Suplemento Especial Viernes 8 de marzo de 2019
8 de marzo
Día de la
Mujer
Si bien las mujeres consiguieron con éxito un sinfín de logros, aún queda un largo camino por recorrer y una revolución por concretar. En algunos países del mundo y en pleno siglo XXI, siguen existiendo leyes discriminatorias que niegan derechos como la libertad de expresión y hasta a la educación. Sin embargo, también están quienes se deciden a aportar su granito de arena para motivar a otras a seguir sus pasos y romper las cadenas imaginarias que las mantuvieron encerradas por mucho tiempo. En esta oportunidad, LM Neuquén quiere homenajear a esas mujeres temerarias, aventureras, inquietas, rebeldes y emprendedoras que tuvieron la fuerza y la pasión para hacer todo lo que de pequeñas les dijeron que no podían. A esas mujeres que marcan el camino a sus compañeras para que cada vez sean más y puedan hacer la diferencia. Para que derriben mitos y sean recordadas como mujeres libres.
A Irlanda en busca de la felicidad Catalina Arca es periodista y un día tomó la decisión de viajar a Dublín para comenzar una nueva aventura. nEUQUÉN
Inquieta de metro y miedo, así se describe ella y así la perciben quienes la conocen y aprecian. Catalina Arca, periodista y estudiante de idiomas, es una de las pocas mujeres que se atrevió a dar un salto a lo desconocido para cumplir sus sueños, reencontrarse consigo misma y cambiar su perspectiva sobre la vida. No sólo venció sus miedos al salir de su zona de confort, sino que también se animó a mudarse a la capital de Irlanda, Dublín, donde hasta el día de hoy continúa adaptándose al lenguaje, las tradiciones y hasta el clima. A pesar de las dudas y los cuestionamientos que la pusieron a prueba, logró derribar mitos y fronteras para ocuparse de un asunto pendiente: mantenerse empoderada y con un corazón desbordando de pasión y alegría. Nacida y criada en la ciudad de Cipolletti, siempre sintió la necesidad de mantenerse informada y
desde muy pequeña se acostumbró -junto a su familia- a leer los diarios del domingo, escuchar la radio por las mañanas y mirar el noticiero del mediodía y la noche. Esto, sumado a su amor por los libros y su eterna curiosidad, fue lo que la llevó a decidir, a una temprana edad, que quería seguir una carrera relacionada con el derecho o la comunicación social, un proyecto que pudo finalizar con éxito tras algunos años de arduo trabajo. “Cuando salí del secundario comencé a estudiar Abogacía en Mar del Plata, pero a los pocos meses volví al Alto Valle y al año siguiente arranqué la Licenciatura en Comunicación Social con mención en Periodismo en la Facultad del Comahue, en General Roca, hasta que finalmente me recibí. En el 2012 gané una beca de intercambio para estudiar en la Universidad de Montevideo. Ahí conocí a un montón de gente y me di cuenta de que el mundo era demasiado grande para quedarme en un solo lugar. Por eso, desde ese momento empecé a proyectar maneras de seguir viajando y, si bien
Durante el viaje, Catalina también visitó Londres , Belfast y Barcelona.
empecé a trabajar como periodista en el diario LM Neuquén, me puse una fecha límite para cumplir con mis proyectos”, relató la cipoleña de 31 años. Durante ese período, Cata dedicó parte de su tiempo a investigar en internet sobre posgrados, masters, cursos y programas en otros países del mundo que le permitieran seguir creciendo a nivel profesional y personal, pero no pudo encontrar nada que la convenciera ni
le diera la confianza necesaria para dar el siguiente paso. No obstante, en el 2018 todo cambió para ella cuando se dio cuenta de que había algo que no estaba bien. “Sentí que necesitaba cambiar de aire, tenía que salir de la rutina porque me estaba haciendo mal anímicamente. Por eso empecé a buscar de nuevo y encontré, a través de la agencia Argentina Cultural Exchange, el programa Work and Study en Irlanda que te
permite estudiar inglés y te brinda una visa de trabajo para tener sustento económico. Durante la temporada baja se trabaja medio tiempo, mientras que en la alta tiempo completo”, detalló. Tras un largo período de evaluación se animó a sacar un pasaje de ida a Irlanda y comenzó a planear lo que sería el mejor año de su vida. “Al principio fue muy difícil. Cuando me tuve que subir al avión sentí muchas emociones, sentí miedo, pero no del que te paraliza, sino el que te impulsa a avanzar. En la mitad del viaje entendí lo que estaba haciendo y me largué a llorar. Creo que el viaje me ayudó a conocerme más. Sé que es una frase cliché, pero es así. Irlanda me puso a prueba, aprendí a lidiar conmigo misma, a decir que no sin tener culpa, a hacer lo que me hace bien. Mucha gente se preguntará ¿por qué se tuvo que ir tan lejos? A lo que yo respondería que no lo sé. Sólo sé que tenía que irme de mis espacios de confort para darme cuenta de lo que soy capaz y entender que lo que tengo alrededor realmente vale la pena”, confesó
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