Suplemento Día del Mecanico 20170224

Suplemento Especial Viernes 24 de febrero de 2017

Emprendedor

Roberto Anta, un trabajador de la chapería que se abrió su propio taller en Cipolletti.

SMATA. Con trabajo y salarios en alza.

El único temor está dado por la crisis petrolera. PÁG. 8

PÁGS. 6-7 Sebastian Fariña Petersen

En los tiempos modernos, antes que una pinza o una llave los mecánicos apelan a testers y computadoras que se conectan directo al motor.

Fiesta tuerca Mecánicos celebran su día

Historias de los forjadores de un oficio que se fue transformando en la medida que la tecnología modificó la concepción de los vehículos. Del carburador a la inyección.

DÍA DEL MECÁNICO

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viernes 24 de febrero de 2017

“La computadora cambió la vida de los mecánicos” Eduardo Elía, de 62 años, entró al mundo de los fierros a los 8.

NEUQUÉN

“Estoy en el oficio desde los 8 años, cuando empecé a trabajar, así que tengo un ratito de fierros”, contó Eduardo Elía, quien mixturó la práctica del oficio con la carrera sindical que lo llevó a ser secretario general del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA).

Con orgullo, el gremialista de 62 años contó que toda su vida fue mecánico y que nunca pensó en hacer otra cosa, porque lo que él ama son los fierros.

“Vivía en Buenos Aires, y un vecino mío trabajaba en una concesionaria y después, por su cuenta, lo hacía en su casa”, recordó sobre aquel hombre que lo inició y le dio las primeras oportunidades.

“A mí me gustaban los fierros, me acercaba y le decía ‘¿te ayudo?’”, recordó de sus diálogos de niño con el vecino que terminó siendo su maestro.

El mundo de las tuercas se hizo palpable un día que su vecino le contestó: “Te voy a dejar que me ayudes, voy a hablar con tu mamá y

Claudio Espinoza

tu papá”. “Bueno, dale”, dijo Eduardo que fue su respuesta y lo próximo que recuerda es ver a su vecino cruzar la calle y dirigirse hacia su casa para pedir permiso.

“Le dijo a mi mamá que yo quería aprender, que él me enseñaba, que no tenía problema”, rememoró sobre aquella conversación en la cual su madre respondió favorablemente a la oferta del vecino.

El inicio en el oficio

Antes y ahora, la mecánica fue el único trabajo que le interesó a Elía.

“Me compró un mameluco chiquitito y empecé a ayudarle”, afirmó con cariño sobre aquel momento tan ansiado.

“Le ayudaba en su casa, él traía autos particulares y yo le ayudaba a sacar una rueda, una batería, me ensuciaba más que lo que trabajaba”, admitió entre risas en referencia a las primeras incursiones.

“Así empecé en el oficio”, sostuvo y agregó que cuando le tocó hacer el servicio militar viajó directo a Neuquén.

“Siempre trabajé, a los 14 años me fui de casa a vivir solo y trabajaba en distintos talleres mecánicos”, repasó su pasado lejano.

El mismo vecino que le compró el mameluco fue quien años después lo llevó a su lugar de trabajo, donde terminó siendo empleado.

“A los 16 años, trabajaba en la concesionaria”, dijo y detalló que en esa época lo tenían en blanco. “No era la jubilación sino que te armaban una caja de ahorro, y cuando cumplías 18 te daban un dinero”, explicó Eduardo y contó que aún tiene esos recibos.

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Claudio Espinoza

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Una celebración en homenaje al triunfo electoral de Perón NEUQUÉN

Elía, detrás de los adornos que explican la pasión que definió el oficio que abrazó para su vida.

“Te imaginás que toda la vida he estado en la mecánica. Ahora tengo 62 años. Amo mi oficio, donde puedo meto la mano”, dijo.

El gremialista reconoció que en la actualidad lo mata la tecnología, porque sin los equipos para controlar los sensores que traen los autos “estás listo”.

“A los autos viejos todavía les sigo metiendo la mano, para ayudar”, dijo el líder de los trabajadores mecánicos de la zona.

“Es una cosa que me gusta, es como un vicio”, agregó el gremialista sobre su pasión mientras le brillan los ojos.

A renglón seguido, el experimentado componedor de automóviles advirtió que el mecánico de hoy tiene que actualizarse. “Nosotros (el sindicato) hacemos cursos de capacitación constantemente para poder darles una mano a los compañeros”, aseguró. En lo que respecta

FRASE “Si vos aprendés el oficio y sos serio, los clientes aparecen. Hoy me mata la tecnología, con los años que tengo de oficio se me para la camioneta y no sé qué hacer”.

Eduardo Elía

Secretario general de SMATA

a las concesionarias, Elía indicó que están obligadas a mandar a los trabajadores a las fábricas para darles instrucciones sobre la última tecnología.

“Cada auto que sale tiene cosas nuevas. La computadora cambió la vida de los mecánicos, cambió los autos, cambió todo”, dijo. “Si los chicos no están actualizados en ese

tema, no tienen ninguna posibilidad con la inyección y el encendido electrónico. Sólo les queda arreglar los autos viejos con carburador y distribuidor”, sostuvo.

“Ha crecido tanto la tecnología, que es complejo”, dijo al mismo tiempo que admitió que cuando tiene problemas con su camioneta también se le complica para arreglarlos.

En sus expresiones dejó claro que la actividad gremial lo alejó del perfeccionamiento en la práctica del oficio. Y en cuanto a las claves para ayudar a los interesados en avanzar en el oficio, Elía sostuvo que “no hay que dar un subsidio, sino capacitar a la gente para darle una posibilidad de que se gane la plata dignamente y así llevar el pan a su casa”.

En esa línea remató: “Dentro de poquito vamos a arrancar con capacitaciones, ya lo vamos a informar”

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En 1947, la Secretaría de Trabajo y Previsión de la Nación instauró el 24 de febrero como el Día del Trabajador Automotor en todo el país. El reconocimiento a los trabajadores del rubro lo realizó el entonces secretario general del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la República Argentina (SMATA), Adolfo García.

En este sentido, la conmemoración de la fecha está estrechamente vinculada al peronismo y al nacimiento del sindicalismo en el país.

El 24 de febrero, pero de 1946, se realizaron las primeras elecciones libres después de la Década Infame. A cargo de la presidencia de la Nación quedó Juan Domingo Perón, ganador de esos comicios.

Tiempo después, el Sindicato de Mecánicos y Afines sostuvo en un documento que “el arribo del justicialismo al poder político trajo aparejado un nuevo concepto de soberanía política basada en la soberanía popular”.

Luego, destacaba que “los mecánicos argentinos instalaron esa fecha como una instancia de fuerte índole gremial, porque el 24 de febrero de 1947, el SMATA llevaba dos años de trabajo sindical intenso”, y se decidió esa fecha como el Día del Mecánico.

Así, el 24 de febrero se instituyó por primera vez y de manera definitiva como día no laborable y pago en todo el país para los trabajadores del gremio.

El acuerdo fue tripartito: entre el gobierno nacional, el sindicato y las empresas automotrices

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viernes 24 de febrero de 2017

Pasión por la mecánica y un legado familiar

Claudio Espinoza

Víctor Giraudo se enamoró del oficio a los 14 años.

NEUQUÉN

“La mecánica me empezó a gustar cuando tenía 14 y andaba entre las máquinas cosechadoras”, asegura Víctor Giraudo, un mecánico de 62 años fanático de Ford y amante de los viajes.

Si bien hoy se encuentra jubilado, siempre se las arregla para meter en mano en el taller de su hijo de calle San Martín al 2000.

Allí lo pueden encontrar con su agradable sonrisa enmarcada bajo un canoso bigote, sea de mañana como de tarde.

“Hago todo lo que es compra,

atiendo a la gente, no me dejan trabajar porque me dicen que ya no trabajo más”, afirmó Víctor como quejándose con gracia.

Jorge, su hijo mayor, parado a escasos metros, se ríe y lo deschava: “Igual mete mano”, dice desde más atrás. A Víctor no le queda más que asumir la verdad: “Es cierto, lo que pasa es que está ahí, no me puedo aguantar”, confiesa.

Lo cierto es que el mecánico no soporta quedarse en su casa y explica que está acostumbrado a hacer esto, que es lo que le gusta.

Víctor ya se jubiló, pero siempre que lo dejan aprovecha para meterles mano a los motores.

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5 LMNeuquÉn Claudio Espinoza

“Caja, motor, diferencial, frenos, temperatura, frente delantero”, enumera Víctor como un rosario de lo que le gusta, y hace un parate con la inyección porque se quedó “con el tema de los cursos”.

Entusiasmado, el hombre contó que a los 19 años tenía un tío que trabajaba en la Ford, en Río Cuarto, por ahí cerquita de donde es oriundo. “Me tomaron, entré como ayudante y a los siete meses ya estaba como mecánico, armábamos un par de motores, cajas especiales, y al año y medio ya me ascendieron”, recordó con orgullo.

Con el correr del tiempo, más precisamente en el 81, Víctor se vino a Neuquén. Tuvo “la suerte”, según dice, de entrar a trabajar en una empresa petrolera con 26 vehículos a cargo.

Su independencia llegaría 17 años después, con sus cuatro hijos ya más crecidos.

Al respecto, Jorge contó que cuando él tenía 16 años y veía el potencial de su padre, prácticamente lo convenció de que pusiera su taller. Lo primero que aprendió a hacer Víctor fue arreglar el motor de una cosechadora.

“Se rompió el motor, que va arriba a tres metros de altura. Lo arreglé sin sacarlo, mi patrón no lo podía creer”, apuntó sobre aquel día en que se enamoró de la mecánica.

“El estudio mío no fue tan especializado: en el pueblito donde vivía había hasta séptimo nomás y después, a trabajar en el campo”, sostuvo Víctor, aunque eso nunca lo detuvo en su camino.

FRASES “Tengo cuatro hijos, tres de ellos son mecánicos y mi hija a los 20 quiso ir a estudiar el armado de Turismo Carretera para ser mecánica también.

Después no siguió, pero si no fuera por eso sería toda la familia mecánica”.

Víctor Giraudo Mecánico

“Lo que yo quería era devolverle todo lo que él me enseñó, tratar de que trabaje lo mínimo e indispensable y tuviera un buen pasar en gratitud a todo lo que me ayudó”.

Jorge Giraudo

Hijo mayor de Víctor, mecánico y dueño de un taller Víctor, junto a su hijo Jorge y a uno de sus sobrinos, en el taller de calle San Martín al 2000.

Jorge lo escucha atento y cuen- cuando volvió a abrir su taller, a ta que empezó a trabajar con su los pocos días, le robaron todo”, relató Jorge, en referencia padre desde primer año de la secundaria, en un a la difícil situación que mix de mañanas de les tocó vivir. “Ahí le dije que dejara todo estudio y tardes de fierros. y siguiera conmifue el año en que Si bien en 2001 go”, afirmó el hijo Víctor se animó a de Víctor.

Jorge cuenta que independizarse y decidió abrirse ca“Cuando me vi abrió su taller. mino por sí sólo, su con unos pesitos en los bolsillos de lo relación mecánica y que producía mi taller, familiar siempre sonó como un motor nuevo. aproveché la oportunidad “Hace tres años mi papá tuvo de viajar y conocer”, afirmó Vícun accidente grande en Chile y tor sobre aquel galpón en el que

1998

se instaló en el 98 sobre calle Cipolletti, a pesar del frío y los avatares económicos.

“Lo que laburábamos en ese taller era tremendo, era un techo y una pared de costado, nada más”, recordó Jorge, mientras se le helaban las ideas de pensar que cerraban a las 2 en pleno invierno: “Era invierno y hasta las 2 de la mañana estábamos trabajando”.

“Soy fanático de Ford a morir”.

Así lo sostiene Víctor y no podía ser de otra manera. “Me voy solo de viaje, duermo en el auto”, detalló el mecánico, que no nece-

sita más. “Para trabajar aprendí que había que ser multimarca, no sirve saber una sola marca”, sostiene con el aval de sus años de experiencia y asegura que siempre compartió lo que aprendió.

“La 3 palito 8”

“Cuando tenía cuatro años y medio, Jorge andaba en su triciclo, lo armaba y lo desarmaba”, recordó Víctor, que a esa corta edad sabía perfectamente qué llave utilizar.

“Me pedía si tenía desocupada la 3 palito 8, por la tres octavos”, afirmó orgulloso de su hijo

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“Hay trabajo, lo que falta es personal capacitado” Roberto Anta hace chapería desde niño. Abrió su taller en Cipolletti, donde trabaja con sus hijos. “No hay chapistas de Harvard”, dice. cipolletti

“¿Cómo empecé? Era tan pobre”, recuerda Roberto Anta mientras larga una carcajada contagiosa y su voz grave envuelve el taller de chapa y pintura de calle Saavedra al 100, al otro lado del puente.

Con 56 años, una familia armada y dos de sus tres hijos que le siguen los pasos, Roberto afirma que si bien tiene “más espalda y más años”, su situación económica no es tan diferente a la de sus inicios.

“Empecé hace como 22 años,

tenía unos 25, vine de Tandil”, precisa el chapista y detalla que tras bajar del tren se fue directo a trabajar a Neuquén.

Después terminó en un taller en Cipolletti y recién en el 93 decidió ponerse uno propio. “Hay trabajo, lo que falta es personal capacitado”, enfatiza antes de contar cómo se especializó en la chapería.

“Comenzamos en la calle Paraguay y Río Salado, hasta que hace más de 12 años nos mudamos a calle Saavedra”, reseña Roberto.

Anahí Cárdena

Roberto Anta, en la oficina de su taller en Cipolletti.

Jamás se alejó del rubro chapería que me enseñó fue mi vecino, se “tratando de hacer lo mejor que llamaba Aldo Sati, corría en auto se puede”, asegura con tono elo- en esa época”, recuerda.

Sonrisa de por medio, Roberto cuente.

Con la memoria puesta en mar- dice que laburó de esto toda su cha, el hombre canoso que hurga vida y que en el único momento entre medio de las herramientas, que paró fue para hacer el servició relata que el oficio lo aprendió dis- militar. “Esto me encanta, los autos, aunque ahora son más modercutiendo y se pinta tal cual es.

“En la primaria, si no querías nos, más sofisticados, me siguen estudiar, tenías que ir a trabajar, gustando”, sostiene el chapista no era como ahora”, enfatiza y se y señala que sigue solucionando compara con la visión de sus hijos problemas.

Tal como lo marcó su experienque privilegian la importancia de cia, Roberto explica que los más estudiar. jóvenes tienen que aprender “No hay chapistas de Hardesde chicos. “Un chivard”, bromea simpático, co de 18 años ya está y cuenta que sobre formado. En cambio, fierros aprendió en uno de 13 o 15 pueTandil, cuando esde llegar a aprentaba en la escuela es el número der, está en todo primaria. estimativo de autos su apogeo, pero “Todos íbamos al que trabajan en una bueno, las razones taller del barrio, no semana en el sociales han cambiahabía otra cosa y a taller. do, ya estamos difemí me gustó”, dice Rorentes”, concluye sin deberto y agrega que luego jar de advertir que el mundo cambiaban de taller, pero que recuerda ya funciona de otra nunca de pasión.

“Lo primero que aprendí a hacer manera. fue desarmar porquerías viejas, a aflojar tornillos viejos, todos oxi- La familia y los amigos dados, eso es lo que siempre me En el taller de Roberto se hace chaacuerdo”, sostiene el hombre so- pa y pintura, y más que clientes los bre sus primeros pasos en la acti- que llevan sus autos son amigos. vidad.

“Tengo clientes de toda la vida, Nostálgico, Roberto afirma que ahora estoy entregando uno de un antes había otra cultura, una en la amigo de Tres Arroyos, cerca de que las personas enseñaban mu- mis pagos”, cuenta y se le alegra la cho. “Si tenías ganas de aprender, cara mientras lo dice. “‘¿Te acoraprendías y rápido”, afirma. “El dás cuándo estabas allá?’, me dijo

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7 LMNeuquÉn Anahí Cárdena

fabricación

Pesos, colores y pinturas a punto

Aprender desde chico tiene un valor extra en el oficio de chapista, considera el cipoleño por adopción Roberto Anta.

FRASE “Siempre hay capacitaciones, son necesarias, cada vez salen autos más nuevos, la tecnología cambia, salen colores nuevos. Lo que falta es gente que sepa el oficio”.

Roberto Anta

Chapista y pintor

cuando me trajo su Peugeot 307.

Toda la vida se lo arreglé y ahora se lo va a pasar a uno de sus hijos”, explica Roberto sobre el auto de su amigo.

“Mis hijos siempre estuvieron en el taller, porque mi casa era el taller, así que ellos lo mamaron toda su vida”, dice el chapista. “Paula es perito y a la tarde trabaja acá; Juampi, que terminó la secundaria

el año pasado y se tomó un año sabático, también está acá conmigo”, detalla Roberto y destaca que todo se mantiene de manera familiar.

Lejos de lo que uno pudiera imaginar, Roberto sostiene que nunca fue “un loco del auto”, por lo que no tiene uno favorito. “Como trabajo tanto, me basta con que me lleve y me traiga para todos lados, soy medio arisco”, se confiesa el fierrero, poco convencional.

“El primer auto que compramos fue un Ami 8 y con ese recorrimos todo”, recuerda y afirma que se iban con unas empanadas que hacía su señora el día anterior como único requisito indispensable.

“A mis empleados les cuento y les digo que si bien ahora tienen autos más nuevos, no pueden ir ni a la Isla”, bromea sin perder el humor. “Hay trabajo de esto, mucho movimiento, porque no hay otro medio de transporte, entonces los talleres están todos a full”, reflexiona

.

“Ahora estamos llamando a las fábricas para ver cómo hacemos un color nuevo”, afirmó Roberto, quien sostiene que “es todo un asunto”.

La pintura, cuenta el chapista, se hace con máquinas a través del peso de los diferentes colores.

“Con las bases se hace el color y después, con un poco de idea, se acomodan”, sostiene Roberto mientras deja a la vista que las máquinas aún no hacen todo el trabajo.

“La pintura ahora es una base, es un sistema bicapa o tricapa, la base se hace con las máquinas y después se le aplican unos barnices”, detalló. Y afirmó que mientras que la base es el tono de la pintura, los barnices le dan la firmeza y el brillo que se ve en los autos. “Es como una mesa, eso sí, secado en un horno para que se banque el solcito de ahora”, comparó entre risas.

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No hay despidos y suben los sueldos

Claudio Espinoza

SMATA considera bueno el presente, pero está en alerta por la crisis petrolera.

NEUQUÉN

“En nuestra área laboral se ha mantenido la venta de vehículos y la cantidad de trabajadores”, afirmó el secretario general del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), Eduardo Elía, aunque

advirtió que de seguir cayendo la actividad petrolera, los problemas para los mecánicos no tardarían en aparecer.

“La gente deja de comprar cosas suntuosas. Un vehículo no es un kilo de pan”, advirtió Elía, pero consideró que por ahora todo va

sobre ruedas. También destacó el apoyo del Gobierno.

“No hemos tenido grandes problemas, aunque eso no significa que no tengamos que estar atentos a qué es lo que pasa”, señaló el gremialista.

Con optimismo, Elía detalló que las grandes empresas de Neuquén se encuentran desarrollando nuevos emprendimientos. “Nadie hace grandes inversiones si piensa que mañana tiene que cerrar, es una cuestión de criterio”, puntualizó.

Aumentos cada tres meses

Respecto de las escalas salariales, Elía manifestó: “Nosotros cada tres meses tenemos acordado un aumento, no discutimos una vez al año. El último aumento fue de 7,8 por ciento y se van consiguiendo los bonos, las mejoras del plus va-

La seccional del sindicato en Neuquén está en Independencia 625.

en números

2400 afiliados tiene en total el gremio.

Eduardo Elía sostuvo que el 80 por ciento de los empleados administrativos son mujeres y que su representación está dada desde hace mucho tiempo.

cacional”, concluyó el gremialista con buenas expectativas.

Recreación a full

En cuanto al aspecto social, el secretario detalló que el sindicato cuenta con un camping y departamentos en Las Grutas para los afiliados.

Asimismo, tienen otros alojamientos en la zona de China Muerta, un espacio con pileta en Zapala y cabañas en Villa Pehuenia. “La gente las está utilizando de forma asidua, tenemos mucha demanda”, indicó

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