Padres con niños en la actualidad
A manera que el mundo avanza, los padres y los niños también por lo que hoy en día se han visto grandes cambios en las familias, empezando por la manera de criar a sus hijos, en donde se ha observado que hay distintitos tipos de crianza, en los que resaltan varios problemas, como el de la tecnología sin control, la permisividad de los padres, etc. Por lo que en la presenta revista se pretende mostrar algunos artículos que ayudan a comprender mejor estos problemas que hoy enfrentan la familia, sobre todo después de haber pasado por una pandemia que obligo a todos estar aislados en casa.

Durante la crianza, no hay niños ni padres perfectos
Ofrecer disculpas y estar dispuestos a perdonar son prácticas que pueden solucionar problemas y ayudar a establecer una convivencia armoniosa en la sociedad. Esta es una habilidad de comunicación, de prevención y de resolución de conflictos que sus niños deben aprender para construir vínculos de confianza fuertes y sanos que les permitan desenvolverse en su vida familiar y social.
El punto está en cómo los padres pueden enseñarles esta destreza a los pequeños y cómo esas situaciones en las que los adultos no reconocen sus errores y no piden perdón llevan a contradicciones y confusiones en la enseñanza de valores a los pequeños.
Según María Carolina Sánchez Thorin, psicóloga clínica y psicoterapeuta, pedir perdón es uno de los actos más difíciles y más sublimes del ser humano.
“De hecho, es la expresión máxima de la empatía, del cuidado y del aprecio por el otro, y de una buena salud mental”, sostiene. Además, de cara a la formación de los niños, “pedir perdón y perdonar es una práctica increíblemente lucrativa en el desarrollo de su capacidad emocional, y que le será de gran utilidad en las relaciones que cultivará cuando sea un adulto”, apunta Sánchez Thorin.
Pero no solo les debe enseñar a sus hijos a pedir perdón mediante explicaciones y exigencias. Como padres, es aún más importante su ejemplo, ya que la disculpa de un adulto abre en la mente del niño la posibilidad de pensar en el otro, en este caso en su modelo por seguir, su héroe, como alguien que también se equivoca y reconoce sus debilidades, sus errores y sus límites.

No obstante, los expertos coinciden en que es muy común que los padres consideren que disculparse con sus hijos los llevará a perder autoridad y respeto frente a ellos, y por eso muchos evitan hacerlo. De acuerdo con Claudia Jiménez Chacón, psicoterapeuta infantil de adolescencia y familia, “todos los padres cometemos equivocaciones en la crianza, por desconocimiento o por factores emocionales, lo que no indica que reconocerlos conlleve a la pérdida de respeto, ya que este se gana precisamente con este, no con imposición o autoritarismo”.
Reconocer un error no es un acto de debilidad
“En realidad, aceptar una equivocación requiere de seguridad, honestidad, objetividad, nobleza y sensatez, entre otras cosas. Por ello, lejos está de relacionarse con falta de carácter”, resalta la especialista.
Así mismo, los expertos destacan que antes de pedir perdón, los padres deben aprender a perdonarse a sí mismos, ya que muchos se hunden en la frustración, lo que puede desencadenar inseguridades en el proceso de crianza. Aquí es clave entender que ningún
padre ‘nació aprendido’ ni hizo un máster en paternidad, por lo que así como sus niños están en proceso de aprendizaje y se valen los errores, los padres están atravesando al mismo tiempo una etapa de nuevos conocimientos y desarrollo de nuevas habilidades.
Por otra parte, Sánchez Thorin aclara que cuando los padres tienen miedo a perder la autoridad, “es porque quizá se sienten inseguros y temerosos de que en la relación con sus hijos tenga que haber un juego de poder para mantener el control”.
"La disciplina basada en el dominio y no en el diálogo conduce a que los padres tengan que asumir posturas muy rígidas y les cueste mucho aceptar sus errores”, explica la especialista. En cambio, la experta afirma que “un padre que es capaz de reconocer sus faltas tiene la posibilidad de crear una relación basada en la ‘autocracia’, donde el diálogo y la posibilidad de negociar, comprender y aceptar son los móviles de cualquier relación afectiva sana”.
Un cambio de mentalidad
Los expertos coinciden también en que los padres pueden aprender a disculparse, siempre y cuando se cambie “el esquema de creencias influenciado por la educación autoritaria, en el cual erróneamente se cree que el adulto, como figura de autoridad, no comete errores, que su palabra es la única verdad, que sus hijos deben asumir, tolerar y aceptar cualquier imposición que venga del adulto”, explica Sánchez.
Cambiar esa mentalidad permitirá a padres e hijos comprender que errar no está mal, lo que de inmediato le abre paso a la afirmación que reza que ‘del error se aprende’, y que ‘se valen tantas equivocaciones como sean necesarias’. Además, les enseña a ambos que ante los problemas podemos elegir varios caminos: culparnos a nosotros mismos, culpar a los demás o buscar en conjunto alternativas y soluciones, lo que madura la capacidad para resolver problemas. Aquí, uno de los puntos más importantes es aprender a identificar en qué momento debe ofrecer disculpas y cómo hacerlo.
En palabras de la doctora Jiménez Chacón, el primer y más importante paso de los padres será hacerse conscientes de que han cometido una equivocación.
“Muchos padres no reflexionamos sobre nuestros errores hasta que nuestros hijos nos hacen caer en la cuenta”, dice la experta. “Esto implica brindarle respeto y credibilidad al menor, sin importar la edad”, agrega.
El segundo paso será buscar una oportunidad y un espacio de intimidad donde se pueda hablar sobre lo sucedido y explicar cómo se cometió el error, y quizás sin que ello conlleve una justificación van a explicar el porqué con argumentos.
En este sentido, Chacón nos brinda el siguiente ejemplo: “Pablo, anoche te grité muy fuerte. Siento mucho haberlo hecho. No me hace feliz. Estaba cansado (a) y tenía muchos problemas en el trabajo. Eso no significa que te pueda gritar cada vez que lo esté. Reconozco que eso estuvo mal y, por favor, te pido que me disculpes. Te aseguro que no volverá a suceder”. Y así puede adoptar esta guía en diferentes contextos y situaciones.
Lo más importante es que esas palabras le salgan del corazón, que demuestre verdadero arrepentimiento, que sea sincero y no inicie la disculpa anteponiendo como argumento el comportamiento o la actitud del niño que desencadenó su error.
Hay que aprender a evaluarse
1. Ante un conflicto con sus hijos, revise sus propias conductas y la manera como reacciona, antes de señalarlos y juzgarlos a ellos.
2. Revise si es de los que piensan que para un adulto está bien decir mentiras, pero cuestiona a su hijo cuando es él quien las dice.
3. Evalúe cómo le exige a su hijo buenos comportamientos. ¿Es coherente entre lo que le enseña y lo que hace en el día a día? Recuerde que, más allá de las palabras y las llamadas ‘cantaletas’, ellos aprenden por observación y repetición.
4. Jamás tenga miedo de ofrecer disculpas a su pequeño. Los niños son los seres más nobles y conciliadores, y usted estará dejando una huella imborrable en su mente y corazón. Nada más reconfortante que saber que los padres, esas figuras que ellos creen perfectas, también se equivocan y, lo mejor, ¡lo reconocen!

5. Evite establecer normas y límites que generen contradicciones entre usted y su pareja o consigo mismo. Esto genera no solo confusiones en los niños, sino que lo hará más propenso a fallar a la hora de hacerlos cumplir.
6. Enseñe a sus hijos a perdonar. Si ellos le ofrecen disculpas por algo incorrecto que hicieron, debe aceptarlas con amor y comprensión y no recordarles su error cada tanto. Esto envía a los niños una señal errónea de que no fueron verdaderamente perdonados, de modo que cuando sean ellos los que tengan que perdonar, tendrán muchas dudas de hacerlo.
ANDRÉS F. CARDONA RODRÍGUEZ
Especial para ‘ABC del bebé’
Fuente: https://www.eltiempo.com/salud/problemas en la crianza de ninos 46839
¿Qué es un problema de crianza?
La crianza de los hijos es un trabajo difícil y todos los que somos padres y madres lo sabemos. Los padres se enfrentan a muchas situaciones con las que no están familiarizados y esto en muchas ocasiones puede hacer que se pierdan los nervios, pero, ¿es esto culpa de los niños? Como sociedad, casi siempre somos muy rápidos a la hora de culpar a los más pequeños de nuestros enfados, pero muchas veces no llegamos a examinar a fondo la situación. Si lo hiciéramos, descubriríamos que la mayoría de las veces la culpa es nuestra, de los propios padres, y es ahí cuando podemos encontrarnos ante un problema de crianza. Por eso, a continuación, queremos brindarte unas sencillas pautas para que puedas averiguar si te estás enfrentando a algún problema de este tipo en casa o para que aprendas a evitarlos:

Comunicación, la base de todo
Los padres y los niños necesitan comunicarse entre ellos con el fin de evitar problemas familiares presentes y sobre todo futuros. Tus hijos deben saber que pueden venir y hablar contigo sobre cualquier tema que tengan en mente, y aunque esto parezca algo obvio y los padres lo den por hecho, es necesario comunicarlo a viva voz. Y es que los niños y los adolescentes a menudo no comprenden que sea bueno o que pueda darse una comunicación sincera y fluida con sus padres, cerrándose puertas al apoyo y a la confianza. Y sí, la falta de confianza puede ser un factor que señale la existencia de posibles problemas con la crianza. Si tus hijos no confían en ti, tampoco se comunicarán contigo de manera habitual y cotidiana. Por eso es tan importante trabajar en este aspecto desde el principio, pues la confianza necesita tiempo y, aunque no es un valor difícil de construir, sí que es muy fácil que se quiebre o rompa.
Autoestima, un tesoro que cuidar
Los padres o madres que tienen una baja autoestima, a menudo someten a sus hijos a tácticas educacionales o a situaciones que les conducen a desarrollar muy poca confianza en sí mismos, lo cual es del todo perjudicial para su futuro. Por lo general esto no es algo que se produzca de forma intencional, pero la falta de intención no lo convierte en algo correcto y carente de peligro con respecto a la crianza. No olvidemos nunca que la falta de autoestima en un niño puede tener efectos muy importantes y negativos en su vida, dificultándole la socialización y las ganas de superación personal. Un ejemplo puede darse cuando un padre/madre que considera (aunque sea de forma inconsciente) que no ha conseguido lo que se había propuesto en su vida, o que contemple como sus hijos no van por el camino que había imaginado para ellos, puede que termine viéndolos como inútiles o faltos de talento. Sin embargo, esta actitud además de ser muy injusta, olvida que la vida de los hijos no es una extensión de la de sus progenitores, y por tanto es muy perjudicial.
Tiempo de calidad para la familia
¿Sabías que el 90% de los padres que tienen un problema de crianza no pasan mucho tiempo con sus hijos? Porque, ¿cómo puede criarse de manera efectiva a un niño cuando rara vez se está cerca de él o cuando se está solo se usa el móvil? En el mundo ocupado y rodeado de tecnología en el que hoy vivimos, debemos replantearnos de cuánta calidad se compone nuestro tiempo, y sobre todo aquel que compartimos junto a la familia. En este sentido, necesitamos establecer al menos un día por semana para poder dedicar de forma intensa y plena a los hijos, y al menos un rato cada día, como por ejemplo en las comidas. Cuanto más tiempo pases con tus hijos, más fácil será para ellos hablar y relacionarse contigo.
Fuente: https://blog.bosquedefantasias.com/crianza/problema crianza pautas evitarlo
Conflictos en los estilos de crianza
En algún momento, la mayoría de las parejas van a diferir en cuanto a la crianza de los hijos. “Creo que en casi todas las familias encontrarás desacuerdos”, dice el Dr. Alan Ravitz,psiquiatra de niños y adolescentes. “En mi propia familia sé que hubo momentos en que pensé que mi esposa era demasiado dura y hubo momentos en que ella pensó que yo era demasiado fácil”. Lo importante es presentar un frente unido. “No deben estar en desacuerdo frente al niño”, dice. “Deberían discutir los desacuerdos a puerta cerrada”.
Esto se vuelve especialmente desafiante cuando los padres desarrollan diferencias extremas en sus enfoques para la crianza de los hijos, sobre todo cuando el niño o los niños están luchando con un diagnóstico psiquiátrico o una discapacidad de aprendizaje y se deben tomar decisiones de tratamiento. En estas situaciones, la capacidad (o incapacidad) de los padres para llegar a un acuerdo puede significar la diferencia entre un tratamiento exitoso y una situación que provoca ansiedad en la

que el niño se queda solo para resolver e interpretar las señales confusas y a menudo dolorosas que él está recibiendo de sus padres.
Lograr un equilibrio
Maria y Alex se consideran felizmente casados, pero cuando pelean siempre se trata de sus hijos y siempre es de la misma manera. “Él diría que no expreso a nuestros hijos que me importa cómo les va en la escuela o que siento que tienen que trabajar duro o que me importa si ingresan a una buena universidad”, dice Maria. “Y creo que él es tan duro con ellos que no me deja espacio para ser dura con ellos porque no creo que puedan recibir ese mensaje una y otra vez”. Sus desacuerdos también involucran problemas de tratamiento. Sus tres hijos, de 12 a 16 años, asisten a una escuela privada de alta presión. Su hija menor, Grace, ha estado experimentando una ansiedad grave, especialmente cuando se trata de la escuela y los exámenes, y ella toma medicamentos para su ansiedad. “Alex fue más agresivo que yo al hacer que su psiquiatra le recete medicamentos, pero creo que ha ayudado mucho”, dice María.

“Luego la evaluamos y llegamos a la conclusión de que era una especie de TDA”, dice María con una fuerte dosis de escepticismo. ¿Cree María que su hija necesita Ritalin? “Creo que los estándares para diagnosticar a alguien con TDA se han vuelto mucho, mucho más bajos y mi esposo fue realmente agresivo al querer que la trataran con medicamentos para eso”. Su esposo, dice ella, siente que debería dar a todos sus hijos cualquier posible ventaja que puedan obtener.
El Dr. Ravitz, quien ha estado trabajando con familias durante 30 años, dice: “En pocas palabras: si los padres insisten en seguir en desacuerdo, realmente no se
puede obtener ningún dato que respalde la interpretación de un lado del problema en lugar del otro. Porque realmente todos los datos que está obteniendo son sobre cómo es el niño cuando recibe señales mixtas o cómo es el tratamiento del niño cuando recibe un tratamiento no constante”. Entonces, alguien tiene que estar dispuesto a comprometerse y dejar que su forma de hacer las cosas se revierta mientras se prueba el “estilo” o enfoque del otro padre. Esto suena razonable, pero ¿qué pasa si ni siquiera puede lograr tener a ambas personas a la misma habitación?
Crianza divorciada
Nick admite libremente que, mientras estaba casado, dejó la mayor parte de la toma de decisiones sobre el cuidado de los hijos a su esposa. “Y luego nos divorciamos”, una vez que se divorció, Nick se dio cuenta de que no siempre estaba de acuerdo con las decisiones de su esposa, y como ya no le preocupaba “mantener la paz”, comenzó a defender su opinión. El hijo de la pareja, Oscar, tuvo problemas de ansiedad y recientemente le diagnosticaron TDAH. Nick le da a su ex esposa mucho crédito crédito por asegurarse de que su hijo tenga adaptaciones en su escuela pública. “Pero durante los tiempos de crisis, cuando él se estaba desmoronando frente a nosotros, ella y yo diferíamos sobre cómo lidiar con eso”. La inclinación de ella era dejar que se quedara en casa hasta que se calmara y se sintiera mejor, luego lidiar con las consecuencias más tarde. Pero Nick dice que las consecuencias (que se siguiera atrasando cada vez más con su trabajo académico) sólo crearon más ansiedad, lo que sirvió para alimentar el fuego emocional. “Terminábamos jugando a ponernos al día durante todo el año”.

Cuando se trata de tomar decisiones sobre sus hijos, el Dr. Ravitz dice que es muy importante que los padres divorciados tengan que querer encontrar un punto medio. Si el Dr. Ravitz puede llevar a ambos padres a su oficina, hace lo que puede para ayudarlos. “Pero si el conflicto entre los padres es tal que hay un rechazo irreflexivo de lo que el otro padre tiene que decir, entonces el niño siempre sufre porque el niño nunca recibe el tratamiento que necesita”. Entonces, ¿qué es lo mejor para su hijo si usted y su pareja no pueden ponerse de acuerdo sobre cómo ser padres?
El Dr. Ravitz dice que la única respuesta que le hará bien a su hijo es comprometerse a probar una teoría a la vez, ya sea medicar o no medicar, cierto tipo de terapia conductual o un estilo particular de crianza. “Lo que normalmente les digo a los padres”, dice, “es que pueden estar en desacuerdo, pero tienen que probar las hipótesis honesta y auténticamente”. Entonces, si la hipótesis es que el niño no tieneTDAH y no necesita medicamentos y solo necesita intervención conductual, está bien, intentémoslo durante 3 ó 6 meses con mucha sinceridad. Si funciona, eso es genial. Si no, vayamos al plan B. La gente tiene que comprometerse y no pueden ser tercos”.
Dar y recibir
La Dra. Laura Marshak, psicóloga y autora de ‘Married With Special Needs Children: A Couples Guide to Staying Connected’, cree que los niños realmente pueden beneficiarse de los diferentes enfoques de los padres, aunque hace una distinción entre los enfoques conflictivos que “provienen de una falta de buena voluntad o respeto en la relación de pareja”, un problema mayor, y un poco de falta de constancia. La “constancia”, dice ella, “puede ser sobrevalorada en su impacto en un niño dado que necesitará operar en un mundo que no es completamente constante. Por ejemplo, necesitan adaptarse al estilo de diferentes maestros en el entorno escolar, también a los abuelos y miembros de la familia extendida”. Entonces, según el Dr. Marshak, dentro del contexto de un matrimonio razonablemente feliz o incluso un divorcio amistoso, alguna variación en el estilo de crianza puede ser beneficiosa para los niños. La clave es nutrir cualquier
relación que exista. Como dice el Dr. Ravitz, las parejas “tienen que tener una mente abierta sobre la posibilidad de que la otra persona tenga razón”.

O, por otro lado, puede ser útil estar dispuesto a abandonar el tema, como lo ilustra un momento entre David Letterman y Jerry Seinfeld en un episodio de Comedians in Cars Getting Coffee. Letterman cuenta la historia de una situación que surgió con su hijo pequeño, quien dijo que no podía ir a su primera práctica de béisbol de la temporada porque se lastimó la mano en un accidente en un carrito go kart (Letterman había sido cómplice de la construcción del go kart).
“¿Qué harías en esa situación?”. Letterman le pregunta a Seinfeld.
La respuesta de Seinfeld: “Apoyo cualquier posición que tome mi esposa”.
Letterman, sorprendido: “¿Porque ella sabe más sobre crianza que tú?”.
Seinfeld, inexpresivo: “La cuestión es que no importa lo que hagas, pero ¿por qué pelear con tu esposa?”.
Juliann Garey es periodista, novelista y profesora clínica adjunta en la NYU.
Fuente: https://childmind.org/es/articulo/conflictos en los estilos de crianza/
Nueve pasos para una crianza más eficaz
La crianza de los niños es una de las tareas más difíciles y satisfactorias del mundo, y aquella para la cual puede sentir que está menos preparado.
A continuación se incluyen nueve consejos para la crianza
Juliann Gareyde un niño que pueden ayudarlo a sentirse más satisfecho como padre y, también, a disfrutar más a sus hijos.
1. Estimule la autoestima de su hijo
Los niños comienzan a desarrollar su sentido del yo desde que son bebés, cuando se ven a sí mismos a través de los ojos de sus padres. Sus hijos asimilan su tono de voz, su lenguaje corporal y todas sus expresiones. Sus palabras y acciones como padre tienen un impacto en el desarrollo de su autoestima más que ninguna otra cosa. El elogio de los logros, aunque sean pequeños, hará que los niños estén orgullosos; permitirles que hagan cosas por sí solos los hará sentir que son capaces y fuertes. Por el contrario, los comentarios denigrantes o las comparaciones negativas con otros niños los hará sentir inútiles.
Evite las afirmaciones tendenciosas o usar palabras hirientes. Los comentarios tales como "¡Qué estupidez!" o "¡Te comportas más como si fueras un bebé que tu hermano pequeño!" pueden causar el mismo daño que los golpes físicos. Elija las palabras con cuidado y sea compasivo. Dígales a sus hijos que todas las personas cometen errores y que usted aún los ama, incluso cuando no apruebe su comportamiento.
2. Reconozca las buenas acciones
¿Se detuvo a pensar alguna vez cuántas veces al día tiene reacciones negativas para con sus hijos? Es posible que se dé cuenta de que los critica muchas más veces de las que los felicita. ¿Cómo se sentiría si un jefe lo tratara de un modo tan negativo, incluso si fuese con buenas intenciones?
El enfoque más positivo es reconocer las buenas acciones de los niños: "Hiciste la cama sin que te lo pidiera, ¡eso es genial!" o "Te estaba mirando mientras jugabas con tu hermana y fuiste muy paciente". Estos comentarios serán mucho más eficaces para alentar la buena conducta a largo plazo que las reprimendas continuas.
Propóngase encontrar algo para elogiar todos los días. Sea generoso con las recompensas: su amor, sus abrazos y elogios pueden hacer maravillas y suelen ser
suficiente gratificación. Pronto descubrirá que está "cultivando" en mayor medida el comportamiento que desearía ver.
3. Establezca límites y sea coherente con la disciplina
En todas las casas es necesaria la disciplina. El objetivo de la disciplina es ayudar a que los niños elijan los comportamientos aceptables y aprendan a autocontrolarse. Es posible que pongan a prueba los límites que usted establece, pero son imprescindibles para que ellos se conviertan en adultos responsables.
Poner reglas en la casa ayuda a que los niños entiendan sus expectativas y desarrollen el autocontrol. Algunas reglas pueden incluir, por ejemplo, no mirar televisión hasta que estén hechas las tareas y no permitir los golpes, los insultos ni las burlas hirientes.
Es recomendable que implemente un sistema: una advertencia seguida de consecuencias, que pueden ser una penitencia o la pérdida de privilegios. Un error frecuente que cometen los padres es no seguir adelante con las consecuencias. No puede disciplinar a los niños por una mala contestación un día e ignorar el hecho al día siguiente. Ser consistente les enseña qué es lo que usted espera.
4. Hágase un tiempo para sus hijos
A menudo es difícil que los padres y los niños se reúnan para una comida en familia, ni pensar en que pasen juntos tiempo de calidad. Sin embargo, es probable que no haya nada que a los niños les gustaría más que eso. Levántese 10 minutos antes a la mañana para poder desayunar junto a sus hijos o deje los platos en el fregadero y salga a caminar después de cenar. Los niños que no reciben la atención que desean de sus padres a menudo sobreactúan o se comportan mal porque, de ese modo, están seguros de que recibirán su atención.
Muchos padres descubren que es gratificante programar tiempo para pasar con sus hijos. Programe una "noche especial" cada semana para estar juntos y deje que sus hijos ayuden a decidir cómo pasar el tiempo. Busque otras formas de relacionarse, por ejemplo, ponga una nota o algo especial en las loncheras de los niños.
Los adolescentes parecen necesitar menos atención individual de sus padres en comparación con los niños más pequeños. Puesto que hay menos oportunidades de que padres y adolescentes pasen tiempo juntos, los padres deben hacer su mayor esfuerzo para estar disponibles cuando sus hijos expresan el deseo de hablar o participar en actividades familiares. Asistir a conciertos, juegos y otros eventos con el adolescente es una forma de transmitir afecto, y le permite a usted conocer otros aspectos sobre su hijo y sus amigos que son importantes.
No se sienta culpable si es un padre que trabaja. Los niños recordarán las pequeñas cosas que usted hace, por ejemplo, preparar palomitas de maíz, jugar a los naipes, mirar vidrieras.
5. Sea un buen modelo a seguir
Los niños pequeños aprenden mucho sobre cómo actuar al observar a sus padres. Cuanto más pequeños, más lo imitan. Antes de reaccionar agresivamente o enfurecerse frente a su hijo, piense en lo siguiente: ¿es así como desea que el niño se comporte al enfadarse? Esté siempre consciente de que sus hijos lo están observando. Los estudios han demostrado que, por lo general, los niños que dan golpes imitan el modelo de agresión de sus casas.

Sirva de ejemplo de las cualidades que desea cultivar en sus hijos: respeto, cordialidad, honestidad, amabilidad, tolerancia. Sea generoso. Haga cosas por los demás sin esperar una retribución. Exprese su agradecimiento y haga elogios. Por sobre todo, trate a sus hijos del mismo modo que espera que otras personas lo traten a usted.
6. Haga de la comunicación una prioridad
No puede esperar que los niños hagan todo sólo porque usted como padre "así lo dice". Ellos desean y merecen explicaciones al igual que los adultos. Si no dedicamos tiempo a
dar explicaciones, los niños comenzarán a cuestionarse nuestros valores y motivaciones, y si estos tienen fundamentos. Los padres que razonan con sus hijos les permiten entender y aprender sin emitir juicios de valor.
Deje en claro sus expectativas. Si hay un problema, descríbalo, exprese sus sentimientos e invite a su hijo a que busquen juntos una solución. No olvide mencionar las consecuencias. Haga sugerencias y ofrezca alternativas. Además, esté dispuesto a escuchar las sugerencias de su hijo. Negocie. Los niños que participan en la toma de decisiones están más motivados a llevarlas adelante.
7. Sea flexible y esté dispuesto a adaptar su estilo de crianza
Si el comportamiento de su hijo lo decepciona con frecuencia, quizás se deba a que sus expectativas no son realistas. Para los padres que piensan en "lo que se debe" (por ejemplo, "A esta altura, mi hijo debe usar el orinal"), puede ser útil leer sobre el tema o hablar con otros padres o con especialistas de desarrollo infantil.
El entorno que rodea a los niños tiene un impacto en su comportamiento; por lo tanto, puede cambiar ese comportamiento si modifica el entorno. Si continuamente tiene que decirle "no" a su hijo de 2 años, busque algún modo de reestructurar el entorno para que haya menos cosas prohibidas. Esto será menos frustrante para ambos.
A medida que su hijo cambie, tendrá que modificar gradualmente su estilo de crianza. Lo más probable es que lo que hoy resulta eficaz con su hijo ya no lo sea tanto en uno o dos años.
Los adolescentes suelen buscar más modelos a seguir en sus pares y menos en sus padres. Sin embargo, no deje de orientar y alentar a su hijo adolescente ni de impartir la disciplina adecuada mientras que, a la vez, le permite independizarse cada vez más. Y aproveche todos los momentos que tenga para entablar una relación.
8. Demuestre que su amor es incondicional
Como padre, usted tiene la responsabilidad de corregir y guiar a sus hijos. Sin embargo, la forma en que expresa su orientación correctiva tiene una gran influencia en la forma en la que un niño la recibe. Cuando tenga que enfrentarse a su hijo, evite echar culpas,
hacer críticas o buscar defectos; todo esto puede debilitar la autoestima y provocar resentimiento. En cambio, haga un esfuerzo por educar y alentar, incluso cuando discipline a sus hijos. Asegúrese de que ellos sepan que, aunque desea y espera algo mejor la próxima vez, su amor es incondicional.
9. Esté consciente de sus propias necesidades y limitaciones como padre
Enfréntelo: usted no es un padre perfecto. Como jefe de familia, tiene fortalezas y debilidades. Reconozca sus habilidades: "Soy cariñoso y dedicado". Prometa trabajar en sus debilidades: "Debo ser más coherente con la disciplina". Intente tener expectativas realistas para usted, su cónyuge y sus hijos. No es necesario que sepa todas las respuestas: sea indulgente con usted mismo.
E intente que la crianza de los hijos sea una labor que se pueda manejar. Concéntrese en las áreas que necesitan la mayor atención, en lugar de intentar abordar todo a la vez. Admita cuando se sienta agotado. Quítele tiempo a la crianza para hacer cosas que lo harán sentir feliz como persona (o como pareja).
Centrarse en sus necesidades no lo convierte en una persona egoísta. Simplemente quiere decir que se preocupa por su propio bienestar, otro valor importante para que sus hijos tomen como ejemplo a seguir.
Fuente: https://kidshealth.org/es/parents/nine steps.html
