Liderazgo y Experiencia Medica

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C. H ermes I larraza L omelí *

Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez

Difusión, capacitación de la población en general

El siglo XX vivió innumerables cambios en todos los aspectos, desde los avances tecnológicos hasta movimientos culturales, sociales y guerras, entre otros. Es en la segunda mitad de la pasada centuria cuando aparece una de las epidemias más graves que el ser humano hubiera sufrido: la aterosclerosis. Así, tanto la enfermedad de las arterias coronarias como la enfermedad cerebro-vascular (apoplejía), son las responsables de la ocurrencia de más de 17 millones de muertes cada año, según datos de la Federación Mundial del Corazón (FMC).

L

a aterosclerosis es una lesión que se desarrolla por debajo del endotelio de las arterias en prácticamente cualquier territorio del organismo, siendo las regiones más afectadas la circulación coronaria, la cerebral

y lo que podríamos catalogar como circulación periférica. La lesión aterosclerosa suele aparecer en etapas tempranas de la vida y experimenta una lenta progresión que, en términos generales puede manifestarse posteriormente como una placa estable o inestable. La placa estable tiene un centro lipídico pequeño y una gruesa capa fibrosa que, con el paso de los años, poco a poco crece y ocluye la luz arterial, con la consecuente disminución del

flujo sanguíneo hacia los tejidos afectados. Este fenómeno provoca lo que llamamos isquemia tisular, que inicialmente se observa como un desequilibrio entre el aporte y una creciente demanda de oxígeno, pero que posteriormente, en estadios más avanzados de oclusión tisular, puede observarse isquemia incluso en reposo. 84

La enfermedad ateromatosa puede seguir otro camino en la forma de una placa inestable, lesiones que suelen ser pequeñas, con una delgada capa fibrosa y un gran centro lipídico, que pueden ser inflamatoriamente activas y tienen una mayor probabilidad de fracturarse, con la consecuente trombosis arterial que interrumpirá el riesgo sanguíneo al tejido correspondiente. Si esta isquemia aguda no es revertida, en muchas ocasiones continuará con una grave inflamación del tejido y muerte celular, es decir: un infarto del tejido. La aparición de un infarto agudo, sea en el miocardio o en otro tejido, es súbita e inesperada. Hasta el día de hoy, nadie ha podido predecir con precisión el momento en que se producirá una aterotrombosis aguda. Antaño se pensaba que este proceso era irremediablemente progresivo, sin embargo, se ha visto que el avance de la aterosclerosis y la aparición de sus complicaciones dependen en mucho de diversas características del individuo, conocidas como factores de riesgo cardiovascular. En este grupo de factores podemos enumerar a la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo, la presencia de diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica o alguna dislipidemia. Hace poco más de una década, investigadores como Hambrecht y colaboradores, han demostrado que el control estricto de la dieta y la realización de ejercicio físico son capaces de detener e incluso revertir el proceso histopatológico de aterosclerosis. El control de los factores de riesgo cardiovascular y la instauración de un estilo de vida cardiosaludable es la mejor forma de controlar la pandemia provocada por la aterosclerosis. La prevención da siempre buenos resultados, pero solamente si se lleva a Actualidades y Retos en CARDIOLOGÍA


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