, Laura impartió las reglas del juego y hasta amonestó a un futbolista por una jugada brusca.

Sobre la relación con los jugadores, asegura que los hombres “se cuidan más” a la hora de insultar cuando el árbitro es una mujer e incluso muchas veces le “piden disculpas” cuando alguno salta a protestar por un offside o una falta.

Y hay quienes le suelen gritar “¡No, Laura, no!” cada tanto cuando cobra algún tiro libre o penal

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La defensora de los cipoleños sin voz Abogada popular. Victoria Naffa es abogada y su principal interés es resguardar los derechos de los más necesitados. Representa a distintas tomas y víctimas de gatillo fácil.

P

ensar y accionar de manera colectiva son parte de las características que definen a Victoria Naffa Prieto, la joven abogada cipoleña que acompaña la lucha de los vecinos por el reconocimiento de sus derechos en el acceso a la tierra.

Tras una crisis con el Derecho y el sistema jurídico en general, Victoria buscó espacios para formarse de manera más íntegra.

En ese entonces, Virginia -su hermana melliza- militaba en Zainuco, la organización neuquina que vela por los derechos humanos de las personas privadas de su libertad.

Allí comenzó a participar con la idea de “aportar algo más” que lo jurídico, una arista que el organismo tiene bastante consolidada.

Dos años después de recibirse y por una serie de situaciones que la atravesaban, Naffa decidió matricularse en Río Negro y comenzó una maestría en Criminología que le permitió posicionarse de manera diferente frente al sistema penal.

Al mismo tiempo, comenzó a trabajar con las tomas de tierras en la ciudad. Así conoció a los vecinos del barrio Auca Liwen y Los Sauces, quienes venían articulando la lucha contra la criminalización de la protesta a través del Frente Popular Darío Santillán.

Se enteró de la situación de los

tarea social. Victoria defiende a las tomas y a víctimas de gatillo fácil.

vecinos de Barrio Obrero en agosto de 2013, cuando se conoció la orden de desalojo, al mismo tiempo que comenzó a trabajar junto a Mariana Giaretto -profesora de sociología de la UNCo- para hacer un proyecto de acompañamiento jurídico-político en los asentamientos.

“Con el Barrio Obrero empezaron las primeras situaciones de mucha tensión, porque era un desalojo que había sido dictado en tres instancias por el Superior Tribunal de Justicia, en una causa que había sido muy mal trabajada desde el punto de vista jurídico”, recordó la joven abogada.

Así, junto a Giaretto y compañeros del proyecto de extensión, buscaron socializar las causas judiciales para que los vecinos se apropiaran de las herramientas y se empoderaran en relación con la toma de decisiones.

En estos procesos, Victoria remarca que su función es acompañar a las comunidades y no representar a un sector, cuestionando el tradicional estereotipo de abogado que “salva vidas”.

Tomas y gatillo fácil

Victoria llevaba tres años de carrera cuando se dio cuenta de que “no le gustaba”, así que aceleró dos años en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Roca, y en cuatro años se recibió de abogada. Trabajó un tiempo en un estudio jurídico, pero sin realizar la procuración.

Los juzgados los pisaría años más tarde cuando intervino de manera jurídica en causas de tomas de tierras y los casos de gatillo fácil en Cipolletti y Roca. Actualmente, también ejerce la docencia en cuatro materias de la carrera de Criminología en la UNRN, donde encontró otro lugar para seguir compartiendo sus saberes

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Cipolletti vista desde el lente de una cámara Una vida en súper-8. Paco Caparrós es fotógrafo y cineasta, actividades que lo tuvieron como precursor en la ciudad. Además, publicó dos libros, uno de imágenes y otro de guiones.

S

i alguna vez se hiciera un cortometraje sobre la vida de Francisco “Paco” Caparrós, los escenarios de la cinta deberían incluir rodajes en Cincos Saltos, Barcelona, pero principalmente en Cipolletti. Es que en esta ciudad, el fotógrafo instaló su estudio audiovisual y es uno de los integrantes del Grupo Cine Cipolletti que da continuidad al tradicional Concurso Nacional de Cine y Video Inde-

pendiente, que este año realizará su 32ª edición.

En la localidad vecina debería haber una breve escena que muestre el paso de Caparrós por el colegio industrial, institución donde se recibió de técnico químico. En ese entonces, Paco comenzó a trabajar en áreas relacionadas con el petróleo, ya que lo que le apasionaba “no era rentable”. En Barcelona, alentado por un pariente, comenzó un curso de fotografía.

“En ese momento era un hobby”, dice, ya que se ganaba “el mango”

trabajando en bares.

Ya instalado en la ciudad, Paco abrió su tienda de imágenes junto con su amigo Daniel. Imagen Montecarlo fue el nombre que le dieron al pequeño emprendimiento por una frecuencia radial que Caparrós escuchaba en España y su socio en Francia.

El negocio de calle Yrigoyen guarda el recuerdo de casamientos y cumpleaños de quince, pero también los primeros pasos de Paco en el mundo del cine, sus diferentes cámaras fotográficas y

sus premios. “Poco, mal y lejos”, así describe Paco al cobro de sus primeros trabajos documentales sobre el petróleo que produjo junto a su compañero de rodaje.

Otra de las escenas del hipotético corto debería graficar la llegada de la tecnología al mundo audiovisual de Paco. Como empalmar con pegamento las cintas del súper-8, el revelado de los rollos de la cámara Nikon en el laboratorio hasta la llegada de la era digital con la computadora, los programas para editar y los nuevos dispositivos de

socialización, como el DVD y el pen drive.

En el rodaje del cortometraje es condición necesaria incluir imágenes de La llorona, el primer corto que realizó Paco Caparrós en la región. La cinta parodia al personaje urbano sobre la mujer que llora en los velorios, pero se queda sin lágrimas cuando muere su marido.

Vecinos y amigos eran parte del elenco estable en las primeras producciones. Con el tiempo, incorporó el rol de dirección actoral para mejorar las realizaciones.

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“Estudié fotografía en Barcelona, cuando -como siempre dije- me fui detrás de unos ojos moros, pero me volví por unos verdes (¡los de Norah!).

Ahora, hace más de 20 años estoy en Cipolletti”.

Caparrós participó del certamen local de cine cada vez que pudo, aunque su intervención cambió al integrar el Grupo Cine Cipolletti, organizadores del festival desde hace trece años.

El cortometraje, por ahora, debería culminar con la presentación del primer libro del cineasta sobre su recorrido fotográfico por los 5200 kilómetros de la Ruta 40. O con la presentación de su libro de guiones. O con los dos.

concurso nacional

Cine independiente en la ciudad

Su relación con el concurso

“Me quedé vacío”, confesó el hombre de los bigotes cuando se enteró que corría peligro la continuidad del concurso. “¿Qué hago con mi incentivo?”, se preguntó. La respuesta era sencilla: “Hacelo vos”, le dijeron, y tomó el mando junto a Juan Martín Vilanova, hijo de Alberto, uno de los pioneros en el certamen que nació en 1983 en la ciudad.

Actualmente, el Grupo Cine Cipolletti está compuesto por cuatro personas más, entre realizadores y diseñadores gráficos. Este año, la 32ª edición del concurso será en noviembre. En el marco de su 30º aniversario, el grupo editó La pantalla desbordada, un libro que compila artículos de reconocidos directores de cine y especialistas en la temática.

Su incursión en ¿las letras?

En su trayectoria, Caparrós tiene en su haber la edición de dos libros. El primero de ellos recorre en imágenes -como no podía ser de otra manera- el viaje por la Ruta 40 que realizó junto a su mujer e hijo en tres tramos. El segundo recoge los guiones que confeccionó durante su recorrido en el mundo audiovisual

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vivir de la imagen. Caparrós dedicó su vida al cine y la fotografía.

Este año se realizará la 32ª edición del Concurso Nacional de Cine Independiente de Cipolletti, evento que tiene entre sus principales promotores históricos a Paco Caparrós. En esta oportunidad, el evento se desarrollará del 2 al 5 de

noviembre. Las producciones que se presentarán son cortometrajes de ficción, documental y animación con una extensión no mayor a los 25 minutos. Se trata de una de las propuestas culturales de mayor permanencia en la ciudad.

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Los secretos de la cocina más famosa Jorge cuenta cómo funciona El Tano. Cocinero y amante de la música, este cipoleño no dudó en dejar su trabajo para sumarse al staff del restaurante más emblemático de la ciudad.

U

n sábado cualquiera por la mañana. La pizzería El Tano no abre al mediodía, pero en 9 de Julio y Belgrano hay movimiento.

Limpian los vidrios, trapean los pi-

sos, las sillas están sobre las mesas y en el fondo, Jorge Núñez, concentrado, troza un pedazo de carne. Nunca le esquivó a la cocina, cuando tenía 13 años ya hacía guisos y estofados. Aprendió mirando y dejándose enseñar. Con 36 años, es el cocinero de uno de los lugares emblemáticos de la ciudad.

“Yo hice todo tipo de trabajo antes y cuando empecé a laburar en la cocina me gustó”, cuenta Jorge, vecino del barrio Mercantil y padre de un niño de 3 años. Fue jardinero y pintor desde los 17 años, cuando se inició en mundo laboral. Antes de llegar a El Tano, en el 2006 trabajaba en una pizzería de Neu-

quén, pero tuvo la chance de entrar a la cocina del restaurante local fundado en 1970 y no lo dudó.

Pero la gastronomía no es su única pasión, también es baterista e incursionó por diferentes bandas cipoleñas, rockeras y cumbieras, como Best Seller, El Pase, La Quinta Verde y La Parte del León.

Ahora integra un grupo de música cristiana.

En la cocina de Daniel -el Tano-, mientras trabaja Mancini suelen sonar distintas melodías. “Con eso mi jefe no tiene problemas para nada, escuchamos música, a veces del celular. Es re buena persona en ese sentido, yo he laburado en

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otras cocinas y te privan hasta de tomar una gaseosa, acá no, uno come y toma lo que quiere. Ahora sí viene, llega con facturas seguro”, sostiene Núñez mientras charla con LM Cipolletti.

que labura con nosotros, porque mayormente cuando uno trabaja el jefe mira, porque él es el que nos paga ¿no es cierto?, pero él labura como si fuera un empleado más”, reconoce Núñez

Un aprendiz

En 15’

Jorge creció en el barrio Don Bos- Jorge, como sus compañeros de co y es el menor de seis hermanos. trabajo, Eliana Montecino, Julieta Cuando era chico varias veces le Márquez, Carlos Benega, Fernanda tocó preparar el almuerzo cuan- Baraldo y José Muñoz, respeta la do no estaba la madre. “Siempre trayectoria de la esquina y ,aunaprendí mirando. En mi casa ayu- que son todos muy jóvenes, lo ven daba a mi mamá con la comida, todos los días. “La mayoría de la desde los 13 años, por ahí gente viene siempre, ya son ella salía y yo me quedaclientes, este lugar es ba y tenía que cocinar, un clásico. Se pasa de al estilo de uno, un generación en geneEl Tano es el guiso, un estofado, ración, vienen los lo que me salía”, hijos de los primeros restaurante de los cuenta. cipoleños y lleva 46 clientes, también los To d a v í a s i g u e nietos”, afirma. años en Belgrano siendo el chef de la “El plato fuerte es y 9 de Julio. familia cuando se junel bife de chorizo, pero tan. “Cuando me vienen también la cacarella, los a visitar mis hermanos les lomos también salen muy hago pizza, pizzetas. Sé hacer va- ricos, los sandwiches, hamburrias cosas”, señala. guesas, pizzas. La verdad que sale El Tano abrió como pizzería, todo”, cuenta. Los lunes es el único pero luego fue sumando una gran día que cierran y de martes a viervariedad de platos. La oferta gas- nes, hay plato del día, que va de un tronómica es muy amplia y se bife a la criolla, colita de cuadril, caracteriza por ofrecer porciones pastas o pollo y cordero al disco. El abundantes a precios razonables. menú del día se empieza a cocinar “Todas las cocinas tienen di- a las 10 y en una hora y media, ya ferentes formas de laburar y acá está prácticamente listo. aprendimos de Daniel. Nosotros lo “Un plato sale en 15 minutos, admiramos porque es el único jefe más de eso no, porque somos rá-

emblema

Francisco no tan jefe. Jorge contó que el Tano “trabaja como uno más”. Sánchez V.

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“La mayoría de la gente viene siempre, ya son clientes, este lugar es un clásico. Se pasa de generación en generación, vienen los hijos de los primeros clientes, también los nietos”, expresó Jorge.

pidos, es una cocina muy rápida.

A veces uno va a comer afuera, a otro lado, y tardan en traerte la comida 40 minutos, una hora. Acá, como mucho, 20 minutos”, afirma Jorge.

En medio de la charla, llega el Tano. Estaciona la camioneta en la esquina, empieza a bajar cajones con mercadería, pero antes tiene que tomarse el tiempo para saludar a unos cinco perros que lo esperan en la vereda y mueven tanto la cola que el espinazo se les contornea de tanta alegría.

-¿A vos también te gustan los perros como al Tano?

-Sí, pero no tanto como a él – dice Jorge, mientras su jefe saca de la camioneta unas bolsas con facturas y pregunta: “¿Ya se van?”

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Enseñar a vivir, más allá del sufrimiento Cuidados paliativos y rehabilitaciones. Lucrecia trabaja todos los días para mejorar la calidad de vida de los cipoleños, sean pacientes terminales o personas con lesiones serias.

E

valuar, asistir y ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes es parte de la tarea diaria que realiza Lucrecia Laroca, integrante del Servicio de Rehabilitación del hospital Pedro Mogui-

llansky. La terapista ocupacional llegó al equipo hace diez años, y desde entonces trabaja dos días en el área de Cuidados Paliativos y el resto en la parte de rehabilitación física.

Son las 10:30 de cada miércoles y Lucrecia espera a un grupo de pacientes para comenzar con

la rehabilitación. Son alrededor de 12 mujeres que padecen artritis reumatoidea y asisten cada semana para incorporar y desarrollar nuevas habilidades que les ayuden a realizar sus tareas cotidianas de manera alternativa. El encuentro se repite los viernes e incluso fuera del hospital (ver aparte).

Dentro de sus tareas, Laroca también evalúa la evolución de cada paciente o realiza un diagnóstico en caso de que sea nuevo para intentar generar las estrategias más acordes para la rehabilitación. También confecciona de manera artesanal, junto con sus pacientes, parte del equipamiento

ortésico que necesitarán para el tratamiento: desde férulas hasta elementos básicos readaptados como cuchillos o herramientas que servirán para abrochar un botón, entre otros.

Cuando se trata de una persona con cuidados paliativos, Lucrecia tiene dos espacios de encuentro: uno de ellos en el consultorio y el otro en la casa del paciente. Si la situación empeora, el equipo de CP los asiste directamente en su vivienda.

“La idea es buscar la mejor calidad de vida y el confort en la última etapa de vida”, expresa al graficar su difícil pero no imposible tarea. Ante estas situaciones, Lucrecia tiene un posicionamiento claro que se planteó desde la universidad: reconoce que el dolor y el sufrimiento existen, por eso busca que sus pacientes alcancen una mayor plenitud durante ese proceso.

Aquí, asegura que la comunicación es una herramienta fundamental para trabajar con el paciente y su familia para ir acercando la verdad de manera sincera y menos dolorosa.

El trabajo del servicio de rehabilitación también estrecha lazos con otras instituciones, como el Municipio y la Universidad de Flores. Así, crean programas externos para continuar con los trabajos terapéuticos fuera del hospital.

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agrupación refugio

Amistad que trasciende el consultorio

“Con los pacientes terminales se busca la mejor calidad de vida y el confort en la última etapa.

Hay que convivir con el dolor y el sufrimiento, por eso se busca que alcancen una mayor plenitud durante ese proceso”, remarcó Lucrecia.

revertir el dolor. El rol de Lucrecia es mejorar la calidad de vida de sus pacientes.

La Agrupación Refugio se formó hace siete años y desde entonces se juntan también para festejar cumpleaños, entre otros eventos sociales. El nombre se gestó por las siglas de la artritis reumatoide, enfermedad que padecen quienes forman el grupo.

Las integrantes de AR se conocieron los miércoles y viernes durante las jornadas de rehabilitación. Incluso han realizado rifas para recaudar dinero y viajar a Copahue en cuatro oportunidades. Lucrecia confía mucho en “las propiedades terapéuticas de la fangoterapia” y, de hecho, tiene un tacho lleno de barro termal en uno de los consultorios.

paliativos

Atención a pacientes terminales

Uno de ellos es la posibilidad de realizar ejercicios acuáticos en la pileta Aquasol o hacer clases de Tai Chi en el predio de la Faculta de Medicina gracias al apoyo municipal. Con la Uflo lograron articular diferentes talleres psicosociales.

Actualmente, el servicio atiende entre 30 y 35 pacientes en rehabilitación. Para acceder al recurso hospitalario, es necesaria una derivación médica o acercarse al dispositivo ubicado en el viejo hospital de calle Fernández Oro

para obtener un turno. El equipo, integrado además por una fonoaudióloga, una terapista ocupacional infantil y siete kinesiólogos, asiste a pacientes neurológicos, reumatológicos y traumatológicos.

Como servicio de salud pública,

muchas veces los recursos básicos escasean y apelan a la solidaridad de los vecinos para cubrir esas necesidades. Realizar un baño y una cocina adaptada completarían los elementos para trabajar de manera integrada

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El equipo trabaja las 24 horas, los 365 días del año. El servicio empezó hace diez años tras un proyecto de Carlos Rais.

En un primer momento, iban caminando a visitar a sus pacientes, luego consiguieron bicicletas y actualmente cuentan con un auto. Se fueron formando de a poco e incluso realizaron capacitaciones en Pallium, una organización en Buenos Aires que forma profesionales en esa disciplina. En el equipo cuentan con elementos para prestar a los pacientes, como camas antiescaras, andadores, bastones y corsets, entre otros.

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El difícil oficio de convivir con la muerte El chofer del último viaje, con boleto sólo de ida. Alfredo trabaja hace 29 años en una funeraria y aprendió a vivir en medio del dolor y el sufrimiento de las familias cipoleñas.

A

lfredo Sarhan, el director funerario local del Grupo Diniello, se hizo hincha de Cipolletti en su niñez en Ramos Mexía, en la Línea Sur de la provincia. Era amigo del hermano de Rubén “Bambi” Flores, que cuando iba a visitar a sus padres llevaba camisetas albinegras. Ese fue su primer vínculo con la ciudad, en la que terminó radicándose en 1988.

Sarhan tiene 51 años y hace 29 que trabaja en la empresa. Sabe poner en práctica todo el servicio que ofrece la funeraria. Es un tra-

bajador full time, está las 24 horas al servicio de la comunidad para ser útil, acompañar y asesorar a una familia en el peor momento de su vida.

“Fue muy duro al principio, no es fácil de resolver, sobre todo cuando uno es muy joven. Yo tenía 21 años, me costó mucho adaptarme al dolor de una madre o de un padre con un hijo fallecido. Como dice el dicho, lo normal es que un hijo dé sepultura a los padres, no es normal que sea al revés. Por eso, más allá de que pasen los años, uno no se acostumbra a esto. Llevo 29 años y sigo padeciendo cuando parte un niño chiquito”, cuenta Alfredo, con el celular en la mano,

porque en cualquier momento alguien lo puede llamar por un servicio funerario.

“Yo siempre trato de aferrarme a la teoría de que hay que disfrutar la vida. Hace 11 años yo era una persona a la que no le interesaba su salud, no hacía ningún tipo de actividad física. Hasta que tuve un problema y me di cuenta de la importancia que tenía hacer ejercicios en los ratos libres que me deja el trabajo. Eso me ayudó a estar bien físicamente y también de la cabeza, en el sentir de las cosas”, sostuvo.

Con tantos años trabajando en la funeraria, Sarhan aprendió a disfrutar y valorar las pequeñas

cosas, como un mate con amigos o una caminata. “Cuando ves el dolor o la congoja de las personas todo el tiempo, las 24 horas del día y los 365 días del año, eso son los momentos que valorás y ayudan mucho”, afirma, aunque reconoce que “uno jamás se hace una coraza de decir que no te afectan las cosas”.

Los primeros pasos

“A los 21 años comencé trabajando en el sistema de cómputos. Con el tiempo fui aprendiendo toda la actividad. La empresa me dio la posibilidad de ir creciendo. Siempre digo que esto no es vender, es saber llegar a la gente en el momento más duro para una persona”, relata

Alfredo, quien nació en Valcheta pero creció en Ramos Mexía.

Sarhan trabaja con vocación, y como valora los momentos con sus queridos, también lo hace cuando sin querer la vida lo vuelve a encontrar con alguna persona con la que se cruzó en medio de su más sentido dolor. “Soy muy sociable, trato de ponerme en el lugar de la gente y gracias a Dios se instala una buena relación. Mucha de la gente que he conocido acá en Cipolletti fue a través de esta profesión, me siento orgulloso de que cuando salgo a muchos lugares me saludan y me dicen ‘Hola, ¿cómo andas Freddy?’

Esa es la satisfacción que este trabajo me ha dado”, destaca.

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“Uno a veces piensa que es sólo una rutina, pero es mucho más. Hay gente que no encuentra consuelo ante el dolor, y por ahí uno llega con una palabra justa y esa persona jamás se lo olvida”, aseguró Alfredo, el funebrero.

convivir con el dolor.

Alfredo ve todos los días cómo familiares despiden a sus seres queridos.

“Simplemente contenerlo ante el dolor. Uno a veces piensa que es sólo una rutina, pero es mucho más. Hay gente que no encuentra consuelo ante el dolor y por ahí uno llega con una palabra justa, esa persona jamás se lo olvida. Por ahí pasa el tiempo y te encontrás en la calle con esa persona y te saluda, ese es el mayor regalo que te da esta profesión”, contó Alfredo.

El tiempo y las experiencias vividas lo formaron como funerario, pero reconoce que uno nunca termina de aprender: “Uno trata de mejorar día a día en el sentido de las relaciones humanas. Siempre hay que recibir consejos, cuando uno se equivoca está bien que te marquen el error. Yo siempre observo el trabajo de colegas, yo de todos trato de sumar algo. La meta de la empresa es dar siempre lo mejor a pesar del momento”.

El circuito funerario

“En los años que tengo en la em-

presa, he hecho y hago todas las tareas del trabajo funerario. Sé todo el proceso, desde que ingresa la persona solicitando el servicio hasta que se va con el último papel terminado”, explica.

El circuito de sepelio consiste en la llegada del familiar a la empresa para solicitar el servicio, con la documentación que se requiere, el retiro y la preparación del fallecido, el servicio de velación y el cortejo

hacia el cementerio o, en su defecto, la cremación.

Alfredo reconoce que en los últimos años muchas familias comenzaron a volcarse a la cremación.

Pero para su trabajo sólo se trata de decisiones de los vecinos. “Uno se va amoldando a cada costumbre, religión, uno tiene que estar abierto a todo tipo de decisión de una familia”, dijo sin prejuicios, siempre al servicio

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de generación en generación

Su amor por el Albinegro Cuando llegó a Cipolletti no se perdía ni un partido del Albinegro, pero con el tiempo dejó de ir a la cancha. De todas maneras, sus hijos, de 25 y 19 años, heredaron la pasión. Hoy, Alfredo lo sigue

por la radio. Su pasatiempo y preferencia ahora apuntan a caminar o correr y llevar un estilo de vida equilibrado, para estar preparado porque en cualquier momento puede sonar el teléfono.

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LA CIUDAD DESDE EL AIRE

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os vemos o caminamos a diario. Los conocemos de memoria, o eso nos parece. Cada rincón del centro, que se visita por trámites, compras o paseos; el verde natural del Parque Rosauer o el sintético sobre el que se enciende la pasión por el

Albinegro son imágenes habituales y cartas de presentación para cualquier turista que pase de visita por la ciudad. Sin embargo, un paseo con el dron de LM Cipolletti cambia la perspectiva y nos invita a redescubrirlos. Los enormes edificios Torino y Cipolletti, que marcaron a fuego la arquitectura del Alto Valle, se ven pintorescos, aunque no tan

imponentes como lo son al ras del suelo, con sus gigantescas sombras o la interminable escalera que llega a las oficinas municipales. Hasta La Visera disimula la grandeza de sus tribunas, aunque mantiene su magia. La tecnología nos regala postales poco habituales de los sitios más tradicionales, para recortar y guardar

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SUPLE aniversario

Staff EDICIÓN: Manuel Navarro Javier Pérez TEXTOS: Catalina Arca Sofía Ibáñez FOTOS: Francisco Sánchez V. / Juan P. Salas

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Extendiendo los límites El noreste sigue creciendo. Con el Distrito Vecinal como bandera, la ciudad traspasó la frontera de la Circunvalación. El plan en el ex Zoppi consolidó la zona.

El gran sueño. El DVN ya es el hogar de cientos de familias.

La novedad.

El ex Zoppi ya tiene 112 casas habitadas y va por la última etapa.