Suplemento 112 aniversario cipolletti 2015 10 03

Suplemento Aniversario Sábado 3 de octubre de 2015

La fortaleza de los vínculos

Tortoriello y su amigo Jorge Facci, un mismo pupitre y 50 años de amistad. PÁGS. 16-17

Un ejemplo

El soldado Castillo peleó en Malvinas y después terminó la primaria. PÁGS. 6-7

Escuelas de la ciudad

Una historia viva

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ESPECIAL

112 aniversario de la ciudad de cipolletti

SÁBADO 3 DE octubre de 2015 - LMCIPOLLETTI

La escuela que nació en la Colonia Lucinda

La Escuela 33 es la más antigua de la ciudad. Sigue latente entre sus autoridades el espíritu pionero de un fuerte compromiso con el barrio y sus vecinos.

aquellos celos con la 53

fOTOS DEL SUPLEMENTO ANIVERSARIO DE CIPOLLETTI: FRANCISCO SANCHEZ VALASSINA

Pocos años después de la inauguración de la primaria 33, Cipolletti ya era un pueblo y su cantidad de habitantes crecía, por lo que se abrió otra escuela, la céntrica 53, con la que se originó una particular disputa. El gobierno provincial fue apuntalando el desarrollo de la nueva institución con docentes y hasta alumnos del San Pablo, desplazando secciones. Luego, cuando se confirmó la obra del primer edificio propio, fue para la Escuela 53 y no para la institución pionera.

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a Escuela 33 es la más antigua de la ciudad y recibe a los niños del barrio San Pablo desde antes que Cipolletti fuese Cipolletti. La institución fue creada por los pioneros en 1907, cuando el incipiente poblado aún se denominaba Colonia Lucinda –el nombre actual se impuso en 1909– y se transformó rápidamente en uno de los motores del crecimiento del tradicional barrio cipoleño. Los obreros que comenzaban a llegar a la región intentaban radicarse cerca, entre las chacras que la rodeaban, para poder enviar a clases a sus hijos.

Más de un siglo después, el edificio de calle Roca sigue recibiendo

LMCIPOLLETTI - SÁBADO 3 DE octubre de 2015

a cientos de niños en doble turno, aunque amplió sus fronteras: tiene alumnos de Fernández Oro, Ferri y Anai Mapu, que recorren largas distancias todos los días para llegar a clases. La tradición y la conformidad de los padres, que se conoce por el boca a boca, son las causas por las que llegan tantos niños desde lejos.

“El barrio ha cambiado mucho y hasta hace poco tenía una población de gente cada vez más adulta, hasta que se empezaron a construir departamentos y edificios y se han mudado jóvenes. Recibíamos cada vez más chicos de otros sectores, más allá de estar muy vinculados a la comunidad del San Pablo”, aseguró la directora de la escuela, María Teresa Reyes.

La vinculación de la comunidad con el establecimiento, sin embargo, se mantiene intacta, como en aquellos años en los que no había otra alternativa. Muchas familias desean que sus hijos tengan un banco allí y se involucran para mejorar el entorno en el que estudian.

“Ahora estamos pintando, con los papás; compramos los materiales y de a poco vamos avanzando juntos”, contó Reyes, quien lleva 14 años al frente de la primaria y agradece a los vecinos haberle enseñado a “valorar la historia de la escuela y el barrio y a trabajar juntos para mejorarlos”. “Hoy tengo el mismo amor que todos los egresados”, aseguró.

Actualmente, la primaria cuenta con 51 empleados, entre directivos, maestros y porteros, y 550 alumnos distribuidos en 24 grados, de primero a séptimo a la mañana y a la tarde, aunque sin ampliación de jornada. “Tenemos un edificio grande, pero que ya no tiene espacio para la jornada extendida. Hoy nuestro gran sueño es poder dar inglés y, la mayor necesidad, tener un gimna-

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ESPECIAL

“Nuestro gran sueño es poder dar inglés y, la mayor necesidad, tener un gimnasio.

El problema es que no tenemos hacia dónde ampliarnos”. (María Teresa Reyes, directora de la Escuela 33)

sio”, contó la docente. La Escuela 33, como muchas otras, tiene una demanda que excede la capacidad edilicia y requiere de grandes inversiones para poder cumplir con sus deseos de resguardar mejor a los niños cuando tienen educación física y de mejorar la preparación en inglés de los alumnos que están por ingresar al secundario.

“Nuestro problema es que no tenemos hacia dónde ampliarnos.

Veíamos que se vendían casas y terrenos cercanos y teníamos ganas de ir a pedir que se los ofrezcan a Educación, pero tendremos que buscar otra solución”, manifestó Reyes. La escuela quedó rodeada de viviendas y sin tierras libres, ni

JUAN XXIII

Bautizada en honor a un papa La primaria del San Pablo, que compartió manzana con la parroquia del barrio, fue bautizada con el nombre de un religioso: Juan XXIII, en honor al papa.

“Es llamativo, pero no debe llamar a asombro: fue un papa progresista y preocupado por los más necesitados”, resaltaron los docentes que recopilaron la historia de la institución para el Ministerio de Educación, a

principios de siglo.

En el ingreso al edificio, un cuadro sella la unión entre la escuela, la parroquia y Juan XXIII. Es un retrato del sumo pontífice que fue donado por la iglesia.

El ed,ificio de la calle Roca al 1221 inaugurado en 1956 gracias al aporte de los padres y del municipio, cuenta con 12 aulas de primaria, biblioteca y un laboratorio móvil.

en su manzana ni en los alrededores, lo que ha retrasado la aplicación de la extensión de jornada que ya ha llegado a la mayoría de los establecimientos. Los proyectos de ciencias o los literarios, que otros establecimientos desarrollan en los talleres del horario ampliado, en la 33 forman parte del dictado de las materias tradicionales, como matemáticas, lengua o ciencias naturales y sociales.

Mientras buscan alternativas para cumplir sus sueños, en la primaria del San Pablo siguen el camino de los pioneros, quienes pusieron en marcha la educación cipoleña con un fuerte compromiso hacia el barrio y sus familias

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ESPECIAL

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112 aniversario de la ciudad de cipolletti

La Escuela 53 es la segunda más antigua de la ciudad.

Unos 600 chicos asisten en dos turnos al establecimiento, que se fundó en 1922.

Construir conocimiento a partir de la realidad C

reada un 24 de abril de 1922, la Escuela 53 tiene 93 años de existencia y es el segundo establecimiento en la historia de Cipolletti.

En la actualidad, cuenta con 300 alumnos por cada uno de sus dos

turnos y busca seguir creciendo en la formación de niños y niñas, y también en estrechar cada vez más los vínculos con la comunidad, con su gente y sus instituciones.

En el lejano tiempo de la fundación, los primeros alumnos fueron

apenas diez, pero con el paso de los meses la matrícula se fue incrementando hasta cerrar el año con 36. En 1931 se constituyó la cooperadora escolar, y en 1932 en su seno se creó una biblioteca que, con posterioridad, se transformó

en comunitaria y luego en la reconocida Bernardino Rivadavia, con lo que se consagró su apertura al público.

En los años posteriores, la matrícula no dejó de crecer y de a poco se fueron mejorando los servicios de infraestructura. Hacia 1952, se hizo el tendido de gas en la ciudad y las escuelas, que hasta entonces se calefaccionaban con salamandras a leña, pasaron a tener una mejor fuente de energía. Ese año se adquirió además una hectárea de tierra para la construcción de la sede propia, porque hasta entonces funcionaba en conjunto con la Escuela 33.

En 1974, en un hecho anecdótico, por motivos que se desconocen un helicóptero aterrizó en el patio de la institución. Tres años después, en 1977, comenzó la construcción del actual edificio, a cargo de los arquitectos Teresa Ríos y Aldo Saraceni. La obra se terminó de ejecutar en 1979, para satisfacción de toda la comunidad educativa.

En la actualidad, la escuela tiene como director a Walter Ronchewich, quien asumió este año en el cargo, luego de ejercer en el lugar doce años como maestro. En total, lleva en docencia 27 años.

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ESPECIAL

plantel

Trabajan unas 50 personas Junto con el numeroso alumnado, se desempeñan laboralmente en la escuela unas 50 personas, entre docentes y empleados de servicios generales.

Para él, la céntrica escuela “es un espacio de trabajo muy lindo, al que hay que estar llenándolo siempre”.

“Siendo un espacio lleno de cosas, también se puede seguir completándolo. Nunca para de crecer, nunca para de aprender, más allá de que su función es enseñar”, expresó.

La idea que se hace Ronchewich y sus vicedirectoras Susy Rosso (turno mañana) y Beatriz Rizzotto (tarde) y demás compañeros de trabajo es que el lugar sea de crecimiento mutuo y una institución donde todos puedan construir a partir del vínculo, del conocimiento y “de poder darnos con la comunidad”.

“Este año nos propusimos empezar a abrir la escuela. Una de las actividades que hicimos fue, por ejemplo, para el cumpleaños. Vinieron papás, muchos papás, de ambos turnos, y se hicieron dos jornadas, separadas por una semana una de la otra, en las que se hicieron juguetes, se armaron frazadas, cortinas, rompecabezas, dominós, y todo eso fue entregado al área de Pediatría del Hospital de Cipolletti”, comentó el docente. Además, se juntó y se seleccionó ropa para donar.

La intención está dirigida a que el centro educativo vuelva a tener el rol protagónico que tuvo alguna vez y que, de a poquito, fue perdiendo. “Por eso participamos con un grupo de sexto grado en la Feria de Ciencia, Arte y Tecnología, que se llevó a cabo en Salta.

Los chicos armaron el trabajo, lo presentaron en Cipolletti, pasaron a la instancia provincial, que fue en Las Grutas, y de ahí llegaron a la instancia nacional”, precisó, y agregó lo que pretenden “es em-

“Los alumnos están ávidos de poder utilizar las nuevas tecnologías.

A veces nos cuesta a los adultos poner en práctica su uso, pero por suerte hay unos cuantos maestros que se animan, que les gusta”. (Walter Ronchewich, director de la Escuela 53)

pezar a generar posibilidades de aprendizaje, ir construyendo conocimiento a partir de la realidad en la que estamos”.

En la búsqueda de tender puentes hacia la realidad exterior al establecimiento, los alumnos viajaron este año a El Cuy para poder apreciar el sistema productivo de la lana, además de llevar consigo juguetes armados por ellos mismos, como tatetís y rompecabezas. “Queremos generar esta cosa de que no estamos solos, que hay otros y que lo que hagamos tenga un sentido, tenga un fin. Cuando se hacen las cosas con una meta, se hace todo más entretenido, aprendemos más y le ponemos más ganas”, enfatizó el directivo

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temas CERCAnos a la sociedad Al establecimiento asisten chicos y chicas de todos los barrios y no existen prácticamente problemas de conducta, enfatizó Walter Ronchewich. En general, la convivencia interior es buena. Incluso, alumnos que provienen de zonas conflictivas de la ciudad se adaptan y se acomodan al clima imperante en la institución. Sí se observa, en cambio, un problema: se trata de casos de violencia familiar, que son descubiertos, monitoreados y abordados.

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ESPECIAL

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El colegio 305 es la sede de la Escuela de Educación Básica para Adultos 36.

Bernando Castillo logró finalizar ahí sus estudios primarios.

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Primero fue a la guerra y luego hizo la primaria

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unca es tarde para estudiar y de eso puede dar fe Bernardo Castillo, uno de los cipoleños partícipes del conflicto bélico entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas en el triste 1982.

Recordando cada instante de lo que marcó su vida para siempre, este vecino de las 1224 Viviendas y actual empleado de Edersa no guarda rencor por lo vivido, simplemente lo atribuye a “lo que a

hermano de armas

Pedro Iranzo fue otro de los combatientes cipoleños en Malvinas.

Bernardo Castillo todavía lamenta que su amigo no haya llegado a vivir el reconocimiento final de la sociedad por esa gesta. “Desafortunadamente, Pedro ya falleció, ni siquiera llegó a recibir su pensión de veterano de guerra”, lamentó su amigo con los ojos de llenos de lágrimas. Es que Pedro fue otro de los que aguantó en carpa en la plaza céntrica de Viedma esperando al gobernador para pedir un trabajo.

cada uno nos toca”.

Partió a Río Grande en avión un día después de haber cumplido 19 años y con su primer hijo, Pablo, aún sin saber gatear. Los recuerdos de su primera vez volando son tristes porque el destino final era la Armada a partir del número alto que le asignó el sorteo.

Jura entre risas que jamás pensó en apostar después por el 863, pero tampoco lo olvidó y le está agradecido, ya que esas tres cifras lo apartaron del Ejército, donde estuvieron los argentinos más sufridos de la irracional guerra.

“Me mandaron a Puerto Argentino el 10 de junio, cuatro días antes de la rendición. Mi tarea era cargar los cañones que después eran disparados contra los ingleses”, resume las primeras líneas de un currículum vitae que muchos intentaron hacerle borrar.

“La discriminación de nuestra propia comunidad fue muy fea. Nos costó muchísimo encontrar trabajo después”, resumió un periplo de 6

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años en los ochenta. Graciela, madre de sus tres hijos, fue el sostén principal de la familia con su salario de empleada doméstica, mientras el ex convicto changueaba en la construcción.

“Apenas revelábamos nuestras clase, la 1963, quedábamos afuera de cualquier entrevista laboral. Fue injusto”, sentenció.

Junto a otros compañeros de General Roca fueron hasta Viedma y acamparon frente a la Casa de Gobierno cansados del destrato. “Llegamos un 14 de mayo y no encontramos a ningún político porque había elecciones, permanecimos allí una semana hasta que finalmente nos ubicaron en la Administración provincial de energía”.

Dos décadas más tarde, Castillo saldó una deuda personal en la Escuela de Educación Básica para adultos Nº 36, donde completó sus estudios primarios.

El edificio de la Escuela 305, ubicado en Rotary Internacional y Primeros Pobladores, sirve por las noches a las personas mayores que buscan instruirse.

Castillo aceptó el desafío y encontró en la docente Clarita Villagrán de Goya una guía para transitar todo ese momento. La misma maestra que después de egresado lo invitó a brindar una charla ante los alumnos del 305, tarea que el ex marino cumple con gusto cada vez que se lo piden

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ESPECIAL

Escuela 305

Entre las más grandes de la ciudad por su matrícula

“Vamos donde sea a contar nuestra experiencia, pero desde un lugar de mucho orgullo, no de rencor.

La discriminación de nuestra propia comunidad fue muy fea”.

(Bernardo Castillo, ex convicto)

El edificio de la Escuela 305, ubicado en Rotary Internacional y Primeros Pobladores, fue inaugurado en 1986 después que el establecimiento funcionara desde 1984 en las ex dependencias del Colegio 17, actuales de la Escuela de Policía. Tiempo después, abrió sus puertas para el funcionamiento de la EEBA 36, doble función que hasta el día de hoy cumple dentro de la comunidad. Bárbara Bracco, directora de la Primaria matutina y vespertina informó que son 450 los menores que asisten a clases y a partir del lunes pondrán a disposición 42 bancos para el nivel inicial, pensando en el ciclo lectivo 2016. Por características y el lugar en el que se encuentra, la 305 es de las denominadas escuelas grandes de Cipolletti, comparándose en cantidad de alumnos a lo que sucede con la 258, la 293 o la 248, entre otras.

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ESPECIAL

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“Los chicos terminan agotándose, por la distancia y también por lo económico”, explicaron a la hora de justificar el tener un colegio secundario.

“Ellos son tan capaces como cualquier otro chico.

Han ganado muchos premios”.

(María Romero)

La Escuela 36 de Ferri nació en 1932 y hoy tiene 320 alumnos. Las necesidades crecen y la de contar con un establecimiento secundario se hace más que evidente.

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a Escuela Primaria 36 de Ferri es el corazón del barrio. Se fundó en 1932 en la finca La Alianza y en 1972 se trasladó a su propio edificio, que se construyó en los terrenos donados por Antonio Lamolla, a quien el nombre de la institución le hace honor.

Actualmente asisten 320 alumnos y el espacio cada vez alcanza menos. En el colegio sueñan con un establecimiento nuevo y la creación de un CEM en el lugar.

Ferri es un barrio histórico en la ciudad, que por su lejanía al casco céntrico tuvo que recurrir al ingenio para acceder a los servicios mínimos.

La casa será chica, pero el corazón es grande Muchas de las obras más importantes del sector surgieron por iniciativa del Centro Vecinal Comunitario.

La población del lugar se renueva constantemente, las familias crecen y la mayoría sigue viviendo en el barrio.

La falta de acceso a la tierra de muchas familias jóvenes generó la creación de varias tomas; la más significativa, por su amplitud, es la conocida como Nuevo Ferri, y además se desarrolló la de las 64 Viviendas. Los cambios socioeconómicos que se fueron dando en las últimas décadas golpearon la puerta de la Escuela 36.

Desde el 2013 la comunidad

necesidades

Mejorar con más espacio El anhelo más profundo de la institución es contar con un edificio nuevo, más amplio, para que los niños se puedan desenvolver y recrear con mayor libertad. Pero sobre todo, el trasfondo de ese deseo es que el actual edificio de la Escuela 36 se convierta en un colegio secundario. El porcentaje de chicos que siguen estudiando tras la primaria no es el ideal.

educativa comenzó a manifestar con mayor énfasis las necesidades de la institución, que se vinculan con la falta de espacio por el crecimiento de la población del lugar.

Un año antes se habían realizado algunas obras de mejoramiento, que no se llevaban a cabo desde hacía 40 años. En junio del 2014, el gobierno provincial amplió el establecimiento, con dos nuevas aulas, una cocina y baños.

“El barrio sigue creciendo, nos falta un SUM para los actos, para que los chicos hagan educación física adentro y no tenemos comedor”, contó la directora, María Teresa Martínez, al hacer un cuadro de situación.

La escuela también recibe niños de Santa Marta, Santa Elena, El 30 y Michi Michi; y el séptimo grado está inscripto en el programa Horas Más, que brinda clases de inglés.

Historia

El 22 de octubre de 1931 nació la institución, que funcionó hasta el 72 en la finca La Alianza, una propiedad de Luis Casterás, quien fue uno de los terratenientes pioneros en el desarrollo agro-frutícola de la región del Alto Valle de Río Negro.

Todavía se conserva en el lugar el antiguo edificio e incluso el mástil que enarboló cada jornada el pabellón nacional.

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La parte urbana de Ferri sólo constaba de ocho cuadras y los alrededores eran chacras.

Con la llegada del ferrocarril primero y con el tiempo, la instalación de la fábrica de hormigón armado (que apadrinó el colegio), las casas se fueron multiplicando.

Lamolla también donó terrenos para que se realice una sala de primeros auxilios y un destacamento y la comisión vecinal llevó el agua potable al sector.

“Una de las cosas que caracteriza a la escuela es que tiene docentes comprometidos, con sentido de pertenencia”, sostuvo la directora, quien además es nativa del barrio.

Por su parte, la vicedirectora, María Romero, reconoció que “vale la pena recorrer todos los días siete kilómetros para llegar a Ferri” y añadió: “Los murales que hay en la escuela dicen mucho; los docentes los pintaron en sus vacaciones”.

Martínez destaca la participación de las familias que integran la comunidad educativa, que acompañan todas las actividades y hace unos meses crearon una cooperativa, para juntar fondos para la escuela, que “garantiza la igualdad para todos los chicos”.

Romero hace énfasis en que intentan motivar a los alumnos constantemente. “En todas las actividades o concursos que hay nosotros ahí estamos, participando. Queremos que sepan que ellos son tan

ESPECIAL

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Anotarse para jardín

Este mes comienzan a inscribir para el preescolar y desde la dirección de la Escuela 36 esperan una amplia matrícula, ya que fueron muchas las madres que se acercaron en búsqueda de información. Actualmente, unos 100 niños asisten a las salitas del jardín de infantes.

Existe la incertidumbre sobre si el establecimiento podrá colmar las expectativas de la comunidad en cuanto el espacio. capaces como cualquier otro chico.

Han ganado muchos premios”, contó la vicedirectora.

Logros

Entre los reconocimientos que recibieron se destaca un premio sobre los cuidados que se deben tener ante el peligro que significa el monóxido de carbono. La distinción fue entregada por la empresa dis-

tribuidora Camuzzi Gas del Sur. Ademmás, una alumna ganó el concurso del Banco Credicoop que seleccionó un logo para el hospital; y en la feria de ciencias los trabajos de los chicos no faltan nunca.

A veces a las carencias se las pueden ver como obstáculos, pero en la Escuela 36 se las toman como nuevos desafíos que se vencen en base a trabajo y más trabajo

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La Escuela 264 le abrió las puertas para que tuviera su primer trabajo en Cipolletti.

Abel Baratti, 35 años dedicado a la enseñanza.

El profe que dejó las clases por la intendencia U

n día de 1980, recién recibido de profesor de Educación Física en Santa Fe, Abel Baratti arribó a la ciudad. Nacido en San Pedro, provincia de Buenos Aires, el joven profesional se radicó en Cipolletti, pero su primer trabajo fue en el Jardín N° 1 de Neuquén.

No tardó en conseguir una fuente laboral en el lugar que había elegido para vivir, y su primer empleo como docente lo tuvo en la Escuela 264, ubicada en Chile y Pastor Bowdler. A partir de entonces, su carrera la concretó casi por completo en establecimientos locales, salvo algunas horas cátedra, por ejemplo en el colegio se-

cundario N° 14 de Fernández Oro, que mantiene hasta hoy, aunque sin ejercer por su cargo actual de intendente cipoleño.

Cuando llegó, eran tiempos difíciles en el país, con la última dictadura nacional aún en el poder.

No obstante, el hoy jefe comunal se fue asentando y al poco tiempo también obtuvo la posibilidad de desempeñarse en la Escuela 258, cuando esta compartía sede con el viejo Colegio Normal, a la vez que daba clases de natación en el Club Cipolletti. Su vocación era la docencia y a ella se volcó.

Empezar a realizar su oficio lo retuvo aquí, ya que por algún momento pensó en irse a estudiar ki-

los mejores recuerdos Sus recuerdos de la Escuela 264, la primera en la que trabajó en la ciudad de Cipolletti, están siempre presentes para el actual intendente. “Era una escuelita chiquita, de unos 300 o 350 alumnos con doble turno, que tenía un patio al aire libre en el que ahora hay un gimnasio que está realmente hermoso”, rememoró. “Allí, en el espacio abierto disponible, enseñaba”, expresó sin disimular su pasión por la enseñanza.

nesiología. No lo hizo y desde su llegada ha cumplido 31 años en la enseñanza. Solamente en estos cuatro años al frente del Municipio ha dejado en suspenso la actividad, habiendo pedido licencia de su puesto de vicedecano de la Universidad de Flores y de las horas orenses.

“Nunca paré de trabajar en la educación. Sólo las exigencias del cargo de intendente me impidieron continuar. La ley no me lo prohíbe, porque la docencia es la única profesión que se puede seguir ejerciendo en la función pública. De hecho, cuando fui presidente del Concejo Deliberante mantuve mi labor de profesor”, manifestó Baratti, al recordar su vínculo indisoluble con el mundo pedagógico.

“No me volví a estudiar la otra carrera porque me llené de trabajo y ya en el año 1982 se creó el Colegio 14 de Fernández Oro, donde todavía tengo la titularidad de horas cátedra”, manifestó.

En 1983, el primer jefe comunal cipoleño en la democracia, el doctor Alfredo Chertudi, creó la Dirección de Deportes del Municipio, junto con la de Cultura. Para el puesto designó a Baratti, que pasó a ocupar una tarea en la que estuvo ininterrumpidamente hasta 1995.

Así, cumplió funciones también para los ex intendentes Mauricio Nuin, Pedro Dobrée, Julio Rodolfo Salto y Jorge Ocampos. No lo tuvo en cuenta solamente Julio Arriaga, pero lo volvió a convocar en

su primer mandato local Alberto Weretilneck. Durante todos estos años, con o sin labor en la comuna, nunca abandonó la pasión por su oficio y siguió dando clases.

“Siempre tuve al menos 12 o 15 horas cátedra en la secundaria”, expresó. Otras instituciones en las que enseñó fueron los colegios secundarios N°15 y N°17, apenas se crearon ambos, y en los establecimientos Estación Limay, Manuel Belgrano y Padre José María Brentana. En 1996, fue nombrado director de la carrera de Educación Física de la Uflo, donde tuvo además dos cátedras y llegó a ser nombrado vicedecano. Otro lugar donde brindó tareas fue en el instituto Séneca, en cuya carrera de Periodismo Deportivo brindó sus conocimientos.

A partir de su vinculación con la universidad, pudo dar cursos en la Argentina y otros países de América Latina, habiendo participado de congresos y conferencias de carácter internacional junto con su colega de Viedma, Eduardo Casali. Precisamente, con este profesional publicó en coautoría dos libros sobre iniciación deportiva y sobre técnicas y tácticas de handball. Un tercer libro es de su exclusiva inspiración y versa sobre la planificación deportiva.

“La docencia es mi vida. Yo siempre digo que lo político ha sido una cuestión de paso en mi vida. Pero, si me tengo que definir, yo me defino como docente”

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anécdota

Presente y con escarcha Una anécdota se mantiene viva en la memoria de Abel Baratti y tiene que ver con la dureza del clima en la Patagonia y de cómo los chicos lo enfrentaban para cumplir con sus obligaciones escolares.

Una mañana de invierno muy temprano, empezó con sus alumnos ejercicios de precalentamiento. Hacía mucho frío. “Los chicos eran de sexto o séptimo grado, los más grandecitos. En una de esas veo que uno de ellos, Rivero de apellido, tenía blanca la cabeza, con los pelos parados.

Pensé si acaso se había puesto gomina. Cuando lo llamo, le toco la cabeza y era la helada, la escarcha que tenía. Se había lavado en su casa, había salido con el pelo mojado y se le había escarchado”, contó con asombro. Eran otros tiempos, tiempos difíciles.

El mismo Baratti lo afirma. “Hoy la comunidad educativa en su conjunto no permitiría prácticas deportivas en esas condiciones, las de la realidad de cuando llegó a Cipolletti 35 años atrás.

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El CET 22, un oasis de proyectos e ideas innovadoras.

Docentes y alumnos viven pensando cómo establecer un vínculo con “el afuera”.

Cuando con ingenio se superan las carencias C

ada vez que los alumnos y docentes del CET 22, ubicado en el barrio San Lorenzo, idean un proyecto y lo ponen en marcha, buscan establecer un puente con “el afuera”.

Fue así con las briquetas -una de tantas iniciativas- que fabricaron en serie y hace poco exhibieron en la Feria Nacional de Ciencia y

Tecnología, en la ciudad de Puerto Iguazú (Misiones). Con ellas, si el Estado acompaña, pueden llegar a los barrios cipoleños más carenciados para enseñar a las familias cómo hacerlas.

Tienen la forma de un ladrillo y el tamaño más acorde para una estufa a leña. Son ecológicas, reciclables, económicas y fáciles de

almacenar. Facilitan la reducción de la basura, no contaminan como el carbón, conservan el calor por más tiempo y pueden ser de gran utilidad en los hogares de miles de vecinos que aún no tienen acceso a la red de gas natural. Cuando el Municipio y la Provincia decidan acompañar esta iniciativa, los docentes y alumnos involucrados ya

el desafío con metas exigentes En 2014, llegó el quit del INET y los chicos de Mecánica Aplicada hicieron el primer karting electrónico. Corrieron dos carreras –en Rafaela y Buenos Aires- y clasificaron bien.

Este año, tratan de llegar con otro auto para participar de la última fecha que será el mes próximo, en Balcarce. Trabajan contra reloj, después que los talleres fueran clausurados preventivamente para garantizar la seguridad e higiene.

tienen claro cuál será su próximo paso: capacitar a la población para que pueda hacer las briquetas en sus casas.

“La idea no es convertir a la escuela en una fábrica de briquetas.

Sabemos que hay muchas carencias en los barrios, pero nuestro objetivo siempre fue reducir la basura y llegar a los hogares que no tienen gas para capacitar a las familias”, dijo Germán Gorosito, docente de Carpintería y Electricidad Industrial.

Todo comenzó como un juego para explicar qué es y cómo funciona un brazo de palanca. Según contó Darío Albani, profesor de Ajuste y Herrería y Soldadura, surgió la idea de aplicar este sistema de fuerza sobre la leña ecológica y una cosa fue llevando a la otra, hasta llegar a elaborar la briqueta, a base de aserrín, desperdicios de frutas y verduras, papel de diario y cartón.

Aunque no inventaron nada, supieron aprovechar la materia prima que se desecha para elaborar un producto de mucha utilidad.

Para la fabricación de las briquetas, primero construyeron un bra-

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prácticas

Pasantías y la salida laboral

Desde el año pasado, la escuela participa del Campeonato Argentino Desafío Eco, diseñando y armando autos ecológicos.

Cuentan con un banco electroneumático didáctico, realizado en el taller de Automatización con piezas en desuso.

zo de palanca manual y luego una máquina que permitió automatizar el proceso, que actualmente sigue en desarrollo. La iniciativa, si bien surgió en las horas de Mecánica Aplicada, de 4º año, de la mano del profe Gonzalo Olguin, luego incorporó el aporte de otras materias y sumó alumnos de otros cursos.

“El 90 por ciento del trabajo lo hicieron los chicos y el aprendizaje fue más que significativo”, evaluó Gorosito, a la luz del alcance social que la iniciativa puede tener, si logran llegar a los barrios con capacitaciones.

Según precisó el docente Diego Sáez, de Oficina Técnica, el proyecto se inició el año pasado y aún se sigue perfeccionado, ya que tienen en mente la idea de fabricar un calefactor como anexo a las briquetas para que la capacitación que quieren dar sea más completa. Posiblemente, avancen con esta iniciativa durante 2016.

“Nosotros ponemos a disposición un proyecto que funciona y da un beneficio. Es responsabilidad del Estado que podamos llegar a la comunidad”, advirtió Gorosito.

Además de las briquetas, el docente indicó que los estudiantes también están fabricando un ascensor de carga para construir elementos didácticos propios que el Estado no está haciendo, como el tanque cisterna que elaboraron el año pasado.

Todos los proyectos que realizan son extracurriculares

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La comunidad del Centro Educativo Técnico 22 contó que la escuela es la única en la provincia que ofrece pasantías a alumnos de 5º y 6º año, con el nombre de “prácticas profesionalizantes”, en empresas de la región y que se vinculan a la orientación de la institución educativa (técnico mecánico).

Es el segundo año que lo hacen y con muy buenos resultados, ya que de 19 estudiantes, de la primera tanda de egresados que transitó esta experiencia, 14 quedaron contratados. El resto sigue estudiando.

“Esto habla muy bien de la escuela, a pesar de todo lo que nos falta”, advirtió el docente Germán Gorosito, coordinador de las pasantías. Mariana Roa, docente de Electricidad, en el turno mañana, y jefa de Sección por la tarde, añadió: “Tenemos poco, pero hacemos todo lo que podemos por nuestros alumnos”.

Del cúmulo de tareas, proyectos y necesidades, la comunidad educativa del CET 22 no olvidó mencionar una vieja demanda.

“Queremos el edificio”, dijo la vicedirectora del turno tarde, Estela Latorre.

Los chicos se entusiasman tanto que trabajan fuera del horario de clase y en días que no les corresponde asistir.

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ESPECIAL

112 aniversario de la ciudad de cipolletti

La Escuela 294 de Anai Mapu lleva adelante un plan que va más allá de lo académico.

Higiene, salud, prevención y alimentación están presentes en las aulas.

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Única en el país por su estrategia formadora L a zona norte de Cipolletti es la más populosa de la ciudad y también una de las que más problemas tiene. En algunas pocas cuadras se encuentran 7 tomas, donde se estima que viven más de 10.000 personas.

Y en ese contexto funciona la Escuela 294, en el barrio Anai Mapu, que todos los años recibe a chicos con realidades disímiles.

En el 2010, el establecimiento hizo un giro en cuanto a su estrategia con la comunidad. Así lo afirmó Patricia Maneiro, la directora, quien señaló que “la lógica de la escuela cerrada, para adentro, ya se terminó. Era importante que la institución se abriera y es lo que estamos haciendo”.

Si bien siempre tuvo un perfil social y contenedor, la realidad del establecimiento dio un giro importante a partir de una visita realizada por un docente de la Facultad de Medicina de la Universidad

Atención A la vista

Periódicamente son visitados por el oftalmólogo. Este cumple un rol fundamental, ya que los problemas de visión son de los más generalizados. “Los chicos que requieren anteojos los reciben gratuitamente gracias a la colaboración del Club de Leones”, contaron desde la escuela. La realidad que les toca vivir a los pibes de la zona norte en muchos casos no es la ideal para crecer armoniosamente.

Nacional del Comahue -Carlos Baruf- junto a un grupo de alumnos de la cátedra Atención Primaria de la Salud.

Allí, los futuros médicos realizaron un relevamiento sobre la salud de los niños y detectaron algunas patologías alarmantes, como sobrepeso, desnutrición, problemas visuales, auditivos, neurológicos, psicosociales y de adicciones tempranas, entre otros. Y con esa información elaboraron un informe estadístico. Pero desde la escuela quisieron ir más allá. “Ya tenemos las estadísticas, pero ahora queremos hacer algo para cambiar esa realidad”, dijo la directora en ese momento.

Así fue como nació el proyecto Sol Mapu, que hace algunas semanas recibió una distinción del Senado de la Nación por su labor social.

Poner en marcha esta iniciativa costó bastante, principalmente porque hubo que salir a buscar re-

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Muchos buscan un lugar de cobijo en el cual recibir contención, algún alimento y valores para avanzar.

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cursos humanos y económicos.

Algunos vecinos y empresarios de la ciudad se comprometieron a realizar aportes y de a poco fueron conformando la Fundación Sol Patagonia, que hoy mantiene en pie el proyecto junto con la escuela.

Sol Mapu es algo innovador que no tiene antecedentes en la ciudad y tampoco en el país. No se trata de una propuesta asistencialista sino formadora, y hace hincapié en la prevención.

Una de las alternativas más importantes para los chicos que estudian allí es el kiosco saludable, donde en todos los recreos pueden comprar frutas, gelatinas, licuados, jugos naturales y una golosina.

“La idea es ir educando sobre las costumbres alimentarias y de higiene. Por eso se hacen diferentes talleres, para darles herramientas a los chicos, y la realidad es que se han logrado muchos avances”, remarcó la directora.

De alguna de estas propuestas participan activamente las mamás, como por ejemplo de un curso de cocina sana, al que acuden en gran número. La idea, en este caso, es que los niños coman mejor en sus casas.

Pero además de las capacitaciones, todas las semanas los alumnos reciben atención médica. En la escuela hay un moderno consultorio odontológico y un profesional que se acerca día por medio para cubrir la demanda de los chicos.

También reciben la visita de un médico clínico que los revisa y, en caso de encontrar alguna anomalía, los deriva con un pediatra que va todos los viernes y que no cobra un solo peso por el servicio que brinda.

Otro de los profesionales que trabaja en el proyecto es un psicólogo, que da talleres y además atiende casos particulares. En este caso, la tarea está destinada a la prevención de adicciones.

Patricia contó que hace unos años era habitual encontrar chicos de 8, 9 o 10 años dados vuelta por consumir drogas. “Esa situación la hemos revertido. Hay casos de adicción pero son menos y distintos; en la escuela están bien”, señaló

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112 aniversario de la ciudad de cipolletti

La Escuela 131 del barrio Filipuzzi le abrió las puertas en 1965 a Aníbal Tortoriello. Ahí conoció a Jorge Facci, un amigo de toda la vida.

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Aquella amistad de 50 años nacida en primaria E l intendente electo de Cipolletti, Aníbal Tortoriello, deambuló por diversas instituciones educativas durante su niñez y adolescencia, pero su formación comenzó en la Escuela 131 del barrio Filipuzzi, a pocas cuadras de su casa, ubicada en el barrio Santa Rosa.

En 1965 llegó por primera vez al aula con el tradicional portafolio que se acostumbraba a utilizar por aquel entonces. La escuela –recuerda– “funcionaba a unos metros del edificio actual, donde hay un taller mecánico. Pero en segundo grado nos mudamos y estrenamos las instalaciones”.

Pasaron casi 50 años desde la última vez que había pisado esas baldosas, hasta que se acercó el 3 de mayo, día en el que se realizaron las elecciones que lo consagraron como intendente, para certificar que el proceso se estuviera llevando en orden.

Ahora, más tranquilo, observa

líder desde el aula

Jorge Facci asegura que nunca se imaginó que su amigo podría llegar a ser el intendente de Cipolletti, aunque aclaró que tampoco fue algo sorpresivo para él. “Desde chico ya tenía condiciones que se destacaban, siempre tuvo eso de liderazgo de grupos. Era el que resolvía las cosas; siempre de la misma manera, con entusiasmo y buen humor”, remarcó.

las aulas vacías y el patio cubierto, antes al aire libre, y cuenta que los olores que percibe lo retrotraen a su infancia. Junto a él está Jorge Facci, un amigo de toda la vida que también fue compañero de escuela y vivió durante años frente a su casa.

Los dos dejan los protocolos de lado y comienzan a rememorar historias, anécdotas y nombres que los hacen sonreír una y otra vez.

La portera Carmen, las señoritas Amalia y Luz, y una lista infinita de personas salen a flote.

Cuentan que en el grupo más cercano siempre fueron tres, con el Bocha Perelló, quien falleció hace un tiempo pero sus vivencias siguen presentes.

Aníbal, también conocido por aquella época como el Ruso, era lo que se dice un alumno ejemplar, con un promedio envidiable.

Jorge, por su parte, también tuvo un buen transitar por la escolaridad, sin haberse llevado ninguna

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“Apuesto al diálogo y a la unión. Así me manejé toda la vida y también pienso hacerlo como intendente”.

(Aníbal Tortoriello) “Desde chico Aníbal ya tenía condiciones que se destacaban, siempre tuvo eso de liderazgo de grupos”.

(Jorge Facci)

materia, aunque -aclara- “siempre con lo justo”.

Como sucede en la mayoría de las infancias masculinas en la Argentina, el fútbol cumple un rol fundamental y hasta formador. Y Aníbal y Jorge, por supuesto, formaban parte del mismo equipo del barrio Santa Rosa. El intendente electo iba siempre al arco y su amigo lo custodiaba de cerca, en última línea defensiva.

“Jugábamos contra el Filipuzzi, pero después nos unimos los dos barrios para enfrentar a los de Del Trabajo, que estaban más armados, con cancha y todo”, dicen.

La participación en los Juegos Evita, años más tarde, fue quizás una de las experiencias más enriquecedoras en ese sentido.

Pero Tortoriello completaría la primaria en Neuquén, en el Don Bosco. Aunque con los años, el destino los volvería a cruzar, cuando ambos iniciaron sus estudios secundarios en el ENET 1, colegio técnico de la vecina capital. Luego, el ahora jefe comunal electo volvería para completar el Nivel Medio en el Belgrano de Cipolletti

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de corazón

Salvavidas con códigos Los caminos de estos amigos se fueron bifurcando, pero finalmente volvieron a cruzarse hace diez años. Jorge atravesaba un complejo problema de salud; acababa de ser operado del corazón y, para colmo, se había quedado sin trabajo. Era un 24 de diciembre, el cumpleaños de su amigo Aníbal, de quien siempre se acuerda para esa fecha. Llamó para saludarlo, pero como mandan las reglas no escritas de la amistad del otro lado recibió un salvavidas. “Me ofreció trabajo y ahí estoy, hace ya diez años en la empresa”, señaló. Tortoriello, por su parte, contó que todas las mañanas, cuando llega a trabajar se saluda con Jorge y se preguntan cómo andan, “como cuando éramos chicos, hace ya 50 años”.

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En la Escuela 258 había un piano y un nene de segundo grado que soñaba con aprender a tocarlo. Ese alumno hoy es un pianista reconocido a nivel mundial.

Segundo grado, un piano y el camino a la música S i los autores del último robo a la Escuela 258 hubieran destrozado ese mismo piano en la década del 80, seguramente el contacto de Emilio Peroni con la música sólo se hubiese retrasado. Porque es imposible pensar que un acto tan dañino e inservible como ése hubiese impedido unir los caminos de ambos, teniendo en cuenta el convencimiento que el cipoleño tuvo desde niño para convertirse

en un profesional de la música.

Fue tan fuerte el vínculo de ese piano con la niñez de este concertista, que le da a la historia un tinte de romanticismo propio de los acordes más clásicos.

Hijo de una madre costurera y un padre empleado del Correo Argentino, encontrarse con un piano en la casa de los Peroni por aquellos años era una utopía.

Así fue como el correcto alumno de segundo grado pidió permiso a

la directora para entrar a la escuela después de hora y practicar sobre las teclas que entonces sonaban en algún que otro acto escolar.

“Me autorizaron, pero igual no fue fácil. Cuando no se olvidaban de dejar abierto el piano, no había llave de la puerta de ingreso. De los cinco días de la semana, capaz que lograba practicar en dos”, recuerda a la perfección.

Agradecido igual de la voluntad de sus maestros, de esa manera lo-

con nombre del benefactor La 258, Juan Erich Rosauer, inició su recorrido en la comunidad cipoleña como una Escuela de Aplicación que servía de prácticas a los alumnos del Normal 5 en los años 70. Allí, los jóvenes, en su mayoría mujeres, encontraban espacios reales de ensayo antes de salir al mercado laboral como docentes.

El empresario que actualmente le da el nombre al establecimiento donó la manzana de Belgrano y Brown para la construcción de la escuela que siempre se distinguió por su color verde en la fachada. En

1983, apenas iniciado el último período democrático en la Argentina, egresó de allí la primera de las 31 camadas de pequeños cipoleños. Hasta hoy, más de 2400 vecinos obtuvieron aquí su certificado primario y en diciembre aportará 80 nuevos alumnos a educación media rionegrina desde el 2016.

gró extender sus clases de la escuela de música de Neuquén y poco a poco ir adentrándose en el mundo de las corcheas.

“Fue importantísimo para mí, y es por eso que recuerdo cada espacio de este lugar, donde pasé horas extra con gusto y a solas. Hasta fue el escenario en donde brindé mis primeros conciertos”, dijo.

Año a año, su pasión se agigantaba y la maestra de música no dudó en proponerlo a musicalizar por primera vez un acto cuando Emilio tenía 11 años. “Desde sexto grado en adelante toqué el himno, la Marcha de San Lorenzo, Aurora, todas las canciones patrias. Para mí era un orgullo”, rememoró.

Hace pocas semanas, como parte de las actividades relacionadas a la Maratón de Lectura que cumplió la escuela, Peroni fue invitado a brindar una charla a los alumnos.

Allí se reencontró con Mirta Marino, quien aún hoy lo recuerda en su paso por la 258.

“Era un dulzura de alumno, pero además me tocaba ‘Para Elisa’ (Beethoven) todas las mañanas porque sabía que me encantaba. Mientras yo terminaba las tareas, podía escuchar desde el primer piso su versión”, confió la ex docente.

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“No quiero perder todo ese contacto y desde acá lo estoy generando, así que estoy contento de haber vuelto”.

“Lo que tiene de imponente Europa es que de pronto te encontrás tocando en salas construidas en el siglo XIX”.

Después de egresar, Peroni completó la secundaria en el Manzanar, sin dejar jamás la música en la escuela neuquina. Llegó el momento de disfrutar de una beca por España (Barcelona) y más tarde Alemania, pero la vuelta al pago avivó el vínculo con su escuela.

“Hace algunos años tuve la necesidad de cerrar el vínculo. En una de mis vacaciones vine, pedí las actas y comencé a llamar a los teléfonos de mis compañeros. Algunos estaban desactualizados, pero otros no. Logramos reunirnos 20 y coincidimos en que nuestros mejores recuerdos de la etapa escolar fueron los de esta escuela”, contó

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retorno

Algo más que sobrevivir Emilio Peroni regresó a Cipolletti hace un año, después de haber cumplido una beca anual con la música en Barcelona, España, y de vivir en Alemania durante más de una década.

La posibilidad de afianzarse cerca de casa como docente de la Escuela de Música de Neuquén fue el bálsamo ante tanto desarraigo y competitividad en el viejo continente.

“Son tantos pianistas del mundo

que confluyen en países como Alemania, donde la historia de la música es tan rica, que permanecer pasa a ser una cuestión de supervivencia”, se sinceró.

Aunque nunca dejará de aprender, su conocimiento del mundo de los conciertos en Europa, del idioma y su capacidad musical, le permiten programar desde Cipolletti presentaciones en cualquier lugar del mundo.

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Desde la Escuela 285 aportan conocimiento y valores.

Trabajan con chicos que provienen de sectores vulnerables.

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Puente 83: no están lejos, pero sí olvidados A

lo largo de 33 años, la Escuela 285 Pedro Giachino fue mutando. Comenzó educando a un puñado de alumnos de sectores rurales y, principalmente, del barrio Puente 83, pero con el tiempo el lugar se pobló. La matrícula se disparó con el surgimiento del asentamiento Martín Fierro, a lo que se le adicionó el desarrollo urbanístico de Fernández Oro. Hoy recibe a 170 alumnos y cuenta con dos salitas del Jardín Rural 99, que no tiene edificio propio.

El establecimiento determina el límite entre Cipolletti y Fernández Oro; sin embargo, existe la confusión de que el trazado geográfico es el canal de riego P2.

De todas formas, en el colegio le restan importancia; dependen de esta ciudad, pero todas las identidades son respetadas. Las puertas de la institución estuvieron abiertas a niños de distintos lugares del

un poco de atención Una vieja cocina económica sirve para decorar y a la vez contener, en ese rinconcito del pasillo interno, a muchas plantas. En el mismo sector se guardan bicicletas. Quizás como dando una referencia de que la mayor seguridad se encuentra dentro del establecimiento. La escuela Capitán de Fragata de Infantería de Marina Pedro Guichano tiene falencias. Y, como dice Serrat cuando susurra “No hago otra casa que pensar en ti”, no le iría nada mal una mano de pintura.

país, que llegaban con sus familias que venían a trabajar en la fruticultura. Los “alumnos golondrinas” cada vez son menos.

La escuela nació en plena guerra de Malvinas, por una necesidad imperiosa del barrio Puente 83 que se había poblado en su mayoría por inmigrantes trasandinos que décadas atrás habían sido atraídos por el trabajo. Desde siempre, el colegio sintió y convivió con las crisis económicas del país, que en las casas de adobe, primero, y de chapas y madera, ahora, golpea más fuerte.

En los 90 muchos padres y madres perdieron sus trabajos y el hambre se sentía en las aulas. En ese marco, por iniciativa de directivos y docentes, se abrió el comedor escolar que les brindó a muchos chicos un plato de comida caliente, todos los días, previamente elaborada, que enviaba Provincia.

En 1997 la institución vivió el momento más difícil con la muer-

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posibilidades

Que no se deje de estudiar “Creo mucho en el esfuerzo de los docentes y de la institución, y por eso la escuela sigue siendo el espacio de contención”.

(Sandra Ortega, directora del establecimiento)

te de una alumna que se atragantó mientras almorzaba. Hace unos dos años, la Justicia determinó que se había tratado de un accidente.

“Fue una tragedia que nos hizo paralizarnos y definir cuál era nuestro rol. Se cerró el comedor y se empezó a dar un refrigerio complementario. En la carrera docente lo peor que te puede pasar es perder a un alumno”, reconoció Ortega.

En la última década, la escuela tuvo otra prueba, ante el asentamiento Martín Fierro. “El colegio sufrió cambios luego de la instalación de la toma. La cantidad de gente en Puente 83 es mayor, pero sus hijos con necesidades de viviendas fueron los que se trasladaron a la toma, que modificó la geografía de la escuela.

Mayor matrícula, chicos que viven en precarias viviendas, con todo lo que eso implica: humedad permanente, enfermedades, frío y hay casas que todavía no tienen agua”, explicó la directora.

En el sector no hay espacios recreativos, ni clubes deportivos ni una canchita de fútbol. La imagen que se ve desde la Ruta Provincial 65, son los niños y adolescentes en los alrededores del canal.

“No se conoce que ellos no tienen espacios para recrearse, a raíz de eso la escuela nunca ha cerrado los portones con candados, porque cuando se creó la institución la Armada colocó juegos; entonces, el patio pasó a ser un espacio de recreación para el barrio, porque la idea siempre fue que disfrutaran de eso”, explicó Ortega, y contó: “Los maestros trabajaron en el aula acerca de lo que les gustaría tener y los chicos coincidieron en que querían una canchita y una heladería” .

El comedor volvió a abrir en el 2013 para los chicos de 7º grado con jornada completa. La situación es distinta, hay una cocinera que elabora todas las comidas. “Si el

Desde séptimo grado, los alumnos de la Escuela 285 comienzan a ser incentivados para que continúen estudiando en el secundario. En los alrededores no hay colegios de educación media, deben ir a la zona urbana de Cipolletti o a Fernández Oro. “Vamos acompañando los casos.

Queremos que nuestros chicos tengan las mismas posibilidades que los de cualquier escuela.

Para eso se trabaja mucho con la familia, porque por ahí no tienen expectativas a largo plazo. Tiene que haber voluntad del chico y de la familia, de darle la autonomía para afrontar nuevas situaciones”, sostuvo Sandra Ortega, directora del colegio del Puente 83. Después de 31 años de docencia, ella cree que los colegios continúan siendo un espacio significativo en la comunidad.

“Las escuelas en su totalidad todavía tenemos este espacio de escucha y acompañamiento.

Deberíamos trabajar interdisciplinariamente, porque decirlo queda muy bonito, pero hacerlo es muy difícil”, manifestó.

chico no está bien de salud y no está alimentado, no podés hablarle de conocimientos. Si el alumno te pregunta a las 13:30 cuando se merienda, algo está pasando. Entonces ese nene va a la cocina toma la leche y vuelve al aula”, reconoció Ortega, quien hace 14 años es parte de la comunidad educativa.

Para la docente, la enseñanza a veces pasa a segundo plano: “A veces la escuela pasa a ser un lugar para estar calentitos, es tener una taza de leche en el escritorio, cuando a veces es la única comida del día”.

“Nuestros niños vienen de una comunidad muy vulnerable. Estamos un poquito olvidados”, expresó la directora

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El Jardín Independiente 1 está ubicado en Río Neuquén e Yrigoyen. Logró tener un edificio propio tras deambular 40 años. Hoy es parte de la historia viva de la localidad.

Pionero en la ciudad y también en Río Negro E l Jardín Independiente Nº 1 fue no sólo el primero de la ciudad, sino de toda la provincia. Por sus salas pasaron generaciones de cipoleños y hoy son muchos los egresados de

la institución que se aceran todos los días a llevar a sus nietos.

El establecimiento fue creado el primero de agosto de 1968 como Departamento de Aplicación del Instituto Superior del Profesorado

La salita de 3 n0 debe cerrar El Jardín Nº 1 es la única institución pública de Nivel Inicial que cuenta con salita de 3 años en la ciudad, algo que tuvo desde su inauguración. Su cierre significaría quebrar la historia de la institución provocando un daño irreparable para los más chiquitos.

Para impedirlo, la comunidad educativa del establecimiento se movilizó y comenzó a recolectar firmas.

de Jardín de Infantes, donde estudiantes de la UNCo realizaban sus prácticas docentes. Un año después egresaba la primera promoción.

El Jardín tiene 47 años de vida, pero sólo siete con edificio propio.

Hasta entonces había alquilado diferentes inmuebles, el primero de los cuales se encontraba en calle Roca al 1140.

Formalmente, con la denominación Jardín de Infantes Nº 1 comenzó a funcionar en 1972. Pero las dificultades no tardarían en aparecer.

Obstáculos

Un año después, se venció el contrato de alquiler y quedaron a la deriva, sin un lugar en el que poder continuar con las incipientes actividades pedagógicas.

Fue así que el establecimiento terminó desembarcando en el barrio 12 de Septiembre, conocido popularmente como “los Petit Chalet”. Allí funcionó 35 años, la mayor parte de su historia, donde comenzó a crecer gracias al esfuerzo de la comunidad cipoleña.

Primero inauguraron un sector anexo con varias aulas y en 1978 consiguieron construir el gimnasio, para lo que contaron con la

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Es el más antiguo de la ciudad, con 47 años de vida, 40 de los cuales funcionó en edificios alquilados, hasta que en 2007 se mudó al propio.

El Jardín fue el primero de Río Negro, dado que antes eran anexos a escuelas primarias.

colaboración de padres, vecinos y del Club de Leones local.

Inicios

Comerciantes, deportistas, docentes, investigadores, científicos, académicos, productores, ingenieros, arquitectos, abogados, jueces y hasta periodistas comenzaron en ese lugar su formación.

Generaciones de vecinos dieron allí sus primeros pasos e hicieron crecer, paralelamente, a la institu-

ción. Y de tal manera fue así que hoy no se trata sólo del jardín más viejo, sino del más solicitado a la hora de las inscripciones, con una demanda varias veces superior a las posibilidades reales.

Un dato no menor es que de los establecimientos públicos de Nivel Inicial que funcionan en la ciudad, el Jardín Nº 1 es el único que cuenta con salita de 3 años, algo que funcionó desde los inicios y que lo posiciona como líder.

ALUMNOS

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chicos conforman actualmente la matrícula del establecimiento, siendo una de las más importantes de Nivel Inicial en la provincia.

Si bien para muchos nostálgicos se trató de un duro golpe, en el 2007 la institución consiguió concretar un viejo anhelo: su edificio propio.

Pero no funcionaría en el barrio, sino prácticamente en la otra punta de la ciudad, en la esquina de Yrigoyen y Río Neuquén.

Este fue el primer edificio construido en la ciudad en el marco del Plan Nacional de 700 Escuelas lanzado por el entonces presidente

Néstor Kirchner.

Avance

Mabel Quinteros, actual directora del jardín, aseguró que el edificio propio fue un gran paso, aunque admitió que “siempre hay algo por mejorar”.

De igual modo se expresó la vice, Nora Del Ejido, quien admitió que en un principio se había opuesto a la mudanza. “Era mucho lo que se perdía”, explicó

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El CET 9 es el colegio técnico conocido como “el de la Mengelle al fondo”. Claudio Pita recibió en la institución los conocimientos básicos para catapultarlo en su profesión.

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Del Industrial a EE.UU. con escala en el Balseiro S

aporte para un motor espacial El proyecto Tronador I, de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), que se realizó con la intervención del Instituto Balseiro y que contó al cipoleño Claudio Pita en sus filas, consistió en desarrollar un inyector satelital basado en un motor de combustible líquido. La reconocida y probada primera etapa consistió en diseñar y construir un vehículo balístico en el cual se probó un motor cohete de combustión líquida. Tras la exitosa primera etapa, ya está en desarrollo el Tronador II.

u pasado no difiere del de miles de adolescentes cipoleños que buscan su destino en los secundarios locales, pero su presente sí.

Ingeniero nuclear egresado del prestigioso Instituto Balseiro, Claudio Pita (36 años) ha forjado su destino en Estados Unidos y, en esa búsqueda de mejores chances académicas, conoció también a la madre de sus hijos.

En el fondo de toda esta historia de logros personales, sin dudas que la formación en el CET 9 de Cipolletti tuvo mucha incidencia.

Jamás imaginó a los 13 años que su destino estaría ligado a la ingeniería, y mucho menos que terminaría viviendo en una ciudad estadounidense llamada Fort Whorth, en el estado de Texas, cercana a la opulenta Dallas.

“Era el único colegio técnico y fui un poco por herencia, ya que mi hermano mayor, Martín, me facilitó el ingreso. Lo único que sabía entonces era que se trataba de una buena escuela, con orientación para el lado de la ingeniería”, recuerda.

Con esa carta de presentación, y el año extra para obtener el ingreso a la universidad, comenzó a transitar un camino sin mayores sobresaltos. “Nunca me llevé materias. Me gustaba ir al día para disfrutar a pleno de mis vacaciones y sigo siendo muy ordenado en ese aspecto hasta el día de hoy”, rememoró en diálogo por Skype con este medio para el Suplemento Aniversario de Cipolletti.

El desarrollo de cada materia despertó su pasión. “Creo que en segundo año tuve claro que la ingeniería era lo que me apasionaba, pero fue algo que me despertó el

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Industrial”, reconoció.

Egresó en 1997 y meses después dio el segundo gran paso, a pocos kilómetros de la casa paterna, en la Universidad Nacional del Comahue. “Me gusta mucho la química y en ese momento mi objetivo era ser un ingeniero de la rama”, resumió.

Por su capacidad, constancia y dedicación, la profesora Susana Ramos, de Física, le recomendó la cartelera que difundía (lo sigue haciendo) el Instituto Balseiro en facultades afines y así fue que empezó a buscar por internet los requisitos necesarios para ilusionarse con una admisión.

“Estudiaba de madrugada para el ingreso y por la tarde cursaba, ya que uno de los requisitos para ir a Bariloche es tener el segundo año de Ingeniería Química terminado”, aclaró.

Esfuerzo y sacrificio

“Mis recuerdos del Balseiro son lin-

dos, pero también de mucho trabajo. Volvía a Cipolletti al fin de cada cuatrimestre mentalmente agotado, fusilado de verdad”, explicó.

Partícipe del proyecto Tronador I, nuevamente un profesor fue bisagra en su vida: Sergio Felicelli, a quien conoció en Bariloche lo postuló para ingresar a la Universidad de Mississippi State por un doctorado en Ingeniería Mecánica.

“Su generosidad como jefe del proyecto hizo que a los tres años y medio yo pudiera extender mis búsquedas y así fue como terminé en la MIT (Massachussets Institute of Technology), Boston, cumpliendo un nuevo doctorado del que partí alrededor de 18 meses después”.

Llegó el tiempo de cuestiones sentimentales junto a Alison, quien lo acompaña desde que abandonaron Mississipi.

“Tomamos la decisión de casarnos, de formar nuestra familia y la parte académica dejó de ser prio-

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fuente de profesionales

Un lugar de referencia El club Marabunta y el Industrial eran las referencias ineludibles del norte de la ciudad hace 41 años atrás, cuando la provincia de Río Negro decidió inaugurar su noveno colegio técnico y elegía a la ciudad de Cipolletti por primera vez para ello. Durante décadas fue la única opción que tuvieron los adolescentes para ingresar al mundo de la matemática, física y química, la doble escolaridad y el “tenebroso” sexto año que ahuyentó a más de uno en el intento.

Un centro de enseñanza en el que la escuela técnica tenía la capacidad de formación de profesionales tan demandados como lo son hoy.

En pocos meses más estará egresando la 35ª camada de estudiantes. Al principio, sólo asistían hombres, pero con el paso de los años esa barrera se fue corriendo, a tal punto que ya son muchas las mujeres que ya obtuvieron su título secundario.

A punto de participar en olimpíada, el movimiento en los talleres es incesante y los alumnos corren por llegar a terminar cada trabajo. Todo cambió en Cipolletti desde su aparición a la fecha, pero lo cierto es que pocos saben que su ubicación es en la calle Mengelle 1780. Cualquier tachero recibirá las coordenadas pueblerinas que nunca cambian: “Al Industrial viejo, por favor”.

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ritario”, esgrimió.

Pointwise lo escogió para su staff y se instaló allí en la parte de soporte técnico, desarrollando mallas para la fabricación, por ejemplo, de aviones. “Hay clientes en América del Sur también, pero no en Argentina. En nuestro país se bajan el software de la empresa a través de Taringa”, confió el profesional entre sonrisas.

A gusto con su presente, no oculta deseos personales de volver al país. “No sé cuándo, antes de eso le debo a Alison y mis hijos un tiempo cerca de sus abuelos maternos que viven en Alabama, pero claro que me gustaría”, soltó a futuro.

Un futuro que por su condición parece no tener techo en cuanto a su desarrollo, siempre aferrado a las raíces y enseñando a los pequeños Cristian y Ema las costumbres que supo arraigar para siempre en el viejo y querido “colegio industrial de la calle Mengelle al fondo”

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112 aniversario de la ciudad de cipolletti

La Escuela 293 Ciudad de La Paz tendrá su nuevo edificio el próximo año.

Contará con un laboratorio y biblioteca.

“Logramos que nuestros chicos no tengan ninguna actividad menos que las que tienen los niños de otros barrios”.

(Mónica Gerbaldo)

Donde estudiar es una fiesta para todos D esde los pasillos de la Escuela 293 se escucha el bullicio de las aulas en una de las jornadas de la maratón nacional de lectura.

Hay docentes disfrazados para narrar cuentos, algunos padres que se sumaron a la propuesta y los chicos de séptimo se preparan para ir a leerles poesías, chistes y adivinanzas a los albañiles que construyen la nueva sede de la institución. La actividad es intensa, pero habitual.

“Aquí estudiar es una fiesta”, reza un cartel en el ingreso al improvisado edificio de la escuela Ciudad de la Paz. Las obras de teatro, visitas de artistas y proyectos científicos se volvieron una costumbre en la pri-

promedu III

Financiado por el BID

El crecimiento de la matrícula y la apertura del anexo de educación inicial obligaron a las autoridades educativas a construir un nuevo establecimiento.

maria para contrarrestar las numerosas carencias de la institución y sus alumnos. Cuando fue creada, la escuela no tenía lugar para funcionar y se decidió quitarle un espacio común al barrio La Paz en forma

temporal. Tres décadas después, los vecinos y los estudiantes aún conviven pero ya sin recelos. Abrir la escuela a la comunidad fue la solución a una enemistad histórica. “Los inicios no fueron buenos porque la escuela le quitó la galería comercial al barrio, pero con el tiempo la gente fue entendiendo.

Nosotros abrimos la escuela a la comunidad porque de La Paz se habla mucho en la ciudad, pero qué hace Cipolletti por el barrio.

La escuela quiere que ser de La Paz sea un orgullo y para eso cambiamos la mirada sobre los niños del lugar, los incluimos y logramos que no tengan ninguna actividad menos que las que tienen los niños de otros barrios”, detalló la directora

independencia

El jardín tiene su identidad La escuela tiene un anexo de educación inicial con ocho salas. “Es la única escuela de la provincia con tantas aulas de jardín de infantes”, detalló la directora Mónica Gerbaldo. Cuando se inaugure el nuevo edificio, el jardín no se mudará.

“La idea es que se quede aquí o

en otro edificio cercano, acorde a sus necesidades, como una unidad independiente. Se merece un edificio propio y en las cercanías porque tiene su propia identidad, aunque funcione con los mismos directivos que la primaria”, detalló la directora.

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herramientas

Más chicos con jornada completa Los alumnos de sexto y séptimo grado pasan ocho horas dentro de la escuela.

Los niños tienen talleres de inglés, medios audiovisuales, teatro, pequeños lectores y técnicas de estudio, además de hacer la tarea que fijan los docentes diariamente y de comer dentro de la escuela.

Hay muchas más herramientas para trabajar que con la modalidad tradicional, según cuentan los docentes, que ya pidieron a Educación que el año que viene amplíe la cantidad de estudiantes bajo la modalidad. Con más aulas y talleres, esperan que la jornada completa arranque en cuarto grado.

Esto permitiría más tiempo de los chicos contenidos en la escuela y más tiempo incorporando conocimientos.

de la primaria, Mónica Gerbaldo.

Consolidada la relación con la escuela, padres y vecinos se sumaron al reclamo por el edificio propio, el gran sueño de cualquier familia o comunidad educativa.

En cada desfile aniversario de la ciudad o en las visitas de gobernadores y ministros de Educación, durante varios años, hubo presencia de la comunidad educativa. A veces eran las madres, que formaron una murga, otras las autoridades con los alumnos o los abanderados.

“Nuestro reclamo tiene el tamaño de un sobre, porque con una carta fuimos a ver a todas las autoridades que han venido a la ciudad o la región. Hemos llevado nuestro pedido a todos lados, pero en una forma distinta a lo habitual, sin protestas. Y siempre trabajando en el aula, abriendo la

creciente demanda

La Primaria 293 tiene 300 alumnos, entre el anexo del jardín de infantes y séptimo grado. Para atender las necesidades de los niños, las autoridades cuentan con un plantel de 48 maestros y talleristas.

Obviamente, el establecimiento ha quedado chico y la proximidad de la inauguración hace que las limitaciones pasen a un segundo plano.

escuela a la comunidad.

Insistieron tanto que en un acto protocolar, un funcionario los estaba esperando con el pliego de la licitación en el bolsillo del saco.

Cuando llegaron con la cartita dentro del sobre, les dio la sorpresa.

“El año que viene vamos a tener más lugares, porque el ciclo 2016 lo vamos a empezar en la nueva escuela”, detalló Gerbaldo.

La nueva sede, sobre calle Ceferino Namuncurá y Santa Cruz, queda a dos cuadras del edificio actual por lo que autoridades, maestros y estudiantes pasan a diario para ver su avance.

“Tomamos fotos y contamos la

historia de la escuela en un sitio de Facebook (Un edificio para la Escuela 293) para que la comunidad pueda ver desde la firma del contrato hasta ahora. Eso va a quedar para todos”, contó la docente.

El corte de cintas genera ansiedad y entusiasmo, porque los alumnos al fin tendrán un laboratorio y la biblioteca para los proyectos científicos y talleres de lectura que hoy desarrollan en los pasillos.

“La esencia siempre fue hacer con lo que se tiene”, dice Gerbaldo, quien espera hacer mucho más cuando la 293 al fin tenga su edificio para que estudiar en La Paz siga siendo una fiesta

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La primera escuela de jornada extendida

Escuela 45 Soldado Argentino.

Está ubicada en el kilómetro 4 de la Ruta 151. El establecimiento brinda mucho más que conocimiento, el orgullo de compartir un plato de comida.

L

Un Álbum de recuerdos La comunidad educativa conserva su historia en fotos en blanco y negro en una carpeta. Una de ellas data de 1958 y exhibe la escuela de barro. Otra, de 1957, ilustra un picnic del Día del Estudiante.

Antes de estar ahí, se supo dar clases en el paraje La Pochola.

a mayoría de los alumnos que asisten a la Escuela 45 Soldado Argentino llegan a bordo de una trafic que los pasa a buscar y los deja en la tranquera de sus hogares. Muchos son hijos de la tierra que siembran sus padres, hijos del patrón, el encargado o el empleado de una chacra.

Otros tantos conocen mejor el cemento, pero residen en cercanías de la institución porque sus familias abandonaron la ciudad en busca de alquileres más accesibles.

Bajo un mismo techo que abraza la diversidad y los iguala, todos pasan ocho horas, la mayor parte de su tiempo útil. Incluso, muchos se adaptan a la jornada extendida cuando tienen apenas 4 y 5 años.

Ocurre que la escuela –la primera en su tipo en Cipolletti desde que en 2006 inició la jornada extendida en todos sus grados– tiene un jardín a cargo que la hace única en su especie en todo el territorio rionegrino.

Ubicada sobre la Ruta 151 en el kilómetro 4, allí los niños de 4 y 5 años ingresan a las 8:30 y se van a las 14, dos horas antes que el resto de los alumnos. “Está bueno porque así llegan a primer grado adaptados”, indicó la directora Yolanda Schamber, más conocida como Yoli.

De primero a séptimo grado,

ingresan a las 8, forman, saludan a la bandera siguiendo la letra de una canción patria, y parten a las aulas. Hasta las 12 siguen la rutina pedagógica del común de las instituciones educativas.

Tienen Matemática, Lengua, Ciencias Naturales y Sociales. En el interín, se añade el Taller de Bandas que enseña un profesor, aula por aula. Entonces, los alumnos tocan instrumentos y algunos ya forman una orquesta.

A las 9:20 desayunan todos en el comedor. Tienen un recreo, el primero de dos en el turno mañana, y al mediodía la escuela cambia su rutina, su dinámica. Los maestros entregan el turno y el grado a los talleristas.

Los chicos se lavan las manos y almuerzan. Salen un rato al patio y a las 13 arrancan con los talleres.

Primero, segundo y tercer grado aprenden artes visuales, reciclado y artes plásticas. Cuarto, quinto, sexto y séptimo cursan inglés, artes sonoras y ciencias, invernadero y huerta.

Son dos talleres por día, con un recreo de por medio. Entonces, el alumno que va a primer grado se puede encontrar con el de segundo y tercer grado, con quienes comparte el primer ciclo de talleres.

También ocurre con los más grandes, se juntan y van rotando por los talleres que corresponden al 2º

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Necesitan reforzar su personal de cocina con un ayudante más, porque si se enferma la cocinera o su auxiliar, el comedor se tiene que cerrar y los chicos se quedan sin comer.

La escuela con aire puro. “Es otra cosa para alumnos y docentes”.

y 3º ciclo. Luego toman la merienda, despiden la bandera y se suben a la trafic que provee el Municipio para acercarlos a sus casas.

Los niños de las salitas de 4 y 5 años ingresan media hora más tarde que el resto del alumnado.

También almuerzan y desayunan en el comedor, y hasta las 12 siguen la rutina de un jardín común. Luego, asisten a dos talleres (Lengua y Matemática) junto a su maestra de sala.

La directora aseguró que es muy raro que los chicos falten a clase porque “la escuela tiene todo y se trabaja mucho para darles más”.

Aprenden, socializan y comen de primera. “Los chicos no lo viven como una sobrecarga”, aseguró. Y el resultado final, afirmó, es muy bueno.

Además, consideró que para los padres que trabajan muchas horas al día es una tranquilidad, ya que

fortalezas

La gente y el respeto mutuo La principal fortaleza de la escuela es la gente que la integra.

Yolanda destaca el respeto, la limpieza y el buen trato de los alumnos, así como el acompañamiento y el compromiso del personal. “Acá no se grita ni se dicen malas palabras. Seguís siendo un maestro de antes”, indicó la directora.

Las familias colaboran mucho con la institución, tanto las que ya pasaron por la escuela, como las que aún tienen a sus hijos en carrera. “Donan lo que sea, vienen y me dicen ‘¿qué precisás?’ y buscan la manera”, añadió.

en la escuela “están cuidados”.

Aparte del conocimiento que adquieren, tienen cómo alimentarse y un vehículo que los lleva y los trae si viven en zona de chacras.

“Todo el que viene y quiere comer, acá come. Está bueno compartir un plato de comida con alguien que viene a hacer algo por la escuela”, consideró.

Sólo los viernes la jornada se reduce a seis horas en primaria, y a tres horas y media en el jardín. No obstante, todo el personal –salvo los porteros– tiene la obligación de recuperar ese tiempo los lunes, en encuentros que realizan de 16 a 18 para articular acciones, organizar capacitaciones, compartir proyectos y evaluar la semana que pasó.

“Tengo un plantel que me responde y acompaña. Maestros, maestros especiales y talleristas.

Hasta una cocinera que es de lujo y una ayudante”, reconoció

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preocupaciÓn ante una ausencia

Yoli y un compromiso que va más allá de las aulas Yolanda, más conocida como Yoli, es otra cipoleña por adopción. Procedente de la provincia de La Pampa, hace 30 años que vive en esta ciudad.

Llegó para hacer docencia y, con ese norte, pasó por distintos cargos hasta llegar a ser directora. No menos de 23 años dedicó a la Escuela 131. Pidió el traslado y hace dos que está al frente de la Escuela 45, donde fue maestra, tallerista y secretaria, hasta llegar a la dirección.

Cuenta que es muy raro que falte uno de los 170 alumnos que

concurren a clase. Pero cuando eso pasa, por el motivo que sea, no deja pasar más de tres días y sale a buscarlo. “Visito la chacra donde vive, con un docente, y me da resultados”, afirma.

Cuando LM Cipolletti, pudo entrevistarla, ya había realizado dos visitas en la jornada.

Siempre la acompaña un maestro, por seguridad, que a la vez le sirve de testigo. Por cada visita hace un acta domiciliaria.

“Estoy feliz -y se le nota- Feliz con la escuela, con la gente. Acá las horas se te pasan”, concluyó la docente.

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La Facultad de Ciencias Médicas no deja de crecer.

Cuenta con casi 7000 alumnos provenientes de la región, de otras provincias y del extranjero.

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El centro de estudios que no sabe de fronteras C on un edificio próximo a inaugurar, un creciente número de egresados y la oferta de más carreras, la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) se erige como una de las casas de estudios superiores más pujantes de la ciudad.

Entusiasmados por este presente, el decano Miguel Vera y la vicedecana Cecilia Cremer contaron el trabajo que se está desarrollando y los proyectos que se vienen para el corto y mediano plazo.

En primer término, los directivos resaltaron el dinamismo del establecimiento educativo, con casi 7000 alumnos que cursan distintas propuestas universitarias.

Hacia la comunidad

El ingreso no baja de los 600 inscriptos por año y todo hace suponer que el interés seguirá en ascenso debido a que a los estudiantes de la región se han sumado jóvenes de países como Perú, Chile, Colombia, Ecuador, Brasil, Haití, Italia, Alemania, República Dominicana, Bolivia, Uruguay, Costa Rica y Sudáfrica.

“Esto nos llevó a tener que agrandarnos sí o sí como facultad, tenemos alumnos extranjeros, también de otras provincias, tenemos relación con los ministerios de Salud de Río Negro y Neuquén y hemos expandido las fronteras en cuanto a la formación de nuestros médicos”, señaló Vera.

Y acotó: “Tenemos convenios con los sistemas de salud públicos y privados, o sea, los alumnos están formándose en los últimos años de la carrera en distintas instituciones”. Por su parte, Cremer destacó el nivel de los estudiantes y sus ambiciones, que van de insertarse en la región valletana a trabajar en otras provincias y en el exterior.

Perfil

El decano Vera enfatizó la labor de investigación y la apertura a la comunidad. “En esta cuestión se presentó una convocatoria y ya se están concretando seis proyectos, cuyo requisito era que se desarrollaran en las unidades docentes hospitalarias, lugares en los que los estudiantes hacen sus actividades. Esto es un gran avance porque pasamos de cuatro proyectos básicos a 8 o 12”, explicó.

“Tenés todo el abanico, los que ya tienen constituida su familia o porque su familia vive acá quieren quedarse en la región y se presentan a rendir en las residencias tanto de Neuquén como de Río Negro.

Después tenemos los alumnos que quieren formarse en especialidades que no están en la zona y se presentan, concursan y obtienen muy buenos puestos en residencias de todo el país, de Capital (Federal), Buenos Aires, Córdoba, en casi todos los lugares tenemos estudiantes que son egresados nuestros que han rendido y egresado como residentes”

.

calidad educativa

Entre los mejores del país En cuanto a la calidad de la enseñanza que se brinda, el decano Miguel Vera remarcó: “Cuando los egresados nuestros van a rendir para las residencias, estamos en el segundo puesto a nivel nacional.

Son las residencias que se hacen

en Buenos Aires, primero está la UBA y después estamos nosotros; lo que pasa es que no todos los egresados pueden ir a hacer ese examen. De todos modos, nuestros egresados, casi 600, están con una muy buena salida laboral”.

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La Escuela Normal Mixta funcionó hasta 1969. La posta fue tomada luego por la Universidad del Comahue.

Su primera promoción cumple 50 años.

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a ex Escuela Normal Mixta comenzó a funcionar en 1962 y fue la primera institución de la ciudad en formar docentes, cuando la única posibilidad de estudiar estaba del otro lado del puente. Para muchas ex alumnas significó el acceso a una carrera profesional, un privilegio que para entonces era sólo para hombres.

Este año, la promoción de 1965 celebra 50 años desde su egreso.

Fue una camada integrada por 30 mujeres y un varón. Un alto porcentaje de aquellas estudiantes ejercieron como maestras y otras incluso continuaron especializándose.

“En ese tiempo una mujer a estudiar a Neuquén, ni soñando”, reconoció Gabriela Neira, una de las ex alumnas. La vecina cipoleña era la menor de once hermanas y fue la única que continuó estudiando.

“Mis hermanas mayores iban a la Escuela 53 en sulky. Yo creo que la época me favoreció”, agregó.

Para Juana Ivars, la Escuela

“Nuestra vida social pasaba por ahí. Fue una época maravillosa, para mí fue la mejor de mi vida”.

(Gabriela Neira) “Una tuvo la suerte de tener padres que te querían dejar el estudio para la vida”.

(Juana Ivars)

Cuna de docentes que poblaron otras aulas Normal Mixta fue “un hito”. “Viajábamos desde Cinco Saltos en colectivo y llegábamos como una hora antes, no pasaban seguido como ahora. Una tuvo la suerte de tener padres que te querían dejar el estudio para la vida”, reflexionó la mujer, que después de ejercer la docencia se inclinó por

el rubro del Turismo.

El colegio funcionaba en el establecimiento del Manuel Belgrano, donde se realizaban las clases teóricas y en el CEM 5 del barrio Rosauer, las prácticas. Por la mañana estudiaban los alumnos del bachillerato y a la tarde los del Perito Mercantil.

El Belgrano, como la biblioteca Bernardino Rivadavia, fueron instituciones que nacieron por iniciativa de vecinos de la ciudad.

No sólo sembraron oportunidades para los cipoleños, sino también para jóvenes de Cinco Saltos, Fernández Oro y Allen. La ex Escuela Normal Mixta, que nunca tuvo edificio propio, funcionó hasta 1969; en total recibieron el título alrededor de 250 estudiantes. Años después, la posta continuó en manos de la Universidad Nacional del Comahue, que creó la Facultad de Ciencias de la Educación.

“Yo volvería a estudiar”, afirmó, entre risas, Beatriz Casal, otra de las ex alumnas de la promoción 65. Mientras que Juana, reconoció que en sus jóvenes años “todo pasaba por el colegio, no había otras cosas”. “A mí me apasionaba estudiar, no quería faltar”, contó Gabriela, y agregó: “Nuestra vida social pasaba por ahí. Fue una época maravillosa, para mí fue la mejor de mi vida”.

Analía Tuduri, recuerda a la es-

cuela como “un paso para proyectarse a una profesión”: “Nos abrió el camino, desde ahí salieron las primeras maestras de Cipolletti”.

Marta Lorenzo y Alba Aldegani, tras graduarse, empezaron a trabajar de inmediato.

Carola Torres, por su parte, siguió estudiante el profesorado en Geografía. Su primera incursión en su formación “era cursar por una vocación, que desde niña soñaba”, manifestó. “Salíamos muy bien formadas”, agregó.

Hace unas semanas, algunas de las ex alumnas volvieron a juntarse en el colegio Belgrano, recorrieron las aulas en las que cursaron y reanimaron viejas sensaciones.

Los salones del céntrico edificio, junto con el del CEM 5, fueron trascendentes en su vida. Por eso, cuando vuelven a juntarse después de 50 años, la nostalgia asoma entre las anécdotas que recuerdan.

Antes de fin de año, quieren hacer una celebración para homenajear aquella camada de jóvenes llenos de expectativas

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La Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología tiene un nuevo perfil.

El objetivo es crecer a través de nuevos vínculos con otras casas de estudios.

la casa peuser en valor

En el predio universitario se encuentra el edificio principal de la facultad, y también está la Casa Peuser, que será refaccionada con la colaboración del vicedecano de Ingeniería, el arquitecto Dante Di Fiore. Hay una gran expectativa por los trabajos que se desplegarán en este edificio emblemático de Cipolletti; con ese fin se llevará adelante una reunión donde autoridades y vecinos podrán conocer el proyecto de puesta en valor de la casona.

ESPECIAL

La mirada puesta en la investigación L a Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) vive un presente muy dinámico no sólo en lo que se refiere al trabajo académico sino también en los terrenos de la investigación y los proyectos vinculados con la comunidad.

Sobresale un encuentro con vecinos y autoridades interesados en la refacción de la histórica Casa Peuser y, a la vez, pensar en un archivo histórico con documentos aportados por particulares.

De manera paralela, se desarrolla una intensa labor en psicología, que este mes presentará un precongreso con el aporte de destacados especialistas. Será el punto de partida para un congre-

so que se concretará en el 2016 o 2017. Esta actividad viene de la mano de la decana de Educación, Adriana Hernández, y el secretario de Investigación Ricardo Minervino, quien además es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Además de ellos, hay un cuerpo de docentes y estudiantes involucrados con este desafío que marca la consolidación de una carrera joven, con unos diez años de historia y que registra uno de los ingresos más numerosos de la UNCo. Minervino recordó su paso por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y remarcó: “Es una universidad muy masificada, no se siente el compromiso que se siente por una universidad chica donde se le

ve la cara a la gente, donde uno le ve la cara a los alumnos y después se los cruza en la calle. Eso genera un compromiso que es muy positivo. De hecho nunca estuve metido en la gestión en la UBA porque no sentía el compromiso social que siento con la comunidad y la facultad acá”.

Hernández no ocultó su satisfacción por los avances en el área de investigación. “Me parece importante la Secretaría de Investigación porque uno de los compromisos de nuestra gestión era trabajar para generar líneas de investigación en Psicología. Sabemos que esto requiere de investigadores formados, categorizados y nosotros tenemos consolidado un proyecto de investigación en Educación”, sostuvo.

Acotó que “el desafío para una

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carrera nueva como Psicología es abrir nuevas líneas de investigación, generando a su vez vínculos con otras universidades para que los docentes puedan incorporarse a otros equipos de investigación”.

“Otra de las líneas que tenemos, es el desarrollo de posgrados para la línea de Psicología. Tenemos posgrados en Educación consolidados, tenemos un doctorado, pero la idea es ir desarrollando especializaciones. En otras facultades de Psicología del país hay líneas de investigación consolidadas, pero la especificidad que puede ofrecer Comahue es la línea cognitiva, porque Ricardo (Minervino) tiene un equipo, vínculos con otras universidades y vamos a hacer un precongreso con investigadores de otros países”, planteó

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La Escuela 142 Colonia María Elvira tiene como principios la inclusión y las puertas abiertas. El 22 de octubre la institución cumplirá 80 años de vida.

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El pasado y el presente en medio de las chacras E l pasado y el presente se fusionan en el seno de una escuela rural que mira al porvenir. Pupitres de buena madera conviven con el mobiliario más moderno sobre viejos pisos de parquet y paredes firmes que sostienen aberturas realizadas a medida por carpinteros, así como también armarios, repisas, bancos y grandes mesones. El edificio donde funciona actualmente es parte del legado peronista que dejó un plan quinquenal sobre una chacra que donó la familia del obispo José Eusebio Colombres, en 1952. De ahí su nombre, aunque la comuni-

A la espera de la ampliación Cuando el Estado haga posible la tan anhelada ampliación, todas las instalaciones de la Escuela 142 estarán conectadas y desembocarán en un SUM, ubicado al fondo del predio. A la estructura existente sumarán dos aulas y otras dos polivalentes. Ya no tendrán que utilizar la galería principal para dar gimnasia cada vez que llueve o cae una helada.

Y, a su costado, seguirá vigente el edificio que la vio nacer. “Queremos la ampliación”, enfatizó su vice, Norma Rostagno.

dad la conoce mejor como Escuela 142 Colonia María Elvira.

Ubicada en medio de un oasis productivo, sus paredes exhiben el nombre de todos los alumnos que pasaron por ella desde 1953 hasta 2008. Incluso, afuera, sobre uno de los laterales conserva la vieja estructura que la vio nacer como institución en 1935. En ese entonces los alumnos formaban en el patio, frente a una galería que comunica con antiguas puertas a dos aguas. Hoy aprovechan el espacio para las horas de danza y el laboratorio que aprovisionó Nación. Tiene, además, un depósito donde apilan decenas de pupitres de madera que recuerdan la época de la tinta y la pluma.

“Queremos que el edificio viejo sea declarado patrimonio histórico. Quién dice que para los 80 años de la escuela no tengamos una novedad...”, expresó la vicedirectora Norma Rostagno, quien se encuentra a la espera de una ampliación, el asfalto y el gas natural.

Sobre un camino de tierra castigada por la lluvia que conduce a la Isla Jordán y que las máquinas reparan hasta ver llegar el asfalto, la Escuela 142, cuidada por los cinco perros que adoptó, se prepara para un nuevo aniversario. Será el 22 de octubre, pero lo celebrará el 7 de noviembre. “Esta es una escuela abierta e inclusiva, muy cercana a la comunidad. Queremos que el festejo sea un momento de reencuentro, eso es lo principal”, expresó Rostagno.

Por la escuela han pasado padres, hijos y nietos; y la siguen visitando. “La comunidad, en general, asiste para lo que sea”, indicó.

Para los 75 años, armaron un aula museo que luego cedieron al Jardín Integrado 99, con quien comparten espacio a falta de un lugar propio.

La escuela es una institución de jornada completa para los alumnos que cursan sexto y séptimo grado, de 8:15 a 16:15. Durante ocho horas tienen desayuno, almuerzo y merienda; el plantel docente refuerza las horas de educación física, plástica y música; y tienen inglés, danza y teatro, además de las clases de rutina.

Los chicos de primero a quinto

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“Queremos que el edificio viejo sea declarado patrimonio histórico. Quién dice que para los 80 años de la escuela no tengamos una novedad...”.

(Norma Rostagno)

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grado hacen jornada simple en ambos turnos, aunque la intención es que los de cuarto y quinto sigan la otra modalidad.

Con una matrícula de 198 alumnos, más los 60 niños de jardín, recibe a chicos de Puente 83, Isla Jordán, margen sur de Río Negro, María Elvira, Tres Luces, La Unión y casas vecinas, que llegan en transporte escolar. “Por eso el pase a jornada completa”, indicó la vice.

Muy equipada con libros de texto y obras literarias, Rostagno destacó otros recursos que envía Nación, como el aula digital móvil y el laboratorio.

“Tenemos de todo, va en cada docente cómo utilizar los recursos”, explicó

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proyección

Siempre con nuevas metas También hacen ladrillos de adobe y la idea es construir un horno de barro. “Vamos a invitar a las familias para que aprendan y lo puedan hacer en sus casas”, anticipó la vice. Además, proyectan un invernadero y esperan sumar a la Fundación CONIN y seguir con el control odontológico para todos.

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La Escuela Especial Nº 4 del barrio Godoy lleva adelante una tarea encomiable.

El proyecto Caminemos Juntos es una realidad.

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Grandes logros que se reflejan en una sonrisa S

el esfuerzo por un trabajo La labor docente no se termina con los más pequeños y alcanza a los más grandes. Además de la primaria, en algunos casos se avanza con el nivel medio y proyectos para la inserción laboral. En este marco, se trabaja de manera conjunta con la Escuela de Formación Laboral.

“Hay varios alumnos que están trabajando en el municipio”, remarcó la vicedirectora del turno mañana Karina Concha.

e trata de un trabajo silencioso pero muy fecundo: todos los días, un grupo importante de docentes de la Escuela Especial Nº 4 “Lidia Coriat” de Cipolletti se concentran en la atención de casi un centenar de chicos que enfrentan distintas discapacidades. Como se dice en el ambiente, son docentes que “le ponen el cuerpo al trabajo” para una tarea no sencilla, sacrificada pero que suele dar hermosas gratificaciones. Un gesto, una sonrisa, una mirada cómplice de un chico suele ser la confirmación de que se está en el camino correcto.

No es una tarea sencilla, y tanto el fracaso como la frustración suelen ser dos conceptos que no existen entre las docentes de las escuelas especiales, más allá de la especialidad a la que se dedique.

En la Escuela Especial 4, además de lo estrictamente pedagógico, maestras y maestros ponen una alta dosis de amor por esos niños y adolescentes que permanecen en las aulas por varias horas.

El establecimiento cumple en la ciudad un servicio de características únicas y por esa razón su actividad no está ligada sólo a entidades públicas, sino también a instituciones privadas.

Matrícula

En la actualidad concurren aproximadamente 86 alumnos, que se reparten en el horario de la mañana, de 12 a 16 años, y por la tarde, los más pequeños.

La encargada de explicar a LM Cipolletti la modalidad de trabajo fue la vicedirectora del turno mañana, Karina Concha, quien especificó los pretalleres que se desa-

rrollan a lo largo del día.

Destacó además el servicio de atención temprana, que “es muy importante en nuestra escuela porque es el único servicio que se presta en la ciudad y funcionan tres en sede y uno en el hospital viejo. Se presta desde hace 6 o 7 años”.

La iniciativa y el compromiso de los docentes de la Escuela 4 se refleja, en el proyecto Caminemos Juntos, que fue elaborado de manera específica para todos los niños de la ciudad que están en condiciones de insertarse a la escuela común.

No es una tarea fácil y se transita con minuciosidad.

“Desde los 45 días hasta los tres años se los prepara para la trayectoria escolar. El proyecto Caminemos Juntos lo ensamblamos con el Jardín Nº 1; en este momento, si cierran las salas de 3, para nosotros es una dificultad porque afecta el proceso”, aclaró Concha.

Otra de las tareas intensas tiene relación con el hospital de Cipolletti y un servicio de psicomotricidad.

Pero esta colaboración con pacientes que deriva el centro de salud no se restringe a esa institución y hay acuerdos con entidades privadas.

Concha especificó: “Hacemos mucho trabajo con centros privados de rehabilitación, y son distintos servicios, articulados con nosotros”.

Centros infantiles

Los docentes de la Escuela 4 no se quedan con los brazos cruzados en materia de propuestas, y en el corriente año iniciaron una tarea conjunta con los centros infantiles que dependen del Municipio.

Entusiasmada por esta nueva

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“Fue una lucha esperar que se terminara la nueva escuela; en el 2008 vinimos a funcionar acá.

Antes estaba en el barrio Luis Piedrabuena”.

“Otro servicio que se presta son los maestros de apoyo, que es como una escuela paralela”.

concreción, la vicedirectora indicó: “Lo llevan adelante las profesoras de atención temprana, también es un proceso que empezamos este año, de involucrarnos con los centros infantiles, donde hay muchos niños que necesitan esta mirada muy particular”.

Antecedentes

En cuanto a los barrios y los primeros pasos que se dieron para armar el servicio, Concha contó que “estamos en el Luis Piedrabuena y en el barrio de las 1200”.

“Primero se hizo un acercamiento en las oficinas municipales Distrito Norte con la Dirección de los Centros Infantiles y hubo reuniones con las chicas encargadas para ir acordando tiempos y horarios”, precisó la docente.

Los docentes de una escuela especial hacen un trabajo de hormiga pero con el corazón de un gigante y donde los resultados a veces no son lo más importante

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Preocupación

La sala de 3 es fundamental El cierre de la sala de 3 años generó gran preocupación entre los integrantes de la Escuela Especial 4. La vicedirectora Karina Concha destacó que la sala es fundamental para cumplir los objetivos de Caminemos juntos.

“Si no está la sala de 3, vamos a tener la dificultad de dónde hacer el proceso con los alumnos.

Es muy importante la sala de 3 ya que en la ciudad, el Jardín 1 es el único público con sala de 3; después Unter tiene una especie de guardería maternal y el resto son todos privados”, especificó la docente.

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La Escuela de Formación Cooperativa y Laboral Nº4 le da una luz de esperanza a muchos jóvenes. La comunidad educativa espera contar en el corto plazo con su edificio propio.

Ofrecer herramientas para salir a trabajar L

a Escuela de Formación Cooperativa y Laboral N°4 se creó en 2001 como una necesidad de la comunidad. Pasados los años, la institución que funciona hoy en una vivienda ubicada en Alem 421 requiere imperiosamente contar con un edificio propio y superar las limitaciones que impone la realidad del inmueble que ocupa, alquilado y concebido con otras finalidades, distintas a las de la enseñanza.

En el espacio físico del establecimiento conviven unos 60 alumnos y 19 docentes. La antigua casa

ha sido adaptada lo mejor posible para disponer de un mínimo recinto para la dirección y para las aulas, la cocina y demás dependencias que exige un lugar de enseñanza.

La estrechez es la nota dominante y la falta de funcionalidad salta a la vista, apenas se ingresa desde el exterior.

Debe tenerse en cuenta, además, que la institución presta servicios de comedor para los alumnos y no tiene un espacio propio para tal fin. Para enfrentar el inconveniente, a diario se abre una puerta que vincula dos aulas, y el ambiente

Un problema de larga data El inconveniente de no tener un edificio adecuado viene desde hace tiempo. Antes, hasta el 2011, la escuela ocupaba la conocida “casita amarilla” de la zona del ferrocarril, donde tampoco contaban con espacio suficiente. No quedó otra alternativa que mudarse hasta el actual emplazamiento, en el que, pese a todo, su comunidad educativa sigue empeñada en salir adelante.

conjunto así conformado se utiliza como comedor.

La situación general debería ser otra, mucho más adecuada.

La escuela es la única de carácter laboral que hay en Cipolletti para adolescentes y jóvenes de entre 14 y 21 años que poseen alguna discapacidad. La preparación que reciban en la institución, tras pasar por la primaria de modalidad especial, puede ser la última a la que accedan para ver el futuro con mayores posibilidades y, si se puede, para insertarse también en una fuente de trabajo.

Pero nada es fácil. En las instalaciones hay tres baños para el total de los alumnos, de los cuales solamente uno está acondicionado para personas con discapacidad.

Además, no siempre funcionan bien por los crónicos problemas eléctricos y porque las cloacas están colapsadas y de su interior suelen emanar líquidos servidos a la superficie.

La directora Dora Fernández expresó que existen grandes expectativas de que en un porvenir no lejano la escuela cuente con una sede propia. Para ello, se dispone de un terreno donado por la Municipalidad y ahora depende de las autoridades de la Provincia fijar el momento y las condiciones para ejecutar la obra.

Mientras, se sigue trabajando y ampliando, aún más, la formación de los estudiantes, con más talleres. A sus aulas asisten jóvenes no sólo de Cipolletti sino también de Fernández Oro, Neuquén y Cinco Saltos. La alternativa de contar con una oferta pedagógica que incorpore más contenidos y posibilidades los ayudará en su desarrollo personal y les abrirá nuevos caminos y horizontes.

Por lo pronto, muchos son los desafíos y obstáculos que surgen de las instalaciones a las que deben concurrir. Porque también carecen

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“Contar con un edificio propio no es un sueño, es un derecho. Y no un derecho mío, es un derecho sobre todo de los alumnos.

Mientras tanto, nuestro objetivo es hacer todo lo necesario para seguir creciendo, pese a las limitaciones”.

(Dora Fernández, directora)

de un patio para descanso y para prácticas y ejercicios, y porque los desbordes cloacales son frecuentes y generan pérdidas de días de clase.

Además, últimamente ha habido mucha incertidumbre porque se había atrasado el pago del alquiler a la inmobiliaria.

Todos estos inconvenientes le han dado al establecimiento un perfil combativo desde su misma creación. Las protestas de su personal y de los alumnos han sido frecuentes en su historia

.

siempre en actividad

Habrá festejo por los 14 años Con motivo del aniversario de la ciudad, los docentes, personal de servicio, alumnos y padres se han preparado para participar en el desfile de la comunidad. Los chicos que van al establecimiento dedican su jornada a aprender diversa materias. Se contempla la ejecución de trabajos en

madera, artesanías, panificación y cocina, adaptación laboral, comunicación y lenguaje, apoyo pedagógico. También tiene estética expresiva y educación física. El vienes 9 se celebrarán los 14 años del establecimiento con una actividad en la vía pública.

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El CEM 17, del barrio Almirante Brown, profundiza el diálogo entre todos los actores.

El tradicional establecimiento busca mejorar el porcentaje de egresados.

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Debatir ideas, un camino a la convivencia

“

Es una escuela en la que se debate mucho”, sostuvo Cecilia Magalí Pita, la directora del tradicional CEM 17, enclavado en el barrio Almirante Brown de esta ciudad. Debate sobre asuntos que interesan a la institución educativa y de otros que atraviesan las paredes de la escuela, como pieza fundante del complejo rompecabezas que arma una comunidad. Debate entre docentes y también abre canales de diálogo con los chicos. Tiene prácticas co-

lectivas de discusión y busca los consensos.

Con esa lógica, la institución consiguió un acuerdo escolar de convivencia que hizo posible la participación de todos los actores.

Es perfectible, se sigue trabajando y se aplica a todos los cursos, de primero a quinto año.

También su nombre Patagonia se puso a consideración de la comunidad educativa, que lo votó; igual que el escudo que la identifica. El emblema tiene una clara referen-

cia a la modalidad en Tecnología de la Información, que el plantel de docentes defiende y quiere sostener, con la expectativa de que los alumnos egresen con una buena base de informática.

Con 720 alumnos y 25 divisiones entre los turnos mañana y tarde, abarca un área muy extensa de la ciudad, aunque el grueso de los alumnos, de sectores medios y bajos, proviene de la zona norte.

Esta heterogeneidad hace que la transición del primer año sea todo

un desafío para alumnos y docentes. “Hay que trabajar mucho sobre la adquisición de hábitos, como levantarse temprano, mirar la carpeta, sentarse a estudiar y hacer la tarea. Vemos que a los chicos les cuesta mucho y ni saben cómo hacerlo”, indicó la directora.

Por eso, la escuela brinda la posibilidad de asistir a clases de consulta en contra turno y procura aprovechar al máximo el tiempo áulico. “Trabajamos mucho en el aula, pero no alcanza. Hace falta

su lugar desde 1999

La escuela fue fundada en 1985. Entonces recibía a sus alumnos donde funciona el Consejo Provincial de Educación, sobre la calle Mengelle. Luego ocupó las instalaciones de la actual Escuela de Policía, ubicada en Fernández Oro, y desde 1999 a la fecha reside en el edificio de Miguel Muñoz 1056, del barrio Almirante Brown.

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“Rescato el buen clima institucional que vivimos, que no tiene que ver sólo con los docentes, sino con la comunidad en general”.

“El ideario de la escuela es educar con responsabilidad y compromiso. En esto tenemos un camino andado”.

más acompañamiento de las familias”, apuntó Pita.

Desafíos

Ausentismo y repitencia son los grandes desafíos que enfrenta la escuela, mencionó Pita, como toda secundaria en la provincia. Debido a que ya no existe la figura de alumnos libres, muchos faltan sin justificación, perjudicando su pase de año.

Según estimó la docente, entre

10 y 15 alumnos por curso superan las 25 faltas, mientras que algunos llegan a las 60.

El ausentismo, a su vez, produce repitencia, y los índices que maneja la directora son preocupantes, sobre todo en los primeros años. Así, durante 2014, el 44% del alumnado que cursa primer año repitió.

Segundo y tercero, un poco menos, con el 41%; y cuarto año tuvo un 28% de repitencia.

En quinto, el problema es otro,

no menos alarmante: la “no promoción”. Según Pita, los chicos que llegan al final de secundario suelen terminar pero adeudan muchas materias y no se reciben rápido. “Son pocos los que realmente egresan en tiempo y forma. El año pasado, un 60 por ciento adeudó materias”, detalló.

Ocurre que los chicos se esfuerzan mucho para pasar a quinto año y, al llegar, muchos “hacen la plancha”, acaso porque la escuela y la

universidad ofrecen muchas más posibilidades que antes para sacar las materias adeudadas, ya sea con mesas todos los meses o estirando el plazo de tolerancia para sacárselas de encima.

“Hay que replantearse el asunto y ver qué está pasando, porque a la par hay mucho esfuerzo e inversión realizados”, advirtió.

Desde la escuela, aseguró que hacen un seguimiento permanente de los alumnos que faltan o re-

piten. “Trabajamos con ellos y los padres”, afirmó.

Además, intentan entusiasmar e involucrar a los alumnos con variados proyectos, algunos de los cuales tienen salida a la comunidad.

Uno de ellos es el voluntariado que realizan desde tercero a quinto año, colaborando en actividades deportivas de la Escuela Municipal de Deporte Integrado (EMDIC) y el Centro Integral de la Tercera Edad (CITE)

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Es una de las carreras que integran la oferta académica de la Universidad de Río Negro.

Tiene alumnos que vienen de Tierra del Fuego y Chubut.

Criminología tendrá sus primeros egresados L con expectativa laboral

Más allá de la “moda”, los estudiantes eligen la carrera de Criminología con la expectativa de sumarse a los grupos de trabajo que se están formando en Neuquén y Río Negro, que atraviesan reformas de sus códigos procesales penales. “Los chicos ven que tienen opciones reales de trabajo, de sumarse a una Policía judicial, a gabinetes multidisciplinarios”, enfatizó Fernando Casullo.

a Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) también se hizo su lugar en Cipolletti y una de sus ofertas académicas, Criminología y Ciencias Forenses, genera un interés permanente en jóvenes de la región y de otras provincias.

“Hace bastante que está de moda”, explicó el secretario técnico de la carrera, Fernando Casullo, quien destacó que para el 2016 ya hay casi medio centenar de preinscriptos.

De esta forma, la matrícula de la institución superará los 500 alumnos y antes de fin de año, posiblemente tendrá su primera tanda de egresados.

Entre las materias pendientes figura la de conseguir un terreno para que tome forma el sueño del edificio propio. Mientras tanto, los estudiantes se reparten en las improvisadas aulas de un edificio municipal cedido en comodato que se encuentra sobre calle España.

“La carrera hoy tiene un presente muy promisorio; en lo académico está a punto de conseguir sus primeros graduados y ha tenido un ingreso muy sostenido en el tiempo desde el 2011, cuando empezamos. Las complicaciones las tuvimos desde lo edilicio, porque estamos en un edificio en comodato con la municipalidad. El nuevo vicerrector Juan Carlos Llorente está haciendo gestiones en la búsqueda de un terreno para que, a partir de ahí, podamos tener un edificio propio”, indicó Casullo.

Por año, no hay menos de 200 inscriptos aunque por razones de organización se lleva a cabo un curso de nivelación y se completan 120 vacantes. En cuanto al perfil, hay una mayoría de jóvenes mujeres que realizan su primera experiencia universitaria.

“Es una carrera de cuatro años y están cerca de recibirse los chicos del 2011, son 10 o 15 alumnos que están finalizando sus trabajos finales”, precisó Casullo.

Resaltó que durante varios años fue la carrera con más inscriptos de la Universidad de Río Negro.

“Y siempre está entre las primeras cuatro, cinco más elegidas, con un crecimiento sostenido”, agregó

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Una forma de educar y crecer siendo solidarios

La Escuela 121 recibió a los hijos de los inmigrantes que hicieron grande al valle.

Hoy se la reconoce por su programa de apertura e inclusión.

“Antes, la comida se daba en las aulas, pero decidimos cambiarlo y comer en la galería para que el almuerzo sea un momento para compartir, como una familia.

Progresivamente, las familias se van acercando, aunque todavía queda un camino largo por recorrer”.

(Marco Arcas)

L

as primeras clases que se dictaron en la Escuela 121 Bernardo O’Higgins fueron bajo unos árboles de una chacra del paraje La Falda, en 1933, para hijos de chacareros y peones. El maestro Juan Espinosa fue el fundador de la institución, que después funcionó en un depósito prestado hasta que construyeron el establecimiento actual que

sueños

SUM

En la escuela anhelan un salón de usos múltiples, una biblioteca y una sala de informática.

trabaja con un plan de apertura e inclusión.

El edificio está ubicado cerca del Puente 83 Norte y del Puente Madera. La mayoría de los estudiantes provienen de esos barrios, pero también del CGT, el Mercantil y del centro. “Por la propuesta que tenemos, muchas familias eligen venir”, sostuvo el director Marco Arcas.

Pero hace ocho décadas, los ni-

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ños que asistían eran hijos de los chacareros de la zona, que tenían una composición singular, ya que muchos de ellos eran inmigrantes europeos. El vínculo de la comunidad educativa actual con las primeras generaciones de alumnos todavía conserva sus relaciones, porque algunas familias continúan siendo parte de la institución, enviando a los nietos, como es el caso de la de don Luengo.

En los últimos tres años, la matrícula pasó de 98 estudiantes a 175.

La escuela se hace chica y más aun con la jornada completa de cuarto a séptimo grado.

“El primer objetivo que nos pusimos fue ampliar los tiempos escolares”, explicó Arcas, quien asumió el cargo en el 2012, junto a la vicedirectora María Alejandra González.

El colegio tuvo jornada completa entre 1989 y 1997. Después pasó a modalidad simple hasta el 2013.

Los chicos participan de diversos talleres, como inglés, teatro y arte audiovisual. “Se dio un cambio de 180 grados”, reconoció Arcas.

La escuela trabaja con un sistema de inclusión y ocho niños especiales asisten a clases. “Se corrió la voz y este año vino mucha gente a averiguar para anotar a sus hijos”, manifestó el director, y agregó: “Con el trabajo de inclusión, se tuvieron que readecuar espacios, recibir nuevos profesionales, acompañantes y formar a los docentes”.

Por todo eso el espacio es limitado. En las bodas de diamante del colegio se amplió el establecimiento y se sumaron dos aulas.

Algunos inmuebles, las puertas de las aulas y una vieja campana delatan los años del edificio. Ahora lo están pintando y agregándole una vereda en el frente, sobre la calle Espinosa.

Los chicos de los barrios más alejados llegan a la escuela a través del transporte escolar, que también cuenta con servicio aparte para los alumnos con movilidad reducida.

Con la mudanza de las familias del Puente Madera a las 206 Viviendas y los nuevos vecinos, el colegio registró un aumento de la matrícula. “Hay familias nuevas, niños nuevos, pero las que se fueron siguen enviando los chicos a la escuela”, dijo Arcas.

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obras, pinturas y arreglos Con fondos de Nación se están realizando tareas de mantenimiento en la Escuela 121. Se pintó el interior y se instalarán ventiladores en todas las aulas y la galería. Mientras que Provincia está construyendo una vereda en el frente y, por primera vez en la historia del colegio, se va a colocar un cerco perimetral. Además, esperan que en el verano construyan una nueva cocina.

La jornada completa fue fundamental, porque los niños comenzaron a recibir alimentos nutritivos y a estar más contenidos. “Cuando llegamos sabíamos del contexto, por eso nos era fundamental para la calidad educativa el mantenimiento del sistema alimentario.

Si los chicos están con hambre, es difícil que aprendan. La leche está siempre, si falta alguien, el director, la vicedirectora o la secretaria se encargan de eso”, dijo Arcas

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La Escuela 338 se encuentra en las 1224 Viviendas.

A diario deben lidiar con algunas falencias, principalmente edilicias y de infraestructura.

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Si se quiere aprender, se vencen las limitaciones L a Escuela 338 se fundó en 1992 en la calle Roberto Firpo 1900, cuando comenzó a crecer a un ritmo vertiginoso el barrio 1224 Viviendas, uno de los sectores más populosos de la ciudad. Actualmente la primaria recibe a 407 niños, tiene jornada completa en séptimo grado y anhela extenderla a cuarto.

Al colegio asisten alumnos del radio y también de los asentamientos 2 de Febrero, 4 de Agosto, Antártida Argentina y de la cooperativa San Sebastián. Los estudiantes llegan al establecimiento con “una amplia diversidad de situaciones y trayectorias escolares”, explicó el director Fabián Cayuleo.

La institución trabaja con ejes trasversales en todos los cursos, sobre educación sexual integrada, ambiental y ciudadana; y en red con otros organismos de Salud, judiciales y pedagógicos.

En el edificio funciona los sábados el Centro de Actividades Infantiles que es abierto a toda la comunidad. Se trata de un progra-

necesidades urgentes

La cocina del establecimiento educativo no cumple con las normas de salubridad, es muy pequeña y la ventilación da al patio donde juegan los niños. En el lugar se cocinan 60 platos diariamente de lunes a viernes para los estudiantes del último grado, que tienen que comer en el aula. Además se deben contabilizar los desayunos y meriendas.

El director junto con el resto del cuerpo directivo vienen reclamando nuevas obras desde hace años.

ma de Nación pensado en el enriquecimiento cultural y creativo.

También tienen un coro y orquesta del Bicentenario, de viernes a domingo. “Los chicos son muy participativos, les gusta todo lo que hacen”, contó la vicedirectora del turno mañana, Marisa Vásquez.

Otras actividades que realizan los niños de séptimo grado son natación y canotaje. Aprenden a nadar y se divierten en el Club Cipolletti. Los chicos llegan a la sede de Mengelle 210 en colectivo urbano. El Municipio no les brinda trasporte, como hace con otros colegios periféricos. De todas formas, la voluntad es mayor a las limitaciones y con 25 tarjetas Pehuenche que recargan continuamente con fondos que juntan en la escuela y donaciones de los padres, llegan a destino.

En la Escuela 338 trabajan para que los niños encuentren en la institución un lugar de contención. El mutuo respeto es una norma fundamental y requiere un proceso de aprendizaje para los estudian-

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alumnos hay en la escuela en 25 secciones, de primero a séptimo grado, ya que no tienen salas de preescolar, porque los pequeños del barrio asisten al Jardín 50, que se encuentra en la misma manzana. En la 338 no se registran casos de acoso escolar debido a que trabajan para prevenirlo.

tes que en muchos casos crecen en ambientes complejos, de bajos recursos y violencia familiar.

“Se realiza un seguimiento muy personalizado y es todo a pulmón del grupo directivo y docentes que se basa en el conocimiento y sobre todo por el interés que tenemos por los chicos”, indicó Cayuleo.

La participación de las familias tiene matices. Hay madres y padres que colaboran constantemente, pero también hay otros que no aparecen en el establecimiento. En estos casos, desde la institución los llaman por teléfono y hasta les golpean la puerta de sus casas para comunicarse con ellos. Es un trabajo de hormiga.

Los casos en los que se registran faltas prolongadas de los alumnos son constantes, y allí es cuando deben intervenir para conocer las razones. Cuando llueve también se registran faltantes en aulas de los niños que viven en las tomas.

En ese contexto, la extensión de la jornada completa hasta cuarto grado es una necesidad. Con la experiencia de séptimo grado “hubo cambios positivos”, sostuvo Vásquez. Provincia viene estirando el compromiso de ampliar el sistema desde el 2013. “Nos hicieron muchas promesas, pero no aparecemos en el boletín ministerial”, expresó Cayuleo.

El director se enorgullece al contar que en la institución no se registran casos de adicciones a drogas ni de prostitución. Se trabaja en la problemática con programas de concientización para los alumnos y talleres para las familias

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“Necesitamos que se tome a la educación como un derecho social y bien común, con voluntad y responsabilidad. Se está haciendo un trabajo importante y acá no se discrimina”. (Fabián Cayuleo)

contradicciones

Con aula digital pero con escasez de profesionales La Escuela 338 tiene un aula digital, con netbooks que fueron aportadas por el gobierno nacional. Sin embargo, la paradoja es que no cuentan con personal fijo especializado en las tecnologías de la información y las comunicaciones. Este año tuvieron problemas en el sistema y recién a mediados de septiembre pudieron comen-

zar las clases en el sector.

La brecha entre un colegio y Nación, quien se encarga de dar soluciones en el programa, es demasiado grande y las respuestas tardan demasiado.

Según el informe, Argentina cuenta con una media de 59 alumnos por computadora en primaria y 1 alumno por computadora en secundaria.

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La Escuela 199 del barrio Pichi Nahuel lleva la historia de la ciudad en su alma.

Necesitaría ampliar su cocina y contar con un comedor.

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El honor de llevar el nombre César Cipolletti E l tiempo pasado se expresa en las estructuras de las casas del barrio Pichi Nahuel y la Escuela 199 se mimetiza con el paisaje. Las angostas calles de tierra llevan décadas sin cambiar. La institución se fundó en

1958, por iniciativa de los vecinos y actualmente recibe 235 alumnos, pero llamativamente los niños del radio son los menos.

Los pobladores del lugar fueron los que se movilizaron para conseguir el terreno y luego la edificación

del establecimiento, que se levantó en Gabriela Mistral 77.

El panorama cambió desde hace unas décadas, porque muchos de los hijos de esas familias del barrio crecieron, se mudaron y los niños en edad de escolarización no abun-

sumar el arte y la recreación En la Escuela 199 se implementó el programa nacional Centro Actividades Infantiles, con talleres comunitarios los sábados en los que pueden participar todos los vecinos del barrio.

“Es abierto a toda la comunidad y tiene mucha convocatoria”, reconoció Mónica Salazar.

Además, la institución incluyó actividades en contra turno, con el fin reforzar la enseñanza con apoyo escolar, y también la recreación cultural; por ejemplo, clases de folclore.

dan. La escuela pasó a recibir en su mayoría a chicos de Costa Sur y Norte.

“Los chicos del barrio son lo menos”, indicó Mónica Salazar, la directora del colegio, que hace 13 años trabaja en la institución.

La matrícula creció considerablemente y la comunidad educativa también cambió, adoptando características atípicas a cualquier otro colegio de la ciudad, ya que la mayorías de las familias son de otros sectores. La identidad de los alumnos con el barrio fue mutando y guardan estrechas relaciones con la escuela aunque el resto de su vida cotidiana esté a varios kilómetros del lugar.

El colegio trabaja con la jornada simple, aunque anhela el programa de educación completa. Pero el deseo se cruza con la realidad y por las dimensiones de la escuela no fue posible hasta el momento. De todas formas, desde la dirección incluyeron nuevas propuestas para trabajar en contra turno con los niños

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