Local - Artístico - Independiente Junio 2018 - El Chaltén Santa Cruz - Número 31 EDITORIAL
Escena de la pelicula “El Náufrago”
L
a típica escena en la que una persona se encuentra frente a dos caminos ante la disyuntiva de hacia dónde ir. Elegir es siempre tan difícil. Lo que espera luego de la decisión es incertidumbre, es la pérdida de la no elección. Es la posibilidad o el vacío. Es meterse en la tormenta, es moverse, es caminar. Tomar un camino es no haber tomado tantos otros. Es el destino en la forma más macabra, es nuestra elección de ese destino. ¿O acaso tenía que pasar lo que iba a pasar? ¿Tenemos ese poder de guiar nuestros pasos? ¿O somos esclavos del devenir? Si quiero abrir una puerta y no puedo, pero la ventana contigua está al lado abierta de par en par, ¿qué hacer? ¿Insistir con la puerta que es mi elección o saltar por la ventana? ¿Cambiará en algo esa elección lo que ha de venir? No lo sé. Solo entiendo que lo peor es no elegir no caminar, no movernos. No hay peor elección que no elegir nada. “A veces el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentado evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí solo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como esta.” Haruki Murakami, Kafka en la orilla.
Página 1