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CONVICCIONES El Porfirio Muñoz Ledo, al que siempre voy a recordar
Rub N Aguilar Valenzuela
El 9 de julio falleció Porfirio Muñoz Ledo a pocos días de cumplir 90 años. Se han escrito muchos artículos sobre su vida, su intensa actividad a lo largo de su trayectoria y de la importancia de su legado.
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En esos textos se subraya su contribución a la transición democrática en el país. Se le reconoce como uno de sus más relevantes constructores.
La primera vez que vi a Porfirio fue al inicio de los años noventa del siglo pasado y después de 30 años recuerdo con muchos detalles ese encuentro.
Fue en una cena a la que invitó el muy querido Adolfo Aguilar Zinser (1949-2005), en casa de sus papás en Coyoacán. Estaban también Jorge G. Castañeda y mi papá, Rubén Aguilar Monteverde.
Porfirio habló tres o cuatro horas, lo hizo, así lo recuerdo, prácticamente sin parar. Me impresionó mucho cómo desarrollaba los temas que trataba fueran de política exterior, educación o energía.
En la estructura de su brillante conversación, hice después una nota, recurría a cuatro elementos: La concepción del tema (teoría); su práctica profesional relacionada con este; su relación y amistad con personajes de la comunidad internacional que tenían que ver con el tema.
Y lo que en México se debería hacer, para avanzar de manera decisiva en el tema. Se requería de un nuevo gobierno, para poder hacerlo. El PRI ya no era la alternativa. Se necesitaba una reforma profunda del Estado.