A
Local - Artístico - Independiente Septiembre 2018 - El Chaltén Santa Cruz - Número 33 EDITORIAL
lguien dijo por ahí que el gran camino por recorrer en esta vida es ser mejores cada día–o algo así–,tal vez apoyado en alguna teoría darwiniana según la cual la evolución es lo que mueve al mundo, la prevalencia del más fuerte, capaz o adaptable. Por mi parte, siempre creo que vamos para atrás. Como sociedad: seguramente. Todos los avances del llamado progreso con los que nos topamos nos alejan cada vez más de nosotros mismos, de quien tenemos al lado y sobre todo de la naturaleza. El sedentarismo en el que vivimos, en este mundo del confort que nos venden, nos obliga a ir en nuestros autos a caminar sobre cintas fijas; por citar un ejemplo. Pero todavía no tengo claro si sufrimos de una involución personal como individuos. De chica siempre quería crecer. Disfruté mi niñez a pleno, pero siempre me parecía que ser grande traía varios beneficios, sobre todo la gran añorada independencia. Hoy entiendo que esa independencia es bastante dependiente, pero aún así intento ser libre, feliz y todas esas cosas. Sí creo que al crecer perdemos algo de esa “inocencia” o más bien de ese creer que todo puede ser mejor. Nos ajustamos a lo que llamamos realidad como si fuera algo externo. En el mundo hay maldad, rencor, odio, etc. Lo acepto. Shit happens (cosas malas pasan), ya lo sabemos. Pero, ¿podremos, quizá, lograr que al menos en nuestro entorno esa mierda que lleva a nuestra sociedad a la involución no nos traspase? Que no pase por nosotros. Que si nos llega, no la hagamos circular. Que seamos capaces de procesarla y tirarla. No seguir repartiéndola. Al menos lo intento. No digo que sea fácil ni posible, pero quiero poder creerlo con todas mis fuerzas. Porque como dice una banda que me gusta mucho: quisiera poder “sentir que no estoy solo y saber que no estoy loco porque pienso que lo que mueve al mundo es la bondad”.
FOTO: Cecilia Facal
Página 1