Local - Artístico - Independiente Febrero 2018 - El Chaltén Santa Cruz - Número 27 EDITORIAL
H
aruki Murakami, en su libro Los años de peregrinación del chico sin color, por medio de su personaje Tsukuru Tazaki sentencia: “se pueden borrar los recuerdos, pero nunca se puede escapar del pasado”. Personalmente creo que lo que Murakami básicamente nos quiere decir es: “Hay que hacerse cargo”. Una frase que muchos repetimos pero que pocos aplicamos, al menos a nosotros mismos. Esa conciencia requiere, primero que nada, sinceridad. Luego, aceptación y luego, decisión. ¿Estoy donde quiero estar? ¿Hago lo que quiero? ¿Cuáles son mis posibilidades reales? ¿Hago algo al respecto de lo que no me satisface? ¿Termino pensando siempre que la culpa es de los demás? ¿Mis padres? ¿Mi pareja? ¿La suerte? Para la psicología, lo más difícil es que el paciente pueda verse a sí mismo desde otro lugar. Se necesitan muchos años de terapia para poder ver en nosotros algo que la mayoría de la gente ve. La realidad es que nos cuesta mucho. Nos da inseguridad. Nos mueve de nuestra zona de confort. Nos estacionamos en la personalidad que construimos en estos años de vida y cualquier cambio o cuestionamiento nos moviliza. Para Tsukuru la decisión de enfrentar su pasado no es fácil ni personal. Un posible amor que se le presenta lo obliga a enfrentarse con su pasado. A pesar del miedo y la culpa, nuestro personaje enfrenta uno a uno sus fantasmas de la adolescencia entendiendo que su vida actual no es el resultado de decisiones ajenas ni de la pura suerte;entendiendo que sus miedos y frustraciones no son aspectos de su personalidad por mera casualidad y que la visión que tiene de él mismo, nada tiene que ver con cómo lo ven los demás. Lo importante –en el caso de Tsukuru– no es sólo haberse dado cuenta, sino hacer algo al respecto. Como dice una banda local por ahí: Cada uno es responsable de su realidad.
Página 1