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frutando de
amplísima libertad,
derechos, levantando
nuestras
-
posesión
en
tiendas
en
el
de todos
centro
nuestros
mismo de la
República y coronando el grandioso edificio de nuestra colectivi política... cuya sola proyección parecía en aquel entonces un temerario ensueño! (Grandes aplausos y manifestaciones.) dad
Que
esta
alternabilidad de
nuestros
destinos
nunca sea
olvidada
todos por el Liberalismo Democrático. Ella encierra para él y para nuestros
Partidos
una severa
lección y
una
gran
enseñanza.
(Pro
funda ansiedad.) Es me
difícil,
en
la vida de las modernas
democracias, clavar á fir
la rueda de la fortuna.
Los acontecimientos se suceden en ella con tal rapidez, que escapan á toda previsión. Los partidos y los hombres surgen ó se abaten al menor viento propicio ó de contrariedad. El favor po pular, inestable por naturaleza, los humilla ó los exalta; los coro na en
el
Capitolio
sin que á menudo quiera la causa de
ó los sus sus
precipita ruidosamente desde la altura legitimen ó expliquen si desastres ó victorias. (Grandes aplausos y faltas ó virtudes
manifestaciones.) De aquí que la gran virtud de los partidos vencedores, la pri mera ley que debe presidir sus actos en el poder, es la del respe to y la tolerancia para con el vencido. (Bravos y aplausos que se prolongan largos instantes.) Es menester hacer justicia hoy para recibirla mañana. Sólo á este precio pueden existir las democracias. (Aclamaciones entusias tas de toda la Asamblea interrumpen al orador.) II
Pero suerte
ese
favor de la
opinión no es absoluto para determinar la importaría desconocer la responsabi-
de los Partidos. Esto