La realidad es avasalladora. Sus tentáculos abastecen hasta el más raro de los creadores raros. Desde hace un par de décadas, sino que desde Homero, han surgido autores que exprimen esos tentáculos para entregar biografías, reportajes novelados y narraciones autorreferenciales que nos hacen suponer un subgénero cada vez más rico: el de la No Ficción.
La promiscuidad de géneros narrativos, la voz poética y los autores que se pierden en el personaje que se inventan para firmar sus trabajos, son algunas de las rutas que sigue este número. En portada y centrales el impresionante trabajo figurativo de Víctor Rodríguez sigue con la paradoja: la realidad misma es ya una metáfora. Adelante, dulces voyeurs. La mesa está puesta.