La Historia del Agua en Córdoba


La Historia del Agua en Córdoba Historia del Agua en Córdoba
La
II. INGENIO PARA RESERVAR Y DISTRIBUIR
75 Los otros diques de la provincia
06 Los ríos y la Conquista
La red actual, descripción y características
PRÓLOGO
La Historia del Agua en Córdoba6 CONTENIDOS
I. LOS ORÍGENES
28 El Suquía y La Cañada, ejes de la ciudad naciente
La primera red de agua en Córdoba
93
03
16 El agua en los primeros años de la ciudad
22 Los jesuitas y el agua – Tajamares y molinos
83
89 Desarrollo y extensión del sistema – Los hacedores
40 El sueño de Huergo y el proyecto de traer agua del Paraná 47 El dique San Roque 54 Los canales maestros 61 El dique Los Molinos
32 La sistematización del agua
III. LA RED
El agua y los aborígenes que habitaron el territorio cordobés
139 La empresa hoy
IV. LA EMPRESA
154 Las plantas potabilizadoras
172 La distribución actual
163 Los tanques de reserva
VI. PROTAGONISTAS Y PRODUCTO
Contenidos 7
149 Los procesos hasta llegar a las canillas de tu casa
184 Oficios del agua 193 Los usos del agua 200 El rol del usuario
120 Los inicios y la trayectoria de Aguas Cordobesas
V. SALUDABLE Y TRANSPARENTE
102 Los antecedentes (Obras Sanitarias)



LOSORÍGENES

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Los Sanavirones se extendieron mayormente por el nor te de la provincia y en las cercanías de la Laguna Mar Chiquita y su comunidad construía acequias y represas para pre servar el agua.
Los pueblos originarios de Córdoba fueron esencialmente tres: los Comechingones, los Sanavirones y, en el sur de la provincia, los Ranqueles. En la geografía de distribución se puede observar que todos residían en las inmediaciones de ríos, lagunas y arroyos.
Los Comechingones, por su parte, ocupaban la región de las sierras y almacenaban el líquido vital en vasijas y tina jas que ellos mismos creaban con barro curado.
EL AGUA Y LOS ABORÍGENES DEL TERRITORIO CORDOBÉS
Estos dos primeros grupos, según los historiadores Carlos Floría y César García Belsunce, integraban el segmento de aborígenes denominados serranos, por lo general pacíficos, monoteístas y con una intensa relación con la Eltierra.territorio de los Ranqueles, en tanto, se extendía al rededor de la Laguna El Cuero, así denominada por ellos mismos en alusión a una antigua leyenda de su pueblo, y con las salinas al sur y el Río Salado al oeste, lo que al canzaba una porción de la actual provincia de La Pam pa. Ellos también juntaban el agua para su preservación en recipientes de barro tratado, que producían con sus propiasEnmanos.total,todos los aborígenes que habitaban lo que hoy es el territorio argentino a la llegada de los conquistadores no superaban el medio millón de personas, según Floria y García Belsunce, por lo que los recursos hídricos con los que conta ban eran más que suficientes.
Cualquiera sea la época, la actividad, complejidad y nivel cultural de los pueblos, el agua ha sido siempre un tema central en las decisiones de los grupos.
Según explica el escritor Ramón Vargas en su libro “La Cultura del Agua”, cada asentamiento fue creando, según sus valores, creencias y cultura, distintos tipos de relaciones con el agua y, por lo tanto, distintos modelos de gestión en torno a ella.
La 1954.Svetlosak,porFundación,Pedro
El agua para las comunidades aborígenes representaba un re curso sagrado y, desde su cosmovisión, estaba íntimamente ligada a la existencia del ser humano.
Los Orígenes 11

SANTO RECURSO
A lo largo de la historia de la humanidad, el carácter imprescindible de este líquido vital ha jugado como binomio en la reflexión y el quehacer de las comunidades.
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Lo primero que se observa al recorrer la historia son las distin tas organizaciones que los indígenas tenían para administrar el agua, la cual iba de la relación de sociedad con el recurso, a la del poder con ella.
Basados en los dichos del antropólogo Vargas, podría mos decir que el vínculo con el agua es una construcción so cial, resultado de percepciones y valores socioculturales que atraviesan a los sujetos.
Los pueblos originarios construyeron sus propias ma neras de entender y actuar en relación con el recurso hídrico, la naturaleza y los otros hombres, englobándolas en un contexto espiritual en el que “el agua era aborigen” y las fronteras de ecosistemas, seres humanos y sobrenaturales, se entrela zaban en reciprocidades y respetos mutuos que aseguraban la vida.Se sabe que los asentamientos primitivos tenían sus le yendas y mitos sobre las fuentes de agua. Casi siempre ha bía dioses, sirenas o serpientes que protegían los espejos de agua y, generalmente, eran venerados. Esa actitud de respeto sagrado estaba directamente relacionada con el temor a ser castigados.Entre las leyendas más conocidas se encuentran las de la laguna de Ansenuza (Mar Chiquita) (1) y la que narra la relación de amor que existió entre el cerro Uritorco y el río Calabalumba (2), todas en torno a la importancia que tenía el agua.La creencia se apoyaba en la idea de que el agua es vida para todos y si se atenta contra ella, se lo hace contra todos, y por eso merecían ser castigados.
2) Uritorco era un indio joven que se enamoró de la bella Calabalumba hija de un hechicero que jamás aprobaría la relación. Por eso, escaparon una noche pero el hechicero se convirtió en un demonio que los perseguía siempre. Se refugiaron en matorrales y cuevas, pero todo fue inútil: el demonio de la muerte los acosaba hasta que un día los enfrentó convertido en un jaguar con ojos de hombre: el Uturunco. Entonces, los jóvenes enamorados se transformaron para poder hacer su amor eterno. Él se convirtió en el imponente cerro Uritorco y ella en el río Calabalumba, un torrente de lágrimas que, como un manantial, surge del mismo pecho de su enamorado.
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1) Ansenuza era una diosa que habitaba las aguas de la actual Laguna Mar Chiquita, era una mujer tan bella como despiadada para con quienes invadían su territorio, hasta que un día encontró en la orilla a un indio sanavirón gravemente herido y en agonía de muerte. Ansenuza se enamoró de su belleza pero, al entender que ya no podía salvarle la vida, comenzó a llorar, y tanto lloró que las aguas de la laguna se volvieron saladas. El padre de los dioses se conmovió con su dolor y resucitó al joven, pero lo transformó en un hermoso flamenco rosado, que es el ave predominante en la laguna.

EL VALOR AGREGADO DE LA TEMPERATURA
En síntesis, el agua fue fundamental en el desarro llo de las comunidades aborígenes, incluso en aquellas nómades que siguieron sus derroteros siempre en torno a los ríos y arroyos que cruzan nuestra provincia.
La bebieron, la guardaron, la atesoraron y hasta refrescaronse graciashigienizaroneaella.
En todos los casos, el agua ya estaba allí cuando llegaron, una maravilla natural que se les presentó generosa, saludable y transparente.
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La surgencia natural de aguas termales y la producción de va por de agua se utilizaban con fines terapéuticos, de relajación y ocio. Actividades que en Córdoba se le atribuyen a los Co mechingones quienes, incluso, utilizaban pequeñas lagunas u ollas seguras como parideras donde las mujeres daban a luz a sus hijos.Según relatan las guías del Parque Natural Los Terro nes, en cercanías de Capilla del Monte, allí se atesora una de las parideras más elegidas por los Comechingones. Ellos ha bitaron esa región y dejaron huellas de su cultura también en Ongamira y Cerro Colorado, donde el agua ocupaba un lugar fundamental.Eluso del vapor del agua, ya sea natural o artificial, denota cierto grado de conocimiento muy importante de las virtudes terapéuticas, que fueron valoradas por algunos de nuestrosFuerapueblos.dela provincia de Córdoba, hacia el sur de la Argentina, algunas tribus calentaban el agua para higienizar a sus bebés mediante buches para lograr la tempera tura adecuada. Método que llamó mucho la atención a los investigadores que iban descubriendo la historia de nuestros pueblos.
En las primeras expediciones a lo que hoy sería el te rritorio cordobés, los españoles describieron el lugar como “tierra en la que se hallaron siete ríos caudales y más de 70 arroyos o manantiales, todos de muy lindas aguas”.
Virrey del Perú, ordenó al go bernador de Tucumán, Jerónimo Luis de Cabrera, que estableciera una ciudad en el Valle de Salta. Sin embargo, Ca brera decidió desobedecer y crear una ciudad más al sur.
La ciudad de Córdoba, en tiempos coloniales, pertenecía a la jurisdicción regional de la Gobernación de Tucumán, integra da al espacio económico y administrativo del Virreinato del Perú y, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, al Virreinato del Río de la FranciscoPlata.deToledo,
A medida que los conquistadores avanzaban e iban descubriendo los cursos de agua, decidieron utilizar nume
Los espejos de agua locales fueron lo que los atrajo y los llevó a considerar la región como muy propicia para fun dar una ciudad.
Los Orígenes 15
LOS RÍOS Y LA CONQUISTA
El aguja tuvo mucho que ver con los luga res elegidos para fundar ciudades, ya que los legisla dores del Consejo de Indias, como apunta el historiador Fernán Bravo, determinaron orientaciones sobre las características que tenìan que tener esos territorios y que debìan ser: “De muchas y buenas aguas para beber y para regadíos” y que “los sitios y plantas de los “pueblos deben elegirse en parte a donde tengan el agua cerca”.
En las márgenes del río Suquía se estableció la Ciudad de Córdoba, dentro de la región llamada “De Los Comechin gones”. Las sociedades indígenas que habitaban esta región vivían en aldeas agrícolas, generalmente cerca de cursos de agua. Combinaban la agricultura con la caza y la recolección de frutas para su subsistencia.
LOS CURIOSOS NOMBRES DE LOS RÍOS CORDOBESES
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Cuatro importantes ciudades cordobesas llevan aquellos nom bres dados por los conquistadores a sus ríos (Río Primero, Río Segundo, Río Tercero y Río Cuarto). Denominaciones que tam bién se aplican a tres departamentos e indirectamente a otro más (Tercero Arriba).
Ferreyra.EvitaBellascm.tela,ÓleoenCórdobaMossi,elaño1895.sobre50x195MuseodeArtes–Palacio
Efectivamente, el mencionado documento rubricado por Jerónimo Luis de Cabrera y su comitiva, dice textual mente: “…por tener mucha abundancia y mejores tierras y haber en el dicho asiento las cosas necesarias y bastantes y suficientes que han de tener las ciudades que en nombre de Su Magestad se fundan, como son dos ríos caudales que tienen en término de tres leguas, de
Honorio
El historiador Esteban Dómina explica que “los conquis tadores fueron muy prácticos a la hora de bautizar a nuestros cursos de agua y, como los fueron encontrando en forma paralela a medida que avanzaban hacia el sur, simplemente se les ocurrió designarlos Primero, Segundo y así sucesivamente”.
raciones cardinales para designar a los ríos de este territorio, aunque estos ya contaban con su denominación aborigen.
Dómina destaca también que los ríos fueron funda mentales en la historia de Córdoba y que por eso figuran dos cursos de agua en el escudo original de la ciudad, los cuales están citados en el acta fundacional de la ciudad.
Los Orígenes 17
Con todo, el documento histórico es una prueba del valor estratégico que tenían los cursos de agua a la hora de fundar ciudades, tanto como proveedores de agua para consumo e higiene, como en la alimentación, lo que significaba una riqueza ictícola.

El famoso Romance del Suquía comienza con las es trofas: “Yo me llamaba Suquía / este nombre me quitaron / que de nuevo me lo den / que así quiero ser llamado”.
RESCATANDO LA IDENTIDAD
Los historiadores aún debaten el tema, pero coinciden en que lo más probable es que los “dos ríos caudales” de los que habla el acta y figuran en el escudo son el río Suquía y el arroyo La Cañada.
muy escogidas aguas, con mucho pescado y que el uno alcanza a en trar en el Río de la Plata, donde ha de tener puerto esta ciudad”.
Muchos vecinos cordobeses impulsaron desde siempre el re torno a los vocablos indígenas con los que se conocían a los ríos de la Provincia antes de la llegada de los españoles, pero fue el impulso del influyente poeta y escritor Arturo Capde vila quien llevó la iniciativa hasta la decisión final.
Los versos de Capdevila fueron utilizados por una entidad crediticia en una exitosa campaña que, llegó a buen puerto y cumplió su cometido, recuperar la identidad de los ríos.
Si bien se acuerda que Suquía era el nombre que le daban los aborígenes al río de los cordobeses, y ese es el vocablo que citó Arturo Capdevila en su Romance, muchos investi gadores ponen en duda que esa haya sido la denominación del curso de agua.
¿SE LLAMABA SUQUÍA?
En su Toponimia aborigen de la provincia de Córdoba, Carlos Paulí Álvarez destaca: “Cuando los conquistadores espa ñoles se dieron con el río que hoy llamamos Suquía, le pusieron de in mediato, y era común en ellos, el nombre de un santo: San Juan. Pero los nativos ya lo habían bautizado siglos atrás como Pucará, dado que en el extremo de la subida que comenzaba en las márgenes del río habían construído el fuerte que así llamaban”.
Xanaes
río Tercero
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El 12 de septiembre de 1984, la entonces Legislatura bicameral de Córdoba aprobó la ley que devolvió esos nom bres. La normativa ordena: “Agréguese a la denominación actual de los ríos Primero, Segundo, Tercero, Cuarto, Quinto, los nombres aborígenes que los distinguían. Los mismos deberán colocarse en to das las señalizaciones verticales existentes en los distintos caminos que los atraviesan, en nomenclaturas, cartografía, folletos, libros, y todo instrumento público, entre paréntesis y a continuación de las denominaciones hispanas”.
Además, se estableció como obligatoria la enseñanza de las equivalencias en las escuelas de la Provincia, y su ins trumentación quedaba a cargo del Ministerio de Cultura y Educación.
Suquía
río Primero
río Segundo
Ctalamochita
Las equivalencias establecidas según esa ley son río Primero: Suquía; río Segundo: Xanaes; río Tercero: Ctalamochita; río Cuarto: Chocancharava y río Quinto: Popopis.
río Quinto Chocancharava río Cuarto
EL AGUA EN LOS PRIMEROS AÑOS DE LA CIUDAD
¿Por qué se levantó en ese lugar? ¿Fue idea del fun dador Jerònimo Luis de Cabrera ese emplazamiento? No. El emplazamiento original estaba en la parte más alta.
Para este investigador, “Suquía podría resultar de la compa ginación de suc, apócope de suco, barrial; qui, aféresis de siqui, junta, y a de ha, pueblo: Pueblo de la junta del barrial, nombre referido a la desembocadura del arroyo La Cañada en su lecho terroso”.
Paulí Álvarez explica: “Aunque el nombre existió y en la citada lista de caciques y pueblos, de la que fue autor Ferrari Rueda, para el departamento Río Primero se limita a Suquía (cacique) y su pueblo llamado igualmente Suquia”.
Finalmente, Paulì Álvarez especula “si no vivió en la región recorrida por nuestro río algún capitán o hacendado es pañol de apellido Suquía, ya que el penúltimo arzobispo de Ma drid, el cardenal e historiador en quien estoy pensando, se llamaba y es sólo un ejemplo, Ángel Suquía Goicoechea”.
Muchas veces se escucha decir que Córdoba fue fundada en un pozo, porque efectivamente se encuentra en una hondo nada, lo que la puso a merced de numerosas inundaciones que quedaron en el registro de la historia y que fueron ge neradas por los dos cursos de agua que la atraviesan: el rìo Suquía y La Cañada.
El historiador Carlos Luque Colombres señala que del fuerte primitivo y provisional fundado en la banda norte del rìo Suquìa, “en la barranca meridional correspondiente a la secciòn más elevada de la meseta, se organizó el traslado buscando mejores posibilidades de obtener el agua que, proveniente del río permitirìa la construcciòn de acequias y canales y el riego de quintas y chacras”.
Popopis
Los Orígenes 19
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En su Historia de Córdoba, Efraìn U. Bischoff coincide en que la “mudanza” a la otra orilla se hizo el 11 de julio de 1577, pero señala que la nueva traza de la población ya se ha bía ordenado el 1º de febrero de 1576. Es decir que las dudas postergaron la ejecución de la orden durante un año y medio.
La descripción, pese a su final despectivo para con los pobladores originarios, habla de una primera etapa en la que Córdoba parecía gozar de las virtudes de un clima con cuatro
“Como existiera vacilación entre los miembros del Cabildo para ejecutar el traslado, Antòn Berrú se presentó en la reunión, arre bató el libro de actas y arrancó con violencia la hoja donde estaba dibujado el plano hecho por Cabrera. Al día siguiente, los vecinos completaron el traslado al emplazamiento en la orilla opues ta del río. Comenzaba la vida definitiva de Córdoba”, apunta Bischoff.Es decir, la recién fundada ciudad, luego de cuatro años de mirar desde arriba a su río, se acomodaba ahora, con mucha lógica para su momento, en un sitio en que la misma ley de gravedad le garantizaba la distribución y el sustento del agua.
LOS AÑOS QUE SIGUIERON
En su “Descripción de las Indias”, en 1598, el historiador Fray Reginaldo de Lizárraga destacaba: “La ciudad de Córdoba es fértil de todas frutas nuestras, fundada a la ribera de un río de mejor agua que los pasados, y en tierra más fija que Tucumán, está más llegada a la cordillera, dando viñas junto al pueblo a la ribera del río, del cual sacan acequias para ellas y para sus molinos. La comarca es muy bue na y, si los llamados indios comechingones se acabasen de quitar, se poblaría más”.
No fue un traslado de un día para el otro. Hubo muchas dudas. Mayol Laferrere, en Córdoba de la Nueva Andalucía, destaca que “el 10 de julio de 1577 se procedió a romper la traza del fundador y al día siguiente se presentó a los desconcertados regidores un nuevo delineamiento urbano, que es el que ha conservado la ciudad hasta nuestros días”.
la ciudad de Córdoba, 1577 - Actas del Cabildo
EL ABASTECIMIENTO A UNA CRECIENTE POBLACIÓN
estaciones y de las bondades de su tierra fértil y su río genero so, todo lo cual alcanzaba para satisfacer la demanda de una pequeña población.
En 1599, justo un año después de esa “pintura” con pa labras que nos dejara De Lizárraga, se instalaba en Córdoba la orden religiosa de Los Jesuitas y su Compañía de Jesús, cuyo importante legado tiene tanta valía en el tratamiento del agua que hemos reservado un capìtulo aparte para tratar el tema.
Trazavecinos.definitivade
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Desde aquellos primeros 40 ó 50 hombres que se cruzaron al otro lado del río en 1577 para establecer la ciudad en la zona baja hasta 1760 la población se multiplicó varias veces y llegó a las 14 mil personas, según el informe del Cabildo de Córdoba al Rey elaborado ese año. Ya por entonces comenzaron a registrarse inconvenientes con el abastecimiento de agua a los

En ese mismo informe, rescatado por el historiador Bravo Te din, figura que “hace años ya no corre la acequia” por su calle mayor y “sólo se miran sus vestigios por no tener la ciudad medios para res tablecerla”.
Ni siquiera en la plaza había una “pila”, como se les de cía por entonces a las fuentes que muchas ciudades tenían para proveer del vital elemento a sus pobladores.
ACEQUIA MUNICIPAL
RÍO SUQUÍAPASEOSOBREMONTE
1780
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BEATRIZ SOLVEIRA
“... construida durante la década de 1780, bajo la gobernación intendencia de Sobremonte. Su principal propósito era que sirviera para riego, abasteciendo a las chacras y quintas que rodeaban la ciudad, específicamente al Este y al Norte”.
¿Cómo llegaba el agua desde el río? A través de los aguateros, que cobraban por su servicio, o por el esfuerzo de los criados que la buscaban desde el Suquía para asistir a las familias donde eran servidumbre.
Al respecto, ese informe del Cabildo de Córdoba el Rey de 1760 consta de un párrafo que lo expone en su capìtulo 3: “Careciendo consiguientemente de pila en la plaza pública, que in comparablemente hace más falta porque con ella se evitarían muchos desórdenes de los criados y criadas, que les facilitaba la distancia al río y la inmediación de los bosques de que está circunvalada por todas partes la ciudad”.
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La primera obra de magnitud destinada a asegurar la provisión de agua a la población fue la acequia municipal, que contaba con una extensión que iba desde el río Suquía hasta el actual Paseo Sobremonte.
SebastiánenendeDesembocaduraLaCañadaelRíoSuquía1927.Cánepa
Esta obra, como relata en un ensayo Beatriz Solvei ra, “fue construida durante la década de 1780, bajo la gobernación intendencia de Sobremonte. Su principal propósito era que sirvie ra para riego, abasteciendo a las chacras y quintas que rodeaban la ciudad, específicamente al Este y al Norte”.
Desde su fundación y hasta entonces, el río Suquìa, la Cañada y el afluente habìan sido suficientes, pero los nuevos tiempos llamaban a atender una explosión demográfica sin precedentes que se iba a intensificar con las olas migratorias.
Esa acequia y sus derivados sirvieron a la ciudad casi por un siglo, hasta que se reglamentó su distribución en 1860, cuando el país ya tenía su Constitución.

La distribución del agua no estuvo ajena a ese fenóme no y, como una creciente de río, acompañaría el desarrollo no sólo demográfico sino también industrial que pronto tendría la ciudad.
Los archivos históricos datan del penoso saneamiento am biental que poseían los primeros asentamientos formados durante los años anteriores al 1780. La situación fue revertida con la creación del Virreinato del Río de la Plata, que comenzó a descubrir y concentrarse en la importancia de la generación de este tipo de infraestructura.
LA ERA TAJAMARESJESUITA,YMOLINOS
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En ese momento, hace más de dos décadas, se resaltó el valor que tienen los tajamares que acompañan a cuatro de las estancias como sistemas de embalse, que optimizaron el uso del agua para múltiples propósitos, que iban desde el riego hasta el aprovechamiento de su energía hidráulica en molinos, además de ser los primeros diques de reserva de agua que tuvo la provincia.
Los jesuitas se instalaron en Córdoba en 1599 y rápidamente comenzaron a desarrollar sus labores educativas. Para sos tener estas actividades en sus colegios, generaron su propio mantenimiento a través de seis estancias adquiridas entre los siglos XVII y principios del XVIII.
En ese periodo, comprendido entre 1599 y 1767, la Compañía de Jesús estableció un sistema sociocultural úni co en la América hispana que marcó el desarrollo de nuestra provincia. Habían sentado sus bases en lo que hoy conoce mos como la “Manzana Jesuítica” de Córdoba, declarada Pa trimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.
Según explican los investigadores de la Unesco Santia go Reyna, Teresa Reyna y María Lábaque, debido al déficit hídrico de la zona serrana cordobesa, “las primeras obras jesuitas dentro de las estancias fueron de ingeniería hidráulica. Sus sistemas hidráulicos tenían por finalidad el suministro de agua para riego de sus campos y huertas, y abastecimiento de energía para el movimiento de sus molinos y batanes. Dentro de la estancia, el agua era utilizada también para uso doméstico”.
La COMPAÑÍA DE JESÚS fue expulsada de España a principios de abril de 1767, entre la delnoche31 de marzo
Si bien el más famoso de los tajamares es el de Alta Gracia, por su tamaño y por el valor ornamental que tiene en el contexto urbanístico de esa ciudad, las otras tres estancias que cuentan con estos embalses, que son Colonia Caroya, La Candelaria y Santa Catalina, aún los conservan y forman parte de la belleza del conjunto arquitectónico de esas maravillosas construcciones de cuatro siglos de existencia.
17671599
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ArgentinaTripinAltaTajamarGracia.
Los autores del documento publicado por la Unesco, destacan que los Tajamares jesuíticos forman parte de los diques más antiguos de Latinoamérica y son los más longevos de la Provincia de Córdoba. Todos se conservan; algunos de ellos continúan hoy en funcionamiento manteniendo las funcio nes para los que fueron creados, otros cambiaron sus fines o se encuentran actualmente fuera de uso, pero todos se man tienen en pie y en condiciones de ser puestos nuevamente en funcionamiento con un mínimo de reparaciones.

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En todo este aprovechamiento se parecen a los inmen sos diques que se construyeron luego en la Provincia de Córdoba y que le dieron un paisaje distintivo en el contexto na cional, además de ser utilizados para proveer de los servicios de agua potable, agua para riego y electricidad a los cordobe ses.
Pero hay otras cosas que la magia del agua le ofrece al hombre y que los tajamares otorgan con generosidad, entre los cuales sobresale el romanticismo y la capacidad de ofre cer escenarios ideales para enamorarse.
Los estudiosos de estos embalses subrayan que se pudieron conservar porque fueron construidos lejos de los cauces de arroyos y ríos de los que tomaban el agua, con lo cual se evi tó que grandes crecidas los derrumbaran y por eso perdurar casi intactos hasta hoy, después de tantos años.
Destinadas al fomento de la agricultura y la ganadería, ade más de ser una “avanzada” de la civilización, para estos asen tamientos el agua tenía especial importancia. Había que conservarla para el consumo humano y el riego de los sembrados y, de paso, servía para moler los granos de las cosechas en los molinos que también caracterizaron el legado de los jesuitas.
16831616 LA CAROYACOLONIACANDELARIA Tajamares
LOS MÚLTIPLES USOS DEL AGUA
Todos los tajamares cordobeses fueron construidos en el siglo 17. El primero de ellos fue el de Colonia Caroya, que data de 1616 (406 años de antigüedad) y el último que ter minaron los jesuitas fue el de la Candelaria, en 1683.
En su libro “Camino a la Historia”, el destacado comu nicador y maestro de ceremonias Cristian Moreschi, describe al tajamar de su ciudad textualmente así: “Con más o menos pie dras, con más o menos cambios, el Tajamar fue el escenario de mo mentos inolvidables, y en su registro secreto lleva anotados imágenes y testimonios de una Alta Gracia que lo tiene como protagonista”.
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Hace un siglo, Baldomero Fernández Moreno le dedicó tam bién estos versos: “Tajamar pleno de estrellas y de yuyos / Anoche me dio miedo tu singular concierto / Jamás he oído sapos músicos como los tuyos / Estanque centenario, frailuno, vivo o muerto”
Así, útiles, inspiradores, fuertes desde su concepción misma y pioneros de la impronta cordobesa y la importancia de preservar el agua, los tajamares son todo un símbolo y un legado de progreso que merecidamente forman parte del Pa trimonio de la Humanidad.
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En 1671 conocidoconstruyóseelcalicanto,queconsistíaenmurallonesdecantosrodadossoldadosconcal.
LA CAÑADA Y EL RÍO SUQUÍA, ÍCONOS DE LA CIUDAD
(Biblioteca de la FAUD)
Tal como ocurrió con la mayoría de las ciudades, Cór doba nació a orillas del agua, principalmente del río Suquía, nombre que le dieron los pueblos originarios, pero también del arroyo La Cañada. Esta cercanía con el vital elemento les permitió a los primeros habitantes contar con este recurso para vivir y desarrollar sus actividades económicas.
Además, ambos cursos de agua contribuyeron a crear un paisaje distintivo, tal como lo señalan Sergio Bar bieri y Cristina Boixados: “El río Suquìa y La Cañada quebra
La Cañada y el río Suquía son íconos de Córdoba gracias a que, al ser integrados a la traza urbana, se consolidaron como ejes y parte fundamental de los paisajes más represen tativos de la ciudad.
“La Cañada fue el límite natural de la ciudad.Indicaba que,más allá de su cauce, más allá de las 70 manzanas cuadradas del orden impuesto por las Leyes de Indias, estaba lo contrario, el desorden, lo no regido, la na turaleza virgen, sin la organización humana”, apuntan Sergio Barbieri y Cristina Boixados en su libro “El Cauce viejo de La Cañada”.
“... única.”conpaisajeunaconcebirciudadconpropio,personalidad
Hasta hace poco, cuando hablábamos de La Ca ñada, la mayoría de los cordobeses pensa ban en el encauzamiento de unos tres kilómetros de arroyo que va desde la calle Tronador hasta Humberto Primo, atrave sando de sur a norte la capital de Córdoba, hasta fundirse en el río Suquía. Luego, con la urbanización de Manantiales, la empresa Edisur, desarrollista a cago del sector, recuperó buena parte del recorrido y su entorno natural.
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En 1623, las autoridades encargaron la construcción de un parapeto para contener las crecidas del arroyo. Sin embar go, la obra no funcionó correctamente y, tras una importante crecida en 1671, el entonces gobernador de Córdoba del Tucumán, Ángel de Peredo, ordenó a Andrés Jiménez de Lorca la
Cerca del Valle de Paravachasca, en el espejo de agua “La Lagunilla”, nacen los 28 kilómetros de re corrido total que realiza el arroyo La Cañada por la geografía cordobesa.Hasta inicios del siglo 20, este arroyo era en los hechos el límite occidental de la ciudad de Córdoba. Más al oeste comenzaba una zona de arrabales conocida popularmente como “El Abrojal”.
Aunque en tiempos normales se trataba de un cauce manso, en épocas de lluvias torrenciales se transformaba en un río violento que, en muchas ocasiones, arrasaba con todo lo que encontraba en su camino, arrastrando viviendas e in cluso cobrándose vidas humanas.
ron la cuadrìcula para crear sinuosas calles y construcciones con ángulos extravagantes que acompañan los cauces de agua. Así, se logró, en parte, mofarse de las leyes españolas y también con cebir una ciudad con paisaje propio, con personalidad única”.
Los puentes
Aunque la muralla era más resistente que su an tecesora, tuvo que ser reconstruida numerosas ve ces hasta 1944. Aún se conserva un fragmento, que está en la plazoleta de intersección entre bulevar San Juan, Belgrano y La Cañada.
construcción del conocido “Calicanto”, que consistía en murallones de cantos rodados soldados con cal.
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La sistematización de este curso de agua, ejecutada en tre los años 1942 y 1948, como estrategia del Estado de moder nización de la infraestructura urbana, le otorgó otra presencia y jerarquía al tranquilo, aunque a veces feroz, arroyo.
La última gran crecida ocurrió el 15 de enero de 1939, cuando el agua anegó las calles hasta la Pla za San Martín, arrasando con pavimento, ómnibus, muebles y animales. A raíz de esta catástrofe, las autoridades decidieron finalmente construir el en cauzamiento de La Cañada, tal como se la conoce en la actualidad. El proyecto se concretó durante la segunda mitad del siglo 20 y se realizó en tres etapas (1).
1942 1945
MANOS A LA OBRA
A partir de 1942 y hasta 1945 se diseñaron las piezas más complejas del proyecto: los puentes. En simultáneo, durante 1944 se creó un plan de avances de obras que comprendía el periodo desde julio de ese año hasta febrero de 1946, para la concreción de las etapas propuestas para la intervención.También en el ‘44, la delegación de Cór doba de Obras Sanitarias elabora dos proyec tos que acompañaban la sistematización de La Cañada. Uno de ellos proponía la ampliación de la red de provisión de agua corriente en la zona y el otro agradar la red de colectoras cloacales para el mismo sector.
... en épocas de lluvias torrenciales se transformaba en un río violento que, en arrasabaocasiones,muchascontodoloqueencontrabaensucamino,...
Un nuevo proyecto de urbanización de la desembocadura del arroyo en el río, nace en 1948. Con él se planifica la construcción

En 1947 se proyecta la pavimentación de las dos arterias que se trazan como dos líneas infinitas en los laterales del arroyo y se monta la maquinaria para la provisión de energía eléctrica para el sistema de iluminación de las aceras.Laambición de una obra de semejan te envergadura demandaba la ejecución de una innumerable cantidad de planos con los más minuciosos detalles de diversa índole. Entre los que más se destacaban podemos mencionar los fragmentos de hormigón sin armar en algunos tramos, la forestación, la luminaria y el estudio de desagües pluviales que eran un aspecto de gran importancia y necesidad para evitar las inundaciones.
entomadaImagen1948.
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(1) La PRIMERA parte se construyó entre 1944 y 1948, bajo la intendencia de Donato Latella Frías. Consistió en 2.500 metros de largo del encauzamiento, con un ancho de 15 metros y 18 puentes. Un dato curioso fue que, durante las excavaciones, los obreros hallaron restos fósiles correspondientes a la especie prehistórica del Megaterio en inmediaciones de la Iglesia del Carmen. El SEGUNDO tramo, desarrollado entre 1983 y 1991, se concretó durante la gestión municipal de Ramón Mestre y cubrió 700 metros, con la incorporación de tres puentes. Finalmente, la ÚLTIMA ETAPA fue construida entre 1991 y 1999, y consistió en la consolidación de 3.800 metros a la obra ya existente, con cinco puentes nuevos. Esta parte no está hecha de hormigón, sino que las barrancas están recubiertas por otros materiales que, entre otros elementos, incluyen piedra bola.
su viaje hacia la ciudad, al sur del Valle de Punilla se abrazaba al San Antonio emergente de las Altas Cumbres.
románicodedeyvehicularesPuentespeatonalespiedraaire
A la altura de La Calera, se despide de las sierras y continúa su marcha para penetrar en la llanura urbana de la ciudad, donde su caudal se hace más pequeño, modesto y manso. Pero en épocas de lluvia es un gigante bravío que da cuenta de su gran poder.
En el centro cordobés se funde con su compañero urbano, el arroyo La Cañada, y jun tos son las dos potencias acuíferas, representa tivas e íconos de Córdoba. Sus aguas continúan circulando, recorriendo rincones y zonas de la
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El encauzamiento del arroyo se complementa con 26 puentes vehiculares y peatonales de piedra de aire romántico. El primero se había construido en 1796, sobre la calle 27 de Abril, a base de hormigón, piedra y ladrillo.
Con sus aguas dulces recorre la provin cia de norte a sur, extendiéndose a lo largo de 200 kilómetros. Nace en el cordón montañoso de las Sierras Chicas y en su camino se une a otros afluentes. Se encuentra con el Río Yuspe proveniente de Los Gigantes y juntos le dan vida al Río Cosquín, que luego se empalma con otros arroyos.Siguiendo
Hoy, todos estos cursos se vuelcan en el lago San Roque, desde donde nace nuevamente nuestro Suquía.
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de una fuente en conmemoración del viejo calicanto del siglo XVII, que aún es conservado. Al mismo tiempo, se contempla una solución para el problema de desnivel entre la calzada y la vereda, en el tramo de bulevar San Juan y Duarte Quirós.
A esto se suma la inicial fila de algarrobos que bordea ba el cauce, sumado a los 375 ejemplares de tipas blancas que fueron plantadas en la primavera de 1948. Todo eso completó uno de los paisajes más representativos de la ciudad.
ARTERIASDEPAVIMENTACIÓNLASDOS 1947
200 kilómetros
Nace en el hastadeAntonio;abrazabaalYuspe;encuentraSierrasmontañosocordóndelasChicas,seconelRíoledanvidaRíoCosquínysealríoSanemergentelasAltasCumbresdescansar
RÍO SUQUÍA

MAR
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en su destino final, la laguna salada Mar Chiquita.
Desembocadura de La Cañada en el Río Suquía en
A la altura de La Calera, se despide de las sierras y continúa su marcha para penetrar en la llanura urbana de la ciudad.
La Cañada y el río Suquía han importanteslasCórdobatransformaciónelfundamentalessidoparacrecimientoyladeenunademetrópolismásdelpaís.
En el centro cordobés se funde con el arroyo La Cañada, su destino final es la laguna salada Mar Chiquita.
Lo fue para los comechingones que habitaban el lugar antes de la Conquista y lo siguió siendo hasta nuestros días, ya que de su curso se toma el vital elemento que alimenta la Planta Potabilizadora que lleva su nombre y desde la cual se distribuye a más del 60 por ciento de las viviendas, comercios e industrias de la ciudad.
provincia, para volcarse a descansar en su destino final, la la guna salada Mar Chiquita. El río Suquía fue desde siempre una fuente de agua para la vida de los cordobeses.
La Cañada y el río Suquía han sido fundamentales para el crecimiento y la transformación de Córdoba en una de las metrópolis más importantes del país. Estos cauces de agua han servido de medio de transporte, comunicación, abaste cimiento y muchas otras funciones que fueron elementales para el desarrollo social y económico de la Capital.
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YINGENIOPARARESERVARDISTRIBUIR

HOY PLAZA SAN MARTÍN
Hasta la segunda mitad del siglo 19, la ciudad de Córdoba se abastecía de agua de la misma acequia construída décadas antes por el gobernador intendente Marqués de Sobremonte.
“El contratista Esteban Dumesnil se comprometió entonces a instalar una usina hidráulica y cañerías de agua corriente en una ex tensión de 140 cuadras”. Las obras comenzaron al año siguiente y fueron realizadas a un ritmo considerablemente acelerado, para inaugurarse en 1883.
Ante el crecimiento del trazado urbano, se construyeron una serie de canales abiertos por los que circulaba el agua proveniente de esa antigua acequia. Y fue recién el 21 de septiembre de 1860 cuando se reglamentó su distribu ción; dos años antes se había dispuesto la instalación de una pila de agua en lo que denominaban “la plaza principal”, a la que hoy conocemos como Plaza San Martín, en el corazón de la zona céntrica de la ciudad. Allí, el agua era conducida por caños de hierro acorde a una iniciativa realizada por Maximi liano Witkowski.Hacia1870, esa provisión, que hasta ese momento ha bía sido abundante, comenzó a mermar, en especial por el crecimiento demográfico, ya que la ciudad contaba por en tonces con aproximadamente 35 mil habitantes.
Si bien en parte ese inconveniente fue solucionado con aguadores, que en pipas de madera extraían el líquido del río y las clases acomodadas se proveían de agua de pozo para consumo e higiene, estos sistemas obligaban a consumir de masiada agua, impidiendo otros servicios.
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LA DELSISTEMATIZACIÓNAGUA
Debido a esa creciente necesidad de paliar el déficit del vital elemento, a finales de 1880 el Estado municipal contrató a un particular para realizar las obras destinadas a proveer el servicio de agua corriente al municipio.
1858Plazaprincipal
Instalación de una pila de agua donde el agua era conducida por caños de hierro.
La nueva empresa había empezado a satisfacer las cre cientes necesidades de la población, y en esa instancia se
año, y por propuesta de Du mesnil, “el servicio de agua corriente que se prestaba en la parte central de la ciudad y en el Pueblo Nuevo, se extendió al Pueblo General Paz”, lo que facilitó el acceso al agua potable a más habitantes de la creciente ciudad de Córdoba.
Si bien el servicio que por entonces prestaba el contratista Dumesnil parecía ser bastante satisfactorio, como el derecho de explotar las concesiones se otorgó a 50 años y luego se amplió a 75 años, la Municipalidad advirtió lo que semejante derecho significaba y expro pió las obras el 24 de junio de 1884. Así, pasaron a ser propiedad del municipio.
Esta cesión no tuvo gran futuro, fracasó pronto y el servicio considerado “de su exclusivo resorte”, volvió a manos de la Municipalidad por escritura pública en ju lio de 1889.
Sin embargo, lo que se creyó como “solución” a un conflicto, trajo aparejadas serias dificultades a la Municipalidad. Las condiciones en que el préstamo se contrajo, hacían imposible solventar las obligaciones crediticias. Con este panorama, el Concejo Deliberante autorizó al intendente, en 1886, a traspasar al gobierno de la provincia las obras de aguas corrientes.
Ingenio para reservar y distribuir
entregaron al público hasta 14 “surtidores” inteligente menteDurantedistribuidos.esemismo
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Sin embargo, el gobierno provincial tampoco fue capaz de gestionar el servicio pese a que, por ley, se había autorizado, con licitación previa, al Poder Ejecutivo a enajenar el terreno, artefactos, útiles y herramientas destinadas a su prestación.
Cinco años más tarde, en 1889, el intendente Luis Revol asumió el compromiso de iniciar los trabajos ne cesarios para evitar que esas usinas y servicios volvieran a la explotación de empresarios particulares y contrajo un crédito del Banco Nacional para poder adquirirlos.
Filtros BombasUsina
La Historia del Agua en CórdobaEn40
3.700 m3
EXTENSIÓN Y FUNCIONAMIENTO DE LAS USINAS
menos de una década, la gestión y administración del ser vicio de agua había pasado de manos privadas a las públicas, del gobierno municipal al provincial y nuevamente a la munici palidad, que continuó a su cargo hasta la primera década del siglo XX.
Las instalaciones significaron un gran adelanto para la civilización de aquellos años, pero no eran lo suficientemente seguras en cuanto a garantizar un “agua calidad”. El principal inconveniente radicaba en que el canal que distribuía el líqui do desde la toma hasta la usina estaba cavado en el terreno mismo, no contaba con ningún tipo de revestimiento o curado de sus paredes y fondo, lo que generaba un escenario propicio para la contaminación.
“Llegada a la usina, el agua pasaba a los filtros y de allí al pozo de bombas, las que trabajaban sin interrupción y po dían impulsar 3.700 metros cúbicos por día a los depósitos de presión y distribución, situados entre las calles Deán Funes y 9 de Julio, desde donde el agua era repartida a las cañerías de la ciudad, mediante un tubo de 30 centímetros de diámetro”.
Beatriz Solveira
Solveira manifiesta que “para recoger el agua, se aprovechó la toma de la antigua acequia municipal ubicada al noreste de la ciudad, que era un canal abierto de aproximadamente un kilómetro y medio de longitud, que conducía el agua a la usina hidráulica instalada en la prolongación de la actual calle Tablada”.
Ingenio para reservar y distribuir 41
INTENTOS DE MEJORAR EL SERVICIO
La cañería que distribuía el agua por toda la ciudad era de hierro y en noviembre de 1894 llegó a tener una extensión lineal de 44 kilómetros. En tanto, los ca ños domiciliarios eran de plomo y se extendían desde el cordón de la vereda, en la vía pública, hasta el interior de las viviendas.
189444kilómetros
Además, desde ese canal, el agua iba directamente a los filtros sin pasar previamente por depósitos de de cantación, que eran muy necesarios, más aún en épocas de lluvias que provocaban permanentes crecientes en el río con el consiguiente residuo de barros y elementos residuales.Para el procedimiento de filtración, que se hacía mediante el denominado “estilo inglés”, el estableci miento contaba con dos estanques rectangulares en los que se empleaba arena y casquijo como base del filtro. Sin embargo, los filtros eran demasiado pequeños, te nían defectos de construcción y el procedimiento em pleado era deficiente, por lo que el agua que llegaba a los hogares no quedaba del todo limpia.
Cañería dedistribucióndeagua
En el año 1892, más precisamente en abril, se reguló y re glamentó el servicio a través de una ordenanza. Por aquel entonces se pagaba por el consumo un precio bajo y no se utilizaban medidores, esto permitía utilizar libremente el agua para todo tipo de necesidades.
La mala calidad y la poca cantidad de agua que se suministraba, obligó a la municipalidad a buscar solu ciones a esa situación, por lo que solicitaron al ingeniero Carlos A. Cassaffoust que realizará un relevamiento so bre la manera de aumentar y mejorar la provisión de este recurso.También se le encargó que investigara la posibilidad de crear una caída de agua, para que con su fuerza se generase la producción de electricidad destinada al alumbrado.
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Se comenzó por aumentar la profundidad de los es tanques, para que en el proceso de filtrado las capas pudie ran tener el espesor adecuado. Sin embargo, no se amplió la superficie de los filtros, la capacidad de los depósitos, ni los tubos de salida o el caño maestro de 30 centímetros de diámetro.
Hacia finales del siglo XIX, se había logrado mejorar el agua en cuanto a la calidad, gracias al constante manteni miento de las instalaciones y producto también de las prohi biciones de bañarse o lavar ropa en la zona cercana a la boca toma de la acequia.
Además, durante esos años se había logrado proveer de agua a varios sectores de la ciudad que carecían de este recurso. Esto, a su vez, permitió ampliar la extensión pobla cional ya que comenzaron a construirse viviendas en terre nos en los que antes no lo hacían por la falta de agua en esas zonas.A pesar de la falta de recursos financieros de la comu na, también se consiguió mejorar la provisión del servicio a través de obras que aumentaron el caudal y la presión.
Los planos e informes del ingeniero fueron presentados en diciembre del año siguiente (1893), pero las obras proyecta das por Cassaffousth no prosperaron, puesto que las arcas financieras de la Municipalidad eran escasas por demás y no podía asumir semejante inversión.
Sin embargo, las cañerías seguían siendo un problema difícil de subsanar, el sistema no era satisfactorio y, si bien las autoridades estaban convencidas de que era imprescindible una nueva instalación, la municipalidad se veía limitada en materia económica, para afrontar semejante inversión.
En ese marco, viéndose limitados por la falta de recur sos para afrontar las nuevas obras de saneamiento, la Municipalidad decidió mejorar la infraestructura con la que ya contaban y estaban en servicio.
Aprobación1904 del convenio ciudadcorrienteydesagües,saneamiento,lasgarantizabaqueobrasdecloacasprovisióndeaguaparaladeCórdoba.
EJECUCIÓN DE PLANES PARA CONSEGUIR FINANCIACIÓN DE LA NACIÓN
Los funcionarios cordobeses estaban convencidos de que el servicio de agua corriente debía ser administrado por la Municipalidad y durante muchos años, más de dos décadas, mantuvieron esa postura firme. Sin embargo, ante la urgente necesidad de ampliar y mejorar las ins talaciones encargadas del suministro, y el no poder cos tear los gastos de una obra de semejante envergadura, que tampoco pudo solventar el gobierno provincial, no tuvieron más alternativa que solicitar apoyo financiero al EstadoLaNacional.mayoría de las provincias del territorio argen tino se encontraban en la misma situación de bajos recursos y necesidad de infraestructura que Córdoba. La primera ciudad en la que la Nación intervino fue la de Buenos Aires.
No fue nada sencillo conseguir esa inter vención. Entre 1900 y 1903 se aprobaron dos leyes de subsidios a las demás provincias ar gentinas, pero Córdoba no estaba contempla da allí, seguía a la espera y en la lucha.
En diciembre de 1903 el gobierno pro vincial fue autorizado a solicitar al Estado Na cional la construcción de las tan imprescindi bles obras de salubridad y todo el ejecutivo cordobés intensificó sus gestiones para conseguir el ansiado su tento económico federal.
Ingenio para reservar y distribuir 43
Un año más tarde, en 1904, finalmente se aprobó el convenio que garantizaba las obras de saneamiento, desagües, cloacas y provisión de agua corriente para la ciudad de Córdoba.
ADMINISTRACIÓN NACIONAL: AUMENTOS EN LA PROVISIÓN, CALIDAD Y EN RECLAMOS.
POBLACIÓN 1905 1935 Servicio deabastecimientodeaguacorriente
Por otro lado, el proceso de filtración seguía dejando bastante que desear, por lo que el agua que llegaba a los do micilios como “potable” seguía siendo impura por su alto con tenido bacteriológico, en ocasiones presentaba coloración y
El Estado Federal había tomado el mando en las gestiones del servicio de agua corriente en 1904 y desde entonces comen zaron a hacerse notorias ciertas mejoras. Entre 1910 y 1935 la extensión del servicio de abastecimiento había crecido considerablemente, a un ritmo bastante acelerado, algo que no ha bían conseguido ninguna de las administraciones anteriores. El radio servido en 1905 alcanzaba a un 71% de la pobla ción y hacia 1935 esta cifra llegó al 82%. Además de la evolu ción en cuestión de infraestructura y cañerías, en los primeros años de la década de 1930, también fue aliviador y benefi cioso “la habilitación de una nueva toma en La Calera y de la planta purificadora anexa”.
Si bien la cantidad de agua que se distribuía se había casi tripli cado en esos últimos años, el servicio aún no era del todo efi ciente y las quejas de los vecinos comenzaron a incrementarse y la prensa comenzó a influir siendo el canal para visibilizar la problemática.Lascuestiones planteadas por los habitantes también estaban relacionadas con el crecimiento demográfico de la población que exigía la permanente ampliación de las obras en servicio y la creación de nuevas ramificaciones para abas tecer nuevos barrios. La alta demanda y los recursos escasos impedían responder de manera inmediata.
71% 82%
POBLACIÓN
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Las estadísticas indican que el 47,7% de mortan dad que se registró en 1896, había disminuído a 14,3% para 1935. Por ese entonces la población abastecida con el servicio de agua corriente en la Ciudad de Córdoba superaba los 200 mil habitantes.
47,7% 14,3% CORRIENTEDESERVICIOAGUA +200
sabor desagradable. Esto influía directamente en la pro pagación de enfermedades y mortandad producto de ellas, generando gran preocupación.
45 18961870
Ingenio para reservar y distribuir 1935 mil HABITANTES mil HABITANTES
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Sin embargo, con el correr de los años, bajo la gestión de organismos nacionales, el índice de mortalidad por las enfermedades que atraía el consumo de agua en mal estado comenzó a descender notoriamente desde 1930.
Demografía, Mortandad y Servicio de agua corriente

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