de los tres duendes que representan un elemento, emite el conjuro pertinente para cada objeto mágico: “Bolita de Nicaragua, / contigo pasaré el agua” (conjuro del duende del agua); “Bolita que no es de juego, / contigo atravieso el fuego” (conjuro del duende del fuego); “Bolita color topacio, / contigo cruzo el espacio” (conjuro del duende del aire) (5-10). A su vez, Pinocho repite estos tres conjuros cuando necesita utilizar las bolas mágicas. Todo ello se desarrolla en el marco de un juego y un corro y danza. Comprobamos, pues, que no se trata de un texto tradicional, pero Bartolozzi copia el modo de los conjuros tradicionales con el uso del diminutivo para atraerse al benefactor y la forma de pareado de rima consonante. En Pinocho y el príncipe bueno, aparecen conjuros en relación con la mágica “rosa de la espumaclara, que todo lo para” (5), fórmula insistente a lo largo del texto. De nuevo no son de tradición popular y sus textos dicen: “Luz, luz, luz / luz de peñalara. / ¡Oh, luz vaporosa, / fabrica la rosa / de la espumaclara,/ que todo lo para” (1-6); “Rosa de la espumaclara, / a mi personita ampara” (o su variante: “rosa de la espumaclara, / que todo lo para, / mi persona ampara”) (7-10). Aunque son creaciones del autor tienen las características de lo popular: repeticiones, rima consonante y uso de diminutivos, en este caso para enfatizar la necesidad en que se halla el hablante. En la mayoría de estos sortilegios hay continuas muestras de humor y estarían más cerca de la burla que de las oraciones, como podemos apreciar en los siguientes ejemplos. En Pipo y Pipa en el País de los Fantoches y en Pipo y Pipa y los enanitos de doña Cominito, el mago Parlanchín repite el siguiente ensalmo: “Laga, lagarto, / cuerda de esparto, /diente de chivo, / ramo de olivo. / Al oritín, al oritón, al oritán, / la corteza me gusta del pan” (1-6). Del mismo modo, hemos de citar el “Gran Conjuro 807” (La duquesita y el dragón 9) que gracias a la fórmula coreada por los siete duendecillos se convierte en una burla que sirve al humor: “Por Lepe, Lepijo y su hijo” (7). El conjuro dice así: “Por la pata de la cabra / y por el chivo barbón, / por la ley abracadabra, / por el sabio Salomón, /que se haga el hechizo / en el bebedizo” (1-6). También se utilizan fórmulas de oraciones propiamente dichas, como la que utiliza Pipa para pedir amparo al perrito de San Roque en Pinocho en el País de los Cuentos: “Perrito de San Roque, / por tu salud te pido, / que pidas a tu amo, / que no abandone al mío” (Donato 1-4). Otros recursos propios de la poesía popular, en general, y del cpi, en particular, que se utilizan de manera insistente es la repetición de elementos para conseguir que la composición tenga un ritmo más ágil y para que pueda identificarse e, incluso, memorizarse con más facilidad. Este uso de estructuras de corte repetitivo 225