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Suplemento Especial Miércoles 8 de marzo de 2017

Día de la Mujer Homenajes, paro y reclamos

Este 8 de marzo encontrará a las mujeres en las calles, luchando por sus derechos.

En Neuquén, muchas dan pelea en sus trabajos para ganarse un lugar.

Yanet, María, Verónica y Miriam eligieron profesiones en las que debieron superar los prejuicios de una sociedad machista.

Una gasista con coraje. Miriam batalló en el campo laboral y en el personal. PÁG. 3 La doctora de los huesos. Verónica, una de las tres traumatólogas de la ciudad. PÁGS.4-5 Apasionada por el fútbol. En la cancha y con el silbato, Yanet se calza los botines. PÁG. 6 Obrera de la vida. Analía insistió hasta que encontró su lugar en la construcción. PÁG. 7 "Cada vez somos más". Como María, muchas jóvenes eligen la industria petrolera. PÁG. 8

día de la mujer

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miércoles 8 de marzo de 2017

8M, el día que las mujeres dicen basta

Una jornada en la que todas buscamos más reconocimiento y respeto. catalina arca y ailin trepiana NEUQUÉN

“Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”. Con esa consigna, el movimiento de mujeres y feministas se prepara para realizar un histórico paro internacional de mujeres que se desarrollará en más de 50 países del mundo.

La iniciativa marcará un gran avance que continúa con la búsqueda de reconocimiento de derechos y respeto en todos los ámbitos.

Como cada 8 de marzo, las mujeres salen a la calle para visibilizar las situaciones cotidianas de violencia que viven sólo por el hecho de

serlo, siendo los femicidios la expresión más extrema de ese contexto.

En lo que va de este 2017, 57 mujeres fueron asesinadas por su pareja o su ex pareja en distintas partes del país. Así, una mujer muere cada 18 horas según el registro provisorio de la organización civil La Casa del Encuentro.

“Estamos ante un gran avance en nuestra lucha, aunque aún nos quedan conquistar derechos”, manifestó Estela Cavazolli, integrante de Las del Encuentro de Neuquén.

Las cifras alarman e interpelan a tal punto de generar las masivas manifestaciones que se gestaron tras el histórico Ni Una Menos, el pasado 3 de junio de 2015.

Omar Novoa

19

de octubre de 2016.

Se desarrolla el primer paro de mujeres en el país.

Miles de mujeres neuquinas recorrieron las calles céntricas al grito de “Ni una menos. Vivas nos queremos”.

Bajo la consigna “Vivas nos queremos”, la movilización tuvo sus consecutivas réplicas que derivaron en una segunda marcha en 2016 en el país y otras partes del mundo.

Además, el primer paro de mujeres tuvo lugar el pasado 19 de octubre motivado por el brutal crimen de Lucía Pérez, una joven de Mar del Plata a la que asesinaron después de violarla. “Con la Justicia no alcanza, necesitamos un Estado que instrumente políticas de prevención y erradicación de la violencia”, explicó Cavazolli.

El homenaje

Las situaciones de violencia se repiten y aún hoy las mujeres deben

Agendá

Marchas por el Día de la Mujer Neuquén

Concentración en el Monumento a San Martín (a las 18).

San Martín de los Andes

Concentración en la rotonda de YPF (desde las 17).

Cipolletti

Concentración en la Plaza de la Justicia (18).

demostrar doblemente que están aptas para ocupar y llevar a cabo las mismas tareas que los hombres, aunque muchas veces el sueldo no sea el mismo.

LM Neuquén quiso homenajear a aquellas mujeres que batallaron contra los prejuicios y se abrieron camino en diversos trabajos o espacios asignados históricamente a los hombres.

Con altos y bajos, cada una de las cinco homenajeadas supo demostrar su capacidad, más allá del género, en cada ámbito en que se desempeña. Verónica, Analía, Miriam, Yanet y María nos prestaron sus relatos para demostrar que sí se puede

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miércoles 8 de marzo de 2017

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Una luchadora de la vida y contra los prejuicios

Agustín Martínez

Miriam es gasista matriculada y batalló por un lugar en un ambiente machista.

NEUQUÉN

Apenas unos minutos de charla bastan para saber que Miriam Quiroga, además de gasista matriculada, es una gran luchadora por la vida.

Es que no sólo tuvo que pelear su lugar en ese campo laboral particular, sino lidiar con una situación de violencia que la obligó a tener que convivir con custodia policial.

Junto a su hermana, decidieron hace doce años hacer el curso de gasista y sacar la matrícula.

La primera gran obra que emprendieron juntas fue la de las 99 viviendas de Valentina Sur. Pero encararla no fue un trámite fácil.

“No trabajamos con mujeres nosotros. Es una obra de hombres, ¿cómo vamos a trabajar con mujeres?”, les dijeron cuando se presentaron como gasistas para buscar trabajo allí.

“Nosotras no tenemos incon-

veniente. Si el inconveniente es de los hombres, ya es otro tema”, respondieron.

Un poco de insistencia bastó para que les dieran la posibilidad de llevar un presupuesto, luego probar con la instalación en siete casas y, finalmente, adjudicarles la obra completa.

“No fue fácil meternos por una cuestión cultural. Vivimos en una sociedad netamente machista”, asegura convencida Miriam. Sin embargo, señala que con el paso de los años eso fue cambiando y que en una de sus últimas obras, en el barrio Mercantiles, muchas chicas jóvenes hicieron las instalaciones.

“Se fue cambiando con el coraje nuestro de meternos y ocupar espacios que no estaban designados a las mujeres, y la gente se va acostumbrando”, agrega.

A la hora de hacer el trabajo, Miriam sí nota diferencias con los ga-

sistas. “Nosotras tenemos en cuenta la estética, o tenemos en cuenta de qué lado nos va a quedar más cómoda la llave de paso”, explica, y agrega entre risas: “A nosotras nos toca cocinar y nos damos cuenta de eso”.

Miriam nació en Catriel hace 47 años, pero a los pocos meses vino a Neuquén y casi toda su vida la pasó en el barrio Valentina.

Ella sólo hace instalaciones a la tarde, ya que por la mañana es encargada de la oficina del Registro Civil del barrio que la vio crecer.

Ahí formó su familia con su marido, con quien estuvo casada 26 años y tuvo siete hijos. Ahora vive en Vista Alegre y tiene seis nietos.

Se separó hace seis años del padre de sus hijos, con quien ahora mantiene una “excelente relación”.

Una mujer de pie

En los últimos años, Miriam pasó

Miriam divide su tiempo entre su trabajo como gasista y el Registro Civil.

cIFRAs

25 mujeres matriculadas en la ciudad.

498 hombres matriculados en la ciudad.

momentos difíciles contra los que hoy todavía batalla. Por un lado, una delicada situación de salud que le requiere tratamientos y cuidados especiales; por otra parte, atravesó todo lo que implica para una mujer ser víctima de violencia por parte de su ex pareja, a quien conoció luego de su separación: hostigamiento, amenazas, denuncias, medidas cautelares y custodia policial. Pese a eso, Miriam no baja los brazos y sigue su lucha en la vida y en el trabajo

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“Tuve que demostrar que yo también podía hacerlo” Verónica es una de las pocas traumatólogas que hay en Neuquén.

NEUQUÉN

El recorrido por la ruta de los huesos es el desafío constante de Verónica Herrero desde que se convirtió en traumatóloga, aquel campo de la medicina que de a poco empezó a incorporar a más mujeres dentro de sus filas.

Para Verónica, seguir la especialidad en traumatología no estuvo dentro de las primeras opciones cuando empezó a estudiar medicina en La Plata.

En ese entonces se perfeccionaba en obstetricia, el arte de acompañar en el parto. Gracias al entusiasmo de un traumatólogo a quien

recuerda con mucho afecto, optó por el campo de los huesos.

Corría el año 1995 y había que decidir el lugar donde realizar la residencia. Por ese tiempo, el sistema de salud era más exigente por la escasez de puestos laborales para las distintas especialidades.

“Era muy requerido, éramos alrededor de 20 personas para un solo puesto”, grafica Verónica, quien rindió para hacer la residencia en La Plata y en Neuquén, “porque el sistema estaba bien posicionado”.

Cuando llegó a la ciudad, fue la única mujer que hizo el servicio ese

CIFRA

59 traumatólogos/as Es el número de profesionales especializados en el área de la traumatología que se encuentran asociados al Colegio Médico de Neuquén. Sólo tres son mujeres, lo que representa un cinco por ciento de los inscriptos en el organismo que los representa en toda la provincia.

año, aunque se encontró en uno de los niveles más altos con Claudia Kreitman, con quien estrechó una relación de amistad que perdura hasta estos días.

Tenía mucha motivación, pero también sentía nostalgia por sus amistades y familiares que habían quedado en la ciudad de las diagonales.

“Fueron años duros, de muchos esfuerzos, exigencias y horas”, recuerda Verónica sobre el período de perfeccionamiento de la especialidad que culminó en el 99, cuando ingresó al sistema de salud pública y empezó a trabajar

en consultorios privados.

En el hospital Castro Rendón se encontró con una nueva pasión: la subespecialidad en columna, que le implicó seguir sus estudios en diferentes cursos que incluían rotaciones en Buenos Aires.

“En el curso eran 40 hombres y yo. Fue desafiante”, cuenta mientras recuerda las dificultades que tuvo para comenzar: “Al principio no me dejaban hacer nada, hasta que les demostré que yo también podía hacerlo; así fui logrando el espacio”.

De los años de estudios, Verónica guarda gratos recuerdos de Anahí Cárdena

Pocas veces se la ve a Verónica con guardapolvo, aunque siempre recibirá a sus pacientes con una sonrisa cálida.

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5 LMNeuquÉn Claudio Espinoza

En el curso eran 40 hombres y yo.

Al principio no me dejaban hacer nada, hasta que les demostré que yo también podía hacerlo.

Así fui logrando el espacio”, recuerda Verónica sobre sus primeros tiempos en la residencia.

Verónica pasa por el quirófano dos o tres veces por semana para realizar operaciones de columna y, cada vez que ingresa, siente la misma adrenalina.

aquellos días en los que recibió el apodo de “Cachavacha”, como la jornada en la que llegaron los Reyes Magos al hospital y los envió al cuarto de descanso para que cantaran: allí se encontraba uno de los jefes de la residencia. “Hoy es un amigo”, aclara.

Las llegadas de Tomás, su primer hijo, y luego de Octavio le hicieron redoblar los esfuerzos aunque nunca dejó de trabajar.

“Los elegí y los esperé mucho, así que hice malabares para hacer todo entre el trabajo y la casa”, relata.

Desde hace 20 años integra el equipo de patología vertebral junto a tres traumatólogos, aunque sigue siendo la única mujer.

Empezaron con tres integrantes y con el tiempo se sumó más gente, que se va renovando al igual que las ganas y el ímpetu.

El equipo no tiene un lugar fijo, pero realiza operaciones en diversas clínicas de salud de la ciudad.

QUIÉN ES

La doctora de los huesos Verónica Herrero es una de las tres médicas traumatólogas de la ciudad. Vivió en San Juan hasta los 16 años, cuando se mudó con su familia a La Plata.

Allí se recibió y luego se vino a la región. “Neuquén es la ciudad donde más tiempo viví”, dice.

Actualmente reside en Cipolletti y trabaja en diversos consultorios de la región.

La doctora de la voz suave recibe agradecimientos y regalos de sus pacientes: desde alfajores de maicena hasta un pájaro embalsamado. “Está muerto y relleno por dentro”, fue la explicación de la paciente al momento de entregar el obsequio.

“Realizamos entre dos o tres operaciones por semana, ya que cada paciente requiere una atención extra luego de la intervención”, explica.

Verónica describe apasionadamente la sensación que tiene cada vez que ingresa al quirófano. Para ella, operar se asemeja a subirse a la ruta con un auto. “Sabés el recorrido, pero no sabés con qué te vas a encontrar”, indica.

La doctora de los traumas cuenta que de a poco el número de mujeres que se vuelcan a la especialidad fue aumentando con el tiempo. “Hoy, el 5 por ciento de asistentes a congresos son mujeres”, manifiesta.

Actualmente sólo cuatro médicas realizan la residencia en la ciudad en la especialidad de los huesos, en un mundo copado por los hombres: de los casi 60 profesionales en traumatología inscriptos en el Colegio Médico de Neuquén, sólo tres son mujeres

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La pasión que se mezcla entre el arbitraje y el juego

claudio espinoza

A los 7 años, Yanet ya jugaba al fútbol con los varones en los torneos barriales de la ciudad.

NEUQUÉN

A Yanet Navarrete la pasión por el fútbol le brota por cada poro de su cuerpo, ya sea jugando o arbitrando un partido.

El amor por la redonda comenzó

cuando la joven de 27 años jugaba picaditos en el barrio Islas Malvinas y siguió hasta convertirse en una de las primeras árbitras de las ligas neuquinas de fútbol.

Sus primeros pases fueron a los

siete, cuando se encontraba con amigos en los torneos barriales.

“Jugaba con varones, que te trataban como uno más”, cuenta.

Los encuentros continuaron en los torneos municipales de fútbol

Yanet es parte de la Asociación Provincial de Árbitros de Fútbol de Neuquén.

femenino, donde integró el equipo de Atlético Neuquén. Actualmente se desempeña en Pacífico.

Fuera de la liga, los partidos mixtos se extienden en alguna canchita de fútbol 5 de la ciudad.

La propuesta para ser jueza de línea llegó de la mano de Gonzalo, su compañero de trabajo de una playa de estacionamiento céntrica, quien la incentivó para sumarse al proyecto de la Escuela de Arbitraje, dirigida actualmente por el reconocido Carlos Escobar.

“Me gustó la idea. Era una prueba”, confiesa Yanet, quien comenzó sus estudios en 2012. Allí conoció a otras mujeres que también se animaron a romper estereotipos y apropiarse del mundo del arbitraje hasta entonces copado por los hombres.

El fruto del esfuerzo llegó el año pasado con el título que recibió junto a otras tres compañeras, entre ellas Laura Escobar, con quien dirigió la primera terna formada íntegramente por mujeres en un encuentro en Centenario.

Dice que la formación le cambió

la mirada a la hora de jugar, ya que tiene un “poco más de respeto” con aquellos que arbitran y asegura que no le hace caso a los comentarios de las tribunas cuando se calza el traje naranja y negro y el banderín, porque si no, “entrás en el juego”.

Para Yanet, la clave es tenerse confianza durante el desarrollo de los partidos y aprender de los errores.

Nombra a Néstor Pitana, Héctor Baldassi, Darío Herrera y Germán Delfino como referentes a nivel nacional, aunque tengan diversos estilos. Incluso el año pasado en esta ciudad participó de la capacitación que realizó Herrera, el árbitro nacido en Andacollo.

“Llegar al fútbol nacional es cuestión de tiempo, laburo y las ganas que cada una le ponga”, dice sobre la posibilidad de meterse en la elite de AFA. También sueña con alentar a Boca, el club de sus amores, en la Bombonera durante un Superclásico y ver a una mujer dirigir un Mundial

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El desafío diario de ser obrera de la construcción Analía empezó limpiando en las obras y terminó manejando maquinaria.

NEUQUÉN

Si no hubiera sido por su insistencia y por sus ancladas intenciones de hacer “algo más” que la limpieza de la obra, Analía no pasaría hoy sus días entre arena, hormigón, ladrillos y máquinas.

Como tantas otras, tuvo que demostrar que quería, que podía y que era capaz de hacer eso que hacían sus compañeros. Su recorrido laboral empezó recién terminado el secundario e incluyó varios rubros: fue auxiliar a bordo, agenciera, trabajó en el casino y también se las rebuscó vendiendo ropa, comida y “lo que se podía”.

“Cuando tenés un hijo es diferente, tenés que salir a remarla como podés”, explica Analía en referencia a que se convirtió en mamá hace 9 años. Ahora, con 33 años y trabajo estable, espera a su segundo, que lleva tres meses de gestación.

Así, sin querer queriendo, llegó hace un año y ocho meses a la obra ubicada en calle Leloir casi Avenida Argentina, gracias a un amigo que estaba en el rubro. “Jamás me imaginé trabajar en una obra y tampoco nunca me imaginé lo que era”, reconoce.

“Empecé a trabajar por una cues-

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7 LMNeuquÉn sebastián fariña petersen

Orgullosa, Analía cuenta el esfuerzo que llevó hacerse un lugar en el rubro. Hoy disfruta de su segundo embarazo.

FRASE “Me han tocado buenos compañeros y mis jefes son muy humanos.

Me cuidan y me enseñan todo el tiempo”.

Analía tión de necesidad en la limpieza. Y yo que era metida y quería estar en todos lados, empecé en el hormigón. Después faltaba maquinista y estuve como cinco meses quemán-

dole la cabeza todos los días a mi jefe diciéndole que quería aprender. Hasta que un día se cansó y me dijo: ‘Bueno, subite que te voy a enseñar’”, cuenta Analía. Ella sabe que está en un lugar que es poco común para las mujeres y cree que esa diferenciación de tareas entre hombres y mujeres se da “porque es algo cultural”, en donde la mujer “va a la limpieza y el hombre a pegar ladrillos”. Sin embargo, asegura que con el paso de los años eso está cambiando y, en su caso, dice que siempre le dieron el lugar para estar donde está.

“Es difícil que a la mujer se nos

dé la posibilidad de trabajar en la construcción o en cualquier otro trabajo que culturalmente es para el hombre. Y la verdad es que se nos debería dar. Porque si a nosotras nos gusta, ¿por qué no?”, se pregunta Analía, y reconoce como positiva la “conquista” de las mujeres en esos espacios: “Para mí es un cambio positivo que la mujer pueda integrarse a los trabajos que generalmente hacen los hombres.

Y saber que nosotras lo podemos hacer, primero convencernos nosotras y después decir: Yo esto lo puedo hacer, dejame que te lo demuestre”

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Cada vez son más en la industria petrolera

María siente como “algo natural” que haya mujeres en su campo laboral.

NEUQUÉN

El imaginario colectivo creado sobre los campos laborales no suele ubicar a las mujeres en el ambiente petrolero. Quizás fue de la mano de los avances a lo largo del tiempo que para las mujeres jóvenes involucradas en esta industria su visibilidad e inclusión ya está asumida como algo natural.

María Sacchi es ingeniera en Proyectos y referente del proyecto de compresión de Rincón del

Mangrullo de YPF, en el área ANC (activo no convencional), en la zona de Añelo. En sus tareas, es responsable de las instalaciones del lugar y eso involucra, por ejemplo, la determinación del sistema de evacuación, la elaboración del presupuesto y el seguimiento de la obra una vez que está adjudicada, entre otras cosas.

María cuenta que para ella es común trabajar con mujeres y que en el lugar hay muchas que son

gentileza

La joven de 33 años se levanta todos los días a las 5:30 y vuelve a su casa a las 19.

quién es

María Sacchi Nació en Buenos Aires y egresó de Ingeniera Química en la UBA. Hace tres años se le abrieron las puertas para venir a Neuquén y no lo pensó demasiado. Lo charló con su marido y ambos se vinieron a vivir a la zona.

inspectoras de obras, soldadoras y gerentas. “Siempre hay una predominancia masculina por una cuestión histórica, pero hay mujeres y cada vez son más las que se interesan por el rubro”, asegura.

“Conozco gente que trabaja hace 20 o 30 años y te dice que ha ido cambiando en los últimos años, que realmente antes había una predominancia masculina mucho más fuerte, pero que cada vez es más igual”, resalta, y también lo

grafica con recuerdos de su época de universitaria en Buenos Aires.

Con sus 33 años, cuenta que cuando empezó a estudiar, hace 16, en algunas materias cursaban sólo dos mujeres y cuarenta varones, pero que en el último tramo de la carrera ellas se fueron multiplicando y cada vez son más las que se interesan por esta rama.

“Yo, que capaz soy más joven, lo siento como algo natural”, asegura María

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