Timonel 13

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N o el M art í ne z Alicia y el tiempo La primera nevada después de mucho tiempo. Ahí nunca se sabe cuando nieva. En la única casa que se extiende en los confines del bosque vive una niña sola; no se sabe por qué está sola, interminablemente sola, con su vestido blanco, interminablemente blanco, entre las sombras de los troncos de los árboles inmensos. La nieve y un frío superficial se desbordan a través de la ventana y evocan en la mente de la niña el frío original. No recuerda cómo llegó ahí, ni desde cuándo; solo está ahí en una cabaña en medio del bosque. Va y viene, no muy lejos, porque el bosque es sombrío y a la oscuridad le atrae la luz de su vestido. Nunca se aleja demasiado de casa, ronda en los alrededores, se sienta frente a la ventana a esperar el tiempo. Temerosa de rasgar su luz, se niega a internarse en el bosque. Un día juntando bayas (para un hambre que no existe) encontró entre las hojas una esfera de cristal; en la esfera había un paisaje de bosque, una cabaña y una niña en la ventana: se vio a sí misma y de horror estrelló la esfera contra las piedras y en ese instante despertó. Despertó en la casa de sus padres y fue al tocador donde su madre guardaba ese objeto de adorno de algún viaje, igual al que había encontrado en el bosque, y lo estrelló contra el piso; en ese momento volvió a despertar en la cabaña del bosque. Pensó que tendría que encontrar otra esfera, se adentró en el bosque y rasgó su luz; llegó a una caverna, entró y se vio en el umbral a una criatura antigua, dormida. Pensó que esa criatura era el tiempo que nunca llegaba.

Paseo por el bosque Fue de excursión al bosque. El bosque estaba maldito porque fue profanado por la masacre (antes, mucho antes, en otro tiempo remoto). Las huellas del mal persisten en el tiempo. En el futuro se podrá ignorar el pasado pero no queda libre de sus efectos. Así le ocurrió a esa persona cuyo nombre será mejor no mencionar. Se perdió en el bosque. Erró sobre la sangre convertida en tierra hasta que murió de sed o cansancio. Pero él ignoraba que estaba muerto y seguía vagando en el bosque. Luego se encontró con los muertos, pero los muertos no lo reconocieron; lo persiguieron. Huyendo llegó a una cabaña roída y en el interior encontró a un hombre devorando a una persona viva, su rostro era el de él mismo.

Regresar a casa

Noel Martínez. Es licenciado en Filosofía. Narrador y poeta.

Después del trabajo llego a casa; abro la puerta, en el interior observo una casa distinta, otra familia. Cada uno de sus miembros me son por completo extraños, aunque yo soy de lo más familiar para ellos; igualmente me dejo querer y ahí me quedo. Después de todo, ellos no me consideran ajeno. A los días salgo de la casa y al regresar encuentro, igualmente, otra familia. Sigo el mismo procedimiento: hacer como que soy.


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